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Capítulo 13: ❝Las tres guerreras❞ [Parte 1]

6 meses después.

  Las chicas de Auradon habían sido refugiadas en el PPP durante medio año, pues aún no era seguro regresar al reino, sin embargo las tres jóvenes deseaban que eso cambiara pronto.

 Pero, mientras tanto, eran entrenadas en el centro de operaciones como cualquier agente secreto; de hecho en ese preciso momento estaban en el salón de entrenamiento, practicando boxeo. Y su entrenador era Shang.

  Mientras las chicas practicaban, Carter & Alex ingresaron a la habitación en silencio, pues acababan de salir de una reunión con la directora del PPP y el mayor Mason; quienes les habían concedido el permiso para poder comenzar con el rescate de Rosie.

 Solo había un inconveniente: las AKs debían participar.

  Las recién llegadas tomaron asiento en las gradas, pues habían venido a presenciar el rendimiento de las princesas.

—Nunca más volveré a huir cuando sé que los problemas se acercan. —Dijo Lonnie antes de darle una fuerte patada al saco de boxeo que estaba usando, aún se sentía culpable por haber intentado escapar. Si no lo hubiera hecho, tal vez sus padres aún estarían vivos. —Ya no seré una cobarde. —Gruñó, cansada pero también frustrada, por lo tanto le dio otro golpe más fuerte al saco de boxeo. Se estaba desquitando en su entrenamiento.

—Realmente eres muy fuerte, Lo. —Masculló su novia, quien le pegó con fuerza al saco de boxeo que estaba usando, aún así no logra moverlo de la manera en la que lo hacía la joven guerrera; pero eso no la detuvo pues continuó golpeando el saco con fuerza, intentando superarse a sí misma porque su chica la inspiraba a hacerlo. La joven guerrera le sonrió al escuchar sus palabras.

—Gracias, pequeña, supongo que está en mi ADN. Lo estás haciendo genial, cariño, estoy orgullosa. —Exclamó la hija de Mulán, dándole una fuerte patada al saco de boxeo, sin darse cuenta de que aquella acción la perjudicaría porque el saco volvió en su dirección y la golpeó con fuerza; derribándola hacia el suelo. —Ok, eso definitivamente no lo vi venir. —Gruñó ella, sentándose en el piso para tratar de calmarse, pues había estado entrenando desde antes del horario establecido –básicamente desde las 6 de la mañana y ya era casi mediodía– pero aún así no le parecía que se estaba esforzando lo suficiente. No quería descansar, no podía darse aquel lujo, así que se levantó y volvió a golpear el saco.

 Ya no eran las adolescentes rotas que habían escapado de su hogar el mismo día en el que sus padres fueron asesinados, ahora eran guerreras.

—No voy a pegarle a esa cosa, si debo golpear a alguien esa será Mal. —Exclamó la princesa de Auroria, observando el saco de boxeo que tenía delante de ella para luego acariciarlo con la mano, entonces volteó para dirigirse hacia Shang. — ¡Hey tú! ¿Puedes buscarme la lima de uñas en mi bolso? —Demandó.

— ¿Ves con lo que tengo que lidiar desde hace seis meses? —Le murmuró Carter a su prima, con quien observaba todo desde sus asientos. —Audrey, imagina que ese saco es Mal y golpéalo, luego te doy tu lima. Solo... Hazlo. —Pidió con impaciencia, la rubia se mordió el labio inferior y sonrió con picardía.

—No creo que sea buena idea, imaginar eso hace que me den ganas de que me llene de chupetones otra vez... —Replicó la hija de Aurora, quien luego sacudió la cabeza para volver a concentrarse. — ¡Basta ya! ¡No voy a golpear a nadie! —Se opuso, alzando la cabeza y girando sobre sus talones para darle la espalda a la chica, caminando hacia donde había dejado su cartera para buscar el objeto que necesitaba.

