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Capítulo 2: ❝Bienvenidos al PPP❞ [Parte 2]

 Las agentes del PPP intercambiaron miradas y suspiraron, resignadas.

—La verdad es que no solo nos dedicamos a rescatar princesas en nuestros tiempos libres.—Habló la futura reina de Auradon. —Mi nombre es Rosalinda Marie Montoya Fiore, gobernante de Costa Luna, y debo casarme con el príncipe Ben para fortalecer nuestros países. Así que, como es la víspera de nuestra boda y tenemos cosas que organizar, todos iremos allí. Presentaré a Carter como mi Consejera Real y a ustedes como mis Damas y Caballeros de Compañía.

—Su Majestad, mi madre es una reina y eso me convierte en una princesa malvada. —Alardeó la chica de cabello azul antes de inclinar su cabeza para mostrarle respeto, pero se percató de que sus amigos no estaban haciendo lo mismo. — ¡No me hagan quedar como una torpe y síganme la corriente, trío de maleducados!

—Realmente no tienes que hacer eso, Evie. —Intervino la prima de Alex Russo, por lo tanto la villana dejó de hacerlo. —Necesitamos que nadie se de cuenta que vienen de la Isla, por eso les pedimos que accedan a cambiar su aspecto y su vestimenta.

  En ese momento, la joven pelirroja que aún sostenía una lista en sus manos, volvió a ingresar a la habitación.

—Lamento interrumpir pero la directora quiere saber si han cambiado de decisión y van a permitir que los ayudemos. —Murmuró Scarlett, así que todos miraron a Mal, quien mantenía su semblante serio.

—No puedo creer que voy a decir esto, pero... —Comenzó la ojiverde, suspiró hondo pues la situación era bastante rara para ella. —... pueden proceder.

[...]

— ¡Por todas las manzanas envenenadas! ¡Te ves tan... elegante y sofisticada! —Afirmó la hija de Regina cuando vio a su mejor amiga salir del probador, con un look completamente diferente.

—Me veo ridícula, E. —Replicó la descendiente de Maléfica, no puedo evitar hacer una mueca de desagrado al contemplarse en el espejo de cuerpo completo que había en aquel cuarto: usaba un vestido morado con detalles verdes en el que se veían dibujos de escamas y un dragón rosado, en su espalda llevaba unas pequeñas alas de aquella criatura y calzaba unas botas violetas, junto con guantes del mismo color y un par de accesorios. —Parezco una princesita primorosa insoportable, ugh.

— ¡Estoy usando cuero de verdad! ¡No puedo creerlo! —Chilló el ladrón del grupo una vez que salió del probador, caminó hacia donde se encontraban las chicas y les guiñó el ojo. — ¿Qué opinan? —Preguntó, cruzándose de brazos, mostrando su chaqueta bordó con mangas azules y pantalones del mismo color que su chaqueta, guantes y botas militares negros junto a un gorro de lana azul; pero lo que más llamó la atención de Evie es que él estaba usando un collar con un dije de una serpiente para hacerle honor a su padre.

—Casi se me olvida que eres una rata callejera. —Admitió la chica de cabello morado, impresionada. —Y un desubicado que no sabe cuando callarse, además de egoísta y... ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que te duchaste.

—Y a mi casi se me olvida que eres una sexópata que se viste con atuendos de princesita primorosa. —Contraatacó Jay, alzando ambas cejas.— ¡Para tu información, me dejaron tomar una ducha mientras ustedes elegían su ropa!

— ¡Prepárense para asombrarse! ¡Este es mi nuevo yo! —Se escuchó la voz del pecoso desde el interior de uno de los probadores. — ¡Dudo que alguno de ustedes haya visto algo tan maravilloso como este atuendo!

—Ya deja de generar suspenso y sal de una vez. —Masculló la princesa malvada, impaciente, por lo que su mejor amigo la obedeció y caminó hacia ellos como si estuviera en un desfile.

—Abran paso que llegó Sir Carlos de Vil, de la Isla de los Perdidos. —Dijo el chico de cabello blanco y negro, haciendo una pose de diva y tratando de imitar un acento francés que le salió bastante mal.

—Eres un estúpido. —Lo reprendió su pareja, sin poder evitar reírse de él, al igual que las hijas de villanas. —Pero eres mi estúpido favorito. —Añadió antes de tomarlo por la cintura y besarlo.

