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Capítulo 19 ✘ Inesperada existencia

   🦇 V L A D 🦇
En el momento que ambos salimos por esa puerta, me veo obligado a actuar por el bien de Aylin. No me conviene que ella recuerde a Darren y a todos ellos. Recuerde su pasado o peor escucharlos y comience a sospechar, dudar y hacer preguntas.

La miro de reojo, en silencio se detuvo a unos pasos de la entrada mientras la noto extraña, muy pensativa.

Me decido a actuar antes de que ella hable o haga algún movimiento, levanto mi mano y con brusquedad le hago girar su cabeza hasta ella caer inconciente entre mis brazos.

—De verdad lo siento Aylin

Aprovecho la distracción, mientras ellos hablan de un tema que si causa mi curiosidad, pues es sobre la verdadera Elizabeth y es algo que no lo esperaba. Siempre Darren tiene que ir un paso adelante y ser demasiado inteligente para lograr lo que quiere.

Sin embargo, esta vez no pienso dejar que este con Aylin, no después de todo lo que le hizo, no cuando ella debe estar conmigo.

Debo salir de aquí y llevarmela lejos de todos.

Con ella aún entre mis brazos, la cargo con facilidad y con velocidad aparezco cerca de la barrera. Antes de cruzar, levanto mi mano lo suficiente para sentir esa energía y una electricidad que me obliga a retirarla.

Gruño molesto

>No puedo huir por esa barrera y lamentablemente los únicos que conocen el hechizo para destruirlo o hacer que se pueda atrevesar es Derek y Darkiel<

Bajo la vista en Aylin, para empeorar lleva el brazalete. No puedo huir con ella.

—Piensa Carlos —me digo a mi mismo mientras pienso una manera de alejarla de esto, salvarla y sobre todo mantenerla lejos de Darren.

Dejo de verla y me doy la vuelta con la intención de regresar adentro, llevarla a su habitación, esperar a que despierte y si es necesario volver a dejarla inconciente porque es la única manera de tenerla conmigo.

   🦇 D A R R E N 🦇
—... la única y verdadera Elizabeth sigue existiendo y está en descanso encerrada en un maldito ataúd.

Apenas termino de decir eso y causo el silencio absoluto y la sorpresa en ambos. Esa misma expresión cuando la vi a ella frente a mí.

—Eso no puede ser cierto —desconcertado emite su maldito informante— ella murió con su creadora, no logró nacer.

Lo veo sonreír con malicia

—No creo en lo que me estás diciendo sobrino. No hay manera que eso sea posible, intentas engañarme usando algo a tu favor.

—Es la verdad, tengo información que te puede ayudar —le respondo con molestia— Información que obtuve de la Corte, es un secreto que ellos han ocultado por siglos y Black me lo confirmó —doy un paso atrás — te repito, ellos la tienen y te diré todo lo que sé a cambio de la libertad de ella. Tú tendrás a tu maldita y verdadera hija y yo voy a recuperar a mi alma.

—No confiamos en lo que dice, si así fuera mi Señor ya se hubiera dado cuenta de su existencia. El vínculo de creador a creación es demasiado grande y fuerte. Además ya estuvo en el escondite de la Corte, estuvo dentro y no sintió nada.

—Pues supieron ocultarla bien o que esté en descanso, interfirió.

—Si lo que dices es cierto, quiero pruebas Darren —resuena su voz— quiero que me lo muestres en detalle todo lo que afirmas y si es lo contrario, será una mentira que jamás perdonaré —me encuentro alerta cuando veo ese tono oscuro plasmarse en sus ojos— morirás aquí y ahora.

—Lo haré a cambio de que me la devuelvas y me digas como es que lograste que esté de vuelta y ser... vampiresa.

—Darren —ignoro la voz de Esteban— Darren, creo que debes esperar ¡Darren! —gruño cuando me obligan a retroceder y al instante me safo de su agarre— lamento la interrupción pero nos interesa hablar un tema con nuestros rey, entenderán que esta nueva información nos impactó a todos. El regreso de ... ella no lo esperábamos y todos estamos tan afectados ¿hay aquí algún sitio para hablar con privacidad?

Le doy una mala mirada a Esteban por interrumpir y regreso la vista en ellos.

—Solo será poco tiempo —agrega

Su informante gira a verlo, sin nadie escuchar nada asiente y regresa la vista en nosotros.

—Mi señor autoriza su petición, pueden ir al despacho, nadie, ni nosotros podrá escuchar lo que hablen. No se demoren, aún hay tema que aclarar.

—Exelente, gracias —giro a ver a ver a Esteban que me hace una señal con la cabeza.

Gruño y doy la vuelta dirigiéndome hasta ese maldita puerta.

—Criatura, vamos. Ey reacciona —cuando llego a la puerta y la abro, me volteo esperándolos con impaciencia. Lizbeth no se mueve, no deja de verlos mientras se abraza a si misma sin limpiarse esas lágrimas rojizas de su rostro— ven con nosotros— Esteban aparece frente a ella y la obliga a voltearse y avanzar— necesito que después de que cruces por esa puerta, hables para comprobar la privacidad ¿de acuerdo?

