💦18💦
[🐣][Park JiMin][🐣]
"Repítelo una vez más Min", pidió el chico ebrio que apenas podía grabar a la pelinegra chica que se encontraba sentada en una mesa de lo que creía era un bar muy viejo.
"Paark Jiminnnn es un hombre hermosoooo, mi hombreee", respondió la pelinegra arrastrando las palabras mientras sonreía bobamente.
Por mi parte solté una risita que hizo a Min gruñir por seguramente lamentarse de haber hecho ese espectáculo tan ridículo a ojos de los demás, pero tan lindo para mí.
"Vamos, eso no es lo que dijiste", regañó el chico mientras deducía yo, casi se cae por no tener estabilidad al estar parado por el alcohol.
"¿No dije eso?", la pelinegra pensó un poco antes de que una sonrisa se extendiera por sus hermosos labios "Park JiMin es...Perfecto hasta la muerte".
Y aquellas palabras no solo lograron que algo en mi pecho se sacudiera con realmente una fuerza indescriptible, sino también que la calidez que sentía todo mi cuerpo me provocara el sentimiento más añorado de todo mi existir, ser aceptado. Porque el amor es tan complicado como un dar y recibir, y para mí yo siempre di amor, pero nunca lo recibí, o al menos no de la persona que lo necesitaba. Y de alguna forma, de alguna mágica forma, ahora podía sentir lo que significaba ser amado.
Ser amado realmente.
ㅡLee Min Lu... ㅡllamé en un tono tan bajo que esperaba la pelinegra a mi costado lograra haberlo oído.
ㅡAquí estoy ㅡrespondió en el mismo tono débil que yo había usado haciendo que tan rápido mis oídos captaran el nerviosismo que aquella hermosa voz mis ojos se cerraran tan lentamente como me lo permití.
Tenía que hablar con ella.
Aclarar nuestras mentes.
Confesarme correctamente.
Y llegar a un conclusión.
Aquello era lo más razonable para darnos tiempo y pensar.
Pero mi mente solo tenía recalcado algo en este momento.
De hecho, siempre lo había tenido recalcado.
Y como fiel servidor de todo lo que pasara por mi mente.
Cumplí el único deseo que tenía en ese momento.
Y sin dar excusas o pasos atrás.
La besé.
Con un sentimiento muy acogedor siendo expandido por todo mi cuerpo al tan solo tender mis manos delicadamente por sus suaves mejillas, acerqué mi rostro lentamente dándole la opción a retroceder, pero ella no lo hizo, y de alguna forma aquello me lleno de valentía para rozar las comisuras de nuestros labios dando por terminado cualquier punto que implicaba el espacio personal. Ella dio el primer movimiento al unir completamente nuestros labios. Yo di el segundo al ladear ligeramente mi cabeza. Ella el tercero al empezar a mover lentamente sus belfos. Nuestros ojos se encontraban cerrados. Yo llevando completamente el control de este delicado, pero al mismo tiempo significativo beso. Tal como lo imagine, sus labios se sentían como dulces y suaves bombones listo para moder, claro que me complací a mi mismo cuando presione ligeramente mis dientes en su rellenito labio inferior. Sonreí en medio del beso, podía sentirme completamente feliz de esto. Uno, porque era Min, la chica que me hacía sentir extraño a los 12 años. Dos, porque por fin tenía mis manos en sus mejillas sin que estas estuvieran mojadas por sus lagrimas. Y tres, porque simplemente, era con lo que siempre había soñado.
Tal vez era un mentiroso, sabía exactamente porque no se lo había confesado hace mucho tiempo, pero aún así no lo quería ver de ese modo, empecé a sentir cosas por ella cuando yo tenía apenas cumplidos los 12 años, lo supe aquella vez que la vi con su vestido celeste saludando a todos los invitados que habían llegado a mi casa, con una sonrisita cariñosa y una de sus pequeñitas manos siendo atrapada por una de las enormes del hombre que se encontraba a su lado, su padre. En ese tiempo ella solo tenía 9, yo había cumplido 12. Genial, me gustaba una niña de 9 años que aún no sabía exactamente que significaba gustar y lo veía como que solo era por la apariencia física cuando en verdad significaba más, bien, me dije a mi mismo que la esperaría, pasaron 3 años donde en ningún día dude de visitarla a menudo para ayudarla con algo tan difícil como lo es el estudiar, yo no era un genio, pero para ser mayor entendía perfectamente lo que la niña traía de tarea, lo gratificante era que casi nunca necesitaba ayuda porque tenía a su familia y Jungkook, uf ese mocoso, recordaba cuantos celos le tenía a ese niño de sonrisa fea, lo malo era por la misma razón, casi nunca necesitaba mi ayuda. Tenía 15, había empezado a preocuparme por mi apariencia física cuando MinHa me contó que Min últimamente pegaba pósters de chicos super guapos en sus paredes, recordaba aquel miedo que se expandió en mí al solo escucharla decir guapos, yo no era precisamente un dios griego, y aunque tenía lo mío porque unas cuantas chicas me guiñaban el ojo en la escuela, no pude conformarme con el hecho de ser así, me inscribí en un club de atletismo cuando sabía perfectamente que odiaba, repudiaba y maldecía el solo estirarme para correr, a los meses cuando ya empezaba a ver cambios mínimos sucedió la peor tragedia que algún día pudo haber llegado a mí y la familia que apreciaba con todo mi corazón, Lee Min Suk, el padre de MinHa y MinLu, había muerto en un incendio, aquel día no llore, solo serví de hombro para MinHa, aquel día no llore, solo veía como todos a mi al rededor lo hacían, aquel día no llore, pero los siguientes a este si.
Él era el hombre, el mayor confidente de todos, lo que no le podía decir a mi padre o a MinHa se lo decía a él, porque era un gran hombre, amaba a su familia, preparaba hamburguesas todos los domingos para nosotros y sabía cuanto me gustaba su hija sin perderse un pequeño detalle.
Él era el gran hombre, y de alguna forma, nunca nadie lo podría opacar.
Solo me nuble, empecé a correr cada mañana con tanto esmero que me dañaba los pies, ejercicios que no estaban bien para los chicos de mi edad, despertar correr, olvidar, despertar, correr, olvidar.
Llenaba mis días con cualquier cosa que no me hiciera pensar, pensar en el hombre, pensar en su familia, pensar en MinHa, en su esposa, Jungkook, Min...
Llegué a la conclusión que esto no me hacía bien, y que de alguna forma tendría que llevar a la familia adelante, no iba a ser un hombre por él, lo iba a ser por ellas, porque lo necesitaban, porque me necesitaban.
Dejando cualquier sentimiento afectuoso a un lado, mi plan de confesión cuando ella creciera ya no se veía tan bien, osea, su padre había muerto, no llegaría de la nada diciendo: "¿Sabes qué? Me gustas", no, eso no hacía un hombre.
Con el tiempo ella fue cambiando, yo fui cambiando, llegué a un punto donde veía que lo dulce, cariñoso y tierno que llegaba a ser algunas veces les sacaba una sonrisa, a mí me gustaba ser lindo, a ellas les gustaba verme, aquello encajó a la perfección, pero Min...
Se metía en muchos problemas, junto a JungKook claro, a este ya no le tenía tanto resentimiento. Creímos que solo era una fase de rebeldía por los acontecimientos, lo dejamos pasar.
1, 2, 3, 4, 5 años después todo estaba aparentemente bien.
Salvo que la niña dulce de antes, nunca más había vuelto a aparecer.
Y el niño dulce que quería compartir galletas con la linda niña, había botado las galletas al basurero y se despertaba cada mañana con una sonrisa para empezar a correr.
Todo había pasado tan rápido, pero los sentimientos seguían intactos.
Mi corazón aún lo seguía.
ㅡLee MinLu, no sabes cuanto he esperado por esto ㅡconfesé cuando me dispuse a alejarme lentamente para juntar mi frente con la de ella, ella seguía con los ojos cerrados.
ㅡYo...también... ㅡrespondió en un intento de recuperar el aire perdido.
Sonreí.
Era hermosa, demasiado para mi propio bien.
Sus labios en un intenso tono rojizo eran como una invitación a que volviera a juntar los míos con estos.
Entonces lo intenté.
Pero sus manos sobre mi pecho ejerciendo un poco de fuerza me detuvieron.
ㅡNo... ㅡjadeoㅡ Esto no puede volver a pasar ㅡbromeó sin mucha gracia.
ㅡ¿De qué hablas? ㅡpregunté con una sonrisa ladeada viendo como ella habría lentamente los ojos dándome a observar como estos se encontraban rojos, por lo que entendí, iba a llorarㅡ Min... ㅡintenté articular.
ㅡTe amo Jimin, pero un tú y yo no existe ㅡaseguró mientras intentaba contener el llanto.
ㅡEntonces deberíamos hacer que lo haga ㅡella sonrió con un sabor amargo tan desesperante que sentía como mis ojos empezaban a arder como si me hubieran tirado alcohol a estos.
ㅡNunca funcionaría ㅡvolvió a asegurar.
ㅡHaré que funcione ㅡla tomé de las mejillas cuando una lagrima se deslizó por estas.
ㅡNo lo hagas ㅡpidió en un sollozo ahogado.
ㅡ¿Hacer qué? ㅡpregunté mientras tragaba fuertemente saliva para contener mis lagrimas.
ㅡIntentar ponerle un final feliz a ésto cuando está claramente destinado a uno triste ㅡcontestó apagadamente.
Una lagrima se intentó deslizar nuevamente por su mejilla, yo solo la deshice con un dedo mientras extendía una sonrisa amargada por mis temblorosos labios.
ㅡEntonces dime qué hacer ㅡpedí en un susurro percibiendo como todo su cuerpo reaccionaba a mi voz.
Ella guardo silencio unos segundos intentando regularizar su respirar para luego darme la cara y mirarme directamente a los ojos.
ㅡDesaparece... ㅡexpresó sin sentimiento algunoㅡ Desaparece de mi vida ㅡ.
Mi corazón hasta ahora se había mantenido intacto, ahora estaba seguro que ni siquiera existía.
[Pequeño espacio para tirarme hate]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro