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Capítulo 29:❝Un cumpleaños especialmente extraño❞ [Parte 2]

—Ya que estamos arreglando nuestra relación, hay algo que debo decirte, Mal. —Habló la chica de cabello turquesa, nerviosa. La ojiverde asintió, esperando a que la otra VK prosiguiera. Uma suspiró hondo antes de confesar—: Dizzy iba a sacar a tus ex amigos de la Isla, pero cuando Audrey la puso a dormir, supe que necesitaba toda la ayuda posible así que me hice pasar por ella para ayudarlos a escapar de la Isla. Pero Harry y Gil también lograron huir así que los estoy ayudando a esconderse en Auradon.

—Wow... Desearía decir que me sorprende, pero eso no es cierto, siempre te preocupaste por todo el mundo. —Dijo la hija de Maléfica, elevando una ceja. —No puedo enojarme contigo pues necesitamos a todos si queremos detener a Audrey, además... cualquiera de nosotros perdería la cabeza otra vez si pasábamos demasiado tiempo en la Isla de nuevo. —Exclamó la joven y relamió sus labios lentamente.

—Wow, me conoces mejor de lo que creía. —Masculló la brujita del mar, entonces suspiró aliviada. —Que bueno que no me mandaste a la mierda por hacer eso, pero tienes razón con respecto a que alguien cedería ante la locura si siguiera en la Isla, y eso es lo que menos necesitamos si queremos arreglar todo este desastre.

—Soy buena observando a la gente. —Alardeó la Princesa del Inframundo, chasqueó la lengua. —Y ya que estás en Auradon desde hace unos pocos días más que yo, ¿descubriste algo nuevo?

— ¡Oh sí! Encontré una roca peluda llamada coco y muchos peces enormes. —Respondió la morena con emoción. —Y para venir aquí, hay que cruzar un enorme puente colgante, que está tan alto que puedes ver casi todo.

—Suena como el lugar perfecto para explorar un poco. —Dijo la chica de cabello morado, interesada. — ¿Te molesta si voy ahí un rato?

—No, ve a recorrer, sé libre. Pero no te pierdas. —Le advirtió la brujita del mar. —Podemos encontrarnos aquí en una hora.

—Excelente. —Accedió la descendiente de Maléfica, levantándose del suelo y caminando hacia el bosque, donde la otra VK la perdió de vista.

Poor unfortunate souls, in pain, in need... —Tarareó la hija de Úrsula, mirando hacia el lago, con una sonrisa.

  Y entonces Audrey apareció en el lago encantado, buscando con la mirada a la cumpleañera, para felicitarla y darle sus regalos. Caminó un poco más hasta que la reconoció en la glorieta y bajó hasta allí, en donde se aclaró la garganta y golpeó una de las columnas de mármol con su cetro para llamar su atención.

La chica de cabello turquesa se giró, creyendo que la otra VK había regresado demasiado pronto, pero se sorprendió al encontrarse con la recién llegada.

— ¿Audrey? ¿Qué haces aquí? —La interrogó la morena, intrigada y shockeada. —No te esperaba.

—Claro que no si no me invitaste. —Replicó la Reina del Mal, quien apretó los dientes y observó hacia el agua, bufó.

— ¿Esperabas que lo hiciera después de todo el daño que causaste? —Le recriminó la pirata, elevando una ceja y colocando las manos en sus caderas.

—Como sea. Vine a traerte tu regalo y felicitarte. —Exclamó Audrey, agitó el Ojo de Dragón e inmediatamente aparecieron muchos caballitos de mar en el lago, que nadaban todos juntos y salían a la superficie; formando tres palabras: «Feliz cumpleaños Uma»

— ¿Traerme un regalo? —Repitió la adolescente, confundida, observó el lago encantado; emocionándose al ver tantos caballitos de mar. — ¡Son caballitos de mar! ¡Siempre quise tener uno para mí! ¡Y son hermosos! Y yo... no puedo creer que hagas esto por mí. —Chilló feliz, dando unos pequeños saltos en su lugar.

La chica de Auroria soltó un suspiro antes de sacudir el Ojo de Dragón de nuevo, logrando que apareciera una pecera –en la que antes había estado Chad– con dos caballitos de mar dentro.

—Como digas... —Murmuró la nieta de Leah, colocó la pecera en el suelo con cuidado. —Que la pases bien, supongo. —Añadió, comenzando a recordar lo que había sucedido entre ambas, se dio la vuelta con la intención de irse.

— ¿¡Son dos caballitos de mar para mí!? —Alzó la voz la capitana del Lost Revenge, sorprendida y emocionada al ver la pecera, se arrodilló para acercarse a la misma pues aún no podía creer lo que veía. La tomó y se dirigió hacia el agua, en donde liberó a ambas criaturas marinas, porque no merecían vivir en cautiverio. Regresó a la glorieta justo cuando la Reina del Mal estaba por retirarse. —Audrey... ¿Te vas tan pronto? Es la primera fiesta de cumpleaños que tengo en mi vida, lejos de mis piratas, de mi madre, de Dizzy... Y no tengo a nadie que me haga compañía o que me cante el feliz cumpleaños, pero bueno... supongo que así deben ser las cosas. —Murmuró algo decepcionada, la AK se volteó, con mucho dolor pero también amor en su mirada; pero rápidamente volvió a colocar su expresión seria.

—Creo... Creo que puedo quedarme un poco... —Accedió la recién llegada.

— ¿De verdad? —Mencionó la VK, ilusionada. —Oh, gracias, no creí que quisieras hacerlo.

—Sí... —Afirmó la Reina del Mal, se sonrojó sin querer y se mordió el labio inferior. —Yo... ¡Yo voy desearte feliz cumpleaños! —Alzó la voz y agitó el cetro rápidamente, haciendo que algunas olas grandes en las que estaban los caballitos de mar se elevaran.

Uma la miró confundida.

Happy Birthday to you. —Comenzó a cantar Audrey, haciendo que las olas se acercaran hacia la orilla para que la chica de la Isla viera más de cerca a los caballitos de mar, la VK sonrió emocionada. —Happy Birthday to you... —Prosiguió, aún estando sonrojada, hizo que las olas se unieran en un remolino. 

Happy Birthday dear Uma... —Insistió la Reina del Mal, viendo los ojitos de la VK, que estaban llenos de emoción. —Happy Birthday to you... —Cantó por última vez, entonces el remolino estalló hacia arriba, causando que todos los caballitos de mar saltaron en el aire salpicándoles agua a ambas y luego sumergiéndose de nuevo en el agua. La pirata soltó una carcajada.

—Eso fue lo más precioso que he visto en mi vida, nunca nadie había hecho algo tan hermoso para mí... Muchas gracias... —Dijo la chica de cabello turquesa, quien se dio cuenta de que la AK estaba empapada y probablemente odiaba estarlo. —Por los siete mares, estás muy mojada. —Exclamó, buscó una toalla que había traído y se la colocó sobre los hombros.

—No importa... Estoy bien, no tienes que asustarte... —Dijo la hija de Aurora, sonriéndole de lado. —De hecho no es la primera vez que me pasa algo así... Ya he empapado mi mejor ropa y cuando no la mojo algún Misifú me la rompe... —Murmuró, haciendo contacto visual con la VK y se perdió en su mirada, se le acercó más; desviando la mirada hacia sus labios.

—Pero tal vez podrías enfermarte y no quiero eso... —Dijo la brujita del mar, quien alzó una ceja. — ¿Ah sí? ¿Ya empapaste tu mejor ropa antes? —La cuestionó antes de guiñarle el ojo, pero recordó lo que había sucedido con Lucifer y suspiró hondo, dándose cuenta de que Audrey estaba muy cerca de ella y eso no le molestaba.

—No sé que tienen estas criaturas de la Isla con mi hermosa ropa de marca... —Habló la chica de Auroria en voz baja, dejando caer el cetro al suelo. — ¡Pero ya me cansé de que mi ropa sea la que se rompa! —Se quejó, provocando que la cumpleañera se riera.

—Las prendas de Auradon son realmente frágiles. —Exclamó la pirata. —La ropa de la Isla es más... fuerte.