Ella se limita a asentir y al llegar solo pasa por mi lado.

—En un momento entro —espeta Esteban, sin darle una respuesta retrocedo y cierro la puerta dando un portazo.

Me doy la vuelta y avanzo unos pasos dejando una cierta distancia con Lizbeth, notando su mal estado.

—Esto es una maldita locura —se voltea aún abrazada a si misma— ¿Te das cuenta? ¡Mi madre está viva! ¡Y ella... no .. no nos conoce!

—Controlate, también fue algo que no me esperaba.

Ella niega varias veces

—Venimos por sus cenizas, no por una vampiresa completa que sea mi madre —hace una corta pausa— malditos sean ¿qué fue lo que le hicieron?

Y antes de darle una respuesta, la puerta se abre y entra Esteban volviendo a cerrarla.

—Es seguro la privacidad, no escuché nada de otro lado.

—Crenme que no hablé nada bonito de ellos —le responde Lizbeth aún con molestia.

—Pero no es seguro Esteban, no sabemos si seamos inaudibles para él —espeto y me cruzo de brazos.

—En ese caso, hay que hablar sin rodeos —avanza hasta situarse aún lado de Lizbeth— a ver, fue algo sorprendente ver a pequeña, lo fue para todos y creo que no soy el único que tiene tantas preguntas. Verla convertida en vampiresa era algo que creí que jamás vería después de su muerte.

—Pero no nos recuerda, a ninguno nos reconoció. Estoy segura que algo le hicieron de lo contrario ella no actuaría asi, no conmigo —nos observa a ambos— la creo capaz de ser indiferente con ustedes, pero conmigo, soy su hija, vivimos juntas y pasamos muchos momentos de madre a hija incluso antes de saber de su existencia.

—Tambien somos sus preferidos Criatura, pequeña no nos pudo olvidar tan fácil y tal vez tienes razón, la cambiaron o algo debió implicar en su extraño comportamiento.

—Eso es algo que vamos a averiguar

—A eso quiero llegar —Esteban da un paso adelante— ¿En qué estabas pensando cuando mencionaste la información de Elizabeth? Que él no esté enterado de la existencia de su hija era nuestra ventaja y solo sería usada en caso de emergencia y lo haz arruinado Darren ¡Ya lo sabe por ti!

—No le diré nada más si no cumple mi condición.

Él ríe con burla

—Estamos hablando de un antiguo vampiro que es mucho más fuertes que nosotros tres juntos. No te das cuenta que solo quiere ganar, ahora que ya lo sabe te obligará a decirle todo y dudo que nos deje huir de aquí o nos entregue a pequeña ¡No debiste decirle nada!

Tenso mi mandíbula

—No lo pensé —espeto entredientes— solo quería causarle lo mismo que me hizo con Ayline. La misma sorpresa.

Esteban comienza a caminar de un lado a otro.

—Actuaste por impulso Darren y eso nos va a perjudicar —se detiene con sus manos en su cintura— también quiero que pequeña regrese con nosotros al Castillo pero el tema de esa vampiresa Elizabeth, era nuestra salida de aquí, quiero regresar con Noah. Tal vez antes no me importaría arriesgar mi eternidad pero ahora alla afuera está mi hijo que me necesita.

—Ya cálmate rubio ¿crees que me estoy olvidando de Alina? Es lo mismo que quiero, irme de aquí, que me quiten esto —Lizbeth nos muestra su brazalete— y recuperar a mi madre.

—Voy a negociar con él y no se verán implicados. Yo lo voy a resolver. Sé lo que hago.

Ignoro al ver el desacuerdo de Esteban

—No me gusta comportarme como el padre de los dos o el más sabio pero hasta a mi esto me parece una mala idea. Insisto, no debiste decirle nada. Cometiste un error Darren.

—Ser padre te está afectando aunque tienes razón —dejo de verlo y fijo la vista en Lizbeth— no debiste decirles nada, porque no es justo lo que nos hizo. Tuvo aquí a mi madre más de un año. Lo justo sería que él sufriera lo mismo al no tener a su hija.

—Ya es demasiado tarde para evitarlo, además el tema de Elizabeth será una distracción para irnos de aquí con Ayline.

Recibo sus miradas de confusión

—¿Qué planeas?

—Ya lo sabrán, solo les diré que tengo una idea para irnos con ella de aquí, solo tengo que...

Tan pronto guardo silencio cuando escucho la puerta ser abierta.

—Su tiempo se agotó, a mi Señor le impacienta la espera así que es mejor que se siga hablando del tema de Elizabeth.

—10 minutos más, aún no hemos acabado —le responde Esteban.

Escucho la puerta ser cerrada de golpe y sus pasos.

—Señor Williams, no podemos esperar más tiempo.

De reojo lo veo colocarse a un lado de mí

—Pues dile a tu Señor que espere un poco más, si lo hizo todo una eternidad.

—No cuando se trata de mi creación

Enarco una ceja al verlo aparecer detrás de Esteban. Al menos el tono carmesí a regresado en sus ojos y sin ocultar su apariencia avanza y pasa por su lado.

—¿Qué sabés de mi hija, Darren? —se detiene frente a mí con sus manos detrás de su espalda.

—No obtendrás más información de ella hasta que me digas, todo sobre mi alma ¿cómo es que la trajiste de vuelta? ¿Por qué no nos recuerda? Comienza a hablar Derek.

Nos invade un extraño silencio, él se da la vuelta y camina lentamente por la habitación sin dejar de ver sus movimientos.

—Sobrino, lo recuerdo perfectamente. Siempre estuve al tanto de todo y en el momento que me enteré de su muerte, recurrí hasta ella —de pronto se detiene y se voltea quedando en una esquina de esa maldita habitación— la idea era controlar y tener a mis dispocisión a tu descendencia, por eso tuve que controlarla y obligarla a estar en tu contra, atormentarla y llevarla a la locura con el fin que ella te matara.

—Es un maldito... —Lizbeth está por acatarlo cuando se detiene y la escucho quejarse al tocar ese maldito brazalete —auch, me quemó.

—Basta de juegos Derek, liberala que no tiene nada que ver en esto.

—Si lo hago me veré en la obligación de arrancarle el corazón antes de que te enteres de la verdad y vas a perder a tú creación, es mi forma de controlarla porque alguien como ella querrá atacarme en el momento que la deje libre, aunque no es rival para mi, tan fácil podré destruirla.

Gruño y giro a ver a Lizbeth

—Controlate

Recibo esa mala mirada y sin decir nada se sienta en una silla.

—No será así, nosotros vamos a evitar que lo ataque —habla Esteban mientras se acerca a ella y coloca sus manos en sus hombros.

—En mi opinión, si no tienen un control con ella, les causará problemas por lo que es. Al ser vampiresa su instinto de matar incrementa al punto de no poder controlarse.

Ignoro la voz de su maldito informante

—No estamos hablando de ella, el tema principal es mi antigua humana.

Él asiente

—Por eso tuve que cambiarla por su creadora. Descubri que la mordiste pero no la convertiste del todo y en el momento que ella murió por Victoria, fue el momento idóneo para interferir y traerla de vuelta —hace una pausa— primero recurrí a un mortal que convertí en mi creación, Vlad. Después tuve que tomarme la molestia de abrir su ataúd, en el tu alma descansaba en paz y solo tuve que llevar acabo el hechizo, darle mi sangre y la mordí para revivir la marca. Entenderás sobrino que ella tenía tu veneno en su sistema, en mal momento su corazón se detuvo y aunque la mordiste fue demasiado tarde, la transición se detuvo y yo hice que se completara la transformación. La traje de vuelta y le otorgue una segunda oportunidad de vivir siendo inmortal. Por supuesto que no me iba a arriesgar a que te dieras cuenta, aún no era tiempo por eso la oculté todo este tiempo de ti y fue más fácil al detener su memoria y no recodar nada de su pasado.

—¿Cómo lo hizo? —le pregunta Esteban.

De mi parte, me obligo a controlarme y no atacarlo cuando realmente quiero hacerlo. Me limito a guardar silencio, verlo con odio mientras me encajo mis malditas uñas en las palmas de mi mano.

—Todo fue a base de un hechizo

Su informante lo recita en voz alta

—Renace con mi sangre, sin memoria por una vida eterna —agrega después de decirlo en forma extraña.

—Cuando ella despertó, no recordaba nada. Había funcionado y en los próximos meses la tuve que tener bajo vigilancia, darle mi sangre para que se recuperará, la mayoría de veces usar sedantes en ella para obligarla a descansar y evitar que sintieras su existencia. Además de usar formas para hacerte enloquecer. Quería que sufrieras por su ausencia sobrino y mi plan se llevariay acabo en el mejor momento como justo ahora.

—Mi Señor solo salvó a la señorita Elizabeth...

—No le digas así, ella ya tiene un nombre y no es ningún reemplazo de esa maldita vampiresa —interrumpo a ese maldito cuervo.

—Evitó que ella sufriera más, debe saber que cuando murió, tenia el veneno y eso hubiera acabado con ella aún muerta —desvio la vista en él— si mi Señor no la hubiera resucitado, en un plazo de dos semanas mínimo, ella se hubiera vuelto cenizas, su cuerpo, sus huesos se hubieran desintegrado con facilidad y lamento decirle eso pero jamás hubiera tenido un descanso en paz porque su alma sería la que sufriera.

—¿Qué? No puede ser cierto, solo quieres que le agradezcamos por algo que no debió hacer.

