30 de enero de 1997

Kazhter, es vergonzoso admitir lo que voy a escribirte en las siguientes líneas, pero han sido tantas veces que mi cuerpo y mente suplican un descanso a como dé lugar...

Te he visto de nuevo cubierto por una manta roja, tu mirada lucía ausente y tus ojos muertos no dejaban de mirarme, de velar por cada movimiento mío. Perdóname, perdóname por no haber sido lo bastante valiente, perdóname por no cuidarte como debí hacerlo.

Desde que el filo cortó tu piel, desde que la sangre brotó de ti, yo no he podido dejar de reprocharme, de culparme por lo que te sucedió; fue mi culpa, lo sé, lo sabes, lo sabe toda nuestra comunidad... Lo sabe el universo y aun así, fuiste tú quien pagó por mis errores, por mis faltas y por mi cobardía...

Por favor, por favor no vuelvas, no podría yo nunca verte a los ojos...

Zhyt