—Todos sabemos lo que pasa por la cabeza de Jay en este preciso momento. —Intervino la ojiverde, observando la apariencia del menor de los VKs: llevaba una camisa negra con rayas blancas, un chaleco abierto blanco con rayas negras y unos pantalones rasgados junto a sus botas negras. —Te ves muy apuesto con eso pero apenas lleguemos a nuestro nuevo hogar te arrancaré esa ropa de príncipe encantador. —Exclamó con un tono de voz más grueso para tratar de imitar a su compañero de robo.

—Oigan, chicos, ¿ustedes ya están listos? —Preguntó Carter cuando volvió a entrar a la habitación junto a su mejor amiga, las dos también se habían colocado algo más apropiado para la ocasión: la primera estaba usando un vestido de color caribe azul que no tenía mangas y le llegaba hasta las rodillas, además de unos tacones que combinaban con su atuendo. —Tenemos que irn... santa mierda. —Murmuró al percatarse de lo bien que le quedaba el vestido a la chica de cabello morado.

—Sí, ya estamos preparados para marcharnos. —Contestó la descendiente de la reina malvada, dando un par de vueltas para que las recién llegadas apreciaran su outfit: lucía una blusa roja, cubierta por una chaqueta azul y una falda del mismo color, además de unas calzas y unas botas que combinaban con su abrigo. También usaba guantes y algunos accesorios, pero el más llamativo era un enorme collar de corazón rojo que adornaba su cuello, además de una linda y deslumbrante tiara. — ¿Cómo me veo?

—Como la princesa más elegante del mundo, bonita. —Respondió la gobernante de Costa Luna, por lo tanto Evie se mordió el labio inferior al verla: usaba un vestido largo y amarillo, digno de alguien de la realeza, sobre su cabeza había una corona digna de una verdadera reina y usaba guantes largos de color blanco. También tenía unos bonitos tacones amarillos, pero el vestido se los cubría. —Pero hay algo que resalta demasiado.

—Y tú vas a ser la reina más bonita de Auradon. —La halagó la chica de cabello azul, quien sin dudarlo avanzó de manera coqueta hasta donde se encontraba la chica de vestido amarillo. Sabía perfectamente lo que causaba en cualquier persona y siempre lo usaba a su favor, eso era una de las cosas que su madre le había enseñado. — ¿Ah si? ¿Y eso qué es, querida? —Inquirió, fingiendo inocencia.

—Te lo agradezco desde lo más profundo de mi corazón. —Admitió la mejor amiga de Carter, quien no pudo evitar ponerse nerviosa pues tenía demasiado cerca de la princesa que había rescatado, ella se veía bastante adorable. Rosie llevó las manos hacia el cuello de la princesa y le quitó el accesorio enorme que cubría gran parte de sus pechos, no pudo evitar admirarlos por un par de segundos, ignorando que Evie sabía perfectamente lo que la reina de Costa Luna estaba haciendo. —Te ves mucho mejor así, no necesitas joyas exageradamente grandes para ser hermosa, tienes enormes atributos.

—No quiero interrumpir este intercambio de cumplidos pero Cinder nos está esperando en el helicóptero, así que tomen sus cosas y salgamos de aquí, el viaje es muy largo. —Dijo la chica que solía vender cebo en Luisiana, los VKs tomaron sus mochilas y entonces ella miró a su compañera de misión para entonces murmurar en su oído—: ¿Puedes no hacer esos comentarios cuando lleguemos a tu nuevo reino? Vas a casarte pronto.

— ¿Ya verificaste personalmente que nuestro equipaje esté listo? —Cambió de tema la hija de la ex reina Sophia, incómoda, la prima de Alex asintió con la cabeza. —No me lo recuerdes, no sé cómo podré casarme con alguien que jamás he visto en persona, esto es injusto. —Se quejó mientras todos comenzaban a caminar hacia el ascensor.

—Nuestras cosas ya están en el maletero del helicóptero así que no nos faltará nada, no debes preocuparte por eso. —Aseguró la hija del mayor Mason. —Tal vez sea una buena persona, ¿quién sabe?, así tendrás tu final feliz de cuento de hadas. —La consoló, en ese instante ingresaron al elevador.

—Carter, a veces puedes ser toda una princesa. —Mencionó Rosie, divertida.

— ¿Acaso hay algún problema con eso? —Dudó la joven que solía vender cebo, luego se rió, entonces las puertas se cerraron y el ascensor comenzó a descender.

—Los cuentos de hadas pueden estar tan sobrevalorados. —Protestó la chica de cabello azul, negando con la cabeza.

—Además, ese príncipe idiota jamás hizo nada por nosotros, nunca le importó lo que había más allá de su perfecto reino. —Gruñó Mal, apretando los puños.

—Es un egoísta que nació en una cuna de oro, ¿qué esperabas? —Comentó el ladrón del grupo, alzando su ceja derecha. —A él no le interesa lo que no le afecta.

—Y como si fuera poco, creen que merecemos sus sobras. —Prosiguió el descendiente de Cruella. —Ni siquiera debe ser tan guapo, es decir, tiene el ADN de una bestia.

—Les advierto que no les conviene criticar al futuro prometido de la chica que los rescató. —Intervino la prima de Alex Russo. —Ahora son parte de la realeza, tienen que comportarse como tales.

—Tú harías exactamente lo mismo si hubieras pasado 16 años en esa prisión. —Replicó la princesa malvada, justo cuando las puertas del elevador se abrieron y los insoportables rayos del sol les dieron directo en sus caras. — ¡Miren!

—Vamos, chicos. —Murmuró la gobernante de Costa Luna, en ese momento ella y su mejor amiga sacaron sus respectivos lentes de sol de sus bolsos y se los colocaron para acto seguido salir del ascensor, los cuatro descendientes de villanos las siguieron.

 Caminaron unos pocos minutos hasta que se encontraron con el enorme vehículo estacionado en la arena, esperando para llevarlos a su nuevo hogar, así que todos subieron.

  Mal, Jay, Evie y Carlos dejaron sus mochilas en los asientos que se encontraban vacíos y se acomodaron en los mejores lugares que encontraron, al igual que las miembros del PPP. El helicóptero comenzó a elevarse.

 La descendiente de la reina malvada observó por la ventana como se alejaban de aquella pequeña isla en el medio de la nada y suspiró hondo, sabiendo que su nueva vida estaba a punto de comenzar.

[...]

  Luego de una larga travesía en helicóptero, el vehículo aterrizó de repente.

— ¿Por qué se detuvo esta cosa enorme? —Cuestionó Jay, bastante confundido. — ¿Ya llegamos? —Dudó, desabrochándose el cinturón de seguridad.

—Estamos en el bosque de Sherwood, cerca de Auradon. —Respondió Carter, desabrochándose el cinturón y estirándose. —Hay que bajar porque no llegaremos allá en helicóptero, eso no es digno de la realeza.

—Técnicamente no estamos tan cerca, todavía faltan seis horas. —Intervino la chica rubia que acababa de salir de la cabina, quien vestía un uniforme gris. —Pero bueno, al menos podremos comer cuando lleguemos, ¡espero que haya un banquete!

—Cinder, no era necesario que supieran cuanto tiempo de viaje nos queda. —Dijo la futura reina de Auradon, incorporándose de su asiento y bajando del helicóptero junto a los demás. —No es mi estilo llegar de esta manera.

—Pero si faltan 360 minutos para llegar, entonces... ¿lo haremos caminando? —Dudó la descendiente de la emperatriz del mal, frunciendo su ceño. —Y creo que llegaremos muy tarde para un banquete.

—Tú lo dices porque odias las celebraciones. —Le recriminó la chica de cabello azul, mirando a su alrededor, entonces una limusina de color negro se estacionó justo frente a ellos y la ventanilla del conductor se bajó solo para mostrar a una pelirroja que ya conocían.

—Hey, ¿me extrañaron? —Preguntó Scarlett con una sonrisa pícara en su rostro, quien usaba el mismo uniforme que la chica que había conducido el helicóptero. —Suban, yo seré su chófer durante esta ocasión. —Dicho esto, les guiñó el ojo.

—Ellas van a ser parte de nuestro equipo de seguridad por si algo malo sucede y necesitamos refuerzos. —Masculló la chica que solía vender cebo, abriendo la puerta trasera de la limusina y entrando al interior del vehículo, siendo seguida por los VKs.

