Capítulo 23: ❝Verdades dolorosas❞ [Parte 2]
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Regina abrió la puerta de la habitación de su descendiente, aún tomándola del cabello, la empujó contra la pared; ocasionando que gimiera de dolor.
— ¡Eso no era necesario, madre! —Protestó Evie, pues ahora su cabello le dolía demasiado. —Hice todo lo que siempre quisiste: asesiné a un rey, me acosté con su esposa, la incriminé por el asesinato de su marido; asesiné a Blancanieves y me quedé con el trono, ¿¡qué más quieres de mí!? —Le recriminó, asustada.
— ¡Quería que me sacaras de esta Isla en vez de quedarte tú sola con ese trono el cual perdiste! —Gritó su progenitora, estando tan furiosa que la apretó más contra la pared.
— ¡No podía sacarte de aquí si no tenía todo bajo control! ¡Tenía que encontrar a las tres bastardas que huyeron antes de que arruinaran todo! —Se quejó la chica de cabello azul, haciendo una mueca. —Y luego Mal perdió la cabeza y tuvimos que volver a esta prisión de mierda para buscar a Hades para que la ayudara ¡y eso tampoco sirvió porque el desgraciado nos traicionó y luego apareció esa estúpida princesa primorosa a robarme mí trono!
— ¡Deja de excusarte, maldita insolente! —Alzó la voz Regina, tironeándole de los cabellos con fuerza hasta arrastrarla frente al espejo, haciendo que observara su propio reflejo. — ¡Mírate, Evie! ¡Mira el fracaso que eres! ¡Mira la deshonra en la que te has convertido! —Le gritó, acercándole más el rostro hacia el espejo.
— ¡Ay, me duele! —Alzó la voz la princesa malvada, se miró en el espejo y empezó a llorar cuando su madre comenzó a insultarla. — ¡No! ¡Yo soy una reina! Lo soy... —Dijo, intentando convencerse a sí misma de ello, mientras su rostro estaba cada vez más cerca del espejo.
— ¡Tú no eres una reina! ¡Eres una maldita rata horrenda! —Replicó la adulta, quien le estrelló la cara contra el espejo, causando que se cortara el rostro inmediatamente. — ¡Nunca serás una reina! ¡Tú solo me defraudas!
— ¡No! —Chilló la princesa malvada cuando los vidrios comenzaron a cortar su piel. — ¿¡Qué hiciste, madre!? —Sollozó, adolorida.
— ¡Cállate, Evie! —Le ordenó y le volvió a estrellar el rostro contra los cristales rotos, logrando herirla todavía más y que ella soltara un grito desgarrador de dolor. — ¡Voy a enseñarte modales! ¡Voy a enseñarte a respetarme! —Habló histérica e hizo girar a su descendiente para que la menor quedara frente a ella, entonces le dio una fuerte bofetada, sin importarle la sangre que salía de sus heridas y luego le proporcionó dos golpes más; mientras la joven sollozaba para luego abrazarse a sí misma, demasiado asustada de lo que podría sucederle si se quejaba.
—Estoy harta de ti. —Sentenció la villana, soltándola y arrojándola al suelo, la princesa malvada volvió a gemir de dolor. —Nunca debiste haber nacido, estúpida... Eres una deshonra y eso jamás cambiará. —Le recriminó, mirándola con desprecio antes de caminar hacia la puerta y cerrarla de un portazo para luego cerrarla con llave.
Evie continuó llorando y cubrió su rostro herido con sus manos, manchándoselas de sangre, pero eso le trajo recuerdos horribles así que se levantó como pudo y se lanzó boca abajo a su cama; sollozando sin tener ningún consuelo.
—Carlos y Jay se tienen el uno al otro... —Se lamentó Evie, mientras las lágrimas descendían por sus mejillas, destrozada. Estaba rota y sola, lo peor de todo era que estaba consciente de que se lo merecía. —...y yo... me tengo a mí misma.
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Cuando las puertas del ascensor se abrieron para darle paso al centro de operaciones del PPP, la joven hechicera de la familia Russo -que estaba mareada- se sostuvo con una mano de la pared mientras que la princesa Apple le daba aire con su mano. Sus dos amigas estaban calladas, y Aleisha intentaba que su mascota se bajara de la cabeza del capitán Thorne.
Odio los helicópteros, pensó la recién llegada, pero Carter vale la pena.
— ¡3312, tenemos un 3312! —Exclamo Abu, mientras despeinaba al agente del PPP, quien bufo y negó con la cabeza. — ¡Agente mareada, agente mareada!
—Silencio, monito parlante, que te soporte durante todo el viaje. —Protesto el piloto, miro a las princesas y entrelazo el brazo de Alex con el suyo. —Siganme por aquí, princesas. Ya están a salvo, vamos a dejar a esta ladrona con sus compañeros y luego las llevare a iniciar la fase de transformación. —Indico antes de abandonar el ascensor, siendo seguida por las jóvenes por el pasillo hasta que localizo a sus compañeras. Aclaro su garganta para captar la atención de Cinder y Scarlett.
— ¡Thorne! —Lo saludo la primera. — ¿Que haces aquí?
— ¡Alex! —La llamó la pelirroja. —Creímos que te quedarías en Northern Wei con todos los demás. —Añadió.
—Cress me llamo, me dijo que las primas Russo hicieron estupideces peligrosas, tuve que ir a buscarlas para salvar el día. —Explico el capitán, encogiéndose de hombros. — ¿Pueden cuidar de esta irresponsable? Tengo princesas que ayudar. —Suplico, señalando con la cabeza a las chicas que estaban detrás de el.
—Nosotras la cuidaremos, ve con ellas que te necesitan mas que Alex. —Accedió Scarlett.
—Andando, señoritas. —Exclamo Thorne, separándose de la joven Russo y girándose hacia las princesas, mientras que Abu aun estaba en su cabeza. —Las voy a llevar a...
— ¿¡A comer bananas!? —Sugirió el mono, mientras se alejaban cada vez mas de las otras agentes.
—Le dije a esta estúpida que no era buena idea hacer esto, me van a matar. —Se lamentó la prima de Carter, haciendo una mueca.
—Nunca te pones así... a menos que hayas tenido un viaje en helicóptero, cuando los detestas y prefieres usar tu magia porque es mucho más rápido y seguro que un vuelo insoportable. —Exclamó Cinder, tratando de darse cuenta de la razón por la que la hechicera lucía así, tan aturdida, preocupada y asustada por algún motivo. — ¿Y por qué vamos a matarte?
Sus amigas la llevaron hacia una mesa –la misma en la que Scarlett tenía su computadora para trabajar– y la pelirroja le acercó la silla para que la joven Russo tomara asiento, la recién llegada se dejó caer sobre la misma y cubrió su rostro con sus manos, avergonzada.
—Porque me lo merezco, soy una grandísima estúpida. —Dijo la morocha. —Si Justin estuviera aquí, él me regañaría por ser tan impulsiva, ¡y es por esto que a veces desearía que él hubiese sido el hechicero de la familia; mi hermano mayor siempre fue más responsable que yo! —Se quejó, sin sacarse las manos de la cara.
En ese momento, el primogénito de Mulán –quien había regresado al PPP luego de haber llevado a Audrey y a Dizzy a Auroria– apareció y frunció su ceño al ver a las tres chicas allí.
— ¡Oye! —Dijo el hermano de Lonnie, pero la morocha no hizo caso, sin embargo sus amigas le hicieron varias señas para que se acercara y él así lo hizo. — ¡Alex! ¿Qué haces aquí? Se suponía que Cartercita y tú se quedarían en mi casa para cuidar de todos los demás, eso es lo que habíamos acordado apenas llegamos a mi palacio. —Cuestionó, intrigado.
— ¡Shangcito! —Exclamó la hechicera, sacándose las manos del rostro y suspiró aliviada al verlo. —Bueno, con respecto a eso... Tengo malas noticias, mí tío me va a matar. Llevé a Carter a Auradon para rescatar a Rosie y salió muy mal. —Confesó, asustada por la reacción de los agentes del PPP.
— ¿¡Qué!? —Gritaron los tres, tan shockeados como sorprendidos.
—Esto no puede ser. —Masculló Cinder, haciendo una mueca. — ¿Por qué hiciste eso?
—Ella iba a ir con o sin mí, yo solo intentaba protegerla, pero ni siquiera me permitió hacer eso; me dijo que me quedara en el maldito helicóptero porque ella no tardaría demasiado en sacar a Rosie del calabozo. —Dijo la hechicera de la familia Russo, nerviosa y angustiada. —Pero cuando llegamos, se formó el caos.
—Uh, eso suena interesante. —Habló Scarlett, acercando otra silla y sentándose ahí, elevó una ceja mientras esperaba a que su amiga continuara diciendo lo que había sucedido. —Estoy de humor para el caos. —Dijo, recibiendo miradas desaprobatorias por parte de los demás.
— ¿Y entonces...? —Dijo Shang, tratando de no perder la cabeza, esperando a que la morocha siguiera dándoles explicaciones. La recién llegada lo miró, sintiendo como su corazón se rompía.
—Debes llamar a Lonnie, dile que no pueden salir de Northern Wei... Y esa ni siquiera es la peor parte. —Dijo la prima de Carter, haciendo una mueca de disgusto, se quedó callada durante unos segundos pues debía encontrar las palabras correctas para continuar hablando: —Audrey... Perdió la cabeza, se robó el cetro de Maléfica y regresó a Auradon.
— ¿¡La hija de Aurora se robó el cetro de Maléfica!? —Repitió la pelirroja, impactada por aquella revelación. —Esa chica sí que tiene agallas. —Dijo, sorprendida.
—Y eso tampoco es lo peor de toda la situación. —Siguió hablando la morocha, quien arrugó la nariz. —Hades estaba en Auradon.
—Por todos los cyborgs, esto es peligroso. —Comentó Cinder, apretando los puños por la furia que sentía. —No podemos quedarnos aquí, debemos ir al reino para detener a esos dos, antes de que sea muy tarde. —Ordenó, decidida.
—Lamentablemente ya es muy tarde para intervenir. —Se lamentó Alex. —De hecho...
— ¡Esto no puede empeorar! —La interrumpió el joven guerrero, sacando su celular del bolsillo de su pantalón, sus manos tenían un ligero temblor debido a los nervios que lo carcomían. —Debo advertirle a Lonnie... —Murmuró mientras marcaba el número de su hermana.
—Oh, sí es peor. —Replicó Alex, viendo como el chico llevaba el celular a su oído mientras la miraba con atención, al igual que las otras dos agentes. —Audrey envió a los VKs, a Hades, a Carter y a Rosie a la Isla de los Perdidos. —Finalizó, asustada, mientras esperaba a que la hija de Mulán contestara la llamada.
Pero el objeto cayó al suelo, mientras que Cinder se cubrió la boca, sorprendida; y Scarlett dejó caer su cabeza contra el respaldo de la silla, maldiciendo entre dientes a la AK que los había traicionado.
—Los mandaron a la Isla. —Repitió el primogénito de Mulán, shockeado.
— ¿A quiénes mandaron a la Isla? —Los interrumpió una voz detrás de ellos, que logró sobresaltar a los agentes, quienes se voltearon. El mayor Mason estaba frente a ellos, mirándolos con el ceño fruncido.
—Esto no puede ser peor. Estoy metida en un gran problema. —Dijo Alex, negando con la cabeza y levantándose de su asiento, girándose sobre sus talones para ver a su pariente a la cara. —Tío... Los VKs, Rosie, Hades y Carter están encerrados en la Isla de los Perdidos. —Admitió en voz baja y miró hacia el suelo, preparándose para lo peor.
— ¿¡Qué!? —Alzó la voz el padre de Carter, estando tan shockeados como todos los demás, con toda la furia que había en su cuerpo se acercó a su sobrina. — ¿¡Qué demonios pasó, Alex!?
—Siento que todo esto es mi maldita culpa por dejar que Car me convenciera de llevarla al reino... —Murmuró la morocha, mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos marrones. —Ella quería rescatar a Rosie a toda costa, nuestro plan inicial falló y los piratas se enojaron con Carter, las AKs también; nos pusimos a discutir y llegamos a la conclusión de que si los VKs no estaban en Auradon, sería más fácil rescatar a Rosie. Pero cuando llegamos, Carter entró sola al castillo y yo me quedé esperándola, pero los VKs habían regresado con Hades. Él y Mal estaban peleando a muerte cuando Carter intervino, creo que usó su magia para detenerlo y salvar a Mal, fue a buscar a Rosie y luego apareció Audrey con el cetro de Maléfica y los envió a todos a la Isla. Ella puso a dormir a la ciudad de Auradon, y no pude hacer nada. Tenía que volver aquí para advertirles... Lo siento tío, no pude proteger a Carter ni a Rosie. —Añadió, estando decepcionada de sí misma.
— ¡No puede ser! —Gritó el adulto luego de escuchar todo eso, entonces tomó a la adolescente por el cuello de su camisa. — ¡Alex, estas loca! ¿¡Cómo pudiste dejar sola a Carter!? —Le recriminó, furioso, queriendo matar a la pobre chica.
— ¡No, Mayor Mason! —Intervino Shang, mientras que Cinder se interponía entre ambos para separarlos, entonces el hombre soltó a la adolescente. — ¡No le pegue a Alex! ¡Todo tiene una solución!
— ¡No quise dejarla sola! ¡Ella no me permitió acompañarla! —Se defendió la morocha, quien se apresuró a refugiarse entre los brazos de Scarlett cuando su tío finalmente la liberó. —Voy a arreglar esto, te lo juro por mi vida, la voy a sacar de ahí ahora mismo. —Afirmó, decidida pero aún estando algo shockeada.
—Cin, prepara ya mismo el helicóptero. —Habló la pelirroja, mirando a su amiga de reojo. —Andando, Shang, hay que volver a Auradon.
—¡Nadie saldrá de aquí! —Gritó el adulto, Alex abrazó más fuerte a Scarlett al oír a su tío. — ¡Nadie cometerá otro error! —Demandó, golpeando la mesa en la que estaban las computadoras.
— ¡No podemos quedarnos aquí sin hacer nada! —Se quejó Cinder, indignada.
— ¡Al menos déjenos comunicarnos con el mundo exterior, tengo que advertirle a mi hermana que están en peligro! —Prosiguió Shang. —Le prometí que no volvería a dejarla sola y tuve que romper otra promesa más porque me necesitaban aquí.
—Ya dejamos solas a las chicas cuando Ben murió y ya sabemos cómo resultó eso. No podemos darles la espalda de nuevo. —Exclamó la hechicera de la familia Russo, señalando a sus amigas con su brazo. — ¡Si no nos dejas irnos de aquí vas a perder a tu hija! —Le recriminó.
— ¡No pueden irse de aquí sin que planeen anticipadamente lo que van a hacer, paso por paso! ¡Y si tratan de comunicarse con el mundo exterior, van a ser rastreados! ¡Dejen de comportarse como principiantes cuando ustedes no lo son! —Replicó a los gritos el Mayor Mason, llevándose las manos a la cabeza, no podía creer lo que estaba escuchando. — ¡Es inaudito que no usen la cabeza en un momento tan peligroso como este!
—Creo que debemos hacer un buen plan, porque al parecer esta situación es de vida o muerte. —Opinó Shang, estando nervioso. — ¡Voy a usar la cabeza para llamar a la única familia que me queda, todavía tengo ese derecho, debo protegerla y haré lo que sea para lograrlo! —Dijo, tomando su celular del suelo.
—Y para que lo sepas, nosotras no sabíamos que Hades estaba en Auradon. —Aclaró Alex, mirando a su tío de reojo, quien los observaba con desaprobación; pero todos sabían que no podía negarle el derecho al descendiente de Mulán. La morocha miró al joven guerrero, quien estaba marcando el número de su hermana, se llevó el teléfono al oído. —Dile a Lonnie que reúna a los demás, los traeré aquí con un hechizo, no están seguros en Auradon.
—Estoy en eso. —Murmuró él, esperando impacientemente a que su pariente contestara, pero ella no lo hizo. Escuchó la voz de una contestadora automática que le comunicó que aquel número no estaba localizable, y soltó el celular, pero Cinder lo atrapó antes de que el objeto cayera al suelo de nuevo. —Oh, no. Nada puede ser peor que esto.
— ¿Qué tuercas pasó ahora? —Dudó la chica que había tomado el celular, lo acercó a su oído para escuchar la misma respuesta de la contestadora y bufó, cortando la llamada. Le devolvió el celular a su dueño. —Esto es terrible. La contestadora dijo que su número no está localizable.
— ¿Eso significa que Lonnie también...? —Murmuró el primogénito de Mulán, shockeado.
—No desesperes, Shangcito. De seguro ella está con Jane. La voy a llamar y vas a ver que me contestará y me dirá que están a salvo. —Dijo la prima de Carter, tomando su mano y apretándola. Dicho esto, sacó su celular y marcó el número de la pequeña hada, pero la contestadora la atendió y ella cortó la llamada; frustrada. —Ugh, no. Cin, intenta llamar a Uma, Shang; trata de contactar a Dizzy. —Exclamó y ambos le hicieron caso, mientras que Scarlett se sentaba frente a su computadora y empezaba a teclear, con la esperanza de poder rastrearlas.
—Al menos, el teléfono de la hija de Drizella sí funciona. —Informó el hermano de Lonnie, aliviado al escuchar el tono, hasta que fue atendido y colocó la llamada en alta voz. — ¡Dizzy! ¿Cómo estas? ¿Dónde estas? ¿Jane y Lonnie están contigo? —Habló rápido, nervioso.
— ¡Shang! Qué bueno que llamas, estoy bien, estoy en el Castillo de Bestia; Jane y Lonnie están en la Isla junto a los piratas y Celia... Estoy con Audrey. —Respondió la pequeña.
— ¿¡Están en la Isla!? —Preguntó el agente del PPP, atónito, Scarlett les mostró un mapa satelital en el que se veían varios puntos en el territorio de la Isla de los Perdidos; eso significaba que la niña tenía razón. — ¿Qué pasó, Dizzy?
—Sí, Audrey dijo que ellos se lo merecían, pero yo no lo creo. No puedo hacer nada para persuadirla. —Comenzó a explicar la VK. —No sé qué pasó exactamente pero yo estoy bien, ella me trajo aquí después de todo el caos. Convirtió a Chad en su esclavo, pero a mí no me va a hacer daño. Me considera su amiga, la entiendo pero... no te recomiendo ir a la Isla ahora mismo, Audrey vigila todo con su cetro. —Le advirtió.
— ¿Entonces tiene el cetro de Maléfica de verdad? —Preguntó Shang, asustado, se llevó su mano libre hacia su cabello. Alex lo miró arrugando la nariz y le dio un codazo por haber dudado de ella. — ¿Segura que estás bien? Si te pasa algo no nos lo perdonaríamos, Dizzy. —Murmuró, preocupado.
—Nena, tenemos que sacarte de ahí ya mismo, es peligroso. —Habló la hechicera de la familia Russo.
—Sí lo tiene, no deja que me acerque al cetro, no quiere hacerme daño... aunque sí discutimos. No creo que enviarlos a la Isla sea suficiente para Audrey. —Se lamentó la pequeña pelirroja, se oía asustada. —Sí, yo estoy bien, no me sucederá nada porque le sigo la corriente a Audrey. Si me sacan de aquí, tal vez eso empeore todo.
—Déjenla quedarse cerca de la hija de Aurora, sé que es peligroso, pero también soy consciente de que podría servirnos. —Opinó Scarlett. —No podemos perder la única ventaja que tenemos.
— ¡Tiene como doce años y la quieren arriesgar así! —Protestó el mayor Mason, negando con la cabeza. —Deben sacarla de ahí.
— ¡Tengo quince, señor! Y soy muy madura para mi edad. —Protestó Dizzy, luego bufó. —Si me alejan de ella, no sabrán si Audrey pierde la cabeza. —Replicó.
—Por todas las murallas. —Habló en voz baja el descendiente de Mulán, analizando la situación. —Al menos ella no quiere dañarte... No ha perdido la cordura totalmente...
—Podemos establecer un horario seguro de comunicación en el que ella puede contarnos sobre las novedades en Auradon. —Sugirió Cinder. —Claro que no debería llamarnos a todos nosotros, tal vez solo a Shang y a Alex, para evitar ser descubierta.
—Es algo arriesgado, pero es una buena idea. —Concordó la morocha, mirándola.
—Sí, además... sé cómo Audrey consiguió el cetro. Aurora le escribió una carta a Ben pidiéndole que autorizara el traslado del Ojo de Dragón a Auroria y él lo hizo, supongo que su hija lo encontró. Está destrozada, por eso hace todo esto, pero si quieren puedo intentar convencerla de que libere a alguien de la Isla, de esa manera estaría más segura en este palacio. —Dijo la nieta de Lady Tremaine. —No creo que sea arriesgado, es bueno que mantengamos el contacto.
—Si va a sacar a alguien de la Isla, debe ser alguien astuto, así esa persona podrá ayudarnos a pesar de la distancia. —Exclamó Alex. —Pero ¿quién puede ser? —Dudó, insegura.
—Estaba pensando en decirle que saque a Uma, ella es lo suficientemente inteligente como para convencerla de que está de su lado, además... esas dos están destinadas a estar juntas. Y puede usar su magia de bruja solamente cuando sea necesario. ¿Les parece bien? —Sugirió la niña pelirroja.
Todos intercambiaron miradas y asintieron con la cabeza.
—Es una buena idea, ella tiene potencial, entonces planeemos horas para hacer llamadas. —Accedió Shang, Scarlett le dio un papel junto a un bolígrafo que estaba en la mesa para que anotara los horarios. — ¿A qué hora hacemos las llamadas?
—Puede ser a las 9:00 am porque Audrey siempre sale a esa hora a pasear, en la noche puede ser a las 23:00, ella siempre me envía a mi habitación a esa hora porque no quiere que ande merodeando por el castillo por la noche. —Habló la VK.
—Entonces, 9:00 am y 23:00 pm, genial. Será más conveniente que tú nos llames, Alex y yo estaremos esperando tus novedades, ten mucho cuidado. —Pidió el hermano de Lonnie mientras anotaba los números en aquel papel. —Tenemos trabajo que hacer aquí, pequeña, por lo tanto debo colgar. —Hizo una mueca.
—Lo haré, no se preocupen, los llamaré. No desesperen, por más de que la Isla sea un lugar extremadamente peligroso, las chicas saben cuidarse solas. —Dijo la hija de Drizella. —Adiós, chicos. —Murmuró antes de cortar la llamada, Shang volvió a guardar su celular.
—Tengo que hacerle saber esto a la directora. —Informó el mayor Mason, cruzándose de brazos. —Averigüen exactamente dónde están cada uno de los VKs, al igual que las AKs y también quiero un informe de la ubicación exacta de Rosie y Carter, así que todos ustedes tienen mucho trabajo que hacer. Y, por si no fui lo suficientemente claro, cada vez que abren esa barrera; nos exponemos al peligro. Así que solo sacarán a Jane, Lonnie, Carter y Rosie. Y antes de que repliquen, esto no es un debate, es una orden directa y deben obedecerla. —Dijo, los agentes asintieron de mala gana y él se marchó, dejándolos solos.
—Si mi tío quiere saber la ubicación exacta de cada uno, sabemos perfectamente a quien debemos recurrir. —Habló Alex, aplaudiendo para captar la atención de los demás. —Hay que llamar a Cress.
—Yo me encargo. —Masculló Scarlett, presionando las teclas de la computadora velozmente para realizar una video llamada con la chica que necesitaban, quien no tardó en aceptarla y aparecer en la pantalla de la computadora. — ¡Rubia bonita! ¡Te necesitamos!
— ¡Pelirroja Preciosa Perfecta! —La saludó la joven de cabello rubio largo y dorado como el sol, guiñándole el ojo de forma cómplice. — ¡Oh, hola chicos, es fantástico verlos! ¿Para qué me necesitan? —Dudó, haciendo un gesto con su mano como saludo, los demás le dedicaron sonrisas.
—Han ocurrido varios desastres y necesitamos rastrear a ciertas personas que están en la Isla de los Perdidos, o estaré metida en un gran problema para siempre. —Comentó la prima de Carter, haciendo una mueca y encogiéndose de hombros.
— ¿Quiénes son? —Inquirió Cress, curiosa.
—La Princesa Lesbiana Malvada 937, la Princesa Lesbiana del Inframundo 959, la Rata Callejera 992; el Pequitas Hackeadoras 101, la Princesa del Mar 989, el Pirata del Garfio 953; el Pirata Cazador 991, la Princesa Voodoo 009, la Princesa Guerrera 998, la Hadita Lesbianita 950, la Reina Lesbiana 127, la Chica Cebo 315. —Informó Shang, llamando a cada uno por su nombre clave con el cual podían ser rastreados.
—Ok, déjenme ver qué me muestran las cámaras... —Murmuró la rubia, desviando la mirada hacia otra de las computadoras, hizo una mueca. —...Evie está en el Castillo-al-Otro-Lado con Regina, Mal está en el calabozo del Castillo de las Gangas, Jay está literalmente arrastrándose hasta su casa que lamentablemente para él no está vacía; Carlos acaba de entrar a Hell Hall en donde su madre no está muy feliz, Uma, Harry y Gil están en su barco en la bahía pirata; Celia está en el arcade con sus hermanas y su padre y Lonnie, Jane, Rosie y Carter están en la casa de Yen Sid. Y si quieren más detalles, parece que las dos últimas están bastante... unidas y agotadas y por eso acaban de acostarse en la misma cama luego de compartir el baño.
— ¡No quería saber eso! Aunque, honestamente, no me sorprende. —Se quejó la hechicera de la familia Russo, arrugando la nariz. —Nuestra prioridad será sacar de allí a las chicas, tal vez podamos rescatar a los piratas y a Celia de nuevo, pero tenemos poco tiempo y mucho que hacer.
— ¿Y luego qué haremos? —Cuestionó Cinder, alzando una ceja. — ¡Dime que podremos darle su merecido a esa princesita que se cree demasiado por tener un palito de poder! —Pidió, entusiasmada.
—Primero las sacaremos de ahí y después iremos por la hija de Aurora, todos juntos, para terminar con esto de una vez por todas. —Afirmó Alex, mirándola de reojo con una sonrisa victoriosa. —Prepárense para la operación AUDREY.
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—Será mejor que descansemos ya. —Dijo Carter al ver como su mejor amiga se dejó caer sobre el colchón, sin siquiera abrir la cama.
—Sabes bien como sacarme el estrés, mi chica cebo. —Exclamó Rosie, guiñándole el ojo desde donde estaba. —Sin embargo, una reina buena como yo jamás duerme desnuda, no me arriesgaré a que alguien entre aquí y me vea tan expuesta; por lo tanto ¿dónde está mi atuendo de descanso?
— ¡Pijama de seda rosa para Su Majestad! —Dijo la morocha, divertida, abriendo su mochila y sacando un conjunto de ropa extra para entonces arrojárselo. También tomó su pijama y ambas se colocaron sus respectivas prendas, Carter tomó asiento en la cama para quitarse las botas y arrojó una hacia el interruptor de la luz para apagar la misma. Le quitó los zapatos a su mejor amiga y luego abrió la cama, cubrió a ambas con las sábanas. La joven reina se aferró a ella, colocando una pierna encima de las de su mejor amiga y depositando su cabeza en el pecho de su chica cebo, quien acarició su cabello lentamente. —Buenas noches, Ro. —Habló en voz baja, recibiendo un ronquido por respuesta.
La descendiente del descendiente Mayor soltó una risita y cerró los ojos, quedándose profundamente dormida, ignorando que no estaba a salvo; pues el peligro estaba más cerca de lo que ella creía.
Quince minutos más tarde, Carter estaba descansando, mientras que la reina de Costa Luna se aferraba a ella; hasta que oyó esa voz.
—Ah ah ah ah. —Se oyó esa voz, que hizo que la morocha se removiera en la cama, frunciendo su ceño; negándose a abrir los ojos. —Ah ah ah ah, ah ah. —Insistió, logrando que la joven hechicera se despertara y se sentara en el colchón, mirando de reojo a su chica.
Ella observó a su alrededor con desconfianza y volvió a recostarse, cubriéndose la cabeza con una almohada.
—Ah-ah, oh-oh. —Continuó la voz, provocando que la chica de Luisiana bufara y se quitara la almohada de la cara, tomando asiento en la cama nuevamente. Con delicadeza sacó la pierna de la joven reina que estaba encima de las suyas y quitó la cabeza de Rosie de su pecho y la recostó en la cama, le dio un beso en la frente antes de levantarse para buscar sus botas y colocárselas. —Ah-ah, oh-oh.
—Ah-ah, oh-oh, oh, oh. —Prosiguió esa voz, parecía que la estaba apresurando.
—I can hear you but I won't. —Sentenció la agente del PPP, sintiendo curiosidad, pero era peligroso salir y no debería hacerlo. —Some look for trouble while others don't.
—There's a thousand reasons I should go about my day. —Exclamó la morocha, sacando su diario íntimo de su mochila, que podía leer sin problemas –ya que no había magia en la Isla– así que abrió el mismo y comenzó a leer una nota que su madre había escrito hace tiempo: "Pequeña valiente, los vientos son inquietos, ¿es esa la razón por la que escucho esta llamada? ¿Se acerca algo? No estoy segura de querer que las cosas cambien, estos días son preciosos, no puedo dejarlos escapar, no puedo congelar este momento, pero aún puedo salir y aprovechar este día. Es el último día que tengo libre antes de irme con el resto de la familia para poder encerrar villanos y garantizar tu eterna seguridad, mi amor, te prometo que haré lo correcto y regresaré. Y si no vuelvo, sigue mi consejo, escucha tu corazón y deja que el viento te guíe.", la joven solo abrazó el diario con fuerza. —And ignore your whispers, which I wish would go away, oh-oh-oh. —Dicho esto, cerró el diario.
—Ah-ah, oh-oh. —Se volvió a oír esa voz, que provenía desde una de las ventanas.
—Oh-oh. —Murmuró Carter, dolida.
—Ah-ah, oh-oh. —Insistió esa voz, logrando que la joven se levantara.
—You're not a voice. —Afirmó la chica, demasiado asustada como para seguir soportando eso, pero el último consejo de su madre aún estaba presente en su cabeza, y no sabía qué hacer. —You're just a ringing in my ear. —Replicó, acomodándose el cabello con una mano, en ese instante Rosie entreabrió los ojos y frunció el ceño al ver a su mejor amiga despierta; quien le estaba dando la espalda.
—And if I heard you, which I don't... —Continuó Carter, sin queriendo admitir que estaba muy confundida. La reina de Costa Luna volvió a cerrar los ojos, fingiendo estar dormida. —...I'm spoken for, I fear.
—Everyone I've ever loved is here within these walls. —Murmuró la morocha, mirando de reojo a su mejor amiga, quien aún descansaba en la cama. Negó con la cabeza, no podía dejarla, no podía preocuparla más, luego se giró para ver el balcón que se conectaba con su habitación para luego voltearse a ver a su compañera de habitación, indecisa; nerviosa y asustada por lo que podía pasar. —I'm sorry, secret siren, but I'm blocking out your calls. —Replicó, segura.
—I've had my adventure. —Dijo, recordando como se había arriesgado a sí misma para salvar a Rosie en Luisiana, definitivamente lo haría una y mil veces. —I don't need something new. —Replicó, pero luego analizó la situación: Por fin había recuperado a su chica, pero... había perdido su libertad. Y pronto también perdería a la joven reina y a sus amigas, pues no dudaba de que su prima y los demás vendrían a rescatarlas. Entonces ¿qué más tenía que perder? Bufó, pues detestaba estar en esta situación.
—I'm afraid of what I'm risking if I follow you... into the unknown. —Dicho esto, la hechicera caminó hacia las puertas del balcón y las abrió, mirando hacia el horizonte. Avanzó lentamente hacia la baranda del balcón. —Into the unknown, into the unknown!
—Ah-ah, oh-oh. —Volvió a llamarla esa voz, parecía provenir de algún lado de la Isla, por lo tanto Carter no pudo resistir la curiosidad. Si todos se irían pronto, ¿qué importaba si ella desaparecía por una noche? Regresaría antes de que todos despertaran, pero ahora mismo necesitaba encontrar respuestas, debía seguir el consejo de su madre. Después de todo, si ella se lo había escrito, recurrir ante el llamado del viento no podía empeorar su vida. —Ah-ah, oh-oh, oh, oh. —Luego de oír eso, la chica se dio la vuelta y salió de la habitación, bajó las escaleras corriendo y abrió la puerta principal de aquel hogar; encontrándose con la calle oscura, desierta y fría. Una ráfaga suave de viento la rodeó y luego comenzó a guiarla.
—What do you want? 'Cause you've been keeping me awake. —Dudó Carter mientras caminaba por la Isla siguiendo al viento, sabiendo claramente que esa voz no iba a contestarle con palabras exactas, pero al menos le estaba dando señales. —Are you here to distract me so I make a big mistake? —Prosiguió, mirando a su alrededor mientras aceleraba el paso.
—Or are you someone out there who's a little bit like me? —Inquirió, ladeando la cabeza, sintiéndose incompleta. —Who knows deep down I'm not where I'm meant to be?
—Every day's a little harder as I feel my power grow. —Se lamentó la chica, corriendo detrás de las ráfagas del viento, mirando sus manos. —Don't you know there's part of me that longs to go... into the unknown? —Masculló, siguiendo al viento que la hizo atravesar varios callejones hasta que llegaron a una mina, cuyas puertas estaban cerradas. Arriba de las puertas habían unas letras gigantes: «Piérdete».
—Into the unknown! —Exclamó la descendiente del mayor Mason, acercándose a las puertas y leyendo otro letrero que estaba a su izquierda: «Cuidado con el perro» junto con un dibujo de un perro de tres cabezas. Cerberus, pensó la chica, sintiendo escalofríos al darse cuenta de quien era el dueño de aquel animal. —Into the unknown!
Acababa de llegar a la guarida de Hades, el peligroso villano que había matado a su madre y que también había intentado asesinarla a ella, y si entraba; probablemente no saldría.
—Ah-ah, oh-oh. —La alentó la voz, impaciente. —Ah-ah, oh-oh. —Prosiguió y la joven intentó abrir las puertas, pero las mismas estaban cerradas, notó que había una cerradura para una llave... que claramente no tenía.
— ¡Carter Mason! —La regañó una voz detrás de ella, entonces la morocha se giró para encontrarse con su mejor amiga, quien la había seguido. — ¿¡Qué carajo haces cantando una canción a las tres de la mañana!? Y... ¿¡qué pretendías hacer aquí!? —La cuestionó, molesta.
La prima de Alex Russo abrió la boca para responder, pero la recién llegada negó con la cabeza y la tomó del brazo.
— ¿Sabes qué? No deseo averiguarlo ahora. —Replicó Rosie, negando con la cabeza, pues estaba demasiado cansada como para iniciar una discusión en plena calle. —Hay que volver a la casa antes de que nos descubran. ¡Y no quiero que vuelvas a hacer una estupidez como esta! ¡No puedo perderte de nuevo! —Dicho esto, comenzó a arrastrarla de regreso al hogar de Yen Sid, y la joven no opuso resistencia.
Tarde o temprano –tal vez cuando las demás se fueran para tener una vida decente– podría regresar para buscar las respuestas que la llevaban hacia lo desconocido.
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