10 de marzo de 1997

Kazhter:

Esta noche, en medio del bosque en el que estoy, apenas puedo ver lo que escribo. Mis lágrimas y la oscuridad impiden que mis ojos aprecien con precisión mi alrededor; pero me gusta tanto el color de las hojas de los árboles que vengo aquí tan seguido como mi pecho puede soportar, el olor me trae tantos recuerdos que a veces necesito cerrar los ojos para controlar el torbellino que me acomete.

Tu hermana gemela tiene el mismo tono de ojos que tú, a veces quisiera irla a buscar solo para sentir que estás a mi lado, pero recuerdo que tu casa dejó de quererme cuando descubrieron mis singulares gustos... Ustedes eran tan similares y tan distintos al mismo tiempo, mientras ella era una flor de invierno preciosa, tú eras más parecido a un ciervo recién nacido que descubre el mundo. Ella siempre tan altiva y elegante, con uno botón de rosas como labios y unos ojos fríos y penetrantes, tú... Tan jocoso y alegre, sonriente y con ojos cálidos y amables.

No sé qué tanto recuerdes de nuestro mundo... ¿O debería decir nuestros mundos? ¡Sí, Kazhter! Tenemos tres mundos por lo que podemos viajar: el de los humanos, el Mágico y el Medio. Y creo que hay un cuarto, ese en donde estás tú. Allá donde van los muertos.

Ojalá pudiera ir a donde reposas, quisiera conocer ese sitio que resulta mítico para muchos de nosotros... Tan interesante y peligroso, tan llamativo y oscuro... Dicen que es hermoso, ¿no? Los grandes abuelos solían contar historias de sus visitas al más allá, en aquel entonces no les creía, hoy en día les doy el beneficio de la duda. Uno de ellos dijo algo que me caló hasta los huesos: "ella se acerca". No supe comprenderlo, ¿ella quién? ¿Titania, la reina de Verano? ¡No me importa nadie ni nada si no se relaciona contigo!

Kazhter, te extraño, vuelve pronto.

Un melancólico Zhyt