—Se está buscando que la golpee por hablar así de Mal, te juro que cada vez que pienso en que estuvieron juntas en la cama me dan ganas de matarla pero no puedo... —Le susurró la morocha a su pariente, quien la tomó del brazo para evitar que golpeara a la princesa primorosa. — ¡Si quieres seguir estando aquí tienes que demostrar que estás dispuesta a aprender este tipo de cosas! ¿O cómo vas a defenderte si te atacan en alguna misión? —Le recriminó, alzando una ceja. 

—Mi mamá no estaría orgullosa de que ande pegándole golpes a un saco feo, raro y que seguro tiene muchos gérmenes. —Se excusó la rubia, sonriendo cuando sacó la lima de uñas.

—Tu madre querría lo mejor para ti, y ahora mismo, lo mejor para ti es que entrenes. Así que hazlo o te llevo a Auradon para que te maten. —La amenazó la descendiente del mayor Mason, esbozando una sonrisa falsa.

—Blablabla. —Habló la princesa de Auroria, mientras comenzaba a limarse las uñas porque no le importaba nada más que su imagen. —Mándame a donde quieras Carter, yo no te pedí que me trajeras aquí así que puedes hacer lo que quieras, honestamente me importa una mierda. —Replicó, mirándola y sonriéndole con cinismo.

—Algún día te juro que le voy a arrancar esas extensiones, algún día... —Gruñó la mejor amiga de Rosie, observándola de reojo con furia, mientras que su prima simplemente intentaba aguantarse la risa que la situación le provocaba.

— ¡Audrey, Lonnie hasta se cayó al suelo y tú no haces nada! —Intervino la pequeña hada, dándole otro golpe a su saco, mientras que su amiga la ignoró y guardó su lima una vez que terminó de arreglarse las uñas para tomar su celular y ponerse a jugar al Candy Crush; ignorando las críticas. — ¡Tendrías que dar a conocer que eres Audrey Rose y que aunque seas la más fashion y bella del reino puedes dar puñetazos! —Dicho esto, volvió a darle otro golpe al saco para luego detenerlo, mientras sudaba.

—Déjala Jane, claramente si a Audrey le importara regresar a casa estaría dispuesta a hacer esto, pero no tiene las agallas para luchar por su familia como nosotras. —Opinó la joven guerrera, hablando con arrogancia para luego darle una patada a su saco, mientras que la rubia seguía usando su teléfono pues odiaba sentirse impotente y no podía ponerse a discutir con todos al mismo tiempo.

—Por gusto y para nada, Lo. —Exclamó su pareja, quien apretó los dientes. —Aunque creo que si puede golpear a cualquiera, de alguna manera ella terminará haciéndose más daño que la otra persona...

— ¡Es que ni siquiera lo intenta, preciosa! ¡La vida es dura, es tiempo de que lo entienda! —Se quejó la descendiente de Mulán, le dio un puñetazo más a su saco y lo detuvo con su mano.

—Yo creo que Audrey no debería de golpear cosas, puede... —Masculló el hermano de Lonnie, quedándose callado mientras observaba a la susodicha. —...lastimarse por ser muy delicada. —Finalizó de manera cortés.

—No le des la razón, Shang, ella ha sido consentida durante toda su vida. Es hora de que salga de su zona de confort, pero parece que no le importa regresar con sus abuelos, ya sabemos que la única manera en la que saldremos al mundo es trabajando duro... pero Audrey es una cobarde. —La provocó la hija de Mulán pues quería hacerla enojar para que cediera.

—Yo creo que Audrey no va a hacer nada si se ponen así, les enseñaré como se le habla a una dama. —Comentó Shang, quien avanzó hacia la joven y se arrodilló delante de ella, sonriendo con timidez. —Si quieres te saco de aquí ahora, porque sé que es lo que deseas, pero al menos pégale un golpe a ese saco; hazlo por ti misma porque solo así lograrás callarlas a todas... —Murmuró, mirándola a los ojos, mientras que ella lo miraba con el ceño fruncido y guardaba su celular en su bolso, esbozando una sonrisa que desapareció cuando ella sacudió la cabeza e hizo un gesto de arrogancia.

