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Antonella y Luján recorrieron el colegio y luego salieron afuera.
- ¡Mira ahí está! - la señaló - ¡Roberta!
Ella se giró molesta.
- ¿Qué de plano en esta escuela todos están tan pirados?
- ¿Qué habrá pasado? - se preguntó Hope.
- Te dije que era un manicomio hermana - dijo Antonella y señaló a su compañera - ella también es nueva, se llama José Luján.
Las dos se saludaron.
- ¿Qué hacen aquí?
- Tomando el aire, allí dentro no se puede ni respirar - Luján se cruzó de brazos.
- Bienvenida al club - dijo Roberta.
- Es bien difícil ser la nueva, ¿no? En cualquier lugar.
Hope asintió.
- Aquí es peor - dijo Antonella con una mueca.
- ¿Y porqué entraron a esta escuela? - les preguntó Luján.
- Es imbécil de su padre nos obligó - gruñó Antonella.
- No lo soporta - sonrió divertido Klaus.
- ¿Su padre? No son...
- Su mamá me adoptó - Antonella señaló a su hermana - mis papás murieron cuando era un bebé.
- Oh, entonces sabe eso - dijo Hayley.
- Pero parece no saber nada más - dijo Marcel - sino me hubieran hechizado las brujas no...
- Tranquilo Marcel - le sonrió comprensiva - nos salvaste, por tí estamos vivas, piensa en eso.
Marcel asintió y vio la sonrisa de Davina dándole apoyo.
- Oh entiendo - le sonrió Luján con empatía - a mí me enviaron de la casa de hogar.
- ¿Entonces te están pagando la colegiatura los de la casa de hogar? - preguntó Roberta.
- No, yo vine aquí por una beca deportiva - corrigió Luján - pero unas chavas ahí dentro me dijeron que aquí no hacen competencias.
- Entonces alguien te está pagando la colegiatura - dijo Antonella.
- No hombre como crees, este lugar es carísimo - negó Luján - y no tengo ni un peso.
- Tendrá a alguien que se ocupe de ella aunque sin saberlo ella - dijo Davina.
- Es posible - asintió Freya.
- Entonces hay algo raro, eh - dijo Roberta recibiendo un asentimiento de su hermana - creo que tendrías que hablar con el director.
- Sí que lo haga porque todo es muy raro - dijo Hope.
En eso vieron como un chico se acercó a ellas con un carro de golf.
- Y ese quién es - preguntó Antonella.
- Giovanni Méndez López, uno que se me pegó desde que llegué - respondió Luján con fastidio - es insoportable.
- Que onda - sonrió acercándose demasiado a Roberta - yo soy Gio...
Roberta lo empujó.
- Giovanni, ya sé, ¿eh? - se volteó cruzándose de brazos.
- Demasiado confianzudo con las niñas - dijo Freya.
- Debería alejarse un poco - dijo Elijah.
- O del todo - dijo Klaus.
- Seguramente estaban hablando de mí, ¿eh? - sonrió con jactancia.
- Bueno, si hablaban de él - dijo Kol.
Las chicas lo miraron incrédulas.
Las tres lo miraron con el ceño fruncido.
- Resulta que compré unos vinitos que son como franceses y bueno voy a estar solo en mí cuarto y porque no, yo que soy tan sencillo vengo y les ofrezco a tomar una copita conmigo.
Ellas se quejaron indignadas.
- Este se cree un Playboy - dijo Kol.
- ¿Qué cree que son ellas? - preguntó indignada Hayley.
- Muchas gracias - dijo Roberta con una sonrisa falsa - pero, ¿sabes qué? Nosotras preferimos el tequila y con limón, ¿ok?
- Ahí te quedas - Antonella le dio una palmadita en la mejilla y las tres caminaron lejos de él dejándolo con la palabra en la boca.
Hayley sonrió divertida por el gesto de su hermana.
Luján estaba con las pesas, Roberta sentada en la cama de su hermana y Antonella colocaba la ropa.
