•𝟔_ 𝐄𝐥 𝐩𝐞𝐬𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐥𝐢𝐝𝐞𝐫𝐚𝐳𝐠𝐨•
Liderar no es fácil. Todos creen que ser líder significa dar órdenes, ser el más fuerte, el más inteligente, el que siempre tiene la respuesta correcta. La verdad es que liderar es cargar con el peso de todos, incluso cuando no tienes idea de qué estás haciendo.
Desde que llegamos a este lugar, he intentado mantener a todos enfocados. No es que me guste estar al mando—o tal vez sí, un poco—pero alguien tiene que hacerlo. Y viendo cómo somos, si nadie toma la iniciativa, acabaríamos vagando sin rumbo hasta que algo, o alguien, nos destruyera.
La mañana comenzó con otra discusión, porque, aparentemente, es lo único que sabemos hacer bien.
Jere: Te digo que dividirnos es la mejor opción —insistió Jere, apoyando las manos en la mesa donde teníamos extendido el mapa.
Cata negó con la cabeza, su expresión tensa— Ya hablamos de esto. Si nos dividimos, será más fácil caer en una trampa.
Majo: Si seguimos juntos, seremos un blanco más grande —intervino Majo, con los brazos cruzados. Su tono, como siempre, sonaba desafiante, pero en el fondo sabía que tenía razón.
Suspiré, cerrando los ojos un segundo para ordenar mis pensamientos— Basta —dije finalmente, y el grupo se calló— Esto no es un debate. Necesitamos un plan claro.
Nico, quien hasta ahora había permanecido callado, levantó la vista— Quizás deberíamos empezar por lo básico: definir qué buscamos realmente. Nos estamos lanzando a explorar sin saber qué esperamos encontrar.
Eso me hizo fruncir el ceño. Odiaba admitirlo, pero tenía razón. A veces nos dejábamos llevar por la necesidad de hacer algo sin pensar en por qué lo hacíamos.
Lucas: Bien —dije, enderezándome— Démosle una hora más a esto. Dividámonos en grupos pequeños para explorar puntos clave del mapa, pero mantengamos la comunicación constante. No nos alejamos más de lo necesario.
Cata asintió, y para mi sorpresa, Majo también. Jere pareció menos convencido, pero no discutió.
Damari sonrió.— Así suena mejor. Un poco de confianza nos vendría bien.
Después de la reunión, me quedé solo en la sala común, mirando el mapa. Pasé los dedos por los contornos de los pasadizos y zonas marcadas, preguntándome si realmente estábamos listos para lo que sea que haya ahí afuera.
Nico: Sigues pensando demasiado —dijo una voz detrás de mí.
Me giré y vi a Nico apoyado contra la pared, con esa mirada tranquila que tanto me desesperaba a veces.
Lucas: Es mi trabajo —respondí, volviendo la vista al mapa.
Nico: Tu trabajo es mantenernos unidos —dijo Nico, acercándose— No cargarte todo encima como si fueras el único que puede resolverlo.
Resoplé, pasándome una mano por el cabello.— Alguien tiene que hacerlo.
Nico me miró fijamente, como si intentara descifrar algo en mí.— Sabes, Lucas, no siempre tienes que demostrar que eres el más fuerte. A veces, confiar en los demás también es una forma de liderazgo.
No respondí de inmediato. Sabía que tenía razón, pero admitirlo era más difícil de lo que parecía.
Lucas: ¿Por qué siempre tienes que decir lo correcto? —pregunté finalmente, con una media sonrisa.
Nico: Es un don —respondió Nico, encogiéndose de hombros antes de salir de la habitación.
Me quedé solo de nuevo, mirando el mapa, pero esta vez con una sensación diferente. Tal vez no tenía que cargar con todo. Tal vez, solo tal vez, no estaba tan solo en esto como pensaba.
Más tarde, cuando nos reunimos en la entrada del edificio para comenzar la exploración, miré a cada uno de ellos: Cata, firme como siempre; Majo, lista para cualquier desafío; Jere, tratando de ocultar su nerviosismo; Damari, con su optimismo intacto; y Nico, tranquilo pero atento.
Lucas: Bien —dije, tomando aire— Vamos a hacerlo juntos.
Esta vez, no había dudas en mi voz.
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