Parte 1
La distinguí a lo lejos, pude ver sobresalir de la multitud su cabello ondulado, era mágica y yo lo sabia. Quise seguirla, quise intentar decirle que la reconocería a kilómetros luz; pero ella no me veía. Era tonto pensar que podría llenar un espacio en mí que hace rato dejó de importarme, pero su imagen me golpea de frente una y otra vez.
Puedo verla desde la calle, en su balcón con esa lampara que se asoma pareciendo la luna, puedo verla y aún así se que dista tanto mi ensueño de la realidad. No podría interferir en sus aires de grandeza, jamas necesite rogar por nadie ni nada y esto debía seguir su curso. Empecinarme en ella no haría que me considerase, no haría que viera a través de la multitud y reconociera mi silueta, ni vería mi reflejo en la sombra de una lámpara de balcón del medio de la ciudad.
"Estas retorcidamente loco. La luna llena causa esas sensaciones en ti." Ella nunca correspondería a este sentimiento tan profundo. ¿Qué sabría ella de amores profundos y eternos, de pasiones y por siempres? Esto es descabellado y ahora mismo parezco un maniático, un drogadicto en plena abstinencia, un psicópata viendo a su victima, un depredador persiguiendo a su presa. "Nunca dijimos que ella no fuera una presa Demian", pero yo no podía, no me perdonaría interferir en su vida para darle algo de lo cual no soy digno. Simplemente es naturaleza, las cosas se dieron así y punto: ella allí y yo aquí y allá y en cualquier parte."No seas tan pesimista."
Es que no podría doblegar ante ella lo que soy, no porque no quisiera sino porque escapa de mi.¿Cómo explicaría esto de irme por largos días y no volver? Aún cuando dijese que me acepta y que no importa lo que yo sea, cómo podría yo quitar la distancia causada por la simple naturaleza de mi ser. Si amar así es tan doloroso, imaginarme tener lo que anhelo y no poder... "¡Olvídalo, Demian!"
Sus suaves facciones de mujer se dibujaban en mi mente por enésima vez, como si eso pudiera ayudarme a conciliar la paz con mi fuero interno. Duele hasta los huesos y más allá, debí ser más fuerte y correr cuando pude. "¿Dejarías de sentir esto por hacer aquello?" De verdad eso no era posible, la ame desde el mismísimo momento en que asomó su bello cuerpo por la esquina de mi mirada, la amé desde entonces y no he dejado de buscarla y aquí está; a medio suspiro de mi boca y un cuarto de pensamiento. "Eres cobarde pequeño", lo soy y aún así me rehuso a dejarle ir tan fácil, no me conformo con lo tortuoso de no tenerla a mi lado aunque sé que sería imposible llegar siquiera a que me mirase.
La lluvia empieza a caer y no me esfuerzo en cubrirme, sólo veo los charcos y mi reflejo en ellos: mi rostro marmóreo y mis ojos casi blancos, mis labios tan rojos que parecen del color del rubí por el frío, mi cabello tan blanco que parece nieve y la barba crecida de hace días. "La lluvia no hará que nada mejore, es mejor que encontremos reparo ahora, Demian"
Subimos al taxi rumbo a mi casa, una casa antigua remodelada sólo para mi en dónde podría darle rienda suelta a mi vocación de pintor, lejos de las miradas acusadoras de donde me crié. De día abogado y de noche...lo que ella dejara que fuera en mi pincel. Sería demasiadas cosas por ella, hasta podría renunciar a todo lo que soy. ¿Se puede dejar la naturaleza de uno sólo por el hecho de amar a alguien?¿Quién te protegería a ti de mi, linda?
- Baja, vamos, demasiado avistamiento por hoy.
- Voy a pintar, no molestes- entré como poseso dentro de la casa, directo a mi taller. No noté que ella me seguía.
- Demian, la chica debe saber... Es molesto ser cómplice de estos avistamiento tipo psicópata profesional- se paró en el umbral de la puerta cruzada de brazos.
- Laura, no molestes. Yo... no puedo. ¿Me has visto siquiera? Soy una de las criaturas más extrañas de este mundo y así no puedo. ¿Cómo explicaré lo del agua, lo de la luna?- derrame algo del agua de mis pinceles sobre el escritorio.
- ¿Estas intentando chantajearme con que eres feo? Oh, vamos querido pensé que eras más inteligente que esto. La luna de verdad está afectando lo que queda de cordura en ti- se sentó en una silla cruzada de piernas, mientras yo recogía mis colores del cajón en el suelo.
- No puedo¿Ok? No tengo nada qué ofrecer que sea un poco bueno para lo que cualquier mujer como ella pudiera desear- me remangué y empecé a trazar lineas en el lienzo.
- No comprendo esto, de verdad no logro entender; ni que fueras asesino serial- dijo poniéndose detrás de mi lienzo- Esto no está bien y lo sabes...soy tu hermana ¿No es así?
-Claro, me presento delante de ella y le digo: Hola soy Demian Wells, abogado penalista y hace poco salí de la clínica por un ataque de esquizofrenia- deje el pincel de lado y estaba haciendo un sumo esfuerzo para echarla fuera. "Te dije que debías dejarla sola, nosotros estamos bien solos...ella quiere sacarnos a la chica" "La chica no es nuestra"- Otra vez las voces, quiero que me dejes pintar solo Laura. Déjame un momento.
- Ok, no debes martirizarte, hermano. No todos son tan cuerdos como parecen. Quizas ella haga una buena pareja de locos contigo- dijo riendo y saliendo.
- No me llames loco, Laura. Soy tu hermano mayor- cerré la puerta de golpe y volví a lo mio.
"Te dije que debías echarla, Demian. Nunca nos escuchas" El rostro femenino se dibujo en el lienzo y mi cuerpo se estremeció. Es hermosa, dije en voz alta. "Como si ella pudiera quererte, ni siquiera sabes declararte. Vamos pequeño, ¿no esperabas un cuento de hadas o si?" Esta cosa estaba empeorando y yo no sabia hasta que punto podría comportarme como alguien normal; ella merecía el esfuerzo. Me senté en la banqueta y recordé el momento en que decidí quitarme la vida en las vacaciones de invierno, en la casa de fin de semana cerca del mar...allí, en media hora de la hora actual, había decidido ahogarme; las voces eran imparables y hasta les había puesto nombres. Laura llegó justo a tiempo antes de que me ponga azul, me sacó del agua y desde ese momento es mi cuidadora oficial. "No entiendo.¿ No era que el mayor eras tu?" ¡Malditas voces!
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