Muchas cosas pasaban por mi mente mientras esperaba a que Heidi se atreviera a abrir la boca. No podía unir los cabos sueltos y eso me molestaba. Las cosas no encajaban.
—Wendy yo...
De repente la puerta del baño se abrió de golpe, entrando Bebe y Red.
—¡Aquí estas! te hemos estado buscando —exclamó Bebe.
—¿De que hablaban? —preguntó Red intrigada, como si supiera que estábamos hablando algo importante.
—¡Eso no importa ahora! tenemos que salir de aquí, este no es lugar para hablar, los baños suelen llenarse cuando menos te das cuenta —decía Bebe.
Antes de que pudiera decir algo, Bebe ya me habia arrastrado hacia afuera, obstaculizando de esa manera poder continuar la conversación con Heidi. Ademas de que aprovechó el momento para poder irse.
¿No me quiere decir nada? Bien. Encontraré otra forma de saber. Yo siempre me entero al final de las cosas.
—Se nota que estabas llorando, ¿Qué sucedió? —se preocupó Bebe.
—Vayamos al patio que está a la entrada de la escuela, ahí podremos hablar tranquilas —propuso Red.
Nos dirigíamos a la entrada cuando derrepente Butters apareció.
—Wendy, solo quería decir que vi el video que expusieron en el campo de juego.
—No me digas que ¿Tú también creiste lo de la foto?
—¡Lo siento! De verdad que era una evidencia bastante creíble —confesó Butters.
—¡Claro! Porque una foto es mas creíble que años de amistad —reclamé.
—Si te vas por ese lado, digamos que tu no tratas a tus amigos como tus amigos.
—¿Quieres empezar una discusión ahora? porque no te conviene —contesté.
—¡Ahg! no se como terminamos en esta dirección, yo solo quería disculparme, pero veo que no fue tan sencillo como lo imaginé en mi cabeza.
—Tu concepto de disculpa es un poco raro, ¿No crees? —pregunté.
—Como sea, disculpa por dudar de ti y también me disculpo contigo Red, te involucré en los problemas que tengo con Kenny y solo actué de esa manera por el calor del momento.
—No te preocupes, yo no sabía que lo de ustedes apuntaba a algo más serio —dijo Red.
—¡Ah! Aquí estabas Butters ¿Nos vamos? —apareció Kenny.
—Sí, solo me estaba disculpando por lo de la fiesta.
Butters y Kenny se fueron juntos y se veían más felices que antes. El hecho de que Butters se haya disculpado construía en mi interior un poco de paz y me hacía sentir que por lo menos algo estaba saliendo bien.
—Me siento un poco mejor al recibir disculpas —admití.
Una vez llegamos al patio delantero, le conté a las chicas lo que sucedió con Stan. Volví a llorar en frente de ellas porque era algo tan reciente y tan inoportuno. Aun no asimilaba que ya no estábamos juntos y que terminamos luego de una discusión, por lo tanto ni siquiera podía decir que había sido en buenos términos.
Lo único que quería ahora era llegar a mi casa, estar en mi cama y llorar hasta el cansancio, hasta que ya no pudiera más. Odiaba sentirme tan vulnerable, odiaba sentirme así a causa de una sola persona, porque de esa manera me daba a entender todo el poder que tenía él para hacerme sentir así.
Supongo que el comenzar una relación puede entregarte momentos inolvidables y muy hermosos, pero también nos arriesgamos a que nuestro corazón nos duela, a que nos acostumbremos a estar con esa persona y de un día para otro ya no más.
Me causa mucho dolor pensar que la confianza se irá poco a poco, que el pensar en esa persona ya no será tan habitual y por sobre todo el tener la incertidumbre de cuánto tiempo te demorarás en sanar.
—Me iré a casa ¿Pueden decir que estoy enferma?
—Por supuesto —apoyó Bebe.
—Cuenta con ello —respondió Red.
—¿Quieres que te acompañemos hasta afuera? —propuso Bebe.
—Gracias, pero estaré bien —agradecí.
Fui a mi casillero y saqué lo necesario para irme a casa. Ya no quería estar ahí, porque sabía que si veía la cara de Stan las lágrimas llegarían de nuevo.
Estaba a punto de irme cuando por el pasillo visualicé a Cartman.
Es verdad que quería irme a mi casa y terminar con este dia tan nefasto, pero es verdad también que mis ganas de saberlo todo eran más grandes y no iba a desaprovechar la oportunidad de sacarle la verdad a Cartman y me cuente que es lo que tiene que ver con Heidi.
—Sé que no soy tu persona favorita en el mundo, pero...
—Lo siento, no hago favores —respondió Cartman sin mirarme.
—No quiero un favor, lo único que te pido es que seas sincero.
—Uff, difícil.
—Ja-ja que gracioso. Seré directa, solo quiero saber por qué te haz estado juntando con Heidi y que sabes de Ally.
—No sé de que hablas —respondió rápidamente.
—¿Ah no?, que gracioso porque te vi con Heidi en la cafetería y dejame decirte que no se veía para nada contenta.
—¿Estabas ahí? —volteó sorprendido.
—¡Sorpresa! Es lo que pasa cuando vas a lugares concurridos.
Segundo, escuche a Heidi hablando por teléfono sobre Ally y te mencionó.
—Pudo referirse a otro Cartman.
—Esta claro que no te sacaré nada, pero si decides irte por ese camino, entonces te haré la vida imposible.
—Si, claro, que susto que tengo.
Cartman era una de las pocas personas que no me veían como algo más superior , no me temía, no demostraba debilidad ante mí. Pero de todos modos quería que me dijera la verdad, así que decidí continuar.
—Recordemos que estás en nuestro grupo únicamente porque tu familia es millonaria, por lo tanto no sería difícil colocar a todos en tu contra —expuse.
—¿Y como se supone que harías algo así?
—Sería más fácil de lo que crees. No es como si tuvieras un gran lazo emocional de amistad con alguien de nuestro circulo.
—...
—Muchas veces eres la segunda opción , alguien desechable.
—...
—¿Y bien?
—Diste directo en mi corazón —dijo un poco en tono de burla —. De acuerdo, si conozco a Ally. Pero la persona involucrada sabe que lo sé y me tiene bajo amenazas.
—¿Esa persona involucrada es de nuestro círculo?
—Ojalá pudiera decírtelo, pero hice algo muy malo y si se entera que te dije algo, mi vida estaría acabada.
—¿Cómo? no puedes dejarlo así, tienes que decirme algo más —insistí.
—Me tengo que ir, lo siento.
Antes de poder detenerlo Cartman se fue extremadamente rápido. ¿Qué cosa tan mala habrá hecho como para que lo esten chantajeando?, es que, vamos, se trata de Cartman, es alguien que ha hecho miles de cosas reprochables y no le da vergüenza admitirlo, ¿Será a caso un tema de familia que no solo esté involucrado él?
—¡Aquí estas! —apareció Red de la nada.
—¡Ahhhhh! , me asustaste.
—Pensé que ya te habías ido, pero de todas formas te busqué por si acaso. Se me habia olvidado regresarte esta cinta para el cabello que me prestaste.
—Ah, si, lo habia olvidado. Pudiste haberlo hecho otro día, no hay problema.
Luego de todo eso, por fín salí de la escuela y me dirigí a mi casa.
Esto se está poniendo raro.
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