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Capítulo 5 ✘ Maldita tentación

    🖤  A N A  L I Z 🖤

Corro a una velocidad sobrenatural en dirección al lugar de entrenamiento. Cuando llego justo en el centro ya puedo ver a ese rubio vampiro cruzado de brazos, a una distancia de mí con el semblante serio siendo visibles sus colmillos y ese tono carmesi de sus ojos.

—Lamento por llegar tarde, no volverá a suceder —emito y doy un paso adelante.

—No es la primera vez criatura —no percibo ese tono divertido en su voz — supongo que tendré que hablar muy seriamente con el convertido para que te libere y te de tiempo de entrenar.

Dicho esto y se da la vuelta en dirección a esa mesa donde se hayan las armas.

Me está hartando seguir con esto.

—No estaba con Owen —miento mientras me cruzo de brazos. Lo estaba y no ser por esto, hubiera seguido con él.

—No intentes engañarme —lo escucho decir mientras escoge una arma — no es secreto que estén juntos. Los he visto, escuchado y no eres tan inocente criatura.

Esteban se voltea con una pequeña daga en su mano.

Gruño

—Pero ya estoy aquí ¿no? —bajo mis brazos — confórmate con eso.

Él asiente y me sonríe con malicia.

—En ese caso, que comience el entrenamiento.

Dejo de verlo y bajo mi vista, veo mis propias manos pálidas donde mis uñas comienzan a crecer, volverse filosas y una arma importante para lo que soy.

...

Reconozco que he tenido mejorías. Después de quejarme, discutir con ese rubio vampiro, valió la pena tener este entrenamiento, pues me ayudado a controlarme apesar que no a sido nada fácil, cuando él es realmente estricto y es el vampiro sádico que es, conmigo.

Esta vez no tenemos a un espectador: Owen. Solo nosotros dos. Es una lastima que mi vampiro no esté aquí, cuando en otras ocasiones, me gustaba ser observada por él. Esas veces solía lucirme, le demostraba lo fuerte que soy para impresionarlo. Me obligaba a controlarme y no rendirme pero en este momento, apesar de ser una vampiresa, estoy muy cansada.

Con velocidad esquivo su arma. Cada vez soy más rápida y todos mis sentidos han mejorado aunque la parte de controlar esa sed, aun sigue siendo un reto.

—¡Ya basta!

Gruño al detenerme y sentir el filo de la daga pasar por mi brazo derecho.

—Estoy cansada y sedienta —lamo mis labios. En este momento, tengo que ocultar mi apareciencia de vampiresa y callar esos pensamientos donde solo quiero matarlo.

—No seas débil criatura, no llevas ni la mitad del entrenamiento.

Gruño y coloco mis manos en mi cintura.

Lo veo fijamente.

No es justo que de todas estas veces, solo haya logrado herirlo tres veces cuando él a mi, siete. Por suerte, ambos sanamos con rapidez, pero eso no quita que cada vez cada uno se encuentre más débil y las manchas de sangre en cada uno sean obvias y más él que lleva una camisa blanca, de mi parte, la oscuridad de mi ropa, oculta el color de la sangre.

—Tiempo —paso saliva— de verdad.

Él niega

—Sigamos —suelta la pequeña lanza— está vez sin armas, me es más divertido así.

—Esteban —me quejo y bajo mis brazos. De mala gana me acomodo en defensa y de una forma sorprendente mi apariencia de vampiresa se hace presente.

No espero a que ataque. Soy la primera en actuar y con velocidad llego hasta él. Uso la forma más fácil, me coloco detrás de él y con un rápido movimiento me subo a su espalda. Rápido mis manos rodean su cuello y sonrío victoriosa.

—Eres una tramposa criatura.

—No me provoques que te arrancaré fácil la cabeza.

Lo escucho gruñir y levanta ambas manos.

Enseguida me bajo y retrocedo un paso.

Sin embargo, mi sonrisa se borra cuando siento su mano rodear mi cuello y empujarme con velocidad hasta el palo de una larga lanza clavada en el suelo.

—Sueltame

—No respetas a tu entrenador —me dice y me suelta, él mismo me aleja de la lanza.

Niego y rápido oculto mi apariencia, él hace lo mismo. Sus colmillos se ocultan dentro de su boca.

—No es justo, eres más antiguo que yo y no luces cansado —me cruzo de brazos— ni afectado.

—Se necesita mucho más para vencerme —alardea y se da la vuelta.

Sonrio con malicia.

—Aun recuerdo que casi te gané en el anterior entrenamiento —le digo logrando que se detenga— fácil pude matarte pero no lo hice.

—Fue una batalla épica, pero ya estaba débil. Te dí ventaja criatura.

—Aja —avanzo hasta él— Estoy lista, he mejorado.

Esteban se voltea por completo quedando frente a frente.

—Si me has impresionado. En tan solo un mes lograste un control que ni un vampiro como nosotros a logrado, apesar de lo que eres.

Amplio mi sonrisa y me detengo.

—Entonces no hay peligro o problema en que deje de entrenar.

—No será así criatura, el entrenamiento se acaba hasta que yo lo decida.

Gruño y lo veo con seriedad.

—Ya habíamos hablado sobre eso —hago una corta pausa. Ya quiero acabar con esto— ¿hay otro consejo que deba saber?

Él me observa con detenimiento.

—Lo hay, de todos el más importante —con velocidad aparece muy cerca de mí— beberías tener mucho cuidado. Sabés el problema que tenemos con la Corte por ti.

—Lo sé, ya me lo contaste —le respondo sin dejar de verlo— mi eternidad depende de ese vampiro que antes me controlaba. Si no lo encuentran, la Corte me querrá matar.

—Y eso no lo vamos a permitir criatura, ya lo he hablado con Darren.

Asiento

Sé que me ocultan información pero no insisto en querer saberla. Aunque dar con él, lo veo muy difícil.

—Todo sería mejor si la Corte dejara de existir —menciono— se acabarían sus reglas.

—Pero mientras eso sucede, lo único que podemos hacer es evitar tener problemas con ellos, por eso es importante que te alejes del convertido.

Frunzo el ceño

—¿Qué tiene que ver Owen con esto?

—Criatura, no eres nada inocente, si sigues con el convertido de esa forma lo único que vas a lograr es otro problema. Tener que batallar con una mini criatura ahí adentro. —señala mi estómago con su dedo.

Bajo la vista, confundida regreso la vista en él.

—A ver, a ver ¿qué quieres decir?

—Que no puedes tener descendencia con el convertido, no por lo que eres. Así que deja de divertirte con él.

Lo veo fijamente.

>Veo, escucho<

Molesta me cruzo de brazos.

—Crei que esto era un entrenamiento no que hablaríamos de mi vida privada. No tiene nada de malo que tenga relaciones con Owen.

—Con tú condición —me apunta y ladea la cabeza.

Gruño

—Lo dice alguien que tiene mucha experiencia en esto ¿No?

—Exacto, en almas, en descendencia y pérdidas. —me responde y la burla desaparece de su rostro— soy más antiguo que tú criatura, por algo te lo digo. Aún eres una vampiresa muy joven y no estás lista para ser la creadora de una mini criatura. No ahora.

Evito responderle

Esteban da un paso atrás.

—Piensalo, tómalo como un consejo valioso del tío o entrenador ya que con tú creador, dudo que tengas estás pláticas. —agrega ante mi silencio— es todo por hoy.

Me sonríe y con velocidad desaparece de mi vista.

Gruño, bajo mis brazos y sin darme cuenta, veo mi propia mano en mi estómago. Enseguida reacciono y la quito.

Si, tal vez he estado mucho con Owen pero ese rubio se equivoca.

Me molesto más porque sé que en el fondo, tiene razón y existe esa probabilidad. Sin embargo, no lo aceptaré en voz alta.

