Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9. Mistaken identity.

Hi~ Se los subo temprano hoy, es un capítulo que si bien, clasifica como de transición a diferencia del de mañana por ejemplo, toca temas que son muy importantes y creo que tendrán su impacto tanto en los personajes como en ustedes en un buen sentido. Eso, mil gracias por leer.

Espero que les guste.

Ash quiere darle la mano a Eiji.

Sí.

Comprende que es incluso ridículo preocuparse de semejante banalidad y más considerando que en prisión hasta se atrevió a robarle un beso y a darle un agarrón para mantener la farsa no obstante el Ash de aquel entonces no amaba a Eiji. Este sí. Ama a Eiji. Es una realidad concreta tal como las flores prosperan en primavera o las hojas caen en otoño. Ama a Eiji Okumura.

Le da risa, ni siquiera se supone que debía conocer al chico en primer lugar, rechazó la solicitud de la entrevista y sin embargo se las arregló para deslumbrarlo con sus grandes ojos repletos de bondad sobresaliendo en ese bar de mala muerte, pidiéndole sostener su arma como si no fuera gran cosa, alzándose en el desteñido cielo de la ciudad en una declaración inquebrantable por la libertad con una determinación irrompible y una ferocidad elegante que se grabó desde sus pupilas a su corazón para siempre, fue extraño, esperó nunca volverlo a ver. Pero Eiji robó un coche de policía por Ash a pesar de ser desconocidos, escaparon por las alcantarillas de Manhattan, utilizó un arma para hacer de distracción aún sin saberla usar, recibió un disparo por Aslan y lo hizo soñar con ir juntos a Japón. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Porque Eiji también lo ama, ha sido obvio del inicio, se corresponden.

Ash ama a Eiji.

Eiji lo ama.

Pero todavía no entiende de qué forma se aman, si bien, Eiji es gay eso no significa que le atraiga de manera sexual o romántica, de hecho, Eiji nunca ha intentado propasarse con él y eso es raro porque las personas que se encuentran atraídas usualmente toman y ya. Van al grano. Eiji no. Cuando recién se conocieron Ash quería confirmar ese temor, en el fondo deseaba que Eiji lo abusara y corroborara la creencia negativista de que únicamente servía para chupar pollas o matar. Nunca lo hizo. Entonces Ash realmente no es capaz de leer si existe atracción de piel a piel. Otro punto es su propio concepto del amor, qué risa, lo más cercano que tuvo fueron las palabras de Dino.

«Te amo» es una excusa barata para compensar el daño que le hicieron, los clientes tendían a repetir mucho esas dos palabras. Te amo. Te amo y por eso te lastimo. Amo cómo me succionas y te rompes.

Y aun así...

Ama a Eiji.

El mundo sigue girando, las estaciones cambian, los días pasan y ya nada ha cambiado en su relación.

Pero Ash quiere que cambie o al menos, entender si eso quiere.

Así que su misión de hoy es darle la mano y ver cómo se sienten, no porque la terapeuta haya tenido razón sobre que lo más inteligente sería hacer exposición progresiva, obviamente Ash lo sabía gracias a su IQ superior, no le dará el crédito a una charlatana, él se puede terapiar a sí mismo.

—¿Realmente tenemos que ir a Chinatown? —La voz de Eiji lo saca de esa batalla interna para traerlo de regreso a la conversación y al objetivo de la salida: coger su mano—. No creo que sea necesario.

—Sí, Shorter no ha dejado de lloriquearme por mensaje con stickers de lobo acerca de lo traicionado que se siente porque hemos hecho nuestra vida de casados y bla, bla, bla.

—¿Stickers de...? —El nipón parpadea, atónito—. No quiero preguntar.

—Es mejor que no lo hagas. —Si bien, uno de sus objetivos es tantear su vida marital el otro es juntar de regreso a su mejor amigo y a Eiji, es evidente la incomodidad e incluso palpable—. No has hablado con él desde que se recuperó totalmente, ¿pasa algo entre ustedes?

—No.

—Eiji.

—No he ido a Chinatown. —Escamotea—. He estado demasiado ocupado.

—Pasas días enteros con Sing.

—Porque a diferencia de otras personas... —La tos fingida y el entrecejo tenso son una indirecta para Ash que prefiere ignorar deliberadamente—. Él me respeta y cree que soy genial.

—Yo creo que eres genial.

—Ajá. —Eiji alza una ceja, bastardo desconfiado.

—Digo, si tu concepto de genialidad se resume en suéteres horrendos, libros de mal gusto, un acento de plaza sésamo, comida que podría matar a un pueblo entero por su olor, ataques de señora cuando se trata de limpieza, chismes de ama de casa y fotografías poco favorecedoras a pandilleros grotescos teniendo al hombre más atractivo en la faz de la tierra como esposo, entonces sí eres bastante genial.

—Ash. —Le advierte—. Los chicos no son feos, son bonitos.

—Son tan feos que los niños lloran cuando los ven.

—¡Oye! —Y claro que patea el piso, es tan maduro de su parte.

—Si te casaste con un modelo deberías hacer buen uso de mi cara, no desperdiciar tu talento con el dúo más feo que existe sobre la tierra. —Sin embargo, su sonrisa cesa y sus pupilas se nublan por un manto de tristeza.

—No creo que sea talento. —Eiji baja la cabeza, sus ojos se cristalizan al clavarse en el piso y es como si estuviera contando hebra por hebra del pasto con tal de distraer su cerebro, están atravesando un parque familiar y aunque el mundo es ruidoso lo único que Ash puede oír es ese menosprecio diluido en su acento cantarín—. Me gusta la fotografía y más de lo que esperaba, luego de la lesión me cerré a que me volviera a apasionar algo, pero realmente amo la fotografía, me gusta, me hace sentir libre.

—Eso es bueno ¿verdad? —Su voz es suave y baja, no quiere espantarlo ahora que se está mostrando más vulnerable.

—No soy bueno en eso, Ibe-san tiene talento genuino y se esfuerza además, él logra transmitir cosas increíbles que yo jamás podría, nunca estaré a su nivel.

—Es cierto. —Ash frena los pasos—. No eres Ibe. —Eiji se detiene quedando enfrente, no levanta su mirada completamente todavía, está bien, no necesita que lo haga—. Posees un estilo diferente, uno que solo te pertenece a ti, cuando sacas fotografías es ver el mundo a través de tus ojos e incluso en las situaciones más decadentes o con las personas más perdidas logras encontrar belleza.

—Lo dices por decir.

—Lo digo porque lo pienso. —Sus yemas se deslizan lentamente bajo el mentón del nipón—. Puedes preguntarle a los chicos si te cuesta creerme pero te dirán lo mismo, eres increíble.

—Ash. —Las mejillas de Eiji se encienden con un adorable carmesí, adora que su inocencia se aprecie hasta en estas ínfimas muestras de afecto—. Gracias.

—Lo digo con sinceridad.

—¿Crees que tenga futuro en la mención de fotografía?

—Por eso hemos estado viendo becas en la universidad ¿no? —Eiji sonríe y hace estrellas con aquella sonrisa.

—Sí. —El ambiente es suave y aterciopelado, la brisa remueve sus cabellos junto con las hojas caídas, la sensación es de obra de arte o de poema tal vez—. Eres imposible de contradecir ¿no?

—Por algo soy tu esposo, onii-chan. —Canturrea, su corazón late cómo desquiciado porque entiende que si le da la mano en estos momentos será la ruptura de algo, quiere arriesgarse y transmitirle sus sentimientos en la medida que pueda, quiere darle la mano y que eso implique algo real.

—¿Todavía no has pensado qué te gustaría estudiar?

—No creo que sirva para eso.

—Ash. —Entonces es Eiji quién acerca su mano—. Eres la persona más inteligente que conozco, hasta ayudas a Max en los artículos sin tener la formación específica, cuando dije que podías volver a nacer hablaba en serio y aún lo hago, creo que puedes hacer lo que tú quieras. —Sus manos se inclinan en un vaivén torpe y primerizo, danzan alrededor del otro siendo linces y conejos.

—¿Lo que quiera?

—Lo que quieras. —Casi puede tocar la mano de Eiji.

—¿Incluso si quisiera volverte a robar ese beso?

—Ash.

—¿Incluso si quisiera darle más seriedad a eso que estamos teniendo? Todavía no encuentro manera de expresártelo con claridad ¿pero eso estaría bien?

—¡Ei-chan! —Ash frunce el entrecejo ante esa voz desconocida—. ¡Sabía que eras tú! —Su ambiente romántico e ilusorio se rompe, se hace trizas y muere junto a su corazón.

—Tú debes estarme confundiendo con alguien más. —Y no le gusta para nada lo nervioso que actúa.

—No, estoy seguro de que eres tú, Eiji Okumura ¿verdad? El chico muy lindo de la aplicación de citas.

—No, debes estarme confundiendo con otra persona.

Alto. Alto. Alto.

Hay un sentimiento sumamente desagradable arremetiendo entre sus tripas, provocándole un sabor a cuajada en la boca y pinchándole el corazón cuando ve cómo el desconocido acuna sus palmas con las de Eiji, Ash no ha podido hacer eso en dos años, de hecho, nunca ha logrado iniciar el contacto y esta era su oportunidad, pero esa no es la peor parte, sino pensar en lo... normal que se miran juntos.

Ash sonríe con tristeza.

Si lo ama tanto ¿no debería haberlo dejado tener esto? Un novio que le pueda dar una vida corriente.

—En serio me sorprendí cuando me dejaste de escribir, tuvimos buena química. —Y aunque concibe todo eso en un nivel racional, su corazón se niega a rendirse.

—Ejem. —Por eso abraza a Eiji de los hombros con una mirada desafiante—. ¿Cariño, conoces a este oportunista?

—¿Cariño? —Oh, al sujeto no le gusta para nada el apodo.

—Soy su esposo, un gusto.

—Así que te casaste con alguien. —Ahora debería recoger lo poco que le queda de dignidad para no seguirse humillando—. Pues tu esposo no es guapo, claramente dijiste que te gustan los altos, rubios y de ojos verdes y este sujeto apenas debe pasar el metro treinta.

—¡Ah! ¡Mido mucho más que eso! —Gruñe.

—Sí, pues yo voy para el metro noventa, es obvio que soy mejor partido, además mi cabello es rubio natural, no como tú que se nota que te lo tiñes. —Okey, el tipejo lo está jodiendo—. Fue un gusto el poder verte Eiji, si te divorcias puedes escribirme.

—¡No se divorciará!

¿Quién diablos se cree ese maldito papanatas? ¿Acaso se atrevió a llamarlo feo además? No toleraría haber visto a Eiji casado con esa clase de escoria, apuesta que es un narcisista patológico que se ama mucho más de lo que podría amar a Eiji alguna vez y eso no está bien, Eiji merece ser amado y nunca a medias.

Eiji merece a alguien dispuesto a ponerse un arma en la cabeza con tal de garantizar su seguridad. A alguien que sea capaz de desatar el infierno para hallarlo y cruzarlo para traerlo de vuelta. A un chico que sepa apreciar sus peculiaridades en forma de ropa y cocina y en sus pronunciaciones que a veces parecen más estornudos que otra cosa. A alguien que sepa sacar a relucir su carácter mierdoso, que sepa adorar su terquedad. Alguien que esté dispuesto a esperar pacientemente y así adorar tanto la parte más herida y escondida que tiene como su lado más brillante. Su luz. Su oscuridad. Quién esté dispuesto a entregarle su cuerpo aun si está sucio y es una máquina asesina. Quién le quiera mostrar su alma desnuda aun si hay un niño llorando. Eiji se merece que lo amen lo suficiente para dejarlo ir.

Ash no pudo hacer eso, Ash ni siquiera puede darle la mano.

—¿Ash? ¿Estás bien?

—¿Te habría gustado más tener esa clase de esposo? Al final yo te arrastré en esto al entrometerme.

—¿A qué te refieres?

—Ese sujeto... —Su voz se rompe y su mirada escuece—. Se veía normal.

—¿Normal? —Eiji tantea y nunca da nada por hecho, Ash ama que sea así, Ash lo ama más de lo que debería ser posible—. ¿Qué es un esposo normal?

—Ya sabes. —Se encoge de hombros—. Alguien con quién sí puedas andar de la mano sin necesidad de estar siempre preocupado por reexperimentaciones o disociaciones.

—Pero tú me estás dando la mano.

—¿Ah? —Ash parpadea. Una. Dos. Tres veces.

—Me estás dando la mano, Ash.

—Yo te estoy... —Mira hacia abajo—. Te estoy dando la mano, es verdad.

—Me la tomaste cuando me abrazaste para defenderme, gracias, estaba bastante incómodo, todavía me cuesta poner límites en esa clase de cosas.

—Oh. —Su cara quema—. No hay problema.

—¿Vamos al Chang Dai? —Eiji aprieta un poco más su mano.

—Vamos. —Ash no la suelta.

No la quiere soltar jamás.

Joder.

Y le fascinaría decir que tan ínfimo avance no lo hace sonreír el resto del trayecto, más, esa sería una vil mentira ya que lo hace malditamente feliz, dio por sentado que había perdido cualquier capacidad de asombro o candidez que pudiera haber vivido de haber disfrutado una vida normal, creyó que su ingenuidad junto con su inocencia quedaron enterradas en la cabaña de su entrenador, hechas ovillo mientras temblaban ensangrentadas entre las sábanas y es duro recordar su niñez o pensar en Griffin por esto mismo, inevitablemente su mente vaga a lo que podría haber sido y no fue y ya nunca podrá ser ¿cómo habría sido conocer a Eiji en la universidad?, ¿cómo habría sido tener la libertad de amarlo sin sentir que se convierte en un violador por hacerlo? Debe ser lindo. Por eso es tan relevante poder andar de la mano.

¿Esto es lo que Griff quería para mí?

¿Esto es una vida normal?

—Ustedes... —De cualquier manera, no oculta su felicidad hasta llegar al Chang Dai—. Ustedes están tomándose en serio lo del matrimonio.

—Claro que sí ¿por quién me estás tomando? —Ash le responde a Shorter revolviendo la sopa, tensa la mandíbula sin poseer apetito, hay días en donde sus síntomas alimentarios se exacerban y además del PTSD debe lidiar con los resquemes de una anorexia, hoy no anhela confrontar eso, hoy fue capaz de darle la mano y no va a mancharlo. Puedes hacerlo, come—. Soy un grandioso esposo.

—Ajá. —Así que se la traga de un sorbo que hace que sus entrañas se retuerzan, está bien, vislumbra que el primer bocado es el más difícil, poco a poco le costará menos—. No te creo, Eiji luce incómodo.

—No es cierto.

—Sí es cierto, apenas puede probar las patas de pollo que le cociné. —Los jades penden a su derecha para observar a Eiji sorber sin problemas las verduras, el vapor ha crispado su flequillo y la apariencia es de pelaje esponjado—. No es necesario que se tomen las manos todo el tiempo, incluso sin anillos podemos entender que son una pareja grotescamente empalagosa.

—Es necesario que andemos de la mano. —Aslan se defiende, usa una voz fría e implacable sin dejar de sorber la sopa, se ha planteado el objetivo de acabarla para concluir bien el día—. Estamos viendo qué tan cómodos nos sentimos piel a piel.

Puff. —El hijo de puta se traga una risa—. ¿Es enserio? En Cape Cod los vi coquetear bajo la excusa de enseñarle a disparar.

—¡Le estaba enseñando! —Y sin duda es vergonzoso que no solo Ibe viera ese momento sino Shorter ya que sabe la clase de mirada que tenía vislumbrando a un Eiji tiritón como una gacela recién nacida.

—Sí, claro. —El chino tararea estirando sus pies bajo la mesa, usando todo el espacio disponible y ni siquiera le sorprende a estas alturas, mucho menos con su delantal grasiento y los anteojos colgando entre la red para el cabello, Nadia lo matará si lo ve—. También durmieron en el mismo colchón pese a que teníamos más disponibles.

—Los tres dormimos en el mismo colchón. —Ash lo fulmina con la mirada.

—¿Lo hicimos? Solo recuerdo a tus apestosos pies golpeándome la cara.

—¡Mis pies no son apestosos!

—Apuesto que Eiji tiene que dormir con pinzas en la nariz para soportar estar en la misma pieza o al lavar tu ropa sucia.

—Eiji. —Ash gimotea en busca de una defensa que no encuentra frente a sus párpados ansiosos y la punzada en su corazón es inmediata, Shorter solo le lanza una sonrisa de comemierda—. Refréscame la memoria ¿por qué somos amigos?

—Porque soy el único que soporta tu personalidad. —Wong tararea acomodando su nuca en el cojín que armó con sus brazos, está sentado enfrente, Aslan maldice que esté en su hora libre—. Y además deberías estar agradecido, incluso te presto ropa para darte más flow.

—Toda tu ropa es horrible.

—No toda. —Eiji divaga—. Me gustan tus sudaderas, son cómodas, especialmente la amarilla.

—¡Ah! —La sonrisa de Shorter ciega al Chang Dai—. ¡La recuerdo! Es la que te presté durante el viaje a Los Ángeles ¿verdad?

—¡Esa misma! —Eiji chilla de emoción y si los ojos de Eiji están brillando Ash comprende que la pelea está perdida, porque Eiji, Dios, es trampa esta locura del amor—. Creo que la perdí, la última vez que la estaba usando fue cuando conocimos a Yut-Lung. —Oh, el nombre le recuerda una cosa. Vino. Esa grotesca mancha de vino y Ash fue a terapia, merece saber.

—Eiji... —Pero antes de que pueda preguntarle.

—Cierto, antes de que me inyectaran.

Nadie dice nada.

Silencio.

El ambiente se vuelve sofocante, las sonrisas mueren e incluso el ritmo de la respiración cambia ante una velocidad mucho más cortada y errática, Eiji aprieta inconscientemente su mano, sus piernas se encogen hacia el banquillo de madera y sus ojos no tardan en cristalizarse, está mitigando un tipo de ataque de pánico o eso cree. Ash solo puede acariciar su mano con ternura e intentarle transmitir que está acá. Porque si bien, para Ash fue traumático dispararle a su mejor amigo, fue Eiji quien tuvo que ver el cambio progresivo en Shorter incluso si la cepa era más "amigable" no era humano y mirar ese cambio de cascarón vacío, ver cómo en los ojos no quedaba nada de Shorter le memoró a cuando encontró a su hermano abandonado en un hospital estatal. Ido.

Para todos fue un tema ese incidente, Ash cegado por la furia incluso incendió el laboratorio pero el primer amigo real que Eiji hizo lo apuñaló y murió encima, Eiji, quién nunca antes había pasado por...

Ahora está a su lado. Temblando. Y temblando. Y tratando de no llorar.

—Tengo que ir al baño.

—Eiji...

—Perdón.

Eiji se va y aunque su primer instinto es seguirlo, comprende que necesita espacio para digerir tanto sus emociones como sus recuerdos, Shorter solo lo mira con el ceño fruncido sin vislumbrar la mitad de lo que ha pasado, así funciona la mente ante un trauma muy fuerte, así como Aslan tiene un cajón cerrado bajo llave con los traumas de su infancia, Shorter tiene uno asociado a ese evento y es mejor no recordar, aplaca sufrimiento, aun así debe ser injusto tener una laguna mental en la autobiografía.

—¿Qué fue lo que hice? —Su voz es grave, sus puños se crispan sobre la mesa—. ¿Qué pasó después de hacer el trato con Yut-Lung? El cambio de droga funcionó para que esté aquí ¿verdad?

—Sí funcionó pero... —¿Ese fue el efecto que tuvo en Griffin? ¿esto es con lo que tuvo que lidiar Max?

—¿Pero?

—Pero aun así tuvo efecto y tú estabas con Eiji. —Sus ojos se abren con horror—. Usaron a Eiji en tu contra en ese sentido.

—Lo lastimé. —Concluye—. Le hice daño. —Y la culpa azota su voz como si fueran latigazos—. Carajo, Ash. Lo siento, prometí que lo cuidaría, te prometí que lo mantendría a salvo hasta el final.

—Lo hiciste. —Lo intenta calmar—. Eiji está vivo.

—Me tiene miedo.

—Todos pasamos por situaciones inhumanas, tú también probablemente tienes miedo. —Tantea sin querer ser agresivo, va lento y con calma, no quiere gatillarle más dolor a su mejor amigo—. Por esto te has negado a colaborar con Yut-Lung ¿no es así?

—¿Cómo...? —Palidece.

—Sing me contó. —El mocoso tiene lengua suelta y por eso confirmó que efectivamente la serpiente sañosa está en contacto con Eiji pero será tema para más adelante—. No quieres colaborar y primero no entendí por qué, tener más información de banana fish sería beneficioso para todos, pero luego...

—¿Luego?

—Debe darte miedo recordar algo desagradable.

—Tengo una herida de bala en el pecho, Ash. —Las palabras lo desmoronan, sus manos se aferran a la mesa intentando hacer una de esas técnicas para no disociarse y sufrir una reexperimentación, no quiere volver a ese momento jamás, pudo haber matado a Shorter—. Hay mucho que desconozco y no me gusta desconocer hasta mi propio cuerpo.

—¿Quieres saber? —Por favor no. No sé si podría contarte todavía. No quiero perderte, eres mi mejor amigo ¿podremos seguir siendo amigos una vez te enteres?

—No. —Respira—. No aún.

—Bien. —Sonríe falsamente—. Será una conversación para otro día.

—Supongo.

El ambiente es incómodo.

Más, Shorter rápidamente usa el humor para volver a aminorar las cosas, Eiji no vuelve, de hecho le manda un mensaje explicándole que se quedará un rato con Sing y pidiéndole que pasen tiempo de calidad entre bros. Ash lo hace con una astilla en el corazón, vive con miedo a que Shorter lo recuerde antes de que se lo pueda explicar y eso espera el resto de la charla, que de repente los ojos achinados se oscurezcan con esa expresión de cascarón vacío y lo encare por haberle pagado su amistad al casi matarlo. No sucede en ningún instante. Hasta comparten un segundo platillo juntos. Pero aunque ni Ash ni Shorter se atreven a traspasar esa barrera, ambos dan cuenta de su existencia.

Mierda.

—Me alegra que las cosas hayan salido bien con Eiji. —Finalmente Shorter dice, Nadia lo ha regañado porque se acabó su hora de descanso y debe volver a trabajar—. Ustedes dos se merecen y me alegra estar viendo que te lo tomas en serio.

—Shorter. —Le cuesta hacerlo real—. ¿Estaría bien si lo amo en serio?

—¿A qué te refieres? —El más alto no se mueve de su butaca, prestándole atención plena y absoluta.

—A que si realmente Eiji me gustara de manera romántica. —Debe decirlo—. Y sexual...eso... ¿estaría muy mal? No quiero ser igual que Dino o Marvin pero tú dijiste que ellos eran malos por ser pedófilos y no por ser gays así que no sé, estoy tratando de entender mis sentimientos y...

—Ash. —Shorter se atreve a darle las manos, no como Eiji lo hace, es apenas un roce que flota arriba de las suyas, más, esto es lo suficiente para sacarlo del cuarto de hotel al que iba—. Vayan a su propio ritmo viendo qué tan cómodos se sienten en los diferentes niveles de intimidad, estará bien, Eiji y tú se aman, eso es evidente para todo el mundo menos para ustedes parece pero merecen comprender en qué nivel la sienten y sincerarse sin culpas al respecto.

—¿Tengo el derecho de...?

—Lo tienes. —Lo para—. Lo tienes, Ash.

—Gracias. —Ash sonríe.

—Eres mi bro, para eso estamos.

Lo siento por dispararte y aun no poderte decir la verdad.

Lamento haberte lastimado, no quería...no lo merecías.

¿Podremos aun ser amigos luego de esto?

Mañana se nos viene un poquito más potente si es que logro sacarlo porque esto de vivir al día me tiene sintiendo que voy al límite siempre asjas pero ya casi alcanzamos al tercio, con fe ante todo. Y nos enfocaremos más en Eiji esa vez, ojito, Shorter y Griff son un tema que se tocan más o menos en paralelo así que hasta que cierto señorito no visite a su hermano estamos en esta situación con su mejor amigo.

Nos vemos mañanita~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro