Me encontraba en casa aquella tarde, me sentía un poco triste y sola en ese momento. Había estado trabajando todo el día para mantener mi mente ocupada, pero en verdad necesitaba un poco de aire fresco para despejarme un poco y relajarme.

Decidí salir a caminar un rato y disfrutar del paisaje, pero antes de salir, intenté llamar a Uzui-san para ver si quería acompañarme, pero él estaba ocupado cortando algo de leña, mientras que Izumi dormía tranquilamente dentro de la casa, así que debido a esto no podía salir en ese momento. No me quedó más remedio que ir sola, aunque no me gustaba mucho la idea.

Caminé por los largos senderos que utilizábamos cuando íbamos al pueblo más cercano. Yo iba disfrutando del aire fresco y la brisa veraniega. El aroma en aquel lugar me hizo sentir un poco mejor, pero aún así seguía sintiéndome triste y sola.

De repente, a lo lejos vislumbré una figura que estaba cien por ciento segura que reconocía. Enfoqué mejor la vista mientras esa persona se acercaba, era Giyuu Tomioka, "mi segundo esposo". Me acerqué a él, sonriendo felizmente.

—¡Giyuu! ¡Cuánto tiempo sin verte! —exclamé.

Giyuu se sorprendió al verme, pero luego sonrió tímidamente.

—Hola, T/N. Cuánto tiempo, ¿verdad? —respondió con calma —Me alegro mucho que hayas podido volver, no hubo día en que no pensara en ti y llorara tu muerte.

Sus ojos se humedecieron y bajó la mirada un instante.

Me acercó a él para consolarlo y le di un abrazo. Mientras nuestros cuerpos se estrechaban, pude sentir que él estaba temblando.

—Gracias por haberme ayudado aquel día —susurré, avergonzada por haberlo dejado solo en aquella última vez que lo vi —Gracias por haber estado para Izumi cuando más necesitaba de mí. Eres como su segundo padre.

Giyuu se separó de mí y me miró a los ojos, sintiéndose un poco avergonzado por el agradecimiento que le estaba dando.

—No tienes que agradecerme, T/N. Me alegra haber podido ayudar a Izumi cuando lo necesitaba. Él es un chico increíble y merece todo el amor y la atención del mundo.

Giyuu sonrió tímidamente, recordando los momentos que había pasado con Izumi y lo mucho que lo quería. Y después de un momento agregó:

—Tú también eres una gran madre, T/N. Siempre estarás ahí para él, y eso es lo más importante.

No pude evitar sonreír y volver a abrazarlo.

—Gracias, Giyuu-san. Eres una gran persona, siempre has sido muy amable y atento con nosotros.

—Siempre estaré aquí para ustedes, T/N. Si necesitan algo, no duden en pedirme ayuda.

Después de un rato seguimos conversando sobre todo lo que había pasado en nuestras vidas desde la última vez que nos vimos. Reímos y bromeamos como si nunca me hubiera ido.

Finalmente, el sol comenzó a ponerse y miré a Giyuu a los ojos.

—Giyuu-san, te he echado de menos. Aunque no había querido aceptarlo por temor a que Uzui-san se molestara o que Izumi se confundiera al verme tan cerca de ti —dije llena de vergüenza y tristeza —Al menos... ¿Me dejarías demostrarte cuánto te he extrañado?

Giyuu se sintió un poco nervioso, pero luego se dejó llevar por la emoción del momento. Él me tomó de los hombros sin esperar a que yo tomara la iniciativa y buscó mis labios besándome apasionadamente.

Nuestro beso se interrumpió enseguida en cuanto él se apartó.

—Yo... No debería hacer esto. Ha pasado mucho tiempo y no sé si Uzui apruebe eso que tuvimos en el pasado —dijo avergonzado de sí mismo por haber sido tan impulsivo.

—Ha sido culpa mía. Yo te incité a esto —dije a modo de disculpa —Lamento haberme dejado llevar y...

Cuando menos esperé, Giyuu se había abalanzado a mí nuevamente tumbándome sobre la hierba comenzando a desvestirse. Yo me sentía feliz y excitada al mismo tiempo. Estaba dejándome llevar por el momento y había olvidado la culpa que sentía.

Amaba a Uzui, pero él tenía la culpa de que también yo sintiera algo por Tomioka-san... Después de todo, no podía olvidar aquella vez en que los dos me habían hecho suya.