— ¿Y es impermeable también? —Cuestionó Audrey, quien comenzó a besarla mientras la llevaba suavemente hacia la orilla, la empujó al agua. —Ups... Provoqué un accidente. —Se burló antes de quitarse los zapatos y lanzarlos hacia atrás, se bajó el cierre del vestido y se lanzó al agua en ropa interior.

— ¡Oye! Eso fue inesperado. —Protestó Uma desde el agua, se mordió el labio inferior. —Esto me agrada. —Dijo, cuando vio como la AK sacaba la cabeza del agua y la sacudía como si fuera una gatita.

—Es-está fría... —Chilló Audrey, cuya mandíbula comenzó a temblar por la temperatura del agua, volvió a sumergirse para nadar hasta donde estaba la morena y salió a la superficie; la sujetó por los muslos e hizo que la VK enredada las piernas en sus caderas. —Necesito quitarme este frío... Creo que voy a usarte para calentarme. —Dijo antes de apretarle los muslos.

—Demonios, ¿puedes dejar de ser adorable por un minuto? Así no puedo estar enojada contigo. —Comentó la pirata, mirándola con atención. —Pues te acostumbrarás a la temperatura del agua, o podemos salir o... Jamás te vas a cansar de usarme, ¿verdad? —Dijo lo último a modo de broma.

—No te estoy usando... —Murmuró la AK, soltándola para abrazarse a sí misma y hundir el mentón en el agua buscando darse calor a sí misma, dejando su boca fuera del agua. —Yo te i-iba a dar tu otro re-regalo de cumpleaños... Pe-Pero si tú cre-crees que solo quiero utilizarte, no te daré nada. —Tartamudeó mientras temblaba por el frío, desviando la mirada hacia el agua.

— ¿Ah no? —Inquirió la villana, un poco sorprendida, pero al verla abrazada a sí misma; completamente mojada y vulnerable frente a ella supo que no le estaba mintiendo, que teniendo lejos el Ojo de Dragón era esa persona frágil y rota que solo necesitaba amor y que alguien confiara en ella. La reina del mar la observó. — ¿Tienes otro regalo de cumpleaños para mí? E-eso sí que no lo esperaba... Sí lo quiero, sé que estas siendo sincera conmigo así que dámelo... Yo solo estaba haciendo una broma. —Pidió, algo avergonzada.

—Ahora no te lo daré... —Replicó la hija de Aurora, orgullosa, pero soltó un chillido cuando sintió que un pez le mordió el pie. — ¡Malditos animales del demonio! ¡Por todas las ruecas endemoniadas! —Gritó, comenzando a brincar en un pie, pero entonces pisó un erizo y se tambaleó hacia atrás; cayendo sobre una enorme roca y golpeándose el trasero.

— ¡Oh vamos, Audrey! ¡Es mi cumpleaños! —Protestó la homenajeada, quien se cubrió la boca con la mano para no reírse cuando la vio saltar en un pie y pisar aquel erizo. — ¡Audrey, tranquila! —Suplicó, dirigiéndose hacia ella para ayudarla, quien se acababa de sentar en la piedra y levantó el pie; mirando al animal con odio.

— ¡Mi hermosa piel se está arruinando! ¡Maldito Pinchurri! ¡Me las pagarán Misifú y tú! —Maldijo la chica de Auroria, intentando quitárselo, pero aquello fue en vano pues su piel era muy delicada y le dolía todo. Se mordió el labio inferior con fuerza mientras aún intentaba sacarse al erizo. — ¡Pinchurri, suelta mi pie! ¡Ugh! ¡Criatutas imbéciles y crueles! ¡Me voy a mudar bien lejos y no le voy a dar la dirección a nadie!

— ¡Audrey, cálmate! Tranquila, yo te ayudo, pero deja de insultar a cada animal que conoces o te van a detestar. —Dijo Uma antes de quitárselo con delicadeza del pie, la criatura huyó de ahí más rápido de lo que Aurora se pinchó con la rueca de Maléfica, la morena tomó asiento al lado de la reina del mal en aquella roca enorme. —Ahora... ¿en que estábamos?

