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Capítulo 17: ❝Operación ROSIE❞ [Parte 1]

Día de la operación ROSIE.

  Finalmente el día que Carter tanto había esperado, había llegado: hoy comenzaría la primera fase de la operación ROSIE –R por Rescate, O por Oportuno, S por Secretamente, I por Inimaginable y E por Exitoso–, en donde se realizaría la extracción de las VKs de la Isla de los Perdidos.

 Oh mierda, aquí vamos de nuevo, pensó la descendiente del mayor Mason.

  Estaba en el helicóptero, junto a las demás, repasando su estrategia por última vez.

—Recuerdan todo a la perfección ¿no es así? —Preguntó la morocha por décima vez desde que se habían subido al transporte aéreo, mirando a sus compañeras. —No hay lugar para fallas.

—No tienes que repetirnos todo lo que debemos hacer como si fueras una maldita cotorra insoportable, ya deberías callarte. —Habló la descendiente de Aurora, quien estaba limando una de sus uñas.

— ¡Audrey! —Le llamó la atención Lonnie, pues no tenía derecho a tratarla de esa manera, a pesar de las diferencias que había entre ambas. Relamió sus labios lentamente y miró a la prima de Alex Russo. —Sí, conocemos el plan. —Afirmó.

—Lo sabemos, tú te quedas aquí con las chicas y mi cuñado mientras que nosotras iremos a buscar a las VKs y regresaremos aquí pronto, nadie sabrá que hemos venido. —Exclamó la hija del hada madrina, observando por la ventana el territorio de Auradon, que estaba justo debajo de ellas. —Es raro volver después de tanto tiempo. —Susurró, sintiéndose nostálgica.

—Y si tardan mucho, iremos a buscarlas para asegurarnos de que no se metieron en problemas. —Les recordó Scarlett, quien sacó una cereza de su bolso y se la comió.

—Chicas, ya llegamos. —Anunció la voz de Cinder, que provenía desde la cabina del piloto. 

—Es hora de que bajen. —Se oyó esta vez al primogénito de Mulán, quien también estaba en la cabina del piloto.

 La menor de las AKs se levantó de su asiento, al igual que las demás, y sacó su varita de su chaqueta de cuero celeste. Lonnie abrió la puerta del helicóptero y su novia apuntó hacia el exterior con su artefacto mágico.

Necesitamos a unas villanas rescatar, así que abre la barrera para que las podamos sacar, y asegúrate de que solamente quienes deseemos salvar nos puedan acompañar. —Jane conjuró el hechizo y un rayo celeste salió de la punta de su varita, perforando la barrera, la rubia dejó caer la escalera y la pequeña hada fue la primera en bajar hasta que llegó al final de la escalera y saltó al suelo. — ¡Vamos, chicas!

— ¡Vamos a buscar a esas VKs! —Gritó la joven guerrera, emocionada, luego bajó las escaleras con agilidad hasta que saltó a tierra firme. — ¡Solo faltas tú, Aud! —Alzó la voz, esperando por ella.

— ¡Primero, se revisa el aspecto, Lo! —Le recriminó la rubia, sacando su espejo de su bolso y dándose cuenta de que no estaba perfecta. — ¡Qué horror! ¡Mi pestaña postiza se cayó! —Gritó horrorizada y se quitó la otra cuidadosamente para estar decente.

—El hechizo no dura para siempre, ¿acaso eres consciente de eso? —La apresuró Carter, impaciente.

— ¡Silencio, plebeya con una horrenda obsesión por el cebo! ¡No debes cuestionar las acciones de la realeza, desubicada! ¡Una reina debe ir perfecta! —Exclamó Audrey, guardando el espejo en su bolso rosado. —Nos vemos luego, Perras Perdedoras Pesadas. —Las saludó con la mano y descendió por la escalera de manera elegante.

  ¿Qué cebos le vio mi dragoncita a esta rubia insoportable? Pensó la morocha, negando con la cabeza.

— ¿Ella le acaba de dar un nuevo significado despectivo a las siglas de «PPP»? —Dudó la mejor amiga de Rosie, la pelirroja solo asintió con la cabeza a modo de respuesta. —Scar, dame agua que la necesito, esta chica me estresa. —Pidió, extendiendo su mano mientras subía los pies en el asiento, su amiga le dio la botella de agua y la morocha la abrió para beber un sorbo.

—Esa es la reina de las princesitas primorosas, sin duda alguna. —Dijo Scarlett, quien esperó hasta que la chica de Auroria estuviera en el suelo de la Isla para subir la escalera y cerrar la puerta del helicóptero, fue a sentarse y sacó de su bolso una revista de moda que siempre llevaba consigo para leer en sus tiempos libres, la abrió. —Ahora por fin podemos tener un poquito de paz.

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— ¿A dónde vamos primero? ¿Al restaurante de Úrsula, a la peluquería de los Tremaine o al arcade del Hombre Sombra? —Inquirió Jane, guardándose la varita en el bolsillo interior de su chaqueta, sintiéndose emocionada. —O cada una puede ir a buscar a quien quiera, aunque Carter dijo que es preferible que no nos separemos. —Añadió, insegura, a pesar de que ella conocía la Isla mejor que las demás; pues había venido antes en secreto.

— ¡Yo soy la líder porque yo soy la reina! —Gritó la hija de Aurora, quien no parecía comprender el significado de la palabra «discreción». — ¡Y yo me iré sola a la peluquería! —Dijo, sacando su teléfono de su bolso, pues debía usarlo para guiarse.

— ¡No te pierdas, recuerda que aquí no te funcionará el GPS! —Le aconsejó la menor de las AKs, volteándose para ver a su pareja. —Iré a buscar a Celia, tú ocúpate de Uma y nos vemos en un ratito, ¿si, amor? —Dicho esto, le acarició la mejilla y la besó dulcemente antes de apartarse y comenzar a caminar hacia el arcade.

— ¡Cuídate mucho, Jane! —Comentó la descendiente de Mulán, quien recordó el camino hacia el restaurante de Úrsula, pues había visitado la Isla en secreto con su chica hace un tiempo atrás. — ¡Y aquí voy! —Anunció antes de comenzar a correr.

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— ¡Oh mi GPS! ¡Maldito iPhone, te odio con toda mi alma! —Chilló la rubia, pues no podía usar su teléfono ya que el aparato no tenía señal, comenzó a caminar sin rumbo y luego lo arrojó al suelo; frustrada porque su día estaba empeorando. — ¡No! ¡Estúpida Audrey! ¡Ya no tienes a papi para que te compre otro, imbécil! —Se regañó a sí misma, levantando el celular cuya pantalla estaba rota.

—Tendré que comprarme otro yo misma. —Se lamentó la hija de Aurora, haciendo pucheros mientras avanzaba por las calles. — ¡Maldita Isla de mierda! —Gritó, pateando una piedra, levantó la vista y se encontró con un enorme cartel en el que resaltaban unas enormes tijeras.

 Llegué a mi lugar, pensó Audrey mientras leía las letras que en cualquier momento se caerían: «Lady Tremaine's: Curl Up & Dye's», ¡ugh, no es un club de striptease, pero al menos es un spa donde puedo sacarme el estrés! Aún así, la chica de Auradon ingresó a la misma, ignorando el letrero que decía «abierto a medianoche», mientras intentaba que su teléfono funcionara.

— ¡Por la rueca de Maléfica, odio a mi papi por haberme dejado sola! —Se quejó la rubia, angustiada, sin percatarse de que no estaba sola en el salón de belleza.

  Una niña pelirroja limpiaba el piso con su escoba mientras escuchaba música con sus auriculares y bailaba, dándole la espalda a la recién llegada.

They say that being from the Isle was bad, well, is good to be bad and we're proof of that! —Cantó la hija de Drizella, emocionada, dando una vuelta y percatándose de la presencia de una rubia; dejó de barrer y se quitó los auriculares. —Hey, no está abierto aún, ¿puedes irte antes de que mi abuela baje y me regañe o me golpee por dejar entrar clientes antes del horario permitido; por favor? —Suplicó, tímida.

— ¡Maldito iPhone de mierda, te detesto por ser inútil! —Protestó Audrey, arrojándolo nuevamente contra el suelo, ignorando a la menor.

—Genial, ahora tengo mucha más basura que barrer. —Se quejó la pelirroja, mirándola de arriba hacia abajo. — ¡Pero si eres muy linda! Aún así, te pido que te retires, no quiero tener problemas. —Dicho esto, bajó la mirada, nerviosa; se dispuso a seguir barriendo.

—Sé que soy hermosa. —Concordó la AK, sonriendo. La chica de la Isla se acercó a ella.

—Con permiso, no quiero ensuciar tu linda ropa, sería un crimen. —Dijo la pelirroja, quien comenzó a barrer el celular destrozado, pero la recién llegada lo tomó y se lo guardó en su bolso.

—Esta es la peluquería de los Tremaine ¿no? —La interrogó la rubia, mirándola con atención.

— ¡Sí! —Respondió la niña con entusiasmo y orgullo. —Pero todavía no abrimos y, como ya te dije, deberías irte porque...

— ¡Dizzy! —Se oyó el grito de Lady Tremaine desde el segundo piso. — ¿¡Con quién mierda hablas, mocosa!?

— ¡Con el gato, abuela! —Se excusó su nieta, llevándose un dedo a los labios para pedirle a la desconocida que guardara silencio. — ¡No Lucifer, gato malo, no puedes hacer tus necesidades en la bañera en donde preparamos las tinturas! —Habló lo suficientemente alto como para que su pariente la escuchara.

— ¡Ya cállate de una maldita vez, niña estúpida e insoportable, o bajaré a darte unas buenas nalgadas! —Alzó la voz la madrastra malvada de Cenicienta, furiosa.

— ¡Lo siento abuelita! —Se disculpó la joven, bajando la mirada y volviendo a barrer, desanimada. —Por favor, vete, no quiero problemas.

 Audrey no pudo evitar sentirse amargada por la manera en la que los niños vivían en ese lugar.

—Tú eres Dizzy por lo que escuché, ¿no es cierto? —Supuso la hija de Aurora en voz baja.

—Sí, esa soy yo. —Murmuró la pequeña, quien continuó barriendo y luego la miró de reojo. —Tu cabello es muy lindo. —La halagó antes de sacarse la goma de mascar de la boca y arrojarla al cesto de basura, cuya bolsa estaba repleta, ella le hizo un nudo para cerrarla; debía sacarla afuera.

—Bueno, Dizzy, mi nombre es Audrey Rose. —Se presentó la chica de Auroria e hizo una pequeña reverencia, la menor sonrió. —Deja esa basura allí y vamos a hablar un momento si me permites, vine desde lejos para hablar contigo.

—Es un enorme placer conocerte, Audrey. —Susurró la pelirroja, dejando caer la escoba al suelo y mirándola con curiosidad. — ¿Por qué viajaste tanto para verme? Ni siquiera nos conocemos y yo simplemente soy una chica de la Isla. —Dudó, intrigada.

—Como te habrás dado cuenta, yo no soy de la Isla, soy de Auradon. —Dijo la rubia, siendo amable y educada para no parecer arrogante. Dizzy la inspeccionó de arriba hacia abajo y viceversa. —Vine hasta aquí para hacerte una propuesta, sabes quienes son Mal y Evie ¿no?

— ¡Sabía que esa ropa tan bonita no podía ser de aquí! —Exclamó la pequeña, quien asintió con la cabeza rápidamente. —Sí, las conozco, son mis mejores amigas; son como... las hermanas mayores que nunca tuve. Pero un día desaparecieron de aquí y luego todos nos enteramos de que están en Auradon y jamás volvieron, parece que se olvidaron de nosotros. ¿Por qué lo preguntas? —Hizo una mueca y bajó la mirada.

—Bien. Es que en estos momentos estamos reclutando gente para un plan ultra importante que tendremos que llevar a cabo, y tú eres una de esas personas, quiero que vengas conmigo y otras chicas para formar parte de la misión para recuperar Auradon para siempre. —Explicó Audrey, señalándola con una enorme y amable sonrisa. —Te aseguro que verás a Evie y a... Mal, además de que te voy a regalar ropa como la mía cuando recupere mi hermoso y enorme castillo. —Prometió, sintiendo algo de dolor al pronunciar el nombre de la chica de cabello morado.

— ¿Plan ultra importante? ¿Y quieres que yo sea parte de eso? ¡Sí, claro que acepto, sí! —Chilló la hija de Drizella, tan emocionada que comenzó a dar saltitos. — ¡Y me encantaría usar ropa fabulosa como la tuya! —Aseguró antes de abrazarla con emoción, conteniendo las ganas de gritar de alegría.

— ¡Perfecto! ¡Tú y yo seremos muy buenas amigas! —Dijo la rubia, correspondiéndole al abrazo, sintiéndose muy feliz por primera vez en mucho tiempo.

—Tengo que empacar ya mismo, ¿qué me voy a llevar a Auradon? ¡Ah, ya sé, guardaré todos mis productos para poder venderlos allá! —Exclamó la niña, separándose de ella y tomando un bolso para meter todos los accesorios que había en su mesa de trabajo, también guardó su pistola de pegamento; sus auriculares, el diario que Evie había olvidado en la Isla y un par de diarios de dibujo para Mal, observó a la chica de Auradon de reojo con una sonrisa enorme y ladeó la cabeza. — ¿Me puedo llevar a mi gato? ¿Crees que entre en el bolso? —Preguntó, curiosa.

—Si quieres no empaques nada, allá tengo todo lo que necesitas y te dejaré dormir en mi cuarto con miles de almohadas. —Exclamó Audrey, quien se emocionó al escuchar que tenía un animal como mascota. — ¡Sí puedes! ¡O mejor aún, déjame cargar al animal! ¡Amo los gatos!

— ¡Me gusta como suena eso! Me llevaré lo que ya empaqué entonces, ¡pero casi olvido las cosas para Jay y Carlos! Aún así, sé que Evie querrá hacerme ropa cuando la vea, no puedo esperar para reencontrarme con ella. —Dijo la menor, fue a buscar lo que necesitaba y guardó las cosas que faltaban dentro del bolso para luego cerrarlo. —El gato es un poco odioso con los desconocidos, puede dañar tu hermosa cara y no queremos eso, dame un segundo; por favor. —Explicó y le dio su bolso para acercarse a la bañera en donde solía dormir el felino, lo tomó en sus brazos.

— ¡Que horror ese gato! —Opinó Audrey, horrorizada al ver aquella criatura gorda y fea, según ella. No pudo evitar imaginar su bello cutis lleno de marcas. — ¡Esa bestia feroz va a llenar mi cuello de marcas como ya lo hizo Mal! —Gritó, sorprendiéndose a sí misma cuando se percató de lo que había dicho, vio como la niña metió al gato dentro de otro bolso.

— ¡Audrey! ¡No hables así delante de Lucifer, lo vas a estresar! —Protestó la pelirroja, el animal le gruñó a la chica de Auradon. — ¡Te dije que no gritaras! —Habló en voz baja.

— ¡Dizzy! ¿¡Quién carajo esta ahí abajo contigo!? —Gritó Lady Tremaine, ya harta de todo el escándalo. — ¡Ya me cansaste mocosa, ahora vas a ver!

—Me-mejor nos vamos. —Tartamudeó la hija de Aurora, caminando hacia un espejo roto para verificar que su maquillaje estuviera perfecto.

—Que Mal te marcara es una enorme sorpresa, ella dice que odiaba a todos los de Auradon, aunque todos menos Maléfica y Hades saben que ella tiene una gran atracción por las chicas que es muy evidente. —Dijo Dizzy, encogiéndose de hombros mientras veía como la rubia se observaba en el espejo roto. —Pero sí, vámonos antes de que mi abuela baje, no quiero que me vuelva a golpear. —Exclamó, tomando su mano y guiándola hacia la salida rápidamente.

— ¡Pues Mal si me marcó y lo haré público! ¡Que se entere toda la maldita Isla! —Alzó la voz la chica, mientras se dejaba arrastrar por la hija de Drizella. — ¿Te gustaría retocarme el color del cabello?

—No creo que quieras que se entere toda la Isla, esto no es Auradon, aquí te matan por cualquier cosa. Y Maléfica está muchísimo más histérica desde que Mal se fue, así que será mucho mejor para nosotras si la evitamos. —Replicó la pelirroja cuando ambas salieron del salón de belleza. — ¡Claro que sí! ¡Ay, olvidé las tinturas, espera aquí; yo iré a traerlas! ¡No me tardaré mucho! —Dicho esto volvió a ingresar a la peluquería y empezó a guardar las tinturas en su mochila, sin darse cuenta de que su abuela acababa de bajar.

  Unos minutos después, la chica dejó la peluquería, teniendo una mochila en la espalda –ya que ahí había guardado las tinturas– y varios golpes en el rostro.

—V-vámonos y-ya, no quiero estar aquí ni un minuto más. —Murmuró Dizzy, aterrada, la tomó de la mano para alejarla del negocio familiar en el que trabajaba. —Y ¿a quien más necesitan para su misión? —Cambió de tema, intentando olvidar lo que acababa de suceder.

— ¿Qué son esos golpes horribles, pequeña? —Dudó Audrey, sintiendo lástima por la joven, acto seguido puso su mano sobre la mejilla herida de la niña y ella soltó un fuerte gemido de dolor. —Iremos con otras chicas, ya las conocerás cuando salgamos de aquí.

—No importa, Audrey, estoy acostumbrada a esto. No te preocupes por mí. —Se limitó a responder la pelirroja, para luego bajar la mirada, mientras llevaba sus dos bolsos y su mochila en la espalda. —Bien, porque la idea de irme sola a Auradon me pone demasiado nerviosa, tengo que pedirle explicaciones a Evie porque no entiendo por qué se fue sin mí. —Dijo, haciendo una mueca.

—Tú no mereces vivir en esta Isla, cuando yo sea la reina, vivirás conmigo en mi castillo; te llevaré a Auroria en donde conocerás a mi ma... —Dijo la rubia, sintiendo un vacío al pensar en Aurora y suspiró hondo. —Será mejor que no hables de Evie o los demás hasta que lleguemos al helicóptero. —Cambió de tema, bajando la mirada mientras avanzaban por las calles de la Isla.

— ¿Serás la reina? Eso suena genial porque me gustaría ir a Auroria, creo que tengo un primo que vive en Auradon. —Dudó la niña, recordando una conversación que había escuchado entre su madre y su abuela. —Las únicas personas que alguna vez se preocuparon por mí se fueron sin despedirse, así que supongo que pensaron que si merecía quedarme aquí. —Hizo una mueca y se regañó mentalmente ya que Audrey le acababa de decir que no quería hablar de los VKs.

—Algún día seré la reina, entonces te llevaré a Auroria y te voy a hacer engordar con mi nevera de chocolates. —Afirmó la hija de Aurora, riéndose al pensar en que la niña disfrutaría muchísimo de los chocolates deliciosos. —Tú vales la pena, eres una buena chica a pesar de haber nacido en esta Isla, personas como tú son las que deberían estar fuera de esta inmundicia de tierra y no otras.

—Sin duda alguna, sé que te lo mereces, ¡cuando estemos en tu reino podremos ir a nadar y comer mucho helado! En la televisión parece ser muy delicioso, ¡y te puedo hacer todos los cambios de looks que quieras! —Sugirió la pelirroja, muy emocionada. —Gracias, eso es muy dulce de tu parte. —Habló, sonriéndole.

— ¡Tú y yo vamos a ir de compras! ¡Y comeremos helado y todo lo que me pidas, pequeña! —Accedió Audrey, sonriendo, ambas se detuvieron al oír el sonido del helicóptero que estaba por encima de ellas; fuera de la barrera mágica.

— ¡Me encanta esa idea! —Exclamó la niña, sintiéndose bastante ilusionada y muy feliz por tener una oportunidad de una vida muchísimo mejor. — ¿Tenemos que esperar a las demás chicas para poder salir? —Inquirió la pelirroja.

—Sí, pero ellas no demorarán demasiado, estoy segura de que aparecerán por aquí en cualquier momento. —Contestó la AK, tranquila.

 Al oír aquello, la hija de Drizella tomó asiento en el suelo, mientras acariciaba a su gato.

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  Por otro lado, en Ursula's: Fish & Chip, Uma servía los pedidos mientras oía el mismo anuncio en la televisión que ya se sabía de memoria; pues no habían dejado de transmitirlo desde hace seis meses.

— ¡Atención, este es un mensaje importante! Continuamos con la búsqueda de las tres fugitivas, cualquiera que tenga información sobre ellas no será torturado. —Informó la chica de cabello azul, a través de la televisión.

— ¡Maldita bastarda desagradecida! —Gritó la capitana del Lost Revenge, tomando una porción de papas fritas que estaba en la barra para arrojarla hacia el televisor. — ¡En vez de buscar a esas tres idiotas, deberías liberar a la Isla, pero eres una egoísta de mierda! —Protestó, indignada y frustrada.

— ¡Uma, cierra la boca y trabaja más o te las verás conmigo! —La amenazó su progenitora, desde su habitación.

 La descendiente de Mulán ingresó a la taberna en ese preciso momento, mirando a todas las personas peligrosas que la rodeaban, justo cuando en la televisión volvió a aparecer la hija de Regina.

—Les recuerdo que si estas tres cobardes no regresan pronto a casa, no tendremos más opción que prescindir de Rosalinda. —Volvió a advertir Evie, haciendo un puchero falso, la joven guerrera apretó los puños mientras caminaba hacia la barra y tomaba asiento.

— ¡Hola! —Saludó la recién llegada, pero la mesera estaba dándole la espalda, prestándole más atención a la televisión.

— ¡Ya no hagas promesas falsas, estúpida e ingrata! ¡Dices eso desde que ellas huyeron, ya pasaron seis meses, obviamente no vas a matarla porque prefieres tenerla viva! ¡Hipócrita! ¡Ugh, te odio! —Le gritó la villana a la televisión, tomando una porción de huevos y arrojándola en dirección al aparato, bufó antes de darse vuelta para encarar a la chica asiática que ahora estaba frente a ella; quien sonrió al verla tan furiosa con los VKs. —Hola extraña, ¿qué vas a pedir hoy? El especial del día es almejas fritas. —Dijo, limpiando sus manos en su delantal.

—No estoy aquí para pedir comida en mal estado, en realidad vengo por alguien, pero ¿cuál es tu nombre? —La interrogó la hermana de Shang. Uma sonrió.

— ¿Cuál es mi nombre? —Repitió la chica de cabello turquesa. — ¿Cuál es mi nom...?

—Es importante que sepan que luego de que las tres imbéciles sean localizadas, la Isla de los Perdidos por fin será libre. —La interrumpió la princesa malvada en el televisor, la hija de Úrsula gruñó y levantó la mano hacia Lonnie para indicarle que la esperara, se dio vuelta y tomó un vaso medio lleno de ron que había en la barra. — ¡Cierra la boca, Evie! ¡Si quisieran liberarnos ya lo habrían hecho, dejen de poner excusas patéticas y admitan que son unos cobardes y que nosotros no les importamos! ¡Nos dieron la espalda y les juro que me las van a pagar! —Gritó Uma, lanzando la bebida hacia el televisor, se dio vuelta y golpeó la mesa con furia.

— ¡Ella nos prometió libertad, dejándonos solo mentiras! ¡Sorpresa, sorpresa! ¡Abrió las puertas de Auradon para sus amigos y nadie más! ¡No hay lugar para nosotros, las pobres almas en desgracia! ¡Estoy harta de esperar un día que jamás llegará! —Se quejó la descendiente de Úrsula, furiosa. — ¡La Isla se levantará, la barrera será destruida y su mundo se convertirá en el nuestro! —Prometió.

—Ellos tienen el control de Aburridón, pero esta rebelión apenas está comenzando. —Aseguró la pirata. —Déjenlos sentarse en sus tronos, en su mundo perfecto.

—Mientras ellos están gozando de todo el maldito poder que tienen, yo he estado planeando mi venganza. —Prosiguió la hija de Úrsula, señalándose a sí misma con mucho orgullo, pues era capaz de hacer grandes cosas. —Nuestra venganza. —Se corrigió, señalando a todos los miembros de su tripulación, quienes gritaron.

— ¡Evie nos prometió que cambiaría nuestro mundo, destruiría la barrera y nos liberaría a todos! Pero una vez que ella cruzó ese puente, jamás volvió a mirar atrás. —Masculló Uma, sintiendo desprecio al mencionar a esa traidora. — ¡Ella fue tentada por lo que vio del otro lado, una nueva vida, riquezas, un amor tóxico y todo el poder que quiere como reina!

— ¡Los core four son más de Auradon que de la Isla! ¡El reino de Evie es para los privilegiados, mimados, malcriados y codiciosos que se quedan con todo lo que quieren mientras nosotros luchamos por las sobras! —Exclamó la capitana del Lost Revenge, señalando hacia la televisión, harta. — ¡Pero ya no lo soportaremos más!

— ¡Su tiempo se está acabando! —Afirmó la chica de cabello turquesa, sonriendo con malicia, deseando venganza. — ¡La Isla se levantará y les prometo que Evie caerá, junto a esos tres bastardos!

  El hijo de Gastón, quien estaba sentado al lado derecho de Lonnie, decidió tragar lo que estaba comiendo y darle una respuesta a la muchacha; ya que su mejor amiga estaba ocupada enloqueciendo frente al televisor.

—Su nombre es Camaronci... —Dijo el rubio.

— ¡Cierra la boca infeliz y ve a comerte los huevos de Harry antes de que me canse y te use como carnada para los tiburones! —Lo interrumpió su capitana, golpeando nuevamente la mesa con furia, mientras Harry saltaba la barra para colocarse a su lado; justo cuando ella se volteó para verlo a los ojos.

—Hey, hey. —Intervino el descendiente de James Hook, apuntando a la joven mesera con su garfio. —La única que puede comerme los huevos eres tú. —Le recordó, pasándole el arma por el cabello.

—Te voy a hacer comer el garfio si no respetas mi espacio personal, ¿¡cuántas veces te lo tengo que decir, Hook!? —Se quejó la capitana del Lost Revenge, de mal humor, lo tomó por la camisa rota. — ¿¡Cuál es mi nombre!?

—Uma. —Respondió el chico del abrigo rojo, quitándose el sombrero ante ella, quien lo soltó y se giró hacia Gil.

— ¿¡Cuál es mi nombre!? —Cuestionó la chica de cabello turquesa.

—Uma. —Respondió él.

— ¿¡Cuál es mi nombre!? —Le gritó la joven a su tripulación, quienes comían a lo largo de toda la barra. — ¿¡Cuál es mi nombre!?

— ¡Uma! —Respondieron todos los piratas, justo cuando la morena se subió encima de la barra.

—Mi nombre es Uma. —Exclamó la chica de cabello turquesa, tomando la mano de Harry para caminar por encima de la barra. —Y cuando tenga mi oportunidad de arrastrar todo mi potencial hacia Auradon, ¡la aprovecharé! —Afirmó con una sonrisa malvada.

— ¡Uma! —Gritó Lonnie, apartando con fuerza al primer oficial de la chica que había venido a rescatar. — ¡Justo a ti te estaba buscando! ¿Podemos hablar?

— ¿Yo escuché bien? ¿Me estabas buscando a mí? —Repitió la hija de Úrsula, confundida, pero comenzaba a interesarse en la extraña chica misteriosa que había pisado el restaurante. —Sí, claro que nosotras podemos hablar. —Accedió.

 Harry todavía las miraba, pues no confiaba en la recién llegada.

— ¿No tienes cosas más importantes que hacer que oír nuestras conversaciones privadas que no te incumben, Hook? —Le recriminó Uma al percatarse de la presencia bastante intimidante del pirata. —Ten, reemplázame por unos diez minutos, o mejor aún; hazlo hasta que termine de hablar con esta chica. ¡Ahora mismo, tarado! —Ordenó, quitándose el delantal y arrojándoselo de manera bruta, bajó de la barra de un salto para quitar a Gil de su asiento para poder sentarse ella.

—Yo no me voy a olvidar de esto, Uma. —Gruñó Harry, tomando el delantal y colocándoselo, apuntó a las dos con el garfio mientras se alejaba lentamente de ambas; aún observándolas.

—Piérdete, Hook. —Masculló la descendiente de Úrsula, viendo de reojo como su primer oficial se volteaba para ir a atender a los clientes de otras mesas, mientras que su tripulación –que aún seguía alrededor de la barra– estaban conversando entre ellos; aunque siempre estaban atentos a las necesidades de su capitana. — ¿De qué quiere conversar una extraña tan linda como tú? —Dudó, mirando a Lonnie con interés, quien se acercó a su oído.

—Venía por un asunto realmente serio, voy a ser directa: tienes que saber que yo soy Lonnie, una chica de Auradon. —Murmuró la joven guerrera en su oído.

—Por eso me parecías conocida, ¡tu rostro está en la televisión! —Dijo la mesera, señalando el aparato en el que habían carteles con los rostros de las AKs, la villana le sonrió. —Eres una de las fugitivas por las que los core four están armando tanto escándalo. Podría entregarte a ellos ahora mismo, pero no. Yo no necesito la aprobación de esos cuatro tarados. Así no es como quiero ganarme mi salida de este agujero, no, voy a irme por mis propios méritos.

—Sí, lo soy, pero no te conviene entregarme a ellos porque vine hasta aquí para proponerte que te unas a una misión para la recuperación de Auradon. —Habló la novia de Jane, sonriendo con picardía. —Si aceptas, vas a salir de la Isla de los Perdidos para poder vengarte de Evie. —Dijo.

— ¿Misión para la recuperación de Auradon? ¿Y a por qué me debería importar eso? Ustedes nos dieron la espalda por años. —Le recriminó la chica de cabello turquesa, cruzándose de brazos, teniendo una expresión completamente seria. — ¿Así que ahora yo voy a salir de esta prisión? ¿Y qué me garantiza que no me van a encerrar de nuevo si te ayudo? —Inquirió, alzando una ceja.

—Los Beast les dieron la espalda por años, pero ellos finalmente cayeron, la organización a la que represento quiere enmendar las cosas con la gente de la Isla de los Perdidos. Y, con respecto a tu duda, esa es una buena pregunta. —Admitió Lonnie, imitando la pose de la villana, pensando en una manera de convencerla. —No vamos a utilizarte, mis colegas y yo tenemos el mismo propósito que tú. No sé cómo darte una prueba que creas convincente, ¿qué es lo que quieres?

— ¿Y cómo quieres que confíe si ni siquiera me das una respuesta decente? —Exclamó la hija de Úrsula, quien aún la miraba, intentando analizarla. —Quiero que el mundo conozca mi nombre, quiero que Mal, Jay, Evie y Carlos caigan; pero sobre todo... quiero la libertad de la Isla.

—Todo lo que deseas son actos nobles, algo egoístas pero nobles al fin y al cabo, sé que podemos lograr todo lo que desees si aceptas mi propuesta; Uma. Auradon necesita que lo salven, ayúdame a hacerlo posible. —Dijo la hija de Mulán, quien podía darse cuenta de que la villana estaba siendo sincera con ella.

—Pero... ¿qué almejas fritas pasará con toda mi gente si me voy? Me necesitan, ahora soy la reina autoproclamada, ellos necesitan que los proteja. —Habló la descendiente de Úrsula, arrugando la nariz. —Garantízame que todos los que quieran saldrán de la Isla.

—Yo no puedo sacar a toda la Isla porque no tengo ese poder, aunque si lo tuviera, lo haría con mucho gusto. —Se lamentó la joven guerrera, haciendo un puchero. —Pero, cuando terminemos con esta misión, puedo traerte aquí si deseas regresar. Lamentablemente, no puedo quebrar esa barrera.

—Ah claro, tú no tienes el poder, Evie tampoco y mira dónde está ella ahora junto a su séquito de imbéciles. —La interrumpió la villana, señalando la televisión. — ¿Crees que yo quiero volver a estar encerrada? ¡No, claro que no! Sin embargo, es curioso como ahora dices que no puedes hacerlo, cuando hace menos de cinco minutos me prometiste que podemos lograr todo lo que deseo si acepto tu propuesta; eso me lleva a la conclusión de que intentas engañarme. Y a mí, la hija de Úrsula, la más malvada de todas; nadie me subestima. —Masculló, negando con la cabeza para luego darle un golpe a la barra de madera.

—Mal, Jay, Evie y Carlos siguen estando en el reino luego de haber asesinado al rey de Auradon y a todo el Consejo Real; Uma. No tienes que recurrir a eso para conseguir lo que quieres, te estoy proponiendo una solución pacífica para tu problema. —Exclamó Lonnie, tratando de no perder la calma, pero la chica de la Isla estaba logrando sacarla de quicio. —Yo jamás me atrevería a intentar engañarte ni a subestimarte, no soy así.

—Yo sé exactamente qué tengo que hacer para conseguir lo que quiero. Aún así, estoy disconforme. Precisamente me estás dando a mí una solución pacífica para mi problema, cuando yo no soy mejor ni peor que todos los demás que han sido encerrados aquí de manera injusta. No soy diferente a ellos. —Habló la chica de cabello turquesa, acercándose más a la chica de Auradon. —Acabas de tratar de mentirme y subestimarme, así no será fácil lograr que yo confíe en ti. Sin embargo, es tu día de suerte, yo tengo una mejor manera de sellar nuestros destinos. —Propuso, mirándola con una sonrisa pícara.

—Por lo que me han informado de ti, sí eres diferente. —Replicó la hija de Mulán, observándola atentamente. —Me encantan los desafíos, así que habla ya.

—No me conoces, pero pronto lo harás. —Exclamó Uma, sonriendo, pues tenía ventaja y la aprovecharía: no dejaría a sus dos mejores amigos atrás. —Aquí está el trato: tengamos una lucha de espadas. En el caso de que tú ganes, haremos esto a tu manera, y seguiré todas las reglas que quieras. Pero si yo te derroto, Harry y Gil me acompañarán en esta misión, y una vez que destruyamos a esos bastardos traidores; toda la Isla de los Perdidos será liberada. —Sentenció, alzando ambas cejas y extendiendo una mano hacia ella.

Yo-ho, ho-oh, oh-oh, make the trade, yo-ho, ho-oh, oh-oh, or walk the plank, yo-ho, ho-oh, oh-oh, make the trade, yo-ho, ho-oh, oh-oh, or walk the plank. —Dijeron los demás piratas que estaban a su alrededor, presionando a la joven guerrera para que tomara una decisión bastante importante.

—No me cabe duda de que lo haré. —Afirmó Lonnie, quien se sorprendió al oír su propuesta, eso no se lo había esperado. Tal vez la villana estaba pidiendo demasiado, pero ¿podía retractarse ahora? No, pues tenía una misión que cumplir, además la lucha estaba en sus venas. Le voy a brindar honor a mi familia, pensó la chica de Auradon, si ya le pateé el trasero a mi hermano; también podré hacerlo con ella. Estrechó su mano, sonriendo victoriosa. —Trato hecho.

— ¡Escúchenme, todo el mundo! ¡Si desean ver algo interesante, acérquense a las ventanas para ver como destrozo a esta chica en una lucha de espadas, afuera del restaurante ahora mismo! —Gritó la hija de Úrsula, consiguiendo que todos los clientes la observaran, luego se levantó de su asiento y se acercó hacia Harry y Gil. —Prepárense para nuestra venganza, hoy nos iremos de aquí y jamás volveremos a este maldito basurero infernal. —Murmuró mientras veía como la joven guerrera se dirigía hacia la salida, por lo tanto fue tras ella.

  Una vez que estuvieron en la calle, ambas adolescentes desenvainaron sus espadas, mientras que todos los piratas se acomodaban cerca de las ventanas para observar el espectáculo.

—Adelante. —Le dijo la hija de Mulán, haciéndole un gesto con su mano para que comenzara a atacar, pues después de todo estaba en su territorio.

 La pirata comenzó a enfrentarla, blandiendo la espada a diestra y siniestra, furiosa.

  Wow, pensó la chica de Auradon mientras peleaba contra la villana, ella es realmente muy fuerte; pero al estar perdida en sus pensamientos la espada de su oponente casi le rozó el pecho, afortunadamente retrocedió a tiempo. Cuando la chica de la Isla volvió a atacar, Lonnie la tomó de la muñeca y la hizo girar, intercambiando posiciones.

 Uma gruñó, furiosa, dirigió su espada hacia el rostro de la AK; quien se agachó para evitar ser herida y, aprovechando el impulso, intentó derribar a la pirata con un rápido ataque hacia sus pies; pero la bruja del mar se apresuró a saltar.

  Lonnie no quería lastimarla, solo quería detenerla para poder cumplir con su propósito, en cambio la chica de cabello turquesa quería ganar costara lo que costara.

 La hija de Úrsula continuaba enfrentándola de manera casi salvaje, ocasionando que para la hermana de Shang fuera muy difícil continuarle el ritmo de aquella lucha, y así pasaron varios minutos en los que la novia de Jane comenzó a cansarse.

Uma, Uma, la la Um-, Uma, Uma, la la Uma, Uma, Uma, la la Um-, Uma, Uma, la la Uma. —Empezaron a tararear los piratas, alentando a su capitana y desconcentrando a la chica de Auradon. —Uma, Uma, la la Um-, Uma, Uma, la la Uma, Uma, Uma, la la Um-, Uma, Uma, la la Uma.

  La descendiente de Mulán comenzó a retroceder, subió uno de los escalones del restaurante pero tropezó al intentar ascender al otro sin mirar hacia atrás por intentar luchar con la chica que tenía en frente, cayó al suelo y su espada voló lejos de su alcance.

— ¡Uma! —Gritaron los piratas, mientras la susodicha se acercaba hacia ella, con su espada apuntándole al pecho; sonriendo perversamente.

—Parece que perdiste, guerrerita. —Se burló la villana, soltó una risita y guardó su espada en su funda. —Eres buena, pero yo soy mejor. No te sientas mal, tú solo... no estás a mi nivel. Honestamente, tienes suerte de que no esté de tan mal humor como para arrojarte por la plancha, los tiburones tienen hambre a esta hora. —Exclamó para luego entrar al restaurante, mientras que la chica asiática bufó y se levantó del suelo, guardó su espada y fue tras ella.

 Reclutar villanos era más complicado de lo que había pensado que sería.

—No me siento mal por haber perdido contra ti, de hecho me hiciste darme cuenta de que necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir, así que este pequeño cambio de planes nos beneficiará a las dos. —Dijo Lonnie, alzando los hombros cuando ingresó a a la taberna, pero sí tenía miedo por lo que podría pasar. Caminó lentamente hacia donde se encontraban los tres piratas y se cruzó de brazos.

— ¡Así se hace, capitana! —La felicitó el hijo de Gastón, abrazando a la chica de cabello turquesa.

—Sabía que la derrotarías, eres mejor que ella. —La halagó Harry, observando a su mejor amiga con admiración, luego intentó intimidar con la mirada a la hija de Mulán; quien lo observó de la misma manera, pues una guerrera como ella no se iba a dejar intimidar por un pirata sucio y bandido.

—Gracias, pero ahora será mejor que tomen sus espadas, nos vamos a Auradon porque este es un trabajo para piratas; es hora de nuestra venganza. —Informó la chica de cabello turquesa, chocando los cinco con sus dos mejores amigos, luego tomó una bandeja vacía que alguien había dejado encima de la barra sucia.—  ¡Por fin van a caer, malditos desgraciados hijos de puta! —Le gritó al televisor en el que ahora aparecían los core four y le arrojó el objeto, logrando romper la televisión y ocasionando que Lonnie se exaltara al ver aquello.

—Muy bien. —Habló la chica de Auradon, viendo como la villana chasqueaba los dedos y Gil saltaba la barra para tomar la mochila de la pirata que estaba detrás de la barra, saltó de la barra nuevamente y se la entregó; ella se la colocó en la espalda para luego acomodarse el cabello. —Vamos, andando.

—Larguémonos de esta maldita prisión de una vez por todas. —Exclamó la hija de Úrsula, caminando hacia la salida, pero se detuvo para que los dos muchachos tomaran sus espadas y se las guardaran en sus fundas, luego los cuatro abandonaron el restaurante.

  Oh Auradon, pensó Uma, no sabes lo que te espera.

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 Jane llegó al arcade, admirando todo con gran sorpresa pues el lugar era enorme y estaba repleto de gente que se divertía en los juegos, había olvidado que la Isla era tan miserablemente hermosa.

—Wow... Todo es increíble y muy fantástico. —Murmuró la pequeña hada, viendo todo a su alrededor.

— ¡Jane! —Oyó dos voces a sus espaldas que la llamaban, por lo tanto se volteó, encontrándose con dos rubias.

  Ellas eran sus medio hermanas.

— ¡Val! ¡Brina! —Exclamó la chica de ojos celestes, tan feliz como sorprendida por ver a sus parientes, corrió a abrazarlas y ellas no tardaron en corresponderle el gesto.

— ¡No esperábamos que vinieras hoy! —Dijo Sabrina, cuando las tres se separaron. Inspeccionó a la recién llegada de arriba hacia abajo y sonrió. —Cada vez que te vemos tienes más estilo, eh, me llenas de orgullo.

—Aunque desde que Ben murió, creímos que vendrías más seguido, pensamos que sería más fácil para ti escaparte de Aburridón. —Añadió Valentina, haciendo una mueca.

—Luego de que eso sucedió, mi plan era huir aquí con mi novia y mi mejor amiga, pero cuando estaba por abrir la barrera... sentí que había perdido a mamá. —Empezó a explicar Jane, cuya voz comenzó a quebrarse al recordar al hada madrina, a quien –a pesar de que durante dieciséis años la había hechizado para que olvidara el dolor que le produjo el abandono de su padre cuando era una niña, el año pasado le había contado la verdad y desde entonces la pequeña hada se escabullía a la Isla para ver a su familia– seguía extrañando a pesar de que en el pasado habían tenido sus diferencias.

—Sabes que nosotras siempre te recibiremos con los brazos abiertos. —Murmuró Sabrina, sonriéndole. —Nuestra casa es tu casa.

—Sea cual sea el motivo por el que no viniste antes, lo importante es que finalmente regresaste, a pesar de que las circunstancias por las que te viste forzada a hacerlo no son las ideales. Y lamentamos lo que pasó con el hada madrina, pero no estás sola. Nosotras estamos aquí para ti. —Exclamó Valentina, arrugando la nariz, pero se emocionó al oír las palabras de su pariente. —Exacto, y hablando de eso, ¡papá se alegrará de verte! Debemos llevarte con él ahora mismo. —Dijo, entrelazando su brazo con el de su hermana menor.

—Gracias, chicas. Me siento afortunada de tenerlas en mi vida. —Habló Jane en voz baja, pero negó con la cabeza. —Me encantaría sorprender a papá, pero lamentablemente hoy no vine aquí para quedarme a pasar tiempo con ustedes. Tengo una misión que debo cumplir, pero tal vez cuando mis nuevas responsabilidades concluyan, regrese aquí. —Se lamentó, soltándose del agarre de su pariente.

—Oh, es una pena, pero le diremos a papá que viniste y que le mandas tus saludos; lo abrazaremos mucho por ti. —Dijo Sabrina, haciendo pucheros. —Entonces no debemos quitarte más tiempo valioso, ¡pero fue muy lindo volver a verte!

—Sé que lo harán. —Afirmó la pequeña hada. —Digo lo mismo, ¡cuídense mucho y no lleguen tarde a su trabajo! —Les advirtió antes de volver a abrazarlas, pues no las veía hace mucho.

—Oh, ¡lo haremos! Pero espero que pronto podamos volver a ver a tu novia. —Habló Valentina, sonriendo con picardía para luego separarse. — ¡Adiós! ¡Tú también debes cuidarte! —Dicho esto las dos rubias abandonaron el arcade.

— ¡Les prometo que lo haré! —Aseguró Jane mientras las veía marcharse, suspiró hondo pues tenía que enfocarse en su misión, miró a su alrededor y vio un puesto de lectura de tarot que era atendido por una niña; por lo tanto se acercó. — ¡Hola!

—Hola, rara. —La saludó la hija menor de Facilier, sacando sus cartas. — ¿Quieres que te lea la fortuna o te tire las cartas? Debes pagar por adelantado o le diré a mi papá que te mate de forma dolorosa. —Sugirió, mirándola con una sonrisa pícara.

— ¿Así tratas a los extraños? Que descortés. —Exclamó la chica de ojos celestes, arrugando la nariz. — ¡Una lectura de cartas me encantaría! No es eso por lo que vine pero supongo que puedo pagarte lo que necesites, ¿cuánto cuesta? —Dudó, emocionada.

 Celia la observó de arriba hacia abajo, analizándola, esa ropa de cuero celeste de buena calidad claramente no había sido fabricada en la Isla; o sea que la forastera tenía dinero.

—Son 50 dólares o no hay trato. —Dijo la pequeña estafadora, jugando con sus cartas. — ¿Qué dices?

— ¿50 dólares? —Repitió Jane, alzando una ceja, soltó un suspiro y metió la mano dentro de su bolso celeste que Audrey le había regalado para su cumpleaños. —Bien, pero espero que valga la pena. —Accedió, sacando los billetes y entregándoselos, ella los tomó y los guardó dentro de su sombrero; sin dejar de mirarla a los ojos.

—Tú... Tú perdiste a al... —Empezó la niña, pero se quedó callada y sacudió la cabeza, comenzando a barajar las cartas para que se mezclaran bien; luego las colocó de espaldas y se las mostró a su cliente. —Elige una. —Le indicó, mientras la pequeña hada la observaba con curiosidad.

—Uhm, creo que... —Susurró Jane, acercando su mano a las cartas, indecisa. —...yo me quedaré con esta, sí, eso haré. —Dijo, sonriendo.

—Ahora dame la carta. —Le pidió Celia, extendiendo su mano hacia ella, teniendo una expresión indescifrable. La chica de Auradon la obedeció y la menor miró la carta para luego tragar saliva con dificultad.

— ¿Y ahora qué? —Cuestionó la novia de Lonnie.

—Tú elegiste la peligrosa carta del cementerio. —Le dijo la pequeña estafadora, mostrándole el objeto, en donde se veían varias lápidas. —Aquí dice que vas a correr un gran peligro y que puedes morir. —Informó, tragando saliva con dificultad y mirándola a los ojos.

—Wow. —Murmuró Jane, sorprendida y shockeada. — ¿Y hay alguna manera de evitar que eso pase?

—Eso depende de ti, pero deberías cuidarte; no a todos les sale la maldita carta del cementerio. —Le aconsejó la hija menor del Hombre Sombra.

—Supongo que eso tiene muchísimo sentido. —Le dio la razón la joven hada, quien seguía shockeada. —Sí, me cuidaré, pero ¿qué más puedes contarme? —La interrogó, curiosa.

—Si quieres escuchar más debes pagarme por adelantado. —Exigió Celia, observando los ojos de Jane y quedándose quieta. La recordaba, era la descendiente del hada madrina, quien –según había visto en la televisión– había fallecido cuando los VKs lograron apoderarse de Auradon hace tiempo. —Tú perdiste a alguien muy importante para ti hace 6 meses. —Afirmó y sacudió la cabeza, nerviosa.

— ¿¡Más dinero!? —Repitió la chica de ojos celestes, indignada. Bajó la mirada cuando escuchó sus últimas palabras, pues pensar en su madre aún le dolía, y probablemente jamás dejaría de hacerlo. —Sí, tienes razón.

—Supongo que puedo hacer una excepción por esta vez. —Bufó Celia, extendiéndole la mano en la que sostenía todas las cartas, la forastera sonrió al oír aquello. —Elige otra ya, no tardes mucho. —Dijo, esta vez Jane fue más veloz al seleccionar su próxima carta.

— ¿Qué dice esta? —Dudó la pequeña hada, devolviéndosela a la villana, quien observó la carta; sorprendida.

—Es la carta del domino, simboliza que alguien muy cercano a ti correrá el mismo peligro que tú, me refiero a que esa persona puede morir... y luego tú serás la siguiente que cederá ante el sueño eterno. —Respondió la pequeña estafadora para acto seguido guardar las cartas, pues ahora sí estaba muy asustada por las predicciones que había hecho. —Mejor no elijas más o puedes enterarte de algo que te mate del susto. —Balbuceó para luego soltar una risita nerviosa.

Por todas las varitas mágicas del mundo entero, no. —Se quejó Jane, logrando asustarse más que antes, hizo una mueca. —Bien, ahora que ya no pienso elegir nada más... puedo decirte a qué vine. ¿Tú eres Celia?

—Sí, yo soy Celia. —Concordó, llevándose una mano al pecho, creyendo que la desconocida podía ser peligrosa; pues ya había tenido malas experiencias con Carther Hearts, Trekep Yu y Kheaden Le Fay . —Si quieres hacerme daño, le diré a mi papá que te mate ahora. —Chilló, aterrada.

—No, yo no quiero dañarte, de hecho vengo a hacerte una propuesta que te puede interesar demasiado. —Murmuró la novia de Lonnie. —Me llamo Jane y hay una misión con la que mis colegas y yo planeamos recuperar Auradon y te necesitamos, eso implica que saldrás de la Isla.

— ¿¡Misión en Auradon!? —Exclamó la menor en voz baja, mirando a su alrededor con desconfianza. — ¿¡Estas bromeando!?

—No, claro que no estoy bromeando, jamás jugaría con algo así. —Aseguró la pequeña hada, sonriéndole con amabilidad. —Entonces, ¿aceptas ayudarnos? —Cuestionó, ilusionada.

— ¡Ni loca! ¡Tú estas llena de desgracias, muchacha! ¡Y si yo voy allá contigo, entonces las desgracias vendrán a mí también! —Se opuso la niña, horrorizada, luego se arrepintió de lo que había dicho y la observó a los ojos. —Yo... No quise decir eso.

— ¡Te prometo que tendrás muchas oportunidades y ninguna maldita desgracia que te conduzca a una muerte segura! —Insistió Jane. —O puedes quedarte para siempre en esta Isla y no saber lo hermoso que es ser libre. —Sugirió, alzando una ceja.

— ¡No! —Gritó la pequeña estafadora, decidida, sin embargo luego pareció meditar las opciones que tenía. —Iré si me pagas, ¡pero debes darme mucho dinero o no iré a ningún lugar contigo, rara! —La presionó.

— ¡Celia, te necesitamos! —Alzó la voz la novia de Jane, frustrada, luego suspiró hondo. —Bien, te pagaré, ¿cuánto quieres para irte conmigo de aquí de una vez?

—Dame tu bolso entero. —Exigió la niña, extendiendo su mano hacia ella.

— ¡Celia! —Protestó Jane, indignada, le dio su bolso de mala gana. —Ahora vámonos, nos están esperando. —Le dijo, cansada.

— ¡No protestes! —Gritó Celia, frunciendo su ceño y colocando el cartel de 'cerrado' en su puesto de lectura de tarot, luego saltó la mesa y se dirigió hacia la salida del arcade velozmente, pero se detuvo y se giró para ver a dos personas que solían trabajar allí junto a ella. — ¡Ari, Freddie, me voy a Auradon! —Les avisó a sus dos hermanas mayores.

— ¡Vete y no vuelvas muy tarde, Lia! —Accedió la castaña, Ariana, su pariente adoptiva. — ¡Y encierra a Mal en el Upside Down por mí, pequeña brujita!

— ¡Y abrígate! —Le aconsejó Freddie, pero entonces frunció su ceño.

— ¡Lo haré! —Prometió la menor, sin prestarle atención a los consejos de sus queridas familiares. —Vámonos de una vez. —Le dijo la niña a la descendiente del hada madrina, comenzando a caminar hacia la salida del lugar.

—Espera, ¿¡qué!? —Cuestionaron Ariana y Freddie al mismo tiempo, confundidas, pero la pequeña solo las saludó con la mano y ellas la dejaron ir; pues eran conscientes de que probablemente tramaba algo que las beneficiaría. — ¡Asegúrate de que te den tu recompensa!

—Andando, pequeña estafadora cruel y sádica. —Dijo la pequeña hada, yendo tras la jovencita.

  Carter me debe un bolso nuevo, pensó Jane, solo espero que la operación ROSIE funcione.

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