YeoSang se encontraba frente al espejo de su habitación terminando de colocarse un pantalón, era jueves por la noche y su familia saldría a cenar por algo de la empresa que no entendió muy bien y tampoco le importaba. Como saldrían con ellos, su madre le advirtió que ni se le ocurriera usar una falda para "no arruinar su imagen".
Abrochó ese pantalón negro ajustado y salió de su habitación con su celular en mano, su familia, como era de esperarse, ya estaban en el auto por lo tanto le tocó a él cerrar todo. Subió al automóvil y se colocó el cinturón de seguridad.
—¿Cerraste todo, YeoSang?—Preguntó su madre.
—Sí—Respondió simplemente viendo su celular.
—¿Seguro? Las cámaras y el sistema de seguridad, ¿lo activaste?—Preguntó nuevamente con la voz rígida, no confiando del todo en su hijo.
YeoSang rodó los ojos—Te dije que sí, mamá. Si no me crees bájate a ver.
—Oye, no le hables así a tu madre—Exigió su padre.
—Ya no peleen—Intervino SeulGi—Estoy segura que Sanggie lo hizo, no creo que sea tan tonto para arriesgarse a que nos roben... otra vez.
—Esa vez tú tenías que cerrar todo y no lo hiciste—Delató con el ceño fruncido—Pero como siempre me echaste la culpa a mí.
Jamás iba a olvidar la terrible paliza que le dio su padre.
—Cállate, YeoSang. Deja de echarle la culpa a SeulGi y hazte responsable de tus actos de una buena vez—Regañó su madre.
Cuando tenían trece y doce años, se familia había decidió parar un fin de semana en la playa y la encargada de cerrar todo y activar las cámaras de seguridad era SeulGi, YeoSang salió primero de la casa confiado que su hermana cerraría todo y activaría el sistema de seguridad. Que equivocación más grande. Al llegar el lunes a la mañana su casa estaba completamente dada vuelta, se había robado prácticamente todo, desde electrodomésticos hasta ropa de alta costura. En ese entonces la empresa no era tan relevante y todo lo que tenían era por haber ahorrado.
Y SeulGi le echó la culpa a YeoSang, de que él era el encargado de activar el sistema de seguridad y que ella solo cerró la puerta principal. YeoSang ni siquiera pudo defenderse, su padre lo arrastró del brazo hasta su habitación y no dudo en gritarle que era un irresponsable y que por su culpa se quedaron sin nada, tampoco dudo en golpearlo con un cinturón. Las cicatrices que le quedaron se las tapó con un tatuaje de una flor de loto que le ocupada la mitad de su espalda y espalda baja, incluso llegando hasta su cadera por los detalles.
¿Hasta dónde podía llegar la maldad de SeulGi? ¿Y la confianza ciega de sus padres? YeoSang solo era un niño de doce años.
Llegaron al restaurante y rápidamente los guiaron a su mesa, YeoSang colgó su largo saco beige en el respaldo de la silla y se sentó dejando su teléfono a un lado. Ladeó su rostro al sentirse observado, lo cual era cierto, un hombre, bastante guapo, de unos casi cuarenta años lo veía detenidamente. El hombre le sonrió y YeoSang le devolvió la sonrisa para no ser descortés.
La cena trascurrió bien podría decirse, sus padres solo hablaban con su hermana mientras él jugueteaba con el vino de su copa. Frunció el ceño extrañado cuando unos meseros les trajeron el postre y se extrañó más cuando dejaron un pedazo de tarta de chocolate delante de él y a sus padres y hermana unas bochas de helado con frutas.
—Lo lamento, pero yo no pedí esto—Mencionó señalando la tarta. Directamente no había pedido postre porque según su hermana "estaba algo gordito y tenía que cuidar su salud" y claro que sus padres le siguieron el juego diciendo que le conseguirían una buena dieta.
—Es un detalle del señor de aquella mesa—Dijo uno de los camareros señalando la mesa del hombre que le había sonreído anteriormente. El desconocido le guiñó el ojo y YeoSang apartó la mirada con las mejillas rojas.
Los meseros se despidieron con una reverencia y YeoSang no se animó a levantar la vista.
—¿Se puede saber qué mierda fue eso, Kang YeoSang?—Inquirió JaeJun entre dientes observando a su hijo menor esperando una explicación.
—Y-Yo... no sé, no...
—¿No te da vergüenza, YeoSang?—Interrumpió su madre—¿Cómo se te ocurre coquetear en una cena familiar? ¿A caso quieres dejar a la familia mal parada solo porque tú andas como una perra regalada? ¡Es un hombre mucho mayor que tú!—Murmuró JiYul con voz dura, estaba tensa, se notaba que se estaba controlando para no gritar del enojo.
—¿Tú no tenías novio, Sanggie?—Preguntó SeulGi colocando una mano sobre su hombro—Si se pelearon hacer esto no es una buena solución, cariño...
YeoSang apretó los puños debajo de la mesa—No tengo nov...
—¿Tienes novio y haces esto? ¿Qué mierda pasa por tu cabeza, YeoSang?—Interrumpió nuevamente su padre—¡Ese tipo te dobla la edad! ¿Qué es lo que quieres? ¿Más dinero? Eres una maldita puta codiciosa—Suspiró tratando de controlándose—Voy a decirles a los camareros que nos guarden esto. Nos vamos a casa, ahora.
El viaje a su hogar solo se basó en gritos por parte de sus padres recalcándole una y otra vez que era una puta. Al llegar a su habitación solo se tiró a su cama a llorar y maldiciendo incontables veces la familia que le tocó, secó sus lágrimas y tomó su celular entrando a un chat en específico.
Chat con Kim JiSoo, inmobiliaria.
YeoSang
Buenas noches, Noona
Disculpe la hora pero quería saber si mañana puedo pasar a ver el departamento
Kim JiSoo, inmobiliaria
¡Buenas noches, YeoSang!
No te disculpes, de hecho estaba arreglando eso
¿Te parece bien a las nueve de la mañana?
YeoSang
Claro, allí estaré
Kim JiSoo, inmobiliaria
¡Genial!
Nos vemos mañana 💕
Enviado a las 00:16 hs.
El rubio dejó el teléfono cuando la puerta de su habitación se abrió dejando ver a su madre con la tarta de chocolate en sus manos.
—Pensé que ya te habías dormido—Habló sentándose a su lado dejando la tarta en su mesita de noche—¿Cómo te sientes?
—Bien—Respondió después de unos segundos.
—Quería discúlpame por lo que pasó en la cena—¿Su madre? ¿Disculpándose con él?—Solo... prométeme que no va a volver a pasar. En serio, Sang, no está bien lo que haces. Muchas personas de otras mesas nos miraban por el escandalo que armaste, fue vergonzoso. No lo hagas más, ¿si? Por el bien de la familia.
Debía suponerlo.
—... No, madre—JiYul sonrió—Mañana no vengo a dormir aquí.
—¿Vas con tu novio?
—No tengo novio. Voy a cenar con BeomGyu—Mintió.
—Oh, bien... No te duermas tan tarde—Y con eso de fue de su habitación cerrando la puerta.
No se disculpó por haberlo llamado "puta" solo vino a recalcarle que siempre hacía las cosas mal y, con otras palabras, que le avergonzaba tener el hijo que tenía.
Bajaba las escaleras acomodando su húmedo cabello, había terminado de arreglarse y ahora desayunaría algo antes de irse a ver a JiSoo. Eran las ocho de la mañana y su familia ya estaría despierta desayunando sin él como siempre.
—Vaya, ¿te caíste de la cama, YeoSang?—Dijo su padre con un IPad en las manos. El nombrado rodó los ojos—¿Qué haces despierto a esta hora?
—Le prometí a SooJin Noona a acompañarla a comparar ropa—Respondió tranquilamente poniendo unas rodajas de pan lactal a tostar—Anoche le dije a mamá que esta noche no vengo a dormir y cenar.
—De acuerdo, YeoSang—Siempre tan interesado en la vida de su hijo JaeJun.
El rubio simplemente suspiró mientras seguía batiendo las cucharadas de cappuccino y un poco de leche para que no haya grumos.
—Oh, JaeJun, SeulGi me estuvo contando algo sobre un chico—Dijo JiYul con una gran sonrisa haciendo sonrojar a su hija mayor.
—¿En serio?—Murmuró dejando el IPad de lado.
YeoSang abrió el bote de Nutella para sus tostadas fingiendo no estar interesado.
—Pues... sí—Rio bajito la castaña. YeoSang se sentó a su lado.
—No es necesario que nos digas su nombre, ¿cómo es él?—Indagó la mujer.
—Bien... tiene 24 años, es alto, muy guapo y buen mozo y es de la facultad de abogacía—Respondió con una gran sonrisa. YeoSang alzó ambas cejas haciendo una mueca mientras llevaba la taza a sus labios.
