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Capítulo 6 ✘ Estricta regla

“Somos vampiros y no nos
rendimos tan fácilmente”

—¿Se puede entrar? —pregunta ese rubio vampiro desde afuera de la puerta mientras espera una respuesta y se abrocha los tres primeros botones de su camisa. Ladea la cabeza, su audición solo capta un profundo silencio dentro de esa habitación — igual voy a hacerlo —agrega al no recibir respuesta y sujeta la perilla, la hace girar y abre la puerta sin antes cubrir sus ojos con una mano.

El mismo ríe y avanza un paso dentro de la habitación. Transcurren dos segundos y entreabre sus dedos y baja su mano logrando que su vista observe por toda la habitación y se detenga en un punto fijo: la cama.

—¿Tan pronto acabó la diversión? —se acerca a él —¿Cómo te fue? —obtiene su silencio — Vamos Darren, hemos sido amigos desde hace siglos, confía en mí. No te juzgaré.

Gruñe al no recibir respuesta de parte de él.

Aquel vampiro pelinegro se mantiene sentado en el filo de la cama, con la vista puesta en las puertas del balcón.

—Yo no me voy a quejar, esas vampiresas me robaron mucha sangre, estoy débil —emite Esteban y con velocidad llega a la cama hasta dejarse caer con dramátizacion— pero valió la pena —rie al recordar mientras extiende sus brazos a ambos lados. Los dos en diferentes posiciones y su vista clavada en partes opuestas — fue la mezcla perfecta, sangre y mucho placer —pasa su lengua por sus colmillos.

—Largate Esteban

Gruñe y gira la cabeza

—¿Tan mal te fue? ¿Dónde esta tú vampiresa?

Darren hace sus manos puños y sin verlo, le responde:

—Que sea la última vez, que haces ésto o de lo contrario, terminarás como ella.

Enseguida se pone de pie, avanza unos pasos y se da la vuelta.

—Vas a limpiar el desastre

Esteban enarca una ceja y rápido se incorpora en la cama. Desde su posición logra ver a esa vampiresa que yace en el suelo con mucha sangre en su cuello y un charco debajo de ella.

—¿Qué hiciste? —murmura y con velocidad aparece de pie aún lado de ella. Esteban se agacha y con una mueca la revista — no te bastó en robarle su sangre, sino que le destrozaste la garganta, no la curaste y la dejaste morir— gira a verlo con seriedad.

Darren se cruza de brazos y se encoge de hombros. Hay rastro de sangre en su camisa que se distingue ante el tono oscuro y en sus ojos es visible ese tono carmesi al igual que sus colmillos que sobresalen de su boca y a él no le importa en ocultar.

—¿Por qué lo hiciste? Pudiste disfrutarla de otra manera sin necesidad de hacer esto —Esteban se pone de pie.

Darren dura cortos segundos en responderle.

—No es ella

Esteban asiente y coloca una mano en su cintura.

—Ya entiendo, el problema es pequeña.

—No la menciones —espeta Darren entre dientes.

El rubio sonríe con burla.

—De acuerdo, volvemos a la innombrable. —hace una corta pausa — ese es tú gran problema, esta vampiresa era para que la superarás Darren, al menos un momento te olvidarás de ella. Acepta que ella no está más aquí. —sin ver su reacción regresa la vista en esa vampiresa — estamos en graves problemas con esto. Esas vampiresas querrán arrancarme la cabeza cuando se enteren lo que pasó. Su hermanita menor murió por culpa del Rey.

—Sera solo tú problema, si no la hubieses traído me hubieras evitado actúar así.

Esteban suelta una risa sin ánimos y gira a verlo.

—Siempre compartirnos la culpa Darren, siempre será así. —le recuerda y se gira un poco — al menos dime si valió la pena. Que no simplemente fue solo su sangre. —le sonríe divertido.

—No pasó nada de lo que te imaginas

Esteban borra su sonrisa y asiente.

—Que aburrido eres —se voltea nuevamente y se agacha — bueno, hay que sacarla de aquí —la mira con detenimiento y gira a verlo — pero te advierto, no me voy a rendir tan fácilmente, no se cómo pero te vas a divertirte, vas a superar a pequeña así tenga que encontrar a la vampiresa correcta con la que quieras estar —pausa—No exageres Darren, solo será sexo nada más.

—Lo dice quién ya superó a la suya

Esteban gruñe y su semblante se vuelve serio.

—Pero al menos me divierto

Darren niega varias veces.

—Solo sacala de aquí y lárgate con ella.

El rubio asiente y deja de verlo.

—Lo de hace rato lo decía enserio, encontraré la manera de que mejores —emite y con una mueca sujeta la pálida mano de esa vampiresa sin embargo, rápido la suelta y posa la vista en la puerta — se acerca.

Se obliga a actuar y con un rápido movimiento, empuja a esa vampiresa hasta esconderla debajo de la cama y en el momento que se pone de pie, la puerta es abierta por ella.

—Darren, necesito hablar contigo

—Que mal educada eres criatura, antes tocaban antes de entrar sin permiso.

Ana Liz gruñe y desvia la vista en ese rubio vampiro.

—Lo dice quién no respeta la privacidad de todos —le responde y regresa la vista en su creador —es urgente Darren. Es sobre mis entrenamientos.

—Acordamos en marcar distancia

Ana Liz resopla molesta y se adentra a la habitación azotando la puerta hasta está cerrarse.

—Dije que quiero hablar contigo —le demanda y avanza dos pasos —estoy controlada, no voy a hacerte nada. El mismo rubio que te cuente como he mejorado.

—No es necesario criatura —Esteban avanza tres pasos y con disimulo oculta el charco de sangre —tal vez, Darren ya lo sabe.

—Solo lárgate Lizbeth, no hay nada de que hablar.

—Te equivocas, si lo hay. —demanda ella en voz alta y da otro paso — hay cosas que quiero decirte y necesito que me escuches. De lo contrario no me iré hasta —guarda silencio y observa por toda la habitación. Hace una mueca y después posa la vista en cada uno hasta detenerse en Darren —ese olor, es sangre —emite confundida— ¿De dónde proviene?

—Nos acabamos de alimentar criatura —sale Esteban en su defensa —debe ser la camisa de Darren, luce tan asqueroso con rastro de sangre.

Ana Liz gira a ver al rubio con detenimiento sin creerlo.

—Es demasiado —se obliga a controlarse y avanza por la habitación, esta por avanzar del otro lado de la cama cuando Esteban se interpone en su camino —muevete— él niega sin dejar de verla —¡Rubio quítate o lo vas a lamentar! ¡¿Qué esconden?!

Ana Liz lo empuja con fuerza causando que él retroceda y sin dudar avanza. Se detiene a unos pasos del charco de sangre.

—¿Qué significa esto?

—No es nada criatura

Se mueve con brusquedad cuando siente la mano del rubio en su hombro, con la intención de alejarla.

Ana Liz gruñe, observa con atención y con un rápido movimiento, se agacha hasta jalar con brusquedad y sacar a la vista esa vampiresa sin vida.

—¿Quién es ella? ¿Qué hace aquí? —espeta molesta mientras la suelta. Deja de verla y se voltea cruzándose de brazos, con la vista fija en los dos — Respondan.

—Que te lo explique Esteban —le contesta Darren.

Ana Liz fija la vista en susodicho.

—Yo... no sabía que estaba ahí —se excusa el rubio vampiro. Nota la mirada molesta de Ana Liz y retrocede un paso — de acuerdo, tengo que ver. Esa vampiresa era para Darren, lamentablemente él la mató cuando le robó su sangre y le fue suficiente. Era un regalo, una distracción. Solo quería que se divirtiera con ella y olvidara a pequeña —desvia la vista.

—Diversion —repite Ana Liz y se obliga a ocultar sus colmillos que intentan salir a flote —y porque te conozco, sé a que te refieres con tu diversión —molesta avanza hasta Darren hasta detenerse a unos pasos de él —¡¿Qué te sucede?! ¡Ibas a engañar a mi madre con esa vampiresa! ¡Apenas lleva poco tiempo muerta y tú ya te quieres acostar con quién sea!

—Criatura, no lo entiendes

—¡Tú cállate! —gira a verlo está vez dejando visibles sus colmillos — Darren no es como tú, no intentes convertirlo en una copia exacta de ti— le dice en voz alta y regresa la vista en su progenitor —no debes hacerlo ¡Respeta la memoria de mi madre!

—Ella es irremplazable, Lizbeth

Ana Liz guarda silencio y retrocede un paso.

