Capítulo 21: ❝La gran batalla❞
—Malditos hijos de putas... —gruñó Mal, sus ojos verdes brillaron—. Van a pagar esto, trío de traicioneros... ¡Lo juro como que me llamo Mal Igna! —gritó, eufórica y llena de rabia.
Evie suspiró al ver hacia la puerta y luego miró a su mejor amiga.
—M, hacemos esto por ti. —le recordó ella, asustada al ver sus ojos brillantes. —Él dijo que morirás si no te sacamos ese dragón, no podemos permitir eso.
—Y estuvimos toda la noche dando vueltas por media Isla e intentando no encontrarnos con nuestros padres. —añadió Jay, haciendo una mueca.
—Puedes agradecernos luego, M. —susurró Carlos, tomando a su novio del brazo para alejarse un poco de la hija de Maléfica, pues temía por lo que pasaría. —Tuvimos que discutir mucho con este bastardo para convencerlo de ayudarte, así que... por favor no nos destruyas por eso.
— ¿¡Ustedes qué ruecas endemoniadas saben de lo que es mejor para mí o no!? —les gritó la chica de cabello morado y se volteó furiosa, dispuesta a matarlos—. ¡Todos va...!
Pero su grito fue interrumpido por una ráfaga de magia azul que golpeó directo en su espalda, tumbándola de cara al suelo.
— ¿Ya terminaste tu escándalo, mocosa estúpida? —preguntó Hades, apuntando a Mal con su piedra mágica—. Pensé que Maléfica te había enseñado que al enemigo no se le da la espalda; pero al parecer a lo único que te enseñó fue a babear por traseros de mujeres.
—Maldito... —gruñó Mal levantándose del suelo y sosteniendo su brazo mientras lo miraba de frente—. Voy a incinerarte y no dejaré ni tus cenizas para el velorio, no sabes dónde te metiste.
— ¿Qué dices, dragoncita llorona? Quien no sabe dónde se metió eres tú. —contestó el hombre de cabellos azules alzando una ceja—. De hecho acabo de cambiar de idea, domesticarte es muy fácil... ¿Qué tal matarte?
Sin demorar más el dios lanzó otra ráfaga de magia azul de su ámbar hacia la ojiverde, quien rodó por el suelo y apretó los puños llenando el salón de llamas verdes para alejar a sus amigos y que no se entrometieran, la situación se había puesto tensa.
Evie palideció al oír las palabras de Hades y gruñó furiosa, retrocediendo junto a los VKs debido a las llamas verdes que Mal había invocado.
— ¡Este no fue el trato que hicimos, Hades! —gruñó la hija de Regina, furiosa. — ¡Te voy a patear el trasero antes de que le hagas daño! —gritó invocando un rayo de magia en su mano, lo arrojó hacia el candelabro que colgaba encima de Hades, ella no iba a quedarse fuera de esto.
— ¡E, no empeores todo esto! —dijo Carlos, tomándola del brazo para llamar su atención. —No te conviertas en un objetivo para él.
— ¡Destrózalo, Mal! —gritó Jay, furioso.
Hades levantó la piedra mágica hacia el candelabro y le lanzó un rayo de magia azul lo suficiente potente como para desintegrarlo y hacer que también golpeara en el techo, tumbando varios pedazos.
— ¡Estúpida! —le gritó Mal a Evie al ver como el techo se caía encima de ella y la aplastaba.
— ¡Mal, no! —alzo la voz la descendiente de Regina, miro sus manos, sin poder creer lo que había hecho.
—Tan torpe que la mata ella —dijo el adulto, riendo cínicamente mientras observaba hacia Evie, Jay y Carlos—. Ahora voy por ustedes, sabandijas malnacidas.
—Tengo mucho miedo. —confeso la chica de cabello azul.
—No quiero ver. —replico De Vil, cubriéndose los ojos con una mano.
— ¡Esto no era lo que debía haber pasado! —protesto el joven ladrón, quien se coloco delante de los otros VKs para protegerlos.
— ¡Acabare contigo, Mal! ¡Te matare a ti y a tus amigos! —Dijo el progenitor de la chica de cabello morado.
De un paso el villano levantó su ámbar, pero la sorpresa fue mayor cuando el bulto de escombros en el suelo voló en varias direcciones, dejando ver la figura de un dragón morado cayendo aterrizando con sus cuatro patas arañando las lozas. Mal estaba muy enojada, y eso significaba peligro.
—Vaya, pensé que te había debilitado como para que te hicieras un dragón; pero ya veo que eres fuerte. —hablo el dios del inframundo. —Parece que tendré que esforzarme más para mandarte al infierno.
Del ámbar salió una intensa e inmensa ráfaga azul, atacando a la criatura mitológica quien se vio obligada a brincar hacia atrás para esquivar aquella magia demoníaca. Hades sonrió de lado, y luego apretó con fuerza su piedra, no iba a fallar otra vez.
— ¿Por qué no atacas? ¿Estás muy débil o qué? —preguntó su progenitor y lanzó otra ráfaga que el dragón esquivó comenzando a volar por la sala del trono, atacando en picada al hombre, quien se vio obligado a rodar por el suelo para esquivar el ataque—. ¡Vamos, Mal! ¡Demuéstrame tu furia de dragón! —Insistió, dio un ataque más de aquel ámbar hacia el dragón, quien rugió alto y claro, escupiendo fuego hacia el rayo azul.
— ¡Destruyelo, M! —la alentó la princesa malvada, quien hizo un campo de fuerza para protegerse a si misma y a sus amigos.
— ¡Jamás! —gritó Hades mientras apretaba su brasa, poniendo más magia en el ataque—. ¡Tú jamás me vencerás, mocosa estúpida!
La ráfaga adquirió potencia extra, doblegando el fuego verde que escupía el dragón. En segundos la batalla parecía perdida para Mal; sin embargo un estallido de magia roja apareció, logrando que el hombre de cabello azules se volteara a ver a la persona causante de aquello.
— ¿Tú ere...? —Su frase se quedó allí al recibir la llamarada verde de frente, mandándolo a rodar varios metros mientras se intentaba sacudir aquel molesto fuego de encima. Todo había sido culpa de ella.
Carter se dejó ver cuando apareció de repente en medio de todo el desastre, sonriendo victoriosa.
— ¡Rosie, ya vine a sal...! Un momento, este no es el calabozo, ¡Alex me hizo venir al lugar equivocado! —protestó ella decepcionada, luego miró a su alrededor y frunció el ceño al ver al dragón a pocos metros de ella, a Evie, Jay y Carlos en un campo de fuerza rodeados por fuego verde, y por último a Hades. —Oh... Creo que llegué en un mal momento, ¿no es así? —murmuró y se mordió el labio inferior.
— ¡No vas a alejar a Rosie de mí, arpía! —gritó Evie furiosa y le lanzó un rayo de magia, pero Carter desapareció antes de ser golpeada por aquel rayo y volvió a aparecer más cerca de Mal. — ¿¡Qué manzanas envenenadas pasa aquí!?
—Bueno, creo que ya no puedo esconder este secreto... —exclamó Carter, sacando una varita de su bota. —... ¿verdad, Hades, o debería decir... asesino? ¿O prefieres suegro asesino?
—Maldita enana... —gruñó el dios del inframundo poniéndose de pie, sacudiéndose su ropa negra y luego agarrándose el hombro que tenía quemaduras—. Pensé que estabas bien muerta como tu madre; pero resulta ser que ahora estás vivita y coliando. Tendré que matarte, a ti, y a todos estos estúpidos.
—¿¡A quién le dices enana, imbécil!? ¡Al menos a mí no me encerraron en una isla y perdí mis poderes por años! ¡No vas a matar a nadie! ¡No voy a dejar que destruyas el mundo porque yo estoy aquí para salvarlo! —gruñó Carter y le sacó la lengua, estando bastante furiosa con él y porque debía revelar la verdad en un momento tan inoportuno como este.
Pero antes de que el villano pudiera atacar Mal le rugió alto, lanzándole otra bola de fuego y descendiendo para aterrizar y hacerse humana, parecía enojada.
— ¿¡Qué infiernos significa esto, padre!? —le gritó ella, dirigiendo su mirada turbia hacia Hades, encarándolo—. ¡¿Acaso tú mataste a la mamá de Carter o esto es una hipnosis cochina de mi madre?!
—Dragoncita, lo que dijo este idiota es cierto. —Admitio la prima de Alex Russo, captando la atención de la ojiverde. —Él la mató cuando yo solo era una niña, y desde entonces mi padre me prohibió usar la magia que heredé de mi mamá... que fue una hechicera. —Confesó nerviosa por la reacción de Mal.
Los demás VKs solo miraban la escena, expectantes y aún estando shockeados.
La hija de Maléfica abrió los labios, intentando procesar algo, pero cuando logró entenderlo una ráfaga mágica la golpeó en el pecho; tumbándola hacia atrás y haciéndola caer de espaldas. La chica de Luisiana la ayudo a levantarse.
—Ay Malsy, ¿cuándo aprenderás a atender a las batallas? —habló Hades sonriendo, estaba disfrutando el teatro—. Si quieres saber lo que pasó con esa estúpida que tienes al lado, mejor escucha antes de que te mate. Su mamá era una hechicera, que un día, osó enfrentarse a mí junto a otros para encerrarme en la Isla, pero... La maté. Le arrebaté su magia y la asesiné. Fue patético verla rogar por la vida de su hija, que es el adefesio que tienes al lado. Durante esos años mandé a algunas almas del infierno a buscar a la chiquilla; ya que desgraciadamente me pudieron encerrar en la Isla. Y pensé que Pena y Pánico habían encontrado a la estúpida —dijo señalando a Carter—; pero al parecer hasta los demonios fueron unos incompetentes. —Terminó de contar y dio un paso hacia la agente del PPP—. Pero ahora eso se acabó, ya no necesito ayuda, ahora puedo matarte yo mis...
— ¡Voy a liquidarte! —El grito de euforia de Mal acompañado de la gran ráfaga de llamas verdes viajó en dirección a Hades, causando una explosión de fuego verde a su alrededor—. ¡Nadie, absolutamente nadie, se mete con mi chica! —prosiguió, apretando el puño y causando que el piso debajo de Hades explotara en otra explosión de fuego verde, mucho más grande que la anterior.
Carter apretó con fuerza su varita mágica cuando escuchó como Hades hablaba de su madre, gruñó furiosa y alzó su varita, lista para defenderse de él pero Mal fue más veloz.
—Estoy tan orgullosa de ti, dragoncita. —Murmuró la mejor amiga de Rosie y le dio un besito en la mejilla, sonriendo, feliz por volver a verla.
—También lo estoy; pero ahora voy a matar a este desgraciado —gruñó la villana, acercándose al humo que había allí.
—No te cansas de molestarme... Tendré que ponerme serio... —De un apretón de dientes, los cabellos azules del dios se encendieron con intensidad, simulando fuego—. ¡Si no pude matar a tu madre al menos te mataré a ti, Mal! —Alzó la voz furioso y lanzó un fuerte rayo con su brasa hacía su descendiente, quien lo recibió de frente y rodó por el suelo hasta caer al lado de Carter otra vez—. ¡Y ahora despídete de tu adorada estúpida!
— ¡No! —grito Carter, se cubrió el rostro con ambos brazos, esperando recibir el impacto que acabaría con su vida.
Otro disparo de magia oscura azul, esta vez en dirección a la chica de Luisiana. La sonrisa de Hades se plasmó sobre sus labios, la mataría.
—¡No!
Con un impacto en las costillas izquierdas de Mal mientras se interponía en el ataque, la ráfaga la hizo gritar de dolor y sus ojos oscuros y turbios perdieron el color, volviéndose de un color verde opaco. La villana no tardó en caer desplomada al suelo.
— ¡Mal! —Gritaron los VKs al ver aquello. Evie deshizo el campo de fuerza y los tres corrieron hacia su mejor amiga.
— ¡Mal, no! —Chilló Carter con los ojos llenos de lágrimas al descubrir al amor de su vida en el suelo, inconsciente. La morocha se dejó caer de rodillas al suelo, destrozada, miro de reojo al dios del inframundo. — ¿¡Qué fue lo que hiciste!? —Le recriminó, shockeada, mientras el villano reía sin parar.
—Puse a tu dragoncita a dormir para siempre. —Respondió Hades, quien continuaba riéndose a carcajadas. —Mal está muerta.
— ¡Ya tuve suficiente de ti, ya no dejaré que sigas quitándome a mis personas favoritas! —gritó Carter, harta de tanta muerte. Alzó su varita y la apuntó hacia el dios del inframundo. — ¡Por toda la gente que me has arrebatado, en un campo de fuerza quedarás atrapado! —Recitó el encantamiento y una ráfaga roja salió de su varita, formando el campo de fuerza que lo encerraría.
— ¡M, reacciona, te dije que volverías a mí! —Sollozó la hija de Regina, destrozada, acariciando la mejilla de la chica de cabello morado. Se volteó hacia Hades, furiosa. — ¡Monstruo! ¿¡Cómo pudiste hacerle esto a tu propia hija!?
—¡Ella es el monstruo! ¡Tú misma lo dijiste, Evie! ¡Tú buscaste todo esto al traerme aquí! —contestó Hades, intentando romper la barrera, le era imposible.
— ¡Ella no es un monstruo! ¡Es la mejor persona que conocí y me la quitaste! —Sollozó la chica de cabello azul, destrozada. — ¡Te mataría si fuera posible, maldito!
— ¡Nos engañaste, bastardo infeliz! —Gruñó Jay, señalándolo con desprecio. — ¡Eres una mierda! ¡Mal estaba mejor cuando estaba lejos de ti!
—Fue un error traerlo aquí, chicos. —Murmuró Carlos, quien acariciaba el cabello de Mal, levantó la cabeza para mirar al dios del inframundo. —Si hubiera una forma de matarte, no descansaría hasta encontrarla.
— ¡Ya cállense, inútiles! ¡No me dejan pensar! ¡Los mataría uno por uno pero yo no soy como ustedes! —gritó Carter, frustrada. —No puedes matarla, es una semidiosa, eso la hace inmortal... O algo así, por lo tanto solo tengo que hacer algo para recuperarla. —Dijo mirando a Hades y luego besó a Mal, con la esperanza de que eso funcionara.
—Eso no funcionará, estúpida —habló Hades riendo—. Mal no te ama ni lo hará, es hija de Maléfica, ¿qué esperabas? ¿Que despertara así como así? Claro que no. Está muerta. Destruí su lado de semidiosa y su lado de dragón, ella está muerta —se burló cínicamente, lanzando carcajadas mientras apretaba su ámbar, estando satisfecho al ver que Mal no despertaba.
Carter soltó varias lágrimas al oír las palabras de Hades mientras besaba a la VK, luego de unos segundos se limpió las lágrimas con el dorso de su mano.
— ¿Y qué demonios sabes tú del amor, imbécil? Nada, porque según lo que mi dragoncita me contó, lo tuyo con Maléfica jamás funcionó. —Gruñó la morocha. —Puede que sea una digna hija de su madre, pero eso no impide que ella tenga sentimientos, además me ha dicho lo que siente por mí. Me lo ha escrito en canciones. Me lo ha demostrado. Y a ti no porque fuiste el peor padre del mundo. Así que la próxima vez que quieras meterte con una hechicera, piénsalo dos veces, porque te mataría si pudiera. Y como no puedo hacer eso, al menos puedo desquitarme con alguien más. —dijo furiosa y apunto con su varita hacia Evie, en sus muñecas aparecieron esposas anti magia.
— ¡Hey! —se quejó la hija de Regina. — ¡Perra maldita! ¡Chicos, vayan por ella! —gruñó pero Carter los apuntó con su varita, ambos muchachos retrocedieron.
—Nadie se mete con Carter Mason y se sale con la suya. —dijo la prima de Alex Russo, victoriosa.
Las manos de Mal se dirigieron a los cabellos oscuros de Carter y los tiraron hacia abajo para que la moracha la mirara, el beso había funcionado.
—Hey —dijo sonriendo, su mirada tenía su color natural—. Lo siento, tengo una mala costumbre de no despertarme rápido.
La agente del PPP la miró con una enorme sonrisa al verla despierta.
—Estoy tan feliz de que despertaras, sabía que lo harías, dragoncita. —Dijo la chica y la ayudó a levantarse, la abrazó con fuerza. —No vuelvas a asustarme así, preciosa, no soportaría perderte.
Mal sonrió de vuelta, como no lo hacía hace mucho y la miró enamorada.
—No iba a dejarte sola —dijo la ojiverde y luego giró la cabeza hacia Hades—. A mamá no le gustará saber que casi acabas conmigo, ella es la quería matarme, no tu, estúpido —gruñó y tomó la mano de Carter para caminar hacia Evie—. ¿Y aquí qué pasó? ¿Van a mandar a la loca al manicomio?
Carter la miró con una sonrisa enorme, feliz de tenerla de regreso.
—Me alegra que no lo hicieras. —Murmuró la hechicera, muy feliz y caminó junto a su chica hacia Evie. —De hecho, cariño, yo...
— ¡M! ¿No hay abrazo o beso para mí? —la interrumpió la hija de Regina, haciendo pucheros.
— ¡Nosotros vamos primero! —dijeron Jay y Carlos antes de abrazar a Mal, feliz por tenerla de regreso.
— ¿Eres tú de nuevo de verdad, M? —preguntó Carlos, mirándola con atención.
— ¿Ya no hay dragón que quiera quemarnos? —Inquirió el joven ladrón.
—Ay no, soy yo —gruñó la joven, aplastada y se separó arrugando la nariz para acercarse a Evie y arrugar la nariz—. Sí hay besito. Pero en la mejilla —dijo y le dio un besito antes de tocarle las esposas—. ¿Esposas mágicas? ¿Para qué son Carter? ¿Llevarás a Evie a un manicomio? Apoyo ese planteamiento.
—Supongo que eso tendrá que ser suficiente para mí. —susurró Evie, feliz de tener a su mejor amiga viva de nuevo, sin embargo suspiró pues su futuro era incierto.
—El PPP tiene nuevas reglas, ya no protegemos traidoras. —contestó Carter, mirando de reojo a Evie y luego a su chica. —Se las puse para que no intente nada malo, técnicamente debería ponértelas a ti también pero eso no va a ser necesario, además eres muy linda como para usar esas cosas. Ahora, tengo que ir a buscar a Rosie y a Harry, ¿me esperas aquí, amor?
En ese momento Mal recordó a Harry y abrió los ojos verdes de par en par.
—Sí, ve a buscarlo. Yo tengo que hablar con los chicos —dijo observando a Carter y sonriendo nerviosa.
—Ok, no me extrañes mucho. —dijo divertida y le lanzó un beso antes de abandonar la habitación para dirigirse hacia los calabozos.
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La descendiente del mayor Mason ingresó al calabozo y empezó a caminar por el pasillo, observando las celdas que se encontraban ocupadas -había una que tenia una casa de muñecas por alguna razón, en la otra estaba Alisha- , un escalofrío recorrió su espalda cuando vio un cuerpo sobre el suelo, un rastro de sangre y unos lentes rotos; se abrazó a sí misma y se obligó a avanzar, pues no podía hacer nada por él. Se le estaba acabando el tiempo y tenía que localizar a la reina de Costa Luna y al hijo de Hook antes de que fuera muy tarde.
— ¡Rosie! —La llamó la recién llegada cuando encontró su celda, la susodicha levantó la mirada y simplemente sonrió –aunque su mirada lucía vacía debido a la hipnosis en la que aún se encontraba– al verla.
— ¡Carter! ¡Que feliz estoy de verte! —Exclamó Harry, desde la otra celda, cuando reconoció su voz. — ¿Me sacas de aquí antes de que la loca psicópata de Mal regrese, por favor? —Pidió, entonces la morocha sacó su varita de su bota.
—Facilidad, velocidad, no patearé pero las rejas abiertas permanecerán. —La joven hechicera recitó el encantamiento y al instante varios rayos rojos salieron de su objeto mágico hacia todas las rejas, las mismas se abrieron y ella se apresuró a entrar a la mazmorra en la que estaba su mejor amiga para abrazarla. — ¿Estás bien? —Dijo, preocupada, mientras que el chico del garfio salía de su celda y las esperaba en el pasillo. La princesa de Agrabah también salio, siendo seguida por un mono, ella se metió a la celda de sus amigas y tomo la casa de muñecas en la que las princesas se encontraban atrapadas.
—Hola Car, te extrañé. —Murmuró la castaña, correspondiendo a su abrazo con fuerza.
—Ro, vine a buscarte. —Habló la chica de Luisiana en voz baja, separándose de ella, observó sus ojos y acarició su mejilla; estando demasiado conmovida por el reencuentro que no pudo notar que algo andaba mal con la prisionera. Guardó su artefacto mágico en su bota y suspiró hondo, nerviosa. —Tenemos que irnos, ya estás a salvo conmigo. Evie la va a pagar por esto, así que ahora vamos a que la sentencies a ella y a los demás... —Prometió.
—Sí. —Accedió la reina, mirándola. —Vamos rápido, Car. —Pidió, entonces ambas abandonaron la pequeña mazmorra.
—Tranquila, ya estás fuera de peligro. —Dijo la morocha, entrelazando su brazo con el de su mejor amiga mientras caminaban por el pasillo, siendo acompañadas por el primer oficial de Uma; pero el animal se interpuso en su camino y trato de llamar su atención. — ¿Y este quien es? ¿Y por que este mono tiene un sombrero?
—Es Abu, el mono que era de Aladdin, ahora es de Aleisha. —Contesto Rosie, ladeando la cabeza, mientras la criaturita se subía a su hombro y le hacia señas raras que solo ella parecía entender. —Oh, espera bonito, eso no lo van a entender. El quiere contarte que hace aquí. ¿Tienes algo mágico que puedas darle para que todos lo comprendan?
—Por todos los cebos... —Bufo la morocha, sacando una pequeña píldora del bolsillo de su chaqueta y dándosela al mono. —Hazlo rápido, mono, que no tenemos mucho tiempo.
—Rascame el trasero primero. —Hablo el mono de Aladdin, le saco la lengua. —Ok, soy Abu, el mono mas fantástico que conocerás en tu patética vida. Llegue aquí hace un tiempo gracias a mis magnificas habilidades de mono, quise rescatar a mi princesa pero no pude porque eso es algo complicado para algo como yo, las celdas estaban cerradas con magia así que decidí que debía quedarme para hacerle compañía a Aleisha. Resulta que me pase días enteros escuchando como ella y Rosalinda cantaban Speechless juntas, te juro que me aprendí la canción, ¿quieres oírme cantar? —Sugirió.
— ¡No, no! ¡Te oigo desde que Mal me encerró aquí, desafinas mas que Ursula! —Se quejo Harry, haciendo una mueca de disgusto, luego apunto al mono con el garfio. —Ve al punto, mono, que es literalmente lo mas importante.
—Eres un pirata sucio y con mal gusto. —Le gruño el animal antes de sacarle la lengua. —Un día, Jay entro al calabozo y las escucho, no era la primera vez que el oía cantar a Rosie pero la voz de mi dueña le molestaba mucho a ese ladrón y trolo de mierda; así que se harto y le arrebato la voz a la princesa Aleisha.
—Ese idiota cree que puede ser la nueva Ursula, quitandole las voces a cualquiera, ugh. —Dijo nuevamente el primer oficial de Uma.
—Y Evie mato a Doug, convirtió en muñecas a Apple y Aria y las encerró en la casa de muñecas que mi dueña sostiene. —Añadió el mono, señalando a la princesa quien les sonrió con cortesía y sostenia a sus amigas en la palma de su mano.
— ¿Acabo de perder 10 minutos de mi tiempo escuchando a un mono parlante? —Bufo Carter, miro a las chicas que parecían unas muñecas elegantes y apunto hacia ellas con su varita mágica. — ¡Pequeñin, Pequeñan, Pequeñon! —Recito el encantamiento y las princesas volvieron a su tamaño normal.
— ¿Y ahora me rascas el trasero? —Pidió Abu, la morocha lo miro mal y el mono se bajo del hombro de Rosie para quedarse en el suelo. — ¿Y si le devuelves la voz a mi dueña?
—Lo haría, pero no tengo tiempo para eso. Tengo que enviarlos al PPP, donde estarán seguros, yo los alcanzare con Rosie y Harry mas tarde. —Dijo la chica de Luisiana, apuntándolos con su artefacto mágico. —No hay tiempo para la confu...
Pero en ese mismo momento, alguien mas apareció, en medio de otra nube de humo que hizo que los presentes tosieran.
— ¡Carter Mason! —Grito el recién llegado, dándose cuenta de que le estaba hablando al mono de Aladdin. — ¿Por que hablo con un mono?
—Yo me pregunto lo mismo. —Respondió Abu, de un salto se poso en la cabeza del chico. — ¡Oh! ¡Tienes piojos que me puedo comer!
—Thorne, ¿que haces aquí? —Cuestiono la prima de Alex Russo, captando la atención del agente del PPP, quien se giro hacia ella.
— ¡Aquí estas, desgraciada! —Hablo el recién llegado, señalándola con un dedo. — ¿¡Estas loca!? ¿¡Como te vas a robar mi helicóptero!? ¡Alex me lo esta ensuciando todo en este preciso momento! ¡Me vas a limpiar el baño por haberme robado mi hermosa nave!
— ¿Te robaste su helicóptero? —Dudo la gobernante de Costa Luna, mirando a su mejor amiga, quien se encogió de hombros. —Todavía no sabemos que haces aquí, Carswell. —Le recordó.
— ¡Hola Rosie! ¡Si, eso es lo que hizo esta maldita! —Contesto el agente del PPP. —Cress, mi hermosa novia, me llamo para advertirme de la idiotez que hizo tu mejor amiga; que vino aquí solo con su prima para poder salvarte, así que tenia que venir aquí para protegerlas y cuidar de mi hermosa nave.
—Lamento romper tu corazón, Thorne, pero no vas a ser el héroe de esta historia. —Replico la chica de Luisiana. —Tenemos todo solucionado. —Alardeo.
—De niño, me había engañado pensando que las reinas llevaban tiaras y organizaban meriendas. Ahora que conozco una reina de verdad, tengo que decir que me siento decepcionado. —Comento el capitán Carswell, arrugando la nariz. Abu le tiro de los cabellos cuando escucho aquello. — ¡Auch!
—Puedes ayudarme a escoger una tiara cuando terminemos de salvar al mundo. —Respondió Rosalinda, sonriendole con cortesía. —Ahora, ¿puedes hacernos el favor de escoltar a las damiselas al PPP? Y llévate a Alex, la pobre debe estar muy descompuesta, nosotros iremos cuando nos encarguemos de ciertos asuntos pendientes.
—Haria lo que sea por ti, Fiore. —Contesto Thorne, Carter agito la varita para hacerlo desaparecer junto a las princesas y el mono.
—Ro... Los VKs trajeron a Hades a Auradon y... saben todos mis secretos. Lo detuve y... ahora lo encerré en un campo de fuerza mágico que esta debilitandome. —Confesó la morocha. Su vista comenzó a nublarse y fue el pirata quien la tomó de la cintura para ayudarla a mantenerse de pie.
— ¡Hey Car! —Le llamó la atención Rosie, preocupada, sosteniéndola con más fuerza por el brazo para evitar que ella perdiera el equilibrio. —Vamos rápido que toda este problema ya te hizo efecto, vamos antes de que te mueras.
—Tranquila, estoy... estoy bien. —Exclamó la descendiente del mayor Mason, quien realmente deseaba que aquellas palabras fueran ciertas, aceleró el paso. —Ro, no pueden saberlo, no tenemos que darles la satisfacción de que aún pueden herirnos. —Pidió, su mejor amiga solo asintió con la cabeza justo antes de que los tres ingresaran a la sala del trono, escondió su mano derecha detrás de su espalda cuando sintió como su magia seguía siendo drenada de ella.
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Carter regresó con Harry sosteniéndola de la cintura pues ella estaba débil al sentir a Hades tan cerca de ella, mientras que Rosie sostenía su mano.
—Ok, ahora que ya estamos todos aquí, ¿qué quieres hacer con ellos, Rosie? —murmuró Carter mirando a su mejor amiga, que aún estaba shockeada por todo.
Rosie observó a todos y detuvo su mirada en Evie, frunció el ceño y ladeó la cabeza dando un paso hacia la chica de cabello azul.
—¿Evie? —dijo la reina de Costa Luna mirándola—. ¿Por qué tienes esposas?
—Yo me pregunto lo mismo, sabes que no te hice daño alguno mi amor, así que ¿puedes ordenarle a esta idiota que me las quite de una vez? —mintió Evie, sabiendo que aún la tenía a su merced.
—No va a caer ante tu juego sucio, perra. —gruñó Carter, furiosa. —Rosie, te secuestraron y te mantuvieron como rehén durante seis meses, no te digo que los mandes a matar pero... castígalos. —exclamó, seria.
La castaña pestañeó varias veces y miró a Carter quien estaba al lado de Mal, seguía bajo aquella hipnosis.
—Quítales las esposas, Car —ordenó ella, estando algo fuera de sí—. No desobedezcas, Evie es la reina.
Carter soltó una risita, negando con la cabeza, creyendo que era un chiste.
—No es momento para bromas, Ro. —Replicó Carter, negando con la cabeza. —Yo no voy a hacer tal cosa, tú eres la reina, ella solo te robó todo y asesinó a medio mundo para conseguir tu corona. —Le recordó, seria.
—Está demente, cariño. Ella solo quiere alejarte de mí, ¿no te das cuenta de que está celosa de lo que nosotras tenemos? No la escuches, mi amor. —exclamó la hija de Regina—. No la necesitas, solo me necesitas a mí a tu lado.
— ¡Deja de mentirle en la cara! —exigió Carter, sus ojos se volvieron rojos por unos segundos debido a la furia que sentía, miró de reojo a su chica— ¿tú sabes algo sobre esto?
Mal observó a Rosie fijamente y se le acercó lentamente.
—¿Puedes mirarme un momento, reina? —preguntó intentando ver sus ojos.
Evie se interpuso rápidamente, negando con la cabeza porque sabía que podía perderla para siempre.
—No lo hagas, cariño, mírame a mí. —dijo Evie rápidamente, sonriéndole a su chica. —Me amas a mí, preciosa, solo a mí. Y eso nunca cambiará, dilo. Creélo. No lo olvides. —demandó, mientras Carter las miraba, confundida.
—Sí, te amo a ti —dijo la castaña, mirando a Evie, sonriendo como una destupida que seguía bajo la hipnosis—. Carter, suéltalos.
—Esa es mi chica. —dijo Evie con una enorme sonrisa, Carter la miró con los ojos entrecerrados para luego cruzarse de brazos, intentando analizar a la villana.
—No, no lo hagas Car —masculló Mal y tomó bruscamente a Rosie del brazo mirándola de cerca a los ojos con sus orbes verdes fosforescentes—. Mírame fijo —gruñó y abrió más sus hipnóticos fanales verdes, deshaciendo la hipnosis que afectaba a la joven y soltándola rápidamente para acercarse a Evie, muy cerca para que nadie la escuchara—. Evie, ¿qué mierda le hiciste hipnotizada? Su mente está en un trauma. —Le recrimino, su mejor amiga solo la miro y se encogió de hombros, haciendo un puchero falso.
—No puedo decírtelo aquí, hay niños presentes, y por niños me refiero a Carlos. —se burló la chica de cabello azul, sin embargo aprovechó que la tenía bastante cerca para hacerle señas con sus dedos, dejándole bastante claro lo que había hecho con Rosie.
—Evie, ¿qué serpientes malvadas pasó en esa celda? —le gruñó Jay en el oído, acercándose a ella por detrás al igual que su novio, pero la hija de Regina volvió a reír.
Mal abrió los ojos verdes de par en par y miró a la otra VK, estando en shock, ¿en qué se había convertido?
—Evie, dime que esto es una broma de mal gusto. Por fav...
—No —dijo Rosie, observando a la chica que había amado, impávida—, no es una broma, Mal. Evie me violó —confesó y miró a la chica de cabello azul con una expresión de terror, estaba teniendo un ataque.
Carter sintió como su mundo se desmoronaba al oír la confesión de Rosie. Aquella frase comenzó a repetirse en su cabeza, entonces apretó los puños y la furia se apoderó de ella.
— ¡Considérate muerta, psicópata de mierda! —Gritó Carter y movió las manos para hacer que la villana saliera volando hasta quedar pegada contra la pared. — ¡Voy a terminar contigo! —Afirmó y le dio una patada en el abdomen, logrando que la chica de la Isla gimiera de dolor y se cubriera esa parte de su cuerpo, adolorida.
—¡No la mates Car! —gritó Rosie, comenzando a llorar, yendo hacia donde estaba su mejor amiga como pudo y abrazándola—. No por favor... No... Detente... No lo hagas.
— ¡No me digas qué hacer, Rosie, arruinó tu vida y yo haré lo mismo con la suya! —gritó la hechicera, estando fuera de control, hasta que la oyó llorar mientras la abrazaba y entonces se giró para abrazarla. —Tranquila, yo estoy aquí, ella ya no te va a seguir dañando; te lo juro por mi vida. —murmuró en su oído, acariciando su espalda.
Jay y Carlos corrieron a ayudar a Evie, quien cayó al suelo cuando Carter la soltó.
— ¿Estas bien? —susurró el pecoso, la hija de Regina solo asintió con la cabeza, sin poder hablar. Ambos la ayudaron a levantarse.
—Ro, solo hay una manera de terminar con esto. —Susurró Carter sin soltar a su mejor amiga, su semblante era serio. —Sabes que debes hacer, y todo esto acabará.
—No quiero Car —habló angustiada la castaña, llorando en el pecho de su mejor amiga—, n-no quiero hablar de ella. No quiero.
—Está bien, bonita, no tienes que hacerlo. Te tengo, ¿si? Nos iremos de aquí, no te hace bien quedarte, ya tuvimos suficiente de Auradon. —murmuró Carter, dejándola desahogarse en su pecho. —Le diré al PPP que se encargue de todo este desastre y nos iremos a casa, ¿si, preciosa? Ya estas conmigo, ya estas a salvo. —prometió, sosteniéndola con cariño y paciencia.
Mientras, Mal se quedó sin decir nada. No podía creer que Evie había hecho eso. Intentó avanzar hacia la chica de cabello azul pero en ese momento sentía asco, aquello se había salido de control.
—Yo... Yo no sé ni qué decir —dijo la ojiverde y se acercó a Rosie para ponerle una mano en el hombro—. Sólo sé fuerte —hablo con una expresión de total arrepentimiento en el rostro, sabía que el descontrol de Evie había sido su culpa.
—M... —La llamó su mejor amiga, viendo la decepción en sus ojos, que la destrozó. Pero más la rompió ver a Rosie tan rota por su culpa. Quiso acercarse, pero Carter la miró seria y entonces la descendiente de Regina le hizo una seña a su mejor amiga para que se le acercara, mientras que los chicos estaban molestos; pero no podían dejarla. No cuando Evie estaba sufriendo tanto.
La Princesa del Inframundo suspiró y se acercó a Evie lentamente, mirándola a los ojos con una expresión seria, sin pizca de emociones.
—M... —Susurró Evie, tratando de encontrar las palabras correctas. Bajó la vista a sus manos que seguían esposadas. — ¿Qué fue lo que hice? Esa... esa no era yo. Te juro que no. Debes creerme, M, por favor. No era yo. Lo sabes, ¿no? Tú... Me conoces mejor que nadie, sabes que no era yo. Por favor dime que lo sabes. —suplicó, sin atreverse a tocarla.
Mal se llevó una mano a los cabellos morados y se los peinó hacia atrás, posando la mirada en la chica que tenia frente a ella.
—Evie... Sinceramente yo... Yo estoy sin creerlo —dijo la descendiente de Maléfica, mirándola a los ojos, entonces se acercó a ella dándole un abrazo—. Pase lo que pase, tú eres mi E y yo soy tu M... —habló y se separó, sin poder mirarla porque no lo creía.
—No era yo, no era yo, no era yo, no era yo... —repitió Evie, sintiéndose aliviada cuando ella la rodeó con sus brazos, le correspondió al abrazo con fuerza. —Pase lo que pase, siempre serás mi M y yo siempre seré tu E. —afirmó, dándose cuenta de que su mejor amiga no podía ni mirarla a los ojos, así que se apartó y se abrazó a sí misma; triste.
De un momento a otro la puerta se abrió, todos posaron sus ojos en la figura que avanzaba entrando al salón con un paso lento, la reina había llegado.
—Lamento la tardanza, plebeyos —alzó la voz Audrey, cuya apariencia había cambiado radicalmente, giró la cabeza hacia Evie. En la mano izquierda de la recién llegada, estaba el Ojo de Dragón—. La verdadera y legítima reina llegó, a derrumbar tu reinado de papel.
Carter vio a Audrey con su nuevo look y el cetro de Maléfica en su mano izquierda y rápidamente colocó a Rosie detrás de ella para protegerla.
— ¿Y a ti qué mierda te pasó? —cuestionó la morocha, frunciendo su ceño. —Audrey, ¿de dónde sacaste eso? —murmuró, tratando de entender.
Evie la miraba shockeada, estando demasiado asustada e indefensa, por lo tanto los chicos se colocaron delante de ella para protegerla.
—Ni sueñes que la vas a tocar, Audrey. —le gruñó Jay, mirándola furioso. Si tenía ese cetro, era una amenaza para todos.
—No voy a ensuciar mi vestido con una plebeya, un perro sarnoso, y una sanguijuela asquerosa —dijo mirando a los Vks y sonrió fingidamente—. Tampoco voy a darle explicaciones a una estúpida que se cree líder —masculló mirando a Carter, luego posó sus ojos en el principal objetivo de su visita—. Y en cuanto a ti... Te traje un pasaje de ida y sin vuelta al mismísimo infierno. —Audrey alzó el cetro e hizo que un rayo rosado saliera disparado en dirección a Mal, golpeándola y mandándola a rodar varios metros sin parar.
— ¿Cómo me dijo? —murmuró Evie, saliendo de su trance. — ¡Ven y atrévete a repetirlo pero arrodillada ante mí como la plebeya que tú eres! —la amenazó queriendo correr hacia ella pero Carlos la tomó por la cintura para evitar que hiciera una estupidez.
—Ok, ya me harté de tu actitud insolente. —gruñó Carter, chasqueando los dedos para quitarle las esposas a Evie, justo en el momento en el que la hija de Aurora golpeó a Mal con aquel rayo y la mandó a rodar. — ¡Dragoncita! Ok, ahora sí me hiciste enojar, Audrey. —masculló y le lanzó un rayo de magia con su varita, asegurándose de mantener a Rosie a salvo.
Jay corrió hacia donde estaba Mal para ayudarla a levantarse.
—Yo te cubro, M, dime que hacer. —sugirió el joven ladrón, dispuesto a hacer todo para quitarle el cetro a Audrey.
—No, Jay... No te metas... —gruñó la chica en respuesta, levantándose del suelo para observar a Audrey fijamente. —Esto es personal.
—Es un poco tarde para eso, M. —opinó el descendiente de Jafar, haciendo una mueca.
—¿Personal? —habló la AK, defendiéndose de los rayos mágicos con el poderoso cetro—. Esto no es personal, esto es la deuda que todos ustedes tienen por hacerme sufrir —gruñó, lanzando varios rayos rosados hacia todos, principalmente a Mal, quien se lanzó por el suelo esquivándolos a duras penas.
—¡Estás loca, Audrey! ¡No quiero hacerte daño! —Alzó la voz la chica mitad dragón, convocando fuego verde en sus manos para contrarrestar el ataque que venía hacia ella.
—¡Deberías hacerlo Mal! ¡Porque no dudaste en matar a toda mi familia, monstruo! —respondió Audrey, llena de ira y emociones oscuras, invocando un aura rosada a su alrededor que fue capaz de resquebrajar el campo de fuerza en el que Hades estaba.
—¡No dejen que eso los toque! —gritó la hija de Maléfica observando como el humo rosado parecía querer tocarlos.
—Debemos irnos de aquí. —dijo Jay, buscando la salida mas cercana con la mirada.
— ¿Sufrir? ¿Yo? ¡Métete con ellos entonces, no conmigo ni con Rosie que personalmente no te hicimos nada malo! —dijo Carter, tomando la mano de su mejor amiga y esquivando los rayos rosados. Vio como el campo de fuerza empezaba a resquebrajarse y maldijo entre dientes. —Ro, no podemos quedarnos aquí, si eso se rompe... No sé si podré vencerlo una segunda vez. —murmuró, tratando de pensar en una solución.
—Hay que separarnos. —propuso la reina de Costa Luna, tomando una espada que tenía una armadura. — ¡Hey, Audrey! —la llamó y le arrojó la espada para distraerla y echarse a correr hacia el lado del campo de fuerza.
— ¡No vamos a hacer eso! —sentenció la chica de Luisiana y fue tras ella, no la quería cerca de Hades. —Se va a romper, solo hay una cosa que hacer... Pero no es segura. —susurró pensando en que debía quitarle aquella piedra mágica al dios del inframundo.
— ¿Qué pasa si esta mierda te toca? —dudó Carlos, corriendo a buscar un escudo de alguna armadura, mientras que Evie aún intentaba acercarse a Audrey esquivando los rayos.
— ¡M, hipnotízala y quítale el cetro! —sugirió la hija de Regina, mientras Harry tomaba otro escudo para protegerse del humo rosado.
—¡No es tan fácil, E! —gritó alto la chica de cabello morado, intentando recobrar sus fuerzas para hacerse dragón—. ¡Dragón, ven a mí!
—¡Jamás! —masculló Audrey, lanzándole a Mal un rayo con el Ojo de Dragón y haciéndola estrellarse con la pared—. ¡Voy a matarte, Mal! ¡Te haré sufrir lo mismo que tú me hiciste a mí!
—Qué chiquilla más atrevida... —habló bajo Hades, apuntando con su brasa a Audrey para lanzarle un potente rayo que golpeó justo en el cetro, el cual comenzó a centellear y a brillar en un verde más intenso.
— ¿¡Qué fue lo que hiciste, inútil!? —le gritó Rosie a Hades, viendo que el cetro brillaba en un verde más intenso. — ¡Harry, ayúdanos, tenemos que sacarla de aquí! —suplicó asustada.
—¡Joderle más a todos ustedes la existencia, sabandijas! —gritó el dios del inframundo, riendo al ver el descontrol en Audrey.
— ¡Debemos hacer algo, M! —gritó Evie, tratando de llegar hacia la hija de Aurora, con Carlos cubriéndole la espalda.
— ¡Hijo de puta! ¡Si nosotros caemos, caerás con nosotros, imbécil! —gruñó Rosie, comenzando a retroceder con Carter y Harry.
— ¡Basta, Audrey, déjala en paz! —alzó la voz Carter al ver como su amor se estrellaba contra la pared y Jay la ayudaba a levantarse. — ¡Ya me harté de ti, Hades! ¡Te ordeno, demando, ámbar a mi mano! —exigió y la piedra mágica salió disparada hacia ella con tanta potencia que la hizo caer de rodillas al suelo, la estaba lastimando pero no le importaba, tenía que detenerlo. Rosie intentó ayudarla a levantarse, pero su mejor amiga solo sollozaba de dolor por el artefacto mágico que sostenía.
—¡Los mataré a todos! —gritó la descendiente de Aurora, eufórica totalmente, el dolor que sentía la estaba controlando—. ¡Van a dormir eternamente! ¡Pagarán por no hacer nada mientras yo sufría, eso incluye a Uma, a Gil, a Celia, a Jane y a Lonnie! ¡Sentirán todo lo que yo he sentido! —gritó golpeando el piso con el cetro para que el humo rosado avanzara más hacia ellos, los iba a poner a soñar.
—Car, suelta esa cosa, te está debilitando... —suplicó la reina de Costa Luna a la agente del PPP.
— ¡No voy a hacer eso! —replicó la morocha, negando con la cabeza mientras las lágrimas caían por sus mejillas. —No puedo... Si lo hago... Perderemos y él ganará. —insistió mientras el humo comenzaba a rodearla, ella bostezó.
—Creo que ya estamos perdidos... —murmuró el hijo de Cruella, arrojando el escudo en dirección a Audrey para que ella se detuviera mientras trataba de hacer que Evie retrocediera, pero ella solo corrió más rápido hacia Audrey tratando de arrebatarle el cetro pero el humo la hizo caer de rodillas ante ella. — ¡Evie, no!
—Carter, sácanos de aquí. —Pidió Harry, tratando de mantenerla despierta.
—No puedo, mi magia no me responde... —Balbuceó ella, pestañeando varias veces, luchando para no quedarse dormida. —No la puedo sentir... Pero sí estoy tan cansada... —susurró y se acomodó en el suelo, soltando el ámbar y causando que la piedra rodara por el suelo.
— ¡Mal! ¡No la dejes morir! —gritó Rosie desesperada.
—M... No creo que vayamos a salir vivos de esta. —dijo Jay y se asustó al ver a Evie. — ¡Evie, no! ¡M, saca a Carlos de aquí! —suplicó y corrió hacia la chica de cabello azul, permitiendo que el humo comenzara a afectarlo.
Mal levantó la cabeza y observó a Audrey, o intentaba atacarla, o iba a por Carter. La ojiverde corrió, atravesando el humo rosado y sintiendo sueño, se tambaleó y a duras penas logró caer de rodillas al suelo, observando el ámbar delante de ella y atrapándola antes de caer al suelo, entrecerrando los ojos mientras observaba a Audrey apretando los dientes.
—¿Qué se siente, Mal? —preguntó la chica de Auroria, avanzando hacia ella lentamente, mirándola con odio—. De seguro se debe sentir muy feo; pero ten por seguro que no tanto como lo que tú me hiciste a mí —gruñó y pisó la espalda de la ojiverde con su tacón—. Váyanse todos al demonio. La única reina fui, soy y seré por siempre, yo.
De un centellazo el cielo de Auradon se oscureció, y varios rayos descendieron sobre las presas de la la nueva villana, ni uno quedaría en pie, ni uno pasaría desapercibido ante su ira, ni uno saldría sin su merecido castigo.
—Y ahora... —Continuó Audrey, agitando el Ojo de Dragón en el aire y apuntando hacia el techo. — ¡...todos los que estén en la ciudad de Auradon dormirán! —Gritó, hechizando a toda la ciudad para luego bajar el cetro, ignorando el sonido de un helicóptero alejándose a toda velocidad de aquel territorio.
—Saluden a su verdadera reina del mal —murmuró la hija de Aurora con una risa diabólica mientras caminaba a su trono, el salón estaba vacío—, desde su nuevo hogar: la Isla de los Perdidos. —Dicho esto, se sentó en el trono.
— ¿Qué? —Dijo Audrey, soltó una risita perversa y luego sonrió victoriosa. —No creerás que éste es el fin de la historia, ¿verdad?
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