—Siempre eres tan oportuna, querida amiga. —Habló Rosie, mirando a la joven pelirroja que conducía la limusina, entonces ingresó a la misma y cerró la puerta. Observó a la joven de cabello morado y le sonrió antes de añadir —: Una reina nunca llega tarde, los demás siempre llegan temprano.

[...]

 Una vez que aquel vehículo se detuvo frente al Castillo de Bestia, las primeras en descender del mismo fueron las jóvenes que conformaban la Guardia Real de Costa Luna -o eso era lo que decían los uniformes de la rubia y la pelirroja-, quienes ni siquiera se inmutaron al ver el lugar lleno de gente: los súbditos de Auradon se habían reunido para darle una cálida bienvenida a la futura reina, incluso la banda escolar estaba tocando el himno del reino; pero dejaron de hacerlo apenas la rubia les hizo una señal para que la música cesara.

— ¡Buenos días a todos! —Habló Cinder, sonriendo con entusiasmo. — ¡Es un gran placer anunciar la llegada de la reina Rosalinda, junto a su Consejera Real y sus Damas y Caballeros de Compañía! —Exclamó mientras su compañera se encargaba de abrir la puerta trasera de la limusina y se apartaba, permitiendo que quienes se encontraban dentro del vehículo bajaran en el orden en el que habían sido anunciados, entonces la pelirroja cerró la puerta y se dispuso a bajar el equipaje de todos con ayuda de la chica que tenía experiencia en conducir helicópteros.

  La multitud guardó silencio al ver a los recién llegados, pues nadie esperaba que viniera tanta gente.

— ¡Hola! —Saludó la gobernante de Costa Luna, emocionada. —Me alegra tanto venir aquí que tuve que traer a la gente en la que más confío, espero que esto no sea inoportuno.

 Lo único inoportuno es que cierta princesa malvada trajo muchas cosas, ¿cómo entra tanto en una mochila? Pensó Scarlett cuando sacó el bolso de la chica del baúl del auto con dificultad pues era más pesado de lo que parecía. Al percatarse de la situación, la rubia tomó la mochila y le murmuró a su compañera que ella se encargara del equipaje de las agentes del PPP.

— ¡Bienvenidos a Auradon Prep! —Habló una mujer de vestido azul con un moño rosado. —Soy el hada madrina, la directora de esta institución. —Se presentó para luego hacer una reverencia.

— ¿El hada madrina? —Repitió la ojiverde, comenzando a interesarse. — ¿La del bibidi bobidi boo? —Cuestionó, moviendo su mano como si tuviera una varita mágica en su poder.

—Bibidi bobidi, así es, querida. —Accedió la mujer, sonriendo amablemente.

—Permítanme presentarles a mis invitados: ella es Mal y la señorita que la acompaña es Evie, por otro lado ellos son Carlos y Jay. —Intervino Rosie, señalando a los cuatro VKs quienes sonrieron falsamente, aunque se veían incómodos porque no esperaban estar rodeados de tanta gente. —Por último, ella es Carter Mason, mi mejor amiga y mi fiel confidente. —Añadió, la última les mostró una sonrisa sincera.

—Es un placer conocerlos finalmente, chicos. —Dijo un castaño que usaba un traje azul. —Soy el príncipe Ben.

—Él será el encargado de mostrarles el lugar, y yo los veré esta noche en el Banquete de Bienvenida. —Mencionó el hada madrina. —Que tengan buen día. —Dicho esto, se retiró junto a la banda escolar y los demás súbditos que habían ido a recibirlos retomaron sus actividades diarias.

— ¿Banquete de Bienvenida? —Repitió Carter, alzando una ceja. — ¿Por qué no sabíamos nada acerca de eso?

—Porque deseábamos que fuera una sorpresa para ustedes. —Contestó el hijo de Bella y Bestia, caminando hacia donde se encontraban los recién llegados, extendió su mano para saludar al chico de cabello largo pero él le dio un golpe en el pecho. —Este es un momento glorioso que espero que quede en la historia, como el día en el que nuestros dos pueblos se fortalecieron para unificarse. —Añadió mientras le ofrecía la mano a la ojiverde, quien la tomó para acto seguido estrecharla. Hizo lo mismo con la chica de cabello azul y con la joven que solía vender cebo en Luisiana, por último tomó la mano de su prometida para acto seguido besársela.

—O el día en el que mi vida dejó de tener sentido. —Susurró la gobernante de Costa Luna, pero luego recuperó la compostura. —Wow, tú sí que sabes dar una buena primera impresión.

—Sí, es mi deber como rey mantener totalmente satisfechos a todos mis súbditos. —Alardeó el castaño. — ¿Qué les parece si damos un pequeño tour?

—Eso sería maravilloso. —Admitió con emoción la chica que solía vender cebo, quien siempre adoraba viajar por todo el mundo gracias a su trabajo secreto.

—Auradon Prep fue construida hace 300 años y convertida en una escuela por mi padre cuando él asumió como rey. —Habló el muchacho, comenzando a caminar hacia el interior del castillo, señalando el mismo. Los recién llegados lo siguieron mientras observaban a su alrededor, entonces el príncipe miró la enorme estatua de su progenitor que se encontraba en el medio del jardín y aplaudió, por lo tanto la estatua se transformó en una bestia.

  Cuando el descendiente de Cruella vio esto, dejó escapar un grito y saltó a los brazos de su pareja mientras no paraba de temblar, atrayendo las miradas de todo el grupo.

—Carlos, está bien, mi padre quería que su estatua cambiara de bestia a hombre para recordarnos que todo es posible. —Se apresuró a aclarar Ben, aún manteniendo esa sonrisa dulce en su rostro, pero el menor aún seguía asustado.

— ¿Y se le cae el pelo? —Interrogó Mal, intentando contener la risa.

 Rosie tuvo que contenerse para no reprender a la chica por ser tan irrespetuosa.

—Sí, mi mamá no lo deja sentarse en el sofá. —Contestó el hijo de Bella y Bestia, divertido, antes de voltearse y continuar avanzando hacia el palacio.

  La chica de cabello morado volteó para observar nuevamente a sus mejores amigos y ladeó la cabeza para indicarle al ladrón del grupo que se encargara de la situación.

—No te preocupes por él, yo sé exactamente qué hacer para tranquilizarlo. —Dijo Jay, quien no perdió el tiempo y unió sus labios con los del chico de cabello blanco y negro, quien solo tardó unos segundos en corresponderle.

—Son tan lindos juntos... —Susurró la descendiente del general Mason, mirando la escena con ternura, pero los hijos de villanos no tardaron en intensificar aquel beso y Carlos empezó a intentar quitarle la chaqueta a su novio. —... y al parecer muy apasionados.

—No tienes ni idea. —Exclamó la princesa malvada. —En casa lo hacían todo el tiempo, en todos lados, además...

— ¡Oigan, ustedes dos! —Gruñó la gobernante de Costa Luna, señalándolos a ambos con el dedo. — ¡No se puede hacer eso en público, pervertidos!

—A ti no te harán caso. —Afirmó la chica de cabello morado, acercándose a ellos para entonces tomar de la oreja al menor, logrando que la pareja dejara de besarse. — ¡Si les digo que se separen, deben hacerlo! ¿¡Entendieron o tengo que tomar medidas más drásticas!?

— ¡Auch, duele! —Se quejó Carlos, haciendo pucheros. — ¡Haremos lo que dices pero detente, por favor! —Suplicó, entonces la líder de los VKs lo soltó.

 Jay bufó antes de colocar al chico en el suelo nuevamente, se apresuró a seguir caminando junto a los demás, mientras que el chico de cabello blanco y negro volvió a ver la estatua y aplaudió para que se transformara; pero cuando nada sucedió él corrió para buscar al grupo que lo había dejado atrás.

  Cuando todos estuvieron en el hall del castillo, Ben ni siquiera preguntó el motivo de su retraso.

— ¿Y ustedes tienen mucha magia aquí en Auradon? ¿Cómo varitas mágicas, ruecas encantadas, cetros poderosos y ese tipo de cosas? —Dudó la chica de cabello azul, curiosa.

 Al ver un florero en una mesa, el ladrón del grupo intentó robarlo, pero Carter le pisó el pie para que se comportara y dejara de hacer cosas indebidas.

—Oh, sí, claro que existe la magia; pero su uso está completamente prohibido excepto para las ceremonias en las que su uso es requerido, como coronaciones y demás celebraciones importantes. —Respondió el heredero al trono, quien estaba muy concentrado en su futura esposa. —La mayoría de nosotros somos mortales comunes y corrientes.

—Y también son reyes, reinas, príncipes y princesas. —Añadió la hija de Maléfica.

—Eso es cierto, nuestra sangre real tiene muchísimos siglos. —Habló Ben.

  Genial, me casaré con un presumido, pensó Rosie.

— ¿Podemos continuar con el recorrido, por favor? —Cambió de tema la futura reina de Auradon. — ¿Y todos nosotros nos quedaremos en este palacio para siempre?

—Claro que sí, mi bella dama. —Accedió el castaño, a lo que Evie no pudo evitar hacer una mueca de asco, entonces él los guió hacia las escaleras de la derecha y comenzó a subirlas junto a los demás. —Oh no, preciosa, estarán aquí momentáneamente hasta que sea nuestra boda y luego tú y tu consejera real se mudarán al castillo de Bestia.

— ¿Y qué hay de nosotros? ¿No vamos a obtener mejores cuartos cuando ustedes dos sean rey y reina respectivamente? —Masculló el chico de cabello largo, alzando una ceja.

—No, solo la realeza vive allí, ustedes no lo son. —Dijo el castaño, encogiéndose de hombros para restarle importancia al asunto. -Además, no hay lugar para ustedes.

— ¡Tienes que estar bromeando! —Exclamó la descendiente de Regina, sin poder creer lo que estaba escuchando. - ¡Vives en un palacio más grande que nuestro hogar!

—Lo lamento, chicos, pero las reglas son reglas. —Se disculpó Ben, haciendo una mueca mientras caminaba por el pasillo. —Además, no sabíamos que ustedes iban a venir con mi chica.

— ¡Eso es lo más estúpido que he oído en mi vida! ¡Y vivo con estos dos idiotas! —Se quejó la ojiverde, indignada, señalando a los dos muchachos que habían sido criados en la Isla junto a ella.

— ¡Mal! —La regañó Rosie, alzando la voz. —No seas descortés, querida.

—No te preocupes por ellos, cariño, además tú tendrás la suite más grande por ser la futura reina. —Habló el chico Bestia, guiñándole un ojo de manera cómplice, pero entonces se detuvo frente a una puerta. —Este es el cuarto de los chicos. —Informó, por lo tanto Cinder y Scarlett les entregaron sus maletas a los villanos y ellos entraron en la habitación, cerrándoles la puerta en la cara.

—Si esos dos pervertidos rompen una cama, siempre tendrán la otra. —Murmuró la hija de Maléfica, encogiéndose de hombros mientras continuaban caminando.

—No quería saber eso. —Admitió el castaño, haciendo una mueca y acelerando para llegar aún más rápido hacia su próximo destino, de repente se detuvo frente a otra puerta. —Esta es la habitación de las Damas de Compañía.

—Ya era hora, los tacones me están matando. —Se quejó la chica de cabello morado, Cinder le dio su mochila mientras que la pelirroja le entregaba la suya a la princesa malvada, entonces Mal abrió la puerta del cuarto y dejó que su compañera ingresara, luego sonrió falsamente para entonces cerrarles la puerta en la cara. Observó a su alrededor e hizo una mueca.

 El cuarto era completamente rosado, estaba perfectamente ordenado y tenía dos camas que lucían bastante cómodas al igual que enormes ventanas por las que entraba mucha luz solar.

—Este lugar es increí...—Comenzó a hablar la chica de cabello azul, fascinada.

—... asqueroso. —La interrumpió su mejor amiga, indignada.

—Lo sé, increíblemente asqueroso, ugh. —Concordó la princesa malvada, dejando sus pertenencias sobre una de las camas, mientras pensaba en que había una celebración y ella quería asistir pero lógicamente no deseaba hacerlo sola.

—Voy a necesitar mucho bloqueador solar. —Prosiguió Mal, sin dejar de mirar cada centímetro de aquel cuarto, entonces señaló una de las ventanas. —E.

  Su compañera de habitación captó sus intenciones y caminó hacia allá para entonces cerrar las cortinas mientras que la chica de cabello morado hacía lo mismo con la otra ventana.

—Uff, así está mucho mejor. —Aseguró la líder de los VKs, entonces notó la expresión de la hija de Regina y se apresuró a aclarar—: De ninguna manera vamos a ir al Banquete de Bienvenida.

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