—Lo haré pero prométeme que vas a aprender a pintar uñas y me las pintarás porque no tengo a nadie que lo haga ya... —Puntualizó la rubia, cuya mirada expresaba tristeza, el chico asintió con la cabeza y entonces ella lo tomó del brazo para comenzar a caminar hacia donde estaban los sacos de boxeo. — ¿Solamente le debo pegar una vez? —Dudó mientras avanzaba por todo el salón, pasando por al lado de las agentes del PPP e ignorándolas hasta que se detuvo delante del saco, esperando a recibir indicaciones.

—Cierra el puño con fuerza, mueve tu hombro hacia atrás y ponle toda la fuerza que tengas, y luego... —Comenzó a explicar Shang, mientras que la descendiente de Aurora lo miraba con atención, él hacia cada movimiento para que ella los comprendiera y entonces golpeó con fuerza el saco. —...le pegas duro. —Exclamó con una sonrisa victoriosa, Audrey tragó saliva con dificultad.

—Nunca creí que estaría viva para ver el momento en el que mi hermano coquetearía con mí mejor amiga. —Exclamó Lonnie, mirando aquella escena, shockeada.

—Te apuesto 50 dólares a que se rompe una uña. —Le sugirió Alex a su prima, mientras veía aquello.

—Yo te apuesto 100 dólares a que se rompe tres. —Replicó Carter, observando aquello, expectante.

  Audrey suspiró y bajó la mirada con frustración para luego cerrar su puño y mirar el sacó, siguió las indicaciones del hermano de Lonnie y le dio un puñetazo al saco, logrando moverlo tan solo un poco antes de sentir un inmenso dolor en su mano pero no dijo nada y caminó hacia el lugar en donde había dejado su bolso para tomarlo y comenzar a caminar hacia la salida, sintiendo tanto dolor en su muñeca como un profundo desprecio.

— ¿Ella no gritó ni formó un escándalo por pegarle al saco? —Preguntó Jane, atónica, luego se rió. — ¡No te vayas a llorar al baño Audrey! —Alzó la voz, pero su amiga la ignoró.

— ¡Aquí no hay un spa en donde puedas ir a quejarte de tus problemas! —Le gritó la joven guerrera, siendo ignorada también.

—Esa chica está cargada de impotencia, no creo que sea bueno provocarla. —Intervino el primogénito de Mulán, quien volteó para ver a su hermana. —Y para que sepas Lo, no estoy coqueteando con ella, estoy observando la persona vacía que es. —Concluyó.

—Ugh, no se rompió una uña, entonces... nuestra apuesta nunca sucedió. —Dijo Alex, haciendo una mueca.

— ¿Cuál apuesta? —Le siguió el juego su prima, quien le guiñó el ojo de manera cómplice.

—No se rompió una uña. —Masculló Shang, mirándolas de reojo con los ojos entrecerrados. —Se rompió la muñeca por lo que parece. —Explicó, haciendo una mueca y observando a la rubia que seguía caminando hacia la salida.

—Ella no se habría roto la muñeca si entrenara todos los días como nosotras dos lo hacemos. —Exclamó su hermana, suspiró hondo. —La hija de Aurora estará cargada de impotencia, pero nosotras también perdimos a nuestro rey y a nuestras familias. —Dijo y se cruzó de brazos, dolida por los recuerdos que comenzaron a pasar por su mente.

— ¡Audrey! —Gritó el primogénito de Mulán, provocando que la susodicha se detuviera para mirarlo, pero luego se dio vuelta y continuó caminando. — ¡Espérame, cumpliré con mi parte del trato y te pintare las uñas, princesa! —Alzó la voz antes de correr tras ella.

—Parece que Shangcito es muy gobernado... —Se burló Alex, riéndose al ver lo que él hacía.

—Adelante, ve a ser el héroe que esa princesita necesita, imbécil. —Bufó Lonnie, quien también necesitaba a su hermano mayor, pero nadie parecía darse cuenta de lo rota que ella estaba.

— ¡Lo que digan, chicas! —Gritó el joven, quien corrió hasta detenerse delante de Audrey. — ¿Me permite cargarla, su Majestad? —Inquirió, la rubia frunció su ceño pero sin embargo le sonrió.

—Puedo caminar. —Afirmó la princesa de Auroria, tratando de ignorar el dolor en su muñeca. —Aunque ahora quiera gritar del dolor en mi mano, yo no puedo darle a esa perra el gusto de verme rota, por lo que vas a perdonarme por lo que haré ahora. —Pidió antes de proporcionarle un puñetazo al chico, usando su mano casi rota, para luego voltear a ver a las chicas quienes estaban muy shockeadas.

— ¿Es verdad que Audrey no estaba llorando cuando golpeó a Shang? —Cuestionó la pequeña hada, sin dejar de verlos. —No puedo creer que ella le haya pegado a alguien en su vida, ¡esto es un milagro de los dioses! ¡Lo, pellízcame!

—No parecía que iba a llorar pero si lo vuelve a tocar le voy a dar demasiados motivos para hacerlo. —Murmuró la joven guerrera, apretando los puños antes de darle una patada al saco de boxeo y pellizcar el brazo de su novia, quien gimió de dolor. —No creí que estaría viva para presenciar el día en el que Audrey golpeara a alguien, especialmente a mí hermano. —Dijo, aún shockeada.

—Parece que la princesita tiene agallas. —Exclamó Alex, sorprendida.

—Ay, no sean exageradas, fue un golpe nada más. —Replicó la descendiente del mayor Mason, restándole importancia al asunto con un gesto de su mano. —De seguro nuestro Mini Shang está bien, no debe haber sentido mucho dolor.

—Vámonos ya que estoy a punto de llorar del dolor y no te niegues porque vendrás conmigo. —Murmuró la rubia, dirigiendo la mirada hacia el joven que estaba delante de ella, quien aún seguía atónito.

— ¡Usen protección! —Les recordó la hechicera de la familia Russo. —Digo... ¡Asegúrate de que su muñeca sane, Shangcito! —Se corrigió y le guiñó el ojo.

—Que chica más rara. —Susurró el primogénito de Mulán, tocándose el lugar en donde había recibido el golpe, sin embargo miró a las chicas con una enorme sonrisa victoriosa en su rostro. — ¡Hasta luego! —Gritó y le abrió la puerta a la princesa de Auroria para que ella pasara y la joven lo hizo, él la siguió y se dio cuenta de que estaba caminando sin rumbo, ya que no deseaba ir hacia la enfermería.

— ¿No te cansas de estar rodeado de esas estúpidas? —Le recriminó Audrey, mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos y ella pestañeaba varias veces para evitar que salieran, entonces dejó de caminar cuando comenzó a llorar. —No sé por cuánto tiempo más tendré que soportarlas. Yo solo... Quiero irme a casa. —Sollozó.

—No te preocupes, princesa. —Dijo Shang, deteniéndose delante de ella y haciéndole una reverencia, eso logró hacerla sonreír. —Ahora, no me golpees de nuevo por favor, pero ¿quieres que te cargue como la reina que eres y te lleve lejos de aquí?

—Ya no lo haré, solamente quería callar a las chicas. —Explicó la descendiente de Aurora, secándose las lágrimas con la mano que no estaba lastimada. —Sí, por favor, eso me gustaría. —Accedió, intentando mantener la compostura, aunque él era el hermano de una de sus mejores amigas y prácticamente habían crecido juntos; por eso se conocían perfectamente.

 El chico la levantó en sus brazos y comenzó a avanzar lentamente, mientras la observaba con una sonrisa.

—No debes lastimarte por culpa de la incomprensión de las chicas, no puedes dejar que te provoquen, además de que te hiciste daño; princesa. —Murmuró el primogénito de Mulán, lamentándose por haberla incitado a golpear el saco de boxeo. —Las reinas no golpean con los puños, sino con su grandeza. —Afirmó, poniendo atención a los hermosos ojos café de la rubia, mientras caminaba con cuidado para no tropezar.

—No lo hice porque ellas no me comprenden, lo hice... para darme cuenta de que podía sentir algo además de dolor, pero me equivoqué. Aún así, quiero que se sientan culpables por lo que hicieron. Tenía la esperanza de que al lastimarme dejarían que me fuera de aquí, pero ya veo que fallé. —Confesó la chica, quien bufó, frustrada porque había fallado. — ¿Sabes qué quiero hacer con mí grandeza? Hacer que los VKs paguen por todo lo que hicieron. —Dijo con rencor, el muchacho alzó ambas cejas al oír aquello.

—Es cierto que esos chicos merecen pagar por lo que hicieron, sin embargo no creo que alguien tan magnífica como tú deba ensuciar sus manos con ese trabajo. —Shang le dio la razón y luego se dio cuenta de que Audrey podría volver a pegarle. —L-lo siento. No debí entrometerme.

— ¡Claro que tienen que pagar pero hace seis meses que me tienen aquí encerrada y todavía no hicieron una mierda para hacerlos pagar! Ugh no, el trabajo sucio se lo dejo a mis sirvientes, no te preocupes por eso. —Comentó la princesa de Auroria, logrando que el joven sonriera pues era consciente de que en el fondo ella tenía buenas intenciones. —No te disculpes, pero... no estuviste ahí cuando todo pasó, Shang. Yo estaba con tu hermana y con Jane cuando nos enteramos de lo que le había sucedido a B-Ben... No somos las mismas desde que esa tragedia ocurrió. —Hizo una mueca y bajó la mirada.

—Sé que no estuve ahí, sin embargo conozco tu dolor, no tan fuerte como tú pero lo siento; y sé que quieres acabarlos, pero también confío en que hay una gran muchacha dentro de ti. —Masculló el joven guerrero, quien se detuvo cuando encontró un banco fuera de una de las habitaciones y lo miró. — ¿Quieres que limpie el banco para que te sientes princesa? —Sugirió.

—N-ni siquiera sé cómo murieron mis padres exactamente, solo sé que los perdí para siempre. Le hice una promesa a mi madre el día de la coronación de Ben y ahora no puedo cumplirla porque estoy encerrada aquí en lugar de estar en Auradon... —Se lamentó la rubia, volviendo a sollozar, asintió mirando hacia el banco y él la depositó en el suelo para limpiar el banco con su mano, se quitó la chaqueta y la colocó sobre el mismo para que Audrey tomara asiento allí, así que la joven lo hizo y él se arrodilló ante ella como todo un caballero. —... Lonnie tampoco está bien y sé que te das cuenta de eso.

—Sé muy bien que Lonnie esta mal, al igual que Jane, aunque parece que tú estas peor que ellas. —Susurró Shang, quien odiaba verla llorar, pero no se atrevió a limpiar sus lágrimas; por lo tanto bajó la vista hacia el suelo. —Pero puedo asegurarte que tu madre no murió de una manera horrorosa... —Afirmó, pues había hecho cosas de las que se arrepentía.

—Puedes sentarte a mi lado, no es necesario que estés arrodillado ante mí todo el tiempo, no es como si fueras uno de mis súbditos. —Dijo Audrey, sonriéndole con tristeza. —Claro que las tres estamos mal, empiezo a pensar que sí tendríamos que habernos ido a la Isla en lugar de permitir que nos trajeran aquí. ¿Y cómo lo sabes? No estuviste en el juicio de Rosalinda, no hay manera de que sepas cómo murió mi madre... ¿o si? —Dudó, arrugando la nariz, mientras él se ponía de pie y tomaba asiento a su lado; sin dejar de ver el suelo.

