Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XXIX

CAPÍTULO RE-SUBIDO

Lily entró al consultorio de la lo doctora Thompson sola, Peter no quería que fuera de ese modo pero, después de la mirada suplicante de su novia, no pudo negarse.

—¿Y tú compañero? —Le preguntó la doctora a su paciente.

—Lo dejé afuera —respondió la adolescente mordiéndose el labio—, ¿debo ir a buscarlo?

—No cariño, tranquila. No le daré más vueltas, el resultado de la prueba es negativo.

—¿Y eso significa? —Preguntó la chica, confundida.

—Eso significa que no estás embarazada cariño.

La chica suspiró sintiendo el alivio recorrer su cuerpo.

—Igual cariño, te recetaré unas pastillas para que no vuelvas a pasar otro susto.

—No será necesario —dijo la chica, sonrojándose—. Lo que pasó con mi novio fue cosa de una sola ocasión...

—Oh cariño —exclamó la doctora con amabilidad—. Eres una joven mujer hermosa, tu novio es un chico atractivo, evidentemente van a haber otras ocasiones íntimas entre ustedes.

La chica sólo asintió y soltó un suspiro por lo bajo, aunque no quería aceptarlo, incluso desde antes de hacer el amor con Peter la primera vez, la tensión sexual entre ellos era ineludible, y después de estar juntos por vez primera, esa sensación solo se había incrementado.

—De acuerdo —resolvió a decir la chica, tomando la prescripción que la doctora le había entregado—. Supongo que ya puedo irme.

—Espera un minuto Lily, quiero hablarte de Laura.

La chica se removió incómoda en su asiento, sabía que eso pasaría, pero no quería que eso sucediera.

—¿Qué quiere decirme? —inquirió la chica con un tono de voz poco amable.

—No te preocupes Lily, no quiero molestarte ni pedirte que vuelvas a su lado, sabes que yo, además de la doctora de tú mamá, soy su amiga, y yo siempre supe que algo estaba mal con Joshua.

Lily se limitó a asentir.

—Tú mamá no está del todo bien cielo, el embarazo a su edad era una locura como yo se lo había dicho, y, para completar la escena, tú decisión de irte a vivir en la casa de tu novio, no le ha sentado nada bien.

Lily bajo la mirada, sintiendo la culpa recorrer cada parte de su ser.

—Seguro ella debió decirte que soy una inmoral.

La mujer se limitó a dejar que el silencio respondiera.

—Rebeca... yo... —comenzó la castaña.

—Tranquila Lily, no te voy a juzgar, aunque eso no quita el hecho de que debo aconsejarte.

—Dígame —dijo la chica.

—Lily, no es por incomodarte pero, si de verdad quieres estar con ese muchacho, debes analizar muy bien lo que harás, y eso incluye saber que, si bien tuviste suerte una vez, no siempre eso va a ocurrir, y, de otro error, pueden surgir consecuencias.

—Lo sé doctora Rebeca —respondió la aludida— lo sé y créame cuando le digo que no ocurrirá de nuevo, igual, mi relación con él tiene fecha de expiración —musitó con pesar—. Y, aunque él me dice que no existe tal cosa, yo estoy convencida de que eso es lo mejor, él está designado a ser alguien y yo... yo sólo tengo marcado en mi destino que nunca seré suficiente para él, además, Joshua está loco y, aunque esté encerrado, no creo que eso sea suficiente protección para mí y, en especial, para Peter...

—Espera hija, ¿no te dijeron?—Interrogó la mujer, con la preocupación a flor de piel— ¿no lo sabes?

—¿Qué cosa? —Preguntó la chica en respuesta.

—Joshua no está tras las rejas querida, él está suelto.

—¡¿Qué?! —Interrumpió la chica— ¿lo liberaron?

—Yo no diría eso —Masculló la mujer— él... él se escapó de la cárcel cariño.

Lily la miró aterrada, eso que le acababa de decir era horrible, ¡por el amor de Dios! ¡Greg y Peter debían saberlo! ¿Por qué no le dijeron nada?