- Me gusta su ropa - dijo Davina.
- Tiene buen gusto - dijo Rebekah - ya nos veo de compras.
Los hombres rodaron los ojos.
- Pues al final no vino nadie, que envidia. Igual os tocó solo a las dos - dijo Roberta - y yo en mi jaula de zoológico no voy a sobrevivir sin matar a alguna pronto.
Hope rió contagiando a todos.
- Oigan, ¿saben si es obligatorio ese viaje? Ese de la escuela, ¿o te puedes quedar?
- ¿Viaje? ¿Qué viaje? - se interesó Hope.
- No - negó Antonella - tienes que ir sí o sí.
- Chale - bufó Luján - yo quisiera quedarme y entrenar más a fondo. ¿Qué tal si se presenta un intercolegial? Yo tengo que estar preparada. Aunque esas viejas me dijeron que aquí no hay intercolegiales, que en ésta escuela no hay.
- ¿Y para que le haces caso a esas viejas, pobrecitas - Antonella se acercó - pregúntaselo al director y ya.
Escucharon como una alarma.
- ¿Qué es eso? ¿Una alarma de incendios? - preguntó Elijah.
Se miraron inquietos por no saber de qué trataba.
- Oye, ¿qué es ese sonido? - preguntó Luján.
Roberta abrió la puerta y vieron a chicas caminando.
- ¿Y esto qué? Es la alarma de incendio, ¿o qué?
- Naca, nada que ver. Tienen que venir a la reunión - dijo una chica - apurale.
- ¿Le ha dicho naca? ¿Eso ha sido un insulto? - frunció el ceño Hope.
- ¿Sí? - dijo Davina dudosa.
- Naca tu abuela - respondió Roberta - ¿saben dónde está el loving?
- Al parecer si era un insulto - dijo Rebekah.
- No - negaron ellas.
- Pues vamos a seguir a las demás.
- Hola que onda - dijo una chica - yo soy Lupita. Y bueno, pues me mandaron aquí a este cuarto.
- Se la ve muy dulce - dijo Hayley.
Las chicas asintieron.
- Bienvenida Lupe - le estrechó la mano Roberta - ella es Antonella, mi hermana, y José Luján las dueñas del cuarto y yo Roberta, la vecina.
- Ah, que bueno, voy a pasar a alistarme.
- De eso nada, eso para después mi reina - dijo Antonella mientras Luján lanzaba la maleta al cuarto - tenemos que ir a una reunión.
- Vámonos, ahorita arreglamos todo - dijo Luján cerrando la puerta.
- Yo quiero que Roberta esté en el mismo cuarto que ellas - dijo Davina.
- ¿Verdad? - la miró Hope - lo bien que se lo pasarían juntas.
- Corromperan a Lupita - dijo Kol.
- Callate - rodaron los ojos haciendo reír a los demás por la cara de Kol.
Las tres iban hablando sobre lo que el director había dicho del vacance club.
- Como dije antes, tendrás que ir sí o sí - dijo Antonella.
- ¿Porqué? También puedo escaparme, no me subo al camión y ya - dijo Luján.
- Wey, tanto músculo ya te arruinó el cerebro, ¿verdad? - dijo Roberta - ¿No es más fácil subirte al camión irte al viaje y de regreso ves cuál de los tres reyes magos paga la colegiatura?
- Aprovecha mientras tanto hombre - dijo Rebekah.
- No me lo van a decir.
- Igual está escrito en algún documento por ahí - dijo Antonella - no seas mensa, aquí tienes por lo menos techo y tienes comida.
- No todo es techo y comida - dijo Luján molesta - también hay algo llamado dignidad.
- Sí, claro - resopló Roberta - y dignamente morirte de hambre y de frío en la calle. Oye , te falta como jugadores en el equipo, ¿no?
- ¿Saben qué, maestras? Nadie pidió su opinión - dijo Luján mientras se iba.
- ¿Es que aquí de plano no hay ningún listo? - Roberta miró a su hermana.
Antonella solo se encogió de hombros.
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