—Yo pude ver lo que pasó en el juicio en el castillo de los difuntos Beast. —Admitió Shang, cuya voz comenzó a trabarse por lo difícil que era para él hablar sobre aquel tema que aún le afectaba, por lo tanto la princesa tomó su mano. —Al ser un agente del PPP, tuve acceso a los archivos de las cámaras de seguridad que Cinder y Scarlett pusieron en Auradon, así que pude ver como murieron los héroes. —Explicó y cerró los ojos para ocultar sus lágrimas.

—Eso... suena horrible, cuanto lo siento. —Murmuró la rubia, lo abrazó. — ¿Lonnie sabe lo que viste? —Inquirió preocupada, pues no deseaba presionarlo para que le hablara sobre la muerte de Aurora cuando él había reaccionado así al confesarle este secreto.

—Lonnie no lo sabe, preferí no contarle porque es muy impulsiva y no quería hacerle más daño con una descripción exacta de los hechos. —Respondió Shang, dejándose abrazar por ella, luego levantó la vista hacia el horizonte, nostálgico. —No quiero que nadie sufra lo mismo que yo al ver esas imágenes... —Susurró, negando con la cabeza.

—Es comprensible que no se lo contaras, estas intentando proteger a tu hermana menor, Lo ya ha sufrido bastante. Deberías hablar con ella... No para contarle lo que viste, sino para que también se desahogue, opino que deberías cuidarla ya que ella es lo único que te queda. Hoy a las 6 de la mañana me desperté para ir al baño y la vi entrenando, creo que no ha dejado de hacerlo desde temprano. —Dijo la hija de Aurora cuando recordó aquello. —Si tú vas a hablar con tu hermana ahora, yo iré a la enfermería a que me traten la muñeca. —Sugirió, así que él se levantó del banco y se colocó delante de la chica de Auradon.

—Esa es una magnífica idea. —Afirmó el primogénito de Mulán, extendiendo su mano para que la princesa la tomara con su mano sana. —Tienes razón, debo protegerla, por eso iré a hablar con Lonnie; mientras que tú debes cuidarte la muñeca, porque presiento que te dolerá por la noche... Además de que tienes que intentar comunicarte con tus abuelos, ellos deben estar en tu reino. —Concordó, sonriéndole.

—Todas mis ideas son magníficas. —Presumió la rubia, tomando su mano para incorporarse, luego miró su muñeca lastimada. —Ugh, sí, creo que tienes razón. Me la cuidaré. ¿Ellos están vivos? ¡Ya mismo intentaré comunicarme con ellos! Gracias, Shang. —Dicho esto, le dio un beso en la mejilla y sacó su iPhone de su bolso para dirigirse hacia la enfermería mientras buscaba en el teléfono el número de su abuela, para poder llamarla.

 Shang emprendió el camino de regreso al salón de entrenamiento, pero apenas llegó a la puerta del cuarto, ésta se abrió y por ella salieron las dos agentes del PPP que habían ido a supervisar a las AKs.

—Oh, aquí estás, Shangcito. —Habló Alex, sonriéndole. —Justo estábamos hablando de ti.

—Te estábamos buscando, guerrerito. —Masculló Carter, mirándolo. —Tenemos una conferencia en la sala de reuniones en 10 minutos, ¿puedes comunicárselos a las chicas mientras que nosotras preparamos todo lo que necesitamos?

—Claro que sí, haría cualquier cosa para ustedes dos. —Accedió el hermano de Lonnie, sacando su celular y enviándole un mensaje a la rubia para decirle aquello, volvió a guardarlo en el bolsillo de su pantalón. —Las veré pronto, señoritas. —Dijo con una sonrisa antes de que ambas se marcharan y él entrara al salón de entrenamiento.

  Lonnie había estado practicando tanto que ya había roto tres sacos de boxeo pero no iba a detenerse, pues la impotencia que sentía era mayor que cualquier cosa, y Shang se percató de eso cuando ingresó a la habitación y caminó hacia las gradas para sentarse allí; observando como Jane se daba cuenta de la actitud de su novia, por lo tanto se le acercó lentamente para abrazarla por detrás; la hija de Mulán dejó de golpear el otro sacó pues no quería lastimarla y la observó de reojo.

—Ya deja de dar golpes, Lo... —Murmuró la pequeña hada, aferrándose a su espalda, temiendo que el dolor la convirtiera en alguien completamente distinta. —Te lastimarás los nudillos si sigues así.

—No quiero parar, si me detengo solo pienso en todo lo que sucedió y no puedo soportar el dolor... de saber que mis padres están muertos. —Susurró la susodicha, sintiendo rencor e impotencia, entonces la chica de ojos azules se inclinó un poco para colocar el mentón en el hombro de su pareja.

—Lo sé Lo... Pero ya debes detenerte... No quiero que la frustración acabe con la persona maravillosa que eres... —Exclamó Jane, aferrándose más a ella y mirándola a los ojos. —Deja de observarme así que me asustas... —Pidió.

—Lo siento, es que ya no sé cómo soportar esto... —Habló la joven guerrera en voz baja, suspiró hondo para relajarse pues no deseaba causarle temor a su chica. —Perdón, no fue mi intención asustarte, es que... no puedo dejar de pensar en lo que pudimos haber hecho para evitar todo lo que sucedió. —Exclamó con los ojos llenos de lágrimas, entonces la menor de las AKs la tomó de la cintura y la hizo voltearse para rodearla con sus brazos mientras sus ojos también se llenaban de lágrimas.

—Tranquila Lo... Sé que no pudimos hacer nada... P-pero ya v-veras... Haremos justicia... —Intentó consolarla la descendiente del hada madrina, su novia le correspondió el abrazo con fuerza mientras que comenzaba a llorar. —N-no quiero perderte a c-causa de que es-este sufrimiento te cambie, cariño... Tenemos q-que ser fuertes. —Murmuró.

 Shang bajó la vista hacia el suelo al darse cuenta del sufrimiento por el que su hermana estaba pasando, así que se levantó, sin saber si sería correcto acercarse hacia las AKs.

—Hace seis meses que estamos entrenando para hacer algo pero todavía no hicimos absolutamente nada. —Se lamentó la hija de Mulán, entre sollozos. —N-no me vas a perder, no mientras estemos siempre juntas. Mi hermano y tú son lo único que me queda. Me cansé de ser fuerte siempre, no puedo más.

—Tú también eres lo único que me queda, Lo, además de mi padre y mis hermanas... Por favor no te alejes de mí... —Suplicó Jane. —Nada malo te puede pasar... —Dijo, entonces un escalofrío le recorrió el cuerpo.

—No voy a alejarme de ti...—Afirmó la joven guerrera, negando con la cabeza mientras lloraba. —...no me pasará nada si nunca planean dejarnos salir de aquí.

  En ese momento, el primogénito de Mulán se acercó a ellas lentamente y se detuvo al lado de ambas, sin interrumpirlas; hasta que su hermana lo vio y se apartó de su novia, bajando la mirada.

—P-perdón por ser una carga para ti... —Susurró Lonnie, avergonzada.

—No lo eres, Lo. No puedes ser llamada carga y no vuelvas a decir eso, eres muy especial para mí y honestamente que te nombres de esa manera frente a mí no me hace nada feliz. —Intervino su hermano, tomando una de sus manos. —Y por favor no te sobreesfuerces más, puedes hacerte daño. —Pidió, preocupado.

— ¡Sí lo soy! —Insistió la muchacha, dolida, odiaba saber que era ella quien dañaba a su propio pariente al criticarse a sí misma pero no podía evitarlo. —Dañarme es lo mínimo que merezco por no haber podido salvar a nuestros padres. No hice nada por ayudarlos cuando tenía el presentimiento de que algo horrible iba a pasar ¡y huí como la cobarde que soy! Mamá no estaría orgullosa de mí, me odiaría por abandonarla cuando más me necesitaba. —Sollozó, destrozada, el semblante de Shang se transformó en uno serio al oír aquello.

