Capítulo 19: ❝La única manera de salvarla❞ [Parte 3]
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Mientras tanto, en Auradon, los piratas aparecieron dentro del Castillo de Bestia gracias a la magia de Jane.
—Mierda, esto sí que es un buen lugar para vivir. —Mencionó Harry, lleno de envidia al percatarse de todos los lujos que los core four tenían luego de haber asesinado al chico Bestia y a todos los héroes. — ¿Qué podemos robarnos? Además de ese cetro, aunque... Tenemos que encontrarlo primero. Tu magia de bruja nos serviría ahora, Uma. —Dijo, pasándole el garfio por el cabello a la descendiente de Úrsula.
—Silencio, Hook. —Ordenó la susodicha, tomando su collar cuando el mismo comenzó a brillar para indicarle el camino hacia donde estaba escondido el artefacto que necesitaban conseguir. — ¡Vamos por aquí! ¡Sigan a su capitana!
—Yo creo que Harry y yo nos iremos separados po... —Intervino el hijo de Gastón, mirando de reojo al pirata.
— ¡Cállate! —Alzó la voz la chica de cabello turquesa, quien se dirigió hacia las escaleras que la llevarían al segundo piso del palacio y comenzó a subirlas. —Nadie se va a separar, sé dónde esta ese cetro así que síganme.
— ¡Oh, vamos, Uma! ¡Tenemos todo el castillo para nosotros, al menos podemos divertirnos un poco! —Insistió el chico del garfio, sin moverse de su lugar.
— ¡O me siguen o los pondré a caminar por la tabla a los dos para lanzarlos a los tiburones hambrientos! —Amenazó la capitana del Lost Revenge, logrando que sus dos mejores amigos la siguieran, una vez que llegaron al segundo piso ella se dejó guiar por el collar de su madre que brillaba más intensamente hacia una dirección. — ¡Por la derecha! —Indicó y avanzó velozmente por el pasillo.
—Que mal humor, mujer. La libertad sí que te afectó. —Protestó su primer compañero, caminando detrás de ella mientras estaba perdido en sus pensamientos.
— ¿Y si nos escapamos un ratito? —Sugirió Gil, tomando del brazo al otro pirata para detenerlo, mientras que la chica seguía caminando por el pasillo del palacio como si estuviera buscando un excelente botín; pues efectivamente así era. — ¡Vamos, Hook! Hay muchos cuartos por aquí, dejemos a Uma sola.
—Bien, Uma tardará en darse cuenta de que no estamos con ella, y si lo hace no nos encontrará rápido porque este castillo es enorme. —Accedió el chico del garfio, sonriendo con picardía.
— ¡Maldito collar! —Se quejó la bruja del mar, observando como aquel accesorio brilla y luego deja de hacerlo. —Hay algo que está interfiriendo con mi magia... ¿Qué mierdas pasa? —Frunce su ceño y toma el objeto entre sus manos, concentrándose para que el collar vuelva a funcionar. Sonrió victoriosa cuando logró su objetivo.
—Vamos rápido, cuando se percate de que nos fuimos nos hará sushi, Harry. —Susurró el rubio, caminando con sigilo en la dirección contraria a la que se dirigía su capitana.
—Andando, precioso. —Lo incentivó Harry, yendo tras su compañero por aquel pasillo largo en el que habían muchas puertas pero la mayoría estaban cerradas con llave así que ni siquiera se molestó en esforzarse para abrirlas, hasta que logró abrir una fácilmente. —Vamos, métete adentro ya. —Ordenó, el descendiente de Gastón obedeció inmediatamente y el chico del garfio sonrió antes de ingresar a la habitación y cerrar la puerta.
Por otro lado, luego de recorrer varios pasillos, el collar de Uma brilló intensamente delante de otra puerta.
— ¡Oigan! ¡Aquí es! —Exclamó la hija de Úrsula, dándose vuelta solo para darse cuenta de que sus fieles piratas no estaban. — ¡Malditos pervertidos que se fueron a follar y me dejaron completamente sola! —Masculló indignada, sin embargo ya los buscaría después ya que su prioridad era completar esta misión para la que la habían sacado de la Isla de los Perdidos, así que tomó la manija de la puerta y quiso entrar pero no pudo.
