20 | Huracán
M A S O N
Savannah duerme en el sofá de mi salón después de llorar durante un buen rato. Lola le prepara una tila con manzanilla y conseguimos que se relaje y caiga rendida por fin.
Esto es muy malo, no he querido decirle nada, pero si a la prensa se le ocurre seguir a esas dos chicas, al final acabarán descubriendo todo acerca de su origen. Y, poniéndome en el peor de los casos, son capaces de descubrir dónde está exactamente su comunidad e ir hasta allí.
—¿Cómo está? —Junior aparece por la puerta de entrada y se sienta en un sillón frente a mí.
—Mal. No ha parado de llorar y de decir que siente mucho los problemas que pueda ocasionarme. —Dejo escapar una risa amarga.
—En estos momentos siempre soy yo el que debe mantener la cabeza fría.
—Lo sé. —Suspiro y él me imita—. ¿Qué pasa?
—Bueno, repito, pensando con la cabeza fría y tras hablar con marketing, esto puede venirnos mejor de lo que yo esperaba. —Espera mi reacción, pero yo solo acaricio el pelo de Savannah y dejo que continúe hablando—. Creen que tendrías que hablar con ella y hacer público su origen, contarlo todo.
—Ni hablar —espeto mirándole—. Su origen es lo único que ella ha querido preservar, no pienso arrebatárselo.
—Mason... —Se rasca la nuca, quiere decirme algo más.
—¿Qué pasa, Junior? Habla ya.
—Escucha, acabo de enterarme... —Hace una pausa que me pone aún más nervioso—. Hay un grupo de paparazzi que se ha montado en el autobús en el que viajan esas dos amigas de Savannah. Van a encontrar su comunidad.
Sin remedio me llevo las manos al rostro y cierro los ojos, apoyo la cabeza en el respaldo del sofá y evito gritar para no despertarla. Esto no puede ser cierto. Abro los ojos y veo a mi asistente mirándome con expectación.
—¿Qué hacemos? —pregunta cauteloso.
—Sal, tengo que contárselo.
Junior asiente y palmea mi hombro la pasar por mi lado hacia la salida. La puerta principal se cierra y yo no veo la manera de decirlo todo esto a la chica que me lo ha dado todo; que se ha entregado por completo a mí.
—Savannah. —Acaricio su mejilla antes de darle un beso en los labios.
Abre los ojos perezosamente, sus parpados están hinchados de tanto llorar y tiene el rostro ligeramente enrojecido. Está agotada.
—¿Cuándo he dormido? —pregunta incorporándose en el sofá.
—Poco, una hora o así. —Estiro la mano para ofrecérsela y que se acerque.
—¿Ha pasado algo? Algo más —cuestiona—. Conozco esa cara, dime.
—Ven —insisto. Sujeto sus manos y beso los nudillos antes de hablar—. Junio me acaba de decir que hay un grupo de paparazzi que está siguiendo a tus amigas.
—¿¡Qué!? —Se separa de golpe totalmente horrorizada y se pone en pie. Yo la imito y trato de abrazarla, pero levanta las manos y comienza a dar vueltas mientas balbucea.
—Tranquilízate —suplico.
—¿Cómo...? Ellos... No, no... —Cubre sus ojos y rompe a llorar, momento que aprovecho para abrazarla.
—Lo siento muchísimo —me lamento preocupado—. Nunca pensé que fueran a llegar tan lejos.
—Tengo que irme —anuncia de pronto separándose de mí.
—¿A dónde?
—Tengo que alejarme de ti, Mason. Si ven que no estamos juntos, quizá dejen en paz a mi familia. Si ven... —Incapaz de terminar la frase, los llantos la invaden de nuevo.
—Savannah, separarnos no es ninguna solución, créeme —comunico con cautela—. Solo despertará aún más su curiosidad.
—¿¡Y qué hago!? —me grita por primera vez—. ¡Dime! ¡Van a invadir mi comunidad, Mason! ¡Ellos-ellos van a meter sus cámaras y micrófonos en un lugar en el que no tenemos ni espejos porque están prohibidos!
Y, por primera vez también, me quedo sin palabras.
—Lo siento, de verdad —habla un poco más calmada—, no sé... no sé qué va a pasar, pero ahora tengo que marcharme.
Y no la detengo.
S A V A N N A H
Doy vueltas por el salón mientras Chloe y Ophelia tratan de calmarme. Jeoff, el conductor de Mason es quien me ha traído a casa, y agradezco que él no me lo haya puesto más difícil. Sé que no es el culpable de todo esto, que la fama es algo con lo que yo le acepté, algo que viene implícito en él, es por eso por lo que he preferido marcharme y no pagar mi furia con él. Porque es como estoy ahora mismo, furiosa, preocupada y sintiéndome inútil; sin nada que poder hacer para frenar todo esto.
—Escucha a Lia, por favor —pide mi amiga arrodillándose a mi lado cuando consiguen que me siente en una silla. La miro a los ojos y niego con la cabeza, creo que ya por inercia más que como respuesta—. No hagas nada, espera a ver qué sucede.
—¿Cómo puedes pedirme eso tú? Sabes cómo se pondrá mi padre si esos paparazzi llegan a mi casa.
—Lo sé, pero que te pongas nerviosa solo hace que tu juicio se nuble y no puedas pensar con claridad.
—Tiene razón, Sav —apoya Lia—. Esos fotógrafos son unos cabrones, no respetan nada y eso es algo que ya has podido comprobar en tu propia piel desde que estás con Mason. Van a hacer lo que quieran, te pongas tú como te pongas, pero, si encima, ven lo que eso provoca en ti, serán letales —sentencia.
*
Ya son las doce de la mañana y he pasado la noche en vela, sin dormir y sin dejar de comprobar las noticias en internet. Escribiendo mi nombre en el buscador para ver si se publica algo sobre mi comunidad.
Mason me llamó anoche, pero no respondí el teléfono y él no insistió. Sé que ahora mismo debe sentirse muy mal, culpable y sin saber qué hacer —como yo—, pero no quiero hablar con él hasta que sepa lo que la presa hará cuando lleguen. Estoy segura de que seguirán a mis amigas sin llamar la atención y en cuanto lleguen a Silencetown comenzarán a entrevistar y grabar a todo el que se les ponga por delante.
—Sav. —Chloe me llama desde el salón, dejo la taza de té sobre la encimera de la cocina y voy. Ella solo me tiende su móvil y, junto a Lia, me observan en silencio.
—Han llegado, ¿verdad? —pregunto sin atreverme a mirar la pantalla. Se limitan a asentir con lastima en los ojos.
Lleno mis pulmones de aire y me siento en el medio de las dos antes de leer la noticia. Una de cientos.
—"Confirmado. Savannah Dixon, pareja actual de Mason Fox, es Amish. O al menos lo era hasta que, al parecer, se escapó a la ciudad para disfrutar de su rumspringa junto a una amiga. Hemos tenido la oportunidad de hablar con la única persona que nos ha querido atender en su comunidad, Silencetown, y nos ha contado algunas cosas sobre la chica del momento. Su familia nos ha cerrado la puerta en las narices, pero insistiremos, pronto os traeremos más información."
—Son unos hijos de puta —dice Lia cuando termino y el teléfono prácticamente se me cae de las manos, aterrizando en la alfombra.
Sin embargo, esto no es todo, puesto que la televisión anuncia de pronto la musiquita que da inicio a las noticias sensacionalistas, recogiendo en toda la pantalla la imagen de mi familia. Mamá llora y pide respeto mientras hace que mis hermanos pequeños corran a esconderse en casa, papá amenaza a las cámaras con una hoz y les advierte que si continúan ahí cuando salga, no dudará en defender a su familia. No responden nada cuando los paparazzi dicen mi nombre, solo provoca que mi madre llore con más fuerza y mis hermanos más pequeños griten "Sav" mientras preguntan confusos a mis padres por mi paradero.
—Cielo —habla Chloe acariciando mi brazo para hacerme reaccionar—, respira. ¿Qué quieres hacer?
—Me voy a Silencetown —decreto.
•••
Pobre Sav... La que se le viene encima...
¿Queríais drama? There it comes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro