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Capítulo 2 ✘ Un escape de la realidad

—... Debes ir por ella Darren —espeta Ashley sin dejar de verlo seriamente— es verdad lo que dice Esteban, allá afuera, Ana Liz será un peligro. Se va a descontrolar y esto le afectará más a ella.

—Ya dije que no pienso ir a ese maldito mundo mortal —le responde él con irritación.

—Sabemos que te afecta ir de nuevo ahí si pequeña no está más —menciona ese rubio vampiro. Darren evita verlo en todo momento y aumenta su fuerza de sus puños— pero criatura debe regresar.

Darren deshace sus puños y se trata de levantarse de la cama. Se queja y logra estar de pie.

—No se supone que la estaban cuidando. —les reclama Darren mientras coloca su mano en su abdomen, justamente en la herida.

—Lo hacíamos mejor que tú —ataca Ashley— ¡Ana Liz es tu responsabilidad y no la has ayudado en nada desdé que murió Aylin!

—Ashley, basta. No empeoremos esto —intervine Jonathan— aquí lo importante es que la hija de Darren regrese.

—Y él único que puede ir por ella es su propio creador.

Darren ignora el comentario de Esteban y regresa la vista en Ashley.

—¿Se fue con el maldito de Owen?

Ella niega y se cruza de brazos.

—Owen trató de detenerla pero Ana Liz lo atacó. Cuando me avisó, ya no había nada que hacer.

—Dile a Owen que venga.

Ashley lo ve con confusión, asiente y con la misma velocidad con la que llegó, se termina marchando.

—¿Para qué quieres al convertido?

Darren lo vuelve a ignorar y posa la vista en Jonathan.

—Ve por sedantes Williams, será la única manera de traerla.

Esteban molesto se interpone entre los dos.

—No hay más sedantes, Lezy no a elaborado más porque falta de su ayudante. —se medio gira acusando a su progenitor.

—No te involucres hijo en asuntos que no te corresponden. En todo caso, puedes ir tu ayudarle, perderán el tiempo juntos en un plan fallido si se trata de Nohemí.

—Retractate Jonathan.

—Respetame Esteban, soy tú padre.

—¡Ya callense los dos! —les advierte Darren y avanza tres pasos— no me interesan sus problemas cuando antes se debe resolver esto.

De pronto, en la entrada de la puerta aparece Ashley con Owen detrás de ella. Ambos se adentran y se detienen al mismo tiempo a unos cuantos pasos de Darren.

Él ignora esas marcas en su cuello que sanan poco a poco en ese otro vampiro.

—La dejaste ir Owen. Cuando se supone que siempre has estado cerca de ella por más que te lo advertí.

—Lo intenté, Liz me atacó. Ahora es más fuerte que yo. —le responde Owen con la misma seriedad.

—Al fin admite que es débil.

—Esteban —le advierte su padre. Ese rubio vampiro gruñe y se aleja del resto mientras camina por la habitación.

—Owen no tiene la culpa —sale Ashley en su defensa.

—Tambien estoy interesado en que ella vuelva.

—Lo hará —Darren da un paso hasta él— tú irás por ella.

—No puedes mandarlo a él —reclama Esteban al escucharlo— es un ser débil, ya lo escuchaste. No podrá convencer a criatura de regresar cuando será al revés. —camina y se acerca de nuevo— en todo caso, yo voy por ella. También tengo responsabilidad con esa niña.

—Ni te atrevas Esteban —le advierte Darren con la mirada— ninguno de los dos ira. Él único, será Owen.

—Hijo, Darren tiene razón. Será más fácil sin Owen Ruthwend va por ella. Al ser su alma cabe la posibilidad que no lo ataque de nuevo. Además, él no está en riesgo al no ser un purasangre y ustedes dos, si lo son—Jonathan avanza y hace a Esteban retroceder— Que él se encargue de la hija de Darren.

Ashley los ve con confusión.

—¿Qué ocultan? Hablen ya

—¿Realmente quieres saber bombón?

—Hijo, no es el momento. Después te explicamos Ashley.

—Lizbeth al ser vampiresa querrá matar a cada maldito vampiro purasangre que existe. —habla Darren causando el silencio y su atención— y eso te incluye a ti Ashley.

—No, no puede ser

Él la ignora y regresa la vista en Owen.

—Te ordeno que vayas por ella, no me importa de que forma, buena o mala forma lo hagas. Lizbeth tiene que regresar al Castillo y tienes una hora para traerla.

Owen sin mencionar nada, asiente.

—Sabes las consecuencias, Owen.

—No es necesario que me la repitas.

Dicho esto y él se termina marchando con velocidad.

—Fallara, no puedes confiar en él Darren —emite Esteban después de unos segundos.

—Owen lo va a lograr. Solo denle una oportunidad —lo defiende Ashley dándole una mala mirada a Esteban— le importa Ana Liz tanto como todos nosotros.

Jonathan niega y gira a ver a Darren.

—Debes alimentarte Darren. Aún estás débil.

—Lo haré en el momento que yo quiera Williams, ahora solo me interesa que esa maldita niña regrese. —finaliza ocultando bien su preocupación.

    + ANA LIZ +
No debí irme de esa forma del Castillo, sin embargo no podía seguir ahí ni un minuto más. Y más después de lo ocurrido, donde a estas alturas me arrepiento de haber lastimado a Darren cuando mi intención no era matarlo, jamás lo he sido sin embargo, en ese momento, no sé que me pasó. Me desconozco. No quise hacerlo.

No podía seguir más ahí, apenas me enteré que él estaba bien porque ni siquiera me atreví a verlo, la idea de escapar, invadió mi cabeza. Solo esperé el mejor momento, la distracción y lo hice aunque tuve que herir a Owen al él intentar detenerme.

Enseguida, la culpa, estar apunto de desechar mi plan se hizo presente sin embargo, no me detuve. No esperé su recuperación y con esta misma velocidad que controle, salí del Castillo para este punto, estar en este mundo. Frente a mi antiguo hogar, frente a esa puerta.

Con facilidad logro abrirla y la empujo. Coloco mis manos de cada lado del marco de la puerta y dudo en entrar o no. No estoy segura si a estas alturas lo tengo permitido o hacerlo sin invitación, me causará algún daño.

>Hazlo Ana Liz<

Doy un paso adelante, mi pie entra a la casa, mi mano traspasa esa barrera y entro sin ningún daño.

Confundida cierro la puerta y me recargo a ella.

Supongo que eso no aplica cuando la dueña, ya no existe más.

Enseguida, los recuerdos me invaden. Una extraña sensación y la tristeza al estar aquí. Recuerdo cuando solía regresar del instituto y mi madre siempre me esperaba aquí, la mayoría de veces con la comida lista o un delicioso pastel preparado por ella. En todo momento, ella me recibía.

Observo alrededor de la casa, ignoro el desastre, el polvo y me alejo de la puerta.

Estoy en aquel hogar que compartí con mi madre mis 17 años y ahora me es difícil acostumbrarme a mi nuevo hogar en el Castillo.

Avanzo hasta llegar a las escaleras y con velocidad, subo hasta detenerme frente a la puerta de su habitación. Al llegar, toco mi cabeza, me recupero y la abro dejando la puerta abierta.

Sonrío triste y entro a su habitación. Avanzo y me paseo por ella.

Siempre fuimos muy unidas, solíamos vestirnos igual cuando era una niña y es que cada recuerdo con ella, lo tengo muy presente.

—Eres la única que me entendía mamá —emito y me dirijo hasta su armario. Lo abro notando algunas de su ropa, colgada. Levanto mi mano y reviso cada una hasta agachar la vista y ver lo que tanto me interesaba encontrar.

Hasta abajo veo ese álbum. Me agacho y lo tomo entre mis manos. Cierro el armario, retrocedo mientras abro el álbum viendo esas fotos que mi madre siempre conservó, anhelaba y capturaba cada momento.

De pronto, me detengo en le centro. Mi vista permanece en una foto donde ella aparece conmigo de niña. Tenía apenas 5 años. Pestañeo, siento un líquido espeso recorrer por mi mejilla y de pronto, una gota rojiza cae sobre la foto.

Me encargo de sujetar el álbum, limpio la gota de la foto y mi mejilla. Enseguida me alerto al sentirme observada.

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste?

—Fue fácil de hecho. Supongo que nuestro vínculo que aún no entiendo, implicó en eso.

Medio sonrio y me volteo aún con el álbum entre mis manos.

—Ahora si lo aceptas —le digo sin dejar de verlo— Vete Owen, no debiste venir.

Él se adentra a la habitación.

—Tienes que regresar al Castillo. Necesito que vengas conmigo —retrocedo al ver sus intenciones de tocarme. Entonces, se detienen y me observa fijamente— es una orden de Darren.

—Pues dile a tu rey que no pienso volver —hago una corta pausa— te irás sin mi. No pienso volver Owen.

—No seas necia Liz, este ya no es tú hogar.

—Ni allá —cierro el álbum— no quiero darles más problemas. Se libraran de mi. Darren que se olvide que tiene una hija.

—Antes estabas de acuerdo en estar en el Castillo. Querías quedarte.

—Las cosas han cambiado. Solo estoy haciendo lo mejor para todos. Era el acuerdo que mi madre llegó con Darren.

—Un trato que no estabas de acuerdo —me sonríe dejando visibles sus colmillos.

—Respeten mi descision —dejo de verlo y camino hasta la cama— no me iré de aquí. Yo me quedo.

—No me compliques esto Liz —lo escucho decir con irritación— Si yo no lo logró, Darren querrá pagar las consecuencias conmigo. Es probable que él venga por ti o el imbécil de Esteban.

Gruño y tomo asiento en la cama dejando el álbum entre mis piernas.

>Los creo capaz<

—No estoy lista para vivir en el Castillo Owen —murmuro en voz baja— no es la eternidad que quiero.

Con velocidad él aparece muy cerca de mí. Su mano toca mi mejilla y me obliga a alzar la vista sin soltar mi barbilla.

—Yo debo estar allá Liz. Decide.

Lo obligo a soltarme, en todo momento le sostengo la mirada notando esos ojos rojizos igual que los míos.

—Podemos cambiar el plan. Llevar acabo el que hicimos. Ya estamos aquí, podemos vivir en este mundo. Huir de todos. No me interesa nadie más que tú Owen. No me interesa Darren —miento— por favor, acepta.

—Las cosas ya no son iguales a como antes —retrocede tres pasos— tu lo haz dicho, han cambiado Liz. No puedes quedarte aquí cuando la Corte se dará cuenta de ti, aún existen enemigos y sobre todo, no te controlas.

Lo veo con molestia.

—Es mi descision, no voy a regresar al Castillo.

Lo escucho gruñir y niega varias veces.

—¿Qué quieres lograr con esto? ¿Por qué volviste? Ya no tienes nada importante aquí —da un paso adelante— Liz, regresa al Castillo.

Guardo silencio un instante.

Desvío la vista y dejo el álbum a un lado de mi.

—No te irás hasta convencerme ¿verdad? —regreso la vista en él y me pongo de pie.

—¿Tú qué crees?

Owen se cruza de brazos, no evito sonreírle dejando mis colmillos expuestos.

—De acuerdo, regresaré al Castillo bajo unas condiciones. —gruñe— Owen por favor, antes necesito hacer algo aquí, contigo ¿aceptas? Después me iré y aceptaré las consecuencias. Pasaré mi eternidad encerrada en ese Castillo.

Él lo duda un instante.

—Que sea rápido, debemos regresar en cuanto antes.

Sonrío ampliamente y me volteo. Tomo el álbum lo único valioso de aquí y me acerco a él.

—Sigueme —paso por su lado, abrazo el álbum contra mi pecho y con velocidad abandono mi antiguo hogar mientras ese vampiro me sigue.

(...)

No dejo de ver la tumba de mi madre. De nuevo estoy aquí y apesar que ha pasado tiempo, no puedo evitar sentirme así.

—Soy un caos siendo vampiresa mamá —me encojo de hombros— lamento decirte que fallé. Que de nada sirvió que arriesgaras tu vida por mi. Que Darren me haya salvado cuando tantas cosas han pasado —lamo mis labios— Él y yo jamás nos vamos a entender. A la que necesito es a ti. Nada es igual. —doy un paso adelante y dejo la rosa roja sobre la tumba— siempre te voy a extrañar mamá y no te olvidaré.

—Date prisa Liz.

Ignoro la voz de Owen, giro a verlo. Se mantiene a unos pasos de mi, cruzado de brazos realmente incómodo, molesto o alterado al ver a ambos lados.

—Pero no estoy sola mamá, lo tengo a él. —me acerco y lo jalo ignorando sus quejas. Sin soltarlo, regreso la vista en la tumba— quién lo diría mamá. Al vampiro que tanto temiste y no te cayó bien, me protege y es mi alma —volteo a verlo— ¿Tienes algo que decirle?

—Reclamarle por lo terca que te hizo. —Owen se safa de mi agarre— vámonos al Castillo.

Gruño y dejo de verlo.

De pronto, escucho el graznido de un cuervo y enseguida, veo a Darki aterrizar sobre la tumba.

—Darki —le sonrío— veo que no te perdiste.

—¿Lo haz traído?

—¿Crees que iba a dejarlo? Es mío y me sigue a todos lados —me acerco y lo tomo con una mano. Tan dócil se mantiene quieto. —vamos, hay otra cosa que quiero hacer y necesito tu ayuda.

—Liz, no hay tiempo

Me volteo y le doy una mala mirada.

—Escucha Owen, tal vez está sea la última vez que regrese a este mundo y quiero que valga la pena. Estoy segura que ellos me lo van a prohibir o posiblemente me encierren para evitarlo. Si voy a recibir un castigo, quiero que cada minuto en este mundo, valga la pena.

Lo veo tensarse.

—Que sea lo último

Sonrio victoriosa al escucharlo.

—La diversión apenas comienza —recito esas mis mismas palabras que tanto le he escuchado a ese rubio vampiro decir.

Sin más, me volteo. Me despido de mi madre y con velocidad, me marcho del cementerio.

...

—Liz ¿qué hacemos aquí?

—Que impaciente eres —suelto a Darki, él sale volando mientras sigo bajando las gradas con Owen detrás de mí.

—Perdemos el tiempo ¿sabes?

Lo ignoro y termino por bajar todas esos escalones. Me detengo y giro a verlo.

—¿Recuerdas nuestra conversación de hace tiempo, cuando te dije que te enseñaría mi mundo mortal?

—Ya no perteneces aquí.

Gruño, trato de mantener mis colmillos ocultos.

—Es hora de llevar acabo ese plan. Nos vamos a divertir —digo mientras dejo el álbum sobre un escalón. Tomo un bate que conseguí y giro a verlo con una sonrisa divertida— vamos a jugar béisbol.

—No, lo que haremos es regresar.

—No seas aburrido. —tomo una pelota y camino hasta el campo. En todo momento, con mi buena audición, escucho que me sigue— hazlo por Johan. Nos verá, vas a recordar buenos tiempos.

—No uses a mi hermano para hacer está estupidez niña.

Me detengo al percibir ese tono molesto en él. Cuando me volteo, puedo notar esa seriedad en su mirada.

—Valdra la pena. Vamos Owen, a este paso te vas a convertir igual que Darren.

Él gruñe y se cruza de brazos.

—Es momento de que veas la realidad. Ya no somos humanos Liz. Somos vampiros y nuestra vida a cambiado. Esto son solo recuerdos.

—Ya lo sé Owen, pero ¿no estás harto de estar encerrado en el Castillo? ¿Es la eternidad que quieres? Porque de una vez te digo que yo no, al menos no ahora. Quiero disfrutar mi eternidad aquí o al menos divertirme, me ayudará a no pensar en mi madre —él hace una mueca y baja sus brazos— solo será un momento, después te prometo irnos.

Gruñe y desvía la vista.

Paso mi lengua por mis colmillos.

—Sera un entrenamiento de fuerza y velocidad. Esto me ayudará. —canturreo.

Espero unos segundos su respuesta. Lo veo avanzar hasta mi y se detiene al estar una poca distancia.

—Solo un rato y nos iremos —extiende su mano.

Sonrío dejando visibles mis colmillos y le entrego la pelota.

—Demuestra que tan fuerte eres.

Corro con velocidad hasta marcar una cierta distancia con él. Owen imita mi acción, niega y levanta su mano.

—Estoy lista —digo mientras sostengo con ambas manos el bate. En todo momento, veo sus movimientos. Tan atenta en él.

Owen sonríe con malicia y lanza la pelota en mi dirección con velocidad. Estoy atenta y en el momento que está por acercarse más, la golpeo con el bate sin embargo, no evito la fuerza y la pelota sale volando hacía el cielo hasta perderla de vista.

Gruño, sin dejar de ver hacia arriba, bajo el bate.

—Conseguire otra —lo oigo decir.

Bajo la vista y volteo a verlo. Owen ya regresa a las gradas. Dejo de prestarle atención cuando escucho un graznido de cuervo. Enseguida busco a Darki y sonrío al verlo aterrizar en el barandal sin embargo, enseguida borro mi sonrisa y frunzo el ceño al ver otro cuervo junto a él, este más grande que Darki.

Desvío la vista extrañada. Veo a Owen regresar a su lugar con velocidad con otra pelota en sus manos. Se posicióna y antes de estar lista, regreso la vista en la misma dirección.

Está vez, solo viendo a Darki solo mientras la confusión me invade. Regreso la vista en Owen, me obligo a no pensar en eso y me concentro solo en divertirme.

+++

—No sé porque estamos aquí —se queja Owen por quinta vez.

—Ya te dije que tengo sed.

—Aun no estás lista para alimentarte Liz, no de humanos. —noto la preocupación en su voz.

Me detengo y giro a verlo.

—Ya he bebido sangre Owen. Ya sé que esa sangre que ustedes me dan es de alguna persona que se encuentra en los calabozos.

—Pero tratamos de controlarte con sedantes y en este momento, no tengo ninguno conmigo.

Lo miro con atención.

Eso no lo sabía pero debí suponerlo.

—Tengo mucha sed Owen —me limito a decirle.

—No estás listas, solo vas a exponerte a que la Corte se entere de ti.

—No podrán ocultarlo siempre, si saben de mi existencia, tarde o temprano van a descubrir esto . —lamo mis labios— solo un poco Owen, me voy a controlar.

Él lo duda, aparta la vista seguramente viendo esa casa.

—Esto será la última distracción. —pasa por mi lado y avanza hasta la casa. Enseguida me volteo y lo sigo.

Al llegar a la puerta, ambos nos detenemos.

Owen se encarga de tocar la puerta. Lo veo con extrañeza.

—No podemos entrar si no somos invitados. Percibo mortales cerca, yo me encargo. —me dice y de pronto la puerta es abierta por una mujer.

—¿En qué puedo ayudarles?

Es difícil ocultar mi aspecto de vampiresa así como me pidió Owen antes de venir aquí cuando esa mujer se encuentra frente a mí. Su sangre me llama y mi sed, aumenta.

—Owen —digo mientras gruño.

Él me ignora

—¿Quiénes son?

—Se puede acercar más, no les haremos daño.

Ella nos mira con confusión. Ninguno de los dos pasa la línea que nos permite la casa.

De pronto, esa mujer observa a Owen fijamente.

—Nos dejará entrar de acuerdo.

Ella asiente y recita esas palabras mientras sigue en trance.

—Pueden entrar

Owen me permite el paso, entro sin dejarla de ver y él me sigue y cierra la puerta con fuerza. Dejo el álbum que no solté en todo le trayecto y lo dejo en un mueble cerca.

—La hipnotizaste —le digo segura.

Me detengo en la sala y me volteo.

Owen se acerca y esa mujer lo sigue hasta colocarse a su lado.

—Es una forma muy útil de conseguir lo que queremos Liz. Esto siempre se aplica en humanos.

>Lo sé porque fue lo mismo que hice contigo<

Me limito a guardar silencio mientras lo miro.

—Fue lo que me hiciste, de otra forma no te hubiera dejado beber mi sangre. No sé como lo lograste Liz pero me mordiste cuando claramente te dije que no lo hicieras.

—Lo siento, no pude evitarlo.

Me encojo de hombros

—Despues hablaremos de esto con Darren —da un paso adelante— eso no está bien. Vampiros no pueden hipnotizar vampiros, solo humanos y está más que claro que eso puedes hacerlo —me mira con detenimiento— eres más fuerte de lo que creí.

Se voltea dándome la espalda.

No sé cómo interpretar eso cuando no comprendo lo que me sucede. No sé como evitarlo.

—Debemos ser rápidos —dice y rodea a esa mujer. Se detienen detrás de ella— sabés usar tus colmillos, solo debes morder justamente en la parte que desees —Owen aparta su cabello y ella ladea la cabeza dejando libre su cuello. Sus largas uñas se aferran en sus hombros— morder y succionar. No bebas con desesperación, fácil te vas a descontrolar y sobre todo, no bebas la última gota, eso podría matarte.

—¿Tendré que matarla? —avanzo tres pasos hasta ellos.

—Eso depende de ti —sus colmillos sobresalen de su boca— puedes matarla o solo borrarle la memoria. En este estado no podrá recordar, es más fácil sin que tengas que soportar que se queje. Sin embargo no es satisfactorio del todo.

Enseguida, Owen se acerca a su cuello y encaja sus colmillos.

Por un momento, siento celos.

Hago mis manos puños mientras mi garganta arde al verlo y escucharlo beber.

—¡Mamá! ¿Por qué tardas?

Owen rápido se aleja de ella, limpia su boca y barbilla y con un rápido movimiento, mueve su cabeza con brusquedad hasta ella caer el suelo sin vida.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hacen aquí? —percibo pasos, una voz, una humana detrás de mí —¡¿Qué le han hecho a mi madre?! ¡Llamaré a la policía!

Owen gruñe y con velocidad desaparece de mi vista.

—No irás a ningún lado —lo escucho decir.

Me animo a darme la vuelta y veo a Owen sostener a esa chica del cuello mientras la acerca a mi.

—Hazlo rápido

Ella comienza a llorar, me acerco sintiendo mis colmillos crecer al igual que mis largas uñas.

—No me hagan nada —me mira con confusión— ¡¿Ana Liz?!

Sonrío al escucharla.

—¿Te conoce? —espeta Owen sin soltarla.

—Ella es Clarissa, solíamos ser compañeras en el instituto. Ella y sus amigas siempre me molestaban —la veo con detenimiento— por eso vine aquí. No es coincidencia hacerte venir aquí Owen cuando sabía la dirección exactamente.

—¿Qué... qué eres? —solloza— no por favor, lo siento Ana Liz... No me mates. No lo volveré a hacer, no molestaré a nadie.

Le sonrío maliciosa

—Por supuesto que no lo volverás hacer Clarissa. Que te quede muy claro que nunca debiste meterte con la hija de un vampiro.

Y sin esperar su respuesta, sin importarme su llanto, la ataco hasta encajar mis colmillos en su cuello mientras la escucho gritar y quejarse. Owen le cubre la boca y la sostiene mientras me encargo de robar cada gota de su sangre.

—Liz, detente. Debes tener un control. —escucho su voz a lo lejano pero por más que quiero, no puedo dejar de beber su sangre con desesperación —¡Liz!

Gruño y me alejo enseguida. Retrocedo dos pasos mientras me recupero. Owen repite acción y ella cae al suelo sin vida.

—Mirame

Niego y gruño. Aparto la vista de ella y lo veo a él.

—Me siento mal —me inclino al sentir unas inmensas ganas de vomitar. Sin embargo, nunca lo hago.

Siento las manos de Owen sostenerme de la cintura mientras descifro sus palabras:

—Esto es normal, tu cuerpo aún no se acostumbra cuando tú consumes mucha sangre como ahora. El malestar pasará.

—Es su culpa —me quejo— siempre me dieron pocas porciones —me enderezco y giro a verlo— llévatelas, no soporto el olor a sangre.

Owen asiente y se aleja de mí.

Lo veo arrastrar sin piedad a esa mujer. Aparto la vista y avanzo unos pasos alejándome mientras él se encarga de esconder la evidencia.

Me detengo al llegar a un antiguo estéreo. Lo veo con curiosidad, sonrío y lo enciendo sin embargo, en el momento que suena una canción, cubro mis oídos.

Owen llega a tiempo y lo apaga. Giro a verlo notando su mirada fulminante.

—Ya te había dicho que somos sensibles al alto ruido.

—Lo siento, solo quería escuchar un poco de música —digo mientras bajo mis brazos.

Me doy cuenta que mi vida realmente cambio y las cosas que hacía, no volveré a llevarlas acabo.

Owen se acerca a mi, se encarga de limpiar mi barbilla, uno de sus dedos toca mis labios. Entonces, se inclina y me termina besando saboreando la mezcla de esa sangre en el beso. Sin evitar el contacto de nuestros colmillos mientras seguimos un ritmo desesperado.

Retrocedo un paso, Owen coloca sus manos en mi cintura y después, corta el beso.

—Hay que regresar al Castillo, ya pasó mucho tiempo. Debemos regresar antes que anochezca.

Gruño y marco distancia con él.

—Ya pareces un disco rayado con eso —me burlo.

—Liz, no más distracciónes. Ya hicimos todo lo que querías hacer aquí. Vámonos.

—No del todo.

Estoy por alejarme de él cuando con rapidez me empuja a la pared y me deja prisionera por él.

—Nos vamos ahora.

—¿Por qué todos los vampiros hacen esto? —digo sin sentir miedo— dejar prisioneras a sus víctimas con tal de causar miedo. Te recuerdo Owen que soy igual que tú y no soy su presa o la víctima.

Lo alejo con brusquedad y lo esquivo.

—Liz, escúchame.

Me sostiene de la mano y me hace girar.

—De acuerdo, nos iremos —me acerco divertida hasta él— después de esto —lo jalo de la camisa y lo beso con desesperación. Gruño entre el beso y lo alejo un poco— no quieres hacerlo Owen. Recordar —lamo mis labios— ¿recuerdas que te dije que sería la única mujer con la que estarías? Si me deseabas al ser humana, imagínate ahora que soy vampiresa —me acerco y muerdo su labio.

Siento sus manos aferrarse en mi cintura.

—Ahora tenemos privacidad, podemos estar juntos —gruño y beso su barbilla— será lo último que te pida.

Me alejo, Owen lo medita un instante y después, me besa con desesperación. Con facilidad y rapidez me carga hasta rodear mis piernas alrededor de su cintura y de un momento a otro. Ya me encuentro sentada en el sillón sin soltarlo, sin besarnos con vehemencia. Sus manos se deslizan por mi cintura y con desesperación intenta quitarme mi blusa, imito su acción y hago lo mismo con su camisa hasta desabrocharla por completo.

Gruño, deslizo mis manos por su espalda y intento levantarme. Con fuerza lo empujo hasta cambiar de posición. Owen permanece sentando, me subo sobre él mientras me quito mi blusa y la lanzo al suelo. Divertida, siento mis colmillos expuestos, lo beso sin evitar encajar mis uñas en sus hombros dispuesta a disfrutar este momento...

+++

Hago una mueca al escucharlo beber de mi con desesperación. Muerdo mi labio inferior hasta que él se aleja y lame sus labios.

—Es momento de irnos —me observa, intenta alejarse sin embargo mis piernas rodean su cintura y prácticamente, evito que se aleje —Liz —gruñe.

Lamo mis labios y lo dejo ir.

Owen se pone de pie con velocidad. Al estar con tan solo en pantalón, busca su camisa y se la coloca.

—Vistete, ya nos vamos. Se acabó tu diversión.

Resoplo y me incorporo en el sillón. Sin importarme estar en ropa interior ante él, busco mi ropa y comienzo a cambiarme.

Sinceramente, no quiero regresar.

(...)

Apenas entramos al Castillo, el silencio nos invade. Avanzamos juntos por el primer pasillo hasta que un vampiro se muestra frente a nosotros.

—Han tardado, los han esperado desde hace tiempo.

—No es tu problema —le contesto molesta— encárgate de cuidar a Dean y no te metas.

—Liz —me advierte Owen— Drake solo sigue una orden como todos aquí.

Dicho esto y me suelta. Avanza esquivandolo.

—Tú encárgate de dejar de causar problemas y nos condenen a todos por tu culpa . —me dice y se aleja en dirección contraria.

Estoy por seguirlo con la intención de discutir sin embargo, ya presiento a él cerca.

Me limito a seguir a Owen sin soltar el álbum y al doblar al siguiente pasillo. Me detengo a un lado de él al ver a Darren frente a nosotros junto a Ashley.

—Te di una orden Owen, tardaste demasiado.

—Ella regreso, es lo que importa ¿no?

Darren da un paso adelante. No evito analizarlo, me doy cuenta de su excesiva palidez, su lado vampiro demasiado obvio y en todo momento, su mano se mantiene en su abdomen.

—Darren, Ana Liz ya está aquí. Controlate.

Él esquiva a Ashley al ella interponerse entre ambos.

En ningún momento, me observa.

—Llevelos a los calabozos, ya saben las consecuencias.

Dicho esto y se voltea hasta alejarse.

No me doy cuenta de la presencia de esos vampiros guardias cuando ambos somos sostenidos del brazo. Owen gruñe, de mi parte me safo con brusquedad.

—Sueltenme —espeto entre dientes— ¡Darren! ¡No hagas esto! ¡Deja de evitarme, no me ignores! Yo estoy aquí —logro que se detenga sin embargo, no se voltea— lo siento okey, no quise lastimarte. —hago una corta pausa— sé que me odias, que hubieras preferido perderme a mi en vez de mi madre y sabes algo, eso mismo pienso de ti.

—Ana Liz, Darren solo quiere lo mejor para ti.

Ignoro a esa vampiresa.

—Esto no funcionará si actúas así ¡También sufro, necesito tu ayuda, a mi maldito creador!

Él se medio voltea con sus manos en forma de puño.

—Es la única manera para que te alejes de mí. Lo que pienses, no me interesa —aparta la vista de mí— ¡Llevenselos!

Soy sostenida y jalada por esos vampiros al igual que Owen. Me arrastran mientras el que se supone es mi padre, lo permite.

(...)

—Liz ¡Liz reaccióna!

Comienzo abrir los ojos poco a poco hasta recuperar mi visión y reconocer los calabozos, la celda que me encuentro.

—Ya despertaste

—Owen —digo desorientada al escuchar su voz. Me siento en el suelo dándome cuenta que estoy encadenada del tobillo, me muevo, intento tocarla cuando gruño al sentir la plata lastimarme.

—No lo hagas, solo te vas a lastimar.

Con dificultad me pongo de pie logrando ver a Owen en otra celda frente a mí. Él sentado en el centro en la misma situacion que yo.

—¿Qué pasó?

—No pudieron obligarte así que te sedaron para traerte hasta aquí. Al parecer consiguieron más sedantes. Te dejaron ahí y yo no tuve más opción que acatar una orden.

—¿Por qué nos separaron? Nos pudieron encerrar juntos —estoy por dar un paso cuando la corta cadena no me lo permite.

—De esa forma, nos alimentariamos mutuamente. Lo único que pretenden es afectarnos y matarnos de sed. Me extraña que a estas alturas, no nos hayan torturado o Darren haya dado la orden de hacerlo conmigo.

—¿Él a venido?

—No a aparecido desde que nos dejaron aquí.

Gruño

—Soy su hija ¿como puede hacerme esto? —me obligo a calmarme y ocultar mis colmillos— no importa, no me arrepiento de lo que hice. Valió la pena escapar de aquí —veo a Owen desde mi lugar— me divertí contigo.

Él medio sonríe.

—No me importa pagar las consecuencias por ti Liz. Así arriesgue mi eternidad.

—¿No te arrepientes? —él niega— No estuviste de acuerdo. Lo siento por involucrarte.

—De una forma u otra, me iban a castigar. Valió la pena Liz —amplia su sonrisa— pero lo malo es que nos espera un largo castigo aquí.

—No lo creo

Owen borra su sonrisa, se mantiene serio al escuchar esa voz igual que yo. Por un momento, pienso que es Darren que se atrevió a venir. Quisiera reclamarle sin embargo la decepción me invade al ver a ese rubio vampiro caminar por el pasillo hasta llegar a nuestras celdas. Se dirige a una en especial. La mía.

—¿Qué haces aquí rubio? ¿Darren te pidió sacarnos?

—De hecho él no sabe que estoy aquí criatura. Es posible que al enterarse quiera encerrarme o arrancarme la cabeza —dice mientras introduce la llave— Te lo debía, si eso sucede, espero recibir tu ayuda —Él abre la celda y se adentra— no pienso dejarte aquí.

Con velocidad se acerca y se agacha hasta quitarme esa cadena.

—Gracias

Él me sonríe y se levanta.

—Debes saber que hiciste algo imprudente. No debiste irte o mucho menos, atacar a tu creador. Realmente mereces un castigo criatura pero no tengo el valor para dejarte aquí.

—Darren sí y lo hizo.

—Lo hizo para alejarte —se voltea y camina a la salida mientras lo sigo— él quiere evitar a toda costa que tú te le acerques.

—Claro porque me odia. Me rechaza y maldice mi existencia.

Esteban se detiene y se voltea.

—No es así criatura, no lo juzgues cuando lo que quiere evitar es que tú te hagas daño. Pronto lo sabrás, por lo pronto, aléjate de él. A ningún de los dos les conviene estar cerca del otro cuando solo con verlo, querrás matarlo.

Lo veo con confusión.

—Espera —le digo al ver sus intenciones de irse— te faltó Owen.

Esteban observa su celda unos segundos y después a mi.

—No es necesario e importante.

—Para mi lo es

Lo escucho gruñir.

—Si lo hago ¿aceptas mis condiciones?

—Porque todos quieren poner unas.

Ambos ignoramos a Owen.

—Haras exactamente lo que te ordene.

Lo veo fijamente.

—Bien, haré lo que sea —digo aunque no estoy segura que tan perverso puede ser haber aceptado eso. Y esa mirada maliciosa en él, lo dice todo.

—Con todo gusto ayudaré al convertido —emite y se acerca a su celda. La abre, entra y se acerca a él— espero hayas aprendido una lección débil convertido. Siempre debes seguir una orden si no quieres terminar así.

—No te pedí un consejo

Esteban se agacha y lo libera de la cadena.

—Es una advertencia —le responde con seriedad y se pone de pie.

No espero más y con velocidad, entro a la celda. Enseguida me agacho y abrazo a Owen. Después me alejo y lo beso desesperada.

—No estoy de humor para soportar o ver esto —escucho al rubio decir— de nada, siempre le ayudaré y más si se trata de ti criatura. Por pequeña.

Al alejarme de Owen, dejo de sentir su presencia cerca al Esteban, marcharse.

—Cumpliré la parte de nuestro trato —le digo a Owen sin dejar de verlo— me quedaré aquí sin rechistar. No me volveré a ir —le sonrío— gracias por cumplir mis condiciones y ayudarme a hacer lo último que quería hacer en el mundo mortal. Fue una despedida a mi aún creyente humanidad.

Owen asiente y me termina besando.

Primera prueba de la eternidad, superada.

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