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Capítulo 1 ✘ Cruel tormento

“No se puede ser fuerte con
alguien que es tu debilidad”

+ A N A   L I Z B E T H +
Iniciar una vida eterna no es tan buena como creí, no sin mi madre. Estar en este Castillo ya no es lo mismo sin ella. He intentado ser fuerte sin embargo los recuerdos me invaden, de cierta forma la culpa. Ella no debió ir a salvarme y lo que más me molesta es que haya arriesgado su vida por mí.

No sido fácil este cambio, está nueva vida que tengo que llevar. He tenido el apoyo de todos estos vampiros, vampiresas desde el momento que regresé al Castillo, ahora mi nuevo hogar. Sin embargo no puedo fingir estar bien, que la muerte de mi madre no me afecta cuando la extraño y la necesito en mi nueva vida siendo vampiresa.

Busco cualquier distracción con tal de no pensar en ella y no sentir la tristeza.

>Creí que al ser vampiresa ya no sentiría nada<

Es peor el sentimiento. Aumenta y empeora.

Ya no quiero más llorar por ella, es raro que sea la única vampiresa que prácticamente llore lágrimas de sangre. Tan diferente soy y eso me asusta. No controlarme y descubrir lo que realmente soy.

Por ahora solo acato sus órdenes, sigo sus reglas y consejos. Acepto su ayuda y me distraigo en este Castillo justo como en este preciso momento. Como siempre, intento correr más rápido, huir de él. Tengo ventaja sin embargo tener está increíble velocidad, me es una desventaja en este momento al no poder controlar y fallar. Tener que detenerme al perder el equilibrio, me sostengo de la pared y sigo corriendo con velocidad. De pronto me detengo, cansada y mareada.

>Soy tan patética siendo vampiresa”

Todo lo que conlleva aún no asimilo o aprendo a controlar.

Desvío mi vista en el pasillo, ignoro a esos vampiros que a estas alturas ignoran mi presencia aquí. Soy como ellos. No logro verlo cerca por más que mi visión a mejorado. Todos mis sentidos.

Regreso la vista al frente y vuelvo a correr. Cuando creo estar lo suficiente lejos, en un extremo del Castillo me detengo con una sonrisa amplía sintiendo mis colmillos sobresalir. Al principio me fue difícil acostumbrarme a ellos, ocultarlos o soportar el dolor al estos crecer.

Estoy por voltearme cuando soy empujada con brusquedad contra un muro del Castillo. Enseguida reacciono, gruño y me encuentro lista para atacar sin embargo la molestia se esfuma al ver a mi vampiro favorito.

—Te atrapé

Le sonrío a Owen al verlo frente a mí. Lamentablemente siendo prisionera por él.

—Tienes la victoria, como siempre. —borro mi sonrisa— no es justo.

—No es mi culpa que seas lenta.

Le doy una mala mirada sin embargo no puedo estar molesta con él al verlo tan cerca y apreciar esa belleza que posee.

—Tienes la ventaja que aún no me controle pero te juro que cuando lo logre, seré más rápida y fuerte que tú.

—Ya lo veremos Liz —él se aleja un poco sin embargo mantiene aún sus brazos de cada lado de mi cabeza— quedamos en algo.

Le sonrío y asiento.

—Me ganaste —me limito a decir, me inclino un poco y termino por besarlo. Debo admitir que es una sensación diferente a ambos tener colmillos. Fácil nos acoplamos a un ritmo sin estos ser un estorbo y solo disfrutar ese beso. —la próxima vez te ganaré. —digo al alejarme y lo veo con una sonrisa traviesa.

—Eso vienes diciendo desde la primera vez.

Owen me libera y se aleja.

—Sé que podré hacerlo —digo con seriedad.

Él se voltea y se cruza se brazos.

—Todo lleva su tiempo Liz. Aún debes aprender mucho y controlarte. El cambio no es fácil. Lo sé por experiencia.

Evito responder y agacho la vista.

—Antes quería ser esto, ahora no estoy muy segura. —siento su mano tocar mi barbilla y me obliga a alzar la vista— no puedo Owen, yo debi ese día morir y no ella.

—Deja de decir eso.

Me encojo de hombros, él se aleja notando esa seriedad en él.

—No vas a rendir tan fácil. Tienes lo que tanto querías.

Lamo mis labios, odio esa sensación de sed presente y nunca irse.

—Lo tengo, soy inmortal, estoy contigo, con todos ustedes. Tengo a mi padre pero no a mi madre. —desvio la vista— no podré con todo este cambio.

—Tienes nuestra ayuda, la mía. —me obliga a verlo. De nuevo está muy cerca de mí— podrás —recibo un casto beso en los labios.

Me quejo al él alejarse. Lo veo ver a ambos lados del Castillo.

—Deja de hacer eso. —capto su atención y me observa con confusión— siempre te aseguras que nadie nos vea cuando estamos juntos. Cuando me besas o estas cariñoso conmigo.

Lo escucho gruñir.

—Evito problemas.

—No es así —hago una mueca a mis propios colmillos morder mi labio inferior— no te gusta que te vean conmigo ¿cuál es tu problema con eso?

—No vamos a discutir sobre esto cuando estás equivocada. Simplemente evito que Darren nos vea o tan solo no quiero soportar los malditos comentarios de Esteban —él se acerca, no evito estar enojada y no verlo— últimamente te molestas por cualquier cosa.

—Tu me provocas

—Liz

Gruño y me obligo a verlo.

—Estoy sedienta, eso causa mi mal humor.

—Aun no es tiempo de que lo hagas —resoplo— es por tu bien. Así evitaremos que te descontroles bebiendo pocas porciones.

—Ustedes solo quieren matarme de hambre.

Causo una media sonrisa en su rostro.

—No te quejes —vuelve a besarme. Esta vez ladeo la cabeza y coloco mi mano en su cintura— conozco un lugar donde estarás más cómoda —gruño al él cortar el beso— a la habitación.

Asiento sin dejar de ver ese tono carmesí en sus ojos al igual que los míos.

Me dejo llevar por él mientras avanzamos por el pasillo. Sin evitar sonreír al ver nuestras manos unidas notando mis largas uñas presentes.

Al pasar por esa habitación lo obligo a detenerse al hacer yo lo mismo. Mi vista esta fija en esa puerta, es esa habitación que me he negado a entrar desde que regresé. No puedo, no cuando los últimos recuerdos que tengo con mi madre fueron en esa habitación. Tuve que cambiar de habitación, ahora me instalé en la habitación de Owen, él en la de Darren y según sé, mi creador regresó a esa habitación. A él no lo he vuelto a ver sin embargo presiento que está ahí adentro.

—Liz, vamos.

Asiento y continuo mi camino.

...

Apenas cierro la puerta, me recargo en ella.

—La extraño Owen —digo al ver que él toma asiento en la orilla de la cama quedando frente a mí.

Sin recibir su respuesta me alejo de la puerta y con velocidad llego cerca de él. Sin permiso me siento en una de sus piernas y prácticamente lo obligo a rodear mi cintura con sus manos.

—Sé que ya tuvimos esta plática pero no puedo dejar de sentirme así.

—Lo sé, sentía lo mismo cuando perdí a mi familia.

Giro a verlo y le sonrío.

—Al menos tú estás aquí —me inclino y lo vuelvo a besar. Gruño contra su boca, poco a poco siento sus manos deslizarse por mí cintura y sin evitar, con velocidad ya me encuentro arriba de él al haber logrado empujarlo en la cama. —uy creo que soy más fuerte que tú —digo con burla mientras me acomodo. Le sonrío y vuelvo a besarlo esta vez con desesperación. Dejo de hacerlo segundos después y sin dudar me acerco a su cuello, dejo mis colmillos expuestos. Me acerco un poco y más, ignoro el ardor en mi garganta y cuando estoy por encajar mis colmillos soy jalada por él con brusquedad. —¡Owen!

Él logra sentarse en la cama, sin alejarme lo veo molesta al sentir su mano rodear mi cuello.

—No lo harás, ni una gota.

Gruño y segundos después, me libera.

Sus colmillos comienzan a ocultarse en su boca con facilidad, con la misma que no puedo controlar. De mi parte tengo que esperar más tiempo.

—Solo quería besarte —lamo mis labios y coloco mis manos en sus hombros— recordar viejos tiempos. Te necesito.

—No funcionará

Curvo una maliciosa sonrisa.

Ladeo un poco la cabeza y lo veo fijamente a los ojos.

—Dejarás que te bese —siento mis colmillos crecer más y mi vista es más intensa— no te quejarás. No me detendras.

Reacciono al pestañear. Ignoro ese malestar en mi cabeza y lo observo.

—Owen —él permanece quieto sin apartar la vista de mí. Me encojo de hombros y lo beso. Ambos terminamos acostados en la cama, yo sobre él y esta vez regreso a su cuello. Dejo castos besos y sin dudar, clavo mis colmillos en su cuello bebiendo lentamente cada gota de su sangre. Sin embargo, una voz interna me obliga detenerme, me alejo con lentitud lamiendo mis labios, veo los suyos y lo beso con desesperación.

✨ Narradora ✨
Por otro lado, ese rubio vampiro avanza hasta detenerse frente a esa puerta, aunque esté abierta, se dedica a tocar.

—¿Se puede?

—Adelante —le responde esa vampiresa mientras revisa varios libros con velocidad. Deja uno en la mesa y toma otro.