(...)

Las palabras de ese rubio no dejan de atormentarme. Él a suspendido lo entrenamientos éstos tres días después de que al día siguiente de nuestra plática, no asisti a una. Sin embargo fueron peores las consecuencias al él venir por mí y llevarme a la fuerza.

No sé porque he evitado a Owen y aunque no quiera, he marcado distancia con él.

Pensativa me dirijo a esa habitación, sin tocar empujo la puerta al escuchar esas voces y me asomo viendo a esas dos vampiresas hablando.

—¿Se puede?

—¡Ana Liz, entra!

Le sonrio a Ashley y me adentro a la habitación cerrando la puerta.

—Estaba aburrida y no sabía que hacer —me encojo de hombros.

Ellas me sonríen

—Ven, solo estamos hablando.

Asiento y me acerco a ellas.

Ante la pérdida de mi madre, ellas son lo más cercano que tengo. Siendo las únicas con las que puedo hablar, tal vez no se compara porque mi madre era única y siempre la recuerdo y extraño.

—¿Creí que estarías entrenando con Teban? —me pregunta Mía cuando tomo asiento a su lado.

—Canceló el entrenamiento, tenía unas cosas que hacer con Lezy. —me encojo de hombros.

—Se nota que has mejorado —me dice Ashley a lo cual le respondo con un asentimiento de cabeza.

—Teban ha hecho las cosas bien, eso le ayuda a no pensar en Nohemí. De verdad espero que ese hechizo lo encuentren rápido, la merece de vuelta.

Ashley le da la razón.

Veo a cada una y nerviosa froto mis manos.

—¿Esta mal que esté con Owen? —digo sin rodeos causando su atención.

—No, hacen una linda pareja.

—¿Por qué lo preguntas Ana Liz? ¿Owen te a hecho algo? Si es así, hablaré con él y...

—No, para nada Tía Ashley —la interrumpo—es solo que, debería marcar distancia con él.

Ambas me observan con confusión.

—De acuerdo, ¿qué te sucede? —insiste Ashley— nos puedes contar lo que sea.

Dudo un momento

—Es complicado —lamo mis labios— se supone que de esto solo lo hablaría con mi madre, pero si ella no está, no tengo opción con ustedes —veo a cada una— he estado con Owen, tal vez últimamente hemos tenido intimidad muy seguido y tal vez él tiene razón —ambas me ven con confusión— no quiero tener descendencia, es algo que había olvidado hasta que ese rubio me recordó.

—¿Qué te dijo Esteban?

—Que si sigo así terminaré por traer una creación mía a este mundo y será otro problema.

Ashley se cruza de brazos y asiente.

—Escucha Ana Liz, Esteban no tiene que meterse en eso, no es su asunto. En todo caso será tu descision.

—¿Lo has hablado con Owen?

Giro a ver a Mía.

—No, lo he evitado.

—Habla con él Ana Liz

Asiento y regreso la vista en Ashley.

—Existe una posibilidad ¿verdad? Apesar de lo que soy.

Ellas se ven cómplices y es Ashley la que habla:

—Podria suceder

Apesar de ser vampiresa, saber eso me causa terror.

—Pero las cosas no tienen que ser así Ana Liz —agrega ante mi expresión— te sugiero que hablas de esto con Owen.

—Lo haré

—Oye, no hay nada de malo que quieras estár de esa forma con tu alma. Es lo más normal —le sonrío a Mía al escucharla— aún recuerdo que así nació Dean.

—¡Mía!

Ella cubre su boca al escuchar el grito de Ashley.

—Lo siento, no debí decir eso.

—No pasa nada —le respondo— definitivamente eres una Williams.

Me pongo de pie y me acerco a Ashley.

—Aun así, quiero comprobarlo

Ella asiente

—Te voy ayudar —emite y con velocidad llega hasta mí. Sin mi permiso, coloca su mano en mi estómago y me observa fijamente notando ese tono carmesi en sus ojos y como sonríe ampliamente dejando a la vista sus colmillos.

Temo por lo que vea, por su respuesta.

...

—¡Liz! ¡Liz te estoy hablando!

Apresuro mis pasos al escuchar la voz de Owen detras de mí.

>Corre Ana Liz<

Camino más rápido por el pasillo hasta que me detengo de pronto al verlo frente a mí.

—Owen —doy un paso atrás— no te escuché.

—¿Segura? —se cruza de brazos.

—Iba, a mi habitación.

Nerviosa lo veo, su mirada fijamente no ayuda mucho.

—Te acompaño —se aleja y me permite pasar y para mala suerte, no puedo quejarme, lo acepto y Owen me sigue hasta ambos llegar a la habitación.

—No te ví en tu entrenamiento —me dice cuando entra y cierra la puerta por mí.

A unos pasos de él, me detengo al llegar al centro de la habitación.

—Esteban lo canceló —digo sin verlo.

—Liz ¿por qué me evitas?

Me armo de valor y me doy la vuelta.

—No lo hago

Él sonríe siendo obvios sus colmillos.

—Te estaba buscando y no te encontré.

—Estaba con Ashley y Mía. Estaba aburrida. —me encojo de hombros.

—Buscas cualquier excusa para no estar conmigo, esto, tu maldito entrenamiento. Puedes pasar más tiempo con todos, con el imbécil de Esteban pero no conmigo.

—Owen, no empieces

Lo escucho gruñir y se acerca a mi.

—¿Por qué te alejas Liz?

—Yo no... —desvio la vista— Owen, deberíamos marcar distancia.

>Listo, ya lo dije<

Giro a verlo, él se detiene a unos pasos de mi y realmente no esperaba escuchar eso de mi. Su sorpresa es evidente.

—¿Por qué? ¿Quién te hizo cambiar de opinión? ¿Esteban?

—No, él no... —hago una corta pausa— es lo mejor para evitarlo.

—¿Evitar qué Liz?

Él avanza dos pasos hasta mi, tengo que reaccionar, dejar de ver sus labios y retrocedo.

—Owen, no te acerques por favor. Si lo hago es porque ambos hemos sido irresponsables.

—¿Qué me quieres decir? No te entiendo Liz.

Le doy una mala mirada.

—De esto Owen, de lo que hemos hecho —gruño al notar su confusión— a ver Owen, hemos tenido intimidad varias veces, no quiero ser madre ahora —él retrocede un paso atrás— Esteban me lo advirtió y tiene razón. Yo soy un problema para traer a este mundo otro.

Lo escucho maldecir y se voltea un poco.

—¿Por qué te preocupas si eso no a pasado? —me observa y baja la vista en mi estómago— aún no ¿verdad? —regresa la vista en mi rostro.

—No, lo comprobé con Ashley y no vió nada y justo por eso, hay que evitarlo.

—La distancia no es opción Liz

—Lo es para nosotros, si estás cerca querré besarte Owen y tú sabés como vamos a terminar.

Él niega

—Tú eres la que no se controla

Gruño, con velocidad llego hasta él y lo empujo.

—¡Y tú tampoco me detienes! ¡Sería la culpa de los dos!

—Liz, no lo decía enserio —él atrapa mis manos y me acerca a él— eso es difícil y tal vez tienes razón. Tampoco quiero tener descendencia contigo.

Dejo de luchar cuando lo escucho decir aquello.

—No ahora —me termina liberando.

Molesta bajo mis brazos.

—Pero no tenemos que alejarnos, solo intentar no caer en la tentación. No seremos los primeros que estén juntos y no exista una creación. Es el mismo caso de Ash.

—Con Ashley y Dominik es diferente. Ella quiere, yo no. Ninguno de los dos nos conviene que eso suceda Owen.

—¿Entonces? Solo distancia.

Lo veo fijamente.

Tampoco quiero alejarme.

