Los Ángeles, una ciudad ubicada al sur de California y también una de las ciudades más grandes de Estados Unidos. Famosa por ser el nucleo de toda industria del cine y la televisión. 

Aunque como cualquier ciudad de Estados Unidos, tenía sus problemas. En este caso, la delincuencia reinaba.

Eran las once de la mañana, cuando un atroz crimen parecía que iba a tener lugar en un callejón apartado. Dos pandilleros agarraron a una mujer y a punta de pistola la llevaron hasta un sitio alejado para poder abusar sexualmente de ella. Lo que no sabían es que alguien había sido testigo de su acto y como caballero, no iba a permitir que lastimasen a una mujer de buen corazón.

—Parece que incluso en esta época moderna siguen existiendo escorias, que insisten en ensuciar el código de un caballero.

Los dos pandilleros se giraron para ver al testigo y se extrañaron al ver a un japonés de rasgos andróginos, de cabello negro y largo, vistiendo un kimono celeste debajo de un haori rojo con detalles florales blancos, hakama de color ocre y sandalias de madera. Se trataba de Sasaki Kojiro, El Demonio de la Monohoshi Zao.

—¿Acaso quieres morir marica? —uno de los criminales le apuntó con su arma, mientras el otro retenía a la mujer.

—¿Me apuntas con un arma? Si apuntas a alguien con un arma, debes estar mentalizado de que lo vas a matar —explicó con tono tranquilo—. En vez de pensar, "te voy a matar", debes de pensar, "te he matado". De esta manera, no habrá dudas en tu actuar. Mírenme a mí, por ejemplo, yo ya los he matado.

—¡Vete al infierno! 

El hombre vació el cargador de su pistola glock contra el samurái andrógino, pero para su horror y para el de su cómplice, nada le había ocurrido a Kojiro. Todo lo contrario, les mostró sus puños cerrados, los cuales abrió lentamente, dejando caer al suelo todas las balas que le habían disparado y que había atrapado.

—Los he matado.

Ganryu: Uzumaki.
(Estilo de Piedra Grande: Remolino)

Sin que ninguna de las tres personas presentes en aquel callejón además de Kojiro pudieran verlo, los dos asaltantes terminaron con la cabeza mirando hacia atras. El japonés de ropas extravagantes les había roto el cuello y tenía a la mujer en sus brazos, totalmente a salvo.

—¿Te hicieron daño? —preguntó Kojiro, separándose suavemente de ella.

—N-no, estoy b-bien —respondió aún impactada por lo que vio—. ¿Cómo hiciste eso? 

—¡Zehahahahaha! Un verdadero samurái no revela sus secretos a cualquiera —respondió con elocuencia—. Que tenga un lindo día, señorita de buen ver.

—Espera, ¿cuál es tu nombre? —preguntó mientras se iba.

—Sasaki Kojiro, que no se le olvide —reveló viéndola de reojo con una sonrisa.

El espadachín se retiró de allí satisfecho con haber protegido a una mujer. Shady, su Malebranche, estaba en su hombro, pero con su magia, únicamente Kojiro podía verlo (aunque los médiums también podían). 

El día de ayer habían llegado a Los Ángeles, ya que era el lugar más cercano a Nueva Mexico que Shady conocía. Decidió conocer un poco más el Nuevo Mundo durante aquel nuevo camino del guerrero en el que se embarcó para ser más fuerte y hacer que su nombre resuene en esa nueva era.

—Oh, pero que bosque de concreto más llamativo en el que nos encontramos, mi buen amigo Shady —mencionó Kojiro, apreciando el paisaje urbano de Los Ángeles.

—¿Cuales serán los primeros rivales que enfrentemos, Kojiro-dono? —preguntó Shady, con curiosidad.

—Primero quiero pasar el rato en este bosque de concreto antes de buscar a algún rival digno con el cual combatir —reveló—. Tenemos dinero suficiente para comer en un lugar lujoso y poder conocer esa lugar llamado "cine" que mencionó Saneyoshi-dono.

Durante su caminata, un ruido le llamó la atención a Kojiro, como un chillido agudo. Lo siguió hasta un contenedor de basura que se encontraba en un estacionamiento afuera de un negocio, al abrir el contenedor, Kojiro se encontró dentro de una bolsa de plástico, un cachorro de husky siberiano, de pelaje blanco con negro y ojos como zafiros.

—Oh, pobre pequeño, ¿quién habrá sido el cerdo que te hizo esto? —dijo Kojiro, cargándolo entre sus brazos con delicadeza—. No te preocupes, a partir de ahora estarás bajo mi cuidado. Mira Shady, tenemos un nuevo compañero de aventuras.

—¿Cómo lo llamará, Kojiro-dono?

—Hmmmm... Momotaro, su nombre será Momotaro —proclamó con una sonrisa jovial—. Era mi cuento favorito de niño.

El pequeño Momotaro soltó un adorable ladrido, lamiendo la cara de Kojiro, parecía que ya le había agarrado confianza.

El espadachín y el Malebranche agregaron a un nuevo miembro en su viaje del héroe, Kojiro fue de tienda en tienda, comrpándole a su pequeño Momotaro un bolso especial para llevar a mascotas, junto a suficiente comida para un cachorro como él, la cual guardó dentró de Shady. 

Antes de partir a sus misiones hacia los Reinos Eternos, La Serpiente del Edén alamacenó en los Malebranches dinero de los paises en los que los guerreros resucitados iban a ir, en caso de emergencias. Por ahora, Kojiro usará una parte del dinero para placeres mundanos, lo demás lo guardará y conseguirá dinero como Cazador por Contrato, un oficio que conoció gracias a Nobunaga.

Tras tener todo lo necesario para su nuevo amigo, Kojiro decidió comer en un lujoso restaurante, ocultando a Momotaro entre sus ropas para también darle de comer.

Pidió un lugar con vista a la ciudad y lo llevaron hasta un balcón, una vez allí, miró el menú y decidió ordenar un filete con ensalada y una copa de vino. 

—Quiero crear una técnica para mi Ganryu —mencionó acariciando a Momotaro, que había asomado la cabeza fuera de su kimono.

—¿Qué hay de las que creó con el Niten Ichi-Ryu y el Tenryū Hito-Ryu? —preguntó arqueando una ceja.

—Son excelentes técnicas, pero necesito una que esté a la par con los oponentes que voy a enfrentar a partir de ahora —explicó pensativo—. En el pasado, sin contar a Musashi-san, luché contra meros hombre, pero los guerreros de esta época con algo superior. Hechiceros, Arcontes, ángeles y demonios. Necesito de una técnica que pueda con todos, mi as bajo la manga. Sin embargo, necesito verdadera inspiración.

https://youtu.be/mvAjp2oYPT8

Un camarero le entregó su comida al espadachín. Se frotó las manos al ver tremendo manjar ante él, tomó el tenedor y el cuchillo, mostrando grandes modales en la mesa. Cuando se dispuso a dar un bocado al filete, se detuvo a medio camino. Olió la comida y el vino, dándose cuenta de un detalle que despertó cierta molestia en él.

Se levantó de su mesa, con una mirada fría irrumpió en la cocina, donde el personal lo vio con hostilidad.

—Pueden dejar de fingir, sé que no son el verdadero personal de este restaurante ya que trataron de envenenarme con la comida —reveló emitiendo un aura asesina—. ¿Quiénes son?

Uno de los hombres de piel morena mostró su placa, revelando que eran agentes de la Organización Lovecraft.

—Hmpf, debí suponerlo, Musashi-san y Tomoe-chan ya tuvieron problemas con ustedes en Egipto, era obvio que vendría por mí —mencionó con una sonrisa burlona—. Tengo entendido que ustedes valoran mucho el velo del secretismo, por lo que supongo que no vamos a pelear aquí. Solo digan lugar, hora y fecha, estaré allí con gusto para pelear con todos ustedes.

—Parte abandonada del metro en el norte, entre el barrio chino, dentro de dos horas —respondió uno de los agentes—. Te estaremos esperando, marica de mierda, no te vamos dejar ir hasta matarte.

—¡Zehahahahahaha! Que buena broma, tienen un excelente sentido del humor —dijo antes de abandonar el restaurante.

Sasaki Kojiro sonrió de forma siniestra una vez que estaba fuera del local, sabía que le esperaba un combate por lo menos divertido. Le recordaba al evento que lo terminó convirtiendo en El Demonio de la Monohoshi Zao.

La parte abandonada del metro, era una vieja estación que tras ciertos acontecimiento quedó en desuso, las luces del lugar parpadeaban constantemente, había ratas por doquier y cableado suelto. 

Cuando Kojiro llegó a la hora acordada, había cerca de treinta hechiceros de la Organización Lovecraft. Estaba solo, con su Monohoshi Zao en su espalda; antes de venir le había pedido a Shady que se quedara lejos cuidando a Momotaro.

—Esto no suele el modus operandi de la Organización Lovecraft que mencionó Saneyosho-dono, es extraño que hayan aceptado un duelo contra mí —mencionó sintiéndose intrigado.

—Porque ahora mismo no somos agentes.

De entre la multitud de hechiceros, salió Bufalo Salvaje, el chaman Sioux maestro de Samuel Dupont y Grace Cormac.

—Estamos aquí para vengar a mi alumna por lo que ustedes maltidos, le hicieron —declaró con una mirada iracunda.

—Con alumna, ¿te refieres a Grace Cormac? —preguntó arqueand una ceja.

—¡¡¡No te atrevas a decir su nombre!!! —gritó emitiendo su aura de Energía Kundalini con intensidad—. Ustedes la mataron y ahora... pagarán sangre con sangre.

—¡Zehahahahaha! ¡Maravilloso, maravilloso, maravilloso! ¡That's beauty, maestro! —exclamó Kojiro, con una sonrisa endemoniada—. ¡Un fervor sin igual! ¡De ser así, yo, el villano de tu historia aceptaré tu reto sin dudarlo!

—¿Entonces qué esperas? Desenvaina tu espada —le desafió Bufalo Salvaje.

—No hace falta, puedo derrotarlos a todos únicamente con las técnicas de combate a mano desnuda del Ganryu —aseguró adoptando una pose de combate, que parecía similar a las usadas por los luchadores de aikido—. Además... quiero sentir como sus músculos se retorcerán con el Uzumaki. 

—La soberbia será tu ruina, Sasaki Kojiro —advirtió Bufalo Salvaje.

El chamán junto al resto de sus alumnos se transformaron en sus formas híbridas, haciendo de todo. Tigres, monos, cocodrilos, toros, armadillos, águilas, etc. Ante este panorama, la emoción de Sasaki Kojiro solo aumentaba más y más.