Esteban se adentra a la habitación, oculta sus manos en sus bolsillos y observa con una mueca el desastre en la mesa.

—Vine por más sedantes, los necesito para criatura. Se los pedí a mi padre pero solo conserva uno para mí —se detiene cerca de la mesa quedando frente a Lezy— cree que en cualquier momento perderé la cordura. —sonrie sin ánimos.

Lezy asiente y hace una mueca.

—En este momento no tengo ninguno. No he preparado más —baja el libro con lentitud hasta dejarlo sobre la mesa— además no tengo la ayuda, Jonathan no quiere más ayudarme.

—¿Qué sucede entre ustedes?

Lezy baja la vista y finge tocar los libros exparcidos sobre la mesa.

—Esta molesto conmigo. Le mencioné sobre lo que quiero hacer, resucitar a Nohemí y cree que es una pérdida de tiempo. Que no soy capaz o que no funcionará. Además, me culpa de darte esperanzas y afectarte más. —ella alza la vista— no me detendré así Jonathan se aleje de mí. Traeré a Nohemí de vuelta.

—¿Resultados? ¿Has encontrado algo?

Ella niega.

—El hechizo no está completo.

Esteban asiente y sin mencionar palabra toma asiento en la silla frente a la mesa.

—Sinceramente, estoy de parte de mi creador. Ya no vale la pena que lo hagas. Ella no va a regresar. Si así fuera, te pediría ayuda para traer de vuelta a pequeña. Ya debo aceptar que las perdí a la dos.

—No puedo creer que estés diciendo esto —Lezy se cruza de brazos— ¡Es Nohemí! ¿Ya no te importa? —baja sus brazos y golpea un libro— sabes que, no me importa. Yo no me daré por vencida y haré lo que sea para recuperar a Nohemí ¡No necesito su ayuda!

Comienza a buscar entre los libros.

—Lezy ésto te está afectando. Ni siquiera te has alimentado.

—Aveces hay que hacer sacrificios rubio si realmente te importan ciertas cosas. —tras darle una mala mirada de recelo regresa en lo suyo.

—No pienso detenerte pero ahora yo tengo otra prioridad. Debo proteger y ayudar a criatura. Si estoy aquí es por los sedantes.

Lezy se detiene y apoya sus manos en su cintura.

—Que pena, yo también tengo prioridades. Me importa la hija de nuestro rey pero Nohemí es mi amiga. No pienso hacer más sedantes para ustedes cuando nadie me ayuda. —hace una corta pausa— cuando necesitan mi ayuda con gusto se las doy y cuando yo la necesito todos se niegan a darmela. Eso no es justo ¿verdad Esteban?

—Estas en tú derecho en estar molesta pero ahora deberíamos enfocarnos en las que siguen existiendo, criatura por ejemplo.

—Deja de actúar así ¡Es Nohemí, era tu alma!

Lezy le lanza un libro, con rapidez él logra esquivarlo.

—¡Lo sigue siendo! —Esteban se obliga a mantener su control, rápido oculta sus colmillos— quiero decir que criatura nos necesita tanto como esos sedantes. Es lo único para poder controlarla. No voy a fingir que nada de esto no me importa. Está lo de Nohemí, aún no lo supero, lo más reciente, pequeña —hace una corta pausa— le hice una promesa y no quiero perder a alguien más, esa niña es mi motivo.

Lezy oculta su transformación de vampiresa y toma asiento en la otra silla quedando frente a frente.

—Lo siento, no encontrar nada me tiene así.

—Te voy seguir ayudando pero antes me urgen los sedantes —Esteban aparta varios libros y sube sus manos— por favor querida futura madre. —causa una media sonrisa en ella— te ayudo a hacerlos y después seguimos buscando lo que sea para recuperar a Nohemí.

—De acuerdo —inquiere Lezy y se cruza de brazos.

—Espero que te reconcilies con mi padre.

—Tengo otras prioridades para darle atención a mi alma —inquiere ella con burla y busca un libro especial en la mesa— antes necesito estás plantas y más frascos —le muestra el libro a Esteban en una cierta página.

Él lo toma con curiosidad.

—Vaya, con estas cosas pueden controlar a un vampiro.

—Aunque el efecto no es duradero.

Esteban baja el libro y la observa con curiosidad.

—¿Cómo sabés ésto? ¿Cómo es que aprendiste y sabés sobre hechizos? Tengo curiosidad por saber.

Lezy le sonríe.

—Me prometes que no le contarás a nadie.

—Seré como una tumba —Esteban se vuelve serio y gruñe— maldición, me hiciste recordar a pequeña.

Lezy lo ignora y busca un libro.

—Sabes que soy como tú, no tengo un don especial como muchos vampiros de aquí pero esto me da ventaja. Además lo aprendí y me interesa saber esto porque es parte de mi familia —él la ve con atención— mis abuelos, mi abuela era hechizera y mi abuelo, vampiro. Tuvieron a mi madre y ella heredero esto de mi abuela. Después me tuvo a mí, apesar de que mi madre nació siendo vampiresa y mi padre lo era, yo nací siendo vampiresa pero adquirí esto. Sin embargo no logré llevarlo acabó a falta de experiencia y no tener los recursos. Hace siglos lo mantuve oculto, yo sabía que podía pero no sabía cómo hasta que llegué aquí y al leer éstos libros y tener la información correcta, logré aprender.

>Cuando estaba con Nohemí, sus padres querían que hiciera un hechizo para controlarla, pero no pude, por eso ellos tuvieron que encadenarla, ya lo sabés. Apesar de eso, ella siempre me trató como su amiga y hacer esto, se lo debo. Créeme que si hubiera otro hechizo, traería a esa otra humana de vuelta.

—No lo creo, ambas son distintas.

Lezy asiente.

—Por eso aprendí ésto, hacer una barrera, los sedantes, controlar a nuestro rey, controlar vampiros bajo un hechizo pero me falta mucho —Lezy toma entre sus manos un libro de portada negra por completo— De hecho encontré esto, es un libro muy importante y valioso —se lo entrega a Esteban, él enseguida lo toma y lo hojea— mientras buscaba entre estos libros lo encontré por un hechizo. Repetí las palabras y apareció un pequeño pasadizo. Ahí estaba el libro.

—Es demasiado antiguo, las páginas están desgastadas.

—Pero la información sigue intacta —Lezy se inclina un poco— no es un libro cualquiera —capta su atención— lo escribió un vampiro hace muchos siglos, Derek Valentains.

Esteban regresa la vista en el libro.

—¿Él escribió un diario? —ella asiente— ¿Por qué dejarlo aquí?

—No lo sé, pero supongo que lo dejó muy bien oculto hasta que lo encontré. Leí un poco, me quedé en la página 5 pero hay información muy valiosa rubio. Revisa la página 3.

Él acata su orden y con rapidez se detiene en dicha página y la comienza a leer en voz baja:

—Siempre fui el preferido de mis creadores, aunque eso conllevó a la envidia de mis propios hermanos. Sabía que con Salvatore y Vicens tendría problemas pero no tanto como pagar una traición. Ellos unirse con tal de ver mi destrucción. Siempre tuve la seguridad que toda la Corte Real no era de su agrado, más Víctor pero al tal punto de él volverse mi enemigo y mis hermanos olvidar lo que les hizo a nuestros creadores. Él no es de fiar y aunque haya eliminado a mis creadores, jamás lo olvidaré porque la palabra de un Valentains vale demasiado para no haber una venganza contra él...

—Sabemos la razón —lo interrumpe Lezy— llego a creer que escribió toda su eternidad mientras estaba aquí en el Castillo. Sabe mucho y hay información delicada ahí contra la Corte y sus hermanos.

Esteban cierra el libro y fija la vista en ella.

—No solo eliminaron a su amada, si realmente existe, se quiere vengar por la muerte de sus creadores y fue Víctor. —agrega Lezy.

—¿Por qué lo harían? Si ellos eran los vampiros líderes en esa época de este Castillo.

—Por lo que he leído, ellos se opusieron a la descision de Víctor y el resto de la Corte. Eliminar a su hijo, Derek. Ella se negaron aunque sabían que él sería muy fuerte. Después tuvieron a Salvatore y Vicens menos fuertes pero la Corte seguía con la misma desición.

—Y Víctor los eliminó sin importar que eran los líderes del Castillo.

—Por ende fue cuando le urgió eligir un nuevo rey entre los tres hermanos Valentains y de ahí lo que le hicieron a él.

—Vaya, tanto sucedió antes que naciera.

—Fue hace siglos rubio, por eso no pueden confiarse de la Corte o de Víctor y según ese vampiro dice que así es —Lezy hace una corta pausa— lo encontré hace días, no sabía que hacer. Al principio querías dárselo a Darren pero ante su estado, no creo que sea lo correcto.

—No es el mejor momento, yo prefiero que de esto nadie se entere. Me encargaré de leer todo ese libro y la información que tenga se la diré a Darren en cuanto sea el mejor momento.

Lezy asiente.

De pronto, en la entrada aparecen dos vampiresas.

—Esteban, te estabamos buscando. Necesitamos tu ayuda.

—Pues ya me encontraron —les responde él sin voltear y oculta el libro entre el resto— después vendré por él.

Dicho esto y se pone de pie. Se voltea viendo a Ashley y a Mía frente a él.

—¿En qué les puedo ayudar?

—Es Darren —inquiere Ashley— nos necesita.

Esteban se muestra serio y da un paso adelante.

—No podemos abandonarlo —emite Mía.

—Esteban, ya han pasado tres semanas desde la muerte de Aylin y él no a salido de esa habitación. No se a alimentado y no sabemos como está.

—Hay que darle tiempo —Esteban se cruza de brazos.

—Ya fue demasiado. Debemos ayudarlo, no podemos dejar que así siga o que vuelva a pasar lo que pasó en el pasado. Que Darren dure en alimentarse cuando serán peores las consecuencias —espeta Ashley— eres el único que puede ayudarlo. Queremos que entres y lo veas.

—¿Por qué yo?

—Eres su amigo, lo conoces mejor que nosotras.

—Teban, Darren te necesita.

Él niega.

—Han olvidado un detalle. Creo que ambas han olvidado lo que pasó cuando regresamos al Castillo y dos días después mi padre entró a verlo. Ese desgraciado lo atacó sin importarle nada con tal de sacarlo de su habitación, cuando se supone le tiene un cierto respeto por mi padre haber sido amigo de Estefan. —pausa— si eso hizo con mi padre, que esperan que hará conmigo.

Ashley gruñe y coloca sus manos en su cintura.

—¡Esteban, tienes que hacerlo! ¡Eres el único!

—¡Te equivocas bombón! —él baja sus manos— ¿Por qué soy el que siempre debe arriesgar su eternidad? También la mía es importante, tengo a quien cuidar. Cualquier puede entrar a verlo, es tú falso hermano, tu rey —señala a cada una— incluso criatura puede verlo.

—Ella no está lista para eso. Tú solo nos puedes ayudar con él.

Él niega y desvía la vista.

—Estan sus almas, el convertido, si los ataca no serán importantes sus malditas vidas.

—¡Esteban! —le gritan ambas al unísono.

Lezy niega y rodea la mesa.

—Oye, ¿por qué no quieres hacerlo? Él te ayudó con Nohemí. Siempre se han ayudado.

—Lo mejor será darle mas tiempo —inquiere Esteban sin verlas— que él decida cuando salir. La superación no es fácil, créanme.

—Teban, por favor.

—Danos una razón, ¿por qué actúas así o te mantienes al margen de esto?

Él gruñe y observa a cada una.

—Fue mi idea, mi estúpido plan que falló. Si pequeña no hubiera ido esto no estaría pasando ¿cómo me piden que vea al maldito de Darren después de eso?

—El plan funcionó, eliminaron a Victoria.

—Y no tengo que recordar quienes salieron afectadas, criatura y pequeña. La última peor.

Él las observa con seriedad.

—Esteban por favor, nos urge tu ayuda. Hazlo por Aylin, a ella le hubiera gustado que tú le ayudarás.

—No la uses para convencerme.

Ashley se encoge de hombros.

—¿Lo harás?

Esteban gruñe.

—Hare los sedantes ahora mismo —espeta Lezy sin él apartar la vista de Ashley.

—Que sea la última vez que hacen esto.

Con velocidad es el primero en marcharse. Ashley sonríe victoriosa.

—¿Funcionó?

—No hay que celebrar hasta ver los resultados Mía —le dice Ashley y enseguida ambas se marchan con la misma velocidad.

...

—Solo tienes que entrar, hacer que beba esta sangre y tal vez que hablé contigo.

Esteban escucha con atención sus indicaciones mientras sostiene en su mano una copa con sangre.

—Suena tan fácil —borra su sonrisa y se mantiene serio— les recuerdo es estamos hablando de Darren, será muy, muy difícil convencerlo. Además, no creo que lo haga hablar si todo se guarda. Lo conozco.

—Y solo por eso vas a entrar.

Esteban gruñe, Ashley lo empuja hasta él abrir la puerta con facilidad y entrar.

—¿Crees que fue una buena idea Ley?

—Él es el único que lo puede convencer de salir, ya que Aylin ya no está más aquí.

Ambas vampiresas se mantienen viendo la puerta esperando que su plan funcione.

Mientras tanto, ese rubio vampiro se adentra más a la habitación. La oscuridad sin ser un impedimento para seguir. Se detiene a unos cuantos pasos y fija su atención en la cama al no verlo por ningún lado de la habitación. Curva una sonrisa triste, aparta la vista y sigue avanzando. Al ver las puertas del balcón abiertas, sigue avanzando cada vez sintiendo su presencia cerca.

Esteban da un paso afuera logrando llegar al balcón, observa a los lados hasta encontrarlo en una esquina, Darren sentado con las piernas extendidas con la vista fija al frente sin ocultar su apariencia de vampiro.

—Dos vampiresas me obligaron a entrar y no se irán hasta que cumpla su petición. No pienso irme así que puedes intentar arrancarme la cabeza o quemarme con tu don. No me iré —avanza hasta él, se detiene a unos cuantos pasos y lo analiza— te ves mal, débil y muy sediente. La fuerza que tienes a disminuido. Fácil puedo vencerte.

Esteban medio sonríe sin embargo rápido borra su sonrisa.

—Necesitas esto —mueve la copa y la extiende en su dirección —Darren, no puedes negarte a ella, es sangre, tú favorita. La necesitas, desde que regresamos no te has alimentado. Acabar con Victoria te quitó fuerzas —espera su respuesta. Esteban se acerca la copa— de acuerdo, no hablaras, ya entendí. Sabes que no me gusta que me ignoren, me molesta demasiado —lo observa serio. Gruñe al no recibir una sola palabra o su atención— Darren, no seas un maldito desgraciado. Sabés bien que no me iré. —da un paso adelante— ¿Qué pretendes? Quedarte aquí hasta envejecer. De una forma de voy a convencer de salir de tu cueva. Te debes alimentar, lo necesitas o no creo que puedas soportar no beber sangre hasta prácticamente esfumarte.

Esteban desvía la vista, mientras piensa una manera. Hace una mueca y regresa la vista en él.

—Se lo que sientes, ambos perdimos a nuestra pequeña.

—No era nada tuyo.

Él medio sonríe al escucharlo.

—Corrijo, perdiste a tú humana. —hace una corta pausa— Darren bebe está sangre. Todos necesitan a su rey, tu hija te necesita. Debes ayudarla en su nueva eternidad. Sé que no es fácil, sería estúpido decirte que la superes cuando soy el peor ejemplo. No se puede, es tan difícil —Esteban se agacha hasta tomar asiento en el suelo marcando distancia con él— conozco lo que sientes y como en el pasado, ahora yo te ayudaré. —observa la copa mientras mueve el líquido carmesi— lo siento, tenías razón. Mi plan era demasiado arriesgado. No se disfruta la victoria de haber derrotado a nuestros enemigos si pequeña ya no existe, sin embargo aún sigues en la eternidad y tenemos a quién cuidar. Tú hija te necesita.

—Callate y vete —nota su tono molesto.

—Darren, hazlo por pequeña.

Él gira a verlo.

—No vuelvas a mencionarla. Simplemente lárgate Esteban.

Dicho esto y regresa la vista al frente.

—No, no me movere de aquí hasta no ver que te alimentes. Debes volver a ser ese vampiro fuerte que eras para controlar a tu hija ahora que más te necesita.

Darren gruñe, levanta su mano y sin verlo le arrebata la copa. Esteban sonríe satisfecho, sin embargo su sonrisa se esfuma al ver que él voltea la copa y la vacía en el suelo. Darren deja la copa en el suelo, estira su pálido y delgado brazo y con sus largas uñas se hace a él mismo una herida profunda donde la sangre comienza a brotar y cada gota cae en la copa.

—¿Qué tratas de hacer?

—Que sea la última vez que entras, beberé sangre o saldré cuando quiera hacerlo. —le responde y continúa por corto tiempo hasta tomar la copa, la herida en su brazo sana con lentitud— se encargan de Lizbeth.

Le entrega la copa a Esteban, él sin rechistar la toma.

—Sin presiones —emite y rápido se pone de pie. Le da una última mirada, ignora su estado y con velocidad se marcha de la habitación.

—¿Lo lograste? —le pregunta Ashley al verlo salir por esa puerta y cerrarla.

—No bebió ni una sola gota, se niega hacerlo porque es terco. No hay que presionarlo, se va a recuperar y volverá a ser el mismo maldito Darren de siempre. La buena noticia es que conseguí sangre para criatura.

Dicho esto y se marcha con velocidad dejando a esas dos vampiresas confundidas.

(...)

Esteban se detiene frente a la puerta, la abre con facilidad y carraspea al ver tal escena.

—Son el mejor ejemplo de un amor eterno —habla captando su atención. Enseguida Ana Liz deja de besarse con Owen y se pone de pie bajando su corto vestido color negro— no hagan esas demostraciones.

—Deberías tocar antes de abrir la maldita puerta. —le dice Owen molesto mientras se incorpora en la cama.

Esteban hace su mano puño y toca dos veces la puerta.

—Es importante convertido. —baja su mano y se adentra a la habitación— necesito hablar con criatura.

—Lo que me tengas que decir, Owen lo puede escuchar.

Ana Liz se cruza de brazos.

Esteban se detiene cerca de la cama y curva una media sonrisa.

—Te traje una sorpresa, es algo que te gustará.

Ana Liz lo ve fijamente.

—Sangre —sonrie dejando sus colmillos expuestos.

—Y especial de tu creador.

—¿Es la sangre de Darren? —pregunta Owen desde su lugar.

Él rubio vampiro asiente y se la entrega a Ana Liz que si dudar ella la toma.

—Disfrutala, es hora de que te alimentes.

—Que bueno porque estoy sedienta.

Ana Liz se voltea y acerca la copa en sus labios hasta probar y beber cada gota. Cierra los ojos mientras la saborea gustosa.

—Tiene el sedante ¿verdad? —le pregunta Owen en voz baja sin dejar de ver alerta a Ana Liz.

—Esta vez no lo apliqué. —Esteban recibe la atención de Owen— quiero ver los resultados. Que ella demuestre que se puede controlar.

Esteban sonríe con malicia y se cruza de brazos.

Ana Liz se termina la copa y abre sus ojos éstos completamente rojos, sus colmillos manchados de sangre al igual que sus labios y su barbilla.

—Es deliciosa —se voltea y le entrega la copa vacía a Owen— quiero más.

—Es la necesaria.

Ella ve con molestia a Esteban.

—Dije que quiero más.

Enseguida Owen se pone de pie.

—Liz, recuerda el control.

—Dejen de prohibirme.

—Demuestra que puedes contra esto —le dice Esteban seriamente.

Ella sonríe con malicia.

—La voy a conseguir y saben porque —ve a cada uno— porque voy a matarlo.

Con velocidad llega hasta la puerta, en el momento que está por salir es jalada por Esteban.

—No saldrás niña

—¡Sueltame, Darren debe pagar! ¡Mató a mí madre!

—¡Vez lo que causaste! —le grita Owen y con velocidad aparece frente a Ana Liz— cálmate.

—¡Apartarte!

Lo sujeta del cuello y con fuerza lo empuja a la esquina de la habitación hasta Owen aterrizar en el suelo. Rápido Esteban bloquea la salida.

—Eres más fuerte que ella. No puedes dejar que esa vampiresa que existe en ti, controle tu parte humana.

—Ya no soy humana y tú eres un obstáculo.

Repite la misma acción, al principio Esteban se defiende sin embargo llega el momento que se debilita y cae de rodillas al suelo. Ana Liz lo suelta,lo empuja con brusquedad y con velocidad se marcha hasta entrar nuevamente a esa habitación.

Rápido ella lo busca, llega al balcón y desesperada posa la vista alrededor sin verlo.

—¡Darren!

Gruñe y pestañea varias veces sin embargo el tono rojizo en sus ojos no desaparece. Avanza hasta detenerse en el barandal.

—No debiste venir.

Ana Liz sonríe y se voltea viéndolo de pie. Ella avanza lentamente hasta él, le muestra su mano, aquella que posee una estaca de madera que con facilidad y rapidez obtuvo durante el trayecto.

—Dejaste morir a mi madre.

—No te han podido controlar —le responde Darren ignorando aquello.

—Debes pagar, debes morir. Te hubiera preferido a ti que a ella.

—Intentalo Lizbeth.

Ella gruñe, con velocidad se acerca a él y le acerca la estaca en el pecho sin embargo, Darren es más rápido y sostiene su mano. Usando toda su poca fuerza que le queda, logra alejarla un poco.

Ana Liz sin darse por vencida, vuelve a intentarlo. Gruñe, aumenta su fuerza sin embargo Darren logra sostenerla del cuello sin su otra mano soltar la estaca y la hace retroceder hasta ambos llegar al barandal de balcón.

—Sueltala —le exige Darren entre dientes.

—¡Noo!

En este momento, Esteban aparece y con confusión observa tal escena.

—Vaya forma de demostrarse su aprecio, queriéndose matar entre ustedes.

Rápido intervine, con velocidad se acerca y aleja a Darren de ella. Enseguida se interpone entre ambos.

—Criatura no lo hagas, es tú creador.

—¡Debe morir!

Ella está por atacar a Esteban con la estaca cuando Darren es más rápido y lo empuja con brusquedad. Sujeta la mano de Ana Liz con fuerza, ella comienza a bajarla. Gruñe, entre abre su boca dejando sus colmillos expuestos y lo obliga a darse la vuelta. Darren retrocede, ella avanza sin ninguno soltar la estaca sin dejarse de ver a los ojos y sin él evitarlo, Ana Liz logra clavar la estaca en su abdomen causando un gruñido de su parte.

Enseguida ella es alejada de él, Esteban la rodea con sus manos mientras ella se queja.

Darren baja la vista, con esfuerzo se saca la punta de la estaca. Ignora el ardor, el dolor, la herida que no sana. Posa la vista en Ana Liz, voltea a ver el balcón y sin dudar, con esfuerzo, se sube al barandal hasta dejarse caer.

—¡Que me sueltes! —grita Ana Liz y logra liberarse. Con rapidez llega hasta el barandal y gruñe molesta— ¡Escapó!

Se da la vuelta y avanza esquivando a Esteban.

—¡Ya basta niña!

Corre con velocidad, él de igual forma hasta ella llegar al pasillo mientras lo busca desesperada.

De pronto, se queja, lleva sus manos a su cabeza y gruñe.

—No quiero hacerlo —baja sus manos y sonríe maliciosa— Darren debe morir.

Esta por avanzar cuando Owen se interpone en su camino.

—Lo siento Liz. —le inyecta el sedante en el cuello. Ella se queja, está por atacarlo cuando se debilita y cae al suelo entre sus brazos inconciente.

Esteban logra llegar y coloca sus manos en su cintura.

—Williams me dio el último sedante. —le dice Owen mientras acaricia el rostro de Ana Liz.

—Ya tenemos a criatura, ahora hay que salvar a Darren.

Sin ninguno darse cuenta de su presencia a unos cierta distancia. Darren se apoya de la pared, se queja y al ver a Ana Liz controlada, pierde el equilibrio, pierda sus fuerzas y cierra los ojos hasta caer en el suelo inconciente.

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—Hasta que despiertas —le dice Esteban al ver que abre los ojos éstos de ese tono carmesi. Ese rubio vampiro deja el libro en el suelo y se pone de pie— te he vigilado, te trajimos aquí después de encontrarte. Al principio decías incoherencias, que la extrañabas y no querías existir.

Darren comienza a incorporase en la cama.

—Te ha hecho costumbre descansar, pero descuida, vigile tu sueño. Curamos tu herida, te tuvimos que inyectar demasiada sangre al estar muy débil. —Darren se revisa la herida, levanta un poco su camisa notando aún la herida— ya está mejor pero te va a dejar cicatriz. Se irá si te alimentas como es debido.

Darren baja su camisa y gira a verlo.

—¿Y Lizbeth?

—En su habitación al cuidado del convertido y bombón. Ya está mejor, solo preguntó por ti.

—¿Cuánto tiempo?

—Duraste 15 horas inconciente —le responde Esteban mientras se cruza de brazos— no debí darle esa sangre a tu hija, no sin el sedante. Perdió el control, es obvio que te atacaría. —él observa la habitación— Aquí se extraña a pequeña, ella sabría manejar está situación y...

—Cierra la boca —Darren gruñe al intentar levantarse— mientras controlen a Lizbeth no importa lo que me pase.

Esteban está por hablar cuando Jonathan abre la puerta y entra a la habitación.

—Darren, me alegra que hayas despertado. Me enteré lo que pasó. —con velocidad se detienen cerca de la cama, aún lado de su hijo— hiciste bien en huir. Tú eras su único objetivo. Te dije que esto iba a pasar, no quiero recordarte nuestra conversación.

Esteban los observa con confusión.

—No pasó Williams y no pasará.

—¿De qué me perdí? ¿De qué hablan?

Ambos guardan silencio.

—Quiero y exijo saber.

—Es sobre la hija de Darren, hijo. Sabemos que ella es una híbrida por sus creadores ser dintintos. Ya le había dicho a Darren que esa niña sería problema si la convertia.

—No tuve opción Williams.

—Lo sé Darren pero debes aceptar las consecuencias. Ella te querrá destruir. Actuó igual. Ya sea por molestia o por esta situación de su madre, se dejó controlar. Su instinto al ser híbrida querrá matarte, no solo a ti, a cualquier vampiro purasangre que exista.

—Sobre eso, no lo creo. Nohemí era igual y nunca atacó...

—Con ella es diferente, es otra situacion hijo. Nohemi era vampiresa desde muy corta edad y esa niña apenas lleva semanas siéndolo.

—No debe aplicar en ella o si es el caso, debemos detenerla antes de que se de cuenta del poder que tiene y nos destruya a todos con facilidad. —espeta Esteban alterado.

—Eso no pasará, Lizbeth se podrá controlar —espeta Darren seriamente.

No obstante, en la puerta aparece una vampiresa.

—Darren, tenemos un problema. —espeta Ashley y se adentra a la habitación— es Ana Liz, no está en ninguna parte del Castillo. Ya la buscamos y no la encontramos. Creemos que se fue al mundo mortal.

—Debes ir por ella. —le dice el rubio vampiro.

—No volveré a ese maldito mundo mortal.

—Es tu hija Darren —le dice Ashley.

—Hazlo por pequeña— Esteban causa un gruñido y esa mirada fulminante de su parte— criatura te necesita. Es tu deber detenerla e ir por ella antes de que esta situacion se descontrole y también la pierdas.

++Doble actualización. Sigue leyendo++ 👉

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