>Maldito vampiro que tanto necesito cerca<

—No tiene porque ser así, podemos evitarlo. Ser fuertes y no caer en la tentación —lamo mis labios— solo cuando sea necesario.

Owen asiente

El silencio reina entre nosotros.

Él camina por la habitación sin verme mientras veo sus movimientos.

—Aun somos vampiros jóvenes para eso

—Concuerdo —le respondo y paso saliva.

Entonces, Owen gira a verme y con velocidad aparece frente a mi sosteniendo mi rostro con sus manos.

—Todo es tú culpa Liz

No me da tiempo de responderle cuando siento sus labios sobre los míos. Quisiera alejarlo pero ya extrañaba sus besos. Ambos nos acoplamos a un ritmo ignorando nuestros colmillos crecer y chocar. Desesperada lo hago retroceder hasta él caer sobre la cama. Sin dejar de besarlo, me subo arriba de él, mi corto vestido se sube un poco mientras siento sus manos en mi cintura. Me encargo de morder su labio, lamer la gota de sangre y alejarme de él.

—¿Quién pierde el control?

—Solo serán besos Owen —le digo sin creerlo y lo vuelvo a besar.

Por un instante me olvidó de lo que somos, el gran problema si eso llega a pasar. Aveces pienso que somos simples novios siendo mortales y que todo este mundo vampirico, no existe. Eso sería otra historia.

✨ Narradora ✨
—Lamento por descuidarte un poco y no atenderte.

—Ultimamente te las pasas con la hija de Collins.

Esa vampiresa le sonríe y sin bajarse sobre él, besa su mejilla.

—Lo siento Dominik, pero ella me necesita. Perdió a su madre y Darren, pues no a sido el creador que debería ser con ella —Ashley acaricia su mejilla con su larga uña.

Ese vampiro desliza su pálida mano por su espalda descubierta. Ambos encerrados en su habitación, con una sábana cubriendolos.

—Le das tanta importancia Ley.

Ashley se inclina y le roba un casto beso en los labios.

—Es que me siento identificada con ella. Ana Liz es muy joven para haber pérdido a su madre y creo que eso influye en querer ayudarla. —lo ve fijamente— ambos los perdimos Dominik.

Él musita

—Habla por ti o por ella, en mi no existe esa importancia a mis creadores.

Ashley guarda silencio y se dedica a ocultar su rostro en su cuello.

—Ley, no es solo eso —agrega él y se mueve un poco. Ella enseguida se aleja sin haber encajado sus colmillos— sé lo que piensas.

—Lo olvidé —Ashley ríe sin ánimos— no debí pensar eso —él ladea su cabeza, con sus dedos toca sus labios, ella ignorando sus largas uñas— pero es cierto. Le tengo mucho aprecio a Ana Liz y no solo por ser hija de Aylin y Darren, sino porque de cierta forma la comparo con esa hija que no tenemos. Con ella puedo ser madre Nik.

Él aleja su mano y desvía la vista.

—Sé lo que piensas de esto, sé que lo hemos intentado pero a estas alturas de mi eternidad, quiero ser madre. Fingir al menos una vida normal como esas humanas.

—Seria una destruccion una creación nuestra Ley. Esta es la realidad y somos vampiros. Tenemos el mismo don.

Dominik gira a verla.

Ashley se aleja un poco y jala la sábana hasta cubrirse.

—Correré el riesgo. Dominik, es lo que más quiero, podemos intentarlo.

Él guarda silencio y se dedica a verla.

—Esto es una descision de los dos. No podré sin tú ayuda —le dice divertida y se acerca nuevamente a él.

—Ley no —Dominik coloca sus manos en su cintura— ¿Realmente quieres que suceda?

Ella asiente

—Sé que no es el mejor momento pero ¿cuándo hay tranquilidad en este mundo?

Él le sonríe con malicia.

Rodea su cintura y con un rápido movimiento la hace girar cambiando de posición.

Ashley ríe y se acomoda en una mejor posición mientras enrreda sus piernas en su cintura.

—Será un ser tan poderoso —le responde Dominik y la besa con desesperación. Después se aleja, ella ladea la cabeza y sin dudar, ese vampiro encaja sus colmillos en su cuello.

(...)

Por otro lado, ese rubio vampiro ojea cada página de ese libro bajo la atenta mirada de esa vampiresa.

—Estas distraído —Lezy le arrebata el libro y lo cierra frente a él— te estoy hablando.

Esteban le sonríe.

—Lo siento futura madre.

—¿Qué sucede? —ella se cruza de brazos sin dejar de verlo.

—Es criatura

—No entiendo porque te preocupas, haz entrenado con ella y dices que mejora.

—Lo sé pero hay algo más.

Esteban apoya sus brazos sobre la mesa donde hay un puño de libros exparcidos.

Lezy baja sus manos y toma su copa.

—Te ves mal, la antigüedad te está afectando.

—No tan viejo Lezy, apenas paso los tres siglos a comparación tuya, sí estás más vieja que yo.

Ella niega y le entrega su copa.

—La necesitas, te ves débil. Si vas a entrenar a esa niña, también debes alimentarte rubio.

Él la acepta sin rechistar.

—Te arriesgas demasiado —agrega Lezy.

—Si no lo hago yo, nadie lo hará. Ni hablar de Darren —le da un trago a la sangre, enseguida deja de beber y lame sus labios—mmm deliciosa.

—Te importa tanto pero es la hija de nuestro Rey. Él debería ayudarla.

—Sera difícil para alguien que perdió a su alma. Entiendo a Darren perfectamente.

Lezy se encoge de hombros.

—Lo he visto ir a los calabozos. Al menos ya sale de su encierro y se alimenta.

—No como es debido, Darren sigue estando tan débil y es tan terco para hacerme caso.

Lezy finge acomodar los libros.

—Sera peor si atraza su sed. Nadie en este mundo puede lograrlo, todos somos débiles ante la sangre —Esteban asiente— pero no lo juzgo. No le será fácil alimentarse de humanos cuando su alma era una y la perdió.

—Ultimamente pequeña dejó de ser del todo humana.

Dicho esto y Esteban le da otro trago a su copa.

—Solo dale tiempo rubio y nuestro rey volverá a ser el mismo de siempre.

—No lo creo Lezy —él deja la copa vacía sobre la mesa— sin pequeña no será igual. Será peor.

Ella asiente

—He creado más sedantes —le dice cambiando de tema— con tu ayuda claro. Así podrán tener para cuando lleguen más humanos a los calabozos.

—Gracias futura madre —lame sus labios borrando todo rastro de sangre— ¿aún no te reconcilias con Jonathan?

—Tú padre sigue sin hablarme y me evade. Es tan difícil acercarme pero no insisto.

—Se hace el importante.

Su comentario causa una media sonrisa en esa vampiresa.

—Por cierto, como va el hechizo del que te hablé. Nos urge encontrar una manera para despertar a Elizabeth.

Lezy lo ve seriamente.

—Lo sé y por lo que me contaste, no hay manera —musita— aún lo sigo buscando pero no te prometo nada. Debe ser un hechizo muy fuerte que ni la Corte puede deshacer. Además, aún sigo buscando el hechizo de Nohemí.

—Mi amore me importa y quiero que regrese pero ahora eso es prioridad Lezy.

—Hare lo pueda rubio

Él asiente y se pone de pie.

—Debes saber que no siempre los hechizos son buenos, también hay para hacer el mal y siempre habrán consecuencias.

—Haz aprendido sobre el tema —se burla Esteban causando la molestia de Lezy— sigue buscando, yo haré mi parte. Cualquier cosa, me avisas.

Dicho esto y se da la vuelta. Apenas llega a la salida cuando se detiene.

—Antes de irme, tengo una duda —Esteban se voltea y la observa con seriedad— ¿Existe un hechizo para evitar que cierta vampiresa tenga descendencia?

Lezy lo veo con atención en silencio.

—Debe existir pero no me pongas a buscarlo. —ladea la cabeza— ¿Por qué lo preguntas? ¿Por la hija del rey?

—Es algo que se debe evitar.

—Pues no tengo la solución

Esteban gruñe

—Yo sí, a falta de un hechizo, voy a actuar.

—¿Qué harás Esteban?

—Voy a hablar con Darren, me tendrá que apoyar. La única solución es alejar al convertido de criatura.

Sin esperar su respuesta, sale de la habitación y cierra la puerta con fuerza. Esteban camina por el pasillo ignorando al resto de los vampiros ambular.

—Esteban Williams, que gusto verlo de nuevo.

Enseguida se detiene al escuchar una voz melodiosa. Se voltea y sonríe al ver frente a él a dos vampiresas recargadas en el barandal.

—Vaya, apesar de convivir en el mismo Castillo, hace tiempo que no las miraba —con velocidad llega hasta ellas y sin permiso se coloca en medio de ambas— siguen tan hermosas a como recuerdo.

Ellas sonríen dejando visibles sus colmillos.

—Buscamos diversión ya que en este Castillo todo es aburrido ¿Te quiere unir?

Él desvia la vista en la otra vampiresa.

—Es una oferta muy tentadora —lame sus labios— no tengo nada que hacer —ve a cada una.

Ellas celebran y solo una se atreve a colocar su pálida mano en su pecho.

—De hecho ¿Conocen a otra vampiresa que quiera unirse?

La otra lo obliga a verla.

—¿No te basta con nosotras Williams?

Él sonríe ampliamente

—No para mi plan, necesito que ambas me ayuden con eso. Consigan a alguien más.

—Tenemos a Meredith, es nuestra hermana menor y estoy segura que se unirá a la diversión.

Esteban regresa la vista en esa otra vampiresa.

—Sabia que podía contar con su ayuda —levanta sus manos y acaricia la mejilla de cada una— vamos por ella, alguien también se unirá —sonrie con malicia.

+++

Al concluir sus malvados planes, ese rubio vampiro entra a esa habitación sin permiso y se adentra cerrando la puerta.

—Es raro no verte en el balcón —emite al ver a Darren sentado en la orilla de la cama con la vista puesta en ambas puertas del balcón que se encuentran abiertas.

—Si tienes algo interesante que informar, solo dilo y lárgate.

Esteban sonríe al escucharlo.

—No hay nada interesante, he estado leyendo su diario pero no he encontrado algo que nos diga su dirección. No es como la haya anotado y dejado una nota diciendo donde podemos ir a visitarlo —bromea y se detiene a unos pasos de él— solo es información del pasado que en este momento no nos ayuda mucho. Igual Lezy, ya busca el hechizo.

—Tenemos suerte que la Corte no vuelto a venir.

—Con tus amenazas ¿quién lo haría Darren?

Él gira a verlo fulminante.

—Yo estoy cumpliendo mi parte.

—Y yo haré la mía cuando hable con Black y descubra su ubicación. Solo así daremos con esa vampiresa.

Esteban asiente.

—Haras lo más difícil —se cruza de brazos— sigo entrenando a criatura. No es necesario que te cuente como a mejorado si la haz visto por ti mismo —le sonríe ampliamente— te he visto Darren, realmente te importa tú hija. Se necesita algo más para engañarme.

Darren regresa la vista al frente.

—Si no lo hiciera, no estaría haciendo esto.

Esteban le da la razón.

—Y por eso te insisto en que te alimentes como es debido. Darren si quieres enfrentarte a la Corte, así de débil, no podrás hacerlo. A ellos o peor, a él. Hazlo por tu hija.

—No te metas en mi descision Esteban.