—No te preocupes cariño —le reconfortó la mujer, levantándose de su asiento y abrazando a la adolescente temblorosa que estaba frente a ella— igual, lo están buscando y él se marchó fuera de la ciudad aparentemente, no hay de qué preocuparse.

—Está bien —musitó la castaña, poco convencida—. Creo que debo irme, Peter me espera.

—De acuerdo hija, si tienes alguna duda, no dudes en consultarme, ¿de acuerdo?

—Ajá —Asintió la chica— ¿Puedo pedirle un favor?

—Claro cariño.

—No le comentes a mi mamá que me viste, y mucho menos en qué circunstancias se dio nuestro encuentro, sé que ya no vivo con ella y que no debo rendirle cuentas, pero igual, me da vergüenza que se enteré de que Peter y yo tuvimos este tipo de... problemas —se aclaró la garganta.

—De acuerdo hija, entiendo —dijo la doctora reprimiendo una risa—. Cuídate.

—Gracias —murmuró la chica en respuesta.

Salió del consultorio de la ginecóloga y tuvo que morder su labio para no romper a reír o correr a besar a su novio al verlo caminando alrededor del pasillo, acariciando su cabello y mordiendo sus uñas, algo que sólo pasaba cuando estaba aterrado.

—Lily —corrió el adolescente a abrazar a su novia al notar su presencia— ¿Todo está bien? ¿Cómo estás? Te demoraste mucho, ¿te dijo algo?

Peter hablaba de manera acelerada, apenas respirando al pronunciar las palabras.

— Tranquilo bebé —besó sus labios— por los momentos, el único bebé del que tengo que cuidar por ahora, eres tú.

El chico le miró confundido y con un poco de algo que Lily sólo podía definir como decepción.

—¿Estás bien? —Preguntó la adolescente.

—Uhm, si cariño, ¿nos vamos?

Lily asintió y le dio un beso en las mejillas.

Los adolescentes caminaron tomados de la mano hacía el estacionamiento de la clínica, donde, para sorpresa de la joven, estaba el auto de Peter.

—Perdóname Peter —musitó la chica— no sabía que me había demorado tanto que hasta te dio tiempo de buscar tu auto.

—En realidad, si te demoraste bastante tiempo Lily, pero yo no busque el automóvil.

—¿Ah no? —Le interrumpió Lily.

—No, le pedí a uno de los chicos del equipo que me lo trajera.

Lily se le quedó mirando sorprendida y preocupada.

—¿Qué le dijiste? Supongo que te pidió explicaciones, ¿qué le dijiste?

—Tranquila princesa —dijo el chico apretando la nariz de su compañera—. Le dije que me sentí mal y que tú viniste a acompañarme.

—Okey —dijo la chica.

Caminaron hasta el auto del chico, se subieron y salieron de los predios del hospital, envueltos por un agradable silencio.

—¿No te castigaran por haber faltado hoy a clase? —Preguntó la chica, consciente de que la falta de ella no acarrearía demasiadas consecuencias puesto que no tenía labores pendientes.

—No, para nada —respondió el castaño con una sonrisa—. Recuerda que estás hablando con el mejor capitán del equipo de baloncesto que han tenido en la historia.

—Y el más humilde —ironizó Lily.

—Y el más hermoso —Alegó el muchacho con una sonrisa divertida.

—Si claro, como no —replicó la chica poniendo los ojos en blanco— creo firmemente que tendré que regalarte un par de anteojos.

—¿Me estás diciendo feo Lily? —preguntó el adolescente, fingiendo estar ofendido.

—Por supuesto —respondió la chica— eres feo, tus labios son muy grandes para tu cara, cuando te ríes, arrugas mucho los ojos y pareces un anciano y tu rostro al llorar, es toda una pena.

—¿Con que esas tenemos? —Gritó el chico—, tú tampoco eres bonita Lily.

—¿Ah sí? —Preguntó la chica.

—Sí, veras, tus ojos no son bonitos, no tienen un color establecido, tienes la estatura y las curvas de una pre adolescente y, de paso, ¡te huelen los pies!

La pareja se vio a los ojos por unos instantes, componiendo el semblante más serio que podían para luego estallar en risas.

—Oh... mi... Dios... —dijo la chica entre risas— echaba tanto de menos que me hicieras reír Peter.

—Y yo echaba de menos tú risa, Lily.

Lily suspiró en respuesta y le dio al chico un beso corto en los labios.

—¿Quieres ir a casa o a comer un helado?

La chica estaba incómoda, tenía tantas ganas contenidas de estar a solas con Peter, que la tensión sexual se hacía más intensa.

—El helado está bien —respondió la adolescente dando un respingo.

Peter se limitó a asentir y comenzó su camino hacía su heladería favorita, Sweet & Tasty, de acuerdo a lo que le contaron sus papás la primera vez que lo llevaron, esa fue la primera heladería en funcionar en la ciudad.

Mientras que la mente de Peter iba divagando en la historia de su heladería favorita, los pensamientos de Lily estaban enfocados en sus deseos poco castos para con su novio.

—¿Peter?

—Sí.

—¿Podrías detener el auto?

Estaban en medio de una vía alterna y poco concurrida que el chico había tomado para evitar el molesto congestionamiento.

—¿Qué ocurre amor? ¿Estás bien?

—Sólo detente Peter —replicó la chica con urgencia.

El chico se detuvo de prisa, conteniendo el aliento.

Lily miró hacia el frente unos instantes, meditando cuáles serían sus próximos pasos, luego posó sus ojos en Peter y, mandando a la basura lo que previamente planeó, se sentó a horcajadas sobre el regazo de su novio y comenzó a besarlo de forma lenta y sensual, dejando que su olfato se llenara del perfume del chico que la hacía enloquecer y saboreando con descaro cada rincón de la boca de su novio.

Las manos del muchacho se habían detenido a los costados, el movimiento de la chica lo había tomado por sorpresa. Al notarlo, Lily se separó un poco, pensando que tal vez a Peter no le gustó para nada lo que hizo, pero no pudo estar más equivocada; en cuanto ella se alejó, Peter coloco sus manos alrededor de las caderas de la chica, acercándola más a él si es que eso era posible, para luego marcar el ritmo de sus besos.

—¿Qué fue todo eso? —Preguntó el chico una vez que se habían separado para tomar aire.

—Sentía que me iba a morir si no te besaba —admitió la chica, sintiendo como el calor inundaba sus mejillas— ¿No te gustó?

La chica comenzó a recriminarse mentalmente, tal vez ahora el pasaría a verla como si de una ramera se tratará.

—Me encantó Lily —dijo el chico acariciando sus mejillas— ¿Por qué estas llorando? —Preguntó, notando como las esquinas de los ojos de la chica estaban amenazando con inundarse.

—Es que creó que ahora me vas a ver como una chica fácil —musitó la castaña en respuesta—. Lo siento Peter, no volverá a pasar.

—Nunca pensaría eso de ti princesa —dijo el chico besando la barbilla de su novia—. Me tienes hechizado Lily, y nunca podría verte de forma diferente a la chica hermosa que me hizo el ser más feliz de este planeta al aceptar quedarse conmigo, a pesar de todas las cosas oscuras que ha vivido ¿de acuerdo?

Lily se limitó a asentir en respuesta.

—Bien, ahora ¿Podrías bajar de mi regazo? —Preguntó el chico con picardía—. No te negaré que me encanta verte allí pero, si queremos llegar a la heladería, debo conducir, y para conducir, debo estar frente al volante, y para estar frente al volante, tú debes estar en el asiento del copiloto.

La chica se largó a reír ante la lógica de su novio para luego bajar de su regazo.

—Te quiero Peter —murmuró la chica entre risas.

—Y yo te amo Lily —replicó el aludido.

Terminaron el camino hacia el local de helados en quince minutos, el muchacho le preguntó a la chica si quería bajarse a tomar el helado allí o si prefería pedirlo para llevar y así disfrutarlo en casa, en compañía de una buena película, ante esa propuesta, la chica optó por la segunda opción.

********************

—Y bien ¿Qué película quieres ver?

La joven pareja ya estaba en casa, en la habitación del chico, con un buen tarro de helado de chocolate con sirope de frambuesa listo para ser disfrutado y estaban escogiendo la película que verían.

—Quiero ver Posdata te amo, ¿la tienes?

—Sí, pero no quiero verla Lily ¿no te das cuenta que es muy triste?

—Entonces quiero Dulce Noviembre, vamos esa es buena, y está Charlize Theron en ella —dijo la chica, asumiendo que al nombrar a esa actriz, el chico accedería.

—Ugh —dijo el chico con desagrado— ¡Esa es mil veces más triste que Posdata te amo Lily! Vamos, dime una película más alegre.

—Está bien —dijo la chica en respuesta, poniendo los ojos en blanco— ¡Veamos Shrek!

—¿Shrek? —Preguntó el chico con horror.

—Si Shrek, ¡Vamos! Me pediste una película alegre ¡Ahí la tienes!

—Si pero es que…

—Ya, ya entiendo —Interrumpió la chica—. Lo que pasa es que estas celoso del gato con botas porque es más lindo y con unos ojos más bonitos que los tuyos —alegó la chica, para molestar a su novio.

—¿Qué? —Preguntó el chico, fingiendo indignación—. Por favor Lily, ¡mis ojos son matadores!

—Si claro, como digas —murmuró la chica en respuesta— ¿Qué vamos a ver?

Peter entrecerró los ojos unos instantes, fingiendo que lo estaba pensando.

—Veamos Moulin Rouge, nunca la he visto pero la caratula dice que es un musical, debe estar bueno.

La castaña solo asintió, tratando en lo posible de no reír, Peter no había aceptado sus dos primeras propuestas por ser demasiado tristes ¿Y había escogido precisamente esa película? Se aprovecharía de eso.

Comenzaron a ver la película, de vez en cuando el chico tarareaba las canciones y ella solo se tapaba los oídos, fingiendo que le desagradaba la voz de su compañero. Justo cuando la película terminó, la chica se giró para ver a los ojos de su chico y este, estaba llorando.

—¿Por qué lloras Peter? Vamos era un musical.

—Muy triste por cierto ¿Cómo va a morir Satine? Ella y Christian debían estar juntos.

—Una queja habitual —respondió la chica reprimiendo una risita al ver a su novio tan afectado.

—¿Ya la habías visto, verdad? —Inquirió el chico, entrecerrando los ojos.

—Tal vez si, tal vez no —respondió la chica con picardía y sacándole la lengua.

Peter la miró de mala manera para luego abalanzarse sobre ella y hacerle cosquillas.

—Pa… pa… para Peter —tartamudeó la chica entre risas.

—¡No! —Chilló el chico en respuesta—. ¡Eres mala, me hiciste sufrir!

La chica comenzó a retorcerse debajo de su novio, sin sospechar el montón de sensaciones que ese simple movimiento produciría en los dos.

El chico dejo de hacerle cosquillas y comenzó a besarla, palpando cada una de las curvas femeninas de la chica, provocando que a la chica se le escaparan varios gemidos.

—Peter, Peter detente —Dijo la chica con la respiración acelerada— Por favor.

Peter se detuvo enseguida y la miró a los ojos.

—Lo siento cariño —Dijo él—. Es que…

—Shh —Dijo la chica colocando los dedos en sus labios—. Si te pido que te detengas no es porque no quiero que sigas.

—No entiendo —musitó el chico en respuesta.

Ya no podía ocultarlo más —pensó la castaña—. Tenía que decirlo.

—Si te pido que te detengas es porque no quiero aferrarme más a esto que tenemos Peter… Tengo que decírtelo… Me iré de aquí en dos meses.

—¿Qué? —Preguntó el castaño— ¿Cómo que te vas? ¿Para dónde? ¿Con quién? ¿Es con Brandon, verdad?

No pudo evitar preguntar eso último, los celos le estaban carcomiendo el corazón.

—¡Claro que no Peter! —Gritó la chica en respuesta, exasperada al notar el tono celoso de la voz de su novio—. Me iré a Ohio, a vivir con mis abuelos, ya está todo planeado, el mismo día de tu acto de graduación, ellos vendrán a buscarme.

—¿Por qué Lily? Mi amor, no me hagas esto, no nos hagas esto —suplicó—, ¡Vamos! Bien sabes que mis padres están muy felices en dejarte vivir acá con ellos, y, cuando me vaya a vivir a Chicago, ellos van a estar muy solos.

—Lo sé Peter —murmuró la chica, sintiendo como las lágrimas comenzaban a hacer su propia lucha para salir al exterior—. Y ese es principalmente el problema…

—No entiendo —Interrumpió el muchacho.

—El problema —dijo la chica reprimiendo un sollozo—. El problema es que no solo Sonia y Greg van a estar solos, yo también lo estaré, voy a estar muy sola sin ti Peter y, si volvemos a hacer el amor, algo que todo mí ser pide, esa soledad solo será peor y peor.

Rompió a llorar, no podía evitarlo más.

—Y con esto no te estoy pidiendo que te quedes Peter, solo te estoy pidiendo que me entiendas que, si me alejo de ti, si trato de mantener las distancias contigo, es para acostumbrarme a estar sin ti, y, si me voy a Ohio antes de que te vayas a Chicago es porque no poder soportar estar aquí, sabiendo que te iras y que probablemente me olvidarás porque, siendo honestos ¿Quién soy yo para pensar que te quedarás conmigo, que no te enamorarás de otra chica, estando en la universidad, tan lejos de mí?

—Eres el amor de mi vida —dijo Peter besando su cabello—. Eres la razón por la que me encanta el perfume de vainilla —dijo besando su coronilla—. Eres la mujer con los ojos más hermosos del mundo —dijo besando los parpados cerrados de su compañera—. Y, por sobre todo, eres la dueña de los labios más deliciosos del universo, Lily —dijo besando castamente los labios de su novia—. No hay universitaria en este mundo que me haga olvidarte Lily, no la hay ni la abra jamás.

—Igual, me iré Peter…

—Sí, lo sé —suspiró el chico con pesar—. Pero te iras sabiendo que soy tuyo y que tú eres mía, y que nunca habrá otro amor en mi vida que no sea el nuestro.

—Abrázame Peter —murmuró la chica—. Más allá de tener ganas de sentir tus caricias en mi piel —confesó sintiendo como se sonrojaba— lo que más extraño es dormir contigo ¿Me entiendes?

El chico le dedicó una mirada llena de ternura.

—Te entiendo Lily —coincidió el castaño—, y te entiendo porque yo también tengo ganas de dormir contigo Lily —dijo rodeándola con sus brazos—. Y también tengo demasiadas ganas de hacerte el amor —confesó—, pero no lo haremos hoy —centró sus ojos en los ojos de ella— tenemos más de setenta años juntos para hacerlo.

La chica acarició las mejillas de su novio.

—¿No me vas a pedir que no me vaya? —Preguntó Lily, dubitativa.

—No —respondió el muchacho— Y no te lo preguntaré porque yo quiero que lo hagas.

Lily alzó los ojos, sorprendida.

—Si Lily, yo también quiero que te vayas… porque si te quedas, si estás en el aeropuerto despidiéndome, no tendré fuerzas para irme a Chicago, y no quiero que te sientas culpable de hacer que me quede contigo.

—¿De verdad te quedarías por mí? —preguntó la castaña, sorprendida.

—Si —respondió el chico con firmeza—. Sin dudarlo ni un segundo.

—Qué bueno que me iré entonces —murmuró la chica acomodándose en el pecho de su compañero.

El chico no respondió nada, solo se quedó en silencio, esperando a que la chica se quedase dormida.

—Aun puedo arrepentirme Lily —le advirtió el chico a su dormida novia—. Aun puedo quedarme contigo princesa.

Unos minutos después él también se dejó llevar por el sueño, pensando en la estrategia que había estado pensando durante varios días para hacer que ella se quedará a su lado, tal vez no funcionaría, pero valía la pena intentarlo ¿No?

NOTA: la novela está disponible para su compra en físico en www.autoreseditores.com/ libro/4327/jessica-gonzalez/vida-en-linea.html

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro