Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

{ 4 }

«MI HERMANA»







Arianna no podía creer lo que estaba pasando. Haly y Harry habían sido seleccionados para participar en el torneo.

Muy estúpido, a su parecer. Estaba completamente segura que Haly y Harry no habían puesto sus nombres ahí. Suficiente tenían con ser los niños sobrevivientes.

Y sabía que Haly tenía cosas más importantes e interesantes en las que gastar su tiempo, que en un estúpido torneo.

Arianna se encontraba a lado de Regulus, frente a ellos, mientras junto a ellos Ivy y Rigel miraban desafiante a Dumbledore.

—Esto es una locura—Aunque el tono de voz de Regulus era bajo, se notaba la furia que había en él—. No hay manera de que Harry y Hanna hayan puesto sus nombre en el cáliz. ¡Son menores de edad, por Merlin!

Dumbledore detrás de su escritorio tenía una mirada de firmeza.

—El cáliz de fuego es un artefacto muy antiguo y poderoso, Regulus. Sus decisiones son vinculantes y no pueden ser revertidas. Harry y Hanna deben participar.

Arianna rodó los ojos sin poder creer lo que había escuchado. ¿Enserio los dejaría participar? Miró a Regulus unos segundos. Sabía que él no dejaría que algo malo le pasara a ninguno de los mellizos.

—Esto es una atrocidad —gruñó, su voz baja pero temblando de rabia contenida—. Ni Harry ni Hanna tuvieron nada que ver con esto. ¿Esperas que me quede de brazos cruzados mientras los envías a un destino incierto y posiblemente mortal?

Dumbledore, sentado tras su escritorio con la usual calma que lo caracterizaba, sostuvo la mirada de Regulus con un destello de tristeza en sus ojos.

—No es una decisión que tome a la ligera, Regulus. Pero las reglas del Cáliz son inquebrantables. Si un nombre sale de él, debe participar en el Torneo. Así ha sido durante siglos.

—¡Pero no fue su decisión! —exclamó Ivy, dando un paso adelante. Sus ojos brillaban con determinación, y la ligera quiebra en su voz no hacía más que subrayar lo mucho que le importaban los hermanos Potter—. No pedimos que se hiciera una excepción por ellos, pero esto... esto no es justo. ¡Son solo unos niños! —espetó Ivy, avanzando un paso hacia adelante, desafiando con su sola presencia la autoridad que llenaba la habitación—. Estamos hablando de la vida de dos niños. Reglas o no, esto es una locura. No puedes sacrificar su seguridad por una tradición anticuada.

—Las leyes mágicas no son anticuadas—intervino Crouch, uno de los encargados del Torneo, su tono frío y distante—. Son la base de nuestra sociedad. No podemos simplemente ignorarlas porque la situación nos resulte incómoda.

—Oh, claro, ¿por qué dejar que algo como la seguridad o la vida humana se interponga en el camino de una buena tradición, verdad? —Rigel hablo por primera vez desde que habían entrado al despacho, sus palabras estaban llenas de sarcasmo, pero sus ojos reflejaban una preocupación real.

—Sabemos cómo funciona el Cáliz —intervino Hanna, con su característico tono sarcástico que a menudo utilizaba para enmascarar su vulnerabilidad—. ¿De verdad creen que alguien como yo, que ni siquiera puede pasar la prueba de adivinación sin hacer trampa, tendría alguna posibilidad de engañar un artefacto mágico?

Arianna asintió con los labios fruncidos. Hanna tenía razón, a ella no le gustaba esa materia. Por un momento, vio como Harry intentaba reprimir su sonrisa, lo que hizo sonreír a Arianna.

—No hemos pedido a nadie que ponga nuestros nombres. Nos conocemos bien, y no tenemos nada que ver con esto. Nosotros no pedimos esto, y mucho menos lo hicimos nosotros mismos. Esto es un error, y debe haber alguna forma de arreglarlo.

—Sea como sea, el hecho es que sus nombres salieron del Cáliz. Las reglas son claras: los elegidos deben participar. —Crouch hablo.

Arianna rodó los ojos por segunda vez en esa reunión. Regulus se acercó peligrosamente al escritorio de Dumbledore.

—Entonces, ¿es esto? ¿Van a obligar a dos menores a participar en un torneo mortal solo porque un objeto les ha elegido? ¿Dónde queda la responsabilidad de los adultos que deberían protegerles? No me importa cuántas veces hayan hecho esto antes. Estos son mis hijos.— Arianna sintió como si apretaran su corazón cuando Regulus y Hanna se sonrieron —. Y no voy a permitir que sean enviados a un torneo donde podrían morir.

Bajo la mirada hacia el piso, su padre le pasó por la mente. Odiaba aquel sentimiento donde sentía y pensaba que Regulus era un padre tanto para ella como para Hanna.

No entendía. Tenía una clase de amor-odio con su padre. Odiaba que él prefiriera a su hermana sobre ella. Pero, ella sabía que era su padre, incluso, ella daría su vida por él. Pero, ¿su padre la daría por ella?

¿Por qué su padre tenía que tener un favoritismo? Veía a Regulus, sabía que a pesar de que ninguno de los de la sala eran sus hijos, nunca había mostrado algún favoritismo .

—Entiendo tu preocupación, Regulus —respondió Dumbledore, con su voz suave pero firme—. Pero te aseguro que tomaremos todas las precauciones necesarias para proteger a Harry y Hanna durante el Torneo. Como dije antes, es un contrato mágico; no hay forma de anularlo sin consecuencias graves. Hemos considerado todas las opciones. Pero el Torneo tiene sus propias reglas, y no podemos simplemente ignorarlas. Cómo dije; es un contrato mágico.

Arianna volteó a ver a Hanna, justó en el momento en el que Hanna la volteó a ver. Arianna señaló a Ivy. Arianna reprimió su sonrisa cuando supo lo que se avecinaba.

—¿Graves para quién, Albus? —su voz resonó en la sala, cargada de un desafío que pocos se atrevían a mostrar en presencia del director—. Porque las únicas consecuencias graves que veo son para Harry y Hanna. Si algo les sucede, si una sola cosa sale mal, tú serás el responsable. Y créeme, no habrá magia lo suficientemente poderosa para protegerte de lo que haré.

Arianna sabía que Ivy había cuidado de los mellizos Potter desde que eran muy pequeños. Así que, entendía porque los defendía tanto, los quería. Suponía que los quería, como si fueran suyos.

—Albus, por favor... —su voz se suavizó, cargada de súplica, pero sin rastros de debilidad—. No podemos dejar que esto suceda. Estos niños han pasado por demasiado. No podemos añadir más peligros a sus vidas.

—No permitiré que se les haga daño —agregó Regulus, su voz baja pero cargada de una amenaza velada—. Si estos niños resultan heridos, o peor, por este Torneo, te juro que Hogwarts nunca volverá a ser la misma.

Arianna suspiró, sabiendo que era su momento de hablar. Así que dio un paso adelante, todos la miraron.

Puso cara seria, aquella que su madre y todos sus amigos le decían que era de su padre. No iba permitir que participaran en ese torneo, así sea confesarle a su padre que se llevaba con los Potter. Sabía que no lo tomaría bien, pero no iba a permitirlo.

Ella haría cualquier cosa por su mejor amiga. Hanna le había sacado sonrisas cuando más lo necesitaba, y tal vez Arianna no eran tan cariñosa como Hanna. Pero si ella podía, la defendería aunque Hanna fuera la causante de todo.

—Es injusto —dijo con voz firme—. Y lo sabe. Si insiste en esto, no está protegiendo a Hogwarts ni a los estudiantes, está lanzando a mis amigos a un fuego del que podrían no salir.

Arianna sintió como Regulus colocaba su mano en su hombro, en señal de protección y desesperación.

—Hanna... Harry... Ellos no deberían estar en esta situación. No hicieron nada para merecer esto, y no vamos a quedarnos quietos mientras los empujan a algo que podría ser fatal. —Ivy continúo.

—No lo permitiré —declaró con determinación—. Si se trata de magia antigua, entonces podemos encontrar una forma de evitarlo. No voy a quedarme de brazos cruzados mientras mis hijos—porque, en ese momento, Regulus los veía a todos como suyos— son enviados a su muerte.

Dumbledore los observó en silencio, su expresión imperturbable. Sabía que las palabras no bastarían para calmar a aquellos que amaban a los Potter. Pero también sabía que la magia que regía el Cáliz de Fuego era implacable.

—Los comprendo, de verdad —dijo finalmente Dumbledore, su voz cargada de una gravedad que pocos podrían entender—. Pero las reglas están en su lugar por una razón. Los nombres de Harry y Hanna fueron seleccionados, y aunque no fue justo, debemos seguir adelante con el Torneo. Las leyes mágicas no son algo que podamos simplemente romper. He explorado todas las alternativas posibles y, lamentablemente, no hay manera de evitarlo sin causar un daño mayor.

Esas palabras se sintieron pesadas. Arianna rodó los ojos mientras suspiraba. Ahora entendía que hablar con ellos, era hablar con la pared. No cambiarían de opinión.

—No es justo... —murmuró Ivy, su voz firme—. No es justo...

Arianna se perdió en sus pensamientos no supo cuánto tiempo, solo hasta que escuchó la voz de Hanna.

—No lo es —concordó Hanna, su tono sarcástico desapareciendo para dejar paso a la cruda realidad de su situación—. Pero si no podemos cambiarlo, entonces... tendremos que enfrentarlo.

Harry asintió con pesar, acercándose a su hermana y tomando su mano en un gesto de apoyo mutuo.

—Si vamos a hacer esto, lo haremos juntos. Pero no porque queramos, sino porque no nos han dejado otra opción.

El rostro de Regulus se endureció, sus ojos se fijaron en Dumbledore.

—Estaré vigilando cada paso de este maldito torneo. Si algo les sucede a estos niños, no habrá magia antigua ni artefacto que te proteja de las consecuencias.

Dumbledore sostuvo su mirada, sin apartarse.

—Haremos todo lo posible para protegerles durante el Torneo. Es todo lo que podemos hacer.

—No creas que lo estamos aceptando. Y si algo le sucede a Hanna o a Harry, tú y los incompetentes que tienes detrás serán los únicos culpables.

—Supongo que nunca ha sido fácil ser un Potter, ¿verdad? —Haly hablo, sus ojos se encontraron con los de Dumbledore, llenos de una mezcla de desafío y resignación—. Pero que quede claro: si voy a hacer esto, no será por ti ni por el Cáliz. Lo haré por mi familia y por mis amigos. Porque mi hermano está metido en esto también. Y lo haré a mi manera. — algo que había aprendido de los Black era hacerlo a su manera o ha no hacer nada.

Arianna sonrió ante aquella frase. Sabía que ese era el fin de la conversación y que no habían conseguido nada.

—Vamos, Rigel, Arianna —dijo finalmente Regulus, su voz llena de un cansancio profundo—. No tenemos nada más que discutir aquí. Y ustedes siguen teniendo clases.

Arianna miró a los ojos de el señor Crouch por última vez. Alzó su mentón, y aunque el señor Crouch también la veía a los ojos, Arianna pudo observar como tragaba saliva.

—Haremos todo lo posible para mantenernos seguros, papá. No te preocupes.

—Saldremos de esto juntas. No hay otro camino. —Arianna tomó la mano de Hanna.

Hanna era una hermana para ella. Si ella moría, probablemente Arianna también lo haría. No soportaría perder otra hermana.

Ivy y Regulus se quedaron unos momentos más, Ivy les dijo palabras de apoyo y Arianna pudo ver la desesperación en los ojos de Regulus.

Haly le dedico una sonrisa a su hermano y sus amigos. Tenía que alejarse, eso había sido mucho por hoy y no podía verse tan débil.

— Espero que los desafíos no sean tan difíciles — comento Hanna, entre divertida y con un poco de temor en su voz.

— No importa, les ayudaremos en lo que sea — hablo Rigel poniendo una mano en el hombro de la castaña. — ¿Verdad, Ari?

Arianna alzó lo hombros y asintió.

— Siempre cuenten con nosotros.

— Gracias, chicos. — murmuró Harry.

— Debo ir a recoger unos apuntes que le preste a Neville, vuelvo rápido. — comento Hanna rápidamente, como si se hubiera acordado de eso.

— Te acompaño — hablaron Rigel y Harry al mismo tiempo.

Arianna vio con los ojos entrecerrados a Hanna, no era una buena mentirosa cuando se le notaba el temor en los ojos.

— Iré rápido, los veo luego. Ari tienes un mechón suelto—Hanna hablo con burla. Arianna se tocó el cabello buscando el mechón

—Me choca que aún le creo todo lo que me dice—Se quejó Arianna cuando Hanna había desaparecido por el pasillo

—Bueno—Harry se rascó la nuca—, yo tengo que irme. Gracias por todo, nos vemos después.

Arianna formó una línea delgada con sus labios, estaba preocupada.

—¡Aquí estas!—Arianna sintió como le pasaban un brazo por los hombros—. ¿Qué fue lo que pasó?

—Pasa que Dumbledore siempre dice que aquí siempre ayudan y protegen a los estudiantes y eso no es verdad—Arianna se separó de Marcus

Marcus y Rigel se dieron una mirada rápida.

—Sabemos que Hanna y Harry no pusieron sus nombres, eso es seguro—Hablo Rigel—. Pero, ¿cómo aparecieron ahí? ¿Cómo fue que los seleccionó?

—Lo único que se me ocurre es hablar con mi padre—Arianna suspiró

—¿Hablar de que?

—Sobre si hay alguna manera de que esto no pase—Arianna se pasó las manos por el rostro

—Papá no sabe como—Dijo Rigel—. Y eso que él sabe mucho sobre esas cosas.

—A parte, si hablas con él, sabrá que te llevas con los Potter. Y eso no es bueno—Dijo Marcus. Rigel asintió dándole la razón

Arianna negó con la cabeza.

—Ari, mantén la cabeza firme, ¿si?—Marcus se acercó a ella—. Recuerda que si te pierdes te dan los ataques. Mantén la calma.

—¡¿Cómo se supone que deba mantener la calma, Marcus?!—Arianna alzó la voz. Sentía sus manos sudar y su corazón latir con rapidez—. Es mi mejor amiga...mi hermana. No puedo perderla a ella también. No...yo no...puedo.

Arianna se dio la media vuelta y se fue de ahí, mientras escuchaba pasos detrás de ella. Necesitaba salir al aire fresco.

El hecho de que Hanna esté siendo obligada a participar...en el torneo, sabía que era demasiado peligroso. Era una hermana para ella.

No estaba dispuesta a perderla a ella también. Tal vez Pansy seguía ahí, pero la había perdido. Su relación ya estaba rota. No podía perder a la única hermana que le quedaba.

Cuando llego a la puerta del castillo, no dudo en abrirla, pero al hacerlo, choco con un cuerpo.

A pesar de eso, inhalo el aire fresco que había a su alrededor.

Annie, ¿estas bien?

La voz de Theodore la devolvió a la realidad, no le respondió, pero le fue suficiente para que respirara profundo calmándose.

—Si—Arianna sacudió la cabeza—, lamentó haberte golpeado.

—Está bien—Theodore se acercó—. ¿Qué pasa?

Arianna negó con la cabeza.

—No digas que nada, porque claramente estabas temblando y no podías respirar—Dijo Theodore

—El torneo...el hecho de que Hanna participe y se ponga en riesgo...

Theodore asintió comprendido.

—Supongo que temes perderla—Theodore le sonrió—, pero no puedes seguir así. Ella fue la que decidió alejarse.

—No significa que no duela.

Theodore estaba por hablar, pero la puerta se volvió a abrir.

—¿Cómo le haces para correr tan rápido?—Marcus trataba de mantener su respiración

—¿Y con esa condición juegas Quidditch?—Arianna se burló—. Ya veo porque casi siempre nos ganan.

Marcus lo vio de mala manera, mientras Rigel y Theodore se reían, Arianna alzó sus hombros.

—Ari—Rigel llamó cuando dejaron de reír

—Estoy bien—Arianna sonrió—. El chico que no aguanta correr tiene razón—Arianna apuntó a Marcus—. Tengo que tener la cabeza firme y mantener la calma.

Rigel y Marcus la vieron los ojos entrecerrados, pero lo dejaron.

—¡Por Merlin!—Arianna se puso las manos en la cabeza—. ¿Recuerdan la tarea que dejo Snape?

