71-Celebración Tras la Lucha
En la universidad Lonely Crow, Shawn Simpson y Sara García estaban teniendo una pequeña sesión de entrenamiento en el gimnasio del campus. Querían ponerse al día con sus nuevas habilidades.
—El Tercer Ojo es mucho más útil de lo que pensé, no solo te permite ver el futuro —comentó Sara, mientras bloqueaba y desviaba los ataques de Shawn—. Gracias al Tercer Ojo, tengo una mejor compresión de la Energía Kundalini y el Miasma. Creo que finalmente podré intentar varias técnicas que antes no podía dominar, como la Armadura de Fuego Celestial.
—Lo mismo me pasó con mi Welcome to the Jungle después del Ritual del Ahorcado, comprendí mejor mi Arte Místico y pude acceder a técnicas mucho más complejas —mencionó Shawn, esquivando una patada que le lanzó Sara—. Finalmente mis habilidades se han puesto al día con mi cuerpo. No es perfecto aún, pero nunca antes he sentido que he avanzado tanto como ahora.
—Sí, solo con verte con mi Tercer Ojo puedo saber lo fuerte que te has vuelto —replicó Sara, aplicándole un mataleón únicamente para darle un beso en la mejilla—. Esta noche te daré una pequeña recompensa.
—Hehehehe, no podría esperar —confesó sonrojado.
—Oigan tórtolos, ¿ya terminaron de coquetear? —dijo Samuel, con algo de humor, llegando al gimnasio—. La gente ya llegó, tenemos que celebrar.
Sara y Shawn soltaron una pequeña risa y siguieron a Samuel hasta la azotea de la universidad Lonely Crow. Por el camino, se les veía algo serios.
—Nobunaga dijo que la Serpiente del Edén busca algo de nosotros, ¿qué creen que sea? —mencionó Samuel, frunciendo el ceño.
—Ni idea, pero si nos han estado investigando, entonces ya tendrán información de todas nuestras habilidades —remarcó Shawn, con las manos en los bolsillos—. Habrá que tener cuidado en el futuro y centrar nuestro tiempo en la Organización Lovecraft en seguir desmantelando su organización poco a poco. Tiene que haber información de los altos mandos en alguna parte. No podemos seguir permitiendo que esas armas que daña a ángeles y demonios sigan rondando por ahí.
—Ellos caerán, tarde o temprano. Ya pensaremos en nuestro siguiente paso en el mañana —indicó Sara, dedicándoles una sonrisa a ambos—. Por ahora hay que disfrutar del momento.
Una vez llegaron a la azotea, allí estaban todos reunidos, Koda, Ada, Shui Li, Búfalo Salvaje, los Caídos, los arcángeles, incluso los amigos Arcontes que hicieron durante su tiempo en los Reinos Eternos. La música estaba a todo volumen y Belcebú estaba a cargo del asado y del resto de los aperitivos. Tras aquella gran batalla contra Shinigami, era necesario festejar.
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Lilith tomó a Freyja de la mano para poder presentarla a sus hermanos.
—¡Hermanos, hermanos! Les quiero presentar a my darling, Freyja —dijo mirando a la Reina de Gondor de forma coqueta—. Es mi novia.
—Es un honor poder verlos nuevamente, Príncipes del Infierno —dijo Freyja, haciendo una reverencia ante ellos por respeto, con las mejillas ligeramente sonrojadas—. Yo, Freyja, como Reina de Gondor prometo amar y cuidar de su hermana menor el tiempo que ella decida ser mi amada.
—No hace falta los formalismos, Freyja, no eres simple plebeya para hablarnos así, sino de las pocas personas que puedo considerar una igual —mencionó Lucifer, mientras tomaba un sorbo de vino—. Aunque he de confesar, Lilith, que no sabía que te atraían las mujeres las mujeres altas.
—Te voy a ser sincera, hermano, no formé estos músculos los últimos años para pelear —declaró Lilith, con una sonrisa pícara, para luego cargar a Freyja en brazos como una princesa—. Sino para poder hacer esto por ella.
—¡¿E-ehhhh?! Li-Lilith bájame, esto es vergonzoso. Tus hermanos y los demás Arcontes están viendo —pidió Freyja, con el rostro rojo como tomate.
—No puedo hacer eso, lindura, soy un Pecado Capital —replicó con tono coqueto—. Una vez que cargamos en nuestro brazo a una persona que amamos, no podemos bajarla como si nada.
—Eso te lo acabas de inventar, ¿verdad? —señaló con un gotón de sudor bajándole por la frente.
—No, de hecho es una de nuestras reglas no escritas, decretada por Lucifer —comentó Leviatán mientras fumaba su pipa.
Freyja sentía como si su cuerpo se derretía por la pena que estaba sintiendo, mientras que sus compañeros Arcontes veían la situación como algo tierno y entre pequeñas risas.
—Parece que Freyja a conseguido a alguien tan pícaro como tú, mi buen amigo —comentó Rudra a Shiva.
—No sé porqué lo dices —mencionó mientras tenía sus manos superiores en los pechos de sus esposas.
—¡Oye! ¡No en público idiota! —le reclamaron sus tres hijos, a lo que Shiva y sus dos esposas solo rieron.
—Creo que algunas cosas nunca cambiarán —comentó Sara, viendo la escena junto con Rudra.
—¡Ruhahahahahahaha! ¡En eso tienes razón, pequeña Sara! —exclamó Rudra entre risas.
Por otra parte, Shawn estaba con Raguel de la Generosidad, Shui Li y Scáthach.
—¿Para qué querías hablar con nosotras, Shawn? —preguntó Raguel, por curiosidad.
—Bueno, maestra Scáthach, ¿podría agacharse un poco, por favor? —pidió con una ligera sonrisa.
—Uhmmm, ¿ok? —dijo Scáthach, con una ceja arqueada.
Una vez que Scáthach estaba a la altura de las demás mujeres, Shawn abrazó a las tres con fuerza y cariño.
—Tengo que agradecerles a las tres por todo lo que me han enseñado —admitió con una voz jovial y orgullosa—. Me han acompañado en los últimos cinco años de mi vida y gracias a las lecciones cada una, he llegado a donde estoy ahora. Nunca olvidaré lo que me han enseñado. Muchas gracias, mis maestras.
—Ay Shawn, creo que me vas a hacer llorar —dijo Raguel, conmovida.
—Ya que has sido tan honesto, yo también tengo que hacerlo —dijo Shui Li, con una dulce sonrisa—. De todos los discípulos que he tenido, tú eres mi favorito de todos.
—Hmpf, por supuesto que tienes que agradecerme, te tuve que soportar varios meses —replicó Scáthach con algo de soberbia, pero también dándole un beso de cariño en la frente—. Siempre serás bienvenido en mi bosque, mocoso.
Otro conmovedor momento se estaba llevando a cabo, Samuel se había reunido con Búfalo Salvaje, Koda, Ada y los Tres Caciques del Dorado, para poder brindar con un poco whisky por la partida de su amiga y discípula.
—¡Por Grace! —exclamaron todos al chocar sus vasos de cristal.
—Parece que podremos tomarnos unos días de descanso del entrenamiento —comentó Gabriel a Leviatán, viendo a todos divertirse en el lugar.
—Por ahora, después tendremos que seguir para pulir tus habilidades —replicó Leviatán, con seriedad—. Por otro lado, ¿dónde está Uriel? ¿No vendrá a la fiesta? Esperaba tener una charla filosófica con él.
—Nah, debe estar en estos momentos hablando con una vieja amiga.
En los bosques de Alaska, Tomoe Gozen estaba un refugio que ella misma se había hecho en una cueva, comiendo carne de un alce que había cazado.
—¡Itadakimasu! —exclamó con jovialidad, dándole un pedazo a Tupac.
—Me alegra saber que sigues teniendo un gran apetito.
Tomoe miró de reojo a Uriel de la Templanza, quien se encontraba en la entrada de la cueva con un abrigo celestes y botas negras.
—Hace frío afuera, ven cerca de la fogata —indicó la mujer samurái dándole un mordisco a la pata de alce asada.
El arcángel se sentó a su lado, aunque guardando algo de distancia. Había un silencio incómodo entre los dos que fue notado al instante por Tupac.
—Oye... quiero pedirte perdón por lo que pasó entre nosotros, en el Periodo Heian, fui un maldito cobarde —confesó Uriel, tomando la palabra, con una expresión de vergüenza llevándose los dedos entre sus cabellos rizados—. Estaba tan inmerso en ser el perfecto, un ejemplo a seguir para todos de lo que debe ser un arcángel. Leal, humilde, caritativo, paciente, diligente, templado, generoso y casto... que no tuve en cuenta como tú te sentirías. Por mi egoísmo fuiste lastimada y bueno... durante más de mil años, no tuve el valor de pedirte perdón por esa misma cobardía.
—Nunca te guardé rencor, Uriel —reveló Tomoe para sorpresa del arcángel—. Superé lo nuestro hace mucho tiempo y jamás te odié.
—¿Y por qué nunca quisiste venir a las reuniones de mis discípulos? —preguntó cabizbajo.
—Hmpf, puede que te haya perdonado, pero no lo olvidé —explicó ofreciéndole un trozo de carne a Uriel—. Además, no quería incomodar al resto de tus discípulos con nuestros dramas.
Tomoe le dedicó una dulce sonrisa a Uriel, llena de sinceridad para expresarse.
—Deja ir esa vergüenza del pasado, Uriel, eres un arcángel y te queda toda una eternidad por delante. Si algo he aprendido de esta segunda vida, es que todos los recuerdos y emociones que nos traigan dolor, son un apego nocivo y por eso, hay que dejarlas ir —Tomoe dió otro mordisco a su cena antes de seguir hablando—. Prefiero quedarme con los bellos momentos que tuvimos juntos. Si algo debo agradecerte, es que tú fuiste responsable de convertirme en la guerrera que soy ahora.
—Gracias por el consejo, Tomoe —musitó, sonriendo mucho más aliviado.
—¿Te puedes quedar unos días? —preguntó—. Aprovecharé que estás aquí para que me ayudes a mejorar mi estilo.
—Lo que sea por una antigua discípula —aceptó con tono amistoso.
En algún lugar del globo, mientras otros festejaban y se reconciliaban, otros conspiraban.
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En una habitación de un antiguo templo hindú, entró una mujer de rasgos europeos, con cabello rosado, con ojos color escarlata, su piel era totalmente blanca, su físico era curvilíneo y su piel parecía porcelana. Vestía una camisa blanca mangas cortas, junto a una minifalda negra, chaqueta con capucha negra, pantimedias con ligues negros y botas altas. A pesar de su hermosa apariencia, también emitía una aura tétrica.
—Nobunaga Saneyoshi fue derrotado en batalla junto a Shinigami —informó.
En aquella habitación, se encontraba Augusto Cervantes, el máximo líder de La Serpiente del Edén.
—Aunque creo que tú ya contabas con eso, ¿verdad? —comentó cruzada de brazos.
—Por supuesto, mi querida Bazett, incluso con un Arte Místico tan bueno como lo es Malice Mizer, Saneyoshi y Shinigami tenían que enfrentarse a las Virtudes Capitales, los ángeles más poderosos del cosmos —replicó con cierta diversión maquiavélica.
—¿Y cuál sería el siguiente paso para nuestras operaciones? —preguntó con una ligera sonrisa—. En cualquier momento podría ocurrir la alineación planetaria que hemos esperado por tanto tiempo y solo tenemos dos piezas de la Estrella de David. Necesitamos localizar las siguientes piezas.
—Paciencia, mi vieja amiga, paciencia. Gracias a Nobunaga Saneyoshi ya tenemos un as bajo la manga en contra de Lucifer del Orgullo-Traición y con Miguel de la Paciencia-Lealtad. Aún necesitamos pulir el resto de nuestros experimentos, nuestros Paladines necesitarán a lo mejor de lo mejor. Cuando sellemos a Lucifer y a Miguel, entonces nos volveremos el enemigo número uno del Cielo y el Infierno, y yo prefiero evitar problemas innecesarios hasta que sea el momento adecuado.
—¿Qué hay de los miembros del Equipo Simpson? —inquirió con una mueca de desagrado—. Esos mocosos también han sido una piedra en nuestros zapatos desde que descubrieron nuestros tratos con la Luna de Sangre. Además de que se han vuelto mucho más fuertes, sobre todo esa Wandering, Sara García.
—¿Qué tan fuerte? —preguntó lleno de curiosidad.
—Si no te cuidas, posiblemente pueda derrotarte —reveló con seriedad—. Recuerda que los Wanderings son los únicos seres capaces de rivalizar con Lucifer y Miguel. Según mis investigaciones, tal vez estemos ante la Wandering más poderosa, desde los tiempos de Minamoto no Tametomo y Jaidee Khan.
—¡Hahahahahahahaha! ¡Suena a alguien muy interesante! —exclamó con emoción para luego mostrar una sonrisa siniestra, junto con un aura de Energía Kundalini asfixiante, incluso para la mujer que estaba en la habitación—. Que comience nuestro juego de las sombras, mi querida Bazett.
Esta historia continuará en... ¡Vidas Paranormales 4: Apoteosis!
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