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Capítulo 14: ❝Caos en Auradon❞ [Parte 1]

Mientras tanto, en Auradon, todos los AKs estaban encerrados en el calabozo, al igual que Rosie. Y, a diario, Jay, Evie y Carlos los visitaban para que no se aburrieran.

  Eso era lo que los tres estaban haciendo en ese preciso momento, la chica de cabello azul se encontraba en la celda de su amada, y los muchachos estaban en la mazmorra en la que Chad Charming había sido encerrado.

— ¡Amor, conviértelo en una rata gorda! Pidió el pecoso, divertido. — ¡O en un cachorro así lo sacrificamos de una vez por todas! ¡Le arrancaré la piel y me haré un abrigo!

— ¡Exacto! ¡En una rata fea! —Concordó el descendiente de Jafar, observando como el rubio los miraba con miedo desde una esquina de la celda, sin dudarlo agitó el cetro para transformarlo en aquel animal. — ¡Mira que fea esa rata, cariño! —Se burló, divertido.

— ¡Esto sí es una buena vida! —Exclamó Carlos, mientras se reía al ver al hijo de Cenicienta como aquella criatura. —Eres demasiado horrible, ahora ninguna chica va a quererte, ya no eres un príncipe encantador. —Presumió, cínico.

— ¡Ahora lo haré un perro sarnoso! Dijo su pareja, moviendo el artefacto mágico de su padre para convertirlo nuevamente. — ¡Míralo, amor! ¡Tu madre querría tener un perro sarnoso como este! ¡Que lastima que no lo pueda ver!

—Aw, acabas de cumplir uno de mis sueños, creo que hasta podría llorar. —Habló De Vil, emocionado. —Mi madre no podrá verlo pero yo sí y eso tendrá que ser suficiente, ¿crees que debería arrancarle la piel? —Sugirió, ladeando la cabeza.

— ¡Déjenlo en paz, es un pobre idiota presumido que no merece esto! —Les gritó Doug, quien estaba observando todo desde su celda. — ¡Métanse con alguien de su tamaño, idiotas! —Gruñó, ambos villanos lo miraron con enojo.

—Amor, carga al perro, verás lo que le haremos a este enano. Demandó Jay, saliendo de la celda del príncipe de Charmingtown y abriendo la reja en la que estaba el hijo de Tontín con la magia de su cetro para acto seguido entrar.

—Como desees, precioso. —Accedió el pecoso, tomando a Chad en sus brazos para luego salir de esa mazmorra –Jay cerró la misma luego de que él la abandonara– y entrar a la celda de Doug, el joven ladrón movió la Vara de la Serpiente para cerrar la misma. —Cuando terminemos contigo, desearás no haber nacido. —Le advirtió, sonriendo con malicia mientras acariciaba al animal que sostenía.

— ¡Aléjense! —Masculló el prisionero, intentando parecer valiente, aunque claramente no lo era. — ¡Por si no se dieron cuenta, yo no soy de su tamaño!

—Precioso, baja al perro al suelo, este enano me las va a pagar ahora. —Ordenó el descendiente de Jafar.

—Que bueno que presenciaré esto. —Susurró el menor de los VKs, soltando al cachorro y mirando como el chico de anteojos retrocedía hasta chocarse con la pared, muy asustado. —Pobrecito, vas a sufrir. —Dijo, sonriendo con malicia, viendo como su novio apuntaba con el cetro al perro.

Que rabia tenga y que lo muerda sin piedad. —Jay recitó aquel conjuro y el animal no tardó en ser invadido por la rabia, comenzando a atacar al enano, mientras que el chico de cabello largo se reía a carcajadas viendo como el perro lo mordía. — ¡Eso te pasa por meterte conmigo, imbécil! —Se burló.

—Oh sí, de eso es lo que estoy hablando. Exclamó Carlos, admirando la pelea, recostó su cabeza sobre el hombro del otro VK. —Me haces sentir orgulloso de ser tu novio, ¿sabes? Hazle algo más para que aprenda. —Sugirió, pero entonces sintió que algo vibraba en el bolsillo de su pantalón así que metió su mano ahí para sacar su teléfono, en la pantalla del mismo aparecía algo muy interesante: Audrey intentaba contactarse con Leah a través de su celular, la señal de aquel aparato provenía desde el centro de operaciones del PPP.

Te encontré, princesita, pensó el chico de cabello blanco y negro antes de enviarle un mensaje a su mejor amiga: «M, acabo de localizar a Audrey, está en el PPP intentando contactarse con su abuela. Ven a verme a mi habitación más tarde y te mostraré las pruebas.», ella lo dejó en visto así que el muchacho volvió a guardar su teléfono en el bolsillo de su pantalón.

— ¡Ahora verán los dos! —Habló el joven ladrón antes de agitar el cetro en dirección a Doug, quien fue convertido en un perro rabioso que comenzó a pelear con Chad. El hijo de Cruella lo miraba orgulloso. —Soy el mejor ¿verdad? —Alardeó, señalándose la mejilla para que el villano le diera un beso.

—Eres el mejor, el más desgraciado, el más poderoso de todo Auradon y me tienes completamente a tu disposición. —Concordó el pecoso, riéndose al ver como los AKs peleaban, luego le dio un beso en la mejilla.

—Soy el mejor. —Repitió el descendiente de Jafar, moviendo el cetro para provocar que la pelea entre ambos prisioneros se hiciera más ruda. — ¡Ahora un besito en la otra mejilla! —Pidió, señalándosela.

—Es lindo estar así contigo. —Susurró Carlos antes de besarle la otra mejilla. —Por fin tenemos todo lo que queremos, ¿no es grandioso?

—Lo tenemos todo, al fin. —Comentó el mayor de los Vks, observando como los perros aún continuaban peleándose. — ¿Esperamos a que se mueran para arrancarles la piel? —Dudó, alzando una ceja.

—Hemos soñado con esto durante años y finalmente lo conseguimos. —Exclamó De Vil, orgulloso, para luego mirar al enano y al príncipe. —No, vuelve a convertirlos en los humanos que son, todavía podemos divertirnos con ellos mañana. —Replicó, entonces su novio lo obedeció y los transformó en humanos nuevamente.

—A las órdenes de Su Alteza. —Mencionó Jay, divertido, antes de hacer una reverencia ante el pecoso.

—Aww, ¿ahora soy tu rey? —Dijo el menor de los VKs, halagado, le proporcionó una patada al rubio quien gimió de dolor y le mordió el pie. — ¡Auch! ¡Maldito desgraciado hijo de puta! —Gritó adolorido, el ladrón pateó al prisionero al darse cuenta de lo que había hecho.

— ¡Estúpido perro sarnoso, estas muerto! —Alzó la voz el hijo de Jafar, dándole más patadas para luego comenzar a golpearlo fuerte con la Vara de la Serpiente.

—Auch, auch, en serio me dolió. —Protestó el pecoso, en voz baja, mientras observaba de reojo como su novio se encargaba del príncipe de Charmingtown. —Ya déjalo amor y vámonos de aquí, ese tarado me mordió tan fuerte que el pie me sangra. —Intervino, haciendo pucheros, su pareja se volteó al escucharlo y lo cargó en sus brazos; mientras que sostenía el cetro con su mano hábil.

—Vamos su majestad Carlos de Vil, iremos a su habitación a curar su hermoso y pequeño pie. Dicho esto, el joven ladrón le besó la frente y miró de reojo a los chicos de Auradon que lo observaban con temor. —Me las pagaras mañana. Murmuró, esbozando una sonrisa perversa.

—Podría acostumbrarme a esto. —Susurró el chico de cabello blanco y negro, acurrucándose en los brazos de su novio mientras él abría la celda con magia y la cerraba con un movimiento de su cetro, comenzó a caminar hacia la salida del calabozo; aún cargando al pecoso en sus brazos.

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  Por otro lado, en la celda de Rosie, la prisionera estaba sentada en su cama, con los brazos cruzados sobre su pecho; demasiado perdida en sus pensamientos, mientras que la villana caminaba por aquella pequeña mazmorra, dando vueltas en círculos hasta detenerse delante de la castaña.