—¿La que dejó para hacer en parejas?—Pregunto Theodore

—No lo recuerdes de esa forma—Dijo Arianna—. No me dejó hacer equipo con Lucius.

Arianna se cruzó de brazos, mientras suspiraba. Desde que tenía memoria, ella y Draco hacían equipo cada que había una tarea en parejas. Pero al parecer estaba enojado con ellos por la vez que se burlaron de su cabello "grasiento". Así que les prohibió hacer equipo, incluso, él mismo les asignó una pareja.

—Bueno, ¿que hay con eso?—Pregunto Rigel

—Recordé que quede de verme con él en un rato—Explicó Arianna—. Y todavía tengo que ir a mi habitación.

—¿A qué?—Pregunto Marcus

—No te interesa, chico que no aguanta correr—Arianna sonrió divertida—. Nos vemos después, supongo. Recuerden siempre llevarme en sus pensamientos cuando vayan a hacer una estupidez sin mi. Ya saben que me enojo.

Arianna corrió al castillo de nuevo, mientras sacudía su mano despidiéndose.



[ ••• ]



Al entrar a la biblioteca, vio a varios de sus compañeros de casa ahí. Sabía que era por el dichoso trabajo que les habían dejado.

Sonrió cuando en una de las mesas la cabellera rubia plateada resaltó entra todas. También pudo observar a Hanna trabajando con Ron.

Sabía que ella siempre trabaja con Ron, para ayudarlo en las materias, así como Hanna le había contado que Hermione lo hace con Harry.

Al pasar a lado de Draco, internacionalmente le golpeó la cabeza con el codo.

—¡Ay, Draquis, lo siento!—Arianna resistió de sonreír, mientras le sobaba la cabeza—. No te vi, es que tu cabello me cegó.

—Muy graciosa, Anna—Draco la vio de mala manera. Arianna rodó los ojos ante al apodo, así la llamaba cuando eran pequeños y Draco no sabía pronunciar su nombre

Arianna fijó su vista en la pareja de Draco, alzó una de sus cejas cuando vio que era una chica de cabello castaño de Slytherin.

Arianna sintió como Draco la jalaba de la mano y la agachaba hasta su altura.

—Debemos vengarnos de Snape—Susurró Draco solo para ellos mismos—. Me puso con la peor pareja que puede haber, no sabe nada. Esto no lo voy a dejar así. Hubiera preferido mil veces hacer equipo con la huérfana Potter que con ella.

—Ya pensaremos en algo, Draquito—Dijo Arianna—. Ahora, tengo que irme.

Arianna se alejó le dio unas palmaditas en el hombro y se alejó a la mesa donde ya estaba su pareja.

—Hola, Hoffman—Arianna le sonrió

—Ho-Hola...

Dimitri Hoffman era su pareja. Dimitri es un chico de cabello negro y ojos azules. No eran el mismo azul que el de ella, ya que los de ella parecían casi Azul cielo y los de él azul mar.

—Lamento haberme tardado—Arianna puso sus cosas en la mesa

—No te preocupes, entiendo que hubieras preferido estar con Malfoy—Dimitri sonrió

—No te voy a negar lo innegable—Admitió Arianna—. Pero estoy segura que haremos buena pareja.

Arianna pensó que había quedado loca, cuando vio que a Dimitri le brillaron los ojos. Hasta que él sacudió su cabeza.

—Será mejor que iniciemos con el trabajo—Dimitri bajo la mirada a sus libros

Ambos se sumergieron en hacer la tarea. Arianna no podía negarlo. Dimitri era un buen compañero. Sabía sobre lo que hacían y sobre la materia.












━━━━━━━━━━━━━━━

¿Que les pareció?

Owww, Haly y Arianna solo son otra versión más dd Parkinson y Evans<3

Al igual que Draco y Arianna, en este universo Parkinson y Malfoy son familia <3

Dimitri Hoffman, otro chico más a la lista que tiene Arianna detrás de ella.

Teorías...

Psdt: Ya se que llevo tiempo desaparecida, pero me agarro un bloque horrible, de hecho si no fuera por Lune y Marie, este capítulo no existiría!

Psdt: ya pueden encontrar la perspectiva de Haly y Rigel en las otras historias. Lune_black y msh_black

PUBLICADO━━━Octubre 15, 2024

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro