Capítulo 10 ✘ El caos de los problemas
“Si para mi la solución es callar,
entonces voy a callar mis propios secretos”
+ A N A L I Z +
Es todo un caos en todo el Castillo. Todo lo sucedido es la consecuencia de estar en este lugar y los problemas seguir, no hay calma, no hay control. No hay soluciones solo graves consecuencias.
Cada quien intenta resolver sus propios problemas, cada quien lucha por un control. Otros por la existencia. Todo parece un laberinto sin salida.
Intento prestarle atención a Ashley que se a estado quejando desde el día uno. Mientras ella se pasea por la habitación de un lado a otro con sus manos en su cintura sin ocultar sus colmillos tan grandes como su molestia.
Finjo escucharla cuando la verdad me siento mal para hacerle caso. Quiero estar sola, ella no me lo permite, quiero resolver lo que últimamente me está pasando. Sin embargo no soy capaz de correrla cuando poco le doy importancia a lo que me dice mientras hago una mueca cuando con mi lengua pruebo una gota de sangre de mi labio inferior causado por una leve mordida con mis colmillos que últimamente no puedo ocultar. No me puedo controlar.
—...Debemos hacer algo, hay que detener esta locura.
Asiento dándole la razón
Dejo de verla y agacho la vista, por un instante es borrosa, su voz la escucho lejana. Siento que todo me da vueltas a pesar de estar sentada en la cama.
—¡Ana Liz! —reacciono por su grito— ¿Me estás escuchando? ¿Estás bien? —deja de moverse y se acerca a mi siendo obvia la preocupación en su mirada.
—Si, estoy bien. Es solo que todo lo que está pasandome, pasando —corrijo— me tiene igual que a tí.
Ashley asiente y por suerte, me cree.
—Esto ya no puede seguir así. Primero lo de Dean y Amaris con ese casi ataque a nosotros, después lo de Esteban y su ausencia en el Castillo y ahora estos enfrentamientos por culpa de Darren —gruñe— ¿Qué sigue?
Me encojo de hombros sin dejar de verla
>Tienes razón Ashley pero los problemas nunca se acaban y al parecer ya existen desde antes de mi existencia<
—Le estás dando tanta importancia, dejas que todo te afecte cuando a veces no puedes tu solucionar todo —le digo causando su atención— no es tú obligación Tía Ashley.
Ella baja sus manos de su cintura y avanza un paso .
—Lo sé pero si nadie detiene lo que está haciendo Darren, será todo un caos —se cruza de brazos— ¡No me quiere escuchar!
—Tal vez es su forma de distracción. Él a cambiado Ashley, ya no se la pasa encerrado, ambula solo por el Castillo y sobre todo, a cambiado conmigo —le digo sin evitar recordar todos esos raros momentos con él— Creo que ahora si hay una bonita relación de padre a hija —medio sonrio— es lo único que quería, tener su apoyo y lo a hecho. Me ayuda con mis entrenamientos a falta de ese rubio y se comporta muy diferente conmigo, tal vez con el resto es peor o sigue igual pero conmigo, no —hago una corta pausa— yo lo prefiero así, por mi que las cosas sigan igual —finalizo recordando una momento que si me sorprendió.
—¿Qué hacemos aquí? ¿No habrá entrenamiento? —le pregunto mientras lo sigo— a falta de Esteban puedes ayudarme tu —medio sonrio— me controlas bien, eres un buen entrenador y...
—Silencio Lizbeth —me interrumpe sin dejar de caminar.
Gruño y guardo silencio, cada vez nos adentramos más en los calabozos. Seguimos por un pasillo mientras voy detrás de él.
—Hoy tendrás un diferente entrenamiento —lo escucho decir de pronto— te vas a controlar.
Asiento aunque él no pueda verme
Realmente quisiera decirle que no me siento bien. Que ni siquiera quiero entrenar, solo regresar a mi habitación pero sería exponerme y que se diera cuenta de mi malestar. Quisiera decirle que estar aquí no me ayudará en lo absoluto.
—¿Y para eso es necesario estar aquí?
No recibo su respuesta
Gruño y hago una mueca cuando estamos por llegar a la primera celda y enseguida el olor a sangre percibo al igual que los gritos, llantos y suplicas de libertad.
—Extraño a mi madre —emito sin evitar— la mayor parte del tiempo, la recuerdo ¿Tú no?
Logro que se detenga. Imito su acción
—Lo mejor es olvidarla —se voltea lentamente— Ella ya no existe.
—No puedes fingir todo el tiempo
Recibo su molestia y él desvía la vista.
—No me tienes que recordar siempre eso —agrego causando su atención.
—Olvida el tema Lizbeth, no estamos aquí para hablar de lo mismo —se voltea y sigue caminando— por un instante, quedate callada.
—Es difícil al estar contigo, el silencio es incómodo así que tengo que hablar y tú no cooperas nada —gruño y lo sigo molesta.
Veo a ambos lados de las primeras celdas cuando nos detenemos. En silencio veo sus movimientos. Darren se encarga de abrir la primera celda y tan solo con su presencia, asusta a la persona esclavizada dentro.
>A mi madre no le gustaría ver esto<
>Pero ella ya no está aquí<
Pienso y poso la vista en él
—Te vas a alimentar Lizbeth —me da una rápida mirada y se adentra a la celda.
Sin más remedio, lo sigo ignorando la apariencia de ese humano que ruega por su vida. Se pega a la pared sin dejar de vernos con miedo y lágrimas en sus ojos. Ese miedo al ver a dos monstruos cuando prácticamente para los humanos lo somos.
Me regaño mentalmente
Algo a cambiado conmigo, desde que soy vampiresa veo a esas personas —como yo alguna vez lo fuí— diferentes. Son humanos. Son nuestro alimento.
—Lizbeth
Su voz me regresa a la realidad. Aparto la vista de mi víctima.
—No quiero hacerlo
Lo escucho gruñir y con velocidad lo veo aparecer detrás de él ignorando su mal estado.
—Hasta que bebas sangre, podrás tener un control. Serás fuerte.
—Si pero, no tengo sed —le respondo y para mala suerte mis largos colmillos me delatan. La sed que arde en mi garganta.
—Hazlo —me mira con seriedad y sin piedad gira un poco la cabeza del humano frente a mí mientras lo sostiene de los hombros sin importarle encajar sus largas uñas— No me decepciones.
Gruño y me acerco con velocidad. Ignoro la mirada de mi donante y con un rápido movimiento, se lo arrebato y encajo mis colmillos en su cuello. Sin embargo, en el momento que comienzo a succionar la sangre, el asco se apodera de mí y me termino alejando. Se lo regreso y basta un paso atrás, soy rápida para voltearme, inclinarme y vomitar mientras me sostengo de los barrotes de la celda.
Ignoro el crujido de un cuerpo sin vida cuando lo escuchao caer al suelo, sin dejar de vomitar.
—Lo volverás a intentar
Gruño y al estar lista, me enderezco.
—No volveré a beber esa sangre contaminada con sedante. No puedo —hago una mueca al sentir una arcada— ingerirla.
Lo miro con molestia sin limpiar mi boca mientras siento ese líquido viscoso bajar por mi barbilla.
—No es tú descision
Dicho esto y lo pierdo de vista
Darren se tarda alrededor de varios segundos para regresar, sin embargo viene acompañado de otro humano de menor estatura, demasiado joven que llora asustado.
—Con un nuevo donante, nuevo alimento —lo empuja con brusquedad dentro de la celda y lo acerca a mi— Son nuevos, los han capturado y no tiene sedante en su sistema. Beberas sangre verdadera Lizbeth —su rostro adorna una maliciosa sonrisa.
Lamo mis labios, dejo de verlo y concentro mi vista en el chico que me suplica con la mirada.
—No me haga daño... Se lo ruego —grita cuando mi creador le hace un corte en su cuello con sus largas uñas.
—Es mío okey, yo seré quién lo haga —emito y me acerco lo suficiente. Coloco mi mano en su hombros y susurro un lo siento. Enseguida encajo mis colmillos en su cuello y repito la misma acción sin embargo esta vez la sangre tiene un sabor distinto, pero no tan agradable para mi cuerpo que repito lo mismo y me alejo. Retrocedo tres pasos con una mueca y sin evitar vuelvo a vomitar toda esa poca sangre ingerida —no... No puedo —apoyo mis manos en mis rodillas y cierro los ojos evitando ver ese charco de sangre en el suelo— no agh.
Abro mis ojos y termino de limpiar mi boca. Me enderezco y con lágrimas en mis mejillas, niego y retrocedo otro paso.
—No puedo —comienzo a llorar hasta dejarme caer de rodillas. Soy un asco con rastro de sangre en mi rostro. Veo con detenimiento el charco de sangre— ni siquiera puedo alimentarme. La sangre me da asco... No puedo... Me voy a morir de hambre —alzo la vista en él— pero tengo sed.
Darren gruñe y esta vez solo desmaya al fallido donante y lo deja caer al suelo.
—Lo vas a intentar de nuevo —se acerca a mi, esquiva la sangre en el suelo y me obliga a ponerme de pie, sin embargo es una batalla al negarme— Levántate Lizbeth.