—Lo hago por la amistad de siglos que llevamos, por eso me atreví a hacer esto. Tú no me dejaste solo con lo de Nohemí, yo tampoco aunque tenga su desprecio —Darren voltea a verlo— te voy a ayudar a superar a pequeña —le sonríe con malicia y con velocidad llega hasta la puerta— te tengo una sorpresa.

Abre la puerta y tres hermosas vampiresas se adentran a la habitación sin antes hacer una rápida reverencia y detenerse a cierta distancia de su rey.

Enseguida Esteban regresa con ellas y Darren se pone de pie.

—¿Qué hacen ellas aquí Esteban? —ve fijamente al susodicho.

—Es momento de que te diviertas Darren. De que te alimentes y que mejor recibir un poco de placer de estás hermosas vampiresas. La mezcla perfecta—Esteban sujeta de los hombros a una y la acerca un poco a él— ella será toda tuya, es Meredith. Las otras, me pertenecen.

Inexpresivo, Darren observa a cada una.

—Estoy aquí para complacerlo en lo que quiera mi rey —habla ella captando su atención.

Darren se cruza de brazos.

—Esteban, será mejor que te las lleves y te largues con ellas si no quieres que les arranque la cabeza y te incluye a ti.

Él sonríe con burla.

—No le hagan caso, siempre dice eso y no lo cumple.

—Esteban —Darren pronuncia su nombre con irritación— váyanse.

—Lo siento Darren pero en este momento no eres el rey al que quiero obedecer —con velocidad regresa al centro de esas dos vampiresas— no te vas arrepentir.

Él gruñe y posa la vista en esa vampiresa frente a él que no luce con miedo, al contrario, una sonrisa se plasma en su rostro.

—Seré suya mi rey —ella misma se aleja su cabello y deja expuesto su cuello.

Darren la observa fijamente, por un instante ve con detenimiento su cuello. Se obliga a reaccionar y baja sus brazos. Con velocidad corta la distancia y coloca su mano en su cuello sin nadie intervenir. Sin embargo esas vampiresas lucen preocupadas por su reacción ante la menor de ellas.

Darren la observa fijamente a los ojos. En ambos ese tono carmesi presente. Comienza a disminuir su agarre, deja de ejercer fuerza e ignorando la presencia de todos. La jala hasta él y para sorpresa de todos la termina besando, cierra los ojos y en algún momento, llega a compararla con Aylin.

—Vaya, no me esperé esa reacción —emite Esteban sin dejar de verlos— y ya que estoy satisfecho con los resultados, será mejor que nosotros nos vayamos a nuestra propia diversión.

Sujeta de la cintura a cada vampiresa y las obliga a caminar a la salida. Él hace lo mismo y antes de llegar a la puerta, le da una última mirada a ese otro vampiro.

—Disfrutala, Darren.

Ríe y termina por salir de la habitación con esas vampiresas. Apenas cierra la puerta y observa a una.

—¿Nos vamos?

Una de ellas asiente y lo besa con desesperación.

Esteban coloca su mano en su cintura, después se aleja. Le sonríe perverso y desvía la vista en la otra y la termina besando. Se aleja cortos segundos y enseguida los tres desaparecen con velocidad.

Mientras, dentro de esa habitación. Darren es el primero en abrir los ojos y ve a esa vampiresa frente a él. Enseguida se aleja, ella luce sorprendida y se obliga a recuperarse.

Gruñe y con velocidad la jala hasta empujarla sobre la cama. Esa vampiresa sin rechistar mientras se sube arriba de ella. Sujeta sus manos y las eleva hacia arriba de su cabeza evitando que se mueva.

Ella sonríe perversa sin dejar de verlo.

Darren deja sus colmillos crecer hasta estos sobresalir de su boca. El tono carmesi de sus ojos cambia al ser completamente oscuros. Ante su excesiva palidez, las venas resaltan en gran parte de sus brazos, cuello y rostro, siendo visibles debajo de sus ojos.

Gruñe y con velocidad se acerca a su cuello hasta encajar sus largos colmillos en su cuello saciando su incontrolable sed.

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