Han pasado seis meses desde que la operación EVIE –E por  Excelente, V por Venganza, I por Inesperadamente y E por Exitosa– ha sido concluida casi sin ningún error, entonces ¿por qué mi amor no desea estar junto a mi? Pensó la hija de Regina.

¡No aguanto ni un día más así! ¡Tienes que reinar a mi lado, Rosie! —Habló la chica de cabello azul, captando la atención de la otra joven, quien la miró y se encogió de hombros para entonces observar sus uñas.

—Eso podría pasar... —Murmuró la mejor amiga de Carter, levantándose para acercarse a ella y rodear su cuello con sus brazos mientras acercaba su boca a su oído. —...en tus sueños, pero como esta es mi triste realidad, no pasará jamás. —Añadió, separándose inmediatamente de ella, la descendiente de Regina suspiró hondo y la miró con seriedad. La castaña se rió, pues era consciente de que la había ilusionado, después de todo creía que Evie se lo merecía.

— ¿Sabes qué? —Susurró la princesa malvada, se mordió el labio inferior con fuerza mientras pensaba en que le convenía hipnotizar a su chica para que cediera ante ella de una buena vez por todas. —Deberíamos hacer las paces.

¿Hacer las pases? —Repitió la hija de la ex reina Sophia, sorprendida, arrugó la nariz mientras asimilaba sus palabras. — ¿Eso significa que me sacarás de aquí? —Se atrevió a preguntar, intentando no ilusionarse pues no quería confiar en ella luego de todo lo que habían pasado juntas. La villana suspiró y se pasó la mano por su cabello, acomodándoselo.

—Sí... Tú y yo tenemos que hacer las paces. —Afirmó la chica de cabello azul. —Yo no puedo seguir así... No puedo seguir sola con Mal... No puedo... —Añadió, comenzando a caminar en círculos nuevamente.

—Ok, si tú lo dices. —Accedió Rosie, quien relamió sus labios lentamente, mientras veía como la villana parecía desesperada. —Evie, cálmate, no te dejaré sola con Mal si me sacas de esta celda de mierda. —Pidió, reprimiendo el impulso de acercarse a ella, pues ya no le tenía confianza.

—Sí, nos iremos de aquí, lejos de Mal; lejos de esos ojos verdes que provocan muchísimo miedo. —Habló la joven de la Isla, asustada pero luego frunció el ceño, mirando fijamente hacia la pared. — ¡No! ¡Ella no se va a salir con la suya! ¡Yo tengo que ingeniar algo para desaparecerla! Gritó, apuntando a la pared con un dedo, estando fuera de sí.

—Entonces abre la celda y sácanos de una vez. —Sugirió la castaña, como si no fuera lo más obvio del mundo, pero un escalofrío recorrió su espalda cuando la escuchó hablando sola de esa manera tan extraña. — ¿Evie?

—Mataré a Mal... Si... Afirmó la descendiente de Regina, sonriendo de manera perversa, hasta que se dio cuenta de lo que estaba diciendo y se quedó atónita. — ¿Qué manzanas envenenadas estoy diciendo? Tengo que alejarme de todos... Me están haciendo muchísimo daño... —Susurró, mirando la pared.

— ¿Evie? ¿Estas bien? —La interrogó la agente del PPP, sintiéndose preocupada, pues ella todavía le importaba. —Tal vez... si estas cerca de mí... te sientas mejor. —Le recomendó, insegura, la villana se giró para observarla con una mirada ida.

—Yo... Yo tengo que estar cerca de ti... Porque tú... tú eres mi reina... —Murmuró la chica de cabello azul, caminando hacia ella a pesar de que estaba fuera de sí, logrando sorprender a la prisionera pues no esperaba que cediera tan fácilmente; sin embargo supuso que era porque algo le sucedía, entonces la tomó de la cintura para acercarla más a ella, mientras que ambas observaban los ojos de la otra. —...Yo nunca debí encerrarte aquí... —Añadió con sinceridad, aunque seguía estando ida.

—Siempre fui tu reina, preciosa, jamás dejé de serlo. —Dijo Rosie, rodeando el cuello de Evie con sus brazos. —No debiste encerrar a tu reina, pero aún puedes reparar tus errores, libérame... y gobernaremos juntas como siempre lo has querido. Intentó convencerla, logrando que la princesa malvada sonriera como una estúpida.