— ¡Por los siete mares! Parece que Carlos y Jay esconden un maldito cuarto de juegos sexuales aquí dentro. —Dijo la muchacha, dejando de forcejear con la puerta cuando una idea se le ocurrió, murmuró un encantamiento y la puerta velozmente se abrió. —Pues me importa una puta mierda. —Admitió antes de entrar al cuarto.
Observó a su alrededor y comenzó a buscar el objeto mágico que necesitaba, revisó debajo de las camas de los VKs pero no encontró nada más que suciedad, por lo tanto se incorporó.
— ¿Dónde está ese maldito báculo? —Preguntó aunque sabía que nadie iba a responderle, hasta que el collar comenzó a brillar nuevamente para guiarla. —Eso es, enséñame dónde lo escondieron esos bastardos.
En tan solo unos minutos, el accesorio la llevó hacia el armario, por lo tanto ella lo abrió y se metió al mismo; comenzando a sacar todas las prendas hasta que lo encontró.
Frente a ella estaba la Vara de la Serpiente, el poderoso cetro de Jafar.
— ¡Ahoy, que buen botín! —Admitió Uma, impresionada, lo tomó. —Y lo ocultaron en el clóset, al igual que sus orientaciones sexuales, ¿por qué no me sorprende? —Dijo haciendo una mueca para luego comenzar a ordenar la ropa nuevamente, ya que aún tenía que buscar a sus mejores amigos.
Con respecto a ellos, Gil ya estaba arrodillado delante del pirata, desabrochándole el cinturón y bajándole el pantalón junto a sus bóxers.
—Espero que me hagas un buen oral porque Uma nos va a matar. —Habló Harry, acariciando el cabello del hijo de Gastón. —Adelante.
— ¡Al menos moriremos felices! —Replicó el rubio, pero escuchó que alguien tosía a su lado y dirigió la mirada hacia allí. —Ha-Harry, cre-creo que de-debemos escapar ahora. —Tartamudeó al darse cuenta de que a su lado se encontraba una Mal muy molesta.
— ¡Al menos moriremos felices! —Replicó el rubio, pero escuchó que alguien tosía a su lado y dirigió la mirada hacia allí. —Ha-Harry, cre-creo que de-debemos escapar ahora. —Tartamudeó al darse cuenta de que a su lado se encontraba una VK muy molesta.
—Tarado, solo es Uma. —Gruñó el otro pirata, subiéndose los pantalones velozmente y dándose la vuelta para enfrentar a su capitana. —Si te soy completamente sincero, yo no sé cómo nos encontró tan rapi... —Prosiguió, pero se quedó mudo al darse cuenta de que no era ella.
Mal estaba ahí, mirándolos con una ceja alzada y los brazos cruzados sobre su pecho, sus ojos de color verde –de un tono más oscuro que lo normal– intimidaban.
—Bueno, bueno, bueno, miren a quien nos encontramos. Solo espera a que Uma se entere que estás aquí. —Habló el chico del abrigo rojo en un tono alto para que su mejor amiga pudiera oírlo –a pesar de que ella estuviera lejos, tratando de cumplir con la misión que se les había sido asignada, pues era la más responsable de los tres–, esbozando una sonrisa demasiado falsa mientras pasaba el garfio por el cabello de la hija de Maléfica; quien ni siquiera se inmutó ante aquel contacto. —Podríamos lastimarte. —Le advirtió, entonces la chica tomó su garfio y le torció la mano para luego voltearlo de espaldas, acercó su rostro al oído del pirata.
—Aquí los únicos lastimados serán ustedes, par de sardinas. —Murmuró Mal, golpeándole la espalda con su otra mano.
— ¡Hija de puta! —Gritó el primer oficial de Uma, tan impresionado como adolorido por los rápidos reflejos que había olvidado que poseía esa traidora. — ¡Suéltame, maldita bruja demente! —Demandó, pero la chica hizo caso omiso y le torció aún más la mano.
El rubio vio aterrorizado como la chica de cabello morado invocaba llamas verdes en su mano libre.
—Las manos arriba, Gil, o si no... —Le dijo la VK, alzando esa misma mano para que el pirata la observara. —...lo mataré.
— ¡Harry! —Alzó la voz el descendiente de Gastón, alzando las manos inmediatamente. — ¡Está bien! ¡No lo lastimes! —Suplicó, aterrado.
— ¡Déjanos en paz! —Gruñó Harry, más adolorido que antes. — ¿¡Acaso no podemos venir a visitarte!? —Se excusó, pues no iba a contarle la razón por la que estaban en Auradon.
—A mi no me engañas, Hook. —Aseguró la Princesa del Inframundo, aún hablando en su oído, luego apoyó su mano llena de fuego verde en el hombro del pirata; comenzando a quemarlo instantáneamente. —Dime que mierda están haciendo aquí o te quemo vivo.
— ¡No soy un pirata mentiroso, te lo juro por mi honor! —Insistió el susodicho, quien apretó los dientes para no gemir del dolor cuando sintió como esas llamas anormales quemaban su chaqueta y su piel rápidamente. — ¡Mierda, no, detente!
— ¡Déjalo, Mal! —Suplicó el rubio, pero solo bastó que los ojos de la hija de Maléfica comenzaran a brillar en dirección a él para que Gil se quedara callado, tambaleándose hacia atrás hasta chocar contra la pared.
—Habla, Harry, ahora. —Exigió la villana, impaciente.
—Uma encontró una forma de abrir la barrera por unos minutos y nos escapamos, ¿¡o creíste que tú y tus amiguitos eran los únicos que merecían salir de la Isla!? —Le reclamó el chico de abrigo rojo y chilló nuevamente por el dolor de su piel, además de que su orgullo había sido herido al estar siendo humillado de esa forma tan cruel y despiadada. — ¡Basta ya! ¡Gil, no mires y mantén la boca cerrada! —Ordenó, serio.
—Eres un bacalao estúpido y mentiroso, Hook. —Comentó la ojiverde, estirando los labios en forma de beso mientras lograba que el fuego ardiera más intensamente sobre el pirata, provocando que él se pusiera a gritar; completamente desesperado. —Arde ahora por mentiroso. —Gruñó, indignada.
— ¡No, Mal! —Intervino Gil.
— ¡Cierra la boca, imbécil, nos matará a los dos de todas maneras así que cállate de una maldita vez! —Lo interrumpió su compañero, jadeando cada vez que el dolor se hacía más intenso e insoportable. — ¡Me quema, me arde, me lastima!
—Yo te di... —Prosiguió el rubio, quien fue interrumpido por unos golpes en la puerta.
— ¡Par de sinvergüenzas! ¡Abran la puerta ahora! —Exigió la hija del Úrsula, desde el pasillo, golpeando la puerta de madera sin cesar. — ¡Ya lo tengo! —Informó.
Mal movió su cabeza en dirección a la puerta, dándole a entender a Gil que deseaba que abriera.
—Te mato si hablas, Hook. —Ella amenazó al pirata, colocando su mano llena de fuego alrededor del cuello de Harry, quien tragó saliva con dificultad mientras veía como el rubio caminaba hacia la puerta. —Hazlo, mini Gastón. —Susurró, sonriendo con malicia, por lo tanto el susodicho la obedeció y apretó los dientes cuando su capitana estuvo frente a ellos.
— ¡Malditos degenerados! ¿¡Cómo se les ocurre hac...!? —Gritó Uma, furiosa, pero se quedó shockeada cuando vio la escena frente a ella. —Oh no, mierda. —Masculló, mordiéndose el labio inferior con fuerza y alejando por instinto el objeto mágico que acababa de hurtar.
Mal frunció su ceño al ver a la recién llegada, quien había cambiado mucho desde la última vez que la había visto en la Isla de los Perdidos, pero lo que más la sorprendió fue un insignificante detalle: Uma sostenía el cetro de Jafar.
—Hola, Camaroncito. —La saludó la chica de cabello morado, con un tono de voz repleto de malicia, comenzó a apretar el cuello de su víctima mientras sus ojos aún seguían observando la Vara de la Serpiente en la mano de la pirata. — ¿Qué haces con eso, Uma? —La interrogó, mientras el fuego empezaba a arder por el cuello del primer oficial.
— ¡Harry! —Gritó la capitana del Lost Revenge, observando a su archienemiga con odio y desprecio. — ¡Suéltalo Mal! ¡Déjalo y te cuento! —Exigió, desesperada.
— ¿De verdad piensas que te voy a creer, estúpida? —Masculló la Princesa del Inframundo, sus ojos se iluminaron de nuevo, mientras negaba con la cabeza. —Habla ya, Uma. —Le indicó, pero la hija de Úrsula se quedó callada, centrando su atención en su mejor amigo que corría peligro; pues no sabía qué hacer ya que la situación era bastante complicada.
—Tenías razón, no debimos habernos separado. —Concordó Hook antes de soltar un grito de dolor al sentir como el fuego ardía en su cuello. —Uma, no confíes en ella. Nos va a matar a los tres si hablas y si no lo haces también lo hará. —Exclamó, mientras que con su mano derecha señaló hacia la ventana de manera disimulada, pues su prioridad siempre sería el bienestar de su capitana.
Además, si la magia de Jane los había llevado al palacio, eso significaba que la pequeña hada no debía estar muy lejos.
La chica de cabello turquesa comprendió su lenguaje corporal, pues lo conocía perfectamente. Harry la priorizaría siempre.
— ¡Gil, huye ahora! —Ordenó la chica de cabello turquesa, lanzando el cetro por la ventana que Hook le había señalado, avanzando hacia la chica de cabello morado para intentar golpearla.
— ¡Hazlo, idiota! —Le gritó Harry a su mejor amigo, cuando vio que él todavía lo estaba observando, sin saber qué hacer.
Mal no tardó en dirigir su mirada hacia el pirata que sujetaba por el cuello, hipnotizándolo y soltándolo de repente, el chico de abrigo rojo cayó al suelo debido a la magia que la villana había utilizado en él: no podía moverse.
— ¡Van a arder todos! —Gruñó la hija de Maléfica, mientras el humo púrpura comenzaba a rodearla, Uma se detuvo; asustada. — ¡Los incineraré a todos! —Los amenazó hasta que el humo púrpura la cubrió completamente, mientras ella comenzaba a transformarse en dragón.
El hijo de Gastón tomó a su mejor amiga del brazo y comenzó a correr con ella hacia la ventana para lanzarse juntos por allí, cayendo al suelo rodando hasta que se detuvieron al chocar con una persona: la hija del hada madrina.
— ¡Tenemos que huir, Uma! —Dijo el rubio, levantándose del suelo y tendiéndole la mano a la bruja del mar, quien la tomó y se incorporó del suelo.
— ¿¡Qué te pasa, hombre!? —Dudó Jane, mirándolo tan sorprendida como extrañada, sosteniendo la Vara de la Serpiente con ambas manos; pues la había atrapado cuando la arrojaron por la ventana. — ¿¡Qué sucedió!? —Le preguntó, esta vez, a la pirata.
— ¡No podemos dejar a Ha...! —Se quejó la descendiente de Úrsula, quien fue interrumpida por un fuerte estruendo, los tres dirigieron sus miradas hacia la ventana por la que los valientes piratas acababan de huir y vieron como un enorme y peligroso dragón salía por allí; rompiendo la ventana debido a su gran tamaño. — ¿¡Qué mierda!? ¡Vamos a morir! —Gritó, la criatura rugió hacia ellos, furiosa.
— ¡Es un excelente momento para huir! —Exclamó la novia de Lonnie, sacando su varita mágica de su chaqueta. —Noble corcel, fuerte y capaz, al lugar más seguro que hay en esta tierra nos llevarás. —Recitó el encantamiento, pensando en dirigirse a Northern Wei, una nube celeste los rodeó y los tres desaparecieron: justo antes de que una bola de fuego lanzada por Mal pudiera hacerles daño.
Mal rugió molesta y voló hacia una de las torres más altas del castillo para vigilar si había alguien más alrededor del palacio, pero no había señales de nadie más, decidió sobrevolar la zona para estar segura y luego entró por la ventana destrozada; transformándose en humana.
La ojiverde volvió a mirar al pirata que estaba en el suelo para quitarle la hipnosis, antes de que él pudiera reaccionar elevó su mano para hacerlo levitar y llevarlo hacia la cama, inmovilizándolo con su magia.
—Hola de nuevo, Hook. —Lo saludó Mal, fingiendo inocencia. —Espero que estés dispuesto a hablar.
—Claro que no te diré nada, loca psicópata de mierda. —Se opuso el primer oficial, muy seguro de lo que estaba haciendo, pues no era un soplón. —Te olvidaste de nosotros, ahora tendrás que enfrentarte a las consecuencias. —Le dijo, serio.
—Como digas, estúpido. —Exclamó la Princesa del Inframundo, observándolo atentamente, recurriendo a la hipnosis de nuevo; pues le encantaba usar ese método tan cruel para conseguir todo lo que deseaba. —Sé como piensan los villanos, así que no tardaré en hacerte ceder. Podría lograr que lo dijeras ahora mismo, pero no sería tan divertido como la tortura que tengo planeada para ti, así que te llevaré al calabozo. Sígueme ahora. —Ordenó, chasqueando los dedos para quitarle la magia que lo mantenía inmóvil, salió de la habitación; teniendo al pirata detrás de ella debido a la hipnosis que lo forzaba a hacerle caso.
Estos idiotas no se cansan de subestimarme, pensó Mal, pero soy más inteligente que ellos. Tarde o temprano regresarás a mí, Uma.
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Cuando Jay, Evie y Carlos ingresaron a Ursula's: Fish & Chips, los tres se veían más malvados y seguros que nunca; pero solo era una más de sus farsas: cada minuto que pasaban dentro de la Isla de los Perdidos los destrozaba cada vez más.
— ¡Volvimos! —Gritó la chica de cabello azul, bajó las escaleras junto a los muchachos y caminó hacia la barra en donde tomó asiento junto a sus amigos. — ¡Uma! ¡Quiero tres botellas de ron ya! —Demandó, estando de mal humor.
—No puedo creer que nos metimos en este lío. —Protestó el hijo de Cruella, miró a su alrededor y notó que a su izquierda toda la tripulación pirata de Uma estaba murmurando sin parar. — ¿Y a estos tarados qué les pasa?
—No tengo ni idea, ¿dónde está Gil? Quiero pegarle un par de puñetazos. —Gruñó su pareja, quien dio un golpe en la barra de madera. — ¡Camaroncito, aparece ya! —Dijo, impaciente.
—Si tienes suerte lo golpearás, aparecerá Harry para defenderlo y también podrás desquitarte con él. —Sugirió la hija de Regina, quien frunció su ceño al ver que nadie venía a tomarles el pedido. — ¡Camaroncito ven a atendernos o te haré sushi! —Alzó la voz, furiosa.
—Es raro que Hook no esté merodeando por aquí. —Comentó el pecoso, mirando a la izquierda y luego a la derecha. —E, revisa la cocina, Jay y yo vamos a hacer hablar a unas sardinas. —Ordenó, se levantó de su asiento y se subió las mangas de su abrigo antes de hacerle una seña con la cabeza a su novio para que comenzaran a caminar hacia donde estaban los piratas, mientras que la princesa malvada se subió a la barra y saltó de la misma para pasar del otro lado; entonces entró a la cocina para revisarla.
—A patear traseros, cariño. —Masculló el hijo de Jafar, mordiéndose el labio inferior y caminando hacia la tripulación pirata hasta detenerse frente a ellos.
—Como en los viejos tiempos. —Dijo el chico de cabello blanco y negro, muy orgulloso, luego tomó a uno de los piratas por el cuello. — ¿Dónde carajo está tu capitana? Habla, Jonas, o te mato.
—No soy un soplón, De Vil. —Replicó el pirata, sin siquiera inmutarse.
— ¿Ya se aburrieron de conquistar Auradon? —Se burló una chica de la tripulación, Desiree, así que Jay la tomó del cuello rápidamente.
—Habla ya o te voy a matar ahora mismo, pendeja. —Le advirtió el joven ladrón, comenzando a apretar su cuello, haciendo que la chica se desesperara. —Escúpelo ya mismo. —Exigió.
— ¡Bien, bien! —Accedió la chica de la Isla, de mala gana, le costaba respirar pero aún así no tuvo más opción que confesar—: Uma, Gil y Harry se fueron a Auradon. Se los llevó una chica extraña, linda, con rasgos asiáticos... Y, antes de irse, Uma gritó que ustedes caerían.
— ¿¡Qué carajos!? —Gritó el descendiente de Jafar, exaltado, agarrándola más fuerte del cuello. — ¡Dame más detalles ahora! —Ordenó, molesto.
— ¡Eso es lo único que escuchamos, no sabemos nada más! —Se apresuró a hablar Jonas.
—Ugh, son dos gusanos inútiles. —Protestó Carlos, en ese momento Evie salió de la cocina dando un portazo, captando la atención de sus amigos y los piratas.
— ¡La hija de Úrsula no está ahí! —Informó la chica de cabello azul, frustrada.
—Según estos bacalaos, ella está en Auradon con Gil y Harry. —Le dijo el pecoso, luego volteó a mirar a las dos sardinas que les estaban diciendo todo. — ¿Recuerdan algo más de la chica que se los llevó? —Los interrogó.
—No, solo que se veía muy fuerte, realmente decidida y que sus rasgos asiáticos resaltaban demasiado. —Contestó Desiree, la princesa malvada no tardó en comprender aquello y caminó hacia ellos.
— ¿¡Esos malditos se fueron con Lonnie!? —Gritó la hija de Regina, indignada por todos los problemas que debían solucionar. —Tenemos que volver ahora, pero aún debemos solucionar el asunto de Mal... Y no tenemos más opción que sacar a Hades de aquí.
— ¡Al bastardo no! —Alzó la voz Jay antes de arrojar a la pirata al suelo, su pareja hizo lo mismo con Jonas. — ¡Si lo sacamos, él hará una catástrofe! ¡Evie, es absurdo confiar en él! —Intentó hacerla entrar en razón.
— ¡No confío en él, no soy tan idiota! Pero ¿¡prefieres soportar que Mal va a morir por nuestra culpa!? ¡Yo no! —Le recriminó la princesa malvada, cruzándose de brazos antes de soltar un bufido. —Necesitamos que Mal regrese, ella es la única que puede enfrentarse a él.
—Cariño, E tiene razón, no tenemos opción. —Se lamentó el pecoso, quien suspiró.
— ¡Mierda! —Gritó el joven ladrón antes de volver a golpear la barra. — ¡Sé que esto no va a salir bien! ¡Espero que cuando Mal vuelva, pueda darle una paliza! —Gruñó, furioso.
—A mí tampoco me gusta, pero... es lo único que podemos hacer por Mal. —Dijo Evie, soltó un suspiro y se dio la vuelta para comenzar a caminar hacia la salida, siendo seguida por sus amigos. Los tres caminaron en silencio durante todo el camino hasta que, unos minutos después, finalmente llegaron a la gran mina. Carlos abrió las puertas de la guarida. —Vamos, terminemos con esto. —Dicho esto, entró allí.
— ¿Cómo estás segura de que ese perro malo no me comerá? —Cuestionó el pecoso, asustado, cuando comenzó a escuchar los ladridos.
— ¡No hay perro malo! —Alzó la voz su novio, tomándolo del brazo para arrastrarlo dentro de aquel lugar.
—Eso es un alivio, pero no me trates así. —Murmuró Carlos, haciendo una mueca, mientras caminaban en silencio hasta que llegaron a su destino.
—Vaya, vaya, vaya. —Dijo Celia cuando los vio, se rió con malicia. —Los tres mosqueteros regresaron.
—Se tardaron demasiado. —Gruñó el Dios del Inframundo, levantando la vista hacia ellos, sin moverse del sofá. —Ya sabía que mi paz no duraría nada. —Añadió, entonces Jay quiso ir a golpearlo, pero el pecoso lo tomó del brazo.
—Garantízanos que puedes salvar a Mal, dinos cómo lo harás. —Exigió la princesa malvada, bajando las escaleras y caminando hacia el villano. —Y, si nos convences, te sacaremos de aquí para que la ayudes.
—Bruja loca, tú no eres la que tiene el mando de la situación, así que lo que tenga que hacer para salvarla... —Dijo el dueño del lugar, refiriéndose a la adolescente, hizo una mueca de asco y desprecio; tomó su ámbar para arrojarla al aire y luego la atrapó rápidamente. —...es mi problema.
—No me vuelvas a llamar así o haré que te arrepientas. —Le advirtió la chica de cabello azul, molesta, luego miró a los muchachos. — ¿Qué opinan, chicos? —Dudó, insegura.
—Él es nuestra única opción, E. —Murmuró Carlos.
— ¿Qué me harás, bruja? ¿Darme una manzana? —La desafió Hades, mirándola a los ojos y colocándose de pie. —No quieres saber de lo que es capaz un dios, Grimhilde Mills... —Masculló, apretando su ámbar.
—Una manzana envenenada sería demasiado piadoso para ti. —Replicó la VK, quien retrocedió unos pasos cuando él se levantó. —No me intimida el padre de mí mejor amiga que estuvo ausente durante toda su vida. —Mintió, ya que sí estaba asustada.
— ¿¡Ayudarás a Mal o no!? —Alzó la voz el hijo de Jafar, furioso. — ¡Deja de hacerte el dios y vamos de una puta vez!
—No le grites al Dios del Inframundo, idiota irrespetuoso y bastardo. —Intervino la pequeña estafadora. —Se les acaba el tiempo. —Dicho esto, se levantó para marcharse, pero Carlos la detuvo colocando una mano en su hombro.
— ¿Y tú a dónde te crees que vas? —Dudó el pecoso. —No vas a salir de esta Isla.
— ¡Eso no es justo! —Se quejó ella, indignada.
—Celia viene conmigo o no iré a ningún lado y Mal muere. —Puntualizó el villano, quien miró a la pequeña, buscando su aprobación. —Espero que hayas cambiado de idea porque te llevaré sí o sí.
— ¡Así se ha...! Espera, ¿¡qué dijiste!? ¡No quiero ir a Auradon, ese maldito lugar está lleno de desgracias! —Se quejó la hija menor de Facilier, cruzándose de brazos. —Ugh, como quieras, pero no me molesten. No me voy a arriesgar a que un maldito dragón furioso me coma así que me llevan pero yo me largo a explorar por ahí, no voy a aceptar un no por respuesta. —Accedió de mala gana, pues no tenía otra opción.
— ¡Esa enana no vendrá con nosotros! ¡No quiero a la loca en Auradon! —Gritó el joven ladrón, pero el pecoso lo sostuvo con fuerza del brazo para evitar que intentara golpear a Hades, por enésima vez en el día.
— ¡Jay! —Le llamó la atención su pareja. —Basta, no tenemos más opciones.
—Ugh, ¿¡esto puede empeorar!? —Masculló Evie. —Vámonos ya, hay que salvar a Mal. —Dicho esto, los cinco salieron de la guarida.
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Cuando los cinco llegaron al Castillo de Bestia, bajaron de las motos –Celia había venido abrazada a Evie, mientras que Hades había usado la de Carlos, así que él tuvo que viajar en la de su novio junto a él– y Celia se retiró, las cuatro personas restantes entraron al castillo y caminaron por el pasillo hasta que se detuvieron frente a las puertas de la sala del trono.
—Despertaremos a Mal y hablaremos con ella para explicarle todo mientras tú nos esperas aquí, ni se te ocurra irte. —Le advirtió la princesa malvada, señalando al Dios del Inframundo con un dedo, luego ingresó a la habitación con sus mejores amigos; encontrándose con una figura sentada en el trono.
—Oh, hola M, que lindo es verte despierta. —Dijo Evie a modo de saludo, estando distraída, pero luego frunció su ceño. —Un momento, ¿qué haces despierta?
— ¿De verdad la hechizaste o lo olvidaste luego de lo mucho que te hizo gemir? —Murmuró el menor de los VKs, dándole un codazo a la chica de cabello azul— porque sí, las oímos.
—Buenas noches, trío de ineptos y ratas atrevidas que se atreven a desafiar a la emperatriz suprema —Exclamó Mal mientras se limaba las uñas, luego giró la cabeza hacia Evie—. Es muy fácil despertar de un hechizo de novatos... Aunque sería mejor que agradecieran que me desperté.
—Se supone que estarías dormida cuando nosotros llegáramos. —Susurró Carlos, mirando a la hija de Regina con desaprobación.
—Por todas las manzanas envenenadas, creo que me faltó potencia, porque definitivamente yo no soy una simple novata. —Gruñó Evie, sintiéndose frustrada consigo misma, luego frunció su ceño. — ¿Agradecerte? ¿Por qué, M?
Mal se levantó del trono de un brinco, suspirando y lanzando la lima de uñas hacia el lado.
—Porque ciertos individuos desagradables invadieron el castillo mientras ustedes no estaban.
— ¿¡Qué!? —Gritaron los tres VKs recién llegados, intercambiando miradas de preocupación y sorpresa.
—Esto no es posible. —Dijo Evie, apretando los puños. — ¿Y estas bien? ¿Te hicieron algo? —Cuestionó, caminando hacia ella y buscando heridas visibles en su rostro.
—Define individuos desagradables, tenemos bastantes enemigos que harían cualquier cosa por entrar aquí. —Pidió Carlos.
Mal gruñó bajo y se miró las uñas para luego ver a Jay a la cara.
—La principal fue Uma —Habló irguiendo la cabeza y suspiró indiferente—. Ella y el club de los piratillas. También estaba Jane, que los ayudó a escapar con... —Se trabó y arrugó la nariz—. ¡Con el bibidi bobidi bu!
—Esos malditos bacalaos... —Gruñó Jay, furioso. —...Lonnie los sacó de la Isla y los trajo al reino ¿¡para que nos hagan esto!? ¡Que traidores, dándole la espalda a su propia gente!
—Jane... ¿Por qué no me sorprende que los esté ayudando? —Bufó De Vil, cruzándose de brazos.
—Pero ¿qué estaban haciendo los piratas aquí? No tiene sentido. —Dijo Evie, haciendo una mueca y empezando a caminar en círculos. —Que Lonnie y Jane los ayuden tampoco tiene sentido, creí que les temerían.
—Claro, sobre todo cuando vinieron aquí a robar la Vara de la Serpiente. —Se burló la descendiente de Maléfica, riendo y ahogó otra risita divertida, aquello no le importaba, después de todo ella era inmune a hipnosis y no podían usarla contra ella.
— ¿¡Que ellos se robaron qué!? —Gritó Jay, furioso, se volteó hacia la chica de cabello azul y la señaló con un dedo—. ¡Te dije que no quería irme de aquí, te dije que era una mala idea, pero tenías que insistir y ahora por eso perdí el único objeto valioso que me da magia!
— ¡No me culpes a mí, yo no sabía que todo esto iba a pasar, yo tampoco quería estar dando vueltas toda la noche por toda la maldita Isla pero teníamos que hacerlo! —Alzó la voz la princesa malvada, acercándose a él pero Carlos se interpuso.
— ¡Cállense los dos! —Gritó el menor de los VKs. —No es momento de echar culpas ni tampoco es momento de revelar a dónde fuimos, E. —Le dijo, mirándola con desaprobación.
—Ay ya cállense. Ni que Evie no hubiera abierto su bocaza en plena follada. —Dijo la chica de cabello morado, observándolos con el ceño fruncido.
— ¡M! ¡Ellos no lo sabían! —Dijo la descendiente de Regina, volteándose a mirarla, incrédula.
— ¿¡Que hiciste qué!? —Gritaron los dos VKs, mirándola seriamente.
— ¡Ella no debía saberlo, eso fue lo que acordamos! —Le recriminó Carlos, decepcionado.
— ¡Me cansé de mentirle, no pude seguir haciéndolo, chicos! ¡Y lo siento pero es mi mejor amiga y no quería perderla! —Se disculpó la hija de Regina, bajando la mirada. —Pero de todas maneras, ella ya lo sabía.
—Ah, genial, o sea que ya no tenemos nada que perder. —Gruñó el joven ladrón, apretando los dientes y girándose para ver a Mal— ¿Dijiste que los piratas escaparon? Hazte dragón y rastrea el olor a camarón de Uma, vamos a recuperar mi cetro.
—Lo haría si fuera importante; pero... ¿De verdad me voy a hacer dragón por algo tan insignificante como un cetro que hipnotiza? —Cuestionó la Princesa del Inframundo, corriendo los ojos—. Ay Jay, vete a buscarlo tú y mueve los huevos, yo tengo cosas que hacer como divertirme con Harry en el calabozo.
— ¡Es mi fuente de poder, mujer! Y lo haría, pero primero debo saber dónde está. Además, hace tiempo dijiste que dominaríamos el mundo juntos y sería genial así que ayúdame. Los dejaste escapar, me lo debes. —Dijo el chico de cabello largo, caminando hacia ella para luego fruncir el ceño al oír la ultima frase. — ¿Capturaste a Harry? Siempre confíe en ti. —Dijo sonriendo.
— ¡Vamos al calabozo a divertirnos haciendo hablar a Harry! —Suplicó Carlos, entusiasmado con esa idea.
—Torturar a Hook será genial, y podemos hacerlo los cuatro juntos, será realmente divertido; pero...—Empezó Evie, quien arrugó la nariz y chasqueó los dedos para abrir la puerta de la habitación. —...trajimos visitas, M.
Mal volteó para observar hacia la puerta, topándose con una –para nada grata– sorpresa.
—Hola. —La voz de Hades llegó hasta sus oídos como una campana de muerte inmediata, mientras que su padre caminaba hacia los cuatro VKs mientras que sostenía su ámbar en su mano; la apretó logrando que su cabello se encendiera. Su descendiente sabía perfectamente lo que hacía él allí. —Vine a domesticar al dragón.
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