Capítulo XXVI
CAPÍTULO RE-SUBIDO
El camino a su casa lo hicieron en silencio, la muchacha estaba triste por lo que había sucedido con Laura, porque sabía que estaba embarazada y porque tenía más que claro que jamás conocería a su hermanito o hermanita, no podría cuidarle ni menos abrazarle o besarle, Laura jamás se lo iba a permitir, mientras que Peter estaba preocupado por la noticia que le dio su padre cuando Sonia estaba buscando a Lily en el hospital: Joshua se había dado a la fuga de la cárcel y sus compañeros de celda le escucharon decir que se iba a vengar de «la perra que me encerró en esta pocilga».
—¿Lily? —Musitó el muchacho, rompiendo el silencio.
—Dime.
—Lily, imagina esto: yo graduado de la academia, yendo a Chicago para ponerme al tanto de la universidad, rento un departamento pequeño y te invito a vivir conmigo, ¿qué opinas?
La chica le dedicó una mirada sorprendida.
—¿Qué me parece? Una locura. —Respondió la aludida.
—¿Por? —Preguntó el muchacho, confundido.
—¡Porque lo es! —Espetó la castaña—. Vamos Peter, ¿no lo ves? Tu futuro está en Chicago y es perfecto, pero el mío no, ¿qué haría en esa ciudad?
—Mi amor, puedes estudiar allá, yo podría incluso ayudarte a pagar tus estudios con mi beca, también podrías buscar trabajo...
—No insistas Peter, mi respuesta siempre será no.
Llegaron a la casa del muchacho y la chica se bajó del automóvil dando un portazo, tomó sus cosas y entró a la casa hecha una furia, ni siquiera le respondió a Greg el saludo que le dio al verla llegar, y se fue hacia su habitación, frustrada, si había algo que ella no haría era aceptar que Peter cambiara las metas de su vida por ella.
—¿Qué hiciste ahora Peter?
Greg se sentó en el porche de la casa para poder hablar con su hijo.
—No hice nada papá, ¡en serio! Sólo que me enamoré de la chica más terca de todo Nebraska, y cuidado sino de todo el planeta.
El padre alzó una ceja con diversión —no trates de quitarme el título que me he ganado con tanto esfuerzo.
Ambos hombres se miraron unos instantes y luego rompieron a reír, al parecer el gusto por mujeres de carácter y tercas, era hereditario.
—No hijo, hablando en serio, ¿qué le dijiste?
—Le pedí que se viniera a vivir conmigo cuando me vaya a estudiar a Chicago.
—¡¿Qué?! —gritó el hombre— ¿enloqueciste muchacho? Ya veo porque Lily reaccionó como lo hizo, si quieres un consejo, no se lo digas a tú mamá, sino quieres quedar sin hijos.
—Pero papá...
—Pero nada hijo —le interrumpió el mayor— mira hijo, tú madre y yo aceptamos que te trajeras a la chica a vivir aquí, incluso accedimos a que, si ella lo desea, se quede viviendo aquí pero de allí, a aceptar que se vayan a vivir solos en Chicago, es un largo, largo trecho.
—Papá... tú mejor que nadie sabe porque lo hago, sabes que lo hago para proteger a Lily de las garras de Joshua.
—Hijo, mira, yo…
—Chicos, ¿Ya van a comer? —la madre de Peter salió al porche al ver que su esposo y su hijo estaban allí— ¿Y Lily? ¿Dónde está ella?
—Si mi amor, ya vamos a comer —Dijo Greg mientras entraba a la casa—. Lily y Peter se pelearon —susurró el hombre al oído de su esposa.
—Ah, okey —sonrió la mujer—. Voy a avisarle que ya vamos a cenar.
Peter se quedó mirando la escena y negando con la cabeza, sus padres a veces parecían un par de adolescentes.
—¿Lily? Sonia entro a la habitación de la chica y la encontró dormida.
—¿Lily? —Le acarició el brazo.
La chica se despertó, asustada por el contacto, y se arrinconó a la pared.
—Discúlpame, Sonia, yo…
—Está bien, está bien, te entiendo —Dijo Sonia con una sonrisa comprensiva, su hija también reaccionaba así en ocasiones—. Venía a avisarte que la comida esta lista.
—No tengo hambre Sonia…
—Lily —Le interrumpió la mujer—. Ayer tampoco quisiste comer nada en el hospital, no le dije nada a Peter para que no se preocupara, así que ven, tienes que comer.
La chica soltó un bufido pero terminó aceptando, al final de cuentas, no ganaría nada matándose del hambre, se recogió el cabello en una cola desordenada, se colocó una bata de dormir sobre su pijama, sus pantuflas de conejito y salió de la habitación precedida de Sonia que llevaba una sonrisita tonta dibujada en el rostro al ver el look que la novia de su hijo llevaba, esa chica en definitiva no iba para nada con la imagen de la chica ideal que su hijo parecía tener, al menos no se parecía a las otras dos o tres chicas con las que su hijo había salido.
—Perfecto —exclamó el padre del joven al ver que la chica venia bajando las escaleras—. Ahora sí, vamos a comer, muero de hambre.
Ambas mujeres sonrieron y negaron con la cabeza, comenzaron a servir la comida, y, cuando estuvo todo listo, se sentaron a la mesa, los mayores en ambas cabeceras de la mesa y los chicos uno frente al otro.
La cena estuvo bastante animada, Lily debía admitir que tenía mucho tiempo que no se sentía tan bien mientras cenaba, la última cena familiar normal que tuvo fue la cena del día anterior a la llegada de Joshua, después de eso, ese tipo de reuniones, quedó en el olvido.
Cuando Sonia estaba sirviendo el postre, a Peter se le escapo un eructo, Greg y Lily se doblaron de la risa mientras que la mayor le recriminaba con la mirada y el muchacho se sonrojaba.
—El año anterior, Peter se sentó en mi mesa durante toda una semana, y lo único que hizo fue eructar durante todo el almuerzo —dijo la chica, mientras reía— ¡Fue lo más asqueroso del mundo!
Greg estaba casi llorando de la risa, su hijo le decía que había una chica a la que le gustaba molestar en la escuela, jamás pensó que esa chica y Lily fueran la misma persona.
—No sé de qué se ríen —Dijo Sonia, malhumorada—, no le veo la gracia.
El hombre y la adolescente se quedaron en silencio y agacharon la mirada, imitando la pose que el castaño tenia hacia unos minutos.
—Y tu Peter, eres un grosero, más te vale que pidas disculpas.
—Lo siento —Se apresuró a decir el muchacho— lo siento tanto, tanto.
—Así está mejor —Dijo Sonia, sonriendo triunfante—. Nunca pensé que la chica a la que molestabas y Lily fueran la misma persona —Dijo Sonia con una risita, cambiando de tema.
—¿Les contabas a tus padres sobre mí, en los días en que me molestabas? —Pregunto Lily a su novio.
—Sí, lo hacía, yo…
—Nos decía que le gustaba hacerte enojar —Interrumpió Greg— nosotros le decíamos que iba a terminar enamorado de ti y él siempre lo negaba.
Ahora eran tres los que reían en la mesa, mientras que Peter solo se iba hundiendo más y más en su asiento, en esos momentos comenzaba a tragarse sus palabras.
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Pasaron los días y la relación de Peter y Lily, en lugar de mejorar, empeoraba, Lily se alejaba cada vez mas de su novio, no soportaba la idea de hacer algo como eso, pero sentía la necesidad de hacerlo, tenía que convencer a Peter de que terminará con ella, no quería que él se aferrara más a su relación y ser un lastre para su vida.
Lily se iba más temprano a la escuela, lo evitaba por los pasillos, comía en el patio en lugar de en la cafetería para no tener que verlo, el único momento en el que Peter y ella estaban juntos era la hora en la que ella le explicaba química en la habitación de la chica, y ni siquiera estaba allí del todo, ya que la mayor parte del tiempo, se la pasaba navegando en Internet con su celular y, sobre todo, charlando con Brandon.
Brandon y ella habían terminado su relación, al menos su noviazgo, pero el chico no tardó mucho en convencerla de que le dejara ser por lo menos su amigo, y ella, como necesitaba un escape de lo que estaba viviendo, aceptó encantada.
—No entiendo nada —dijo el chico soltando el cuaderno donde tenía sus apuntes— esto no tiene caso Lily, voy a reprobar.
La chica no le prestó atención, estaba muy distraída viendo unas fotos graciosas en las que su amigo la había etiquetado.
—¿Lily? ¿Me estas escuchando?
Se le quedó mirando y le quitó el teléfono celular de la mano.
— ¿Qué significa esto? ¿Brandon? Lily, ¿No se supone que él y tú ya habían terminado?
—¡Dame mi teléfono Peter! —gritó la adolescente.
Peter no le hizo caso, en su lugar reviso las últimas interacciones que la chica tenía en la red social y, para su sorpresa y enojo, todas y cada una de ellas habían sido con Brandon.
—¿En esto es que ocupas todo tu tiempo? ¿Por eso me evitas? —gruñó el chico, enojado y furioso— ¡Se supone que eres mi novia Lily!
—Dame eso Peter, por favor —Murmuró Lily en respuesta.
—Oh claro, por supuesto que te lo daré —dijo el chico entregándole el teléfono—, ¿sabes por qué te lo entrego? Porque esto no va más Lily, ¡terminamos!
Salió de la habitación dando un portazo y Lily se quedó de pie, viéndolo marchar, ella pensaba que no le importaría, pero se estaba engañando a sí misma, al escuchar el motor del automóvil de su novio, se asomó a la ventana y empezó a llorar, se había equivocado en grande, ella estaba aún más aferrada a esa relación que lo que Peter alguna vez estaría y lo había decepcionado, lo había engañado porque a pesar de que no sentía nada por Brandon, ella sabía que Peter no le creería si le decía que lo de ella y Brandon no tenía importancia, ahora si había echado todo a perder y no tenía forma de arreglarlo.
NOTA: la novela está disponible para su compra en físico en www.autoreseditores.com/ libro/4327/jessica-gonzalez/vida-en-linea.html
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