Niego varias veces
Pero siempre gana la fuerza y soy levantada por él en contra de mi voluntad. Con mi debilidad me lleva con velocidad hasta llegar al inicio de las escaleras. Apenas me suelta y tomo asiento rendida.
—Dejame, no te importa lo que me pase —limpio mis mejillas con brusquedad— para ti sería mejor que yo ya no existiera.
—Seria la solución más fácil
Le doy una mala mirada al escucharlo.
Darren inexpresivo se cruza de brazos.
—Dices que te provoca asco la sangre de cualquier mortal, con o sin sedante —asiento— ¿Desde cuándo?
—Desde hace un tiempo
Él asiente
—Hay ocasiones que suele suceder. A veces una creación necesita la sangre de su creador para aceptar el resto. —me mira fijamente mientras él mismo extiende su brazo en mi dirección.
—Y soy tu creación, tu hija que necesita la sangre de su padre —inquiero y veo con interés su brazo— no puedo, la última vez me descontrole con tu sangre y...
—Hazlo de una maldita vez
Gruño al notar su mirada y asiento. Rápido sujeto su brazo y me acerco lo suficiente para clavar mis colmillos en su muñeca y succionar la sangre. Cierro los ojos en el proceso y esta vez no siento asco, al contrario un sabor delicioso que calma mi sed.
Al estar satisfecha, al recordar su voz en mi cabeza de pedirme control me alejo y abro mis ojos.
—No hay asco, lo hice —sonrio con emoción sintiendo mis colmillos visibles.
Él revisa su brazo y evita verme. La marca se borra por su propia sangre.
—No debería permitirlo pero es la única manera de que te alimentes —posa la vista en mi —nadie tiene que saberlo.
—No se lo diré a nadie —amplio mi sonrisa— Tu serás mi salvación— me pongo de pie— gracias Darren, será un secreto de padre a hija —rio recibiendo la molestia en su mirada.
—Lo entiendo Ana Liz pero si Darren sigue así, las cosas en el Castillo se van a descontrolar o peor, él se volverá igual o peor que Salvatore.
Veo a Ashley con una mueca.
Es verdad que él actúa diferente aunque si me sorprendió lo que vi, lo que sé. Lo que el rey a cometido.
—¿Qué es todo ese alboroto? —le pregunto a Ashley mientras caminamos por el pasillo—¿Están regalando donantes?
Ashley se detiene al igual que yo.
—No, es peor —gira a verme— vámonos Ana Liz.
—Pero yo quiero ver que sucede
Enseguida corro con velocidad hasta llegar al barandal donde puedo ver todo lo que está sucediendo. En el lugar de entrenamiento se encuentran una gran cantidad de vampiros, todos alrededor viendo un espectáculo mientras hay dos en el centro teniendo un enfrentamiento.
—¿Qué significa esto?
—No quería que te dieras cuenta —me dice Ashley al llegar a mi lado— Darren los está obligando a enfrentarse, solo purasangres, los que no estén de acuerdo con la nueva regla tienen la opción de pelear a muerte con otro y si gana, gana la eternidad y la descision de no tener descendencia sin ser obligados.
—Y si pierde, prácticamente pierde de cualquier forma —emito mientras poso la vista al frente y veo a uno de ellos arrancarle sin piedad la cabeza a su contrincante. No luzco asustada sin embargo ver esto me sorprende— al menos dime que ganó.
—No, él que murió no estaba de acuerdo con la regla.
Giro a verla
—No valió la pena su enfrentamiento —espeto y regreso la vista al frente.
A la distancia veo a Owen observando, él nota mi presencia y me medio sonríe. Le regreso el gesto y desvío la vista. Me sorprende ver a Darren de pie cruzado de brazos, cerca de él se encuentra Drake y otros vampiros. Agudizo mi audición al verlos hablar:
—Siguiente —nombra Drake al leer una especie de tabla con una hoja y verlo tachar con una pluma— Mikael Jennson se lleva la victoria, es turno de...
—Williams —lo interrumpe Darren y baja sus brazos— es tú turno.
El padre de Esteban lo observa negando.
—No estoy de acuerdo con esto Darren
—Tampoco estás de acuerdo en tener descendencia Williams —se acerca a él— es tú obligación pelear —se detiene frente a él—y tendrás un enfrentamiento conmigo.
—Ya basta Darren —percibo la seriedad en Jonathan Williams.
—Ahora —sentencia el rey.
No obstante, rápido pierdo de vista al padre de Esteban y ante la vista de todos los presentes, con rapidez aparece a un lado de ese vampiro ganador y con velocidad le arranca el corazón.
—Es lo que querías ¿no? Ya gané mi existencia en este mundo y no seré obligado a tener descendencia —emite al dejar caer el corazón al suelo junto con el cuerpo.
Con velocidad él desaparece con velocidad.
