Capítulo 4: ❝Bailes y promesas❞ [Parte 2]
—Salgamos de aquí, ¿si? —Sugirió la chica que solía vender cebo en Luisiana, la joven de la Isla solo pudo asentir con la cabeza. —Iremos a un lugar más tranquilo. —Dijo antes de tomar su mano para guiarla lejos de allí.
Una vez que llegaron al jardín trasero, la agente del PPP la ayudó a sentarse en el suelo e imitó su acción, a ninguna de las dos les importó que sus vestidos pudieran ensuciarse un poco.
—Estarás bien, yo estoy contigo. —Comentó la mejor amiga de Rosie y suspiró hondo antes de observar a la villana, quien se apresuró a abrazar sus piernas y a esconder su rostro entre sus rodillas, probablemente porque le avergonzaba tan expuesta frente a alguien. —Mal, no estas sola.
La descendiente del mayor Mason la oyó sollozar y algo dentro de ella se rompió.
—No vas a morir. —Prosiguió Carter. —Vamos a respirar juntas, ¿ok?
La chica de cabello morado levantó la cabeza mientras las lágrimas caían por sus mejillas, queriendo preguntarle a la morocha por qué tenía intenciones de ayudarla, pero las palabras no podían salir de su garganta.
—Inhala, espera 5 segundos y exhala. —Le indicó la joven de Luisiana, entonces siguió su propio consejo, pero Mal seguía mirándola. —Adelante, bonita. —Murmuró, dándose cuenta de que había algo diferente en ella, pero no era momento para interrogarla.
La villana obedeció y Carter no pudo evitar sonreír al pensar en que estaba comenzando a ganarse su confianza.
—Lo estas haciendo muy bien, preciosa. —Exclamó la Consejera Real de Rosie, orgullosa de ella. —Repitámoslo, ¿quieres? —Dudó, pero la chica de la Isla negó con la cabeza.
—Puedes enfrentar esto conmigo o sin mí. —Sugirió la agente del PPP, alzando una ceja. La hija de Maléfica se encogió de hombros, pero en ese momento sus ojos brillaron con más intensidad y ella sollozó aún más fuerte antes de tomar una piedra que se encontraba allí y arrojarla lejos. Carter no tardó en acortar la distancia que las separaba para abrazarla por los hombros. —Tranquila, estoy aquí.
—Tú puedes hacer esto. —Insistió la chica que solía vender cebo cuando la villana se aferró a ella con más fuerza, buscando consuelo en sus brazos. —Inhalamos, esperamos un poco y exhalamos. —Susurró y ambas hicieron aquello.
— ¿Ves? No es difícil. —Comentó la morocha, quien afortunadamente sabía cómo manejar este tipo de situaciones. —Hagámoslo de nuevo, hermosa. —Pidió y las dos repitieron esa acción.
—Muy bien, ahora intenta hacerlo sola. —Masculló la descendiente del mayor Mason, la joven obedeció y Carter observó con atención como su pecho subía lentamente y luego bajaba de la misma manera. —Excelente, Mal, continúa.
La chica de cabello morado siguió sus órdenes y unos minutos después –que se le hicieron eternos– sus manos dejaron de temblar.
— ¿Ves? Ya lo estas superando, esa es mi chica buena. —Habló la mejor amiga de Rosie. —Hazlo por última vez.
Mal inhaló, retuvo el aire durante cinco minutos y lo soltó, el brillo púrpura de sus ojos desapareció al igual que la sensación de ahogo que tanto la había agobiado durante ese rato.
— ¿Te sientes mejor ahora? —Dudó la joven de Luisiana, separándose de ella lentamente.
—Sí. —Admitió la compañera de cuarto de Evie. —Aunque, por primera vez en años, me sentí capaz de poder controlar esto así que gracias; sin ti no lo hubiera logrado.
—De nada, linda, es mi deber ayudar a una damisela en apuros. —Exclamó Carter para luego guiñarle el ojo, pero frunció su ceño. — ¿Ya habías pasado por esto antes?
—Sí, lucho con esta mierda desde que era pequeña. —Confesó la ojiverde, suspiró hondo y bajó la mirada. —Al principio creí que todo era parte de los castigos de mi madre pero luego me di cuenta de que no es así, y no sé por qué demonios me pasa esto a mí, ¿qué mierda hice para merecer este tipo de sufrimiento?
—Wow, yo... No puedo creer que pases por esto desde hace tanto tiempo. —Admitió la chica que solía vender cebo, tan sorprendida como dolida. —Hey, esto no es tu culpa. Nadie merece sufrir ataques de ansiedad, estas cosas simplemente suceden.
—No espero que me comprendas, es decir, tú no estuviste encerrada durante toda tu maldita vida. —Sollozó Mal, negando con la cabeza. —Si no es mi culpa entonces debe ser de los dioses, ellos le arrebataron todo a mi padre y ahora están torturándome porque soy descendiente del Dios del Inframundo.
La chica de Luisiana sintió una presión en su pecho al escuchar esa última oración, y sabía exactamente la razón por la que había sucedido eso, pero decidió ignorarlo... por ahora.
—Ser invisible para todos es peor que no ser libre. —Aseguró la morocha, luego suspiró hondo antes de proseguir—: Créeme cuando te digo que ellos no tuvieron nada que ver con esto, pero... Si eres hija de Hades, entonces técnicamente eres la Princesa del Inframundo; ¿es por eso que el brillo de tus ojos fue púrpura en lugar de verde?
—Tener que superar expectativas inalcanzables es mucho peor que ser invisible, aunque para él sí lo soy porque me abandonó cuando era una beba. —Replicó la villana, quien la miró al escuchar su pregunta. —No es por eso exactamente, cada vez que tengo estos ataques mis poderes mágicos se anulan y eso se manifiesta a través del color púrpura, pero cuando ese sufrimiento termina entonces todo vuelve a la normalidad.
Esa no fue la primera vez que él destruyó una familia, pensó Carter, ella no es la única a la que Hades le rompió el corazón...
—Al menos tu madre se quedó contigo. —Murmuró la mejor amiga de Rosie, encogiéndose de hombros. —Entonces... tu magia es peligrosa.
—Oh sí, no sabes lo agradecida que estoy cada vez que esa mujer me recrimina que robar dulces a los niños no es lo suficientemente malvado. —Dijo la ojiverde con sarcasmo. —Sí, pero no es lo suficientemente fuerte como para evitar que me de ansiedad, aunque tu varita sí lo es.
Carter alzó una ceja cuando escuchó aquello, ¿acaso ella le estaba... pidiendo ayuda?
—Pueden tener sus discusiones, pero no puedes odiarla por eso, deberías estar feliz porque tu mamá sigue contigo; en cambio la mía falleció hace tiempo. —Susurró la chica que solía vencer cebo en Luisiana. —Técnicamente no es mía, le pertenece a mi prima, me la prestó únicamente para que pudiera sacarlos de la Isla y tuve que devolvérsela; de todas maneras... la magia no soluciona todo.
—Estoy feliz de haber podido alejarme de ella, fin del asunto. —Exclamó la chica de cabello morado, limpiándose las lágrimas con frustración. —La magia mejora vidas, tú deberías saberlo perfectamente, considerando lo que hiciste por mí; Jay, Evie y Carlos.
—Yo, en cambio, daría cualquier cosa para poder pasar al menos unos minutos más con la mujer que me dio la vida. —Confesó la agente del PPP, entonces prosiguió—: Veo que ya te sientes mejor, así que deberíamos volver adentro. —Cambió de tema, ya que no quería darle la razón.
—Nuestras vidas son muy diferentes. —Sentenció Mal, quien asintió con la cabeza para luego incorporarse del suelo, la descendiente del mayor Mason imitó su acción y ambas caminaron hacia el interior del castillo, en donde la fiesta continuaba.
Se dirigieron hacia una de las mesas, en donde los VKs las estaban esperando, ya que al parecer se habían cansado de bailar.
— ¡M! Estábamos a punto de ir a buscarte. —Dijo la chica de cabello azul, visiblemente preocupada. —Creímos que habías huido...
—...tal y como lo hacías en casa...—Continuó el pecoso, recordando aquellos malditos días en la Isla de los Perdidos.
—Les dije que la protegería y eso hice. —Intervino la Consejera Real de Rosie, quien inmediatamente reconoció la música que estaba sonando por los parlantes y no pudo evitar sonreír. — ¡Nuestra canción! —Gritó emocionada para luego correr por todo el salón con el objetivo de localizar a su mejor amiga.
— ¿Estás bien? —Inquirió nuevamente el hijo de Jafar, mirando a la ojiverde con preocupación, pues todos habían creído que sus ataques solo sucedían en su antiguo hogar debido a la presión que su madre ejercía sobre ella; pero se habían equivocado.
—Estoy mejor...—Aseguró Mal, recostando su cabeza sobre el hombro del chico de cabello largo, mientras observaba como la chica que solía vencer cebo en Luisiana empujaba a todas las personas para poder pasar entre la gente. —... pero ella no nos será tan útil como pensé, además, está un poco loca.
Mientras tanto, en el centro de la habitación, la futura reina de Auradon estaba esperando el momento exacto en el que Ben la dejara marcharse para que pudiera disfrutar del Banquete; pero parecía que eso jamás pasaría.
—Tengo el placer de presentarte a mis queridas amigas, ellas son Lonnie y Jane, y estaban muy ansiosas por conocerte. —Habló el castaño, señalando a las dos chicas que lo acompañaban. —Fueron ellas, junto a sus madres, quienes organizaron esto para ti; querida.
—Y lo hicimos todo con nuestras propias manos, fue agotador pero valió la pena porque todos parecen estar divirtiéndose bastante. —Comentó la chica de ojos azules, quien usaba un vestido celeste con accesorios rosados en forma de moños. —Y no es fácil colgar tantos globos sin el uso de magia, pero se ven bonitos.
—Sí, al hada madrina casi le da un ataque cuando mamá le dijo ayer que no podría venir porque mi padre está enfermo, la directora no entiende que aún los guerreros más fuertes pueden resfriarse. —Exclamó la descendiente de la mujer que había salvado China, encogiéndose de hombros. —Por cierto, mi madre es Mulán.
— ¡Tu mamá es una inspiración para Carter y para mí! —Admitió Rosie, sonriendo ampliamente. —Solo esperen a que mi mejor amiga las conozca, les aseguro que les agradará, ella es...
— ¡Aquí estás! —La interrumpió la chica que solía vender cebo en Luisiana, feliz de haberla localizado. —Te estaba buscando porque...
— ¡Estaba hablando con las chicas sobre ti! ¡Que agradable coincidencia! —Masculló la hija de la ex reina Sophia, emocionada. —Ella es Lonnie, la descendiente de Mulán, y ella es Jane, hija del hada madrina. —Añadió, señalando a cada una.
— ¡Me alegra conocerlas, y estoy segura de que nos llevaremos bastante bien, pero solicito la presencia de la futura reina en la pista de baile! —Habló la morocha, quien realmente no deseaba perderse la oportunidad de cantar con su chica. —Así que, con su permiso, se las regresaré en unos minutos.
Las chicas de Auradon asintieron con la cabeza, comprendiendo la situación, y se retiraron. El príncipe abrió la boca para replicar pero antes de que pudiera hacerlo, Carter arrastró a su compañera hacia la pista de baile.
—Gracias por salvarme de morir del aburrimiento, te debo una, yo... —Exclamó Rosie, pero dejó de hablar cuando reconoció la canción que estaba sonando a través de los parlantes. —... ¡esa es One and the Same!
—It may seem cliche for me to wanna say that you're not alone, that you're not alone... —Cantó la descendiente del mayor Mason, señalándola.
—And you can call me uncool, but it's a simple fact, I got your back! —Prosiguió su major amiga. —Yeah, yeah, yeah!
—'Cause we're one and the same, we're anything but ordinary, one and the same, I think we're almost legendary, you and me, the perfect team, chasing down the dream, we're one and the same. —Continuaron ambas al unísono mientras bailaban. —Hey, hey, hey! La, la, la, la, la!
—I'm kinda like you, you're kinda like me! —Aseguró la prima de Alex Russo, señalando a su compañera de misión.
—We write the same song in a different key. —Dijo Rosie, mirándola con orgullo.
—It's got a rhythm, you and me can get along. —Insistió la morocha, pero en ese momento la música se cortó de repente, justo cuando el chico Bestia se acercó a ambas; sosteniendo un micrófono con su mano derecha.
—Disculpen la interrupción, pero ha llegado el momento más esperado de la noche. Quiero agradecerles a todos por asistir a esta velada en el honor de nuestra futura gobernante. —Empezó a hablar el castaño. —Querida, acércate por favor. —Pidió, entonces la joven caminó hacia donde se encontraba él, pensando en que tal vez le pediría que diera un discurso o algo por el estilo.
— ¿Te he mencionado que te amo? —Inquirió el príncipe, entonces una melodía comenzó a sonar. —I met this girl who rocked my world, like it's never been rocked, and now I'm living just for her, and I won't ever stop, I never thought that it could happen to a guy like me, but now look at what you've done, you got me down on my knee. —Dicho esto, se arrodilló ante ella y le dio el micrófono a su Consejero Real, mientras que sacaba una pequeña caja del bolsillo de su pantalón.
— ¿Quieres casarte conmigo? —Pidió el chico, abriendo la cajita en la que había un hermoso anillo de diamante, Rosie se cubrió la boca con las manos. Esto no le podía estar pasando a ella, no así. Al darse cuenta de que ella no emitía palabra alguna, él insistió —: ¿Quieres ser mi reina?
La gobernante de Costa Luna observó a su mejor amiga, quien estaba igual de shockeada que ella, luego miró a los VKs que observaban la escena con seriedad y dirigió sus ojos hacia Ben.
—Sí...—Respondió la hija de la ex reina Sophia, logrando que el joven heredero al trono se incorporara y le colocara el anillo para acto seguido tomarla por las mejillas y besarla, Rosie no tuvo más opción que corresponderle pero luego de unos minutos –que se le hicieron eternos– se separó. —Yo... necesito un poco de aire, pero ¡que siga la fiesta! —Se excusó antes de salir del salón, siendo seguida por su futuro esposo y por las personas con quienes había llegado a Auradon.
— ¡Bonita, espera! —Exigió Ben cuando la encontró en el pasillo, ella se detuvo pues odiaba correr con tacones y suspiró hondo antes de voltearse para enfrentarlo. —No puedes irte aún, vuelve inmediatamente. —Ordenó con un tono autoritario, ya que finalmente estaban solos.
— ¿Para qué voy a regresar? ¿Para seguir conociendo gente? Porque eso es lo único que hice durante toda la noche y estoy harta. —Masculló la agente del PPP, seria. —Y ¿¡cómo te atreves a interrumpir el único momento de diversión que he tenido en toda la noche solo para presionarme de esta manera!? ¡Una propuesta de matrimonio no debería ser pública, debe ser privada y romántica, pero en lugar de eso me hiciste sentir que no tenía más opción que aceptar ser tu esposa! —Le recriminó, indignada.
—No me interesa que estés harta, es parte del protocolo y tienes que hacerlo, así que no seas caprichosa y cumple con tu deber. Volveremos adentro te guste o no y te vas a ir cuando yo te deje, no cuando tú quieras, porque ese anillo que llevas en tu mano indica que eres mía. —Exigió el príncipe, tomándola de la muñeca con fuerza. —Parece que vives en un cuento de hadas, pero despierta de una vez. Esta es la realidad, tú no tienes más opción que ser obediente.
—Sí que eres digno hijo de una Bestia, déjame decirte que si dependiera de mí, jamás me casaría con alguien tan misógino y retrógrado como tú; yo no le pertenezco a nadie más que a mí misma. —Replicó Rosie, mirándolo con odio. —Soy perfectamente consciente de que esta es la realidad, y si así es como gobiernas Auradon, eso va a cambiar. Voy a ser la reina, mi opinión te va a importar, la vas a respetar y no me vas a volver a faltar el respeto... a menos que quieras que todos se enteren de quien eres realmente.
—Lamento interrumpir, pero alguien llamado Chad Charming lo está buscando, Su Majestad. —Intervino Carter cuando entró al pasillo, siendo seguida por los demás. —Y él ha dicho que solicita su presencia en la celebración inmediatamente. —Mintió.
—Nadie me desafía en mí reino, esto aún no se ha terminado. —Susurró el castaño antes de soltar a su prometida y sonreír falsamente. —Buenas noches, preciosa, deseo que tengas dulces sueños. —Dicho esto, besó su mano y dio media vuelta para regresar a la fiesta.
—Hipócrita misógino y desubicado. —Masculló la futura reina, enojada, pero luego dirigió su mirada hacia las personas que habían ido a buscarla. —Vamos a descansar, las fiestas Auradianas no son mis celebraciones favoritas.
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Cuando todos estuvieron dentro de la residencia, Rosie se giró para ver a los chicos de la Isla, quienes se habían mantenido callados durante todo el camino de regreso al establecimiento.
—Buenas noches chicos, descansen bien, mañana será otro día mucho mejor... —Dijo la gobernante de Costa Luna, sonriéndoles.
—Ustedes también duerman bien, ha sido un día malditamente largo, que bueno que ya ha llegado a su fin y no tendremos que verle la cara a ese príncipe imbécil por unas cuantas horas. —Habló la princesa malvada, quien abrió la puerta de su habitación e inmediatamente sus tres mejores amigos entraron a la misma, ella le sonrió antes de seguir a su pandilla y cerrar la puerta.
Las agentes del PPP subieron las escaleras hasta que finalmente llegaron a la suite y la descendiente de la ex reina Sophia cerró la puerta de un fuerte portazo.
— ¡No puedo creer que me voy a casar con alguien que se cree que es mi dueño solo porque nuestro matrimonio ha sido arreglado sin mi consentimiento! —Se quejó ella mientras tomaba asiento en su cama, frustrada, se quitó sus tacones. —Es un hipócrita, pero le dejé muy en claro que no voy a dejar que ni él ni nadie me diga lo que tengo que hacer.
— ¿¡Ben te dijo tal cosa!? —Exclamó la chica que solía vencer cebo en Luisiana, sorprendida, luego se desató el cabello. —Si escucho que vuelve a faltarte el respeto, voy a meterle cada uno de mis tacones en donde no le da el sol. —Le advirtió mientras se quitaba su calzado y lo dejaba al lado de su cama.
—Parecía tan educado cuando te estaba presentando a toda esa gente, Ro... —Dijo Cinder, tomando el pijama que había dejado sobre su cama. —... pero no es más que un mentiroso controlador. —Dicho esto, se dirigió hacia el baño para cambiarse de ropa.
—Viendo el lado positivo, en un año serás libre y tal vez para ese entonces ya hayas encontrado a alguien mejor. —Intervino la pelirroja, quien se había sentado frente al tocador para quitarse el maquillaje que se había puesto para la fiesta. —Y hablando de eso, creo que Carter ya encontró a esa persona... vi cuando sacaste a Mal de la fiesta en el momento en el que ella parecía estar teniendo una crisis. —Cambió de tema, mirando de reojo a su amiga.
—No insinúes cosas absurdas, Scar. —Replicó la hija del mayor Mason, quien se quitó el vestido sin ningún tipo de pudor ya que estaba rodeada de sus compañeras, entonces se colocó su pijama. —Yo solo hacía mi trabajo, ayudé a la Princesa del Inframundo cuando ella estaba en problemas, eso es todo.
—Eso no puede ser posible, los VKs nos engañaron, la única que tiene sangre real es Evie; por eso tu padre quería enviarlos de regreso a la Isla. —Murmuró su mejor amiga, desatándose el cabello y caminando hacia el ropero en donde ella misma había guardado su ropa hace unas cuantas horas. — ¿Dónde está mi atuendo de descanso?
—De hecho, ella es la única que sabe –además de mí y ahora ustedes– que él es el padre de Mal. Su identidad es su posesión más valiosa, hay que protegerla. —Suplicó la morocha, quien sacó de su maleta un conjunto de ropa extra. — ¡Pijama de seda rosa para Su Majestad! —Exclamó divertida antes de arrojárselo.
—Eso es lo que haremos, pero no solo a ella, cuidaremos de los cuatro. Ese es nuestro deber, ser justas con todos, pero debemos estar alertas. —Comentó la rubia que acababa de salir del baño con una ropa mucho más cómoda, llevando su vestido en una mano y sus tacones en la otra. —En cuanto Hades se de cuenta de que su descendiente no está en casa, él podría...
—Tranquila, no tenemos que preocuparnos por el Dios del Inframundo. Está atrapado en esa pequeña cárcel en medio del mar, al igual que Maléfica, Regina, Jafar y Cruella. Mal me contó que él la abandonó cuando era una beba, por lo tanto no se molestará en buscarla. —La interrumpió Carter, cruzándose de brazos. —Tenemos todo bajo control, ¿si?
—Hablando de padres, deberías llamar al tuyo. —Sugirió la pelirroja, levantándose del tocador una vez que ya se había desmaquillado, inmediatamente Cinder se acercó para bajarle el cierre del vestido y la ayudó a quitárselo.
—Sí, ya sabes que él siempre te pide un informe de la situación apenas acaba tu primer día en cualquier misión que hacemos. —Dijo Rosie para luego dirigirse hacia el baño.
—Tienen razón, así que eso es exactamente lo que haré. —Accedió la morocha para luego tomar su celular y marcar el número de su progenitor, se dejó caer en su cama mientras esperaba a que él contestara. — ¡Papi!
— ¡Hola colega! —Saludó el hombre, alegre de poder escuchar la dulce voz de su descendiente. — ¿Cómo va todo en Auradon?
—Todo es genial, nos recibieron con un enorme banquete que solo era una excusa para hacer una propuesta de matrimonio pública, pero dejando eso de lado... nos estamos adaptando bien. —Respondió la joven, emocionada. —Todo esto es algo difícil para Mal, Jay, Evie y Carlos pero sé que lograrán manejar esto.
—Eso es fantástico, cariño, me alegra mucho que te diviertas pero no olvides tus responsabilidades. —Le recordó el mayor Mason. —Depende de ustedes que ellos aprendan a convivir con la realeza, preciosa.
—No lo haré, aunque sí tenemos una lista enorme de celebraciones a las que debemos asistir cada semana, ugh; pero nos acostumbraremos. —Aseguró la chica que solía vender cebo en Luisiana, acomodándose mejor en su cama. —Hablando de eso... hoy descubrí que Mal sí es princesa, es hija de Hades, así que sí merece ser tratada como una. No infringimos las reglas de la agencia al rescatarla, puedes decirle eso a la directora, no me arrepiento de la decisión que hemos tomado.
—Tienen que hacerlo, para eso fueron entrenadas, hija. —Exclamó su padre, quien suspiró hondo al escuchar la revelación que su descendiente acababa de comentarle y se quedó en silencio durante unos segundos, procesando la información; entonces prosiguió—: Eso es... inesperado. Te aseguro que le comunicaré esto a la directora, pero tú tienes que vigilarla. No sabemos cuáles son sus intenciones, colega.
—No voy a dejar que le pase nada, no te preocupes. Tiene ataques de ansiedad en los que su magia se bloquea pero la estoy ayudando. —Contestó la morocha, pues adoraba brindarle ayuda a los demás. —Yo creo que sus intenciones son buenas.
—Quise decir que debes cuidarte a ti misma, esa es tu prioridad, si algo se sale de control no quiero que hagas estupideces como repetir la operación de la Chica Cebo; ¿he sido lo suficientemente claro? —Intervino el hombre con un tono serio. —No puedes confiar en ella, es una villana, eso la hace peligrosa.
—Sé protegerme a mí misma, tú mismo me enseñaste cómo hacerlo, además... eso no va a volver a pasar; a menos que el General Kane salga de prisión; pero eso es imposible. —Replicó Carter, acordándose de la vez que intentó hacerse pasar por su mejor amiga para salvarla del hombre que la había estado buscando. —Tal vez sea una villana, pero es mi misión mantenerla a salvo.
—Tu misión era llevar a Evie a un lugar en donde esté a salvo, no a ella y a sus amigos. Desobedeciste órdenes directas y aún así te dimos la oportunidad de terminar con tu tarea. Hiciste lo que tenías que hacer, ahora solo te pido que no te involucres más de lo debido. —Gruñó el mayor Mason. —Puedes quedarte en Auradon hasta que sea el compromiso de Rosie, pero luego vas a volver a casa.
— ¡Pero acabo de llegar aquí! —Se quejó la joven, frustrada. —No puedo irme en cuatro semanas, mi mejor amiga me necesita.
—Entonces disfruta el tiempo que pasarás con ella y asegúrate de ser un buen ejemplo para los VKs, colega. —Pidió el hombre. —Y ten cuidado, no quiero perderte.
—Bien, pero no me llames así. —Accedió la morocha de mala gana, ya que no tenía otra opción que obedecer a su padre. —Voy a estar bien, ya tengo diecisiete años, además... les estamos dando una segunda oportunidad a estos chicos, no creo que Mal, Jay, Evie y Carlos nos traicionen después de todo lo que arriesgamos por ellos.
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Mientras tanto, en la habitación de las hijas de villanas, la chica de cabello morado salió del baño con su pijama de dragones y arrojó el vestido que había usado en su cama; en donde Jay la estaba esperando, ella se subió a la misma y su mejor amigo comenzó a masajear sus hombros.
— ¿Funcionó tu plan con Carter? —La interrogó el ladrón del grupo, ya que le había sido fácil deducir que había usado su ataque de ansiedad para poder estar a solas con la morocha. — ¿Te ayudó con la varita de su prima?
—Claro que no, fui a ese maldito Banquete y le mostré mi lado más débil solo para no conseguir absolutamente nada. —Se quejó Mal para luego gruñir de frustración. —No, ella me dijo que se la devolvió a Alex, cuando escuché eso tuve que contenerme para no decirle que puede metérsela por donde no le da el sol.
—Pero al menos ella te ayudó cuando lo necesitabas. —Replicó el menor de los VKs, quien estaba sentado en la cama de la princesa malvada mientras le pintaba las uñas de la mano izquierda. —Yo creo que tú querías metérsela por ahí. —Sugirió, logrando que su novio se riera.
—Bueno, tratar de conseguir ese artefacto no funcionó, ¿puedo sugerir un plan más elaborado que no tiene nada que ver con varitas mágicas? —Dijo la chica de cabello azul, que ahora usaba su cómodo pijama de coronas y manzanas. — ¿Para qué quieres una cuando puedes tener un reino entero?
—Para dominar el bien y el mal a mi voluntad, obviamente. —Contestó su mejor amiga, luego mordió su labio inferior. — ¿Y cómo pretendes hacer eso, mi pequeña manzanita podrida? —Dudó, llamándola por aquel apodo que solo su madre utilizaba.
—Sonaste igual a tu mamá, M. —Admitió Evie, alzando una ceja, pero al escuchar esa pregunta no pudo evitar sonreír con malicia antes de hablar—: Alguien está a punto de colapsar y asesinar.
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