10-El Vampiro del Deterioro y El Vampiro del Coral
Jack el Destripador e Isabel Báthory estaban en un salón, sentados en elegantes sillones de color rojo y de estilo victoriano; los dos estaban jugando ajedrez, Jack iba ganando en este juego.
—Enviaste a los seis Hellhound más peligrosos ¿era realmente necesario? —pregunto Isabel, sin dejar de estar centrada en el juego.
—No hay que subestimar a esos niños, Lady Báthory, ni tampoco a sus amigos angelitos —dijo Jack, terminando el juego con un jaque mate—, pero sobre todo, no hay que subestimar a Lady García; pese a que me las arreglé para lastimarla de muerte, me lo puso difícil, además, puede usar la Neblina del Caos. Hasta donde yo recuerdo, solo él era único el vampiro capaz de usarla.
—¿Lady García? Curioso... solo llamas así a las mujeres que más respetas —observó Isabel, con una sonrisa coqueta—. Sin duda es raro que ella también pueda usar la Neblina del Caos, pero eso no importa, como comprobamos hace treinta años, la Neblina del Caos no puede compararse a Los Ojos de Apolo.
Isabel y Jack rieron como enfermos y tenían plena confianza en los Hellhound, son asesinos que nunca descansarán hasta haber acabado con su presa.
Belcebú caminaba tranquilamente junto a Deterioro por uno de los barrios más vacíos de Nueva Orleans, buscando el lugar perfecto para tener su pelea, llegando hasta un edificio abandonado, cuyos agujeros en el techo dejaban pasar la luz de la luna.
—Linda noche... ¡¿Empezamos?! —Belcebú atacó a traición a Deterioro, clavándole su cuchillo en el cráneo para luego mandarlo a volar con una patada.
Cuando Deterioro se recupera de la patada y la herida en su cráneo se regenera por completo, Belcebú le escupe algo a gran velocidad, pero Deterioro lo atrapa rápidamente antes de que le de en el rostro.
—Perdón por eso, pero necesitaba escupirlo —dijo Belcebú con una sonrisa burlona.
Deterioro abre su mano y se da cuenta de lo que escupió Belcebú.
—¡Pero que asco, es un chicle masticado! —exclamó Deterioro agitando su mano para deshacerse del chicle.
Esta distracción es aprovechada por Belcebú, usando su Cuchillo de las Pestes, invoca a un ejércitos de ratas que se abalanzan en contra de Deterioro para devorarlo vivo, pero algo inesperado y grotesco ocurre, las ratas estaban muriendo, no solo muriendo, se estaban pudriendo, como si hubieran estado meses en descomposición, hasta que solo quedaron un montón de huesos esparcidos alrededor de Deterioro.
—Esta es mi Marca Five Fingers Death, prepárate para perecer —declaró lanzándose al ataque con las palmas de sus manos bien abiertas.
https://youtu.be/o1cSDsH_L40
Belcebú esquiva rápidamente las palmadas mortales de Deterioro, un toque de eso, significaba la muerte. Cuando está con la espalda en la pared, Deterioro lanza una ráfaga de palmadas para matarlo, pero Belcebú da un gran salto, rompiendo el techo sobre él. Deterioro salta para seguir combatiendo contra Belcebú y cuando llega hasta el segundo piso del edificio, Belcebú lo recibe con un corte veloz de su cuchillo, causándole un gran corte en su mandíbula, pero aún así deterioro logra tocar con su dedo índice, los dedos meñique y anular. Ambos oponentes retroceden al verse lastimados por el otro. Belcebú observa con tranquilidad como de sus dedos meñique y anular solo quedan huesos.
—Ahora las cosas se pondrán serías —Belcebú se arrancó de un mordisco sus dedos esqueléticos y se los comió.
Deterioro reía de la emoción mientras el corte de su mandíbula sanaba.
—Eres interesante pecado de la gula, ese corte se sintió increíble en mi mandíbula —Deterioro empezó a correr a gran velocidad de un lado a otro para sorprender a Belcebú.
El pecado de la gula comenzó a comer las piedras y pedazos de metal de los escombros del edificio apresuradamente. Deterioro ataca por detrás intentando un agarre de oso, pero Belcebú logra apartarse a tiempo y lanza su ataque.
—¡Regurgitación: Ametralladora! —exclamó Belcebú, disparando por su boca a quema ropa, un montón de rocas y fierros.
Belcebú tenía control absoluto de su estómago y esofago, por lo que siempre podía regurgitar a gran velocidad las cosas que había comido. Si hubiera una forma de describir a este ataque, sería igual a quedar a atrapado en una balacera de veinte ametralladoras, así de devastador era esto. Deterioro es lanzado desde el segundo piso del edificio, cayendo al suelo con un agujero enorme en el cráneo, su cuerpo también tenía agujeros por todas esas piedras y su pierna izquierda fue atravesada por un fierro de metal. Belcebú asoma la cabeza para observar a su oponente, las heridas de deterioro se regeneraron rápido, con su mano derecha toca el fierro hasta convertirlo en nada más que polvo de óxido. Deterioro se levanta del suelo y con una sonrisa siniestra, corre alrededor del edificio, siempre tocándolo con su mano derecha; el edificio se va agrietando, hasta que colapsa con Belcebú dentro de él. El pecado de la gula se levanta de los escombros del edificio, pero rápidamente recibe una palmada de Deterioro que estampa su cara contra el suelo, antes de que lo matara, Belcebú aleja a Deterioro con una patada en el vientre; cuando Belcebú se recupera del golpe, nota como su rostro quedó demacrado del lado derecho, exponiendo el hueso de su mandíbula y parte de su cerebro, una vena en su frente parecía que iba a explotar de la rabia.
—Pensé que con ese golpe te iba a matar finalmente, parece que los caídos son más resistentes —dijo Deterioro, riendo y procediendo a tocar el piso con sus manos.
El suelo del lugar se destruye y ambos caen a las alcantarillas de Nueva Orleans. Belcebú pierde de vista a Deterioro, pero podía escucharlo reír debido al eco del lugar.
—Te advierto... que si te encuentro... eres hombre muerto —dijo Deterioro con un sombrío eco, en algún lugar de las alcantarillas.
Belcebú invoca a un ejército de alimañas para que lo ayudan a buscar a deterioro por todo la alcantarilla y se lanza en su búsqueda. El horrible olor de las alcantarillas ocultaba el de Deterioro por lo que ahora no podía ubicarlo con claridad, flotando en las agua negras, ve pasar una botella de plástico, así que tiene un plan.
Una de las ratas que invocó, hace unos chillidos, avisando de la presencia cercana de Deterioro, por lo que Belcebú se pone a la defensiva, pero escucha unos crujidos provenientes de la pared cercana a él, en el mismo instante que se aparta, Deterioro sale de la pared y le agarra su brazo derecho, parecía que la batalla había terminado. Sin embargo, Deterioro se da cuenta de que Belcebú cubrió su brazo con plástico y antes de que pudiera contraatacar, Belcebú le arranca parte de la cara de un mordisco, dejando expuesto su cráneo y cerebro. Las heridas hechas por Deterioro iban desapareciendo del cuerpo de Belcebú, esta era otro de los poderes del pecado de la gula, al comer podía sanar sus heridas, dependiendo del tipo de cosa que haya comido.
—Tu poder es interesante, sin embargo, he descubierto cómo funciona —dijo Belcebú con una sonrisa diabólica—. No desintegras cosas de inmediato, solo las pudres, acelerando su proceso de descomposición. Recordé algo que mi hermano Lucifer me contó hace tiempo, que el plástico dura más de cien años en descomponerse.
Deterioro comienza a desesperarse y nuevamente corre a gran velocidad alrededor de Belcebú, aumentado cada vez más su rapidez, hasta que finalmente vuelve a atacar por la espalda, pero este combate ya había terminado.
—Regurgitación: Acid Wave —dijo Belcebú antes de acabar con su oponente.
Antes de que Deterioro pudiera ponerle un dedo encima, Belcebú le suelta un chorro a gran presión de ácidos estomacales, que lo hacen caer al suelo, derritiéndolo.
—No existe nada en este mundo que mis ácidos estomacales no puedan derretir —dijo Belcebú victorioso-. Luchaste bien Deterioro, eso te lo reconozco. Ve al infierno sabiendo que le diste buena pelea a uno de los Príncipes del Infierno.
Con esas últimas palabras, Belcebú baña por completo a Deterioro en ácido y así termina con su vida de una vez por todas. De aquel vampiro no quedó nada.
Belcebú de la gula, quien alguna vez fue Yesod de la Determinación, sale de las alcantarillas siendo un campeón.
En las aguas de Nueva Orleans, otro conflicto se iba a desarrollar. Leviatán estaba frente a frente con su oponente, los dos se creían los reyes del mar, pero solo podía haber uno. Ambos se sumergieron en los mares de la ciudad para estar en su mejor entorno.
The Ocean Master se lanza nadando a toda velocidad, iniciando un combate cuerpo a cuerpo en contra del pecado de la envidia.
—Es bueno, sin embargo, prioridades: debo alejarlo de la ciudad —pensó Leviatán, con un plan ya en mente.
https://youtu.be/ZyCQsI_eQdI
Leviatán nada los más rápido que puede para abandonar Nueva Orleans y es seguido casi al mismo ritmo por Ocean Master. El tiburón marrajo es el animal que nada más rápido en el mundo, alcanzado velocidades de 124 km por hora, hasta ahora no existe un ser normal capaz de igualarlo, pero si existe un caído capaz de superarlo; ese era Leviatán que al nadar, alcanzaba velocidades de 666 km por hora, Ocean Master nadaba a una velocidad similar debido a una especie de propulsores naturales que había desarrollado en su espalda gracias a su Marca Vampírica, pero aún así no lograba alcanzar a Leviatán, por lo que hace un plan y disparando corales desde las palmas de su mano estos se forman una pared enfrente de Leviatán que le corta el paso el tiempo suficiente para que esté a pocos metros de distancia. Dando inicio nuevamente al combate. Ocean Master lanza una fuerte ráfaga de golpes, Leviatán se cubre colocando sus brazos en equis, pero entonces descubre algo malo, sus brazos se estaban cubriendo de corales, atravesando sus músculos y huesos, causándole un gran dolor.
—Este es el poder de mi Marca Vampírica: Ocean Man —Ocean Master crea un arpón hecho de coral y lo lanza con una enorme fuerza hacía Leviatán.
Leviatán logra esquivar el arpón y los posteriores ataques de Ocean Master, sintiendo las vibraciones en el agua. Haciendo uso de la fuerza bruta, logra liberarse de los corales que aprisionaba sus brazos, pero estos estaban algo heridos, aún tenía coral que atravesaba la carne de sus extremidades.
—Maldición, maldito vampiro. Una vez que se cumplan las condiciones pagarás por esto —pensó Leviatán, enojado, pero manteniendo la calma.
Ocean Master invoca decenas y decenas de arpones de coral y son lanzados a Leviatán a una velocidad que era imposible de esquivar, pero Leviatán no pensaba esquivarlos. Respira profundamente y con mucha fuerza, abre su ojo izquierdo, rompiendo los hilos y mostrando su ojo izquierdo con aquella extraña marca de color verde claro
—La Marca de Caín —murmuró Leviatán en tono sentenciante.
El ataque de Ocean Master es regresado a él con el doble de fuerza, los arpones atraviesan su cuerpo, mutilando su brazo y dejándolo sin un ojo. Todo su cuerpo estaba agujereado y atravesado por los corales. Él, preso del enojo, no espera a que sus heridas sanen completamente y armado con una armadura y una espada de coral gigantesca va a atacar, aprovechando el hecho de que Leviatán se recuperaba del dolor que le provocaba el usar su segunda técnica ocular. Justo antes de que partiera a Leviatán a la mitad, el pecado de la envidia lo agarra del rostro y se lo lleva nadando a gran velocidad, hasta llegar a un punto, el cual era el Golfo de México, donde la profundidad del agua era colosal. Leviatán le aplasta la cabeza a Ocean Master con la fuerza de una sola mano y procede a reír como psicópata.
—Pude haberte matado en los puertos, pero mi hermano Lucifer es demasiado estricto con el hecho de mantener el velo del secretismo —dijo Leviatán mostrando una sonrisa siniestra—. Esta técnica es algo situacional, pero cómo osaste a desafiar mi dominio sobre las aguas, te mereces este castigo.
Unas cadenas hechas de agua aprisionan a Ocean Master y una burbuja de agua cubre por completo su cabeza, como si fuera un traje antiguo de buzo. De la nada, Ocean master comienza a ver algo insólito, comienza a ver espectros.
—¿Puedes verlos? Estos son las almas en pena de todos aquellos que fallecieron en el mar, cada vez que entro en las aguas, puedo escucharlos suplicándome clemencia. Si Lucifer es el Príncipe de las Tinieblas, YO soy el Príncipe de las Profundidades —declaró Leviatán con gran superioridad—. Esta técnica la llamo: In A Silent Abyss. Serás atormentado en las profundidades del mar por el resto de tu vida, por todas estas almas en pena. Si, escuchaste bien, por el resto de tu vida, el casco que tienes en la cabeza no solo te permitirá respirar una vez que pierdas tus poderes por dejar de consumir sangre, sino que también se encargará de alimentarte, por lo que solo existen dos maneras de liberarte de esto: morir de vejez o que yo te libere, pero seamos realistas, nunca haré tal cosa. Salúdame a los espectros por mí, adios.
Leviatán se alejó nadando de regreso a Nueva Orleans, mientras escuchaba gritar por piedad a Ocean Master. El vampiro del coral fue llevado hasta el fondo del agua, donde pasaría el resto de sus días.
Los pecados capitales de la gula y la envidia había derrotado de manera aplastante a sus rivales, pero aún habían cuatro Hellhound en Nueva Orleans. Un ex-soldado se enfrentaría a un temible pistolero y la virtud de la castidad se enfrentará a una habilidosa kunoichi.
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