—Aja, esto dice otra cosa

—No fue mi idea, además no debo darte explicaciones de lo haga o deje de hacer. No te incumbe.

—Soy tú hija Darren y tu alma era mi madre —le dice sin evitar una lágrima de sangre bajar por su mejilla izquierda — respetala al menos. Que sea la última vez que me entero de esto, mientras yo esté cerca, no dejaré que estés con otra vampiresa cuando mi madre debe ser la única. —lo apunta con su dedo y oculta sus colmillos.

Sin darle una respuesta, Darren se limita a solo verla inexpresivo mientras a unos pasos, ese rubio vampiro niega en desacuerdo.

—¡Y tú Esteban! ¡Qué sea la última vez que le consigas vampiresas! —gira a verlo con molestía — o los dos de verdad van a temerme.

Dicho esto y desaparece de su vista con velocidad, lo último que se escucha es el azote de la puerta con brusquedad.

—Me siento regañado —emite ese rubio vampiro y posa la vista en Darren —criatura no lo entiende ¿quién se creé para regañar a dos vampiros más antiguos que ella? —gruñe y se voltea — no le hagas caso Darren, la diversión no se debe terminar por tu creación. —avanza unos pasos y se agacha hasta tomar de los brazos a esa vampiresa —me encargaré de ésto —agrega al verlo y la arrastra un poco hasta detenerse — Darren, me conoces y sabes que cuando quiero lograr algo, lo consigo de la forma que sea. Tú te vas a divertir y yo voy a ayudarte —amplia su sonrisa — esta vez elige, lo que sea con tal de divertirte ¿qué quieres hacer para dejar de pensar en peque... la innombrable?

Darren dura en darle una respuesta.

Cortos segundos después baja sus brazos y gruñe.

—De esa forma, ¿me dejaras en paz?

—Asi será

—Bien, tengo una idea

Esteban ensancha su sonrisa dejando visibles sus colmillos.

—En ese caso, que la diversión inicie.

(...)

—Tenemos un concepto muy distinto de diversión. —emite Esteban al verse en dicho lugar —tu forma de entretención es muy diferente a la mía, lo mío es vampiresas, sangre y placer y tú un simple enfrentamiento. —cansado observa alrededor y da un paso adelante — pero debo ayudarte y si quieres una pelea conmigo la tendrás.

—Me déjaste eligir

—Y recuérdame la próxima vez no hacerlo.

Ambos se encuentran en el lugar de entrenamientos donde varias lanzas de gran tamaño los rodean, dejando un espacio suficiente para su enfrentamiento.

—Hay que iniciar —con velocidad Esteban aparece cerca de la mesa— después tengo que hablar con dos vampiresas que querrán matarme —se encoge de hombros y toma una botella llena de sangre y gira a verlo —estoy débil, la necesito ¿gustas?

Darren observa con curiosidad la botella y a él.

—¿Intentas sedarme?

—Que observador eres —le responde él rubio y ríe. Deja de hacerlo y posa la vista en el resto de las botellas —pero no es así. He separado la sangre, las que están en estás botellas con tapa verde, contienen una cantidad de sedante, es la que le doy a tú hija y estás con tapa blanca, me las bebo yo cuando estoy débil durante y después del entrenamiento —señala cada una mientras sostiene otra con tapa blanca —si lo deseas, puedes beber.

—Ya me alimente

Con velocidad Esteban aparece del otro lado, dejando una distancia con él y sin dejar de verlo abre la botella y le da un trago a la sangre.

—Tienes ventaja —le dice al dejar de beber y lame sus labios borrando todo rastro de sangre — ¿Por qué haces esto? ¿Quieres vengarte de todas esas veces que he herido a tu hija? —se ríe burlón.

—Creo que lo mereces —Darren da un paso adelante — las has entrenado mal.

—Con tú ayuda, claro —le responde él con seriedad y vuelve a beber hasta vaciar la botella. Enseguida la aleja, con un rápido movimiento la presiona hasta lanzarla al suelo —bien, si lo merezco adelante pero no te quejes, admite que sin mi, criatura no hubiera tenido ese control.

Darren evita darle una respuesta. Se niega a reconocerlo en voz alta.