—Es suficiente, voy a detener a Darren —rapido reacciono y detengo a Ashley del brazo— Sueltame Ana Liz, no puede seguir así. Jonathan ya está muy afectado por la ausencia de su hijo para soportar también esto.
—Lo sé, pero ganó —me da una mala mirada —Ashley, no intervengas.
Ella se safa de mi agarre, apenas avanza tres pasos cuando es nuevamente detenida está vez por Dominik que aparece frente a ella.
—No irás a ningún lado Ley
—Nik déjame ir, debo detener esto
—No es tú asunto —la obliga a voltearse y se coloca detrás de ella mientras la abraza— No estamos involucrados, estamos a favor. De lo contrario yo estaría ahí eliminando a más vampiros que la cantidad que llevan —su mano desciende por su cintura hasta colocarla en el estómago de ella.
Ashley luce tranquila con la vista al frente. Domink ladea su cabeza y besa su mejilla de mi parte incómoda al verlos así sin embargo tampoco aparto la vista.
Son el claro ejemplo de las almas unidas
—Dominik pero...
—Dejalos Ley, solo es diversión en este aburrido lugar —le responde y se aleja un poco. Recibo su mirada que enseguida rápido desvío —ni tú, ni la hija de Collins lo harán.
De reojo los veo, Ashley se da la vuelta y asiente.
—Entonces vámonos, no quiero ver esto.
Dominik entrelaza su mano con la de ella y ambos giran a verme.
—Ana Liz —capta mi atención— regresa a tú habitación —asiento.
Ashley deja de verme sin embargo su alma no aparta la vista de mí. Me analiza hasta detener su vista en mi vientre y medio sonreír.
—Suerte
Dicho esto y aparta la vista y se lleva a Ashley con él.
>Raro<
Los pierdo de vista y regreso la vista en el siguiente enfrentamiento. Busco a Owen con la mirada pero él ya no está en su sitio.
—Liz
Medio sonrío al escuchar su voz y giro a verlo.
—Hola Owen
—Estaba esperando a que Ashley te dejara a solas para acercarme —avanza hasta mí— todos están ocupados que no nos prestaran atención al vernos juntos.
Asiento y sin dudar lo beso hasta alejarme segundos después.
—¿Estás de acuerdo con esto? —le pregunto al colocar mi mano en el barandal. Él imita mi acción y se coloca a mi lado.
—No pero es una orden de nuestro rey. Así Darren lo ordenó. He visto los enfrentamientos desde que iniciaron y van más de la mitad de muertes que de victorias. Es estúpido esto Liz, aunque nunca había visto algo así. Vampiros purasangres pelear entre ellos y son a mi pesar, muy fuertes —Owen hace una corta pausa— me preocupa que esto nos afecte. Si siguen así estoy seguro que después querrán eliminar a cada convertido que existe y nos obligaran a una pelear contra ellos —nos vemos al mismo tiempo— soy fuerte pero ellos son más fuertes que yo, tengo las de perder.
—Yo no voy a permitir que eso pase Owen —me volteo y doy un paso hasta él— no me importa con quién me tenga que enfrentar okey —le sonrío y lamo mis labios. Ignoro esos pensamientos al querer besarlo aquí mismo de una forma salvaje. Poso la vista en sus ojos en vez de sus labios— ¿Por que Darren no pelea? Él tampoco está a favor de la regla, no tendrá descendencia y tampoco se lo voy a permitir.
—De hecho, se a involucrado. Cuando un enfrentamiento dura demasiado o le aburre, él interviene y elimina al vampiro que va perdiendo. Lo he visto Liz —da un paso adelante— por ahora él es el líder si la Corte no aparece. Por ahora, él tiene el control del reino.
—Bueno, es cierto. Darren actúa diferente con todos pero veo difícil hacerlo cambiar de opinión.
Ashley gruñe y se nota pensativa.
Estoy por hablar nuevamente cuando la puerta es abierta y Mía se asoma.
—¿Se puede?
—Entra —le respondo
Ella se adentra a la habitación y cierra la puerta.
—Las estaba buscando, Ley tengo que hablar con alguien —con velocidad aparece cerca de nosotras, a un lado de Ashley— tuve la plática con Dean.
—¿La plática? —espeto burlona.
—Si, lo ví con Amaris. Desde que ella viene a verlo, estoy alerta vigilandolos y hoy los ví... —Mia agacha la vista— besándose.
—Mia, ya habíamos hablado de eso. No empieces con tus celos de madre. Dean ya no es un niño y es normal si Amaris es su alma y...
—¡No está bien Ley! —estalla y alza la vista— No era un beso nada tierno e inocente. Sé que mi hijo está creciendo muy rápido pero si no intervenia, eran capaz de estar juntos —nos mira a cada una— ellos no puedes tener relaciones, si Amaris sale embarazada, su descendencia será destruida.
Borro mi sonrisa y me vuelvo seria ante un tema grave.
—Mia no creo que ellos quieran tener descendencia ahora si están muy jóvenes.
—Lo sé Ley y por eso ya hablé con ambos. Es algo se debe impedir. No quiero poner a mi hijo en riesgo si de por sí Dean esta muy interesado en esos enfrentamientos.
Mía toma asiento a mi lado
—No te preocupes Mía, eso lo vamos a solucionar y también lo de Dean, está bien que hables con él. De hecho le pedí hace tiempo a Lezy un hechizo o algo que nos ayude a evitarlo —Ashley da un paso adelante— para Amaris evitar un bebé con Dean y para mí, tenerlo con Dominik. Es como un tratamiento a nuestra manera, no me explico mucho y ya debió encontrarlo.
Evito verlas y muevo mis manos nerviosa
—Seria más fácil si Drake me apoyara pero no está de acuerdo, no le dirige la palabra a nuestro hijo. Ni tampoco tengo la ayuda de Teban, él si hablaría con Dean y lo aconsejaría y... Y él no regresa... Y —giro a ver a Mía, lágrimas bajan por sus mejillas— lo extraño tanto como nuestro padre, él está muy mal.
—Mia, Esteban va a regresar
—¡Ya a pasado dos semanas Ley! —Mia rompe en llanto y se cubre con sus ojos con sus manos.
Incómoda me acerco a ella y la abrazo.
—Lo sé, sé que Esteban prometió volver y sé que lo hará. Debió complicarle un poco lo de ese bebé mortal pero estoy segura que él va a regresar al Castillo. Ya Jonathan salió a buscarlo.
—Y no... lo encontró —Mia baja sus manos y solloza— ¿Por qué no vuelve?
Dejo de abrazarla y me alejo un poco.
—¿Quién lo haría ahora? Nadie —emito— las cosas en el Castillo no están bien y tal vez por eso ese rubio no a querido volver. Debe estar escondido en el mundo mortal, en cualquier parte.
—Y sí... ¿le pasó algo? Y si... ¿Teban está en peligro?
—Mia, ese rubio solo se puede defender
—Ana Liz —recibo una mirada de advertencia— Mira Mía, Esteban va a regresar solo hay que esperar. Debe estar bien.
Mía asiente varias veces
Ashley da un paso adelante y noto esa mirada analizadora.
—Hay que solucionar todo esto y... ¿Ana Liz estás bien?
—¿Eh? Si, muy bien
—Estas nerviosa
—No
Me acusa con la mirada y es cuando me doy cuenta que estoy frotando mis manos nerviosa. De inmediato dejo de hacerlo.
—Solo quiero estar sola, por favor —agrego y veo a cada una.
—Vamonos Ley
Mía se pone de pie y rápido abandona la habitación.
—Si necesitas algo, me avisas
—Claro
Ashley con velocidad se marcha, enseguida me pongo de pie e ignoro la sed presente. Camino unos pasos y cada vez incrementa. No puedo solo ir a pedirle sangre a Darren cuando estos días me a dado una pequeña porción pero cada vez necesito más y más.
Gruño y hago mis manos puños. Percibo el olor a sangre y reviso mi palma. Por mis uñas me hice un pequeño corte que rápido cicatriza. Veo con detenimiento la palma de mi mano y sin dudar, encajo mis colmillos y bebo mi propia sangre. Podría ir a los calabozos sin embargo sigo rechazando esa sangre mortal.
Me volteo y camino hasta el baño sin bajar mi mano, sin dejar de succionar hasta que la bajo lentamente y me detengo. Enseguida una arcada me invade y con velocidad llego a tiempo al baño para vomitar dentro del inodoro. Ver la sangre espesa y de tono oscura me provoca más arcadas.
—Sabia que no estabas bien —escucho una voz a lo lejano— ¡Ana Liz!
Siento una mano posarse en mi hombro y como apartan mi cabello mientras prácticamente hundo mi cabeza dentro del inodoro.
—Agh —me levanto y no soy yo quien baja la palanca y la tapa.
—Ven, siéntate
Desvío mi vista y reconozco a Ashley. Con su ayuda me siento sobre el inodoro mientras ella limpia mi boca y parte de mi pecho todo rastro de sangre.
—Tranquila —deja de hacerlo y me mira fijamente— ¿Qué tienes? Se nota que estás mal
—Estoy... —ella se endereza y actúa una pose de madre a punto de regañar a su hija, con sus manos en su cintura— mal, me siento muy mal. Tengo ascos, no puedo ingerir ninguna sangre mortal pero tengo mucha sed. Me duele la cabeza y estoy muy cansada. Nadie sabe esto. No quería preocupar con más problemas.
Bajo la vista
—Ana Liz, no puedes cargar con esto tú sola. Debiste pedir ayuda.
Con su ayuda me levanto y juntas salimos del baño en dirección a la cama.
—Mirate
—No me regañes que no eres mi madre —sola me siento en la cama y poso la vista en ella —¿Por qué volviste?
—Me encontré a Dominik en el pasillo, él no me prohíbe estar atenta contigo, no es celoso si le doy atención —pausa— pero si me sorprendió que me preguntara por ti y que me insistiera en no dejarte sola y cuidarte. Que me necesitas y debo darme cuenta —me mira fijamente— ya no me explico más y se fué, por eso vine a verte y te encontré así.
Gruño y desvío la vista
>Ya te odio Dominik por entrometido<
—Necesito ayuda —agrega Ashley.
No me da tiempo de detenerla cuando la pierdo de vista.
Gruño y recargo mi mano sobre la cama hasta que en poco tiempo, Ashley regresa con Mia.
—Ay no —me quejo
—¿Qué pasa? ¿Estás bien Liz?
—No, no está bien. No se puede alimentar porque vomita toda la sangre —le responde Ashley por mí.
—Si estoy bien, con la sangre de Darren me basta y... —maldigo al recibir sus miradas.
—¡¿Darren te está alimentando?!
—Shh, no se suponía que se dieran cuenta. No le digan a nadie.
Ambas se cruzan se brazos y asienten. Ashley se atreve a dar un paso adelante.
—Ana Liz ¿qué otros malestares tienes?
—Vision borrosa
—¿Has estado con Owen?
—Si pero últimamente marco distancia —rio sin ánimos.
—¿Por qué?
Veo a Ashley con detenimiento.
—Porque él cerca quiero besarlo, termino teniendo sexo con él y me prometí distancia.
Ambas se ven cómplices
—¿Qué me sucede?
—Creo saberlo —emite Ashley— ¿Recuerdas lo que te conté la última vez? Cuando comprobamos con un posible descendencia y...
—A ver, sé a donde vas y esto no tiene nada que ver. Es el mismo resultado —le respondo seria— estoy así porque debe ser el vínculo de padre a hija. Darren me contó hace tiempo que aveces las creaciónes necesitan sangre de su creador y es mí caso.
—O es un posible embarazo
—¡Mía!
Niego mientras veo a cada una
—Escucha Ana Liz puede ser, pero eso se confunde mucho con lo que dice Mía. No aplica en tú caso, si necesitas la sangre de tú creador pero sientes la necesidad de estar con tu alma. Además el cansancio y la sed que no desaparece, se controla y aumenta.
—Cuando te alimentas de tú creador puede pasar mucho tiempo sin sed o después si puedes beber la sangre de cualquier mortal o animal.
—No, no es que no —niego varias veces— No, se están equivocando. No saben de lo que dicen.
—Mia ya tiene un hijo y yo fácil te lo puedo comprobar si me lo permites.
Poso la vista en Ashley y finalmente asiento.
Me pongo de pie y ella se acerca a mi. Levanta un poco mi blusa y su mano la coloca en mi vientre, cierra los ojos. De mi parte sin dejar de verla.
Transcurren unos segundos eternos
—No sé como lo vayas a tomar —abre sus ojos y se aleja de mí con una sonrisa— es hermoso lo que ví, es como una visión que nunca falla —pausa— Ana Liz, tendrás descendencia de Owen.
Silencio de mi parte. Me cuesta reaccionar. Me desconecto de la realidad.
—¿Eh? —emito al fin
—Estas...
—¡No! —interrumpo a Mía— no digas esa palabra.
—Es cierto Ana Liz, hay un bebé creciendo dentro de ti —expresa Ashley más alegre que yo— y debes decirle a Owen al igual que a Darren, deben saberlo.
—Que no —me siento en la cama— aún quiero asimilarlo —las veo— no es que vaya a darle la noticia a todo el Castillo —rio sin ánimos y entonces comienzo a llorar— no, yo no... No puede ser... —muerdo mi labio inferior y veo a cada una— no le dirán a nadie de esto, tienen que guardar mi secreto hasta que yo decida contarlo —les digo con seriedad mientras las emociones se mezclan dentro de mí.
+++ Cinco días después
—No me juzgues Darki, no es mi culpa —digo sin dejar de verlo. Mi único compañero en estos momentos— no sé que hacer —él grazna— ya lo sé, pero siento que es una mentira— vuelve a graznar y camina por la cama— no es cierto. La culpa la tiene Owen— espeto molesta escuchando nuevamente su graznido y esta vez abre sus alas con intención de volar— okey también mía.
Darki grazna, comienza a volar y aterriza varias veces mientras se acerca a mi.
—¡Ya basta! ¡Tú estás molesto, yo también lo estoy! ¡¡Darki!!
No obstante, la puerta al ser abierta llama más mí atención.
Gruño al verla
—Si, discuto con mi cuervo. Últimamente me rechaza okey —me cruzo de brazos— si estás aquí para volver a insistirme, pierdes tu tiempo Ashley.
Ella se adentra y cierra la puerta. Con velocidad se acerca a la cama. Ignora a Darki que luce tranquilo.
—Ana Liz, ya han pasado días. Tienes que contarles.
—No, yo ya lo estoy solucionando. Evito a Owen y a Darren. Lo tengo todo bajo control.
—No podrás ocultarlo siempre, se viene lo peor cuando el bebé crezca —emite lo último en voz baja— tienes que alimentarte bien —gruño y bajo mis brazos— Ana Liz, afronta esto y diles.
—Agh ¡ya me tienes harta! —me pongo de pie sin antes tomar la foto de mi madre. Tengo su álbum sobre la cama con varias fotos regadas— se los diré okey. Iré a hablar con Darren— sentencio y con velocidad abandonado mi habitación.
(...)
Veo la foto de mi madre que me da un poco de valor. La única que me acompaña y en este momento quisiera que ella estuviera aquí. Mandarla a dar la noticia, ser quién hablara con Darren.
>Ay Ana Liz ¿por qué preferíste hablar con el más difícil?<
Me armo de valor y bajo mi brazo dejando de ver la foto y sin permiso, abro la puerta y entro. Una poca iluminación me recibe y enseguida avanzo en dirección al balcón donde lo encuentro.
Me acerco sin evitar sujetar la foto de mi madre con fuerza.
—Hola padre —bromeo. Últimamente no le gusta que le diga así y más le digo. Soy toda una rebelde— Darren, necesito hablar contigo.
Sin burla me detengo detrás de él
—¿Qué quieres Lizbeth?
—Hay algo que debo decirte
Él se voltea y me esquiva. Sin más remedio lo sigo de regreso a la habitación.
—Es difícil la verdad —agrego al detenerme frente a él. Odio recibir su mirada analizadora.
—Estas más debil, más sedienta —da un paso. No me gusta esa mirada— haz evitado los entrenamientos.
—Y te agradezco que no me hayas obligado —respondo— tú tienes que resolver los asuntos del reino —hago una corta pausa— pero esto es más complicado. No sé como lo vayas a tomar. Mi idea era no decirte pero Ashley me obligó y sé que tarde o temprano te vas a dar cuenta de todo, así eres. Todo lo sabes y yo ya no puedo...—guardo silencio al hablar demasiado rápido.
—Solo di lo que tengas que decir
Asiento y lo veo fijamente
—He pensado muchas formas de darte la noticia. Últimamente me siento mal y descubrí que tengo —retrocedo un paso— serás abuelo —noto su mirada inexpresiva— hay algo creciendo dentro de mí —baja la vista en mi estómago por segundos y regresa la vista en mi rostro— tendré descendencia de Owen.
—Es una clase de una patética... ¿broma?
Niego en respuesta
—Si fuera broma no estaría así, estoy nerviosa, asustada, molesta, tengo ganas de llorar —emito con voz baja— yo no estoy lista para esto.
Noto una expresión en su mirada, una que no me gusta. Al principio frunce el ceño y después se nota molesto incluso lo escucho maldecir.
—Estas ... ¿segura? —me apunta con su larga uña. Es obvio que se esmera en controlarse.
—Ashley me lo comprobó, para ella no hay duda aunque yo no siento nada. Yo no... No quería que esto pasara.
—¿Te das cuenta del nuevo maldito problema Lizbeth? —él avanza un paso, yo retrocedo— Owen me las va a pagar, le voy arrancar la cabeza.
Me cuesta reaccionar cuando lo pierdo de vista y más al recordar sus últimas palabras.
>Lo creo capaz<
Entonces me doy la vuelta y con velocidad salgo de su habitación. Me detengo en uno de los pasillos, ignoro las náuseas, me siento débil para seguir pero debo encontrar a Darren y detenerlo antes de que Owen, me descubra.
—Vamos Ana Liz —me doy ánimos y con velocidad corro por los pasillos del Castillo hasta dar con él.
Me doy cuenta que llegué tarde al ver a Darren sostener del cuello a Owen, él confundido mientras intenta quitárselo de encima.
—¡Déjalo Darren! ¡Él no lo sabe... ! ¡Darren ya basta!
Me detengo cerca de ambos sin saber como intervenir. La Ana Liz valiente en este momento ya no existe más.
—¡¿Qué carajos te pasa Darren?!
—Lo sabes perfectamente, te lo advertí Owen.
Escucho a Owen gruñir, ambos en su apariencia de vampiros. Mientras Owen imita su acción sin lograr alejarlo.
Owen tiene razón, es débil a comparación de un vampiro purasangre y más si se trata de Darren.
—¡Ya déjalo! —gruño sin embargo no me atrevo a dar un paso.
Dudo de quien estar de su lado. Por una parte no quiero una mala relación con Darren cuando ya es mejor. No quiero herirlo y por otra, quiero defender a Owen, mi alma.
—Darren —por suerte Ashley interviene al igual que la presencia de Dominik —sueltalo ahora mismo.
Él hace caso omiso y estoy segura que ejerce fuerza.
—¿Por qué... actúas así? —Owen gruñe y poco a poco disminuye su agarre— No le he hecho nada a Liz...
—¿No? ¡La condenaste Owen! —Darren golpea su cabeza contra la pared una vez— tú y tú maldita descendencia.
Comienzo a llorar y más al notar la mirada de Owen y como deja de luchar.
—Dominik, hazlo —le ordena Ashley y por suerte con su ayuda, él interviene y obliga a Darren a soltarlo al causarle dolor y él llevar sus manos a su cabeza.
Ambos se colocan en el centro de los dos.
—Controlate Collins, te lo advierto. No me interesa que seas el rey.
Darren gruñe y baja sus manos lentamente. Observa a Dominik con molestia sin él bajar la guardia.
—Owen ¿estás bien?
Él ignora a Ashley y gira a verme
—¿De qué habla Liz? —guardo silencio— ¡Contesta!
—¡Owen! —le grita Ashley
—¿Qué descendencia? Deja de evitarme y comportarte así conmigo —se acerca unos pasos a mi— responde
—Tuya Owen —al fin logro hablar— tú descendencia está creciendo dentro de mí okey.
Él se controla incluso regresa a su forma normal y me observa sorprendido.
—Embarazada —baja la vista en mi estómago y curva una media sonrisa—de mi —posa la vista en mis ojos, con brusquedad limpio de mis mejillas esas gotas de sangre.
—No debe existir, eso la pone en más riesgo a ella. No habrá tal cosa. Como sea Lizbeth no lo tendrá.
—¡Darren! ¡No puedes decir eso! ¡Es tú hija! —ella lo enfrenta— es solo un bebé.
—Es lo mejor Ashley —recibo su mirada en desacuerdo.
Tal vez el fondo... ¿decepción?
—Tu no tienes la última palabra Darren —escucho la voz de Owen y regreso la vista en él que no a dejado de verme— Es mío, no tuyo. No me importa que sea tú hija. No decides aquí. Solo ella y yo.
Dejo de verlo cuando noto que Darren está por atacarlo sin embargo Dominik interviene.
>Dominik, él lo sabía<
—Te equivocas Owen, ella no lo tendrá. De mi cuenta corre que no exista una maldita creación suya.
—¡Entonces enfrentame y eliminame! De lo contrario te lo voy impedir.
—¡Basta! —grito causando su atención— ya es suficiente los dos... nadie, ningúno decide esto. La última palabra la tengo yo... Es mí cuerpo, mi bebé.... Yo no sé qué hacer ahora.... Pero yo voy a decidir si tenerlo o no.... Yo, solo yo.
Me doy la vuelta y con velocidad corro lejos de su vista sin detenerme hasta llegar a mi habitación y encerrarme dentro apenas cierro la puerta con fuerza detrás de mí.
Sin evitar las lágrimas mezcladas con el enojo veo a Darki volar lejos de mi cama. Poso la vista en el álbum y rápido llego hasta tomarlo entre mis manos y arrancar hoja por hoja. Destrozo cada foto mientras culpo a Owen de esto, a mí misma. Culpo a Darren, a mi madre por tenerme, por traerme al mundo. Por tener una hija de un vampiro que odio. Culpo mi existencia.
Grito y veo los restos esparcidos en el suelo y al instante, me arrepiento. Me agacho y quedo de rodillas mientras intento recuperar esas fotos.
—No, no, no ¡No! —muevo todo y alejo las fotos de mí— lo siento mamá.
Me recargo en la cama sin evitar extrañarla. Quiero que este aquí en este momento. Que me aconseje que hacer. Necesito su ayuda. Un abrazo. Sus palabras.
Me siento frustrada
No me siento capaz de poder solucionar esto.
No me siento lo suficiente fuerte para enfrentar la situación cuando mi secreto ya fue descubierto.
>La historia se repite<
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro