Capítulo 28: ❝Pobres almas en desgracia❞ [Parte 2]
—Yo me encargo de ella, déjenme bajar. —Exclamó Jane, pero su novia la tomó del brazo antes de que pudiera descender por la escalera, la pequeña hada bufó. —Bien, lo haré desde aquí. —Gruñó, dirigiéndose hacia la ventana más cercana.
— ¡Demonios! ¿¡No te cansas de arruinarlo todo, Audrey!? —Protestó la chica de Luisiana. — ¡Rosie, vete ya mismo! —Pidió para luego soltarla y comenzar a correr lejos de la barrera, buscando algún refugio en donde podría esconderse.
— ¡No voy a dejar que las separes de mí de nuevo, Audrey! —Habló Alex, indignada. — ¡Car, no uses tu magia y escóndete, Ro, sal ahora y sube al helicóptero! —Exigió antes de arrojarle un rayo de magia a la descendiente de Aurora, mientras que la joven reina obedecía a la hechicera de la familia Russo.
— ¡Lo lamento, damas y caballeros, pero este show no va a tener un buen desenlace! —Se burló Audrey, sonriendo perversa mientras que movía el cetro, desvaneciendo la magia de Alex. — ¡La reina del mal está aquí! —Gritó feliz.
— ¿¡Qué mierda!? —Chilló la prima de Carter, ofendida cuando ella evadió su ataque tan fácilmente, comenzando a correr hacia ella. — ¡Perra, soy una hechicera completa, nadie me hace quedar en ridículo! ¡Ahora vas a ver de lo que soy capaz!
— ¡Tú no eres nadie! —Gritó Rosie, quien ya casi terminaba de subir las escaleras, el joven guerrero le extendió la mano con la intención de ayudarla a entrar al helicóptero pero la joven gobernante no estaba a su alcance. — ¡Aún puedo bajar para darte una buena paliza, mal nacida! —Le advirtió, no estaba pensando con claridad.
— ¡Que patético! —Exclamó Audrey, riendo a carcajadas, mientras jugaba con el Ojo de Dragón; apuntándolo hacia adelante.
— ¡Te estás metiendo con mi mejor amiga! —Masculló Carter, girándose para volver a correr hacia la barrera.
— ¡No has visto nada todavía, chica cebo! —Replicó la Reina del Mal, justo cuando Shang logró tomar la mano de Rosie y comenzó a hacer fuerza para subirla. — ¡No la vas a salvar esta vez, guerrerito! ¡Y en cuanto a ti, vete a dormir, reina de nada! —Dicho esto, disparó un rayo hacia el helicóptero, logrando que el mismo se tambaleara y el muchacho soltara a Rosalinda, a quien le lanzó otro rayo que la puso a dormir apenas ella cayó al suelo.
— ¡Rosie, no! —Alzó la voz Carter, corriendo más rápido, tenía que llegar hasta ella. — ¡Me las vas a pagar, perra, nadie se mete con mi mejor amiga!
— ¡Rosie! —Gritó el primogénito de Mulán cuando logró asomarse por la puerta del helicóptero, igual que su hermana. — ¿¡Qué hiciste Audrey!?
— ¡Ahora si fuiste muy lejos, Audrey! ¡No merecemos esto! —Alzó la voz Lonnie, sorprendida y decepcionada.
— ¡A ver si puedes vencer esto, Audrey! —Gritó Jane desde la ventana, tratando de distraerla para que Carter pudiera llevar a Rosie a un lugar seguro, le arrojó un rayo de magia con su varita que su ex mejor amiga no tardó en deshacer.
— ¡Audrey, detente! ¡Todo esto no es necesario! —Gritó Shang, quien no dudó en comenzar a bajar las escaleras del helicóptero con cuidado, con la intención de que la hija de Aurora lo escuchara. — ¡Suelta esa cosa, Audrey!
— ¡Deja de decir tantas mierdas, idiota! ¿¡Que no ves que estoy intentando destruirlos!? —Gritó la chica de Auroria, quien le arrojó un rayo que lo hizo caer al suelo.
— ¡Jane, ataquémosla al mismo tiempo! —Pidió Alex, la joven AK asintió con la cabeza y ambas le apuntaron con sus respectivas varitas para lanzarle un hechizo al mismo tiempo.
— ¡Su magia es una porquería, ingenuas! —Se burló Audrey, golpeando el Ojo de Dragón contra el suelo, haciendo temblar todo a su alrededor; incluso a la mismísima Isla. Hizo desvanecer aquellos encantamientos. — ¡Están luchando contra el cetro de Maléfica, estúpidas! —Les recordó antes de lanzar un rayo hacia el helicóptero para derribarlo; inmediatamente Jane y Lonnie cayeron al agua, en donde el agua comenzó a agitarse, levantando enormes olas.
— ¡Mierda! —Gritó Alex, perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo cuando todo comenzó a temblar, arrojando lejos su objeto mágico. — ¡Mi varita! —Chilló antes de correr a buscarla.
La descendiente del mayor Mason corrió más rápido hasta que logró traspasar la barrera, no dudó en acercarse hacia su mejor amiga.
— ¡Ro, reacciona! ¡Por favor! —Suplicó Carter, intentando hacerla reaccionar, pero entonces comenzó a sentirse mareada; pues el ámbar ya le estaba comenzando a afectar. — ¡No, no! —Chilló, retrocediendo lentamente, salir había sido mala idea.
— ¡Prima! ¡Vuelve adentro ahora! —Exigió Alex, viendo que su estúpida pariente había salido. Justo en ese momento, Audrey le lanzó un rayo a Rosie, haciéndola desaparecer.
— ¡Rosie, no! —Gritó la chica cebo cuando vio como la joven reina se esfumaba delante de sus ojos, levantó la vista hacia su familiar. — ¡Alex, deben irse! —Suplicó cuando vio que su prima acababa de recuperar su artefacto mágico, se tocó el pecho cuando el dolor que sentía se intensificó.
— ¡Carter, no! —Gritó el primogénito de Mulán, dándose cuenta de que ella se debilitaba a medida que transcurrían los segundos. La vio caer de rodillas al suelo y entonces se percató de que una chica de cabello morado corría velozmente hacia la barrera que se estaba cerrando. — ¡Jane! ¡Cierra la barrera! —Gritó, buscando a la pequeña hada con la mirada en el agua, quien salió a la superficie para respirar junto con Lonnie.
— ¡Audrey, deja de meterte con nosotros! ¡Ya me cansé! ¡Y el agua está muy fría! —Gruñó la pequeña hada, mientras la Reina del Mal se reía de ambas. Al oír el grito del agente del PPP, se dio cuenta de que su varita se había caído al agua. — ¡Hey! ¡Esa varita me la dio mi madre! ¡Debo encontrarla! —Se lamentó, entonces ambas AKs se sumergieron para buscar aquel objeto.
— ¡Distrae a Audrey o no permitas que Mal salga, Russo! —Le gritó Shang a su compañera del PPP. — ¡Debo salvar a Jane y Lonnie! —Dicho esto, se arrojó al agua sin siquiera pensarlo.
— ¡Yo te cubro, Shangcito! —Prometió la hechicera de la familia Russo, quien vio como Mal corría y lanzaba el ámbar hacia el aire, atrapándola y metiendo su mano con el objeto en la cúpula mágica; impidiendo que se cierre.
— ¡Regresé! —Gritó la hija de Maléfica, sintiendo como la magia del ámbar la recorría completamente, causando que su cabello morado ahora tuviera mechones mucho más azules. — ¡No me jodan!
— ¡Mierda, duele mucho! —Sollozó Carter, dándose la vuelta como pudo y visualizando una figura borrosa de cabello morado y ojos verdes en la barrera. — ¿Dragoncita? Déjame entrar... T-tengo que volver a-adentro... —Susurró, comenzando a arrastrarse hacia donde estaba la VK, pero entonces gritó de dolor.
— ¡Mal! —Gritó Audrey, eufórica, entonces le apuntó con el Ojo de Dragón. — ¡Perra inmunda, vete a la jaula a la que perteneces! —Demandó antes de lanzarle un fuerte rayo de magia, concentrándose solamente en ella.
— ¡Tengo muchas cosas que hacer, estúpida! —Replicó la ojiverde, comenzando a abrir más la barrera y esquivando el rayo, para luego contraatacar con un rayo proveniente del ámbar. — ¡No voy a perder contigo, Audrey! ¡No ahora! —Dijo, mirando de reojo a la chica de Luisiana que estaba en el suelo.
— ¡Audrey, no te metas con mi chica! —Protestó Carter, harta. — ¡Mal! P-por favor... a-ayuda. —Rogó, mientras las lágrimas descendían por sus mejillas.
— ¡Car! ¡Cuidado! —Alzó la voz su prima, antes de lanzarle un rayo de magia potente a Audrey y otro a Mal.
— ¡Mueran, bastardas! —Gritó la Reina del Mal, esquivando el rayo de la hechicera.
— ¡Basta de magia, de esta manera lo van a empeorar! —Masculló la mejor amiga de Rosie, asustada, mientras todavía se arrastraba lentamente hacia la barrera. Se llevó ambas manos a la cabeza cuando el dolor se intensificó en esa parte de su cuerpo, gruñó. — ¡Dragoncita, no me dejes morir! ¡Alex! ¡Mal! A-ayuda, alguien... ayúdeme.
Y entonces algo extraño sucedió, pues el Ojo de Dragón comenzó a moverse de la mano izquierda de Audrey.
— ¿Qué es esto? —Dudó la descendiente de Aurora, dándose cuenta de que el cetro no la obedecía. La hechicera de la familia Russo se giró para verla, confundida.
—Pero ¿qué mierda le pasa a esta loca ahora? —Dudó Alex.
Shang volvió a salir a la superficie con la varita de Jane, ambas AKs también salieron para respirar.
— ¡Súbeme con magia, Alex! —Gritó el joven guerrero, desesperado, pero su compañera no lo escuchó pues estaba pendiente de la otra demente con sed de venganza. — ¡Jane! ¡Atrápala! —Dijo al verla y se la arrojó, las olas eran tan grandes que no podía nadar hacia ellas, en ese momento una de las olas lo arrastró.
Mal concentró toda su magia en el ámbar y logró abrir la barrera, por la cual salió.
— ¡Vete al demonio, Audrey! —Gritó la VK, lanzándole un rayo de magia a la Reina del Mal, quien estaba extrañamente paralizada. Cuando el rayo la golpeó, se tambaleó y estuvo a punto de caer, pero el cetro lo impedía, haciendo una extraña fuerza hacia adelante. — ¡Carter! —Gritó, corriendo hasta agacharse a su lado.
— ¿Mal? T-tienes que llevarme d-dentro de la Isla, a-ayúdame, dragoncita. —Pidió la chica de Luisiana, asustada, pero volvió a gritar cuando el dolor se intensificó. Aquel grito alertó a su pariente, quien se volteó para ver aquello. —N-no puedo más... No soporto esto.
— ¡Mal, aléjate de mí prima! ¡No le harás daño! —Gritó la hechicera de la familia Russo, quien comenzó a correr hacia ellas mientras apuntaba a la VK con su varita mágica, pero no dispararía porque temía herir a su prima.
— ¡Maldición! —Protestó Audrey, forcejeando con el cetro para que le hiciera caso, pues quería matar a Mal y a Carter. — ¡Voy a acabar con ustedes!
— ¡Shangcito, resiste, nos sacaré de aquí! —Masculló Jane, agitando la varita y haciendo un hechizo para llevarlos a los tres al puente roto, en donde comenzó a toser al igual que los demás pues habían tragado bastante agua.
— ¡Casi morimos! —Se lamentó el joven guerrero mientras todavía tosía, indignado. — ¡Mierda, mierda! —Dijo cuando se recuperó y los tres corrieron hacia donde estaban Mal, Carter y Alex.
La chica de cabello morado estaba muy nerviosa, por lo tanto acercó el ámbar hacia la chica de Luisiana.
—Regresa... Revierte... Impide su muerte... —Mal comenzó a recitar aquel encantamiento, ignorando a todos para concentrar su magia en Carter quien trataba de mantenerse despierta, mientras el ámbar brillaba cada vez más. —Regresa... Revierte... Impide su muerte... —Repitió, haciendo las pausas necesarias.
— ¿Está haciendo lo que creo que está haciendo? —Murmuró Jane, ladeando la cabeza.
—Sí, está intentando salvarla. —Confirmó Alex, viendo como su prima comenzaba a cerrar los ojos lentamente. —No, no, no.
—Ayúdala. —Sugirió Lonnie, mientras que su hermano miraba a Audrey, quien todavía forcejeaba con el cetro.
—Mi magia es fuerte, pero no tanto como la de una semidiosa, si intento ayudarla solo voy a perjudicarla más. —Replicó la joven hechicera.
—Regresa, revierte, impide su muerte. —Insistió Mal, moviendo el ámbar cerca de Carter, hasta que el ámbar dejó de brillar. —Tienes que recuperarte, dime qué estás bien mi amor, por favor; dímelo. —Susurró, acariciando las mejillas de la chica de Luisiana.
El Ojo de Dragón finalmente dejó de comportarse de manera extraña, pero comenzó a lanzar muchos rayos hacia todos lados: el océano, la barrera, el cielo; etc.
— ¡Demonios, obedéceme ya, estúpido palito mágico! —Gritó Audrey, sosteniendo el objeto con fuerza, logrando tomar el control de nuevo. Sonrió con malicia. — ¡Por fin!
—Chicas... —Les advirtió Shangcito al darse cuenta de que nuevamente estaban en peligro. —Odio arruinar el momento pero estamos siendo desafi...
— ¿Dragoncita? —Lo interrumpió Carter, pues el ámbar acababa de devolverle toda su magia, desvaneciendo también su dolor. Abrió los ojos lentamente, sintiéndose más fuerte que nunca. —Mal, me salvaste la vida, por supuesto que estoy bien. —Aseguró antes de besarla dulcemente, siendo correspondida.
— ¡Chicas! —Volvió a llamarles la atención Shang, por lo tanto Alex lo miró.
—Yo... Creo que deberíamos irnos ahora, chicos. —Habló la hechicera de la familia Russo, logrando que Mal y Carter se apartaran, Lonnie ayudó a la chica de Luisiana a levantarse del suelo.
—Escuchen, este es el plan. —Dijo el joven guerrero. —Jane distráela, Ale...
—Déjenmela a mí. —Lo interrumpió Mal, incorporándose del suelo y mirando a la Reina del Mal, quien hizo resonar el cetro contra el suelo.
—Pe-pero... —Tartamudeó la pequeña hada, pero la villana la miró para luego colocarse delante de ellos y Jane supo que sería mejor no replicar.
—Tranquilos, ella me salvó. —Murmuró Carter, su prima la abrazó con fuerza.
— ¡A ver qué haces ahora, Mal! —Gritó Audrey, haciendo que el suelo comenzara a temblar para luego lanzarle un intenso rayo de magia a la chica de la Isla, quien lo contrarrestó con otro rayo de su ámbar. — ¡No me subestimes, maldita! —Gruñó, el cetro brilló más fuerte.
— ¿¡Qué demonios!? —Protestó la ojiverde cuando la Reina del Mal comenzó a ganarle, se dio cuenta de que estaba en clara desventaja por la poca magia que ahora tenía el ámbar, mordió su labio inferior. —Mierda... Huyan de aquí... Les daré un poco más de tiempo... —Demandó, sus ojos comenzaron a brillar intensamente.
—Mal, ¿qué crees que haces? —Le recriminó la chica de Luisiana, tratando de interponerse, pero su prima se lo impidió.
—Tienes que alejarte de esto, no es tu lucha, Car. —Le aconsejó Alex en su oído.
—Ella tiene razón, esta ya no es nuestra batalla. —Concordó Lonnie.
— ¡Desaparece de una vez, Mal! —Alzó la voz Audrey, golpeando el cetro contra el suelo nuevamente, causando un temblor en el puente que provocó que la descendiente de Maléfica se cayera al agua. — ¡Húndete y deja de ser un problema! —Gritó, provocando que las olas del mar se hicieran más intensas.
—Uuuuh, eso debió dolerle. —Comentó Shang, haciendo una mueca, mientras intentaba mantener el equilibrio para no caer; al igual que los demás.
— ¡Mal, no! —Se lamentó Carter, entonces miró con desprecio a la hija de Aurora. — ¿¡Qué hiciste con mi chica, maldita perra!? ¡Ahora sí te voy a matar, pero primero me vas a devolver a Rosie! —Exclamó, pero su prima la sostuvo con fuerza para que se mantuviera al margen de aquella pelea.
—Ahora sí, yo me encargo de esto. —Dijo Jane, apuntando a su ex mejor amiga con su varita mágica, pensando en algún hechizo que usar.
— ¡Banda de pordioseros! —Gritó Audrey, apuntándoles con el cetro, que comenzó a brillar mientras ella se preparaba para volver a enviarlos a la Isla; pero un fuerte estruendo proveniente del agua la desconcertó.
Todos vieron como Mal, transformada en dragón, salía del agua; siendo consciente de que no podrá usar el ámbar pues estaba mojada.
— ¡Malditos dragones sean todos! ¡Deberían de estar muertos! —Se quejó Audrey, entonces le lanzó un rayo rosado a la criatura, quien voló para esquivarlo con bastante facilidad. — ¡Monstruo! ¡Te haré caer en el mar y hundirte allí! —Prometió, arrojándole otro rayo que la bestia supo esquivar.
— ¡Por todas las varitas mágicas! —Dijo Jane, retrocediendo un poco y bajando su varita mágica.
— ¡Mi dragoncita está bien! —Chilló Carter, feliz, observando aquella pelea. — ¡Gánale Mal! ¡Tú puedes vencerla!
La dragona rugió enojada y le lanzó una bola de fuego a la Reina del Mal, quien tuvo que usar mucha magia del cetro para desvanecer aquello, pero cayó al suelo pues había usado mucha magia.
—Alex, sacanos de aquí. —Pidió Shang.
—Y este es nuestro momento de irnos a un lugar seguro. —Dijo la joven hechicera, quien movió su varita mientras recitaba un hechizo para sacarlos de ahí.
— ¡Maldito dragón! —Chilló Audrey, pero al escuchar que los demás querían escapar, los apuntó con el Ojo de Dragón. — ¡No! —Gritó, preparándose para dispararles desde el suelo, sin embargo Mal descendió en picada para bloquear el ataque y el rayo de magia que iba dirigido hacia ellos golpeó en su ala derecha. La criatura gruñó, adolorida.
La dragona miró hacia atrás, dandose cuenta de que los agentes del PPP acababan de desaparecer de allí.
— ¡No me canso de odiarte, Mal! —Le gritó la hija de Aurora, poniéndose de pie, furiosa. — ¡Finalmente acabaré contigo de una vez por todas! —Dijo, apuntándola con el cetro, pero la bestia se dispuso a salir volando alto como pudo; pues era consciente de que en aquellas condiciones perdería aquel combate.
Audrey lanzó una ráfaga potente de magia hacia Mal, quien apenas logró esquivarla.
— ¡Maldición! —Gritó la chica de Auroria, viendo como su enemiga desaparecía entre las nubes, pero disparó rayos al azar hacia allí para intentar herirla más pero aquello falló. — ¡Te odio, Mal Igna! —Gritó mientras la dragona se alejaba cada vez más, dirigiéndose hacia Auradon.
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Mientras tanto, Uma estaba tomando sol en la glorieta que rodeaba el lago encantado, tranquila.
La verdad era que necesitaba tiempo para sí misma, ¿y qué mejor que organizar un picnic para ella misma en el día de su cumpleaños?
Su paz duró poco, pues una enorme dragona cayó en el lago encantado, bloqueando el sol. Entonces la hija de Úrsula abrió los ojos, confundida.
— ¡Oh, por los siete mares! ¿¡Acaso una no puede estar tranquila por un rato!? —Se quejó la chica de cabello turquesa, sin embargo se levantó para dirigirse hacia el agua, una vez dentro de la misma se dispuso a nadar hasta donde se encontraba la criatura para ayudarla.
Fue entonces cuando aquella bestia comenzó a transformarse en humana, luego empezó a hundirse lentamente en el agua porque estaba muy débil.
— ¡Ya casi llego, resiste! —Exclamó la brujita del mar, quien se sumergió en el agua hasta alcanzarla, tomó uno de los brazos de la recién llegada y lo pasó alrededor de sus hombros para entonces nadar hasta la orilla; luego la colocó con cuidado en la glorieta. — ¿Mal? ¿Puedes darme una señal de vida? —Murmuró, hizo una mueca al reconocerla.
La chica de cabello morado ni siquiera se movió, pues estaba inconsciente.
—Demonios, no puedo creer que tenga que hacer esto... —Gruñó Uma, se dispuso a acomodarla mejor en la glorieta y entonces comenzó a darle respiración boca a boca.
Se apartó de ella unos segundos después, dándose cuenta de que tenía el brazo herido, por lo tanto debía curarla. Pero se olvidó de aquello cuando la ojiverde comenzó a toser y a escupir agua sin abrir los ojos hasta que logró sentarse, continuó escupiendo agua y finalmente abrió los ojos.
— ¡Mierda, Mal Igna, me estás escupiendo! —Protestó la capitana del Lost Revenge. —No sé ni por qué te ayudo.
—Rayos... —Gruñó la chica de cabello morado, quien seguía tosiendo, su rival suspiró hondo.
—Dame tu brazo ya mismo, tengo que curarte. —Demandó Uma, la recién llegada abrió la boca al reconocerla pero volvió a toser
— ¡Maldita seas, princesita! —Se quejó Mal, mientras continuaba escupiendo agua.
— ¿Audrey te hizo esto? —Murmuró la pirata, quien se apartó un poco mientras ella tosía, hasta que finalmente dejó de hacerlo y levantó la mirada hacia la morena. —Debo revisarte.
—Ya déjame... —Comentó la ojiverde, orgullosa, se aclaró la garganta. —Estoy bien así. —Mintió, no iba a pedirle ayuda.
—No te hagas la orgullosa conmigo que acabo de salvarte, dragona malhumorada. —Le recrimino la brujita del mar, quien la salpicó con un poco de agua de la orilla del lago. Mal arrugó la nariz, sonriendo. —Ay, espera, me olvidé que la gran Mal puede curarse sola. Hazlo, adelante, esto será un espectáculo. —Mencionó con sarcasmo, pues era consciente de que no podría hacerlo porque estaba muy débil, la ojiverde estaba a punto de lanzarle agua pero el dolor en su espalda la hizo retorcerse.
— ¡Mierda! —Chillo la descendiente de Maléfica, adolorida, se tocó la espalda y sintió la sangre. — ¡¿Qué?! —Exclamó, preocupada por si misma, mirando a la otra VK con pánico.
— ¡Mal! —Exclamó la chica de cabello turquesa, quien estaba igual de preocupada que ella. —Tranquila, respira hondo, voy a quitarte la blusa para ver que tan graves son tus heridas. —Dijo antes de acercarse para sacarle la prenda lentamente con mucho cuidado, viendo mucha sangre.
—Uma, haz algo para curarme por fav...—Suplico la adolescente herida, pero ni siquiera pudo terminar esa frase, pues el dolor la hizo volver a retorcerse. Ella se encorvó, tratando de aliviarse. —Duele... —Masculló, apretando los dientes con fuerza.
—Aproveché que Carter, Rosie, Lonnie y Jane iban a salir de la Isla e impedi que la barrera se cerrara por unos segundos para escapar con el ámbar d... —Comenzó a explicar la ojiverde, hasta que recordó que aquella piedra mágica se le había caído al lago encantado. —Oh mierda, no... Uma, tienes que buscar ese ambar... Tengo que recuperar esa mierda... No puedo perderla...
— ¿¡Ibas a escapar!? —Mencionó la pirata, sorprendida.—Hey, la buscaré, pero primero te curaré. Ahora, tengo que meterte bajo el agua para que tus heridas se limpien, ¿ok? No te sucederá nada, estas conmigo. —Exclamó, mientras caminaban por el agua, metiéndose cada vez más profundo.
Mal observo como cada vez estaban más lejos de la orilla y se asustó, pues no sabía nadar.
—Uma, no te alejes... —Habló la chica de cabello morado en voz baja, cerró los ojos mientras avanzaba junto a la morena, confiaba en ella por alguna razón que ni ella misma comprendía.
Las dos continuaron avanzando unos metros mas hasta que la chica de cabello turquesa se detuvo, ya que la profundidad era tanta que ninguna de las dos tocaba el suelo.
—Creo que aquí estamos bien. —Sentencio la pirata, la otra VK abrió los ojos e inspecciono su alrededor con la mirada. —Ahora, ¿quieres sumergirte sola por un minuto o lo hacemos juntas porque le tienes miedo a un poco de agua? Tienes que cerrar los ojos y respirar hondo antes de ir debajo del agua. —Dudó, mirándola mientras aún sostenía su mano. Como respuesta, la hija de Maléfica se enrosco en las caderas de Uma, pues estaba asustada.
—No, no, no; ni loca me sumerjo ahí yo sola... Uma, no me sueltes... —Se opuso la ojiverde, mirándola a los ojos y dándose cuenta de que estaban demasiado cerca, por lo que se alarmo pero no se alejo porque no iba a soltarse de ella por nada del mundo. —Uma, no quiero ahogarme, ni siquiera sé como salí del agua cuando Audrey me lanzó a ese mar enfurecido... —Hablo, comenzando a temblar, pues empezaba a tener frío. La hija de Ursula solo ladeo la cabeza, mirándola con ternura.
—Ow, tienes miedo... No te voy a soltar, nos sumergiremos las dos y te ayudaré a salir a la superficie cuando el momento sea el indicado, ¿ok? —Dijo la morena, tomándola de las mejillas y acariciando las mismas.—No te vas a ahogar porque estás conmigo, haremos esto rápido y te llevaré a la orilla para que el sol te caliente un poco y te daré una toalla y ropa porque estás temblando de frío. ¿Confías en mí?
—No me dejes morir... —Rogo Mal, entonces se llevo una mano a su nariz. —Confío en ti... —Le aseguro y se tapó bien la nariz.
—Podría hacerlo porque te lo mereces, pero me das pena y es divertido verte tan vulnerable, saber que necesitas de mí es tan... satisfactorio. —Replicó la brujita del mar, sonriendo con picardía. —Eso quería oír. —Dijo antes de sumergirse junto a ella, disfrutando de la situación, esperando que el agua pudiera aliviar las heridas de la otra chica de la Isla.
La descendiente de Maléfica abrió los ojos cuando ambas estuvieron debajo del agua, observó con cautela el fondo del lago, buscando la brasa mientras que el dolor en su espalda se aliviaba ligeramente, soltó una bocanada de aire hasta que recordó que estaba en el medio del agua y se aterro por un momento. Uma solo rio, pues era consciente de que a ella no le sucedería nada, la pirata también se dedicó a buscar aquella piedra mágica con la mirada pero al no encontrarla tomó la mano de Mal para llevarla hacia la superficie.
—Sujétate de mí, te llevaré a la orilla. —Pidió la chica de cabello turquesa, la otra VK la obedeció y entonces comenzó a nadar hacia la orilla, cuando ambas llegaron ahí se subieron a la glorieta; en donde la brujita del mar se apresuró a cubrir a Mal con una toalla para que no tuviera tanto frío.
—Que frío... —Dijo la chica de cabello morado, cubriéndose mejor con la toalla. —Me arde todo... —Se lamento, sintiendo un leve ardor en su herida, por lo tanto se mordió el labio inferior con fuerza.
—El agua no estaba tan fría, solo no estás acostumbrada. —Replicó la pirata, quien observó la herida en su espalda. —Mh, tengo que vendártela para que no se infecte, probablemente te duela un poco. —Informo antes de chasquear los dedos para hacer aparecer vendas con su magia, comenzó a vendar su espalda lentamente, con mucho cuidado para luego hacer lo mismo con su brazo. Mal solo se quejaba en voz baja.
—Mira, te daré ropa para que ya no uses esta que está empapada. —Dijo Uma, tomó su collar y lo hizo brillar, logrando que aparecieran prendas nuevas en las manos de la ojiverde. —Puedes cambiarte mientras yo voy a buscar el ámbar, ¿te parece bien? —La interrogó, la otra chica solo asintió con la cabeza y la brujita del mar se lanzó al agua nuevamente.
Mal se colocó el conjunto de licra y blusa apretada, de color morado y azul, mientras observaba con curiosidad el lago desde la glorieta.
Bajo el mar, la chica de cabello turquesa hizo brillar su collar y comenzó a nadar, hasta que localizó aquella piedra mágica que necesitaba. La guardó dentro de su collar y continuó nadando bajo el agua hasta rodear el lago y salir del agua, escondiéndose entre los árboles para ver si Mal se daba cuenta de que estaba tardando mucho, dispuesta a hacerle una broma a su archienemiga.
La chica de cabello morado acababa de meter sus pies descalzos en la orilla, trazando figuras sobre el agua, olvidándose de todo por un momento; ignorando que estaba siendo vigilada.
De repente la expresión de tranquilidad de Mal se transformó drásticamente.
— ¿Uma? —Dijo la VK, preocupada, mirando el lago con nervios. —Uma, respóndeme. —Exigió, poniéndose de pie, mientras que la brujita del mar se había cubierto la boca para que no la descubriera.
Y entonces la Princesa del Inframundo entró al agua para buscarla.
— ¡Uma! —Gritó la ojiverde, preocupada, siguió avanzando ignorando la profundidad del agua hasta que ya no podía tocar el suelo y se hundió. La pirata la maldijo entre dientes.
—Mal, eres una estúpida. —Murmuró Una, antes de correr hacia el agua y nadar velozmente hasta que llegó hacia ella, la tomó entre sus brazos y la sacó hacia la superficie para llevarla hacia la orilla. — ¿Me puedes explicar qué mierda acabas de hacer? ¿Acaso estabas intentando salvarme, Mal? —Dudó mientras la volvía a cubrir con la toalla, dándose cuenta de que su traje de licra marcaba perfectamente su cuerpo al estar mojado.
La chica de cabello morado tosió agua, temblando levemente.
— ¡Es que pensé que te había pasado algo! —Se justificó la ojiverde, mirándola. —Y quise ayudarte... —Admitió, apretó los dientes y observó hacia otro lado, avergonzada.
—No me sucedió nada, solo me distraje por la belleza marina... —Se excusó la capitana y la cubrió mejor con la toalla al verla temblar. — ¿Y cómo ibas a ayudarme si no sabes nadar, eh? —La interrogó, alzando una ceja.
—No sé... Me habría transformado en dragón con la poca fuerza que tengo para sacarte... —Sugirió Mal, quien abrazó sus piernas. — ¿Encontraste el ámbar? —Cambió de tema, elevando la vista hacia la brujita del mar.
—No, es peligroso que te transformes, más aún cuando estás tan débil. —La regañó Uma, negando con la cabeza. Se incorporó cuando escuchó esa pregunta y se alejó un poco de ella para entonces sacar el ámbar de su collar y enseñárselo, mientras sonreía con picardía. — ¿Perdiste algo?
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