—Simplemente hay que comenzar Esteban. No existen reglas, ganará quién derrote al otro y se vale arrancarle la cabeza, el corazón o su maldita eternidad. —Darren curva una maliciosa sonrisa.

—De acuerdo, lo acepto a menos que uno de los dos se rinda antes de eso y le otorgue la victoria a quien lo merezca.

—Rendirse es de cobardes

—No me voy a arriesgar Darren, contigo lo estoy dudando. Eres capaz más mas no te atreves a hacerlo —le responde Esteban con seriedad — aún tengo pendientes antes de acabar en el infierno —hace una corta pausa —de hecho, hay que hacer este duelo más interesante —comienza a caminar de un lado a otro sin dejar de verlo —si yo gano, dejarás que busque y te lleve a la vampiresa que yo elija. No solo beberás su sangre, te va a divertir con ella. No vas a matarla.

—Olvidalo

Esteban sonríe con burla

—No aceptar mis condiciones, es de cobardes, Darren.

El susodicho gruñe.

—De lo contrario, si yo gano te olvidarás de esa estupidez y dejarás de molestar con eso.

—Es un trato amigo mío —Esteban entiende sus brazos a los lados y enseguida los baja —comencemos.

Con rápidez se convierte en vampiro resaltando sus largos colmillos y ese tono rojizo en sus ojos. Con velocidad llega hasta la mesa, está por tomar una daga cuando es detenido por Darren. Él lo obliga a retroceder un paso mientras lo sostiene del cuello con fuerza.

Esteban gruñe y emita su acción, sin embargo él es más rápido y lo lanza lejos.

—Presumes ser fuerte y me demuestras que eres tan débil. —le dice Darren mientras se acerca a él.

Ese rubio comienza a levantarse, ríe con falsedad y con velocidad lo sujeta del cuello.

—No estoy usando ni la mitad de mi fuerza Esteban —lo obliga a soltarlo y lo hace voltearse —me estás aburriendo, no me estás ayudando —con fuerza presiona su cuello hasta que ese rubio caer de rodillas al suelo.

—Eres.. un maldito...

Con brusquedad, Esteban se safa de su agarre. Con velocidad desaparece de su vista hasta volver a estar frente a él.

—Lamento decirte que vas a perder —con un rápido movimiento de acerca a él y encaja la daga en su abdomen— Te gané Darren.

Él de forma desprevenida reaccióna y gruñe. Esteban enseguida aleja la daga y retrocede un paso atrás mientras Darren cada vez se siente débil, toca su herida con su mano y gruñe al perder fuerzas y caer de rodillas al suelo.

—Sin reglas, todo vale —emite con diversión ese rubio vampiro mientras mira con curiosidad la daga con rastro de sangre —haz visto, pero no demasiado. Esta daga, en el filo tenía una pequeña cantidad de sedante que ahora está en tú sistema. Las uso para debilitar a tu hija y ahora a ti.

—¡Eres un tramposo Esteban! —Darren gruñe y apoya una mano en el suelo mientras intenta recuperarse.

—Te vencí a mi manera Darren, eso es todo. Iré a buscar a tu vampiresa.

Dicho esto y se da la vuelta. Lanza la daga al suelo mientras camina.

No obstante, se detiene al ver las armas caer al suelo. Rápido reaccióna y se da la vuelta en el momento perfecto para Darren clavarle una daga en su pecho.

—Nunca me rendí, el enfrentamiento aún no termina Esteban —le dice con seriedad—y agradece que no fue directo en tu maldito corazón.

Él gruñe y con la poca fuerza lo empuja. Se lleva la mano a la herida y retrocede un paso.

—Estamos... a mano

—La diferencia es que yo sí termino con mi rival y no le doy la espalda. Fallaste en tus propios consejos Esteban.

Darren sonríe con malicia y deja caer la daga al suelo. Con velocidad de acerca a él y sujeta su cabeza con ambas manos.

—Ya debés saber quién se llevó el triunfo, amigo —con un rápido movimiento ladea su cabeza con brusquedad hasta soltarlo y dejarlo caer al suelo inconciente —y agradece que no te arranque la cabeza. Por ahora me es suficiente así —le dice sin dejar de verlo, una leve sonrisa se plasma en su rostro.

Darren aparta la vista, antes de marcharse toma una botella con tapa blanca y se la lleva hasta irse de esa parte del Castillo y llegar al pasillo mientras avanza y bebe esa sangre.

—Aunque bebas esa sangre, no te será suficiente para ser en verdad más fuerte.

Enseguida se detiene al escuchar esa voz que tanto reconoce y le molesta. Darren deja de beber, aleja la botella y la cierra hasta darle la vuelta.

—Es preferible que te alimentes de mí, ví tu enfrentamiento con ese Williams y pudiste hacerlo mejor.

—Ya no me apetece beber tú sangre Black, desconfío de toda la Corte, te incluye y nadie me asegura que me darás sangre con algún sedante.

Ese antiguo vampiro curva una media sonrisa.

—Te estoy ayudando Darren, debería tener tu voto de confianza— con velocidad aparece frente a él— pero no estoy aquí por eso, Víctor está aquí y tán él como mis hermanos, queremos hablar contigo. Sígueme.

Black se voltea y con velocidad desaparece de su vista.

Darren gruñe, lanza la botella lejos y sin más remedio, lo alcanza hasta entrar a su propia habitación y ver a tres integrantes de la Corte Real reunidos.

—Victor, no esperaba tu maldita visita. —inquiere Darren al colocarse frente a él, observa a Gabriel a un lado del líder y Black que permanece a su lado —¿Dónde está el resto? Falta Daimon y Hugo.

—No estarán presentes Darren, tenían un asunto importante que resolver. Les encargué cuidar a alguien valioso —le responde Víctor con su aspecto de vampiro dejando sus manos detrás de su espalda.

—¿Qué quieren? —les pregunta Darren sin rodeos.

—No queremos un problema contigo Darren, después de todo eres nuestro rey.

—Sé directo Víctor —le responde Darren de mala forma causando la molestia de su líder.

—Victor y toda la Corte acepta tu trato. No vamos a eliminar a tú creación —habla Black por los tres— a menos hasta que encuentres a Derek. Él es nuestra propiedad, lo encuentras, Víctor lo elimina y tú hija se salva.

—Darren, nosotros solo queremos evitar un riesgo para todo el mundo vampirico, para ti, para nosotros. Que existan vampiros muy fuertes sin poder controlar, es un peligro para todos. Nosotros simplemente los debemos eliminar.

—Y tu creación lo es, algo prohibido —emite Gabriel— algo que debe ser eliminado.

—El trato se mantiene justo como se los dije.

Victor da un paso adelante al escucharlo.

—Darren y así será. Tráeme a ese despreciable Valentains y con respecto a tu bastarda, nadie acabara con su eternidad.

Darren observa a cada uno.

—Y se olvidan de Elizabeth para siempre. De ella nos encargamos nosotros. Mientras siga en descanso, nadie correrá peligro —agrega Víctor.

—Solo evitamos un ataque, una destrucción a nuestra propia especie —le sigue Gabriel.

Darren gira a ver a Black por segundos y después regresa la vista en él.

—Es un trato Víctor, pero te advierto, puedo cambiar de idea y actuar en tu contra. No creo en tu maldita palabra.

Él sonríe dejando a la vista sus colmillos.

—Eso no es todo, todos lo hemos hablado y llegamos a la misma idea. Cada vez hay menos purasangres en nuestro mundo, vampiros reales y aunque aceptamos mortales convertidos, la cifra a ido en aumento durante los últimos siglos. Cada vez prefieren convertir a crear de nacimiento. La misma especie se debe conservar por eso haremos una nueva regla que todos deben obedecer.

—¿Qué nueva regla Víctor?

—Descendencia Darren —responde Black por él— y todos estamos de acuerdo. Cada purasangre que aún existe, deberá crear nuevos vampiros solo con una vampiresa del mismo rango y fuerte. No aceptamos mezclas. De esa forma, nuestra especie crecerá y los verdaderos vampiros, seguirán existiendo.

—Y eso te incluye a ti. Nosotros te vamos a elegir a tu vampiresa, debe haber más creaciones tuyas, más Valentains. —le sigue Gabriel.

—Sere el primero en negarse

—Darren, deberás hacerlo.

—Me niego Víctor —da un paso adelante, hace sus manos puños y lo desafía con la mirada— ninguno va a aceptar. No los voy a obligar.

—Como el Rey que eres, tendrás que obligar a cada vampiro y quién no obedezca la regla, fácil se elimina —emite el líder— lo harás Darren y no tendrás opción.

Darren gruñe y observa a cada uno en descuerdo mientras en su mente acaba con cada uno de la peor forma, cada vez odiando a uno en especial:

>Victor<

+++

—¡¿Qué haz dicho?! Es una maldita broma, ¿verdad? —alza ese rubio vampiro la voz apenas Darren terminó de contarles sobre la nueva regla. Después de que la Corte hace unas horas se fueran —¡Me niego a traer descendencia por su maldita regla!

—Esteban, ya basta. Darren lo va resolver.

—¡Lo dices tan calmada porque eso no te afecta a ti Ashley! —la observa con molestia— es lo que quieres, traer una mini creación tuya junto con ese maldito —señala a Dominik que se mantiene en silencio, cruzado de brazos sin dejar de verlo— tú si cumplirás su regla.

—Teban, deja a Ley en paz. —interviene Mía al notar la mirada de molestia de Ashley, ella da un paso adelante en su dirección sin embargo, su alma la detiene justo a tiempo antes de que lo ataque.

—No te metas nena

—Es Mía —le recuerda Drake que se mantiene cerca de ella— creo que la Corte tiene razón, solo hay que cumplir su regla cada vez hay más convertido en este Castillo —gira ver a Owen que se mantiene a una distancia junto a Ana Liz— sin ofender.

Él gruñe y desvia la vista.

—Claro, lo dice quién ya tuvo una creación ¿no? —le responde Esteban y gira a verlo— ahora no te afecta pero te aseguro que si antes hubieras estado con Mía antes de ser convertida, no hubieras traído a este mundo a mi sobrino o estarías en la misma situacion que Darren.

—Por eso yo sí me involucré con una vampiresa a tiempo y por eso mí hijo es una creación purasangre de nacimiento. —alardea Drake.

Esteban gruñe y da un paso en dirección a él sin embargo, Jonathan lo obliga a marcar distancia.

—Vamos Drake, no seas imbécil. Dudo que puedas tener más hijos cuando con Dean haz fallado como padre.

Dicho esto y Drake llega hasta él, lo sujeta del cuello sin embargo, Esteban es más veloz y lo suelta hasta imitar su acción.

—¡Sueltense los dos! —les grita Mía

—¡Padre basta! —intervine Dean sin lograrlo.

—Hijo —Jonathan se interpone y ambos los aleja con brusquedad— ¡Ya es suficiente Esteban, controlate!

Él susodicho gruñe y maldiciendo da un paso atrás. Drake regresa con Mía y su hijo sin apartar la vista de él.

Jonathan no deja de ver a su hijo alerta en tener que volver a intervenir si se requiere. Al verlo un poco más tranquilo, oculta su transformación.

—No está bien que quieran matarse entre ustedes.

—No estamos en tú refugio Jonathan —le dice Esteban y gira a verlo— esto también te afecta a ti. Tendrás más hijos cuando haz jurado fidelidad a mi madre. Tendrás que darme un nuevo hermanito con Lezy —inquiere lo último con burla.

Esa vampiresa se limita a guardar silencio y verlo con seriedad.

—Esteban, callate o te arranco la cabeza —le advierte Darren obteniendo su atención— a todos nos afecta, no solo a ti.

Él gruñe y le da la espalda.

—Vaya, todo un problema por una simple regla —opina Ana Liz— La Corte quiere más creaciones pero también prohibe otras —se señala causando la atención de Darren.

—Silencio Lizbeth —le dice y observa a Ashley— ¿Por qué le avisaste? Ella no tenía que estar aquí.

—Estaba con nosotros cuando pediste la reunión, estabamos hablando en el pasillo —le responde esa vampiresa— además, Ana Liz ya pertenece aquí, a este Castillo y todo lo que pase, debe estar enterada.

Darren gruñe ante su respuesta

—A todo esto ¿qué pasará con nosotros? A este paso la Corte querrá eliminar a cada convertido y dejar a puro purasangre— inquiere Owen con preocupación.

—En eso sí estoy de acuerdo

—Callate rubio —le dice Ana Liz— eso no lo vamos a permitir Owen ¿verdad que no pa... Darren?

Él recibe todas las miradas.

—Si están aquí es para buscar una solución antes de informar esta maldita regla a todos. Se debe evitar para evitar eso aunque Owen lo merezca.

Owen ignora eso.

—Será difícil Darren, la Corte nos obligará. Es una estricta regla que querrán que todos cumplan —espeta Jonathan.

—Se va a evitar, sea como sea —Darren mira a cada uno. Realmente esperaba la reacción de cada uno. Algunos de acuerdo, otros no— yo no pienso cumplirla

—¿Qué harás entonces?

—Buscare la solución Ashley —le contesta y sonríe con malicia— La Corte espera que sea ese Rey que todos esperan que sea, me han repetido como actuar, que soy el líder de todo esto. Que este maldito lugar, me pertenece y ordeno —ensancha su sonrisa dejando a la vista sus largos colmillos— En ese caso, este es mi Castillo, mis propias reglas y yo decido cuáles se deben cumplir. Cuando Víctor sea eliminado, seré el único líder de todo esto, haré mis propias reglas y ustedes van a cumplirlas. —finaliza con maldad.

(...)

—De acuerdo, es la primera vez que veo y escucho a Darren actuar así —menciona Mía al haber abandonado la sala después de unos segundos al haber terminado— no hay solución a esto y Darren me preocupa.

—Bueno al menos al fin está actuando como el rey que debería ser ¿Qué esperabas Mía? Es hijo de Salvatore, es igual a él. Esto no me extraña.

—Darren no tiene que ser como él Drake. Todo esté tiempo nos a demostrado que es diferente con o sin Ana.

—Ese era su problema, esa humana siempre lo detenía. Ahora que es libre, será peor que su creador.

Mía niega y se cruza de brazos.

—Mi tío Darren no será como ese vampiro que tanto mencionan.

—Tu no te metas Dean, esto es algo que tú no sabés. Aún no existías.

—Pero lo que he visto, me baso Padre —Dean salta del barandal hasta tocar el suelo y se acerca a ambos— Él lo a hecho bien, siempre busca soluciones para evitar daños a todos nosotros. Además, tampoco estoy de acuerdo con esa nueva regla. La Corte no puede decir por cada uno. Con quién, cuando tener descendencia.

—Aun eres muy joven para entenderlo Dean, no te involucres en esto hijo, por favor.

El joven vampiro gruñe

—Despues lo entenderás Dean, así son las reglas en este Castillo, en nuestro mundo. Además no te afecta a ti, aún eres muy joven y no has encontrado a tu alma —le dice Mía con una sonrisa— antes queremos verte crecer y que al menos dures con nosotros después de tu primer siglo. Nadie te va a obligar ahora a tener hijos. Esto es solo cosa de grandes.

—Dejen de tratarme como un niño madre

—Dean

—¡No padre, usted nunca me escuchan! ¡Estás reglas también me afectan a mi, ahora y en mi futuro! —ve a cada uno— yo no a voy a permitir que elijan por mí.

Dicho esto y se da la vuelta. Avanza a pasos apresurados lejos de sus creadores.

—¡Dean ven acá!

—Drake, déjalo. Sabés como piensa y tal vez tiene razón. La Corte nos perjudica a todos. —lo detiene Mía y lo abraza evitando que vaya tras su hijo.

Mientras, ese joven vampiro molesto avanza. Enseguida se detiene lejos de la vista de sus padres. Su molestia se esfuma al verla y sin evitar, sonríe y con velocidad, la detiene.

—¡Amaris!

—¡Dean! M–me asustaste —ella al verlo retrocede un paso y baja la mano de su pecho.

—Crei que no volvería a verte. Viniste en el mejor momento.

Ella le sonríe incómoda.

—¿Sucede algo?

—Nah, solo una discusión con mis creadores —Dean se encoge de hombros— sin importancia, bueno, es sobre una nueva regla, nuestra Corte quiere que más vampiros purasangres tengan más creaciones de nacimiento. Es complicado.

—Ya, son sus asuntos Dean.

Él asiente

—Bueno ¿a qué viniste?

—Ah, quería hablar con su rey pero era el peor momento, me negó la entrada. Le dejé un recado con su ayudante. De hecho ví a la hija de Aylin, se ve tan diferente siendo vampiresa.

—Ana Liz aún le cuesta adaptarse a esto. Si no soporta los primeros siglos, terminará yéndose aunque a mí edad y ya estoy harto de este lugar.

Dean ríe causando una leve risa en ella.

—Es una pena lo que pasó con esa humana. Todos lq apreciaban. —Dean asiente y se vuelve serio— bueno yo solo a eso vine, a decirles que se acabó el trato. Que ya no vamos a aliarnos con los vampiros. Que la tregua terminó. Seremos rivales otra vez.

—Amaris eso no tiene que ser así

—Dean, nuestra rivalidad siempre a existido durante décadas. No puedo cambiar ahora eso.

—Eres la nueva Alfa, Amaris.

Ella suspira y retrocede otro paso.

—Dean, no lo entiendes —duda en contarle— debés saber que me voy a casar con Yael. Vamos unir nuestras manadas, la mía cada vez son pocos, perdí a muchos en esa batalla con esa vampiresa y él, tiene su manada completa.

—¡¿Qué?! Amaris, no puedes hacer eso. Habías dicho...

—Cambie de idea, es lo mejor para mí manada. Aveces hay que hacer sacrificios Dean. Es lo que un Alfa haría.

—¿Y que haría Amaris? —Dean da un paso adelante, otro, lo suficiente para acabar con la distancia— no me vengas a decir que él es el indicado, quién tú diosa Luna te a elegido.

—No sigas Dean

—¡Haz olvidado lo nuestro! —sin evitar deja a la vista sus colmillos— nuestro vínculo, ya olvidaste nuestro beso. Algo fuerte nos une Amaris —esta vez baja la voz— no me hagas esto, por ti soy capaz de enfrentarme a quién sea, a mis propios padres. No te cases con él, Amaris.

Esta por tocar su rostro cuando ella retrocede y se lo impide.

—No Dean, no voy a cambiar de idea. Ya tomé una descision. Comprende, lo nuestro es prohibido. Tú mereces estar con una vampiresa, aquí con los tuyos y yo con los míos. Es imposible.

—Amaris, no...

—Shhh, se acabó. De hecho esto nunca inició. —le dice ella con lágrimas en sus ojos— lo siento Dean.

Antes de romper en llanto frente a él, se voltea y se aleja. Ignora su llamado.

—¡Amaris! —le grita ese vampiro en voz alta— No, Amaris.

Gruñe, se obliga a no detenerla y a no actuar. Es capaz de no dejarla ir. Sin más remedio, se mueve de un lado a otro desesperado y con violencia golpea con su pie el barandal. Termina por voltearse mientras maldice a todos y corre con velocidad.

Dean se detienen, gira al siguiente pasillo y continúa su camino sin embargo se detiene con brusquedad al chocar con ella.

—¡Fíjate por dónde...! —se calla al reconocerla— lo siento Ana Liz.

—El que debería fijarse es otro

—Owen, ya. No me hizo nada, de hecho ni me empujó —espeta Ana Liz— ¿Qué tienes Dean? Te ves muy mal

Él desvía la vista y oculta sus lágrimas mientras se limpia con el dorso de su mano.

—Estoy harto de todo Ana Liz. De este Castillo y sus estrictas reglas —gira verla ignorando la presencia de Owen— no entiendo porque la Corte lo hace ¡Porque creó este anillo para vincularnos con nuestras almas cuando la encontramos, nos prohíben estar con ellas! ¡Estoy harto Ana Liz!

Dean se quita su propio anillo y lo lanza al suelo. Sin agregar más, pasa por su lado muy molesto.

—Dean

—Dejalo, que Drake y Mía se encarguen de él —Owen la detiene— es su hijo. No es nuestro, tu asunto.

—Él tiene razón Owen —Ana Liz enfoca la vista en él— la tiene.

Con velocidad se marcha hasta detenerse en otro pasillo, cerca del barandal. Owen de inmediato la sigue y se coloca frente a ella.

—La Corte siempre interfiere. De otra forma, Darren nunca hubieses abandonado a mi madre. No se hubiera ido y yo nunca hubiera sufrido tanto por un padre ausente. Tendría una familia unida.

—Liz, olvida eso

—¡No Owen! Dean tiene razón. De otra forma, las cosas serían distintas. Si ellos lo hubieran permitido desde un inicio, mi madre seguiría cerca de Darren.

Owen sin darle una respuesta, la termina abrazando. Ana Liz gira su cabeza y se mantiene recargada en su pecho mientras a la distancia mira a Amaris abandonar el Castillo.

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