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¿Qué quieres?

Un joven niño de 10 años, andaba por las calles de esa ciudad, buscando entre las millones de personas que transitaban cada lugar.

¿No encontraste nada? – Pregunto una sombra asomándose por uno de sus hombros del joven niño.

No, no creo que esté él, por este lado – Dijo el niño, mientras inspeccionaba cada lugar con la mirada.

¡No me refiero a tu perdido hermano! ¡Me refiero a que si buscaste algo que comer! – Dijo la sombra.

No, pero eso lo veré más luego, quiero seguir con la búsqueda – Dijo el niño deteniéndose mientras lo mira de reojo para volver a desviar la mirada a sus alrededores, pero de la nada su estómago ruge fuertemente.

Pues tus tripas dicen lo contrario – Dijo la sombra negra con sus ojos entre cerrados – Desde esta mañana no he visto ni un solo pan que te lleves en la boca – Dijo.

¿Y por qué te debería preocupar tanto si como o no? ¿No disfrutabas de mi sufrimiento? – Dijo el niño, mirándolo con indignación y juzgándole – Además pensé que te daba igual lo que me pasé – Dijo – Y que sepa, tú no necesitas alimento, eres un fantasma, estás muerto - Dijo mirándolo mientras se acaricia el estómago vacío.

No lo necesitó, puedo estar bien sin ingerir lo que tú necesitas casi a diario – Dijo de lo más tranquilo, la sombra - Me da una misera, tu existencia – Dijo – Pero ¿de qué me sirve que estires la pata, si ya no tendré al único humano que me puede ver y escuchar, para hacerle su vida una miseria? Se acabaría mi diversión en este mundo tan aburrido de puros vivos – Dijo tranquilamente.

Qué bonita forma de hacerme sentir bien – Dijo el niño con sarcasmo, mirándolo – Ahora recuerdo porque siempre estás pegado a mí ¿Por qué no mejor buscas a otra persona, que atormentar? – Pregunto mirándolo mientras caminaba – Debes estar aburrido al verme que no te entretengo mucho – Dijo – Ya desde hace mucho, tus torturas fantasmales, ya no hacen meya en mí – Dijo recordando que desde hace mucho dejo de tenerle miedo o afectar lo que diga o haga con él.

¿Bromeas? Es gracioso ver que tus esperanzas de encontrar a tu hermanito se van esfumando y presenciar la desgracia que te persigue – Dijo la sombra con una sonrisa maliciosa.

Que simpático tus ideales – Dijo con evidente sarcasmo y molestia el joven niño, pero su estómago volvió a sonar en gruñido, deteniéndose para mirar y sobar su estómago.

Creo que debiste tomar algo de la cafetería antes de salir de esa prisión – Dijo mientras levitaba a su lado recostado de brazos cruzados por la nuca, la sombra.

No soy un ladrón – Dijo el niño con la seña fruncida.

Pero no tardarás en serlo por la desesperación de tu hambre – Dijo la sombra con una sonrisa de malicia – Quiero ver cuanto resistes la tentación de pecar – Dijo.

El niño no dijo nada, solo desvió la mirada de la sombra que lo sigue a todos lados.

En un callejón se encontró el joven niño rebuscando en los enormes contenedores de basura de las espaldas de un restaurant.

Te ves patético – Dijo la sombra de brazos cruzados mirando desde una distancia, como el niño buscaba algo que comer.

El joven niño no le prestó atención y siguió su búsqueda, pero ni encontró las costras de un pan, vencido, solo sale del contenedor dando un suspiro de indignación. Saliendo del callejón se fue a otro para ver si encontraba algo que calme un poco su hambre, ya que no comió desde el día anterior.

Esto apesta – Dijo el niño indignado.

¿Lo dices por tu suerte o por tu apariencia? – Pregunto aquella sombra mirándolo con una sonrisa.

¡Uy! ¡Ya cállate Yahel! ¿¡No puedes, aunque sea compadecerte de mí, aunque sea un poco!? ¡Si no me vas a ayudar, mejor ten el hocico serrado y no moleste! – Dijo casi a gritos el niño hastiado por la poca cooperación del fantasma.

El grito del niño hizo que varias personas que pasaban por ahí, lo voltearan a ver confundidos y sorpresa al ver gritar a la "Nada" al niño.

Lo que se percató, él niño y se fue de ahí rojo de la vergüenza, al recordar que estaba en la calle.

Jajajajajajajajajaja – Solo se puso a reír la sombra negra por lo que paso – Debiste ver tu cara, de seguro te vieron como un loco, niño – Dijo sin parar de reír.

El niño solo se recostó en un ventanal de cristal, con las manos en la cara por la vergüenza que paso, no negara que quería llorar, por eso, aún era un niño pequeño que no podía controlar sus emociones impulsivas, pero ganas no le faltaban de pelearse con su sombra compañera por avergonzarlo así.

Esto fue culpa tuya, si no me estarías hostigando con tus comentarios, no pasaría por eso – Le dijo aún con las manos sobre su cara, el joven niño.

Pues quién te manda a gritar – Dijo de lo más tranquilo la sombra.

¡Tú empezaste! – Le reclamo el niño señalándole con su dedo, molesto.

Ya, pero si no quieres pasar por otra situación humillante mejor sierra el pico, porque las personas tras tuyas te están mirando – Dijo la sombra.

El niño gira de golpe y se percata que estaba recostado en la venta de Vidrió de un restaurant y los que estaban adentro lo miraban con extrañeza, apenando otra vez al niño.

¿Esa no es la niña, que chocaste la otra vez? – Dijo la sombra al ver que, dentro del restaurant a través del cristal de la ventana, estaba la joven de sudadera verde y su cabello atado en una coleta alta con un adorno en la punta de su cabello de un lápiz.

El niño güiro a verla cuando su compañero la menciono y ella estaba ahí mirándolos con extrañeza y sorpresa y al parecer estaba comiendo unos espaguetis. El estómago del niño rugió al ver esa comida, tapándose rápidamente el vientre sonrojado de la vergüenza.

¡Ahí está! ¡Rápido si no se nos escapa! – Se escuchó de unos hombres mayores decir.

El niño gira y ven que son los que lo buscaban del orfanato.

¡Diablos! – Dijo el niño antes de echarse a correr del lugar.

¡Que no escapé! – Dijeron los guardias del orfanato, corriendo tras de él.

Desde el interior del restaurant, la joven de sudadera verde los siguió con la mirada por donde fueron, perdiéndoles de vista.


En el alba de la casi anochecer en un callejón, de unos de los contenedores de basura, sale un niño cansado y suspirando, aliviado.

Menos mal, me pude escapar a los pelos – Dijo el castaño, con un suspiro de alivio.

Por poco y te atrapan, niño – Dijo la sombra saliendo de su cuerpo para mirarlo y recordando que estuvieron pisándole los talones esos sujetos, pero logro desviarlos al cruzar de la calle antes que el semáforo cambie de color, haciendo que se detuvieran al ver los carros pasar, para finalmente esconderse dentro de un bote de basura – En serio, apestas – Dijo.

Cállate – Dijo el niño agotado y sin fuerzas para discutir, sentándose de golpe en el suelo. Solo escucho su estómago rugir con más insistencia de lo normal, solo atino a tocarlo con sus manos.

De repente, una sombra lo tapa la vista y reacciona alborotadamente asustado.

Oye, no has comido nada ¿no es así? – Pregunto una joven de sudadera verde, que se detuvo frente al niño.

El niño se calmó, al ver que no eran los guardias del orfanato.

¿T – Tú de nuevo? – Dijo el niño al verla ahí de sorpresa.

Esa no es la respuesta a mi pregunta, niño – Dijo la joven alzando una ceja.

El niño iba a decir algo, pero su estómago dio un tremendo rugido, solo se avergonzó y bajo la cabeza.

Creo que eso sí, lo tienes – Dijo la joven sorprendida por el sonido del estómago del infante, que solo se puso más rojo de la vergüenza.

La joven solo mostró una bolsa de papel tras suyo, dando unos pasos al frente y agacharse a la altura del niño para colocar frente a él, la bolsa de papel.

Es para ti – Dijo parándose y alejándose unos pasos la joven.

El niño solo la miro confundido, pero agarro la bolsa para ver que le dio y vio una hamburguesa, papas fritas y una soda grande. Alzo la mirada a la joven frente a él que solo la miraba neutra. Sin esperar más devoró con mucha desesperación la comida, no tenía fuerzas para negársele, ya que estaba demasiado hambriento.

Tranquilo come con calma, nadie te lo va a quitar – Dijo la joven al ver al niño muy desesperado, hasta que lo vio toser – ¿Vez? Te lo dije – Dijo y se acercó a darle palmaditas en la espalda – ¿Dónde está tu familia? Es peligroso que un niño como tu este a estas horas solo por las calles – Pregunto, pero lo vio bajar la cabeza – Ya veo.... – Dijo y sin recibir respuesta supo todo.

Cuando iba a decirle algo al niño, su móvil sonó y tuvo que pararse a contestar, pero apenas contesto la llamada y dar la espalda, el niño aprovecho y se escabullo para irse de ahí en silencio. La joven solo suspiro, no necesito voltear para saber que ese niño se marchó...... Con aquella sombra de ese fantasma. Solo termino la llamada para marcharse de ahí también.

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Al otro día, la joven se encontraba en un auto manejándolo de lo más tranquila, hasta que se detuvo en la espera de que el semáforo de señal de cambio de color para poder avanzar a su destino, pero en esa espera vio no a lo lejos aquel niño siendo sostenido por un guardia que lo llevaba cargando y el menor no dejaba de forcejear y gritarle que lo suelte.

¿Qué está pasando? – Se preguntó la joven, mientras observaba todo eso, bajando el vidrio de la ventana de su auto, asomo su cabeza - ¡Hey! ¡Tú! – Dijo llamando a voz alta y uno de los guardias que acompañaban al que se llevaban al niño giro y la vio señalándose a sí mismo dando a preguntar con el gesto si le hablaban a él – Si, tú ¿A dónde llevan aquel niño? – Pregunto.

El guardia se acercó y vio a la joven y dando sé cuanta de su "apariencia de edad" alzando una ceja al verla sola conducir ese auto.

Niña, ¿tienes edad y permiso para conducir? – Pregunto el guardia con duda.

¿Y tú no tienes edad y permiso para preguntar? – Dijo la joven con sarcasmo.

Mira niña, te puedes meter en proble.... – Dijo molesto el guardia por la ofensa, pero callo al ver que la joven saco unos documentos, que lo callaron – Mil disculpe, pero ¿cuál es su asunto para llamarme? – Dijo suspirando, fastidiado y corrigiendo su postura.

¿A dónde llevan a ese niño? – Pregunto la joven, señalando al niño que seguía forcejeando por soltarse hasta perderlo de vista al girar la esquina.

¿Ese problemático? – Pregunto el guardia mirando también por donde se lo llevaron y se vuelve a girar la mirada a la joven – Al orfanato: "Beleven", de donde se escapó – Dijo.

¿Por qué dices que es problemático? – Pregunto la joven con duda, las últimas veces que se topó con él, no parecía de esos problemáticos, pero no quería juzgar sin saber.

Por qué se jugó del orfanato, esta es la 30 onceava vez que lo hace – Dijo el guardia recordando, fastidiado y cansado – Ese niño me va a volver loco, con tantas escapadas que da – Dijo fastidiado.

La joven iba a preguntar otra cosa más, pero vio el semáforo cambiar de color.

Gracias por el dato – Dijo la joven.

No hay de qué señorita – Dijo el guardia antes de irse de ahí, antes que los autos arranquen.

La joven, sin decir otra cosa más, se retira de ahí a su trabajo, callada.


La joven se dedicó a chequear unos papeleos en mientras firmaba algunos, como otros ponían un sello donde tenía palabras en rojo "DENEGADO" así iba hasta que el teléfono a su lado sonó.

¿Bueno? Si por favor que pase – Dijo la joven, finalizando la llamada y colgando el teléfono, cuando eso se escucha unos toques en la puerta – Adelante – Informó.

Buenos días, señorita Jasmin, acá le he traído los documentos que me pidió – Dijo un hombre de casi avanzada edad, entregándole una carpeta a la mencionada.

¿Están toda la información, que necesito? – Pregunto la joven que responde al nombre de Jasmin, que estaba chequeando los documentos que le entregaron.

Por supuesto – Confirmo a la pregunta de la joven, el hombre.

¿Algo que tenga que saber? – Pregunto Jasmin sin dejar de ojear la carpeta.

Sí, que los que deseen la trasferencia, se tiene que ser personalmente – Dijo el hombre – No hay por otra forma, trate de negociarlo – Dijo, al ver la mirada de la joven que se desvió de las hojas, hacia él.

Bueno, pensaré como hacer que pesquen el anzuelo – Dijo Jasmin dejando de lado la carpeta – Si no hay más que tengas para mí, te puedes retirar – Dijo girando su silla para mirar la ventana.

Con su permiso, me retiro – Dijo el hombre antes de retirarse y salir de ahí.

La joven solo se quedó pensando detalladamente, de lo que le dijeron.

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¡Soltarme! ¡No quiero volver ahí! – Dijo un niño castaño, sin dejar de forcejear, con tal de no entrar al lugar donde lo querían ingresar.

¿¡Sabes!? Estamos cansados de ti, todo el tiempo tratas de escapar. ¡No te entendemos en lo más mínimo, mocoso! – Dijo el guardia que lo tenía cargando y arrojándole sin ninguna delicadeza a un cuarto de condiciones deplorables – ¡Nosotros tampoco te queremos acá, porque nos tienes artos! ¡Pero nuestra única opción, tú lo rechazas y los espantas! – Dijo y de golpe cierra la puerta echándole llave – ¡Te quedarás acá, reflexionando todo y hasta ese entonces no saldrás! – Dijo antes de retirarse molesto del lugar, bastante hastiado.

Por otra parte, el niño solo se quedó en el suelo de esa habitación también molesto, abrazándose las piernas.

Otra vez en el mismo hueco de siempre – Dijo la sombra que responde al nombre de Yahel saliendo del cuerpo del niño – No sé qué es peor, el infierno o este hueco apestoso – Dijo.

¿Podrías guardar silencio, solo por unos momentos? – Pregunto el niño, enterrando su rostro triste entre sus piernas que abrazaba.

No... llorón – Dijo con burla Yahel.

¡Huy! ¡Hasta acá termina mi paciencia! – Dijo el niño enojado lanzándose a Yahel que solo lo traspaso cayendo de cara contra el suelo, lanzando un quejido de dolor y empezando a llorar.

Jajajajaja – Se empezó a reír la sombra de ver su intento y causa de querer buscarle pleito – Eres demasiado, tonto – Dijo sin dejar de reírse de él.

¡¡Cállate!! – Grito entre lágrimas de frustración el niño, con la cara roja del coraje.

En ese preciso momento el niño escucha el cerrojo de la puerta abrir la llave hasta abrirla y de la puerta ingreso una monja regordeta y con cara mal humorada.

Prepárate y lévese esa cara, tienes entrevista – Dijo de mala gana la monja, antes de salir del lugar.

¡Uy! Hora del show – Dijo Yahel con una sonrisa de malicia, saliendo tras del niño cuando la monja se fue.

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En un escenario donde estaban una cierta cantidad de niños con túnicas de blanco y ordenadamente cantaban una melodía de iglesia, mientras estaba dirigida por una monja que sostenía un bastón guía musical, guiándoles al compás de la melodía y siendo observados como espectadores, barias parejas de casado que disfrutaban el mini concierto, hasta qué...

¡¡Bam ban, paran bam ban, Wey bam ban!! – Empezó a sonar la desafinada voz de un niño castaño que imitaba que tenía una guitarra y hacía movimientos torpes de reguetonero.

Los niños los miraron, algunos apenados y otros sin poder contener la risa, la monja que estaba con el bastón solo se puso roja de la vergüenza y los espectadores, ni sabían qué le pasaba a ese niño.


En esta casa de Dios todos colaboramos, para dar lo mejor educación y enseñanza a nuestros pequeños desafortunados que solo desean el calor de un hogar – Dijo una monja que pasaba por los comedores donde hay varios infantes comiendo tranquilos en sus mesas, junto a las parejas que los miraban.

¡Guerra de comida! – Grito un castaño de una mesa subiéndose a una y empezando a tirar la comida a los demás niños.

¡Oye! – Grito un niño molesto, que le cayó la comida que tiro el castaño en su ropa, empezando a tirarle de lo que tenía en su charola.

Y así empezó un desastre en el comedor donde muchos niños entre risa empezaron a tirar la comida a todos, incluso a la monja que pasaba con el grupo de parejas, que a las justas pudieron escapar de ese campo de guerra de comida.

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En esta casa del señor, nos encargamos de la buena educación de nuestros niños para asegurar un buen.... – Dijo una monja que pasaba con parejas, que se limpiaban algunos con toallas, hasta que callo al escuchar un ronquido.

ZZZZZzzzzzz – Se escuchó el ronquido de un niño castaño que tenía un libro en la cara recostado sobre su silla durmiendo.

Los demás niños que estaban momentos atrás leyendo sus libros, giraron a verlo para luego reírse.

Santa madre purísima – dijo personándose y poniéndose roja de la vergüenza, la monja que andaba con las parejas que muchas tenían una mirada de desaprobación con el niño.

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Un hombre de seguridad que sostenía al niño castaño de su brazo, lo lanza y empuja dentro de su cuarto.

Mejor quédate dentro, tú no tienes remedio – Dijo fastidiado el hombre por su actitud – A este paso te quedarás en el orfanato hasta que te voten una vez que tenas 18 – Dijo molesto.

¿¡Y porque no lo hacen ahora, si no me toleran!? – Dijo parándose y enfrentándole molesto, el niño.

Porque las monjas aún confían que tendrás esperanza a que te lleven, tienes suerte de la bondad de ellas – Dijo el hombre antes de cerrar otra vez con llave la puerta.

...

Jajajajaja, debiste ver la cara de esas parejitas, nos lucimos con las travesuras – Dijo de lo más feliz la sombra negra.

Pues es mejor para que no me lleven – Dijo el niño antes de ir a sentarse pesadamente en la fría y fea cama de ese cuarto.

Pues eso creo, estar en esta prisión o en otra con reglas sin libertad, las dos son iguales – Dijo Yahel.

Solo quiero irme de acá y buscar a mi hermano – Dijo para recostarse el niño de espaldas sobre su cama con un tono triste en su voz.

Pero antes que el fantasma diga algo escucho la puerta quitar su cerrojo, lo que hizo que Yahel se desvanezca.

Corrimos con suerte que nuestros postulantes a la adopción no se vayan sin llevarse a muchos niños de acá, tus travesuras casi los dejan sin posibilidades – Dijo una monja joven, al ingresar a la habitación del castaño.

No recibió respuesta del niño que seguía sin querer voltear.

Pero ninguno de ellos te quiere adoptar – Siguió diciendo la monja, con calma.

Huy, que mal – Dijo sin girar a mirarla y con un evidente sarcasmo, el niño.

La monja quedó callada un momento, para lanzar un suspiro cansado.

No entiendo por qué te comportas así, dimos lo mejor para que tengas una familia – Dijo la monja de forma, sin comprender al niño.

No me interesa, ni su interés en que tenga algo que no quiero – Dijo de manera fastidiada, el niño.

Pero no puedes vivir así, acabarás solo – Dijo la monja, preocupada.

Ella, más que algunas, comprendían por qué era así el niño, pero no querían rendirse con él y que acabara mal, se preocupaban por su actitud y comportamientos, pero el niño no quería cooperar.

Es mejor así – Dijo el niño.

La monja solo le quedo mirando un rato y dio otro suspiro, para luego enderezarse y poner una sonrisa cálida y entusiasta a la vez.

Pues eso cambiara – Dijo la monja con una sonrisa – A últimos minutos de la entrevista un postulante se interesó por ti – Dijo.

¿¡Cómo!? – Dijo el niño girándose sorprendido y como no, preocupado pensando que escucho mal.

¡Prepárate, serás adoptado por una familia! – Dijo la monja feliz y luego se retira de ahí dejando la puerta abierta.

No puede ser... - Dijo demasiado preocupado el niño, sin creer lo que escucho.

Creo que no te funciono esta vez – Dijo burlón Yahel, apareciendo de la nada.

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El niño de cabellos castaños, se retorcía, pataleaba, gritaba, sin querer salir del orfanato, mientras era llevado arrastras por unos guardias y una monja cargaba el pequeño equipaje para ponerlo en el maletero de un enorme limosina.

¡¡No quiero!! ¡¡Suéltenme!! ¡¡No quiero irme con una familia!! – Gritaba molesto mientras se sostenía de los bordes de la limosina donde un guardia lo empujaba para que entre.

Jejeje, está nervioso porque no se cree que lo hayan elegido una buena familia que lo acogió – Dijo la directora del orfanato riendo nerviosamente, por la pena del comportamiento del niño – Está muy feliz – Dijo.

¡¡Eso no es verdad!! ¡¡Suéltenme!! ¡¡No entraré!! – Dijo el niño haciendo fuerzas para no entrar.

Jejeje, qué gracioso, niño ¿No? – Dijo la directora del orfanato muy apenada.

El chofer solo tenía una gota en la nuca al ver todo eso.

Muchas gracias por su servicio, le aseguraremos que lo cuidaremos muy bien al jovencito, para que estén tranquilo, le daremos lo mejor para su crianza – Dijo un hombre de barba y cabeza calva, con traje de mayordomo.

Eso le doy por hecho, cuídenlo bien, por favor – Dijo la directora con cortesía al mayor domo.

El guardia de un fuerte empujón metió al niño a la limosina y cerro con rapidez la puerta de esta.

Hasta nunca problemático, nunca pensé que llegaría este hermoso momento, no te extrañaré jamás – Dijo con una sonrisa mirando otra vez de la ventana como el castaño se levanta del suelo de la limosina y con mucho enojo le dice algo que no se escuchó y le enseño el dedo del medio en un gesto de enojo total y cómica.

El guardia solo le saco la lengua con una sonrisa y estiro la piel de uno de sus ojos en señal de burla, todos miraban el infantil pleito de esos dos.

En un rato el mayordomo entro también a la limosina y arranco alejándose del lugar. El castaño atra vez del cristal de la parte trasera de la ventana del vehículo, pudo ver al guardia y algunos niños celebrar que se lo llevaban, viéndolos saltar, bailar, hasta que fueron regañados por la directora del orfanato.

Tranquilo, tu vida a lado de esta familia será acogedora y tranquila – Dijo el hombre de barba y cabeza calva - .... Creo – Pensó al ver al niño con una gotita en la nuca, tratar de abrir la puerta del auto de muchas formas que sabe, pero está con seguro, al ver el comportamiento del niño al inicio.

Después de unos minutos el niño se cansa y se sienta de brazos cruzados y la seña muy fruncida del enojo, y sin querer ver a nadie o dirigir la palabra.

¿Tú eres mi adoptante? ¿Te tengo que llamar papá? – Pregunto el castaño un poco más tranquilo, pero aun con su mala cara.

No, yo solo vine a recogerte – Dijo el hombre quien se sentaba al frente del niño – La persona que te adopto está en casa y no pudo ir a recogerte en persona, porque tenía trabajo que hacer. Así que me mando a mí, mi nombre es Muzam el mayordomo y su mano derecha – dijo presentándose.

El niño mostró un poco de curiosidad ante lo dicho.

¿Mayordomo? – Pregunto el castaño – Entonces me adopto una familia de ricachones? – Pregunto – ¿Y por qué precisamente yo? ¿No vieron lo problemático que soy? – Pregunto.

Yo tampoco entendía, porque te eligieron, pero cuando te vi, lo comprendí todo – Dijo Muzam, mientras sacaba sus lentes para limpiar con un pañuelo que saco de su bolsillo de su traje y volver a ponérselos y guardar su pañuelo – Puede que hayas hecho todo eso para ahuyentar a todos los candidatos para que te adopten y déjame decirte que eres muy listo para cómo hacerlo, pero déjame decirte que vi que no parecías disfrutarlo, pero no tenías alternativa – Dijo – Aun así, mi superior y amo, tuvo sus razones que te eligieran, así que no puedo ir contra su mandato – Dijo.

El castaño no dijo otra cosa más y solo se quedó callado.

¿Tienes hambre? – Pregunto Muzam, antes de apretar un botón del brazal del asiento haciendo que una escotilla se abra y deslice lo que son dulces.

Los ojos del niño se le iluminaron al ver todos esos dulces.

Tómalos – Dijo Muzam, mientras él solo cruza las piernas y saca un libro para abrirlo en una página.

El niño no se lo pensó y empezó a comerse las barras de chocolate, que agarraba.


La limosina se detiene un momento y unos portones se abren dejando él aseso al vehículo a su ingreso. Del vehículo sale Muzam con el pequeño castaño mirando la enorme casa.

Este será tu nuevo hogar, joven señorito – Dijo Muzam a lado del pequeño castaño que miraba el enorme lugar, no solo la casa era inmensamente grande, si no pareciera que estuviera rodeado por inmenso jardín de flores de todo tipo y colores y ordenadas por su clase, sino que en los alrededores había muchos árboles, ciervos, pájaros en nidos, entre otros animales, que andaban por ahí, pareciera que iba a vivir en un palacio en medio de un bosque.

Wow- Solo atino decir el niño, aun sorprendido.

Impresionante, ¿no? – Dijo Muzam, que fue a recoger el equipaje del niño y volver a su lado.

El castaño solo atinó a asentir sin despegar su mirada de la enorme casa mansión.

Entremos, creo que ya estará desocupado, el dueño de la casa – Dijo Muzam dándole un empujón suave al niño que solo avanzo.

Al ingresar el castaño, no paraba de ver todo su alrededor, todo parecía lujoso y medieval, no dejaba de curiosear con la mirada todos los alrededores.

Esto parece el castillo de Disneyland, aunque nunca entre a uno – Dijo el castaño sin dejar de mirar cada rincón.

Pues eso se solucionará, si te portas bien. Podre llevarte a vacacionar a uno – Dijo una voz femenina en el lugar.

El castaño voltea a donde lo escucho y casi cae de espalda por la sorpresa.

¿¡Tú, otra vez!? – Dijo el pequeño castaño muy sorprendido al ver a quién miraba.

Vaya, ¿ese es la forma de saludarme? – Dijo una joven de pelo negro atado en una coleta alta, ojos marones y vestía una camisa blanca de botones los dos primeros botones abierto, chaqueta mangas largas de color azul petróleo y un pantalón elegante del mismo color ceñido a sus piernas u unos zapatos con tacón muy corto de color negro – Muy buenas, niño ¿Me puede decir su nombre? – Dijo bruzándose los brazos, mientras estaba parada en el primer escalón de la huella de la escalera de arriba.

E – Erick..... Matenshi – Dijo el infante, algo nervioso e incómodo por la presencia de esa joven.

Un gusto Matenshi, mi nombre es Jasmín Yoruby y soy la dueña y patrona de todo este lugar y que te saco del orfanato – Dijo la joven con un tono autoritario, pero compasivo.

¿¡Cómo!? – Dijo Erick, sin poder creer lo que esa joven decía, se vea demasiado joven para ser la patrona de todo eso.

Como lo acaba de escuchar, señorito Matenshi – Dijo Muzam a lado del niño que aún sostenía su equipaje.

P- Pero.... Ella es una niña – Dijo Erick, mirando a la mencionada con duda.

A la dueña le dio un tic en la ceja derecha por el comentario del infante. Lo que se percató el mayordomo.

¡S – Señorito! Por favor más respeto, nuestra señora, aunque no se le nota por lo bella que es, es mayor de edad – Dijo Muzam, tratando de salvar la situación, con nerviosismo.

¿Mayor? ¿Cuántos añ......? – Fue callado el infante por la mano que le tapó la boca del mayor domo, que lo miraba con una sonrisa nerviosa - ¡Eso no se le pregunta a una mujer! - Dijo.

Muzam – Se escuchó con voz demandante a pesar de la suavidad de su voz de la superior de la casa.

¿S – ¿Si, madam? – Dijo enderezándose recto Muzam con nerviosismo y miedo, soltando de paso al niño.

Llévalo a su habitación y que se acomodó y que luego se dé un baño y se vista, lo quiero en mi oficina en una hora – Diciendo eso, Jasmin se retira del lugar solo se escuchó los pequeños tacones de sus zapatos al caminar y alejarse.

Sí, mi Madam – Dijo Muzam para luego lanzar un suspiro de alivio – Vamos, señorito. Lo escoltaré a lo que será su nuevo aposento – Dijo antes de tomar el rumbo contrario donde fue su superior.

Erick no dijo nada, solo lo siguió un poco confundido, por todo lo que paso ¿Dijo algo que no debía?

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A la mañana siguiente en una habitación muy amplia, con una enorme cama donde podría ocupar 20 personas a la vez, se levanta estirando los brazos un infante de 10 años de edad.

Llevaba una ropa Blanca como su pantalón muy acogedor, miro todo su alrededor como la primera vez que llego a su nuevo "Hogar" si le podría llamar así, se dio cuenta de que no se le hará fácil escapar de ahí por muchas razones.

Esta habitación es enorme – Dijo mirando todo, Erick.

¿Para qué te quejas? Esto es mejor que esa pocilga diminuta del orfanato – Dijo Yahel, saliendo por debajo de la cama para estirar sus sombríos brazos – Al menos acá hay suficiente espacio donde pueda estirarme – Dijo luego de lanzar un bostezo.

Lo dices porque te gustan los lujos, interesado – Dijo de reojo, Erick mirándolo con desaprobación.

¿En serio te quieres ir de acá? ¡Esto es lo mejor, hasta tienen piscina gigantesca! – Dijo Yahel, girando a ver a su compañero.

No pertenecemos acá, además tengo que buscar a Kevin – Dijo Erick abriendo el armario que más bien parece otra habitación con colgantes y pocas ropas de él que trajo – Esto no parece ropero – Dijo con una gota en la nuca.

De todos modos, no podrás escapar de acá – Dijo de lo más tranquilo Yahel, mientras flotaba recostado con los brazos en la nuca.

No me lo recuerdes – Dijo Erick aun con escalofrío al recordar cuando el día anterior cuando llego y lo dejaron en su nuevo cuarto, él aprovecho en salir por la ventana con su equipaje para salir del lugar... Pero termino perdiéndose y cuando creyó encontrar la salida, vio a muchos "michis" ¿Notan el sarcasmo? Con correas en unos metros de una entrada recostados descansando y otros abriendo sus enormes hocicos mostrando sus enormes colmillos. Avía panteras, tigres, guepardos, leones y leonas ahí reposando ahí, sin percatarse de su presencia aún, y así como llego él se fue con la cara pálida de forma silenciosa de ahí sin despegar la mirada de los "Michis" – Tuve que cerrar las ventanas con seguro, cuando regrese al cuarto – Dijo admitiendo lo que hizo.

No hay de otra, para ricachones como estos, los perros no son sus mascotas vigilantes – Dijo Yahel de lo más tranquilo.

No puedo quedarme acá, de alguna forma tengo que salir de acá – Dijo Erick pensativo.

Al menos sabemos que no te adoptaron del todo para ser un heredero – Dijo Yahel – Sino tu apellido cambiaria – Dijo recordando algo.

Después que el castaño se haya dado un baño en una enorme ducha, él se preparó para ir a ver a la dueña del lugar siendo escoltado por el mayordomo. Cuando llego, ella se dio de tomar asiento, cosa que hizo y le explicó todo.

FlashBack:::

Ante todo, creo que quiere saber por qué te elegí para que estés acá ¿No? – Dijo Jasmin en su escritorio mirándolo de manos cruzadas sobre su rostro, al infante.

Supongo que, para ser su hijo, lógico – Dijo el castaño con duda.

La peli negra solo soltó una pequeña risa sarcástica – Incorrecto – Dijo Jasmin.

¿Cómo? Pero la adopción, ¿qué? – Dijo el castaño confundido y como no Yahel que estaba escuchando todo dentro del niño, también lo estaba.

Por lo que sé, tuviste muchos problemas y reportes de ser un niño problemático, que no se dejaba adoptar por nadie y por los que me informaron, las pocas parejas que te adoptaban te devolvían al orfanato por causar muchos problemas – Dijo Jasmin, mientras ojeaba algunos documentos – Por lo tanto, te pusieron en la lista de los niños imposibles de adoptar – Dijo.

Entonces ¿qué? ¿Me quiere decir que me saco de ahí para ser su sirviente? – Pregunto el pequeño castaño, molesto sabía que significaba que ser un niño tachado de ser inadaptado, pero aun así lo tenían ahí.

No, ya que muchas monjas tenían aún fe en ti – Dijo Jasmin mirándolo.

Erick solo bajo la mirada, sabía de quienes hablaba, a pesar de todo, él también las apreciaba a pesar de aguantar todo lo que hace.

A lo que quiero llegar con esto es que llegue a un acuerdo con la directora del orfanato – Dijo Jasmin antes de levantarse y con las manos sobre su espalda camino por su oficina – Que cuando cumplieras la mayoría de edad, te independizarías y verás por tu propia cuenta – Dijo.

¿Eh? – Exclamo Erick.

Mientras eso pasa, yo me encargaré de tu educación y vigilancia de momento – Dijo Jasmin – Y de tu apellido no te preocupes, seguirá siendo el mismo – Dijo – Eso no querías, ¿No? Ser libre, pero lo serás al terminar con el contrato establecido y si quieres salir rápido, quiero que cooperes en ello – Dijo – Claro, que no aras lo que quieras acá, habrá reglas que tendrás que cumplir - Dijo.

Erick no dijo nada, solo se quedó callado y su única respuesta es solo asentir y con eso finalizo su conversación con la superior de ese lugar.

Después de eso solo se retiró a su nueva y momentánea habitación.

Final del Flashback:

Al menos estaré fuera de acá a la mayoría de edad – Dijo el infante, después de recordar lo que hablo con la señorita.

Pues mientras eso pasa, porque no disfrutar de todo esto – Dijo Yahel de lo más relajado.

Supongo... - Dijo con una pequeña sonrisa el pequeño castaño.

5 minutos después:

¡Aaaaaaaaaaaaah! ¿¡Que hacen!? – Dijo Erick con desesperación afuera de la casota, estaba desayunando cuando de la nada vio a una chica de limpieza llevarse su maleta con sus ropas y cuando la siguió para preguntarle que hacía con sus pertenencias, vio que lo arrojaban a una tremenda fogata que lo hacía otro hombre del servicio – ¡Mi ropa! – Dijo casi al borde de las lágrimas.

Tranquilo señorito, sacamos algunas cosas de sus pertenencias que deben ser de su valor personal, solo estamos deshaciéndonos de los harapos – Dijo la mujer de servicio que estaba de lo más tranquila.

¿¡Arrapos!? ¡¡Era mi ropa!! ¿¡Ahora con que me voy a vestir!? – Dijo molesto e indignado, Erick. Era consciente que su ropa estaba desgastada, con huecos, viejita, algunos sin botón o sierra, algunos en tiras.... – Sé que está maltratada, pero era lo único que tenía – Dijo pensándolo bien, al darse cuenta de que su ropa estaba a pedazos de caer.

Por eso les mandé a que lo quemen, No permitiré que andes por la casa en arrapos, parecerás persona de bajos recursos – Dijo Jasmin, llegando hacia ellos con Muzam – Mejor ven de una vez tenemos que irnos – Dijo.

¿A dónde? – Pregunto dudoso Erick.

A comprarte nueva ropa – Dijo Jasmin antes de dar media vuelta e irse.

Será mejor irnos, señorito – Dijo Muzam al niño que solo suspiro y los siguió.

Al llegar al estacionamiento, Muzam abre la puerta del auto negro, dando a entender que su dueña suba primero después de eso lo hizo el niño, no muy acostumbrado a esa cordialidad y al final cerró la puerta y Muzam subió a la de copiloto, para partir a la ciudad. Durante el trayecto, solo hubo silencio, el niño no sabía qué decir o que hablar, solo se mantenía callado mirando sus pies descalzos.

Al poco tiempo llegaron a una tienda que para Erick se vea demasiado caro, cuando quisieron ingresar el de seguridad no quiso dejar pasar al niño, peor Muzam y la patrona, le dijeron que venían con ellos y que le tengan respeto, se vea que no les gusto para nada el trato que el de seguridad quería hacer. Al entrar Erick se sintió chiquito, al ver que ese lugar era demasiado elegante y de billetes, ni en un millón de años podría comprar una sola prenda él solo. Y no es de menos al ver el número alto de los precios de cada prenda. Le llamaron para probarse algunas prendas, lo cual obedeció sin protestar.

¿Te gustan estos conjuntos que te probaste? – Pregunto Muzam después de unas dos horas de que el infante se haya probado muchas prendas que eligió, a petición de Jasmin que dijo que eligiera.

Si – Dijo el castaño, algo inseguro de su respuesta y timidez.

Nos lo llevamos todo y más las calcetas – Dijo de lo más tranquila Jasmin, entregando una tarjeta de crédito a la vendedora que sonrió entre sorprendida y feliz.

¿¡Todos!? – Dijo Erick sorprendido por lo que dijo la patrona y mirando como los trabajadores de la tienda empacaban todas las ropas que se probó más calcetas, en casi 80 bolsas.

Más adelante te compraré más, supongo que es muy poco para ti – Dijo Jasmin recibiendo su tarjeta que guardo después de pagar y mirando tranquilamente al infante.

¡No me refiero a eso! – Dijo Erick, mientras tanto Muzam y los trabajadores de la tienda se iban a poner en el auto que tenía bastante espacio las bolsas de ropa comprada.

Los tres se retiran de la tienda y se dirigen al auto para emprender el siguiente rumbo, se detienen en un rato en una tienda de zapatos y como era de esperar, el castaño le hicieron probar cada zapato en donde le guste y se sienta cómodo. Y como la anterior los trabajadores tenían que colocar una gran cantidad de zapatos en el auto, después de ser pagados.

¿No creen que ya es suficiente? – Dijo Erick algo incómodo y avergonzado, le compraron muchas cosas, más de la ropa que tenía y la ropa que ahora lleva puesto en una polera gris, con un estampado de un cráneo en él, pantalones violetas con un diseño roto en las rodillas por abajo y lo que jamás creyó llevar unas buenas deportivas con calcetas – Yo pienso que es suficiente para mí – Dijo de forma tímida, sin levantar la mirada.

Aún no, falta algo – Dijo Jasmin, que despego su mirada de un libro que leía, girando a ver al niño.

¿Qué falt...? – Quiso preguntar Erick alzando la mirada, pero callo y salto un poco de su asiento, al verla cerca de él.

Tu cabello... Está demasiado largo y descuidado, no puedo permitir que tu imagen sea mala, tienes que estar perfecto, con todo lo que te compre – Dijo Jasmin comando con delicadeza uno de sus mechones largos del infante y luego lo suelta como se aleja de él, para volver a sentarse en su asiento – Tenemos que mandar arreglarte eso y es mi orden que tienes que cumplir – Dijo de lo más tranquila y demandante antes de volver de nuevo su mirada y atención al libro en su mano.

Erick, solo se quedó estático mirándola, para luego bajar su mirada avergonzada y un poco ruborizada.

Te gus... - Iba a hacer un comentario Yahel que se asomó un poco por el hombro de Erick, pero el niño solo grito avergonzado, haciendo que la pelinegra alce de golpe su mirada al niño.

¿Qué paso? – Pregunto confusa la patrona, por el grito del niño.

¡¡N – Nada!! Creí que vi una.... ¡Araña! ¡Eso! Pero solo fue una pelusa – Dijo riendo nervioso y avergonzado el castaño.

Ok... - Dijo dudosa Jasmin y sin darle importancia volvió su atención al libro.

Erick solo mando una advertencia con la mirada a la sombra negra que parecía burlarse de él.

Los dos no se dieron cuenta, pero Jasmin volvió a mirar al niño y al espectro fantasmal que lo sigue por donde sea, achinando su mirada, para luego volver a mirar su libro que giro la página de lo que leía.

Después de unos minutos llegaron a su siguiente parada y con eso horas más.

¿Y qué tal le parece? – Dijo un hombre al girar la silla del castaño que atendió.

Tenía un corte normal infantil, ya no tenía sus mechones rebeldes y alborotados como largos.

No me gusta – Se sinceró Erick, no muy contento de su nuevo look.

Queda, acá tiene – Dijo Jasmin, pagándole al peluquero, su trabajo.

¡Oye! ¡Me veo ridículo! – Protesto Erick.

Te ves decente, no como mendigo, ahora si luces como niño de casa – Dijo Jasmin, sin escuchar sus protestas.

Pero... - Quiso protestar Erick, pero lo callaron.

Nada, queda y ya pagué – Dijo la pelinegra dando fin a la discusión.

¿Son hermanos? – Pregunto con una gotita en la nuca el peluquero por lo bajo al mayordomo que miraba con pena.

No, aunque no creo que haya sido muy pacífico su discusión si lo fueran – Dijo Muzam apenado.

Después los tres salieron de la peluquería y Erick como no refunfuñando y diciendo que parecía un hongo feo con ese corte y como no, Yahel no desaprovecho para burlarse de él, luego se retiran se estaba haciendo tarde y no avanzaron mucho hasta llegar a un pequeño local humilde.

¿Qué hacemos acá? – Pregunto confuso Erick.

Lo que se hace acá – Dijo Jasmin, antes de bajar del auto e ingresar al pequeño puesto – ¡Doñita! ¡Lo de siempre! – Dijo casi a gritos, sentándose a un banco.

Vamos, señorito – Dijo Muzam, dando un leve y ligero empujón al castaño.

Miren nada más – Dijo una señora alegre y algo regordeta de mayor edad – Un nuevo cliente ¿Vienen con ustedes? – Pregunto alegremente la señora.

Si, señora Lupe, este es el señorito, Erick, un nuevo miembro de la familia – Dijo Muzam, mientras se sienta en otro lado del banco con Jasmin y Erick en el otro extremo muy calladito por la atención de la señora con él.

Oh, ya veo – Dijo la señora Lupe, mientras saca su pluma y su libreta de su mandil – Y dime jovencito ¿qué va a pedir? – Pregunto mirándolo.

Erick por la atención a su persona no dijo nada y solo bajo la cabeza apenado.

Pizza y un batido de chocolate por momento para él – Dijo Jasmin, al ver que no iba a decir nada el niño.

Ok y no seas tímido, nadie te va a morder acá – Dijo la señora en son de broma – Vendré en unos minutos por sus pedidos – Dijo antes de retirarse.

Los minutos avanzaron y Erick se aburría mientras esperaba y dándose cuenta de que ya anocheció.

¿Por qué no pediste nada? – Pregunto Erick a Muzam, después de un rato de silencio.

Porque la doña, sabe lo que pido siempre – Dijo Muzam sin despegar la mirada, leyendo un periódico.

¿Vienen contantemente acá? – Pregunto Erick a Muzam.

Solo para ocasiones especiales – Dijo Muzam.

Ya veo – Dijo Erick para voltear a ver a la pelinegra que solo lea un libro, muy concentrada – ¿No sabe divertirse? – Dijo para sí mismo.

Si lo sé, lo que no soy es impaciente – Dijo Jasmín sin despegar su mirada de su libro.

Hay, me escucho – Pensó el castaño avergonzado.

Disculpen la demora, acá están sus pedidos – Dijo la señora trayendo bandejas con la petición.

Erick miró su platillo, una pizza redonda y grande para él solo con un batido de chocolate, ni sabía si podrá terminárselo todo.

Come, estás demasiado delgado – Dijo Jasmin que empezó a comer su bisté asado con su ensalada.

Que disfrute su Cena, señorito – Dijo Muzam tomando su te dé hiervas.

S – Si – Dijo Erick para empezar a comer, al saborear, se le brilló la mirada y empezó a devorar sus alimentos y su batido de chocolate que era su favorita.

¡Este lugar tiene la mejor comida, está mejor que esos resturuchos sofisticados, que solo sirven una miseria! – Dijo Jasmin, recordando cuando iba y se iba con más hambre de ahí.

Erick solo la miro, suponía que era eso porque prefería comer ahí, no sabía de la gastronomía de los ricos, pero por lo poco que sabía es que servían poquito, que no harta.

Al acabar pagan y se retiran del lugar, el trayecto fue como siempre silencioso y tranquilo, solo se cruzaban pocas palabras necesarias, pero nada fuera de lo normal. Al llegar a la mansión, Muzam le dijo a Erick que vaya a dormir que ya era tarde y que mañana tenían que hacer muchas cosas, el niño solo asintió y solo se retiró en silencio.

Vaya, esta familia de ricachones, saben cómo consentir – Dijo Yahel saliendo del cuerpo del castaño.

Lo sé.... – Dijo Erick serrando la puerta de la habitación – Pero eso no quita el hecho de que nos tenemos que ir de alguna forma de acá – Dijo girando a ver a su compañero.

¿Aún sigues con eso? – Dijo Yahel empezando a fastidiarse.

Tengo que encontrar a mi hermano – Dijo Erick.

Eres un persistente, ¿No te has puesto a pensar que ya podría estar muerto y si es que ha sobrevivido con otra familia y no creo que se acuerde que tú eres su hermano? – Dijo Yahel ya arto con la persistencia del niño.

No, sé que está en algún lado.... Es lo único que tengo, mi única familia – Dijo lo último con tristeza.

Yahel no dijo nada, solo lo miro de brazos cruzados en silencio.

Con eso pasaron los días y semanas en que Erick y Yahel se quedaron en esa mansión y como la dueña del lugar lo prometió, Erick fue llevado a una preparación para ingresar el próximo año a una escuela prestigiosa, Muzam se encargó de adiestrar en el aprendizaje de lo que necesitara antes de entrar a esa institución, como modales, ética, aprendizaje, conocimiento entre otras cosas. Lo que al joven castaño le dificultaba por al menos tener tiempo de ver como salir de ahí, ya que la mano derecha de la dueña estaba pegado a él las 24 horas del día y las pocas horas que tenía descanso lo pasaba durmiendo o haciendo su aseo personal, no negara que era frustrante y agotador todo lo que tenía que aprender. Con eso pasaron los meses y la semana que entra llegara la fecha del Día de los Muertos o Halloween como algunos lo llaman, no pudo celebrar uno, pero esta ocasión le dieron un descanso para que lo festeje y celebre. Le compraron un disfraz de un vampiro, para que pueda ir a pedir sus dulces y ver carros alegóricos con la festividad y como siempre en compañía de Muzam, que lo tenía vigilado, manteniendo su distancia para que él pueda celebrarlo sin sentirse hostigado. Pero Erick no desaprovecho para buscar a su pequeño hermano, mientras andaba por ahí, pero sin dar con ninguno, había muchos niños y como era fiesta de esa época, había muchos niños con disfraces que no dejan ver sus caras, solo se resignaba y se iba comiendo sus dulces que consiguió.

Después de esas fechas llego su fecha de cumpleaños, fue una sorpresa para Erick que lo supiera, pero se imaginó que la directora del orfanato le brindo toda su información, incluyendo su fecha de cumpleaños.

Señorito, pide un deseo antes de soplar las velas – Dijo Muzam con una sonrisa mientras le tomaba fotos al castaño que estaba frente a una torta de puro chocolate.

Erick, solo le miro y se ruborizó, no pensó que tuviera tanta atención en su persona de esa manera, tenía a Muzam y todos los que trabajan en la mansión ahí mirándolo, mientras le cantaban feliz cumpleaños y luego giro su mirada a otro lado, entre todos estaba la señorita Jasmin que solo lo miraba con una pequeña sonrisa, mientras solo aplaudía al compás de todos que cantan su feliz cumpleaños, es la única que no cantaba, solo aplaudía.

Erick solo soplo su vela de su enorme torta de cumpleaños número 11, todos ahí gritaron elogiando eso, él no tenía amistades, ni en el orfanato, pero no negará que la compañía de todos ahí le hacían sentir bien y feliz.

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Después de los eventos y fiestas, Erick solo se estaba acomodando su pijama blanca con bordes azules y estampados de nubes, para prepararse para dormir.

Vaya día, aún no me calculo bien esas fracciones matemáticas, me dejaron el cerebro quemado – Dijo lanzando un suspiro el joven castaño.

Dímelo tú, yo me dormí apenas empezó ese sujeto a explicarlos – Dijo de forma relajada Yahel, mientras soltaba un bostezo.

Yo quise dormirme también – Dijo Erick al recordar que quería cabecear, pero no podía porque Muzam lo estaba vigilando y solo pudo atinar a escuchar dentro de él, a Yahel roncar.

– dijo Yahel antes de estirarse y flotar en dirección a la ventana.

¿Te vas otra vez? – Pregunto Erick ya recostado en su cama.

Que te importa – Dijo el fantasma antes de traspasar la ventana e irse.

Erick solo queda mirando por donde se fue para luego negar y echarse en su cama, ya sabía que era su costumbre salir por las noches y regresar por la mañana, pero no negara que le preocupaba que le fuera a pasar.

Es un fantasma, ya está muerto, ¿qué le podría pasar? – Dijo Erick para sí mismo antes de caer en el Morfeo de los sueños.

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Yahel andaba de lo más aburrido por los alrededores de ese gigantesco lugar, no negará que desde que Erick empezó su nueva vida, se le volvió más aburrida la cosa, no podía molestarlo, porque andaba ocupado en sus estudios o porque ese mayordomo andaba en cada lugar que él estaba, no podía salir, porque aunque sabía que los humanos no podían verlo, no se sentía a gusto y otra cosa que lo tiene intranquilo es sentir que a veces lo miraban, pero cuando quería ver, no vio a nadie. Para él fue raro, el único que podía verlo es el niño.

Mejor dejo de darle vueltas a eso y buscar a quien molesta – Dijo Yahel estirando sus sombríos brazos sacando su pereza.

Pero se puso alerta, al escuchar arbustos moverse.

¡Quién anda ahí! – Dijo Yahel, dirigiendo su atención a donde escucho el ruido.

De entre los arbustos salió una gata blanca de ojos peculiares y de color marrón.

Oh, es un gato – Dijo Yahel lanzando un suspiro de alivio – Qué tonto, como si fuera otra cosa, nada puede verme – Dijo dándose una bofetada mental, por su estupidez de ponerse alerta por eso.

Mew – Se escuchó el maullar de la gatita mirándolo muy atentamente.

Supongo que el niño y los animales son los únicos que pueden verme – Dijo Yahel, mirando a la gatita – Pero ya que estás acá, te daré de comer a los gatos esos enormes, quiero ver si te comen o reconocen a un pariente suyo – Dijo con malicia con la intención de agarrar al gato – Me voy a divertir con.... ¡Oye! – Dijo al ver que el gato esquivó su mano y salió corriendo -¡Vuelve acá! – Dijo siguiendo al gato – Solo quiero jugar contigo – Dijo con una expresión de malicia.

Pero la gatita no lo volteo a ver y siguió corriendo, hasta que salto a un árbol, impulsándose con sus patitas y dar una voltereta.

Que dem... - No pudo decir mucho el fantasma al ver que la gata se fue a sostener con sus patas entre sus hombros.

Antes que diga algo, la gatita, como si liberara un peso, lo hizo girar por detrás, cayendo al suelo de cara, quedando la gatita parada encima suyo.

¡Eso dolió!... ¿C – Como es que puedo sentir dolor? ¿C – Como puedo ser tocado por un vivo? – Dijo Yahel al darse cuenta de eso, al levantar la mirada del suelo.

Meawwww – Se escuchó el maullar algo diferente de la gata.

Yahel giro en forma mecánica sobre su hombro para ver los ojos brillantes de esa gata y lo que lo impacto unas líneas en su cola y patas que brillaban de un verde fosforescente. El pequeño fantasma como pudo se la quito de encima y salió flotando lejos de ahí, pudo ver al girar un poco la cabeza como esa rara gata que no se le vea normal, ahora lo perseguía corriendo y saltando algunos árboles con agilidad.

¿Este es lo que el niño decía que los gatos ahuyentan a los entes de sus territorios? – Pensó Yahel sin dejar de volar, tratando de perderla - ... No, esta gata no es una gata normal, ¿¡qué demonios es esa cosa!? – Se preguntó alterándose, algo en esa gata, le producía un escalofrío y mal presentimiento.

Al llegar donde estaban los leones, guepardos y demás felinos, creyó librarse de ese gato, grave error.

Los felinos enormes al ver a la gatita no actuaron como se esperó, solo bajaron las cabezas en forma sumisa y sin levantar una sola garra. La gatita solo se impulsó subiéndose al lomo de un tigre de véngala, haciendo que unas manchas verdes semejantes al tigre se formen en todo su pelaje blanco y con un rugido idéntico a la de un tigre salió de la gatita para volver a tumbar al fantasma al suelo de un golpe.

¡Joder! – Soltó el fantasma sombra negra por el impacto, no pensó sentir dolor de esa manera y no negará que lágrimas querían salir de sus ojos, puede que sea un fantasma, pero era un niño todavía.

...

No digas malas palabras, niño.

Yahel se le olvidó el dolor y solo abrió sus cuencas oscuras de la sorpresa e impresión por lo que vio y escucho.

H – Hablas – Logro formalizar el niño fantasma al presenciar eso y para mayor espanto vio la sonrisa de esa gata endemoniada.

Yahel haciendo fuerzas se le quitó de encima y salió disparado de ahí, la gata no lo siguió, solo se sentó mirando, mientras movía la cola y las rayas de su pelaje desaparecían.

El pequeño fantasma llegó a la ventana del niño castaño y solo traspaso la ventana apurado, despertando de paso al castaño.

¿Yahel? ¿Qué pasa? ¿Por qué vienes así? – Dijo Erick al levantar de golpe al escuchar a su fantasma compañero entrar entre jadeos.

¡No es de tu incumbencia! – Dijo el ente, entre jadeando he exaltado, mientras se metía bajo la cama.

¿Yahel? – Dijo un confundido Erick, mirando por donde se fue su compañero.

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