—Oh, cariño—Enterneció su madre.
«Por Dios.»
—Le gusto y a mí me gusta él... Es tan lindo y detallista conmigo...—Suspiró enamorada.
«Lo era antes de que se diera cuenta que eres una maldita loca.»
Era obvio que estaba hablando de SeongHwa, ¿por qué seguía tan obsesionada cuando el alto la mandó a la mierda incontables veces? Si pensaba que podría volver con él estaba completamente equivocada.
Luego de su desayuno y diciendo un vago "adiós" se dirigió a su auto para su encuentro con JiSoo, las calles estaban casi vacías o con adolescentes de after, sin tardar mucho llegó hasta el edificio donde posteriormente viviría. JiSoo lo saludó con una hermosa sonrisa mientras se acercaba haciendo audible sus altos tacones azules. La pelinegra lo guio hasta el ascensor explicándole las condiciones del departamento llegando al décimo piso y puerta número 1117.
—El departamento cuenta con dos habitaciones bastante espaciosas, con un baño a final del pasillo que incluye un pequeño yacusi y bañera, estudio, balcón que da vista al centro, cocina y el comedor compartiendo espacio con la sala—Dijo la muchacha enseñándole todo el lugar—Es sitio es bastante accesible al centro de Seúl y estaciones de metro, es bastante tranquilo y silencioso e ideal para el invierno y verano ya que cuenta con aire acondicionado para todo el lugar. Y el precio ya lo sabes.
—Tengo que admitir que es el que más me gusta de todos los que me mostraste—Dijo observando por la ventana y luego a la chica—Lo compro.
La muchacha sonrió y le entregó un contrato de compra-venta donde YeoSang, después de leer todo detenidamente, lo firmó.
YeoSang había estado viendo departamentos a escondidas de sus padres y hermana por mucho tiempo, ya no soportaba vivir con ellos y lo único que quería era vivir tranquilo. Gracias a SeulGi, sus progenitores le prohibieron irse a vivir solo porque "era un irresponsable y que lo único que quiere era meter hombres" si supieran cuantas veces ella metió tipos sin que se enterasen...
Estuvo meses buscando un departamento y un buen escribano, pero valía completamente la pena, tenía demasiado dinero ahorrado y lo gastaría en su departamento. Planeaba irse cuando su hermana se graduara y faltaba un poco menos de cinco meses. Y cinco meses pasaban volando.
Observaba sentado en la isla de la cocina a SeongHwa moverse ágilmente por la cocina, estaba preparando Haemulpajeon, era una especie de tortilla de verdura y mariscos. YeoSang estaba que se le caía la baba, no solo porque el mayor se veía increíblemente sexy, sino por lo increíblemente bien que olía la comida.
—¿Falta mucho?—Lloriqueó apoyado su cabeza entre sus brazos.
El mayor soltó una pequeña risa colocando los platos en la mesa.
—No, ya vamos a cenar—Respondió inclinándose para dejarle un beso en el cuello—¿Tanta hambre tienes, Sanggie?
—¡Es porque huele bien! Y si ve delicioso—Exclamó con un pequeño berrinche mientras SeongHwa le sirvió una porción en el plato—Y sí sabe delicioso.
—¿Te gustó?—YeoSang asintió con la cabeza masticando—Me alegro entonces.
—No entiendo como la tonta de mi hermana nunca te dejo cocinarle—Dijo viendo al mayor tomar un poco de vino.
—Cosas de ella, no sé—Se encogió de hombros—Pero por lo menos si puedo hacerlo para ti—Terminó de decir para regalarle una pequeña sonrisa el rubio.
De repente YeoSang se sintió un poco mal, si tan solo SeongHwa supiera porque se acercó a él...
SeongHwa a veces no entendía por qué YeoSang le hizo todas esas cosas a su hermana, se veía como un chico dulce y tierno que no dañaría a nadie. SeulGi es una insoportable, de eso no hay duda, pero sentía que no merecía todas esas maldades. Si tan solo supiera todo el trasfondo...
No parecía un villano.
Eso pensaba mientras acariciaba el cuerpo durmiente de YeoSang, ambos estaban desnudos pues terminaron tan cansados que no tenían ganas de ponerse, aunque sea, la ropa interior. Frunció el ceño al sentir unos relieves en su espalda y espalda baja, parecían cicatrices, pero... ¿a qué se debían?
—¿Qué estarás ocultando?—Susurró viendo el rostro relajado de YeoSang.
Lia 🌻.
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