—Nuestra madre nunca sentiría algo así y lo sabes muy bien, Lonnie. —Aclaró él, frunciendo su ceño. —Ella siempre estará muy orgullosa de ti y nunca te podría odiar, tú no podías hacer nada en ese momento, no sabías absolutamente nada, no te culpes más por algo que no fue tu culpa.

—La necesito tanto, y nada de lo que haga de ahora en adelante va a regresarla a nuestras vidas, ¡nada! —Sollozó la joven guerrera, abrazando a su hermano mientras negaba con la cabeza. — ¿Por qué se metieron con ellos? No eran su objetivo principal... y sin embargo nos los arrebataron. —Se lamentó, sin comprender por qué los VKs se los habían quitado.

—Vamos a hacer justicia Lonnie, honraremos a nuestros padres como ellos realmente lo merecen. Debemos ser fuertes, es real que nada de lo que hagamos hará que los recuperemos, sin embargo no estás sola. —Murmuró Shang, besando su mejilla mientras la rodeaba con sus brazos, entonces miró a la joven hada que ahora observaba hacia el suelo. —Yo estoy contigo, además tienes a Jane, nosotros te amamos y estamos contigo.

—Él tiene razón... —Susurró la susodicha, levantando la mirada y observando al chico a los ojos. —No te dejaremos sola Lo, tu hermano y yo te cuidaremos. —Aseguró entonces.

—En ese caso, honestamente espero que hagamos justicia antes de que se muera alguien más... —Dijo la hija de Mulán, algo asustada, observando a su novia cuando su pariente la nombró. —Ustedes son lo único que me queda, no puedo evitar sentir que si hago algo mal entonces los perderé a ambos. —Exclamó algo nerviosa, la menor de las AKs los abrazó a los dos.

—No te vamos a dejar Lo, no nos vas a perder... —Murmuró la chica de ojos azules, quien no tardó en comenzar a llorar, Shang depositó un beso en la frente de su hermana y luego en la de su cuñada.

—Ustedes van a estar juntas, y pase lo que pase yo estaré aquí y las cuidare, no voy a dejar que un amor tan lindo se pierda. —Aseguró el chico, abrazándolas.

—No llores, mi hadita, vamos a estar bien... —Suplicó Lonnie, quien luego miró a su hermano mayor. —Eres el mejor hermano del mundo.

—Tú eres la mejor novia del mundo... —La halagó Jane, sonriéndole y limpiando sus lágrimas con sus dedos. —Estamos para ti...

—Jane tiene razón. —Concordó Shang, palmeando la espalda de la pequeña hada, sonriendo. —Estamos aquí para ti y por ti, eres nuestra felicidad Lo, estamos muy orgullosos de tenerte. —Habló con sinceridad.

—Los amo tanto a los dos, de verdad, no sé qué haría sin ustedes. —Exclamó la joven guerrera, sonriendo. —Gracias por quedarse conmigo en mis peores momentos. —Dijo, feliz de tenerlos en su vida.

—Bueno chicas, yo venía para contarles algo. —Cambió de tema el primogénito de Mulán, separándose de ambas y captando su atención. —Carter nos citó a una reunión y debemos ir a verla, y no traten mal a Audrey, está pasando por un momento horrible.

—Creo que Shang tiene razón, será mejor que nos vayamos, pero ya no le digamos estupideces a Audrey, siento que fuimos muy duras con ella. —Habló la pequeña hada, quien depositó un beso en la mejilla de su chica, quien se limpió las lágrimas.

—Muy bien, pero más le vale a ella que no me diga ninguna estupidez porque ya saben que yo no me quedo callada ante nada. —Les advirtió Lonnie. —Vamos ya, no hay que hacer esperar a Carter.

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