Capítulo 11: ❝El principio del fin❞ [Parte 2]
—Pueden tomar asiento. —Interrumpió Adam, acompañando la orden con el sonido de su martillo, así que todos lo obedecieron. —La Corte Auradiana entra en sesión. —Dijo, así que la castaña se levantó.
—Después de la Luna de Miel regresé a Auradon. —Empezó a defenderse Rosie, mientras que sus suegros la miraban con desprecio. —Después de la Luna de Miel regresé a Auradon.
—Terminé mis estudios y ejercí como su Consejera Real. —Prosiguió la descendiente del mayor Mason, incorporándose de su silla.
—Ejercí como Reina, Carter trabajaba a mi lado. —Exclamó la chica de Costa Luna.
—A pesar de que empezamos a trabajar al mismo tiempo, Rosalinda Marie empezó a avanzar, ¿cómo fue que a la cima pudo ella llegar? —Cuestionó la prima de Alex Russo, esbozando una sonrisa mientras caminaba hacia el jurado. — ¡La chica es imparable!
—Caballeros del jurado, soy curiosa, sean pacientes, ¿de esta historia creen que seamos conscientes? —Intervino Scarlett, levantándose de su asiento y acercándose al sector en donde estaban todos los héroes.
—Este el primer juicio por asesinato en nuestra nación nueva. —Habló Rosie, acomodando su cabello.
—La libertad que trae la deliberación. —Añadió Cinder, levantándose de su asiento y caminando hacia donde se encontraban sus amigas.
— ¡Imparable! —Afirmaron las tres, señalando hacia la reina de Costa Luna para luego dirigirse hacia la mesa en la que estaba ella.
—Me dispongo a probar, sin lugar a dudas, la inocencia de mi amiga con Cinder de abogada asistente. —Masculló la morocha, segura de sí misma.
—De co abogada, Car, tú quédate sentada. —La corrigió la rubia, tomándola de los hombros y obligándola a sentarse. —"Nuestra cliente, Rosalinda Marie Montoya Fiore, es inocente. Llamen al primer testigo", es todo lo que debías decir.
—Oh, no hay nadie más que ella. —Replicó Scarlett, haciendo una mueca.
— ¿Nada más para agregar? —Intervino Cinder, señalando con la cabeza hacia la mesa, en donde estaba toda la evidencia que necesitaban. El descendiente de Jafar se dio cuenta de lo que sucedía.
—Okey... —Murmuró Rosie, nerviosa. — ¡Una cosa más!
— ¿Por qué asumes que eres la persona más inteligente en la habitación? —La interrumpió Jay, cruzándose de brazos.
— ¿Por qué asumes que eres la persona más inteligente en la habitación? —Le recriminó Carter, alzando una ceja.
— ¿Por qué asumes que eres la persona más inteligente en la habitación? —Le dijo Mal, divertida.
—Tal vez pronto esa actitud sea tu perdición. —Habló la princesa malvada, mirando a la chica que amaba.
—Presento evidencia, el diario de la reina, en donde escribió todo lo que pasó en su Luna de Miel. —Dijo Cinder, tomando el libro y caminando hacia Bella para entregárselo, quien lo abrió y comenzó a leer para sí misma todas las atrocidades que su descendiente había hecho.
— ¿Por qué escribes como si el tiempo se te fuera a acabar? —Le recriminó la mujer de vestido amarillo a Rosie, sin creer nada de lo que había leído. Cinder volvió a tomar el diario y se lo guardó en su bolso. —Escribes día y noche como si el tiempo se te fuera a acabar, todos los días peleas como si el tiempo se te fuera a acabar.
—Mientras tanto, sigue luchando. —Le dijo Carter a su mejor amiga, sin perder las esperanzas.
— ¡Imparable! —Repitieron las agentes del PPP, señalando a la castaña.
—La corrupción es una vieja canción la cual todos podemos cantar en armonía, y en ningún lugar es más fuerte que en Auradon. —Comentó la reina de Costa Luna. —La misoginia de esta nación está cada vez más clara. Y, para ser honesta, siento que para solucionar esto el pueblo me necesita.
— ¡Imparable! —Admitieron sus amigas, mirándola con orgullo.
—He practicado la ley. Prácticamente la he perfeccionado. He visto injusticias en el reino y las he solucionado. —Continuó hablando Rosie. —Lo que voy a pedir puede que suene indebido.
—Va y propone su propia forma de gobernar. —Explicó la pelirroja hacia el jurado.
— ¿¡Qué!? —Gritaron los héroes y los VKs.
—Su propio plan para una nueva forma de gobierno. —Prosiguió Cinder.
— ¿¡Qué!? —Se quejaron todos nuevamente.
—Ben no quería cambios, ahora que él no está...—Comentó la castaña, se quedó callada unos segundos antes de proseguir—: Yo quiero libertad, para toda mi gente. No voy a ser indiferente. Mi poder voy a usar, les voy a demostrar que incluso los villanos pueden ser perdonados.
—Es una joven brillante. —Reconoció Aurora, Mulán, Rapunzel y Mérida asintieron, dándole la razón.
— ¡Oye! —Gruñó Adam, dando un golpe con su martillo. — ¿¡Quién mierda se cree que es!?
— ¿Por qué siempre dices lo que crees? —Le recriminó Carter, haciendo una mueca.
— ¿Por qué siempre dices lo que crees? —Repitió la chica de cabello morado, comenzando a hartarse.
—Esa proclamación solo les da más razones válidas a tus enemigos para llevarte a tu perdición. —Afirmó el descendiente de Jafar.
— ¿Por qué amenazas como si fuera a pasar de moda? —Lo cuestionó Scarlett, volteándose para encararlo.
—Investigas día y noche como si fuera a pasar de moda. —Intervino el pecoso, mirándola seriamente.
—Todos los días peleas como si fuera a pasar de moda. —Le dijo Cinder a Rosie, comenzando a hartarse de la hipocresía de los VKs, le señaló la computadora portátil.
— ¡Haz lo que debas hacer ya! —Exigieron las chicas del PPP a la castaña, quien quería respuestas, pero temía encontrarlas.
— ¿Evie? —Murmuró Carlos, nervioso, hacia su mejor amiga. — ¿Podemos hablar?
— ¿Es un asunto urgente? —Cuestionó la princesa malvada, en voz baja.
—Sí, y es importante para mí. —Afirmó el chico de cabello blanco y negro.
— ¿Qué necesitas? —Inquirió la hija de Regina, curiosa.
—Asegurarme de que realmente quieres llevar a cabo este plan. —Respondió Carlos.
— ¿Por qué no lo haría? —Preguntó la villana, frunciendo el ceño. —Yo lo inventé.
—Porque perderás a quien más te importa. —Contestó el pecoso.
—Eso no pasará. —Replicó la chica de cabello azul.
—Sabes que sí. —Masculló su mejor amigo.
—No, sé exactamente lo que estoy haciendo. —Aseguró Evie.
—Eso no es verdad. —La contradijo De Vil, negando con la cabeza.
— ¡Escúchame! —Suplicó la descendiente de Regina, tomándolo del brazo.
— ¡Que no! —Insistió el novio de Jay.
—Necesitamos hacer esto, por nuestra gente. —Trató de hacerlo entrar en razón la chica de cabello azul.
— ¡Este plan es un desastre! —Masculló Carlos en voz baja. —Tal vez funcione al principio, pero tengo el presentimiento de que luego todo comenzará a salir mal.
—Entonces cuando eso pase, necesitará correcciones, pero este es el lugar perfecto para comenzar. —Comentó su mejor amiga.
—No, de ninguna manera. —Se opuso el chico de cabello blanco y negro.
—Estas cometiendo un error, no perderemos nada. —Masculló Evie.
— ¡Hey! —Les llamó la atención Mal, susurrando.
— ¿Qué estas esperando? ¿Qué te detiene? —Lo interrogó Jay, mirándolos atentamente.
— ¿Qué? —Murmuró De Vil.
—Iniciaremos una guerra... —Le recordó la descendiente de Regina.
— ¿Para qué lo haremos? —Cuestionó la ojiverde, vio que el menor de los VKs abrió la boca para contestar pero ella fue más rápida—: ¡Para ganarla!
— ¿Apoyas la idea? —Dudó el ladrón del grupo.
—Por supuesto. —Afirmó el hijo de Cruella.
— ¡Entonces defiéndela! —Chilló la princesa malvada.
— ¿Y si estamos defendiendo la causa equivocada? —Se atrevió a cuestionar el chico de cabello blanco y negro.
—De Vil, hemos planeado, peleado y matado por la idea de una nación que ahora podemos construir. —Murmuró Evie.
—Por una vez en tu vida, defiende una idea con orgullo. —Susurró Mal.
—No puedo entender como nunca te involucras. —Murmuró Jay.
—Yo mantendré en secreto todos nuestros planes. —Accedió Carlos.
—Ya oí suficiente, es hora de dictar el veredicto. —Intervino Adam, ya cansado.
—Espera, espera, espera. —Suplicaron Carter, Scarlett y Cinder. La rubia se apresuró a guardar su computadora portátil en su bolso antes de que Rosie pudiera ver las grabaciones de las cámaras, pues tenía el presentimiento de que algo malo pasaría.
—Yo esperaré a ver en qué dirección sopla el viento. —Afirmó la chica de Costa Luna, sabiendo que casi todos estaban en su contra.
—Yo me tomaré mi tiempo, viendo lo que pasa después del nacimiento de la nación, viendo las tensiones crecer. —Habló la chica de cabello azul.
— ¿Cómo mientes como si el tiempo se te fuera a acabar? —Le gruñó la prima de Alex Russo a la hija de Regina.
—Esta Corte encuentra a Rosalinda Marie Montoya Fiore como culpable de asesinato, así que ella queda sentenciada a muerte por traición a la Corona Auradiana. —Ordenó Bestia, haciendo sonar su martillo. — ¡Guardias! ¡Sáquenla de aquí!
—Condenas día y noche como si el tiempo se te fuera a acabar. —Dijo el descendiente de Jafar, mirando al padre de Ben con desprecio.
—Todos los días peleas como si el tiempo se te fuera a acabar. —Afirmó Scarlett.
—Como si el tiempo se te fuera a acabar...—Insistió De Vil.
— ¿Se te está acabando el tiempo? —Dudó Evie, fingiendo inocencia.
— ¿Cómo peleas como si el mañana no fuera a llegar? —Gruñó Cinder, furiosa.
— ¿Cómo discutes como si lo necesitaras para sobrevivir? —Dudó Mal.
— ¿Cómo te resignas cada segundo que estás viva? —Le recriminó Carter, acercándose a la chica de cabello morado.
— ¡Cada segundo que estas viva! —Repitió la pelirroja, señalándola con un dedo.
— ¡Cada segundo que estas viva! —Insistió la rubia.
—Andando. —Demandó un guardia, tomando a la chica de Costa Luna del brazo, mientras que otro guardia se acercaba hacia ella.
—Rosie. —Exclamó la chica de Luisiana, preocupada, mientras que Cinder la tomaba del brazo para que no interviniera porque sabía que eso no era conveniente.
—Debo partir. —Se lamentó la castaña.
— ¡Rosie! —La llamó Scarlett.
—Mira a tu alrededor, mira a tu alrededor, mira lo desafortunadas que somos de estar vivas ahora. —Murmuró la chica de Costa Luna.
— ¡Impotente! —Protestó Carter, indignada.
—La persona que lo mató debe confesar, o nosotras lo vamos a revelar. —Habló Cinder, mirando directamente a los VKs.
— ¡Mira a tu alrededor! —Le recriminó Carlos a Evie. — ¿¡Esto no es suficiente!?
— ¡Mira a tu alrededor! —Masculló la morocha, dirigiéndose hacia la hija de Maléfica, sin poder creer que la ojiverde no había hecho nada para evitar que esta injusticia sucediera. — ¿¡Esto no es suficiente!?
—Ella nunca estará satisfecha. —Exclamó Mal, refiriéndose a su mejor amiga.
— ¿Qué sería suficiente para que estemos satisfechos? —Dudó Jay.
—La Reina tiene sus ojos puestos en ti. —Afirmó Scarlett, dirigiéndose hacia la chica de cabello azul.
— ¿Por qué asumes que eres la persona más inteligente en la habitación? —Le preguntó Jay, alzando ambas cejas.
— ¿Por qué asumes que eres la persona más inteligente en la habitación? —Dijo Carter, mirándolo con odio.
— ¿Por qué asumes que eres la persona más inteligente en la habitación? —Dudó Mal, divertida.
—Tal vez pronto esa actitud sea tu perdición. —Dijo la descendiente de Regina, observando a las chicas del PPP.
— ¡Imparable! —Gritaron Cinder, Scarlett y Carter.
—Ella nunca estará satisfecha. —Repitió la chica de cabello morado.
— ¿Qué sería suficiente para que estemos satisfechos? —Insistió el hijo de Jafar.
—La Reina tiene sus ojos puestos en ti. —Dijo Cinder, mirando a Evie.
— ¿Por qué asesinas como si el tiempo se te fuera a acabar? —Le dijo Carlos a Rosie, llamándola asesina de manera indirecta.
— ¿Por qué peleas como si la Reina tuviera sus ojos puestos en ti? —Cuestionó Carter.
—Yo no voy a desperdiciar mi oportunidad. —Afirmó la princesa malvada.
—Tan solo espera. —Le advirtieron Carter, Scarlett y Cinder.
—Soy Evie Grimhilde Mills. —Habló la descendiente de Regina, orgullosa.
—Evie Grimhilde Mills. —Repitieron sus tres mejores amigos.
—Solo espera. —Suplicaron las chicas del PPP.
— ¡Yo no voy a desperdiciar mi oportunidad! —Finalizó Evie.
— ¡No puedes asesinarme, infeliz! ¡Yo no lo maté! —Gritó Rosie cuando los guardias la toman de los brazos para llevarla a la celda.
—Adam, creo que actúas precipitadamente. —Intervino Aurora, tratando de hacerlo entrar en razón.
— ¡No quiero escucharte, nadie te dio permiso para hablar! ¡Decreto que Rosalinda Marie sea encarcelada ahora mismo y condenada a muerte apenas termine este juicio que se está haciendo eterno! —Demandó Adam, golpeando la mesa varias veces con su martillo. — ¡Punto final!
— ¡Chicas! —Exclamó la castaña, mirando a sus amigas, luego observó a la chica de la que estaba enamorada. — ¡Evie, haz algo! —Suplicó, la villana solo la miraba desde su asiento mientras que las lágrimas se acumulaban en sus ojos.
—Si intentan algo, ella se muere ahora mismo y ustedes son las siguientes. —Les advirtió uno de los guardias antes de llevarse a Rosie del salón, por la fuerza.
— ¡Rosie! —Alzó la voz Carter, desesperada, pero Cinder la tomó de la cintura para evitar que hiciera algo terrible. — ¡No pueden hacer esto!
— ¡Siéntese ahora mismo! —Exigió Bestia, mirándola con rabia, por lo tanto Scarlett la tomó de los hombros para llevarla a su asiento. — ¡Aún no hemos terminado! —Dijo, furioso.
—Tranquila Car, encontraremos una solución, siempre lo hacemos. No desesperes, bonita, no pierdas el control. —Murmuró la pelirroja en el oído de la prima de Alex Russo.
— ¡También quiero declarar la merecida pena de muerte para Carter Mason por agresión hacia la realeza! —Habló Adam, apuntándola con el dedo.
—Adam, te estás precipitando, no estás haciendo lo correcto. —Intervino Jasmine, seria.
— ¡Primero encarcelas a una mujer que es capaz de ofrecerse a liberar un pueblo y luego acusas a alguien que no tiene nada que ver con este caso sin considerarlo con el Consejo Real Auradiano! ¿¡Qué clase de rey eres!? —Protestó Mulán, indignada.
— ¡Cállense! ¡Mi palabra será cumplida porque yo soy el rey! —Gruñó Bestia.
— ¡Con Carter nadie se mete! —Alzó la voz Scarlett, ya harta, golpeó la mesa y se levantó de su asiento. — ¡Te mato antes de que la vuelvas a tocar, basura! —Lo amenazó.
— ¡Prisión para ella también por ofensa hacia la realeza! —Demandó Adam, más furioso que antes. — ¡Guardias, llévenselas ahora!
—No acepto condenas de una bestia, no puedes hacerme nada. —Replicó la pelirroja.
— ¡Es una injusticia! —Protestó Rapunzel.
— ¡Gracias, rubia, tú sí mereces ser reina! —Comentó Scarlett.
— ¡Estoy convencida de que Maléfica es mejor persona que tú, Adam Beast! —Se quejó la Bella Durmiente, así que la chica de cabello morado se levantó de su silla, decidida a intervenir.
— ¡Puedes estar completamente segura de que mí madre no se compara con este adefesio humano, querida! —Habló la villana, sonriendo con malicia, mientras que sus ojos comenzaban a brillar. —Evie, terminemos con esta farsa. —Pidió, así que su mejor amiga se incorporó de su asiento y acomodó su cabello.
—Mal, ¿qué demonios...? —Murmuró Carter, observando a sus amigas y tomando a la pelirroja de la mano.
—Claro que sí, M. —Accedió la princesa malvada, sonriendo perversamente. —Aquí habrá una sola reina y esa seré yo. —Dicho esto, chasqueó los dedos y el cetro de Jafar apareció en la mano de Jay, quien apuntó hacia Aladdin.
—El primero en caer serás tú en honor a mi padre. —Masculló el joven ladrón, comenzando a hipnotizar a todos, excepto –lógicamente– a sus amigos. — ¡La mentira termina aquí de una vez por todas! —Exclamó, así que la Princesa del Inframundo caminó hacia Bestia junto a su compañera de habitación.
— ¿Qué ra-rayos es esto...? —Murmuró Adam, cediendo ante la hipnosis.
— ¡Es la venganza por todo lo que hicieron! ¡Nosotros somos descendientes de Maléfica, Jafar, Regina y Cruella, somos los que los engañamos porque no somos Damas & Caballeros de Compañía de Costa Luna, venimos de la Isla de los Perdidos y ahora somos los verdaderos líderes! —Explicó Jay, caminando junto a Carlos hacia los héroes, dándole la espalda a las agentes del PPP.
—Esperé tanto para esto...—Susurró el pecoso, comenzando a molestar al rey Arturo, sabiendo que no podía defenderse porque estaba hipnotizado.
—Te haré pagar por lo que le hiciste a mi chica, imbécil mal nacido, te haré sentir el verdadero infierno. —Advirtió Mal mientras sus ojos brillaban.
— ¿Te arranco el corazón o dejo que mi amiga lo haga? —Cuestionó la princesa malvada, llevándose la mano al mentón y simulando pensar, estaba divirtiéndose con esta situación.
— ¡Yo me encargo de él! ¡Pero no toques a Aurora! ¡La quiero para mí! —Exigió la hija de Maléfica, con su semblante serio.
—Ya entendí M, la Bella Durmiente es toda tuya. —Accedió su mejor amiga, echando su cabello hacia atrás. — ¿Cuántos corazones arrancaré hoy? —Dudó, avanzando hacia Blancanieves y David.
Cinder observó las expresiones aterradas de cada héroe, luego miró a sus amigas, que estaban igual que ellos... pero había algo más profundo en los ojos de Carter: el dolor de tener el corazón roto y ser traicionada por quien más amas.
— ¡Dime Aladdin! ¿Qué se siente estar sin tu genio? —Se burló el descendiente de Jafar, hablándole al ex príncipe Ali. — ¡Nada puede derrotarnos!
—Tu padre estaría tan orgulloso. —Mencionó Evie, mirándolo con una sonrisa llena de orgullo.
—Él no tendrá un genio ahora porque es una rata callejera, pero tú puedes ser mi genio y yo seré tu amo, cariño. —Le sugirió el pecoso a su novio, coqueto.
—Lo serás, precioso. —Accedió Jay.
—Bueno bueno bueno... ¡Te enseñaré a no meterte con lo que es mío! —Le gruñó Mal a Bestia, tomándolo del cuello y arrojándolo contra la pared con magia, invocó llamas verdes en sus manos. — ¡Quiero escucharte gritar! —Masculló.
Que buen momento para ser mitad Cyborg y ser inmune a la magia, pensó Cinder antes de tomar del brazo a sus amigas, buscando la salida más cercana mientras esperaba a que los VKs estuvieran más distraídos.
—Nunca fuiste la más bonita del reino. —Le dijo la chica de cabello azul a Blancanieves antes de sacarle el corazón del pecho, sonriendo con malicia. —Esto es por mí madre, le arrebataste su final feliz, hiciste miserable su vida pero me voy a vengar de una vez por todas y vas a sufrir mucho. —Gruñó antes de comenzar a presionar su corazón, logrando que su archienemiga gritara de dolor y empezara a suplicarle que no hiciera esto.
—Eres insoportable, pero ahora este es mí reino, así que inclínate ante tu reina, maldita idiota ingenua. —Demandó Evie, quitándole la corona que llevaba su archienemiga y colocándola en su cabeza, luego presionó más su corazón para forzarla a arrodillarse frente a ella. —Y ahora muere, perra. —Añadió antes de aplastar su corazón hasta convertirlo en polvo, matándola instantáneamente.
—Y en cuanto a ti...—Prosiguió la villana, mirando a David con desprecio antes de arrancarle el corazón y comenzar a presionarlo con más fuerza. —... le juraste que siempre la hallarías, pues la encontrarás en el infierno esta vez. —Dijo antes de aplastarlo, causando su segundo asesinato en un día, luego le prestó atención a su mejor amiga.
— ¿¡Qué se siente ser aplastado como un gusano durante tantos años!? —Le gritó Jay al archienemigo de su padre, miró a su novio de reojo y agitó el cetro para quitarle la hipnosis a Adam, sabiendo que no podría escapar de su mejor amiga y además quería que sufriera todavía más. —Amor, ya que aquí no están esos dálmatas callejeros, ¿quieres arrancarle tú el corazón a Jasmine y yo haré lo mismo con Aladdin?
—Será un placer, cariño. —Accedió el menor de los VKs, acercándose a la sultana de Agrabah. —Eres tan linda pero tan idiota por casarte con una rata callejera, vas a pagar por tus errores. —La halagó antes de arrancarle el corazón del pecho, haciéndola caer de rodillas.
— ¿Sabes algo? —Intervino el hijo del ex visir, mirando a Aladdin con odio antes de agitar el cetro para quitarle le hipnosis rápidamente. —Ni tres deseos te salvarán esta vez, rata callejera. —Dicho esto, le quitó el corazón y lo arrojó al suelo antes de aplastarlo con el pie, acabando con el Sultán de Agrabah inmediatamente y prestándole atención a la escena que Mal estaba llevando a cabo.
—Eso es, querida, inclínate ante los nuevos líderes. —Se burló De Vil, riéndose, comenzando a apretar su corazón lentamente mientras veía como Jasmine lloraba por la muerte de su esposo; el villano se acercó a su oído. —Ay, no te pongas tan mal, te reunirás con él en el infierno. —Afirmó antes de aplastar su corazón sin piedad y observar también a la Princesa del Inframundo.
—Ahora conocerás la razón por la que a mi madre le decían cruel, ¡arde en el infierno junto a tu hijo de mierda y toda tu familia! —Comentó la chica de cabello morado, tocando su pecho y logrando que las llamas comiencen a quemarle todo el cuerpo, ella sonrió con malicia. — ¡Nadie toca a mi Carter sin morir en mis manos, bestia sin escrúpulos! —Alzó la voz, mientras que la morocha lloraba al contemplar la escena.
— ¡Suéltame! —Ordenó Adam, entre gritos de dolor. — ¡Bella, ayúdame! —Le gritó a su esposa, quien no podía salvarlo pues aún seguía estando hipnotizada.
Cinder vio la oportunidad de escapar y comenzó a correr junto a sus amigas hacia la salida más cercana, llevándolas lo más lejos posible para que dejaran de ceder ante la hipnosis y pudieran escapar tal y como lo habían planeado... excepto que deberían hacerlo sin Rosie, pues era muy peligroso regresar a buscarla.
— ¡Nadie puede detenernos! —Exclamó Jay, soltando una carcajada malvada. — ¡Mal! ¡Destruye a ese maldito! ¡Incinéralo! —Pidió, la villana cerró los ojos y al abrirlos sus ojos volvieron a brillar más intensamente.
—Nadie ni nada puede detenerme, yo soy Mal Igna, la hija Maléfica y Hades... —Dijo ella mientras veía como las llamas le cubrían todo el cuerpo. —...oh, pero antes, debo encargarme de alguien más. —Dijo y levantó la mano para que las llamas se detuvieran y luego lo inmovilizó con su magia, comenzó a caminar hacia la madre de Ben lentamente.
—Esta vez tu vida no depende de una rosa, ni del amor verdadero, bestia asquerosa; depende de mí. —Mencionó la Princesa del Inframundo, arrancándole el corazón a Bella y chasqueando sus dedos para que las llamas verdes comenzaran a cubrirla, por lo tanto volteó a ver a su esposo. — ¿Ves? ¿¡De qué te sirve ser una bestia ahora!? ¡De nada! ¡Ni tú ni nadie me detendrá! —Dijo, haciendo que las llamas la quemaran más rápido.
—Y ahora para terminar esta asquerosa función... —Continuó hablando Mal, caminando hacia Bestia y comenzando a apretar el corazón de su esposa, que estaba en llamas pero el fuego no la quemaba ya que ella misma lo había creado así que era imposible que se hiciera daño a sí misma. — ¡Esto es por mi madre! —Gritó, ejerciendo tanta fuerza sobre el corazón que logró hacerlo explotar en su mano, pero ni siquiera se inmutó.
— ¡Esto es por mi padre! —Alzó la voz la chica de cabello morado, dándole una bofetada a Adam, logrando que los restos del corazón de Bella quedaran en su rostro pero tampoco le importó. — ¡Y esto es por mis amigos! —Finalizó antes de arrancarle el corazón a Bestia y chasquear los dedos para que las llamas continuaran quemándolo.
—Tú pudiste ser una bestia, pero una bestia jamás derribará a un dragón. —Exclamó la ojiverde, viendo como el cuerpo de Adam se prendía fuego, así que aplastó su corazón hasta volverlo polvo. Los VKs le aplaudieron, pero Mal comenzó a temblar ante lo que acababa de hacer pero respiró hondo para tranquilizarse.
—Cariño, encarguémonos juntos de las idiotas que nos rescataron. —Propuso Carlos, dándose vuelta y percatándose de que ellas no estaban. — ¿¡A dónde fueron estás perras!? —Gritó, alertando a su pandilla.
— ¡Mierda ¡Vamos! ¡Tenemos que atraparlas, Carlos! —Masculló su novio, comenzando a correr para ir a buscarlas, pero antes se giró para ver a la princesa malvada. — ¡Evie! ¿¡Qué vas a hacer!?
— ¡No les hagan daño cuando las encuentren! —Exclamó la chica de cabello azul, seria. —Yo...
—Evie... Sal de aquí ahora... Hazlo... —La interrumpió su mejor amiga, mientras sus pupilas se dilataban totalmente.
— ¡No podrán escapar de nosotros! —Afirmó el pecoso. — ¡Las encontraremos, chicas! ¡Vamos, amor! —Dicho esto, se marchó corriendo junto a su novio.
—Yo iré a ver a Rosie... —Finalizó la descendiente de Regina luego de haber sido interrumpida, miró a la chica de cabello morado. — ¿Tú quieres terminar con esto?
—Yo lo haré. —Afirmó Mal, acercándose a ella y quitándole la corona de Blancanieves de su cabeza. —Esa no me gusta, E. —Exclamó antes de quemarla y sonreír.
—Claro que no, es una corona mediocre para una reina como yo, solo quería quitársela para que sufriera más; pero merezco una mejor y pronto la tendré. —Concordó la princesa malvada, acariciando su mejilla con la mano que tenía llena de sangre, le sonrió con malicia. —Incinéralo todo M, no dejes nada, no te contengas. —Murmuró en su oído antes de abrazarla con fuerza y separarse, dio la vuelta para marcharse de la habitación para dirigirse hacia los calabozos.
—Facilidad, velocidad, no patearé pero la puerta cerrada permanecerá. —Habló la chica de cabello morado, recitando aquel encantamiento para lograr hechizar la puerta con magia, sonrió. —Años y años encerrada en esa Isla, veamos quienes están vivos por aquí. —Murmuró, comenzando a caminar por la habitación, dándose cuenta de que Mulán y Shang estaban saliendo del trance debido a que Jay se había alejado mucho y la hipnosis no funcionaba a tanta distancia; se acercó a ambos que aún estaban intentando reaccionar.
—Tú fuiste una mujer muy valiente, no mereces morir tan cruelmente. —Exclamó la villana, quitándole el corazón a la mujer que había salvado China y apretándolo hasta convertirlo en polvo, asesinándola inmediatamente; observó a su esposo. —Y tú... Tú no me importas. —Se encogió de hombros antes de chasquear los dedos para lograr que Shang se cubra en llamas.
—Agh, que dolor da morir ¿no? Sí. Pero más dolor da ser juzgado por algo que no hiciste. Y esta es la razón doble por la que se llevó a cabo este juicio. —Prosiguió la hija de Maléfica, sonriendo perversamente. —Saluden a la Emperatriz del Mal, bastardos. —Dijo antes de comenzar a prender fuego a cada uno de los héroes, generando cada vez más humo, hasta que visualizó a Aurora que intentaba levantarse y se dirigió hacia ella.
—Así que despertaste...—Murmuró la villana, soltó una risa cuando la vio tratar de incorporarse nuevamente y fallar en el intento. —... y no eres tan astuta como creía.
—Pensé que me ahorrarías el honor de matarte, rubia. —Habló Mal, sonriendo con malicia y arrodillándose al lado de la reina de Auroria. —Aunque admito que no da ningún placer asesinarte ahora. —Confesó, tomándola del mentón para que la mirara.
— ¿Ma-Maléfica? —Susurró la Bella Durmiente, tan afectada por la hipnosis que solo podía distinguir los ojos verdes de la persona que se encontraba delante de ella. La chica de cabello morado se sorprendió y no pudo evitar reírse. — ¿Eres tú? —Balbuceó, confundida.
—Sí. —Mintió la adolescente, frunciendo su ceño.
—Así que eres tú... —Dijo la rubia, sorprendida. —No esperé nunca más escucharte. Me alegra poder morir en tus manos. —Añadió antes de toser debido al humo, la ojiverde comenzó a sentirse incómoda, pero no dijo nada.
—Lo siento por todo, Maléfica... —Prosiguió la madre de Audrey, volviendo a toser, cerró los ojos. —Sé muy bien que eres así por causa de mi familia como también sé que en fondo de tu alma hay un poco de amor... Pero aún así no te odio, al contrario, sabes lo que siento. —Añadió, logrando que la chica de cabello morado se sintiera mal por lo que estaba haciendo, sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Gracias por escucharme, lo lamento de verdad. ¿Me harías un último favor? No me dejes morir sola. —Pidió antes de que Mal le permitiera acurrucarse en su regazo y le acariciara el cabello. —Una última cosa, mi hija está enamorada de la tuya, que coincidencia ¿no? —Dijo divertida y volvió a toser.
La descendiente de Maléfica seguía observándola.
—Espero que termines con mi sufrimiento como quisiste hacerlo durante el día de mi bautismo... Porque tú siempre cumples lo que juras... —Suplicó la reina de Auroria.
—Descansa Aurora... —Murmuró Mal, una lágrima descendió por su mejilla mientras que dejaba de acariciar su cabello y se concentraba para hechizarla. —Caerás en un profundo sueño eterno del que jamás despertarás... Y no hay fuerza en el universo que pueda revertirlo. —Recitó el encantamiento mientras sollozaba.
—Adiós, Maléfica... —Susurró la Bella Durmiente antes de ceder ante el hechizo, mientras la ojiverde volvía a acariciarle el cabello, sin dejar de llorar.
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—Espejito espejito, muéstrame a Rosie ahora. —Ordenó la princesa malvada, mirando el objeto que sostenía en su mano cuando llegó a la entrada del calabozo, el cual comenzó a guiarla hacia la celda en la que se encontraba su amada; usó su perfume para desmayar a los guardias que custodiaban a la reina de Costa Luna y se acercó a la reja que la separaba de la castaña. La última estaba sentada en la cama, llorando, mientras se abrazaba a sí misma, aterrada por su futuro. — ¡Llegué!
— ¿Evie? —Susurró la mejor amiga de Carter, levantando la mirada a pesar de que sus ojos estaban llenos de lágrimas, se incorporó para acercarse a ella. —Amor, me alegra verte, sácame de aquí por favor. —Suplicó mientras continuaba sollozando, tenía un mal presentimiento.
—Que día más... intenso. —Exclamó la chica de cabello azul, apoyando su mano ensangrentada en la reja, miró a la agente secreta y sonrió. Rosie vio la sangre en la mano de su chica y retrocedió un poco, asustada, tragó saliva con dificultad. —Ahora te libero. —Dijo para acto seguido chasquear los dedos, logrando abrir la puerta de la celda, entró a la misma y volvió a cerrarla.
— ¿Te hiciste daño? —La cuestionó la descendiente de la ex reina Sophia, cuando Evie abrió la celda la primera no tardó en besarla, siendo correspondida por unos segundos; luego la castaña se apartó.
—No, creo que sentí mucho placer cuando sentí la sangre en mi mano. —Replicó la villana, sonriendo de manera macabra y mirando a su chica –quien estaba asustada ante su comportamiento tan extraño–, ladeando su cabeza al ver las esposas que los guardias no le habían quitado. — ¿Te inmovilizaron así estas bestias?
—Sí, no les importó si me lastimaban... —Confesó la chica de Costa Luna, apenada. Evie usó su magia para quitarle los grilletes.
— ¿¡Te hicieron daño!? —Gritó la descendiente de Regina, eufórica, mientras la inspeccionaba con la mirada de arriba hacia abajo y viceversa; buscando heridas en el cuerpo de la agente del PPP. — ¡Todos merecían morir! —Alzó la voz, provocando que la castaña se sobresaltara.
—N-no Evie, solo me dejaron aislada con poca comida y agua desde que me arrestaron... hasta el día de hoy. —Respondió la mejor amiga de Carter, quien bajó la mirada y frunció su ceño al oír sus últimas palabras, volvió a ver su mano ensangrentada y un escalofrío le recorrió la espalda. —Evie, dime que n-no... que tú no h-hiciste lo que estoy pensando... —Suplicó, desesperada.
— ¿Qué es esa expresión asustada, mi amor? —La interrogó la princesa malvada, arrugando la nariz y acariciando la mejilla de Rosie con su mano ensangrentada, la última se alejó horrorizada al sentir aquel contacto. —Estoy aquí mi reina, vine por ti, hice todo por ti. Estamos juntas. —Dijo, aunque tenía la mirada perdida.
—Dime que no dañaste a mis amigas. —Pidió la castaña, aterrorizada, comprendiendo todo en ese mismo instante. — ¡No te pedí que hicieras esto, Evie! ¡Te pedí que me esperaras por un año, no que cometieras asesinatos! Me inculpaste, Evie... —Le recriminó a los gritos, señalándola con un dedo.
Al ver la expresión sombría de la chica de cabello azul, Rosie supo que estaba metida en un gran problema.
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