—Es cierto señorita Valentains —se dirige a Lizbeth— su creadora miraría su propia muerte. Es como si su alma saliera de su cuerpo y viera el momento en que se exfuma poco a poco, durante su descomposición.

—No, no, no. Mi madre no podría estar sometida a ese dolor ya después de su muerte.

—En ese caso, nos están dando a entender que la resucitación aunque sea en vampiresa, fue lo mejor —emite Esteban.

—Asi lo fue

—Un momento y si padre jamás la hubiera convertido o inyectado ese veneno inmortal, si ella hubiera muerto de la misma forma. Que hubiera hecho lo mismo ¿habría funcionando? La traería de vuelta como humana ¿no?

Lizbeth se limpia las lágrimas de sus mejillas dejando un poco de rastro de sangre en sus mejillas.

—No hubiera funcionado, el hechizo funciona con solo seres sobrenaturales y ella ya lo era.

—Resucitar —pronuncia Esteban— no es el momento pero tengo una duda. Hace siglos perdí a mi alma y pienso que...

—Fue hace siglos Señor Williams, tal vez mi Señor pudo traerla de vuelta pero solo en ese preciso momento en un plazo de 24 horas después de su muerte. De verdad lo siento.

—Ya, lo entiendo, lástima que no salió de las sombras en 1820.

—Aunque aveces falla, intenté hacer lo mismo con la mía pero Mellissa, se exfumó por una estaca al corazón y de esa forma fue imposible traerla de vuelta.

Bajo mis brazos

—Sobre tu alma, no me interesa más que saber de la mía —le hago saber— entonces, hiciste todo y no puedo darte las gracias.

—La trajo de vuelta, sea como sea por él tenemos a mí madre, tu alma de nuevo.

Giro a ver a Lizbeth

—Y te recuerdo que ni siquiera nos recuerda.

—Pues eso es algo que él debe reparar

Gruño y regreso la vista en él

—Ya no me cabe duda que eres su maldito creador.

Lo veo negar y sonreír con malicia

—No lo soy, el verdadero creador siempre a sido tú —lo miro con confusión— aunque yo implique en terminar el cambio, tu fuiste el primero en convertirla. Ella es tu creación sobrino.

Giro a verlos a ellos sin evitar la sorpresa

—¿Qué? ¿Mi madre es tu creación?

—Es complicado de explicar Criatura aunque es cierto, su alma, su creación, su vínculo, su compañera de eternidad.

Ahora entiendo esa maldita sensación del anillo. Era una señal.

—Si eso es cierto —giro a verlo— ¿cómo es que a soportado bastante?

—Le he dado mi sangre y se a alimentado como es debido.

—Aunque aveces no funciona, ella está cada vez más débil y si no se alimenta de la manera correcta, su tiempo se agotará.

—¡Yo no la voy a perder de vuelta si ya la recuperé! —estalla Lizbeth y de reojo la veo ponerse de pie.

Él la ignora y mantiene la vista fija en mí

—Ya sabés lo que tenías que saber. Es tu turno de contar de mi hija.

—No ¿cómo se que vas cumplir tu palabra después de todo? Aún no hay trato Derek.

—Te entregaré a tu alma a cambio de lo que sabes —con velocidad lo pierdo de vista y al instante me doy la vuelta viéndolo cerca de Lizbeth —liberare a tu creación— extiende su mano en su dirección. Me acerco lo suficiente, ella me observa con sorpresa y por un asentamiento de mi parte, ella levanta su brazo y recarga su mano sobre la suya.

Bajo la atenta mirada de todos, pronuncia un extraño hechizo inentendible que causa a simple vista un broche en el brazalete que antes no estaba. Prosigue a quitárselo y se da la vuelta entregándoselo a su maldito informante.

—¿Cómo sabés de la existencia de mi descendencia? —emite al darse la vuelta.

—Aun no te diré nada, antes destruye esa barrera para nosotros irnos y dime de que forma —me acerco a él— mi alma va a recuperar todos sus recuerdos.

—Primero quiero saber lo que afirmas de Elizabeth o de lo contrario, jamás lo sabrás.

Gruño y doy un paso atrás. Les doy una rápida mirada a Esteban que niega y a Lizbeth que asiente. Por un instante dudo y me veo en la obligación de hablar.

—Cuando descubrimos lo que pasó contigo, lo que te hicieron tus malditos hermanos descubrimos que después de que huiste del Castillo, ellos eliminaron a tú alma o así te lo hicieron creer pero la verdad es que descubrimos que la dejaron vivir por cinco meses y cuando nació su creación, la mataron. De esto lo sabía toda la Corte y la maldita de Victoria al principio se hizo cargo de ella hasta que la Corte decidió llevársela a su escondite. Por Black sé que ellos la tienen oculta y está en descanso eterno, para ellos fue difícil controlarla y de la misma forma la dejaron inconciente al punto de que Víctor obtuvo la ayuda de una bruja y por un hechizo que no tengo la menor idea, la obligaron a descansar por siglos. Black me aseguró que él después mató a esa bruja y hasta el momento ni ellos, ni nadie a logrado que ella despierte cuando a estado así durante siglos. Black es quién se encarga de alimentarla. Nosotros no la hemos visto, por eso un día quisimos entrar a su escondite y comprobarlo, pero es algo que ya deben saber.

—Mi Elizabeth —lo escucho pronunciar y pasa por mi lado.

—Debe ser un hechizo muy fuerte mi Señor porque a estas alturas ella ya debería haber dejado de existir. No comprendo porque acepta la sangre de Blackniells si usted es su creador.

—Ella es muy distinta

Me volteo al escucharlo detrás de mi

—Es todo lo que sé, si eliminas a la Corte no me importa pero conmigo, con mi creación y con mi alma y con todo los del Castillo, no involucres.

—Darren, está información han cambiado mis planes. En este momento ya no me interesa tu alma, no la tendré más bajo mi control cuando debo dar con mi descendencia y despertarla. Esa es mi prioridad y aunque lo acabo de escuchar de ti, necesito más pruebas, verlo por mi mismo.

Alerta retrocedo al ver sus ojos volverse negros.

Retiniud perman estatus —pronuncia y poco me da tiempo de reaccionar cuando me ataca y encaja sus colmillos en mi cuello. Gruño cuando siento un fuerte dolor tanto en dicha área y en mi cabeza, de cierta forma entra en mi cabeza y sin evitarlo, puede ver cada uno de mis recuerdos y escenas donde hablo del mismo tema con Black.

—¡No puedo moverme! ¡Déjalo! ¡Haz algo rubio!

—¡Estoy en la misma situación que tú!

A lo lejano escucho sus voces, con esfuerzo trato de alejarlo de mí sin embargo es más fuerte y aunque deje salir una llama de fuego de mis palmas al momento de tocarlo no le causo el menor daño y solo me debilito más y más.

Hasta que se aleja con brusquedad sin evitar inclinarme soportando el ardor en mi garganta y como la sangre comienza a brotar, deslizarse y manchar mi camisa en gran cantidad.

—¡Ya déjelo!

Con esfuerzo me enderezco un poco para verlo al mismo tiempo que escupo sangre de la boca y veo la mía en su rostro, especialmente en sus colmillos y barbilla.

—¿Que vio mi Señor?

—Es cierto, mi descendencia sigue existiendo y solo alguien me lo puede comprobar con seguridad —lo veo darse la vuelta— iré a Rumanía, Blackniells es quién a estado más cerca de ella.

—¿Se va a enfrentar a ellos? Es mucho riesgo mi señor.

—Tengo que ver en que estado está, verla y tú irás conmigo.

Se me dificulta verlos, mis ojos luchan por cerrarrse y solo percibo dos sombras a una distinta de mí.

—¿Qué hay de ellos? ¿De su alma?

—Vlad quedará a cargo de todo. No podrán huir de aquí por la barrera a menos hasta mí regreso.

Escucho a lo lejos voces mezcladas y por último un golpe en la puerta y dejo de sentir su presencia cerca.

—¡Darren!

—¡Padre!

Después pasos más cerca y sin soportar más caigo al suelo.

—Maldicion, le ha destrozado la garganta —creo ver a Esteban cerca con Lizbeth a su lado — hubiéramos hecho algo, intervenido pero sea lo que dijo, nos obligó a no movernos.

—Fue desesperante —gruño cuando siento las manos de Lizbeth en mi herida— ¡hay que hacer algo, no sana!

—Le daré mi sangre Criatura —sin embargo solo se mezcla con la misma que escupo de mi boca — no funciona.

—¡La mía! —comienzo a cerrar mis ojos— ¡Ey no, quedate despierto! ¡Padre no me hagas esto! —me mueven con brusquedad— ¡Vamos, por favor!— saboreo su sangre y aunque me cueste pruebo unas cuantas gotas muy apenas utilizo mis colmillos para perforar y beber y para mala suerte la sensación de asco se hace presente y al menos ella aleja su mano —¡La está rechazando! ¡La herida no sana rubio! ¡¿Qué hacemos?!

Aún con los ojos cerrados puedo escuchar sus voces desesperadas.

—Ve por pequeña ¡Hazlo Criatura! Convencela de la forma que sea pero tal vez es la única que puede salvarlo. Tal vez su sangre funcione.

—Pero, está en nuestra contra. Tu escuchaste lo que le dijo, quiere destruirlo. Su mente a sido controlada por él que ni siquiera recuerda todo lo que pasó con mi padre.

—Pues ella es la única alternativa. Ve o lo dejamos así y se va a poner peor.

—No, no lo acepto. No después de que ya tengo a ambos. Voy a traerla.

Hay un corto silencio

—Vas a sanar Darren, soporta un poco más. No puedes rendirte cuando no haz salvado a pequeña, la tienes de vuelta. No puedes acabar así.

   🦇 E L I Z A B E T H 🦇

—¿Qué me pasó? —le pregunto a Vlad en el momento en que despierto y llevo mi mano a mi cuello.

—Te desmayaste

Lo miro con confusión

No le creo nada porque no recuerdo haberme sentido mal. Es cierto que su presencia aquí si me desconcertó y ver a ese Rey despertó mi curiosidad y más al verlo y estar frente a frente. Que me extrañó que me confundiera con alguien más y reaccionara así pero no pude evitar sentir odio hacia él al recordar todo lo que mi padre me ha contado.

No le voy a permitir que le haga daño ni a mi creador, Darkiel ni a Vlad. Es igual a la Corte, debe ser destruido, esas palabras resonaron en mi cabeza en el momento que lo vi a los ojos.

Aunque en este momento no deje de pensar en él y tengo curiosidad por saber que sucede allá afuera.

—Deberiamos bajar

—No, ya Derek se está haciendo cargo. De hecho mientras tú despertabas, estuvo aquí y me informó que saldría con Darkiel por un asunto de la Corte —lo veo con atención mientras bajo mi brazo— nos dejó a cargo de ellos. No se pueden ir, ni cruzar la barrera si él no está aquí. Hasta su regreso, se podrán ir.

—¿Vamos a convivir con ellos?

—No, solo a vigilarlos —Vlad se acerca a mi varios pasos— yo, porque tú tienes que marcar distancia con ellos. Jurame que no te les va acercar Eli, por favor.

—Te puedo ayudar, ninguno me dio buena espina. Fue la orden de mi padre.

—No Elizabeth, yo solo la llevaré acabo ¿de acuerdo? Entiende que Derek solo quiere que estés a salvo y lejos de ellos.

A la fuerza asiento

—Veras que pronto todo esto se acabará —lo veo agacharse a mí altura pues estoy sentada en la orilla de la cama— incluso vamos a ser libres y irnos lejos de aquí.

—No puedo dejar solo a mi padre o a Darkiel, nos necesitan Vlad, tengo que ayudarlo con su venganza porque es la venganza que le debo a mi madre —él niega varias veces— Vlad, sí. Yo sé que a mi padre no lo consideras como tal pero sea como sea, es tu creador. Llevamos la misma sangre.

—El a causado tanto daño Eli, incluso a ti

—¿De qué hablas?

—Ah... de nada —se levanta con rapidez— no me hagas caso.

—Vlad, tengo derecho a saberlo. Hay algo que ocultas.

Sin embargo el sonido de la puerta nos interrumpe y ni siquiera a ninguno de los dos nos da tiempo de abrir cuando ya es abierta.

—¡Necesito tu ayuda!

Rápido me levanto y me pongo alerta cuando veo a esa vampiresa frente a nosotros sin soltar la perilla de la puerta con su vista fija solo en mí.

—Por favor, mi padre... está muy mal allá abajo... Él le destrozó la garganta y no sana... No funciona con nuestra sangre y tu... Tú eres la única que puede salvarlo... a falta de él... por favor ven conmigo.

La miro con confusión al ver cada lágrimas de sangre bajar de sus ojos. Jamás había visto algo así.

—Me temo que no puedo ayudarte

—¡¿Qué?! —se adentra a la habitación— ¡Por favor tienes que hacerlo!

—Su eternidad no está en mis manos, si deja de existir, es lo mejor para todos —me extraña su confusión al verme— de todas formas ya va a morir por todo lo que a hecho.

—No, tú no eres así

—No me conoce

—¡Claro que sí!

Alerta la veo

—Ya te dijo que no lo ayudará, sal de aquí —interviene Vlad— a ninguno nos importa lo que le pasé.

—Pues yo creo que si a ese maldito antiguo vampiro —se cruza de brazos— porque no creo que quiera verlo... muerto antes de hacerlo pagar... Porque el querrá verlo cuando regrese.

Giro a ver a Vlad

—Eso es cierto ¿Vlad?

—Si Eli, antes de irse con Darkiel me dio una orden de ... ayudarlo.

—Si padre lo quiere muerto ¿por qué le hizo eso?

Él gira a verme

—No lo sé, estoy harto de adivinar sus planes.

Dejo de verlo y fijo la vista en ella

—Hare lo que pueda por él

—Eli, no —Vlad me sostiene del brazo antes de avanzar— yo puedo hacerlo.

—Preferimos que sea ella

Escucho a Vlad gruñir al escuchar su voz

—Dejala o voy a comenzar a hablar. Le diré la verdad Carlos.

—¿Carlos? —espeto con confusión al verlo

—Ese era mi nombre de humano, cuando Derek me convirtió en esto, me dio otro nombre.

Asiento aún confusa y regreso la vista en ella.

—¿Tú lo conoces?

—Para mala suerte

—Vlad, me dijiste que no los conocías que nunca habías visto a su rey y mucho menos a su descendencia.

—No es así Eli, lo que pasa es que.... no tenías que saber.

Avanzo unos pasos y me doy la vuelta quedando frente a él.

—Vamos a hablar de esto después de que me encargue de él y ya no más secretos o mentiras Vlad —me doy la vuelta— vamos niña.

—Gracias —se limpia las lágrimas— pero dime Ana Liz —me sonríe.

Gruño y camino hasta pasar por su lado y con mi velocidad atravieso esa puerta y en efecto veo a su rey muy mal. Yace acostado en el suelo con una herida profunda en su garganta y cuando más me acerco, el olor de su sangre llama mi atención.

Me detengo a unos pasos de él

—Ayudalo —se dirige a mí su compañero rubio— eres la única.

—Lo haré bajo mis condiciones y en el momento que yo quiera.

—No tiene mucho tiempo, está empeorando —resuena la voz de su hija detrás de mí.

Gruño y con velocidad me situo de rodillas cerca de él.

No entiendo porque les es tan importante su eternidad si tan malo es.

Les doy una rápida mirada y después concentro la vista en él. Se encuentra con los ojos cerrados y me veo obligada a tocarlo, primero coloco mi mano en su mejilla y lo veo con atención.

Hay algo en él que despierta una extraña sensación dentro de mi.

Comienzo a deslizar mi mano hasta revisar su herida y manchar mis dedos con su sangre. La alejo lentamente y no evito llevar mi mano a mi boca y lamer un poco.

Es un sabor extraño, tan delicioso que despierta mi sed al punto de mi garganta arder.

Entonces me doy cuenta que no estoy sola y dos pares de ojos me están viendo con extrañeza.

Rápido bajo mi mano y carraspeo

—Lo salvaré a cambio de su sangre

—Claro, obtendrás lo que quieres —me responde ese rubio vampiro— solo curalo. Dale tú sangre.

Asiento y poso la vista en él

Por lo que recuerdo y Darkiel me a explicado sobre los beneficios de nuestra sangre como método de sanación, llevo acabo lo que tanto me explicó con detalle.

Primero me hago una herida en mi brazo, justamente en mi muñeca con mis largas uñas y después la acerco a su boca, varias gotas caen en sus labios y me alerto cuando siento su mano sostener la mía con fuerza y sentir que succiona mi sangre con desesperación al punto de verlo abrir los ojos siendo un tono carmesí.

Sin emitir palabra, sin sentir dolor lo observo hasta que me suelta lentamente sin ninguno dejar de verse.

—Funcionó, ya está sanando —la voz de su hija me hace dejar de verlo— gracias de nuevo.

—Y por ello él debe pagar como forma de agradecimiento —mis colmillos crecen y la sed incrementa, regreso la vista en él y sin su permiso levanto su brazo con brusquedad, no espero a que se recupere del todo —con su sangre para mí.

Tan pronto encajo mis colmillos y comienzo a beber cada gota al punto de cerrar mis ojos y disfrutar el delicioso sabor. Entre más bebo la sed disminuye pero tampoco quiero alejarme cuando me está ayudando a recuperarme y sentirme más fuerte.

En algún momento gruño cuando quiero alejarme y no puedo apartarme, abro mis ojos notando su mirada fija en mí, ahora él sentado así que me alejo a la fuerza y suelto su mano con brusquedad.

—Ya hice mi parte y obtuve ganancia —sonrio con malicia y me extraña sus miradas — ¿Nunca han visto a una vampiresa alimentarse? —sin limpiar mi boca me levanto cuando él intenta tocar mi rostro.

—Es extraño viniendo de ti —me responde ese rubio.

Gruño y vuelvo a ver a su rey dándome cuenta que su herida a comenzado a sanar y sin esperar o soportar más, me doy la vuelta hasta abandonar la habitación con velocidad.

Apenas salgo y me detengo a unos pasos de la entrada, limpio mi boca con brusquedad en un acto desesperado lamiendo la sangre.

Necesito más, más tiempo con él y hubiera sido capaz de lanzarme a morder su cuello. Tengo una extraña sensación, de nuevo esa sed y no entiendo porque su sangre me ayudó cuando ni la de Vlad, Darkiel o la de mi padre no lo ha hecho.

>Es un Valentains<

Bajo mi mano y sonrío con maldad

>Tal vez encontré a mi donador personal y él tanto su creación me ayuden a calmar mi sed<

Con ese pensamiento regreso con velocidad a la habitación viendo a Vlad sentado en la cama y en cuanto me adentro, se levanta.

—¿Lo curaste?

—Lo hice

No me gusta la mirada que recibo de él, hay molestia, hay preocupación y una analizadora mirada.

—Solo seguí la orden de mi padre, su Rey por el momento está bien pero pronto tendremos la satisfacción que será eliminado —agrego sin mencionarle que bebí de él.

—Eli, si así fuera. Te irás conmigo ¿verdad? —asiento confundida por su insistencia con ese tema— así debe ser, solo nosotros dos— aparece cerca de mí— iré a vigilarlos, no salgas de aquí.

Me da un beso en la frente y se aleja de mí

—Aun no hemos hablado de lo pendiente

—Despues te aclararé todas tus dudas

Y dicho esto se marcha cerrando la puerta de un portazo.

Gruño y observo mis manos, mi anillo sin evitar pensar en solo en su sangre.

—No Elizabeth, no sucederá —me digo a mi misma mientras en cada segundo y minuto que pasa, me es difícil controlarme.

...

Camino de una lado a otro en la habitación, siento que han transcurrido mínimo 20 minutos y ya estoy desesperada por querer más de su sangre.

Sin soportar más me detengo, observo la puerta, tomo un pequeño frasco de la cama y con velocidad salgo hasta llegar a esa puerta. Antes de entrar, observo hacia atrás sin ver a Vlad cerca y actuo antes que se de cuenta de mis intenciones.

—.... debemos hacer algo y hay que hacerlo rápido.

—Quisiera hablar a solas con su rey —entro interrumpiendo su plática.

Sus miradas van hacia mí

—Claro, nosotros estaremos afuera conociendo este lugar —emite ese rubio— vamos Criatura.

Pasa por mi lado con ella detrás de él, me muevo un poco lejos de la salida. Se marchan sin antes recibir esa extraña sonrisa de su descendencia.

Cuando la puerta es cerrada, me acerco a él que se encuentra ahora recargado en el escritorio completamente curado.

—Veo que se a recuperado gracias a mí sangre.

—Yo le llamaría karma

Me obligo a no sonreír al escucharlo hablar y con seriedad me detengo a unos pasos de él.

—No quiero que se confunda, no lo salvé porque me importe. Lo hice por petición de mi padre y porque hacerlo me ayudaría a mí y si estoy aquí es porque quiero hacer un trato con usted —ignoro su mirada fija en mí boca al hablar— estoy sedienta, acabo de despertar de un descanso y su sangre me ayudó mucho pero requiero más.

Posa la vista en mis ojos

—Quieres mi sangre —repite— esto es irreal —susurra— podría dartela a cambio de algo.

Me demoro segundos para responder

—Lo que sea por ella

—Hecho, tendrás mi sangre y cuando lo vea necesario, tendrás que hacer algo por mí, algo que te salve —lo veo negar y entonces asiento y le muestro el frasco que está atado con un hilo rojo y se enrreda en mi dedo meñique —vienes preparada.

Se lo entrego sin tocarlo lo más mínimo

—Dame tu sangre —él pasa el frasco de mano en mano— y de esto que nadie se entere, solo serás mi alimentador por poco tiempo.

Y al menos le sacaré provecho ahora que esté aquí.

—Es un trato —emite y bajo mi atenta mirada se hace una herida en la palma de su mano, la hace puño y cada gota cae dentro del frasco —quisiera saber sobre ti— no aparta la vista de lo que está haciendo y lo agradezco pues no dejo de ver su sangre— ¿Ya has bebido sangre de humanos?

—Varias veces pero ninguno logra calmar por más tiempo mi sed.

—¿Los haz matado?

—Me es difícil controlarme y son débiles para soportar.

Él levanta la vista al mismo tiempo que yo y la fija en mí, percibo su molestia.

—¿Sientes arrepentimiento?

Veo el frasco apunto de llenarse

—No existe eso en mí —extiendo mi mano en su dirección.

Él deja de verme, aleja su mano y sella el frasco con su tapa y me lo entrega.

Contenta lo recibo y lo escondo en mi mano.

—Jamas había visto una vampiresa que llamara mi atención tanto como tú.

Concentro la vista en él al escucharlo

—Y sabes algo —se cruza de brazos— tal vez somos tan iguales.

—No lo creo —dejo de verlo y me doy la vuelta— permiso su alteza —camino a la salida.

—Dime simplemente Darren

Me detengo al escucharlo, abro la puerta y antes de salir me volteo un poco para verlo.

—Esto no cambia el hecho que quiero matarlo. No sea así conmigo.

Lo veo alejarse del escritorio

—Serias la única que lo permita hacerlo. Cuando eres un vampiro con más de 3 siglos, llega el momento que le entregas tu eternidad a alguien, incluso su maldito corazón.

—Es raro —le respondo— pero le confieso que será satisfactorio cuando lo tenga entre mis manos y lo vea exfumarse.

Dicho esto y termino por salir con velocidad hasta detenerme a mitad de las escaleras. Ya no puedo esperar más así que abro el frasco y bebo con desesperación hasta vaciarlo y alejarlo de mí.

Cuando lo alejo de mi boca, me siento observada y entonces me doy la vuelta logrando verlo al final de las escaleras con una media sonrisa dejando sus colmillos expuestos.

—Disfrutala

No le respondo, no me muevo, simplemente no dejo de verlo cuando tiene razón, lo hice, quiero más aunque haya sido descubierta.

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