Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo especial: Mi adicción

Muchas personas son adictas a las drogas, otras al sexo, otras a la comida... yo soy adicta a él.

Tal vez nadie me comprenda, ni yo misma lo hago muchasveces, pero es que no soy yo cuando lo tengo cerca.

Recuerdo cuando el padre de mi niña me dejó sola. Cuando murió, me sumí en la más profunda de las depresiones, me dolió demasiado su ausencia, y no, no fue un dolor emocional, me sentí llena de dolor físico. Tuve que ir con una terapeuta para que me ayudara a pasar por ese bache. Me diagnosticó como dependiente emocional y me aconsejó que me aferrara a mi Lily para olvidarlo poco a poco.

Lo primero que hice fue mudarme de casa. A pesar de que James, mi esposo me había dejado una herencia millonaria a mí y a mi niña, preferí renunciar a todo ello y, en su lugar, abandoné la casa y pedí ayuda a la municipalidad para que me permitiera vivir en una casa rodante mientras que yo lograba reunir dinero para comprarme mi propia casa.

No fue fácil, debo admitirlo. Saber que James me había dejado sola y con una chiquilla a la que cuidar y mantener me llenó de resentimiento en contra de ella. Hubo un par de ocasiones en que la castigué por alguna tontería que ella había cometido pero luego terminé arrepintiéndome, después de todo, ella era un regalo que Jamie me había dejado, ¿Cómo no amarla?

Las dos estuvimos juntas durante mucho tiempo, necesitando dinero pero llenándonos de amor y de complicidad. Muchas veces mi niña sufrió demasiado cuando en la escuela se burlaban de ella por ser pobre o por no tener padre pero eso fue algo que superamos, teníamos que hacerlo.

Pero un día todo cambió, el día que él apareció en mi vida.

Recuerdo como si fuera hoy ese momento.

Lily se había quedado en casa de una compañera haciendo una tarea así que no tuve que preocuparme en volver a casa cuando una de mis compañeras de trabajo me dijo que la cubriera pues iba a ir a la fiesta de cumpleaños sorpresa de su nieta. Todo en la noche transcurrió de manera normal hasta que, a eso de las doce de la medianoche y cuando ya me iba a dormir, sonó el timbre de la puerta de entrada, avisando la llegada de alguien.

Crucé los pasillos de la clínica, frustrada por ser la única persona que permanecía despierta. No me malinterpreten, me gustaba mi trabajo pero lidiar con personas adictas todo el día no era la labor más agradable del mundo.

En fin, cuando abrí la puerta, no pude dar crédito a lo que vieron mis ojos: el cuerpo de un hombre joven con evidentes signos de maltrato estaba recostado frente al umbral. En ese momento me di cuenta de lo horrible que es la humanidad, ¿Cómo pudieron maltratar a una persona de esa manera para luego abandonarla a su suerte?

Volví corriendo a la clínica y pedí ayuda para ingresar al malherido sujeto al interior. Una vez que ya estaba el hombre en la habitación, me dediqué a asearlo y curar sus heridas, rezando en silencio para que despertara, sentía que tenía toda la responsabilidad en la vida de ese sujeto.

Al despertar del día siguiente tuve que irme a casa a pesar de no querer hacerlo, no quería dejar a ese extraño solo. Tuve que pedirle a mi colega que lo revisara y que me avisará si algo ocurría.

Ese día, en casa, estaba distraída. Lily me contaba algo sobre un chico del equipo de baloncesto de su escuela pero no la escuché, estaba perdida en la escena del hombre malherido.

—Planeta Tierra llamando a mami, Planeta Tierra llamando a mami —bromeó mi hija sentándose en mi regazo.

—Disculpa, mi amor —susurré, sintiéndome extrañamente avergonzada— ¿me contabas algo?

—Nada importante, mami —afirmó ella—. ¿Sucede algo?

—No, hija, para nada —dije, tratando de quitarle tierra al asunto—, ¿por qué lo preguntas?

—No, por nada, es solo que te he estado hablando como loca y tú nada que me contestas, ¿te puedo ayudar en algo?

Mi Lily siempre fue así conmigo, a pesar de que todo el tiempo sus profesores me llamaban, preocupados porque ella se mostraba distante y poco colaboradora, conmigo siempre fue una chica dulce y cariñosa. Supongo que, al no tener a nadie más a nuestro alrededor, ella sentía que era su responsabilidad mi bienestar.

—No es nada, cielo —dije, besando su frente— es solo que estoy preocupada por un paciente que ingresó anoche a la clínica.

—Ya veo —musitó ella— ¿quiere s ir a quedarte con él esta noche? Sé que tienes el día libre y que habíamos quedado en que me enseñarías la receta de tus galletas de chocolate, pero si es tan importante que estés en la clínica, no me opondré a ello.

La miré, sorprendida ante sus palabras.

—¿No pensarás meter a un novio aquí en la casa, verdad?

—¡Para nada! —afirmó de manera categórica—. Mami, debes saberlo, todos los chicos de mi escuela, son unos fracasados. Jamás me interesaría en alguno de ellos...

—¿Ni siquiera en el capitán del equipo de baloncesto? —dije, pinchándola—. Lo he visto en los reportajes que salen en el periódico local sobre el equipo y no se ve nada mal...

—¡Ugh! —dijo mi hija, haciendo gestos de que lo que le había dicho le había revuelto el estómago—. Ni en un millón de años pondría mis ojos en un perdedor como Peter Wallace, mamá.

Solté una risotada, mi hija siempre había sido así con ese chico y en parte la entendía, después de todo él siempre se había burlado de ella pero de todos modos, algo me decía que entre ese par iba a ocurrir algo, después de todo, tanto odio no puede ser casual.

—Igual, mami —continuó mi hija— si te digo que vayas a visitar a ese paciente es porque no me gusta verte tan angustiada y, si verle te llenará de calma, no tengo problemas en darte permiso para que vayas.

—¿Darme permiso? —pregunté, enarcando una ceja.

—Ajá —replicó ella con una sonrisita burlona en sus labios.

Comenzamos a perseguirnos por toda la casa entonces, haciéndonos cosquillas y muecas graciosas. Así era nuestra relación; mas que madre e hija, éramos mejores amigas y eso me agradaba. Unas horas después y aceptando la sugerencia de Lily, estaba en la clínica, tomándole la mano al paciente, rezando para que se produjera el milagro de verlo despertar.

No sé cuánto tiempo estuve allí ni en qué momento me quedé dormida, solo sé que abrí mis ojos cuando sentí una fuerte mano apretando la mía mientras salían leves quejidos de sus labios.

—Uhm... hola —musité, sintiéndome nerviosa de repente al percatarme de que el paciente estaba mirando con fijeza nuestras manos entrelazadas—. Voy a llamar al doctor, ya vuelvo.

El paciente se irguió lo más que pudo y me tomó del codo, haciendo que me detuviera al instante.

—¿Quién eres?, ¿Dónde estoy?

Por un momento me sentí tentada a decirle que era su pareja, solo para ver su reacción pero en cambio dije: —Soy Laura, tu enfermera. Estas en el Centro de rehabilitación Luminance.

Al escuchar esa respuesta, el sujeto frunció el ceño ligeramente y luego me miró con gesto de entendimiento.

—Comprendo.

—Uhm... voy a ir a llamar al doctor —dije, mirándole a los ojos y luego a su mano posicionada en mi brazo.

—Oh, claro, disculpa —espetó, soltando mi brazo— gracias por todo, Laura.

—De nada, señor —contesté.

—Joshua —soltó, mirándome a los ojos—. Me llamo Joshua.

A partir de ese instante, mi mundo comenzó a girar alrededor de él.

Dejé de tomar días libres, en su lugar me la pasaba haciéndole compañía a ese hombre misterioso. Joshua no hablaba con mucha gente y cada vez que le preguntaban sobre su pasado se encerraba aún más, comprendí entonces que debió tener una vida demasiado dura, después de todo, el estado en que lo encontré cuando lo vi la primera vez no era el de una persona con una existencia agradable.

Pasaron los meses y, a pesar de que para ese entonces yo le dedicaba a Joshua más tiempo que el que le dedicaba a Lily él no daba señales de corresponderme ni un poco hasta que un día eso cambió.

Fui a pedirle a mi jefe permiso para que Joshua nos acompañara a Lily y a mí a una excursión por la universidad estatal para ver si mi niña se animaba a inscribirse allí. Justo cuando salí de la oficina del director de la clínica los encontré a Lily y a Joshua hablando en el jardín del hospital y eso hizo que mi corazón se llenara de alegría unos instantes, verlos a ellos cerca, conversando, me hizo convencer de que no estaba equivocada: Joshua era la perfecta figura paterna para mi hija.

La excursión familiar salió mejor de lo esperado, a pesar de la actitud pedante que Lily había decidido mostrar durante todo el día, Joshua se mostró decididamente interesado en Lily, queriendo saber todo de ella, preguntándome un montón de cosas, dándome un par de halagos por la maravillosa joven que había criado yo sola, en fin, mostrándose interesado por mi y por mi pequeña familia.

Un mes después le dieron el alta en la clínica y sucedió lo que era más predecible: Joshua se mudó a nuestra casa con Lily y conmigo, siendo ese el momento en que mi relación con Lily se vino en picada.

Lily siempre se mostró recelosa ante la presencia de Joshua; ella me apoyaba en todo pero no podía aceptar que yo me enamorase de alguien con tantos problemas como él, en su opinión, yo merecía algo mejor.

Todo comenzó una noche en que Lily me pidió permiso para quedarse en casa de una compañera del colegio. Normalmente yo le daba permiso pero Joshua dijo algo que me hizo cambiar de opinión «estoy convencido de que Lily se va a escapar con un muchacho» yo alegué diciéndole que eso era imposible, ya que Lily nunca haría algo así, y el terminó de implantarme la duda diciéndome «yo que tú, no confiaría tanto en ella». Desde ese momento, comencé a dudar de mi hija, después de todo, ¿qué motivos tendría Joshua para mentirme?

Unos meses después de que Joshua se mudara a mi casa fue cuando las cosas se tornaron más extrañas. Lily siempre acusaba a Joshua de que se la quedaba mirando de forma extraña y que la hacía sentir incómoda mientras que Joshua alegaba que Lily decía eso para que yo no descubriera que estaba saliendo con muchachos a escondidas, yo no sabía a quién creerle pero decidí hacerle caso a Joshua pues a mí me resultaba demasiado obvio que ella decía todo eso para que me separara de él y no iba a complacerla.

Una noche, cuando llegaba del trabajo, escuché gritos que provenían de la habitación de mi hija y subí corriendo las escaleras para ver de qué se trataba. La escena que me encontré no podía resultarme más estremecedora: Lily, sentada en el piso mientras se acariciaba la mejilla y Joshua con el puño en alto, a punto de golpearla de nuevo.

Al verme, Lily se levantó a toda prisa y corrió a abrazarme, llorando y balbuceando cosas que no alcanzaba a comprender.

—¿Qué fue lo que pasó? —le pregunté a Joshua, tratando de encontrar una explicación.

—Tu hija estaba encerrada en su habitación con un muchacho, de no haber llegado, sabrá Dios que hubieran hecho...

—¡Mentira! —gritó Lily—. Mami, yo estaba encerrada en mi cuarto, es verdad, pero esa no era la razón...

—¿Ah sí? —la retó Joshua—. Dile, dile a tu madre porque estabas escondida, creo que le gustaría mucho saberlo, anda, díselo.

Lily nos miró a Joshua y a mí alternativamente por unos instantes, en su mirada había desesperación, rencor y miedo, luego se encogió de hombros y se encerró en su habitación.

Luego de ese evento, los maltratos de parte de Joshua hacia Lily fueron en aumento, aunque una parte de mi me decía que debía detener esa situación sentía que no podía hacerlo, me aferré tanto a mi relación con él que no podía imaginarme un futuro sin Joshua a mi lado.

Cuando Lily inició su relación con Peter me sentí secretamente aliviada, ya para ese momento Joshua me había convencido por completo acerca de la doble vida de Lily mientras que ella no dejaba de acusar a Joshua sobre un supuesto abuso. Y digo supuesto porque Joshua me decía que todo era falso, que todo lo que Lily hacía era para separarme de él.

Lily comenzó a pasar más tiempo en casa de los Wallace que en la mía y eso me dolía pero no podía mostrarlo, no porque no quisiera sino porque Joshua me hizo ver que, si le mostraba a Lily lo mal que me sentía por su abandono, ella usaría esa información para su beneficio y acabaría manipulándome para que le pusiera punto y final a nuestra relación.

El día en que encontraron a Lily maltratada y a punto de morir en aquel descampado fuera de la ciudad, fue el peor día de mi vida. La noche anterior Joshua me había reñido cuando le conté que permití que Lily se quedara a pasar la noche en casa de Peter; me dijo que era una inútil, que probablemente ese joven se metería entre las piernas de mi hija esa misma noche, que probablemente después de coger se burlarían de «la tonta de Laura».

Esa noche fue la primera en que puse a mi hija primero que nada y le ordené que se callara, que dejara de insultar a mi pequeña. A la mañana siguiente me encontré con una nota en el buró de la sala. En ella Joshua me decía que no podíamos seguir viviendo juntos. Esa noticia me destruyó tanto que, cuando me llamaron de la escuela para avisarme que Lily había sido expulsada, le contesté a la directora Ziegler diciéndole que, si de verdad Lily se había tomado esas fotografías, para mi estaba muerta... por eso, enterarme de que de hecho estuvo a punto de morir en manos desconocidas, me hizo sentir como la peor madre del mundo.

Y luego supe que de verdad, lo era...

El día que encontré a mi hija aterrada y avergonzada después de tener relaciones con Peter mi mente dejó de funcionar de manera normal. Todas las cosas que Joshua me había contado sobre la vida sexual de mi hija se me vinieron como una tormenta a mi mente, destruyéndola y generándome una enorme explosión de ira que solo fue disminuida cuando Peter me hizo ver la sabana azul de la cama de mi niña. Allí, una pequeña mancha de sangre me demostró que Lily acababa de tener su primera vez con aquel muchacho. Ni siquiera tuve oportunidad de disculparme con ella y de pedirle una explicación de manera civilizada pues Joshua irrumpió en la habitación, insultándola y golpeándolos a ella y a su novio.

Por eso no me sorprendió cuando Lily decidió abandonar la casa para irse a vivir de manera definitiva con la familia Wallace.

Joshua me dijo que no me preocupara, que solo era un acto de rebeldía de mi hija, que pronto volvería pidiéndonos perdón...

Y yo decidí creerle...

Decidí creerle del mismo modo en que le creí que las veces que decía entre gemidos el nombre de Lily mientras teníamos relaciones era porque esa niña no dejaba de incordiarlo, que su nombre se le venía a la mente pues el último pensamiento que había tenido antes de que nos acostáramos era el de alguna discusión que había mantenido con ella antes.

Decidí creerle porque, una vez que decidí que quería pasar el resto de mi vida a su lado, él pasó a ser mi única prioridad.

Decidí creerle porque no podía soportar pasar un minuto sin Joshua a mi lado.

Decidí creerle porque me dediqué a nuestra relación de manera exclusiva, hasta el punto de que la presencia de Lily dejó de ser algo maravilloso para convertirse en una molestia constante.

Decidí creerle porque Joshua se convirtió en lo único valioso de mi vida.

Decidí creerle y obedécele sobre sus regaños hacia mi hija pues creía que él estaba en lo correcto.

Decidí creerle pues varias veces me amenazó con abandonarme si no lo hacía, y esa simple idea me aterraba.

Decidí creerle porque, la única ocasión en que me decidí a enviarlo a la cárcel por los golpes que le dio a Lily y a Peter, sentí un enorme malestar en todo el cuerpo, aun peor que el que sentí cuando el padre de Lily falleció.

Decidí creerle porque Joshua seguía el mismo patrón que tuve en mis relaciones anteriores: era un hombre conflictivo, con muchos problemas y con un halo de vulnerabilidad que me atraían como polillas a la luz. Cuando comencé mi relación con Jamie, sabía que no duraría mucho tiempo porque estaba enfermo de cáncer y mi primer novio era el chico malo que creí que podía arreglar.

Decidí creerle porque tenía miedo a estar sola.

Decidí creerle porque olvidé por completo el consejo de mi terapeuta de aferrarme a mi hija para olvidar a Jamie y, en su lugar, me aferré completamente a Joshua.

Decidí creerle porque Joshua era mi adicción.

CAPÍTULO ESPECIAL PUBLICADO

Hola Readers, ¿Cómo han estado? Yo vine a dejarles este capítulo especial narrado por Laura, para que pudieran entrar a su cabeza y pudieran tratar de visualizar las cosas desde su punto de vista.

Sé que es difícil sentir algún tipo de conexión que tenga un pensamiento como el de ella pero déjenme decirles algo, hay muchas personas que, en menor o mayor grado, se comportan de manera similar a como ella lo hace.

Para ubicarse mejor dentro de la trama, deben ubicar este capítulo en los momentos después de que Lily se mudara a casa de Peter y antes de que los padres de Laura fueran asesinados.

Bueno, eso es todo por mi parte, en un próximo apartado publicaré los agradecimientos y con eso daré por finalizada la historia.

Les quiero mucho,

Jessica.

P.S. En multimedia, fotografía de Laura y en vinculo externo un enlace acerca de la dependencia emocional para que puedan leerlo en caso de que quieran más información sobre la situación de Laura.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro