27-El Origen del Conde Drácula y la Duquesa Sangrienta
Todos se encontraban sentados en la sala de la casa, en medio de un silencio incómodo.
—¿Y bien? ¿Cómo supieron que era yo? —preguntó Vlad Tepes, cruzando los brazos.
—Eso no importa, lo que importa es que queremos saber todo sobre Isabel Báthory y cómo llegó a derrocarlo —dijo Sara, con seriedad.
Vlad rió con sorpresa antes de suspirar.
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—Nunca pensé volver a escuchar ese nombre en mi vida —dijo sonriendo—. Si quieren saber sobre Isabel Báthory, primero deben saber el origen de todos los vampiros.
Era el año 1475 cuando inicie aquel ritual para invocar a uno de los Pecados Capitales. Aún recuerdo a la perfección aquella noche de luna roja, estaba en las profundidades de mi castillo, donde la luz de la luna se asomaba por las pocas ventanas del lugar. Un pobre ladrón estaba atado a un pedestal, en el centro de un pentagrama invertido. Recité el hechizo que se me fue revelado por un antiguo pagano originario de Babilonia.
"¡Escucha mi llamado, Asmodeus de la Lujuria! Aquella que cometió tan horrible acto, acepta este sacrificio de carne y sangre para que concedas mi deseo".
Entonces apuñalé al hombre varias veces en el vientre y la sangre se escurría por todas partes, después de eso... no ocurrió nada, al menos no durante unos segundos, pero de pronto, el pentagrama empezó a brillar de un color escarlata, me salí del círculo y entonces ella apareció en toda su seductora gloria. Era Asmodeus, quien por puro instinto salto para matarme, pero el pentagrama me protegía con una barrera de magia.
"¿Cómo se encuentra, Lady Asmodeus? Me disculpo por el golpe, pero viendo lo que iba a hacer, creo que esa barrera ha salvado mi vida".
"Honestamente... adolorida y no es por el golpe, he tenido este dolor de espalda durante un tiempo —francamente no esperaba que un Pecado Capital hablara de esa forma—, aunque no sé qué estaba esperando, me llevo yo, llevo quien sabe cuantos siglos durmiendo en el suelo, juro que tendré que hacer una cama, me da igual si es con piel humana. Suficiente de mí, ¿Quien eres? ¿Por qué me has invocado?".
"Soy Vlad III de Valaquia, gobernante de estas tierras. Te he invocado para que me des parte de tus poderes".
Al declarar mis intenciones lo único que esa mocosa hizo fue reírse descontroladamente, como si estuviera viendo la cosa más divertida del mundo. Me harté de su burla y estalle.
"¡Suficiente! Te he invocado y debes obedecerme, quiero una parte de tu poder para consolidar mis dominios. Si no me lo das, yo mismo lo tomaré".
Allí aprendí que nunca debes faltarle el respeto a un Pecado Capital, porque lo siguiente que hizo fue soltar un horrible grito que me hizo sangrar los oídos.
"Cuida tus palabras, humano. De no ser por esta barrera, tu ya no estarías vivo —sin duda hablaba en serio, se le veía en sus ojos—. No querrás mis poderes, serán más una maldición que una bendición para tí.
"¡No me importa! Lo único que quiero es poder, poder para gobernar eternamente y que todos los malvados del mundo, sufran mi justicia —francamente, debí haber pensado mejor su advertencia—. Así que, por favor, Lady Asmodeus, deme una parte de su poder".
Asmodeus me miró con indiferencia un tiempo y después sonrió de una manera que nunca he olvidado, puede que esa chica tenga su lado infantil, pero cuando se pone las pilas, se vuelve extremadamente aterradora.
"Ven, acércate a mí, entra dentro del pentagrama —su voz resultaba ser muy hipnótica, como el canto de una sirena—. Entra y te daré mis poderes".
Con paso lento entré al pentagrama y entonces, ella me mordió el cuello, sentí como si me inyectara algo a través de sus colmillos, como si una serpiente me estuviera inyectando veneno. Salí nuevamente del pentagrama y poco a poco, Asmodeus se fue desvaneciendo.
"¡Disfruta de tu nueva vida, Vlad III de Valaquia! —me gritó antes de irse".
Yo me retorcía de dolor en el suelo, es un dolor que ningún otro vampiro conoció después de mí, porque sentía dolor en cada célula de mi cuerpo, mi piel me ardía, mis órganos se derretían, sentía como si todo mi cuero cabelludo apuñalaba mi cerebro, estuve así hasta quedar inconsciente y desperté a la mañana siguiente cuando uno de mis sirvientes fue a buscarme y al despertar un hambre insaciable por sangre humana me dominó y lo maté, dejándolo sin sangre, ese día me convertí en el Conde Drácula el máximo soberano de todos los vampiros. Sin embargo, no puede evitar que mi imperio cayera, éramos pocos vampiros y no habíamos descubierto las Marcas Vampíricas aún. Fuí derrotado por los turcos otomanos, moribundo y malherido tuve que huir e hibernar durante casi un siglo. Al despertar, traté de reconquistar mi imperio con un clan guerrero que llamé "El Dragón Rojo" en honor a la orden que pertenecía junto a mi padre, pero fui derrotado por el "Abismo de los Monstruos", Solomon Lovecraft.
Durante mis intentos de conquista descubrimos que alimentándonos de cierta cantidad de humanos y con entrenamiento desarrollamos las Marcas Vampíricas. Mi Marca era conocida como Vlad Tepes, la cual me permitía invocar estacas por cualquier lugar en un rango de tres km, incluso dentro de las personas que se me acercaban en un rango de diez metros, pero también, al ser el primer vampiros creado por Asmodeus, era capaz de usar la Niebla del Caos para poder teletransportarme a donde estuviera la niebla. Solomon Lovecraft y su grupo eran guerreros poderosos y el Dragón Rojo tuvo que verse obligado a operar clandestinamente.
En 1560 nació una de mis descendientes en Hungría, esa era Isabel Báthory y... ohhhh, la conocí muy bien porque siempre tuve un ojo puesto en ella una vez que supe que era de mi linaje y verán, les explicaré algo sobre la naturaleza del ser humano.
La gran mayoría de veces un humano se rompe y cae en la locura por una o varias cosas que suceden en su vida, pero con Báthory era diferente, desde pequeña ella estaba rota, desde pequeña ella tenía cierta oscuridad en su interior. Siempre sufrió de grandes ataques de ira, esos ataques se tranquilizaron cuando se casó con su esposo, Fenrec Nádasdy, pero la felicidad le duró poco, ya que él moriría en la guerra y Báthory se sumió aún más en su oscuridad. Una noche, cuando una sirvienta le estaba peinando el cabello, se lo jaló con fuerza debido a un nudo y Báthory en un ataque de ira, la mató a golpes y ella quedó salpicada de su sangre, allí Báthory se dio cuenta que el rojo es el más hermoso color y todo lo que lo tenga sería hermoso, así comenzó su matanza. 650 mujeres fueron asesinadas por ella para beber y bañarse en su sangre, pero el espectáculo no le duró mucho porque al final fue descubierta y condenada a permanecer encerrada en su habitación, sin poder ver la luz del día. Allí fue cuando yo la encontré y la transformé en vampira.
Si Báthory ya estaba loca cuando se convirtió en asesina serial, permanecer en aquella habitación oscura la volvió aún más loca, no podía permanecer en ningún lugar sin siquiera tener una fuente de luz cerca, le tenía y muy probablemente es que todavía le tenga miedo a los espacios cerrados y oscuros, su cabello se volvió completamente blanco debido al trauma, lo que un par de siglos después se conocería como síndrome de Maria Antonieta. Permanecimos ocultos, dirigiendo El Dragón Rojo, hasta que en 1905 llegamos a Estados Unidos, donde iniciamos con La Luna de Sangre, en honor a aquella noche en la que me convertí en vampiro. Pasaron las décadas, reclutamos a los otros Duques, pero en 1988 ocurrió el golpe de estado de Báthory.
Resulta que esa mujerzuela había estado conspirando a mis espaldas desde hace tiempo, ya que se sometió a varios experimentos dirigidos por el Dr. Josef Mengele, dichos experimentos tenían como finalidad explotar al máximo el poder de Báthory para controlar la sangre, descubrieron que ella es AB positivo, es decir, es receptora universal. Cuando Báthory consume por completo la sangre de otro vampiro con Marca Vampírica y después lo mata, ella puede robar sus poderes y así fue como obtuvo un poder conocido como Los Ojos de Apolo, un poder que le permite a su usuario ver las siguientes acciones de su enemigo en un rango de 13 segundos. Isabel Báthory y yo peleamos, la batalla fue absolutamente reñida, los dos estábamos igualados en fuerza, pero entonces escuché el sonido de un violín y comencé a desorientarme, Báthory me decapitó y fuí derrotado.
—Así fue como perdí todo, mi título, mi honor, mi organización, todo —Vlad suspiró con tristeza.
—¿Y como fue que volviste a ser humano? —preguntó Shui.
—Después de decapitarme, Báthory unió rápidamente mi cabeza con mi cuerpo —explicó Vlad—. Me dio ambrosía, un líquido divino que desapareció de la tierra hace milenios, pero resulta que durante su conspiración logró encontrar una última copa de ambrosía. Si un humano la bebe, se vuelve inmortal, pero si un Ser Maldito como yo lo bebía, se convertiría en un humano de nuevo. De esa manera me volví humano, Báthory me perdonó la vida en un combate a muerte, no existe peor humillación que esa. Decidí reiniciar mi vida desde cero, me mudé a este pueblo y trabajo como oficial de policía, me faltan diez años para el retiro y disfrutar de una vejez con pensión.
—Tres Duques fueron asesinados, ¿quienes son los otros dos? —preguntó Lucifer.
—No estoy seguro, lo más probable es que Báthory haya matado a todo aquel que haya sido leal a mí, posiblemente uno de ellos sea el Dr. Josef Mengele —respondió Vald, con cierta molestia—. Tengan cuidado con él, su Marca Vampírica se conoce como Toxicity, puede expulsar químicos de forma gaseosa por los poros de su piel.
—Hay una última pregunta que debemos hacerle, ¿donde se oculta Báthory? —preguntó Sara, cruzando los brazos.
—Hay un hotel a las afueras de Nueva Orleans, conocido como el hotel Hellworld, allí es donde se encuentra la guarida secreta central, es un complejo subterráneo de varios kilómetros. Les recomiendo que tengan cuidado, ese lugar estará repleto de vampiros y todo tipo de experimentos extraños.
Una vez que Sara y sus amigos tuvieron toda la información, se retiraron de la casa, dejando solo al antiguo Conde Drácula para que pueda disfrutar tranquilo su vida como mortal, pero aquella noche, él recibiría una visita inesperada.
Mientras se encontraba solo en su sala, escuchando música por la radio, un escalofrío recorre todo su cuerpo.
—¿Eres tú, Isabel? —preguntó con los ojos cerrados.
Isabel Báthory salio de entre las sombras con algo de timidez y una expresión melancólica.
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—Hola, abuelo —dijo Báthory—. ¿Podemos hablar?
—¿Tengo otra opción? —dijo Vlad, algo despectivo—. Solo siéntate, ¿cómo es dirigir la Luna de Sangre?
—Es algo agotador a veces —confesó mientras tomaba asiento—. Estas semanas han sido un infierno para mí... Jack ha muerto.
—¿Jackson Cloverfield? Hmpf, ¿quién lo diría? Nunca pensé que ese sádico hijo de puta sería derrotado —comentó con entrecruzando los dedos.
—Desde su muerte he sentido un profundo vacío —declaró con una mirada melancólica—. Era la única persona que yo podía llamar "amigo". Ya no siento ni siquiera placer en matar, esos humanos perdieron su gracia.
—¿Por qué crees que perdieron su gracia? —inquirió arqueando una ceja.
—¡Son tan débiles y fáciles! ¡Ya no luchan por su vida hasta el último suspiro! —exclamó destrozando los reposabrazos del sofá por la rabia—. No son como aquel hechicero que maté en la Organización Lovecraft de Alejandría, ese hombre incluso estando desmayado concentró todas sus fuerzas en un último ataque desesperado para matarme. Esa fue una presa digna que seguía maldiciéndome y deseando su muerte incluso a un paso de la muerte. Sin embargo, el resto de humanos parecen tan insignificantes como cucarachas.
—Hmpf, querida nieta eres muy tonta —declaró Vlad, con tono burlón—. Es claro que ya no disfrutas de matar humanos por su debilidad, buscas desafíos y emoción. Es algo que también me pasaba cuando era vampiro, solo devoraba a humanos que eran verdaderamente dignos de ser llamados mis oponentes. Nosotros los vampiros, disfrutados de presas que luchan por sus vidas debido a nuestra maldad y sadismo natural.
—Haha... hahaha... ¿será cierto? Tal vez sea cierto, ¡es muy cierto! ¡Uhahahahaha! ¡Ahora lo entiendo todo! —exclamó con éxtasis al levantarse del sofá— ¡Por eso disfruté tanto aquella pelea con aquel anciano! ¡El romper a un guerrero poderoso y verlo caer ante mí, es incluso más satisfactorio que torturar a humanos comunes y corrientes! Claro, eso era lo que le faltaba a mis asesinatos. La adrenalina, el riesgo, la emoción, ¡necesitaba de todo eso! Ah, me quité un peso de encima, abuelo.
—¿Qué harás ahora? ¿Vas a matarme? —preguntó Vlad, con indiferencia.
—¡Claro que no, abuelo! Aunque no lo parezca, te sigo apreciando, eres la única familia que me queda, ¿por qué crees que no te maté hace décadas? —confesó dándole un beso en la frente—. Volveré a mi guarida, se acerca nuestra batalla final contra la Organización Lovecraft. Nos vemos, abuelo.
—¿Sabes? Al final, la inmortalidad es un asco, creo que en parte de agradezco por haberme regresado a este hermoso ciclo —admitió con una ligera sonrisa.
—Ciertamente, sin amigos o familia... la inmortalidad es un asco —agregó Báthory, con melancolia.
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