— ¡En que voy a usar el cetro para extinguir a todos los erizos y a todos los gatos del mundo entero! —Gritó Audrey, mirando su pie, adolorida. Volvió a maldecir entre dientes. — ¡Ah no! ¡Pero la culpa es tuya! ¡Tú y esos animales tienen un complot para arruinar mi look insuperable! —Le recriminó, mirándola y señalándola con un dedo acusador.

— ¡Ya deja de lloriquear, te llevaré a la glorieta de nuevo! —Dijo Uma, quien no esperó respuesta y la cargó en sus brazos para levantarse y sacarla del lago, sentándola en la glorieta nuevamente. Frunció su ceño, tomando asiento a su lado. — ¿¡Cómo que es mi culpa!? ¡Yo no hice nada malo esta vez!

— ¡Tú hiciste que...! Ugh, ni sé por qué te estoy culpando por esto. —Protestó Audrey indignada, volvió a mirarse el pie y suspiró hondo. —Ese erizo me hizo daño... ¿Crees que me duela mucho después? Espero que no porque sino me tendrás que cargar tú de nuevo y aún no me he olvidado de lo que hiciste así que te daré un buen cetrazo en el trasero como a Dizzy. —Le dijo, arrugando la nariz.

—Oh, ¿te duele mucho? Uhm, no, tal vez el dolor se te pase pronto... Y la idea de cargarte otra vez me gusta, pero no la del cetrazo en el trasero. —Dijo la chica de cabello turquesa e hizo una mueca. —Puedo curarte con mí magia si quieres. —Propuso, causando que su acompañante sonriera.

—Sí, me gustaría que me curaras... Si lo haces tú entonces de seguro me sentiré mejor... —Dijo Audrey, mirándola a los ojos y volviendo a sonrojarse. —Rayos... No sé qué me pasa hoy. —Se excusó y desvió la mirada hacia el agua.

—Me gusta que cedas ante mí... —Susurró la pirata, hizo brillar su collar para recitar una extraña canción sobre una flor que da fulgor y comenzar a masajear el pie de la AK para quitarle el dolor. — ¿Te enamoras de mí todos los días, por eso estás así? —Bromeó y miró hacia el lago, sonrojándose también. Audrey la miró, sorprendida.

— ¡Oye! —Chilló la hija de Aurora, quien se cruzó de brazos. — ¡Eres mala! ¡Eso no se dice! —Habló y le dio la espalda, mirando hacia otro lado por la pena que sentía en ese momento.

— ¿Me estás dando la razón? —La interrogó la brujita del mar, alzando una ceja y siguió masajeando su pie para calmar el dolor, luego su collar dejó de brillar; aún guardaba el ámbar ahí y no quería que Audrey lo supiera.

—Sí... —Susurró la AK, logrando sacarle una sonrisa victoriosa a la chica de la Isla.

—Eso es todo lo que necesitaba escuchar... —Habló la descendiente de Úrsula, antes de moverse para quedar frente a ella y robarle un beso, la reina del mal se lo correspondió con suavidad antes de separarse y acariciarle la mejilla.

—Aquí hay alguien muy orgullosa... —Exclamó la chica de Auroria, quien soltó una risita mientras la miraba a los ojos. —Pero aún no te he dado el mejor regalo de cumpleaños, ¿sabes?

— ¿Y ese alguien soy yo o eres tú? —Dudó la capitana, ladeando la cabeza y observándola con ilusión. — ¿De verdad lo dices? ¿Y ahora qué me vas a dar? —Cuestionó, entonces la AK le dio un beso más, el cual fue correspondido pero ambas no tardaron en apartarse.

—Tú eres la orgullosa... —Respondió la Reina del Mal, quien le sonrió otra vez. — ¿Quieres que te dé el último regalo ahora?

— ¿Yo? Eso es una sorpresa. —Dijo Uma, tomando una de sus manos y entrelazando sus dedos. —Sí, quiero mí último regalo ahora, porque estoy disfrutando de que estemos tan bien... Porque lo estamos, ¿no? —Dudó, nerviosa.

—Lo estamos... —Confirmó la hija de Aurora, le apretó la mano antes de sonreírle. —Cierra los ojos.

— ¿Por qué? ¿Me vas a pedir matrimonio? —Se burló la chica de la Isla pues consideraba que eso era imposible, sin embargo le hizo caso.

Audrey se acercó al oído de la morena y suspiró nerviosa.

—Te amo... —Confesó la AK, sonrojada, luego gateó hasta donde había dejado su ropa y el cetro: comenzó a vestirse para no ver la reacción de la villana; quien abrió los ojos y se incorporó, la abrazó por detrás y se acercó hacia su oído.

—Yo también te amo, yo te amo demasiado, y sé que quieres hacer lo mejor para mí... —Habló la chica de cabello turquesa en voz baja, causando que la AK empezara a acariciar las manos de la brujita del mar.

—Eres la mejor... —Murmuró Audrey, se volteó para darle un besito en la mejilla. —Debo preguntarte algo... ¿Serías mi novia?

—Y tú eres tan especial para mí... —Admitió la hija de Úrsula, quien se quedó shockeada al oír eso. Parpadeó varias veces, tratando de concentrarse. —Sí, me encantaría ser tu novia, cariño. —Accedió antes de volver a unir sus labios.

—Entonces finalmente somos novias oficiales... —Dijo la chica de Auroria cuando ambas se apartaron, le robó otro beso y volvió a separarse de ella, no recordaba la última vez que su corazón había latido tan fuerte al estar tan cerca de una chica. —Te amo Uma... —Murmuró y la abrazó, muy contenta, porque al fin tenía alguien que la amaba realmente.

—Oficialmente eres la mejor novia del mundo. —La halagó la capitana del Lost Revenge, emocionada. —Te amo más, Audrey. —Dijo mientras la rodeaba con sus brazos, estaba demasiado feliz por no estar sola durante su cumpleaños.

  Era el cumpleaños más extraño que estaba pasando, pero era especial.

Ambas se separaron y la reina del mal acomodó su vestido, se colocó sus zapatos y tomó el Ojo de Dragón.

—Debo irme ya, dejé a Chad cuidando a Rosie y no confío en que él no haga una estupidez, pero puedes volver al castillo si quieres. Yo te estaré esperando. —Exclamó la nieta de Leah, la cumpleañera le sonrió y asintió con la cabeza, la primera hizo que el cetro resonara contra el suelo y una nube de humo rosado la envolvió; haciéndola desaparecer.

En ese momento, Mal soltó una carcajada y la morena se volteó hacia el lugar de donde provenía el sonido, encontrándose con la ojiverde; oculta entre los árboles.

— ¿Desde hace cuánto tiempo estuviste ahí? —La interrogó la pirata, frunciendo su ceño. —Sal de ahí, ¡Audrey podría haberte visto, imbécil!

—Desde que la hija de Aurora quiso llevarte al agua, con claras intenciones de hacerte suya ahí, eh. Ay, tú si que sabes comenzar un show, querida. —Contestó la Princesa del Inframundo, caminando hacia ella, mientras reía. —No enloquezcas, ella estaba demasiado concentrada en ti, aunque podrías haber dejado que te metiera los dedos en el lago así yo podría haber tomado el Ojo de Dragón de una vez por todas. —Propuso, encogiéndose de hombros hasta que llegó delante de ella. Uma le dio un golpe en la nuca.

—Cállate la boca. —Gruñó la cumpleañera, sonrojada. —No, porque si hubiera intentado hacer algo así con ella, tú no habrías podrido resistirte y te nos unirías como la zorra que eres. Y no puedes simplemente tomar el cetro y ya, no todo es tan fácil.

—Oh no, yo no sería capaz de hacer eso, yo cambié. —Prometió la chica de cabello morado, alzando su mano en señal de juramento. —Uma, el Ojo de Dragón es mi herencia, esa cosa responde a mi. Pero ya tendremos una oportunidad mejor, espero. —Le recordó.

—No puedes hacer esto sola, Mal. —Le aseguró la morena. —Me necesitas.

  La ojiverde asintió con la cabeza, dándole la razón.

Necesitaba a Uma.
  Necesitaba ser mejor.
   Necesitaba una chance.
    Y cuando la tuviera, solo esperaba que todo saliera bien.
 
  

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