—Sí... Tú siempre fuiste mi reina. —Susurró la mejor amiga de Mal, quien ahora podía estar actuando como una tonta, perdiéndose en los hermosos ojos de la chica de la que aún seguía enamorada. —Vámonos de aquí, juntas. —Dicho esto, se apartó de ella y tomó su mano.

—Así es, siempre lo he sido, desde el día en que nos conocimos. —Le dio la razón la reina de Costa Luna, sonriéndole amablemente. —Sí, vamos juntas, quiero sentarme en mí trono. —Murmuró, mirando sus manos, entrelazó sus dedos.

—Tienes razón. —Concordó Evie y caminó junto a ella hasta las rejas, extendió su mano libre hacia adelante. —Facilidad, velocidad, no pateará pero se abrirá. —Dijo y la reja se abrió, así que ambas salieron de la celda y comenzaron a caminar por el pasillo de los calabozos.

  Rosie suspiró hondo, sintiéndose libre por primera vez en meses, había extrañado mucho sentir que podía hacer cualquier cosa sin que nadie se lo impidiera.

— ¿No crees que, como tu reina, debería usar una corona? —Sugirió la castaña, teniendo un plan en su mente.

—La corona... —Murmuró la villana y apretó la mano de Rosie. —T-tómala, después de todo, es tuya. —Exclamó, deteniéndose al igual que su chica para señalar su cabeza con su mano libre, la mejor amiga de Carter la obedeció y se la colocó en la cabeza.

—Gracias, Evie. —Exclamó la chica de Costa Luna, volviendo a caminar, mientras pensaba en lo sola que se sentía ya que sus amigas no estaban allí para hacerle compañía; ellas debían estar muy preocupadas al no saber nada de ella, especialmente su chica cebo. — ¿Sabes qué? Extraño a Carter, pero al menos te tengo a ti. —Añadió, la chica de cabello azul bajó la vista al pensar en que su mejor amiga estaba totalmente fuera de sí, eso la ponía muy nerviosa.

—Yo extraño a Mal... —Admitió la princesa malvada, en voz baja. —...Yo...Yo no sé que hacer.... No sé que hacer con mi vida.

—Mal va a volver... Pero no puede hacerlo sola, Evie. Necesita ayuda, alguien tiene que averiguar qué demonios le pasa, sé que Carter podría ayudarla. —Intentó consolarla Rosie, aunque solo estaba diciendo una excusa para convencerla de que le permitiera contactarse con la descendiente del mayor Mason. —Yo sí sé que puedes hacer con tu vida, puedes dejar de preocuparte por ella y empezar a pensar en lo que necesitas... Y ahora mismo, me necesitas a mí. —Prosiguió, mirando los labios de la chica de la Isla con deseo antes de besarla.

La princesa malvada enroscó los dedos en el cabello de la chica que la había rescatado, correspondiéndole el beso, no deseaba separarse de ella pues había deseado muchísimo hacerlo durante seis meses pero no lo había hecho hasta ahora y se sentía sensacional. La castaña comenzó a descender las manos por su cuerpo, acariciándola hasta que llegó a su trasero y le dio una nalgada que provocó que la villana soltara un gemido, le mordió el labio inferior antes de apartarse apenas unos centímetros.

—Eres una chica muy mala por haberme encerrado. —Habló Rosie, con un tono pícaro que logró que la chica de la Isla sintiera escalofríos. —Creo que mereces un buen castigo, ¿estas de acuerdo, preciosa?

—Sí. —Concordó la chica de cabello azul, sin dejar de observarla a los ojos. —Yo merezco un muy buen castigo. —Repitió.

—Oh sí, cuanto extrañé oír tus gemidos, Evie. —Murmuró la agente del PPP y sonrió cuando ella cedió, volvió a besar sus labios y luego siguió hacia su cuello. — ¿Y dónde puedo darte ese castigo, cariño? —Preguntó y sus besos continuaron descendiendo por su cuerpo hasta donde la ropa de la villana se lo permitía.

—Donde tú quieras. —Jadeó la princesa malvada, excitada, cerró los ojos y suspiró por el placer que sentía. —Tú eres la reina... Tú mandas... Volvió a jadear y sus pupilas se dilataron debido a la excitación.

—Tienes razón, yo soy la reina, tú me obedeces. —Masculló Rosie, uniendo nuevamente sus labios con los de la descendiente de Regina de manera más apasionada que antes. —Llévame a tu habitación, en donde te haré llegar a un orgasmo por cada mes que me tuviste encerrada, así aprenderás a no volver a encerrarme. —Ordenó y le dio otra nalgada con más fuerza, Evie apretó los dientes para no gemir y la observó con deseo, volviendo un poco en sí.

¿Ah si? La desafió la chica de cabello azul, sonriendo con malicia y mordiéndose el labio inferior, excitada. —Pues vamos ahora mismo, quiero que me enseñes a comportarme como es debido con la reina. Exclamó para luego comenzar a avanzar delante de su chica, moviendo las caderas provocativamente.

—Claro que sí, bonita. —Afirmó la chica de Costa Luna, sonriendo. —Oh, por supuesto que te enseñaré porque tú no sabes cuándo dejar de provocarme, te arrodillarás ante mí y me juraras lealtad. —Continuó, dándole una nalgada con cada paso que ella daba, mientras que la villana seguía caminando mordiéndose los labios.

—Con mucho gusto me arrodillaré ante ti. —Dijo Evie, quien continuó avanzando mientras la miraba de reojo con deseo, dándose cuenta de que ella la estaba siguiendo y además le estaba observando el trasero. —Voy a jurarte lealtad, estando arrodillada entre tus piernas, mi reina... —Habló con malicia y rodó los ojos al imaginarse aquella escena, después de haber estado seis meses sin tocarla.

—Oh sí, lo harás, te arrepentirás de todos tus pecados y serás muy bien recompensada... con mis dedos y mi lengua si eres lo suficientemente obediente. —La provocó la castaña para luego proporcionarle otra nalgada. — ¡Camina más rápido, Evie, no querrás que comience a tocarme en medio del pasillo en donde los demás podrían vernos! —Exigió, logrando que la villana comenzara a dar saltitos.

—Sí, Majestad. —Se burló la descendiente de Regina y avanzó más rápido para evitar que le diera otra nalgada pues adoraba molestar a su chica. — ¡Apúrese, Majestad, apresúrese! —Dijo de manera juguetona y se apuró para evitar ser alcanzada.

—Oh, no te hagas la rebelde o te irá muy mal. —Le advirtió Rosie y aceleró el paso, era consciente de que la chica de la Isla solo estaba jugando con ella y honestamente eso le gustaba. — ¡No apures a una reina, Evie! —Insistió, caminando más rápido, pero en ese instante la chica de cabello azul se detuvo y se volteó para esperarla, entonces cuando la tuvo muy cerca la tomó de la cintura velozmente.

—Shhhh. Le susurró la princesa malvada, muy cerca de sus labios, entonces la castaña le robó un beso. —Soy una chica mala, merezco muchos castigos de parte de la reina, pero... ¡Atrápame antes! —Se mordió el labio y la soltó para entonces comenzar a correr, sintiéndose una niña enamorada de nuevo. La mejor amiga de Carter arrugó la nariz antes de empezar a perseguirla.

— ¡Evie, te ordeno que regreses aquí inmediatamente! ¡No es correcto que yo deba perseguirte, tú debes perseguir a la reina como la pasiva necesitada de atención que eres! —Le gritó la descendiente de la ex reina Sophia mientras corría detrás de ella, con el objetivo de alcanzarla, hasta que la chica de la Isla se detuvo frente a la puerta de su habitación y la esperó allí. Apenas la chica de Costa Luna llegó, colocó sus manos en sus rodillas, exhausta.

—Discúlpame, Rosie. —Comenzó a hablar la villana, colocando un mechón de su cabello detrás de la oreja, para luego sonreírle con ternura. —Es que hacia tanto que no... Que no te tenía libre que me ilusioné y te hice correr a través de medio castillo. —Dijo y se rió de sí misma, sintiendo el mismo amor que había sentido por ella cuando se conocieron, aunque claramente ninguna sabía eso cuando la agente apareció en el antiguo hogar de la hija de Regina.

— ¡Mierda, Evie! ¡No corría tanto desde que el general Kane quiso secuestrarme en Luisiana! —Protestó la mejor amiga de Carter antes de levantar la vista, pero se olvidó de todo cuando la vio sonreír de esa manera tan cautivadora, por lo tanto no resistió su impulso de besarla. —No puedo enojarme contigo si te ríes así en mi propia cara, eres adorable. Ahora... ¿no vas a abrir la puerta para tu reina? —Exigió alzando una ceja, aunque solo estaba molestándola, lo cual logró que la chica de cabello azul sonriera y le abriera la puerta haciendo una reverencia ante ella.

La reina primero. —Murmuró Evie con elegancia, cuando Rosie pasó a su lado, la villana le dio una fuerte nalgada. — ¡Te estaba cazando! —Gritó antes de proporcionarle otra nalgada e ir tras ella para luego cerrar la puerta de su habitación una vez que ambas estuvieron dentro.

—Tal y como siempre. —Comentó la castaña entre risas para luego gemir, sabiendo que la villana la estaba provocando.

— ¡Me muero por tocar esas nalgas, Rosie! —Chilló la descendiente de Regina, emocionada, para luego besarla varias veces mientras que le apretaba el trasero con ambas manos. —No sabes cuantas veces me he tocado pensando en ti. —Susurró, mordiéndose el labio inferior.

—Oh cariño, las vas a tocar. —Afirmó entre gemidos y se apartó para sentarse en la cama. —Pero asumo que masturbarte no fue igual de placentero, aunque eso se puede arreglar. Desvístete ahora, quiero que me seduzcas como solo tú sabes hacerlo, y sí lo haces... te daré tu recompensa. —Exclamó, lanzándole un beso y abriendo las piernas para luego guiñarle el ojo.

— ¿Seducirte? Esa es mi especialidad. —Habló en voz baja la chica de cabello azul mientras se giraba para quedar a espaldas de la chica de Costa Luna, se desabrochó el vestido y lo dejó caer al suelo para quedarse en ropa interior y mirarla de reojo con una sonrisa pícara. —Espero que Su Majestad me complazca muy bien por la seducción que usaré. —Dijo, acercándose a ella y sentándose encima para luego pasarle ambos brazos alrededor de su cuello.

—Oh lo sé, por eso te lo exijo. —Respondió la agente del PPP, relamiéndose los labios lentamente cuando la vio usando aquella ropa interior azul de encaje. —Eso depende de lo bien que me seduzcas, si trabajas duro y te esfuerzas, tendrás una muy buena recompensa. —Añadió, divertida, posando su mirada sobre sus pechos cuando la villana se le sentó encima.

— ¿Alguna vez te dije lo excitante que me resulta verte usando esa hermosa corona en la cabeza? —Susurró Evie en su oído mientras que con una mano le agarró los cabellos para ladearle la cabeza, cuando la hija de Regina lo hizo mientras soltaba un gemido, la primera comenzó a besar su cuello lentamente. —Uhm, Rosie, me vuelves completamente loca...—Comentó mientras le daba besos en su cuello.

— ¿Alguna vez te dije que tienes enormes atributos? —Preguntó la castaña, quien recordaba perfectamente ese día. —Mh, Evie, sigue así y me pondrás caliente muy pronto, volveré a estar a tu disposición. —Susurró, en ese momento la princesa malvada le mordió el cuello y le hizo un chupetón, acción que logró sacarle más de un jadeo a la reina de Costa Luna.

—Tú siempre estuviste y estarás a mi disposición... Eres mía, Rosie. —La corrigió la chica de la Isla mientras le empujaba para caer sobre ella en la cama. —Eres mía y siempre lo serás. —Dijo, volviendo a morder su cuello, sin soltar su cabello.

—Sí, siempre seré tuya, de nadie más. Concordó la chica de Costa Luna, mientras se acomodaba mejor en la cama. —Tuya, sí, tuya. —Repitió, excitada.

—No sabes lo caliente que estoy, tampoco sabes las ganas que tengo de hacerte mía, cariño. —Jadeó la villana, deslizando sus manos por las caderas de la muchacha hasta detenerse en sus piernas, mordió su cuello por última vez para entonces acercarse hacia su oído. Evie abrió sus piernas. —Ahora necesito que Su Majestad me de órdenes... Necesito que me diga como quiere que la haga mojar las sabanas, mi reina... —Exclamó con un tono repleto de malicia, luego tironeó del lóbulo de la oreja de Rosie con sus dientes.

—Ya me tienes a tu merced... Otra vez... Admitió la castaña, sin poder creer que estaba cediendo ante ella de nuevo, por lo tanto bajó la mano hacia la entrepierna de Evie y sonrió al sentirla húmeda; comenzó a acariciarla por encima de las bragas de la dueña de la habitación. —Oh cariño, ahora sí sé lo caliente que estas, por lo tanto... mereces recibir tu recompensa por seducirme... Demonios, Evie, no puedo resistirme a tus encantos. Necesito que seas sincera conmigo, ¿quieres darme placer con tu lengua y tus dedos o deseas que te haga llegar a tu primer orgasmo? Tu reina te exige saber tus deseos, mi princesa malvada. —Murmuró, sin dejar de mover su mano por encima de la prenda, deleitándose con los sonidos que provenían de los labios de la descendiente de Regina.

—Oh sí... Hazme tuya de una buena vez... Quiero gritar tu nombre, Rosie... —Dijo la chica de cabello azul, mordiéndose el labio inferior con fuerza para luego soltar varios gemidos más. —Hazme tuya ya... No aguanto más... Por favor, mi reina, castígueme de una vez por todas. —Pidió desesperada al sentir que su entrepierna se humedecía cada vez más.

—Oh preciosa, serás mía y gritarás mi nombre hasta que te quedes sin voz. —Le garantizó la mejor amiga de Carter, sin dejar de acariciar su entrepierna mientras que con su mano libre tomó un pañuelo que estaba en la cama. —Haremos esto más especial y lograré que llegues al orgasmo sin que me veas y no puedes quitarte la venda hasta que yo te lo permita, ¿has entendido, bonita? —Exclamó, mirándola con una sonrisa.

—Mh, sí, comprendí perfectamente. —Accedió la villana, entonces Rosie le colocó el pañuelo alrededor de los ojos y lo ató con doble nudo, comenzó a acariciar su cuerpo hasta que llegó nuevamente a sus piernas; abriéndolas más.

—Y ahora, preciosa, te haré mía de una vez por todas. —Masculló la castaña, quitándole las bragas lentamente mientras inspeccionaba la habitación, dándose cuenta de que la ventana que estaba más cerca de la cama estaba abierta. La volvió a besar de manera apasionada para luego bajarse del colchón y ver cuan alto estaba del suelo: varios metros de distancia. Sin embargo, era ahora o nunca, esta era su única oportunidad y ella lo sabía perfectamente. —Y aquí voy. —Susurró antes de saltar por la ventana y caer –afortunadamente para ella– de pie.

¿Rosie? Cuestionó la dueña del cuarto, cuando dejó de sentir su tacto, pero nadie le contestó así que sacudió la cabeza varias veces para intentar quitarse el pañuelo de los ojos pero para su mala suerte, aquel había sido amarrado con mucha fuerza por la prisionera, quien claramente había jugado con ella. — ¡Mierda! ¡Me las pagarás, Rosalinda Marie! —Gritó furiosa.

— ¡Como decimos en mi país, una reina no va a ser secuestrada dos veces! —Alzó la voz la mejor amiga de Carter, desde afuera del palacio, no tardó en comenzar a correr para alejarse de ahí. — ¡Adiós, idiota!

— ¡Me las pagarás, Rosalinda! ¡Ya verás lo que te sucederá en cuanto te localice, maldita zorra de mierda! ¡Esto aún no se ha terminado! —Gritó la descendiente de Regina, furiosa, sin poder quitarse el pañuelo.

— ¡La que ya no me verá serás tú, Evie! Se burló la reina de Costa Luna, entre carcajadas, mientras corría más rápido.

  No puedo creer que funcionó, pensó Rosie mientras aceleraba el paso y sacaba su celular para marcar el número de su mejor amiga, allá voy, hermosa y ansiada libertad. 

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