Capitulo XIV
CAPÍTULO RE-SUBIDO
Narra Peter
Viendo a Lily dormir a mi lado mi mente comenzó a divagar a aquella mañana de septiembre de 2006, la primera vez que la vi.
—Hola, ¿está tú mamá?
—¿Para que la buscas? —contesté mirándola con desprecio.
—Vendo galletas de los Boy Scouts —dijo con una sonrisa imborrable.
—No gracias —respondí— no damos limosnas. —dije antes de tirarle la puerta en la cara.
Lily se quedó de pie unos instantes mirando la puerta, luego sacó un papel y un bolígrafo de su bolsa, garabateó algo, sacó unas galletas de la caja donde las llevaba, las envolvió en el papel donde había escrito, las dejó en la puerta y se marchó.
Luego de que ella se fuera, abrí la puerta para ver que había hecho la chica; había escrito en el papel: «Eres solo un niño, no deberías estar tan amargado, ¡sonríe! Todo va a estar bien».
Fue la primera vez desde la muerte de Gillian que volví a sonreír.
Lily se removió un poco en la cama para luego abrazarme pasando una pierna sobre mi cuerpo, como si de un mono araña se tratara. En cualquier otra chica eso hubiera sido una clara insinuación pero, en ella, era todo menos eso, y es que, a pesar de todo lo que había vivido; ella es la chica más inocente que conozco.
Justo cuando estaba tratando de quedarme dormido, Lily abrió los ojos de golpe y se apartó de mí tan bruscamente que cayó en el piso.
—¿Estás bien? —pregunté.
—¿Qué hacías abrazándome?
—Uhm... la que me estaba abrazando eras tú —dije con una sonrisa torcida.
En ese instante pude ver como se sonrojaba.
—¿Te ayudó? —dije extendiéndole una mano para ayudarla y cambiar el tema.
Ella me tomó la mano y se subió a la cama.
—Perdona, no sé en qué estaba pensando.
—Tranquila Lil, no hay problema.
Nos quedamos en silencio unos instantes, luego ella me abrazo escondiendo su cabeza en el hueco que quedaba entre mi cuello y mi hombro.
—Gracias por quedarte Peter. Y gracias por ser mi amigo en definitiva.
—¿Te recuerdas del día que te golpee con el balón, cuando estábamos en el patio de la escuela haciendo educación física?
—Sip —dijo ella con un toque de molestia en su voz— ¿Cómo voy a olvidarlo si me salió un chichón enorme en la cabeza?
—No fui yo quien lanzó la pelota Lil, fue Roger.
—¿Roger? ¿El ex capitán del equipo?
—Si... verás en el equipo acostumbraban a cada año escoger a una persona de la que burlarse y pues, ese año, tú fuiste la elegida.
—O sea... ¿tú nunca quisiste burlarte de mí?
—En parte si, en parte no... Verás, tú mejor que nadie sabe que yo quiero ser aceptado, que quiero encajar en el equipo... que soy...
—Un seguidor —me interrumpió ella.
—Exacto —sonreí— un seguidor.
—Y... ¿cómo has logrado que los chicos del equipo dejen de burlarse de mí? —Preguntó, sorprendida— ¿no les dijiste que somos novios o sí?
Me quedé en silencio unos segundos, en realidad no les dije que éramos novios, pero si dije que estaba interesado en ella, y los amenacé diciéndoles que, si no la respetaban, podían darse por expulsados del equipo.
—¡Peter! —chilló ella, golpeándome el hombro.
—¡Tranquila Lil! —dije antes de besarla en la frente— nunca diría algo así, no hasta que tú quieras que lo diga.
Ella me miró a los ojos, sonrojada, y luego apoyo su cabeza de nuevo en mi pecho.
—Creo que... estoy comenzando a enamorarme de ti —dijo finalmente—. Voy a tener que contárselo a Brandon, ¿no?
La vacilación en su voz era adorable.
—Hagamos algo —dije, sosteniendo su rostro para que pudiese verme— se lo dirás cuando estés segura, así ni tú tendrás que arrepentirte ni yo tendré que dudar de tus sentimientos, ¿te parece?
—Sip —dijo con una enorme sonrisa—. Igual, va a tener que ser pronto, tú te vas a estudiar a Chicago y yo... yo voy a mudarme a Ohio con mis abuelos.
—¿Cómo sabes que me voy a Chicago? —Pregunté sorprendido— y además, ¿cómo está eso de que te irás a Ohio?
Lily sonrió y me dio un beso en la mejilla.
—Peter, ciertamente no he ido nunca a verte jugar y debo advertirte que nunca me verás —me sacó la lengua—, pero, así como digo eso, también digo que los rumores de que hay un Scout del equipo de baloncesto de la universidad de Chicago que está interesado en reclutarte en sus filas en cuanto termines la preparatoria, son difíciles de ignorar, incluso para alguien con valonofobia.
—¿Valonofobia? —pregunté alzando una ceja.
—Sip, le tengo miedo a cualquier tipo de balón.
—Oh vaya que eres rara —dije riendo.
—¡No te burles que es algo serio! —dijo golpeándome el brazo.
—Okey, okey, ya no me rió —sonreí— y, ¿lo de Ohio?
—Mi mamá quiere enviarme a vivir allí —suspiró— verás, Joshua le hizo creer que yo había metido a dos chicos acá a la casa el día que trató de abusar de mí, y pues, ella le creyó y piensa que la forma de hacer que yo me comporte como una mujer decente es que me vaya a vivir con mis abuelos, ya que ellos son tan exigentes que de seguro pueden volver a encauzarme por el camino del bien. —Dijo haciendo una mueca.
—Parece que no te alegra la idea.
—No, no es eso es que... será un nuevo comienzo, ¿sabes?, y, a pesar de todo, a pesar de la vida de mierda que he vivido desde que Joshua entró a mi vida, a pesar de que tú y Am son mis únicos amigos y que se irán a estudiar lejos, voy a extrañar Nebraska.
—Siempre puedes volver Lil —dije.
—No lo sé —me respondió— No dejo nada atrás y además, yo siempre he dicho que, si me voy de aquí, no volveré.
—Te entiendo —Le di un beso en la frente— debe ser difícil la idea de volver a un lugar donde has vivido tantos momentos amargos.
—Exacto —bostezó— ¿tú no tienes sueño?
—Sí, de hecho en esas estaba cuando decidiste enloquecer por un abrazo —apreté sus mejillas.
—Lo siento —apartó su mirada.
—No te preocupes —dije— ahora sí, vamos a dormir, tengo mucho sueño.
—Está bien —Dijo— ¿te puedo abrazar? —preguntó con timidez.
—Pensé que no lo dirías —dije con una sonrisa, para luego moverme y darle espacio a Lily para que pudiese abrazarme con tranquilidad.
Desperté antes de que los rayos solares hicieran su aparición, no sabía ni cómo pude pasar toda la noche en casa de Lily sin haber sido descubierto por su madre o el pervertido de Joshua. Al recordarlo, también vino a mi mente el porqué estaba en ese lugar, estaba allí para decirle a Lily la verdad sobre Joshua y Gillian.
—Buenos días dormilón —dijo una voz cantarina, la voz de Lily, al otro extremo de la habitación—. Creo que ya es hora de irte.
— Buenos días Lil, ¿siempre despiertas tan temprano?
—No, solo lo hago después de haber dormido con un hombre guapo.
No sé qué cara puse, pero debió haber sido demasiado graciosa pues ella soltó una risita.
—No seas bobo —dijo— eres el primer chico que duerme conmigo... el primero que entra a mi habitación... el primero al que beso...
Me levanté de la cama, caminé para ponerme a su lado y la tomé de la cintura antes de comenzar a besarla, al principio con lentitud y suavidad, luego de forma más intensa, sus dedos enredándose en mi cabello y mi lengua explorando sin pudor cada rincón de su boca, ni siquiera nos separábamos para respirar... era un beso perfecto hasta el momento en que mis manos se decidieron a acariciar con avaricia cada milímetro de su espalda hasta posarse en su trasero.
—No —dijo ella apartándome, con lágrimas amenazando salir—. Peter, no vuelvas a hacer eso, te lo ruego.
La miré unos instantes para luego posar la vista en una de las hojas que habían regadas en el piso. —Lo siento Lil, no debí hacerlo.
Ella caminó hacia su cama, se sentó y luego me hizo señas para que hiciera lo mismo.
—Tengo que contarte algo, eres de hecho la primera persona a la que se la voy a contar —La miré confundido—. Solo te pido que no me interrumpas ni me juzgues, al menos hasta que termine, ¿de acuerdo?
—De acuerdo —Dije, sorprendido ante el tono de misterio con el que estaba hablando.
—Bien —suspiró— todo empezó hace poco más de un año.
—¿Qué cosa? Interrumpí.
Ella me dedicó una mirada recriminatoria —lo siento —dije levantando las manos en señal de disculpa.
—Bien —continuó— hace poco más de un año fui a casa de esta chica, Maggie, a hacer un proyecto escolar. —suspiró—. Cuando íbamos a terminar, el cielo se comenzó a llenar de nubes, ¿Creo que sabes que acá, cuando el cielo se pone nublado, significa que se viene una tormenta?
Me limité a asentir.
—Bueno… Yo me despedí de Maggie y le dije que nos veríamos luego, ella me pregunto si quería que llamara a un taxi, pero le dije que no, le mentí diciéndole que mamá trabajaba cerca —dijo con una sonrisa triste.
—¿Por qué hiciste eso? —pregunté— bien sabias que tu mamá no estaba cerca de ti.
—Sí , pero… Verás —dijo mirando el techo— en esa época, no teníamos mucho dinero, de hecho, no es que ahora tengamos demasiado, pero al menos tenemos más que en ese entonces, y pues, no tenía dinero para pagar el taxi y me dio pena pedirle prestado.
—Okey —dije tratando de asimilar lo que decía— ¿Qué sucedió después?
—Bien… Salí de casa de Maggie y caminé hacia la carretera, mentalmente me iba diciendo que, así como llegue a ese lugar pidiendo un aventón, asimismo regresaría a casa.
—Okey ¿Conseguiste que te trajeran?
—Sí y no —Volvió a suspirar—. Esperé durante varios minutos que pasara un auto, y, cuando por fin pasó, iba lleno, lo mismo pasó con varios autos más hasta que por fin una camioneta roja con vidrios polarizados se detuvo. Quien manejaba el auto era un chico joven, no mayor que nosotros, tal vez de unos diecinueve o veinte. Él me preguntó hacia donde iba y , cuando le dije la dirección, él me dijo que podía traerme, que le quedaba de camino, yo le respondí que no se preocupara, que estaba esperando a mi padre, pero en ese momento comenzó a llover realmente fuerte y no me quedo de otra que aceptar su ayuda.
Mis ojos se abrieron como platos, algo me decía que las cosas no irían bien.
—Cuando íbamos a mitad de camino, la lluvia había arreciado tanto que se había producido una tranca enorme en la carretera, entonces el chico rompió el silencio que nos acompañaba desde que subí al auto y me dijo que me sujetara, no entendí muy bien porque dijo eso, hasta que saco el auto de la carretera y empezamos a ir por la tierra. Yo le pregunte que sucedía y él dijo que estaba tomando un atajo y yo, como toda tonta, decidí creerle.
Lily comenzó a llorar ¡Oh mi Dios! Las cosas eran peor de lo que me imaginaba.
—Hubo un momento en que el, en lugar de cruzar hacia la derecha, lo hizo hacia la izquierda, entonces me di cuenta que había sido una idiota y comencé a gritar y a decir que se detuviera, él me ignoró por completo y fue allí cuando miré sus ojos… Ya no eran azules como pensé que eran, se habían oscurecido, y me miraban con lujuria.
De nuevo, solo sollozos salieron de ella.
—Cuando nos habíamos alejado bastante, el chico detuvo la camioneta y yo salí corriendo, pero no pude alejarme demasiado, él me atrapo, me lanzo al piso, desgarrando mi blusa en el proceso… Lo único que hacía era llorar y gritar pero sabía que era en vano, estábamos demasiado alejados, nadie me escucharía.
—Lily…
—Él se paró delante de mí y se comenzó a quitar el pantalón —sus sollozos ya la estaban haciendo temblar—. Yo miré a mi alrededor, tratando de encontrar algo con que defenderme y, como si Dios me hubiera escuchado, una roca lo suficientemente grande como para hacer daño se apareció a mi lado. La tomé y cuando se me lanzo encima, le di varios golpes con la roca hasta que quedó inconsciente. Me lo quité de mí encima como pude, le toque el pulso para comprobar que aún seguía vivo, más porque no quería ir a la cárcel que porque estuviera muerto, en realidad, y salí corriendo de allí.
—¿Qué hiciste después?
—Caminar, caminar y caminar… Lo único que quería era llegar a casa y darme una larga ducha ¿sabes? Olvidar todo lo ocurrido.
Acaricié su mejilla y ella me besó la mano, creo que no debo decir que sentí como si un ángel me hubiese besado.
—Cuando llegue, subí las escaleras y note con extrañeza que, la puerta de aquí, mi habitación, estaba abierta y con la luz encendida, yo misma me había asegurado de dejarla cerrada antes de salir…
Nos quedamos en silencio unos segundos, su mirada suplicaba que la hiciera callar.
—Nena —dije— si quieres, ya no me cuentes nada más…
—Tengo que hacerlo —dijo— si no lo hago, no podrás entenderme.
Acaricié su cabello y ella continuó.
—Cuando me acerque a la puerta, mi sorpresa fue inmensa cuando vi… A Joshua, con mi ropa interior sucia, la había sacado de la cesta y la había colocado sobre mi cama y… se estaba… tocando…
A medida que ella lo decía comencé a apretar mis puños ¡Santo Dios! ¡Ese malnacido, ese criminal, estaba masturbándose mientras veía la ropa interior de una chica que a pesar de tener 16 en la época en que eso sucedió, no aparentaba más de 14, según como yo recuerdo!
—¿Qué hiciste?
—Nada —sollozó— Me congelé, no supe que hacer, me sentía débil, a punto de desmayarme, y fue entonces cuando las llaves que tenía conmigo se me cayeron de mis manos, haciendo ruido cuando chocaron con el piso.
De nuevo rompió a llorar.
—Él se dio vuelta, me miró de pies a cabeza, escaneando mi camisa rota y mi cuerpo mojado por la lluvia, se acomodó la ropa y —volvió a mirar el techo—. Me tomó por el trasero, me cargó y me arrojó a la cama.
Mi primer instinto fue abrazarla fuerte, pero ella se separó de ese abrazo.
—Pensé que iba a abusar de mí, pero no, lo único que hizo fue tocarse por fuera del pantalón y me obligo a verlo mientras lo hacía, cuando ya estaba lo suficientemente ¿Empalmado? —preguntó, a lo que me limité a asentir, sin poder dar crédito a lo que estaba oyendo— él se dio vuelta y comenzó a salir de aquí, fue allí cuando me decidí a gritarle que se lo iba a decir a mami y entonces él se dio vuelta, me abofeteó fuerte hasta partirme el labio y me amenazó diciendo que me iría peor si le decía algo a mi mamá.
Mi mente voló hasta un día del año pasado, la primera vez que la llame punching bag, ella subió al autobús con la mirada perdida, sus ojos estaban rojos e hinchados, al igual que el resto de su rostro, ella levantó la cabeza levemente al ver que todos nos habíamos quedado en silencio y allí lo vi, un gran golpe en su labio, ella volvió a bajar la mirada y se sentó en su puesto habitual, en esa época ella aun no era amiga de Amy así que estaba sola, todos los chicos esperaron que se sentase para hablar de ella y fue allí cuando a mi mente se vino una frase que había escuchado antes, cuando Gillian iba a visitarnos a casa y llegaba con un nuevo moretón en la cara, con un nuevo golpe producido por su novio, por Joshua, y que ahora maldigo mil veces habérselas dirigido a ella «Parece un jodido saco de boxeo».
Todos los chicos comenzaron a reír ante el comentario y corearon punching bag, punching bag, punching bag hasta que ella se bajó del autobús y corrió hasta el primer cesto de basura que encontró y comenzó a vomitar.
—¿Piensas quedarte callado? —sollozó— ¿Acaso ya no soy tan perfecta para ti?
—No Lil, no es eso, al contrario —Dije tragando fuerte para que bajara el nudo que se había formado en mi garganta—. Yo soy quien no es adecuado para ti.
—¿Por qué dices eso? —me preguntó frunciendo el ceño, confundida.
—Lo digo… Lo digo porque recordé que, justo el día después de todo eso te pasara, el resto del equipo y en especial yo, comenzamos a decirte punching bag ¿lo recuerdas?
—Si te soy sincera, no —dijo con una sonrisa triste—. De todas las cosas malas que me pasaron, esa fue la menos mala de todas.
—Lo sé —dije— pero igual, tú no merecías pasar por eso, ya suficiente tenías con lo que habías vivido antes.
Ella me dio un beso en los labios y se acunó en mi pecho.
—Al menos tú te arrepentiste, no creo que los otros dos lo hayan hecho.
Comenzamos a escuchar ruidos en la habitación de al lado, ya Laura y Joshua se habían despertado.
—¡Tienes que irte! —Urgió Lily— si Joshua te ve aquí…
Callé sus labios con un beso, suave e intenso, duro y delicado, de la forma en que habíamos recién descubierto que se acoplaba tan bien a nosotros.
—Lil, ven conmigo —supliqué—. Vamos a casa, hablemos con mi padre, él sabrá que hacer.
Ella abrió los ojos como platos ante mi propuesta.
—No Peter, no, no puedo —se levantó de la cama y comenzó a lanzarme mi franela y mis zapatos que estaban tirados en el piso—. No puedo hacerlo.
Una llamarada de furia que no tengo la menor idea de dónde provino se apoderó de mí, por un instante deje de ver a Lily y vi a Gillian, esas fueron las últimas palabras que le dijo a mi madre la última vez que vino a vernos antes de que la asesinaran.
—¿Lo amas, verdad? —dije mirándole con desprecio.
—¿Qué dices? —preguntó con gesto contrariado.
—¡Lo amas! ¡Estas enamorada de Joshua, por eso no lo denuncias! —despotriqué— ¡De haber sabido, hace rato te hubiese tratado como una cualquiera, como te trata él ¿Cierto?! ¡¿Así es que te gusta ser tratada?!
Ella me miró, furiosa y me dio una bofetada, me observó de pies a cabeza con desdén y dijo —¡Lo sabía! ¡Fui una tonta! ¿Cómo pude confiar en ti? Tú eres igual a todos, solo estas allí para apuntar lo malo que haga, para señalar mis debilidades y hacerme sentir mal pero ¿Sabes? Esto se acaba aquí —dijo señalando el espacio vacío entre nosotros— ¡No quiero volver a verte en lo que me quede de jodida vida! ¿Te queda claro?
—Más que claro —respondí con frialdad—. Yo tampoco quiero volver a saber nada de ti.
Me acerqué a la ventana de su habitación y me fijé que había una escalera debajo, por lo visto, los nervios de la noche anterior no nos dejaron verla ni a ella ni a mí, saqué mi pierna por la ventana y, antes de irme, le dediqué una última mirada y le dije —te odio Lily, eres lo peor que me ha pasado en la vida.
Comencé a bajar las escaleras y a mis oídos llegaron los sollozos de Lily, como si fuera la banda sonora de nuestra separación… Habíamos roto todo lo que nos unía antes de comenzar, sin siquiera imaginar cuanto me arrepentiría por haber dicho eso.
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