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31. Midnight snack.

Hi~ ¿alguna vez han estado en una situación en dónde pasan de estar en nada a estar en todo de manera muy violenta y sin aviso? Yap, eso me pasó, así que he estado muy estresada y deprimida a morir, más encima se me rompió la pantallita de mi computador y con el sueldo minimo no pago otra, así que a escribir con la pantalla craquelada por unos meses no más. Dios, qué estres, por eso me demoré muchooo en contestar y subir este capítulo aun si lo tenía desde hace un buen rato, pero de nada sirve quedarse estancado en estas cosas así que, lloramos un rato, nos quedamos en el piso, nos levantamos. Estoy considerando hacerle un epilogo ahora, no es necesario, el fic cierra muy bonito según yo, pero quede con ganas de escribirles más, sobre todo en relación al tema Griff y Cape Cod, y Eiji y su familia ya más procesado, pero al final diganme si lo sienten coherente por último. Pero eso, mis chiquitos fue muy bonito escribir esta dínamica y más considerando que surgió de la nada y fue pensada muy encima, la pase muy bien, como siempre, los personajes partieron más apegados al canon y terminaron siedno un meme porque yo soy un meme andante, pero con amor siempre.

Espero que les guste~

Eiji nunca se ha contenido cuando se trata de Ash.

Sí.

Ash acostumbraba a que siguieran sus órdenes a raíz de su título de jefe, a pesar de ser blanco poseía control de todas las pandillas: puertorriqueñas, mexicanas, negras y las que se le escapaban era dado que existía una tregua con sus jefes como en el caso de Shorter o Caín, nadie se atrevía a confrontarlo puesto que era su rey, un líder inescrutable, un asesino asociado con la mafia y la joya de la que Dino tanto presumía, aun si los chicos eran ajenos al tema sabían que Golzine era de temer y por ende su miedo solo incrementaba junto al respeto, eso fue algo que Arthur siempre envidió, talento le decían algunos, ja, ¿talento?, ¿para qué?, ¿para matar o para chupar pollas? Era defensivo y colocó un límite por primera vez: acá no se meten, si no les gusta largo.

Por eso Shorter nunca fue más directo a pesar de ver los moretones, la ropa rasgada o esos chupones que se asemejaban más a mordidas, Alex tampoco se atrevía a ir más allá y como consecuencia nadie podía redireccionarlo si se equivocaba teniendo que atentar contra el instinto y obedeciéndolo igual.

Era imparable. Irrefrenable. Imponente.

¿Prefieres dejarlos libres para que puedan matarnos? No se trata de lógica. ¡El poder lo es todo aquí! ¡Ese es el mundo en el que vivimos! ¡¿Qué diablos podrías saber tú?!

No lo sé. Seguramente, ya estaría muerto en tu mundo, pero tenía que decirlo. No estás siendo tú mismo. ¡No eres el Ash que Skip, Shorter y yo conocimos!

Esa fue la primera vez que lo confrontaron.

Dolió, mierda que dolió.

Por supuesto, su única respuesta fue huir porque Ash solía ser muy bueno para eso, no obstante más adelante estaría eternamente agradecido de esa pelea porque Eiji le dio un punto de retroceso como Shorter lo hizo en el reformatorio al enseñarle cómo dejar de matar, poco a poco apreció que aunque Eiji toleraba y se aguantaba muchas cosas que lo herían, no era el caso cuando Ash podía salir herido.

Eiji no tenía miedo de tirarse a lo más profundo de su mierda y sacarlo le gustara o no.

—¿Qué estás haciendo onii-chan? —Y Ash tuvo que aprender que estaba bien ser corregido, además eran contados quienes tenían las pelotas para hacerlo—. Te ves entretenido.

—No estoy entretenido.

"Límites" ese ha sido un tema que han trabajado de lleno en su matrimonio.

¿Dónde está la línea entre fragilizar y validar?

¿Dónde está la línea entre dar espacio y ser indiferente?

—¿Por qué estás sacando toda la ropa de mi closet? —Aun si se ha vuelto diestro en trazar sus límites como en respetar los del nipón no comprende bien en qué categoría calza lo que está pasando ahora.

—Yue me dijo que tenías muy poca ropa y quería comprobarlo. —El nombre le deja un sabor podrido en la boca, no le gusta Yut-Lung y no fingirá que sí—. Creí que tendrías camisetas y jeans iguales así como lo hacen los personajes de anime, pero solo es una camisa blanca y un jeans rasgado que vistes hasta que se pueden parar solos por lo sucios que quedan, Griff me advirtió que esto podría pasar y no lo tomé en serio en su momento, los voy a tirar.

—¡Ah! —Ash gimotea en su defensa, había permanecido de espectador sentado en la cama, pero es imposible que se mantenga tan sosegado dada la humillación—. ¡Devuélvemelos!

—¡No! —Así que se para a espaldas de Eiji para quitarle las ropas que sostiene alzado en la punta de sus pies, el pobre ingenuo debe pensar que eso es suficiente—. Ash, necesitas ropa nueva. —Ja, está subestimando la inmensa brecha corporal que se amplía en cada respiración haciéndolo más enano.

—No la necesito. —Sus brazos se enredan a la cintura de Eiji una vez logra su cometido y le quita sus prendas—. Estoy bien con lo que tengo.

—Eres millonario ¿por qué no solo compras otro par de converse rojas?

—Porque me gustan esas converse. —Enfatiza—. No otras.

—En serio eres...

—Y tú, ¿por qué no compras más suéteres en vez de usar los mismos?

—Porque acá no venden Nori Nori. —Protesta—. Y si necesito más ropa te la puedo robar.

—Ah. —Una sonrisa coqueta se manifiesta—. Sabía que tenías fetiches escondidos, te excita mi olor.

—Cielos. —Eiji suspira con falsa molestia, su cuerpo lo delata, está demasiado relajado en ese abrazo forzado—. Eres imposible.

—Y tú eres lindo. —Ash le presiona un beso en la frente que lo hace sonrojar y Dios, nunca se cansará de esos sonrojos.

—No creas que te saldrás con la tuya solo por eso.

—Yo nunca esperaría eso. —Sus labios está vez presionan su nariz—. Onii-chan.

—No puedo creer que me hayas llamado así frente a mis papás, ¿tienes idea de lo desagradados que estaban? —Recordar el encuentro hace que se le revuelvan las tripas.

—Eiji... —Ash traga duro—. ¿Quieres hablar de eso? —No han tocado el tema en realidad porque de nuevo no quiso transgredir su espacio ni violentar su privacidad, sin embargo, esta vez insiste y desea que Eiji se apoye más en él incluso sino está 100% bien ¿quién sí lo está? No es realista.

—Sí. —Por favor, confía en mí.

—Oh. —Ash parpadea. Una. Dos. Miles de veces—. ¿En serio? —Hay emoción en su voz, es tan obvio que quiere llorar de vergüenza, más, es la primera vez que Eiji se lo dice tan abiertamente.

—¿Podemos acurrucarnos antes? —Su corazón explota frente a la dulce petición, es que Eiji, Eiji, Eiji.

—Sí.

Así que lo hacen.

No se sueltan mientras se tumban, Ash procura darle un espacio dentro del que se sienta totalmente seguro para mostrarse vulnerable, no lo hace con palabras románticas ni gestos espectaculares, trata de transmitírselo con detalles pequeños, con la forma en que empieza a trazar figuritas dentro de su palma puesto que sabe que eso lo calma, por cómo acomoda el oído del nipón justo sobre su corazón dado que entiende que lo sosiega oírle los latidos, por cómo usa su manta preferida (incluso si Aslan tiene calor) para esconderlos a ambos del resto del mundo y al igual que Eiji hace por Ash, Ash toma aire y se zambulle dentro del mar de intrusión para arrastrarlo a la superficie antes de que se congele en una carcasa y Eiji, Dios, Ash no puede quitarle la mirada de encima, es gracioso cómo le cuesta el hacer algo tan simple como mantener el contacto visual, a veces lo piensa, es un experto metiéndose en el pantalón de los hombres ¿cómo esto puede ser tan vergonzoso?

Pero lo es.

Porque los ojos de Eiji son deslumbrantes.

¿Deslumbrantes? Sí, Eiji siempre usa esa palabra para referirse a la belleza de Aslan como algo etéreo e inalcanzable casi al roce de lo angelical, pero si le preguntan a Ash, él dirá que lo más deslumbrante que existe en la faz de la tierra son los ojos de su esposo, no solo por lo grandes que son en contraste al resto de su nacionalidad, tampoco por la manera en qué su iris cambia de color según el sol les dé volviéndolos un bricolaje sinfín, un universo sin explorar, un capullo que se hace girasol o un pajarillo que vuela sin alas. Lo que más le gusta es lo que transmiten. No es simple, son sinceros y tan sinceros que Ash entendía la inmensidad de su amor y decidió tapar el sol con un dedo, es como si Eiji pudiera retener dentro de sus ojos todas las cosas que ha perdido y por las que vale la pena vivir e intentarlo.

Noches de Halloween. Inocencia incluso sosteniendo una pistola. Hogar. Natto fétido. Pajarracos feos en suéteres. Risas estridentes. Atardeceres. Amaneceres. Calidez. Ternura. Un hogar. Nunca usó toda esa confianza que le dio en su contra. Alma frágil. Voluntad inquebrantable. Una declaración voraz a la libertad. Inocente. Bonito. Imperfecto. Mierdoso. Valiente. Irracional. Sin autocuidado.

Eiji.

—Acá estoy, amor. —Su Eiji que nunca ha tenido un lugar seguro y tuvo que enfrentar el rechazo de sus padres, le da rabia.

—Lo sé. —Y Ash está tratando tan duro de darle ese refugio, de dárselos a ambos.

—¿Cómo te sientes sobre lo que pasó con tus papás? —Así que pone el tema, si se queda callado no será diferente a Jim, ambos serán cómplices.

—Mal y bien.

—¿Puedes explicarme? —Eiji se ha acurrucado encima de su torso, aunque está recostado sus codos parecen querer construir un nido arriba para que se puedan ver y justamente así lo hace—. No todos tenemos 201 puntos de IQ como tú para inferirlo. —La broma funciona, Eiji sonríe.

—En serio eres increíble.

—Lo sé, me lo dicen mucho. —El ambiente es ligero, ambos están nerviosos por lo que van a charlar.

—¿En serio quieres saber? —¿Podrás amarme después de saberlo?—. Puede no ser bonito.

—Eiji. —Pero Ash no necesita que Eiji sea "bonito" ni que mantenga una imagen idealizada ni que lo proteja de las cosas que le aterran de sí mismo, acá está, dispuesto a recibir absolutamente todo eso que Eiji quiera mostrarle—. ¿Has visto mi relación con Jim?

—Sí. —Su amante forja un nido sobre su pecho, no se apoya completamente, se mantiene un par de centímetros suspendido para así poderse ver—. Es solo que es extraño decirlo en voz alta, es sanador hacerlo y lo he conversado mucho en terapia, pero aun así, me cuesta, me cuesta sacarlo de adentro.

—Intentémoslo juntos. —"Juntos" la palabra lo hace sonreír.

—Haces que eso suene bonito.

—Porque somos el apoyo del otro, que no se te olvide.

Yo te protegeré, nunca te alejes de mí.

—Puedes preguntarme, tienes mi permiso.

—¿Por qué es bueno? —Eiji frunce su entrecejo y clava su mirada en los botones de su camiseta casi como si esta fuera a darle la respuesta—. ¿Qué te alivió de enfrentarlos?

—Porque... —Toma una bocanada profunda de aire y empieza a tiritar, las palmas de Ash se deslizan por encima de su espalda como respuesta queriendo trasmitirle que está acá, no lo soltará—. Porque se siente como quitarse un peso de encima y que finalmente soy libre al 100% de toda expectativa, sé que siempre lo he sido, sin embargo, una parte de mí siempre estaba recordando a mi familia, me sentía mal, sabía que lo que estaba haciendo los decepcionaría.

—¿Te gusta la vida que tienes acá? —La pregunta escapa con un deje de susto puesto que es humano tener pensamientos intrusivos de vez en cuando, ha dejado de culpabilizarse por eso.

—Mucho. —Lo dice lento y con vergüenza—. Sé que no estoy ni siquiera en una universidad, mi papá tenía razón cuando me llamó vividor, no produzco dinero y básicamente no hago nada.

—Eiji.

—Déjame terminar. —Y vaya que tiene bolas para callarlo y sin duda es el único ser vivo al que podría permitírselo—. Toda mi vida sentí que estaba creciendo rápido, cuando papá empezó con problemas hepáticos tuve que tomar su rol en la casa y poco a poco mi mamá se desligó, no quise que mi abuela se sobre-esforzara ni mi hermana creciera en un ambiente negligente, así que asumí mi rol, lo acepté.

—Eso es injusto. —Un brillo melancólico cristaliza sus pupilas y de repente, Ash tiene muchos deseos de abrazarlo, lo hace suavemente con sus palmas en su cintura, más, no interrumpe.

—No siempre fue así, de hecho, cuando conocí a Ibe-san estaba en una faceta rebelde y odiaba pasar tiempo en casa, por eso la pértiga era tan útil, luego de la lesión fue como vivir desconectado, carecía de motivación para hacer cualquier cosa y creo que seguir el plan de mis padres era...era todo lo que pensaba que merecía hasta que vine a América y te conocí.

—Oh, Eiji. —Sus dedos se entrelazan—. Mi Eiji.

—Me cuesta, pero voy entendiendo que puedo elegir. —Toma aire—. Qué merezco elegir, que puedo darme ese lujo en vez de quedarme con lo que sobra.

—¿Cómo alguien tan extraordinario puede tener esa percepción tan cruel de sí mismo?

—Lo mismo podría decir de ti.

—Touché. —Eiji siempre se la devuelve, bastardo infeliz.

—Entonces lo que trato de decir es que... —Sus mejillas enrojecen y desvía la mirada, le da vergüenza lo que dirá, a Ash le toma menos de un segundo vislumbrarlo—. Incluso sino es lo "esperable" en mi edad, estoy feliz de tener esta pausa, siento que nunca tengo tiempo para vivir mi vida y no sé, estas cosas domésticas contigo realmente me hacen feliz.

—Vaya. —Ash sonríe atontado—. Serás mi bonito amo de casa entonces.

—¡Oye!

—No me quejo, solo te exigiré usar un traje de maid o algo sexy.

—¡Esto no quiere decir que siempre estaré así! —Por supuesto, es duro de cabeza y por alguna parte se le escapan las viejas costumbres—. Prometo que estudiaré o conseguiré un trabajo o...

—También estoy feliz con esta vida doméstica. —Lo detiene—. Creo que merecemos un tiempo para ser solo unos tontos enamorados ¿no? La pandilla prácticamente está en manos de Alex, todavía no tengo la más mínima intención de hacer otra cosa, quiero sentir que tengo tiempo.

—Pero. —Sus ojos de gacela parpadean confundidos y la expresión es tan linda que debe contenerse para no comérselo a besos—. Dijiste que irías a Harvard.

—Ah. —Mierda—. Solo quería impresionar a tu papá.

—¡Ash! —El bruto le arrebata una almohada para estampársela en la cara—. ¡Me asustaste horrible!

—No tenía planeado mentirle así, pero tu papá es intimidante.

—Lo entiendo. —Pronto, se vuelve a desmoronar sobre su pecho igual que un conejito exigiendo los mimos que merece—. Mi papá da mucho miedo incluso estando así, mi mamá es tan...no sabe filtrar.

—Lo noté.

—La visita me agotó.

Pero Ash se siente malditamente orgulloso de que aun así la haya sacado adelante, ha visto en primer plano lo difícil y exhaustivo que ha sido el trabajo de Eiji en relación a su familia, si bien lo sobrevivido en América sin duda es traumático (y vaya que lo sabe) el silencio y la invalidación son temas que ha estado tolerando desde muy pequeño, incluso Ibe le contó en una oportunidad que los maestros del Eiji de 17 años lo consideraban un niño sólido y trabajador que arrastraba muchas pérdidas y cargaba con más responsabilidades de las que tendría. Eso sumado a sus límites físicos en ese entonces junto a la ausencia de su padre y una madre desligada... ¿qué fue lo que Ibe le pidió al irse? Cierto, que Eiji fuera más egoísta, qué crea en sí mismo y que viva su vida para él y no para los otros y más que nada que nunca olvidara la sensación de volar.

Ash sabe que fue duro para Eiji sacarlos de la casa, sino hubiera querido gustarle a sus suegros habría sido él mismo quien los tiraba a patadas, aun así, lo llenó de orgullo mirar a Eiji pararse para sí mismo.

Fue la misma ferocidad que se aprecia en la foto o cuándo lo vio saltar usando un poste podrido, ese es el verdadero Eiji. Hermoso. Libre. Implacable.

—Me siento orgulloso de ti. —Debe ponerlo en voz alta—. Te escuchas menos cargado.

—Lo estoy, mi psicóloga incluso me felicitó, se sintió bonito.

—¿Te felicitó? —Frunce el ceño—. La mía solo me regaña.

—Debes ser un terrible paciente.

—¡Eiji! —Es su turno de gimotear—. Alto, dijiste que era bueno y malo. —El nipón asiente—. ¿Dónde está lo malo?

—En que siguen siendo mis padres y me duele.

—Oh. —Ash empatiza, le sucede con Jim—. Lo siento.

—Está bien, creo que cada día me dolerá un poco menos, creo que fue cortar de raíz algo que podría haberme marchitado durante el resto de mi vida, eso no quiere decir que no me dolerá o que tal vez más adelante cambie de parecer en relación a verlos, pero por ahora duele un poco y me pone triste.

—Eso está bien. —Ash lo abraza con fuerza—. También tienes una familia acá y siendo honesto, creo que Griffin te adoptó un poco.

—Eso me gusta. —Hay una sonrisa pícara entre sus hoyuelos—. Si algún día nos divorciamos seguiré en esa familia, quiero que lo sepas.

—En serio eres... —Ash le pellizca un moflete y lo hace reír—. En serio te amo mucho.

—Me gusta como suena eso. —Los brazos de Eiji se deslizan alrededor de su cuello—. Dilo otra vez.

—Te amo mucho. —Ronronea—. Onii-chan.

—¡Eres un...!

Ash lo calla con un beso.

Eiji ríe en ese beso.

Maldición, Ash tiene que besarlo una y otra vez porque adora escuchar el eco de su risa amortiguado por sus labios mientras su corazón se desemboca y se estrechan casi como si les doliera el no estarse acariciando con desesperación, no son bruscos aun si hay urgencia, lo nota por cómo Eiji se aferra a su espalda para mitigar sus propios temblores de excitación o en cómo sus propias manos ya pueden tantear con confianza el cuerpo de su amante llegando hasta su trasero, apretándolo para arrancarle un jadeo entremezclado a su nombre. Ash-u. Dice. Es diferente al usual. Es más sediento. Y hace que se sienta deseado, más, es un deseo distinto al que acostumbra, este es consensuado, es enamorado y lo más importante, es con Eiji, cualquier cosa que sea con Eiji será diferente, lo sabe.

Así que lo besa mucho más.

Y mientras ruedan en la cama dándose besos en un cuarto que costó millones de dólares, pero nunca sintió como un hogar hasta que Eiji regresó, con el hombre más extraordinario, terco y sin el mínimo sentido de supervivencia deshaciéndose ante sus besos, disfrutando el sabor ajeno entre carcajadas, presionando sus labios de manera juguetona mientras su corazón bombea con una calidez sofocante Ash simplemente lo sabe: es lo más feliz que ha estado en su vida y por ende, todo ha valido la pena.

Es el sentimiento más feliz del mundo.

Lo besa. Lo besa. Ríe y lo besa un poco más.

Lo besa hasta que se quedan sin aire.

—Ash. —Eiji le golpea el hombro pidiéndole tiempo—. ¡El timbre! ¡Los chicos ya llegaron y no hemos terminado de ordenar!

—Que acampen afuera. —Bufa sin despegarse de su lugar feliz (este hueco que yace entre el hombro y el cuello de su pareja)—. Solo nos interrumpen.

—Yue se va a molestar. —Entonces presiona sus labios y succiona con fuerza—. ¿Acaso...? —Eiji pone los ojos en blanco—. ¿Acaso me estás dejando un chupón?

—Tal vez. —Sonríe con malicia—. Tal vez fue más de uno.

—¿Cuántos años tienes?

—No tengo idea de lo que me quieres decir. —Ash tararea apretándole el trasero—. Onii-chan. —La victoria está en la bolsa o eso esperaría.

—¿Ah sí? —Lo que no se espera es que Eiji le siga el juego y succione su cuello dejándole un chupón.

—¡Eiji! —Por supuesto, antes estas cosas le habrían molestado puesto que los chupones y los apodos solían estar asociados a una connotación de propiedad, no obstante es diferente con Eiji, es divertido poder dejarle chupones o usar nombres sin sentirse sucio ¿le sorprende? Eiji lo ayuda a reescribir lo que más le duele—. ¡Eso hace cosquillas! —Así que se deja disfrutar de esto y le devuelve la mordida.

—¡Tú empezaste!

Abren la puerta con las bocas hinchadas y los cuellos tapados.

—¿Acaso son unos animales en celo? —La mirada sañosa de Yut-Lung es lo primero que se encuentra del otro lado, no alcanza ni a responderle cuando le arroja una maleta—. Ten cuidado con el equipaje porque tengo cosas delicadas ahí dentro.

—¿Por qué diablos trajiste equipaje? Solo los invitamos a ver una película.

—¿Eh? —Sing parpadea igual que una lechuza curiosa—. Yue dijo que esto era una pijamada ¿verdad Shorter? —Ash lo mata con la mirada para que se ponga de su lado.

—Lo siento, bro. —Y claro que el bastardo lo traiciona por un culo—. Yue dijo que sería una pijamada.

—Pues no lo es.

—Sino es una pijamada... —Yut-Lung tararea metiéndose en su casa—. ¿Por qué traje mi pijama acá?

—¡No es mi problema!

—Ah, gritarle al amante de tu esposo no es bueno. —El sañoso se enreda a Eiji con un brillo malvado.

—Yue, no lo provoques.

—¿Es mi culpa que tu esposo sea toda una red flag?

—Yo no soy...

—Toda una red flag que ni siquiera puede cambiarse de ropa si tú no se la dejas encima, es un tacaño aun siendo millonario, recibe el repudio de mi hijastro, tiene personalidad de gato mimado mezclado con el carácter de un Edwar dramático y más encima, le gustan los libros aburridos, como dije. —Sus ojos chocan por la tensión—. Toda una red flag, deberías considerar el divorcio.

—Ya quisieras, bastardo.

—Sí. —Sonríe—. Lo quisiera mucho.

A Ash nunca le va a terminar de gustar Yut-Lung y se pregunta cómo las cosas tomaron ese rumbo si la última vez que charló con Blanca le prometió que no se volverían a ver, no tenía interés en ir detrás de Yut-Lung mientras el susodicho lo dejara en paz y por un tiempo lo hizo y no obstante, lo ha tenido más encima que nunca desde la boda y si bien, admite que le da una punzada de celos (punzada casi inexistente por lo ínfima que es) le alegra que poco a poco Eiji se vaya desplegando con sus amistades incluso si son las peores amistades que podría elegir en la faz de la tierra.

¿Qué diablos piensa Yut-Lung?

A pesar de su ingenio superior carece de esa respuesta, nunca entendió completamente a lo que él se refería o lo que quería, le pidió que se disparara en la cabeza y cuando lo hizo lució aún más jodido que antes, secuestraba a Eiji para dejarlo ir, poseía una relación dudosa con Blanca y era ambivalente en relación a Sing y Chinatown pero bueno ¿quién es Ash para juzgar? En cierto sentido son opuestos a raíz de los contrastes intrínsecos en sus identidades y por otro lado, son caras de la misma moneda.

—¿Qué se supone que estás haciendo? —Tal vez ha cambiado por la muerte de sus hermanos o por verse en la necesidad de encontrarle sentido a su vida.

—Palomitas de maíz, le prometí a Eiji aligerarlo en las labores domésticas.

—Amigo. —Shorter alza una ceja—. Deberías tener el azúcar derretida, no pegoteada al fondo de la olla.

—Se comerán lo que yo les prepararé. —Advierte.

—Bien. —Shorter saca una bolsa—. Tienes suerte de que haya venido a ayudar.

—¿Viniste a intoxicarnos? —Por supuesto, hay patas de pollo congeladas en su interior—. ¿Te parece comida de pijamada esa?

—Así que admites que es una pijamada. —Bastardo—. Lo sabía.

—¿Qué hacías llegando con Yut-Lung de todas maneras? —Ash pone el tema en la mesa mientras se dedica a esperar que el caramelo hierva—. Es una gran coincidencia que hayan llegado juntos.

—Estábamos comiendo en el Chang Dai, quería impresionarlo con mis habilidades culinarias.

—Ah, querías envenenarlo y hacerlo parecer un accidente, muy inteligente de tu parte. —Ash esboza una sonrisa de comemierda que hace trizas el ego de su mejor amigo.

—¿Por qué sigo tolerando estas humillaciones contigo?

—Porque soy tu bro.

—Pues debería buscar un nuevo bro.

—No puedes.

—¿Por qué?

—Porque te pajeabas con una tarjeta de ángel similar a mí y aunque eras "hetero" dijiste que podrías considerar salir conmigo, me debes pagar el trauma que provocaste. —Shorter resopla, el eco resulta tan cortante que resuena contra los piercings de su ceja—. Pero fuera de eso...te ves mejor, en calma.

—Oh. —Shorter parpadea quitándose los lentes de sol, son contadas las ocasiones en que Ash tiende a exponer su vulnerabilidad y esta sin duda lo ha tomado por sorpresa—. Me he sentido mejor, tengo que admitir que recordar lo que pasó fue duro, tengo pesadillas todavía, cada vez son menos pero a veces solo llegan y entonces lo revivo de nuevo como si estuviera pasando.

—Sí. —Ash se apoya contra la cocina—. Entiendo bien eso.

—Es jodido.

—Bastante. —Le da miedo preguntar—. ¿Preferirías no haber recordado? —Más, lo hace, porque es probable que cualquier escenario mental que él orqueste sea mil veces peor a la realidad.

—No, sigo prefiriendo saber.

—¿A pesar de todo? —Shorter asiente—. ¿Acaso eres masoquista?

—¿No sería mucho peor vivir con una parte en blanco de tu propia vida?

Ash sonríe.

Recuerda la primera sesión de terapia que tuvo en donde explicó que su mente era un cajón de cosas desagradables o que al menos, se sentía así a raíz de los años que había bloqueado de su propia vida y encerrado bajo llave, la mayoría eran relacionados a su infancia cuando todavía no podía ni siquiera mirar a Griffin y mucho menos entablar una conversación, poco a poco ha ido desempolvando al crío que se quedó congelado ahí para siempre, han ido tanteando de a poco puesto que existen estímulos ínfimos, olores, sonidos o incluso temperaturas que ¡pum! Lo arrastran de vuelta al infierno y lo más probable es que así ocurra durante el resto de su vida, está bien, ha aprendido a aceptarlo.

Hay pesadillas, hay intrusión, hay negativismo, hay hiperalerta, hay reexperimentaciones, hay temor, hay traumas escritos en la piel y en la memoria.

Está bien.

No todo es malo, por supuesto es humano seguir sufriendo por los abusos que padeció y aun si logra superarlos esto no quiere decir que los olvide y ¿eso hace que su vida valga menos? No, simplemente es otra vida humana con sufrimiento, todos sufren y eso no resta valor a lo que se construye y si, por momentos es frustrante y desesperanzador recaer, no obstante, cada día lo acepta como indicio que habla de su mejoría. Le duele porque está conectado. Le duele porque finalmente tiene tiempo para que le duela. Le duele porque está vivo y mientras esté vivo puede intentarlo, ¿cómo Eiji le dijo?

Los humanos pueden cambiar su destino, tienen sabiduría que los leopardos no. Además, tú no eres un leopardo ¿verdad?

Desde siempre ¿eh? Eiji siempre ha sido así.

—Tú igual te ves mejor. —Es turno de Shorter de captar su atención—. Has estado menos...¿en crisis?

—¿Qué? —Shorter tensa la boca, tratando de explicarse.

—Nunca nos dejaste estar dentro de eso, tanto los chicos como yo lo respetamos, pero eso no quiere decir que no nos hayamos dado cuenta de que dormías en horarios diferentes, cómo te crispabas si alguien te tocaba o lo defensivo que podías ser con ciertos temas, no éramos tan tontos y con Eiji he podido verlo mejor, bajas tus muros cuando se trata de él pero aun así, hubo un tiempo en que te vi realmente mal, sobre todo cuando hablabas de que no lo merecías y todo eso antes de la boda.

—Es que yo así lo sentía. —Ash baja la cabeza—. Aun lo siento.

—Puede ser. —Shorter lo abraza por la espalda—. Pero es diferente, ahora haces cosas, no te quedas solo lamentándote como un gato bajo la lluvia.

—Shorter. —Advierte—. Me estás haciendo sonar como todo un...

—Edward, lo sé.

—¡No iba a decir eso! —Dios ¿por qué esa broma no muere luego?—. Pero ahora que lo mencionas...

Y de repente, cae en la cuenta.

Realmente está mejor.

—He tenido muchos menos síntomas. —Y no solo eso—. Las voces en mi cabeza tampoco...suelo ser cruel conmigo mismo y ser el primero en tratarme mal, pero creo que de a poco el lavado de cerebro entre Eiji, Griff y la terapeuta ha funcionado.

—Hey. —Lo golpea en el hombro—. Yo igual he estado acá, no se te olvide.

—Sí, pero tú eres Shorter.

—¿Eso qué quiere decir?

—Qué tienes un terrible gusto para los amigos. —Y sin embargo, el aludido esboza una sonrisa dulce.

—Tengo el mejor gusto del mundo.

—Te gusta Yut-Lung, no eres fiable.

—¡Ah! —Sus mejillas se encienden—. ¿Te diste cuenta?

—Más obvio no puedes ser.

Entonces ríen sin decir nada más, la relación con Shorter siempre ha sido así de ligera y considerando lo mucho que debía fingir o sobre explicarse con Golzine es un alivio desprenderse de la ostentosidad por un par de minutos, piensa en cómo Shorter cambió su vida otra vez, en cómo manipulaba usando su sexualidad como arma sin dejar entrever remordimiento y ¿qué sería de Ash si Shorter no hubiera sobrevivido? Es complicado, por un lado entiende a carne propia lo duro que es ser un superviviente, por otro lado, tampoco se siente con el derecho a privarlo dada la aversión, por un tercero hay culpa, pero más allá que todo lo anterior solo hay un niño contento de tener a su mejor amigo, puede llegar a ser egoísta, más, ha dejado de sentenciarse por eso.

—¿Qué? —Shorter rompe el hielo otra vez—. ¿Por qué me miras así?

—Solo estaba pensando en lo acostumbrado que estoy contigo. —Ash se levanta—. A pesar de todo estoy muy agradecido de que hayas vuelto.

—Oye. —Esconde la conmoción detrás del humor—. Hace falta mucho para derribarme ¿sabes? Aun así, el sentimiento es mutuo, sería un poco mierdoso haber pasado por tanto para no poder disfrutar los frutos de nuestro trabajo.

—Y por eso quieres decir Yut-Lung.

—No critiques mis gustos. —Alza las manos—. Si le dieras una oportunidad te sorprendería lo tímido que es.

—¿Tímido? —Lo procesa—. ¿El mismo sujeto que me trató de tirar una botella de vino a la cara?

—Es parte de su encanto. —Ash rueda los ojos.

—Si tú lo dices.

Ash vuelve al comedor para compartir con su amado, intenta mitigar la leve punzada de celos que le da verlos tan juntos en el sillón con Buddy dormitando sobre el regazo del más joven, vaya, la traición ocurre debajo de sus propias narices ¿qué diablos ha hecho para merecerlo? Ha sido un encanto con Max a pesar de estar viejito y se ha contenido en matricularlo en un asilo.

—Eiji, cariño. —Se tumba a su lado, Buddy muestra sus colmillos y está empezando a sospechar que el repudio se debe a la influencia de Yut-Lung.

—¿Qué es ese olor?

—Oh. —Mierda—. Tal vez dejé el azúcar hirviendo.

—¡Ash!

Queda a solas con Yut-Lung.

El ambiente es tan incómodo y sofocante que debe aflojarse el cuello de la camisa para soportar esa tensión ¿qué debería decir en esta situación?

—Eiji. —Para su sorpresa es Yut-Lung quién empieza—. Se escucha más libre luego del fiasco familiar.

—Te contó. —No es una pregunta.

—Claro que me contó. —De todas maneras responde.

—Me habría gustado que las cosas tomaran un rumbo distinto. —¿Y por qué le está contando esto? Se supone que no lo tolera.

—Entiendo a lo que te refieres, Okumura daba la sensación de haber crecido en un ambiente que lo sobreprotegía por cómo él era. —"Okumura" no "Eiji" se está haciendo el duro—. He tenido bastante tiempo para pensar en aquel entonces y creo que no los odiaba, no del todo, yo odiaba lo que estaba seguro de que Okumura encarnaba y odiaba en lo que tú te habías convertido.

—¿Algo más humano? —Asiente.

—Cuando murieron mis hermanos me quedé sin objetivo, no había pensado mi vida más allá y creo que estaba bien con eso o lo estuve un tiempo pero tarde o temprano eso me empezó a consumir y por eso insistí en volcar todas mis energías en la investigación.

—Yut-Lung.

—En parte ya que no quería que la información de la droga se perdiera y en parte porque sentía que tenía una deuda con Shorter.

—¿La has podido saldar? —Es lo único que cuestiona.

—No sé. —Se encoge de hombros sin dejar de acariciar a Buddy—. A veces todavía sufro la sensación de que estoy esperando que seas mi verdugo y me mates.

—No tengo intenciones de matarte.

—Es mutuo. —Lo mira con cautela—. No tengo intenciones de herir a Eiji. —"Eiji" otra vez, tal vez lo está juzgando mal—. Tampoco quiero un salvador o algo así, pero no quiero estar solo en ese camino.

—¿Por qué me cuentas esto?

—Porque... —Sus ojos penden hacia la cocina en dónde una tímida sonrisa se traza—. Porque incluso si odio la idea tú estás relacionado a las personas que más me importan, quiero limar esas asperezas.

—Vaya. —Sonríe—. No eres tan autodestructivo.

—Eso es porque no lo has visto beber todavía. —Sing viene del baño secándose las manos—. Yue en serio puede ser una pesadilla si así lo quiere.

—¡Bastardo! —Yut-Lung le avienta un cojín.

—¡Ah! Qué histérico.

Pasan el resto de la tarde viendo películas y comiendo palomitas quemadas, esto es la vida doméstica se dice a sí mismo y le agrada, ha sido extraño irse acoplando a un ritmo en donde pasó de no poseer ninguna oportunidad a tenerlas todas, más, no está solo en este proceso y cree que por eso ha valido la pena ¿quién lo diría?

Así que apaga su mente por un rato, se recuesta sobre el hombro de Eiji, se acurrucan juntos debajo de la manta y se dedican a ver un maratón de malas películas porque sus amigos (y Yut-Lung) todavía tienen un gusto dudoso en relación al arte.

—Ese actor se parece a Ash. —Sing declara—. ¿Cómo se llama?

—Robert Pattinson. —Yut-Lung esboza una sonrisa sañosa.

—Ni siquiera estamos viendo una película de él.

—Ah, es que automáticamente pienso en ti. —Ash odia morder estos pequeños anzuelos—. Pero el mocoso se refería a River Phoenix.

—¡Ese mismo! —Sing salta—. Vaya, me gustaría poder ser tan guapo como él.

—Todavía te queda por crecer. —Shorter lo consuela revolviendo su cabello—. Si sigues practicando boxeo puede que seas incluso más alto que yo.

—¿En serio? —Sus ojos se iluminan como estrellas.

—En serio.

—El mocoso no me va a pasar. —Ash es huraño—. Siempre será un enano.

—¡Ah! ¡Ya veremos! —El más joven se pone defensivo—. Cuando lo haga definitivamente me robaré a Eiji a otro paseo de motocicletas. —Ash arruga el ceño igual que un gato receloso.

—Ya veremos.

Se quedan el resto de la tarde teniendo charlas banales acerca del futuro como si hubiera certeza y aunque Ash suele ser el pesimista en relación a construir castillos en el aire, quiere construirlos, cree que todos han aprendido a ser más benevolentes en ese sentido, ha sido lindo, entonces se dedican a saborear esto y hablan de cómo Eiji será un fotógrafo reconocido, de cómo Yut-Lung ganará alguna clase de premio importante por su investigación, de cómo Shorter se jubilará para hacerse cargo del Chang Dai y cómo Sing pasará a robarle el puesto de líder, con Ash la proyección es diferente, no es porque carezca de sueños para el futuro, al contrario, tiene demasiados, pero aun así no existe nada más perfecto que su presente en estos momentos.

¿Qué más podría pedir?

Está casado con Eiji Okumura, tiene un perrito, Griff está vivo, Max es paternal, Shorter sigue siendo su mejor amigo a pesar de todo, Sing se ha vuelto más niño, ha hecho las paces con Yut-Lung y cada día siente que está un poquito mejor.

Es feliz, realmente feliz.

Ja.

—¿Ves que no fue tan terrible recibirlos? —Eiji le pregunta antes de tumbarse en la cama, es pasada la medianoche y el trío acabó quedándose en la habitación de invitados porque si algo Ash no dejará es que usen su propio cuarto e irrumpan de más su intimidad, eh ahí el límite—. Fue agradable.

—Tú ganas, fue agradable. —Eiji le sonríe somnoliento.

—Yo siempre gano. —Ash se recuesta a su lado, ni siquiera se han quitado la ropa por la poca energía que les resta—. Esto fue un respiro.

—¿Por lo de tus padres? —Entrelazan sus manos.

—Por todo un poco. —Esos ojos cafés quedan absortos por las brillantes argollas—. No puedo creer que Buddy haya escondido mi anillo.

—A Buddy no le gustaron sus abuelos. —Sonríe—. ¿Duele mucho?

—No tanto como creí que dolería. —Musita—. Pero tienes razón en que he podido elegir a mi familia acá y me siento satisfecho con eso, es lo que importa.

—Eiji.

—Creo que lo que trato de decir es que me siento realmente afortunado de estar acá contigo, Aslan.

—Yo igual. —No esconde más su vulnerabilidad—. Aun si a veces es duro...

—Lo haría todo otra vez. —Lo detiene—. Incluso si supiera por todo lo que pasaría si tengo la chance de volverte a conocer, de volverme a enamorar de ti y de estar a tu lado sin duda lo repetiría. —Por supuesto no debió esperar otra respuesta de un irracional sin la mínima pizca de autocuidado.

—En serio eres increíble. —Eiji sonríe con sus mejillas rojas y muy rojas—. Los japoneses en realidad son unos masoquistas.

—¿Puedo decirte una última cosa? —Asiente—. Es cursi.

—Mejor aún, onii-chan. —El bastardo lo patea debajo de las sábanas.

—Tú siempre dices que yo te salvé, Ash. —Tantea—. Pero yo creo que tú fuiste quién me salvó a mí.

—Eiji.

—Sin ti... —El agarre entre sus manos se tensa aún más—. Nada de esto sería posible.

—Oh, Eiji.

—Gracias por encontrarme.

¿Y qué otra cosa puede hacer además de besarlo?

Es tan natural besar a Eiji.

Es gracioso considerando lo mucho que repudiaba el contacto físico, los besos, las caricias, cualquier cosa asociada a tocar tenía una connotación de suciedad que lo hacía concebirse irreparable, eh acá la necesidad de separar a "Ash" de "Aslan", sin embargo estando con Eiji, presionando su boca sobre la dulce sonrisa que está arqueando, adulando los mechones entintados que se encrespan mientras más los toca casi como si fueran girasoles anhelantes de sol, sintiendo los temblores tanto de nervios como de excitación más se siente como una sola persona, vaya que es lindo sentirse merecedor de esto.

Bebe de su boca con lentitud, Eiji se deshace progresivamente entre sus brazos y lo nota en la forma en que su cuerpo se desploma contra la cama y Ash queda arriba, por cómo puede escuchar el latido de su corazón retumbando con ferocidad ¿o es el suyo? Quizás, es una polifonía entre ambos, pasea sus dedos por los bordes de su rostro, adora cada centímetro de Eiji como lo ha hecho desde que le salvó la vida sin siquiera saberlo a través de ese salto y como quiere hacerlo el resto de su vida, toma su palma, se entrelazan, encajan a la perfección. Es adicto. Es creyente. Es benevolente. Es intocable.

Es un snack de medianoche.

—Aslan. —Hay un brillo irascible en los ojos de Eiji cuando se apartan, sus pupilas son constelaciones aun sin descubrir y sus pestañas son una aurora boreal—. Aslan. —Ríe, está nervioso—. Hola, tú.

—Hola. —Repite igualmente nervioso—. Hola, tú.

—Ash...

—Probablemente deberíamos parar. —Se dice a sí mismo porque sus dedos se han enrollado en el borde del suéter—. Si seguimos adelante no creo que pueda contenerme.

—Está bien. —No obstante, Eiji aprieta un poco más su mano, los anillos rechistan y la habitación se encuentra en completa oscuridad y silencio—. Quiero.

—¿Quieres...? —Aslan parpadea y su cara enrojece con tal violencia que teme estar arrojando humo por las orejas—. No tienes que sentirte obligado o presionado.

—No me siento presionado ni obligado, me siento con ganas de tener más de ti. —Ash sonríe ¿cómo podría no sonreír en estos momentos? Es que Eiji, joder—. ¿Tú quieres intentarlo?

—Sí.

Así que se vuelven a besar, sin embargo, es Eiji quién se encuentra sobre su regazo ahora, si bien, lo mejor sería que Ash ocupara este lugar considerando que el control lo hace sentir seguro, esta es su forma de expresarle que confía ciegamente. Cuerpo. Alma. Corazón. Cualquier cosa que desee de él se la dará, es suyo, ha sido suyo del comienzo. Nació para ser suyo. Murió para ser suyo. Revivió día tras día para volver a él.

—A-Aslan... —Eiji jadea cuando profundiza con su lengua.

—Di mi nombre más, me gusta que lo digas. —Siente a una sonrisa curvarse antes de que sea Eiji el que inicie el beso.

—Aslan, Aslan, Aslan. —Sus palmas están sosteniéndolo de la mejilla mientras su boca presiona cada facción de su rostro con suavidad, su labio, su nariz, su frente, su mentón, sus mofletes—. Mi fuerte, dulce y deslumbrante Aslan.

Fuerte, dulce y deslumbrante.

Nunca nadie antes...

Tanto afecto podría hacerlo llorar y de hecho, llora un poco.

Pero eso no detiene a ninguno, Ash desliza una palma por la cintura de su esposo, usa un trazo dulce de mariposa sin quitarle la mirada de encima, está todo oscuro en el cuarto, no debería ver nada, ni escuchar nada, no obstante su corazón está latiendo contra sus tímpanos y vislumbra a Eiji con suma claridad, con más claridad que nunca, pasea su otra mano por su mentón, por su mejilla, lo ve sonreír y acurrucarse mimoso antes de consumar un beso más urgente.

De repente, su cuerpo se llena de algo que pasó una vida pensando que era un mito o que era tabú para personas como él: deseo.

Ash desea a Eiji y Eiji lo desea de vuelta.

Está bien.

Es consensuado, está bien, es diferente.

Intensifican la pasión de los besos hasta que sus bocas están húmedas e hinchadas, la ropa comienza a estorbar y aunque quiere solucionarlo se contiene a sí mismo porque teme una reexperimentación o alguna crisis, idea que muere cuando Eiji se sienta más encima y lo nota, se ha puesto erecto, Aslan mira su pantalón con asombro, en realidad hay una dolorosa erección ahí, su pene funciona, no está roto, no hay nada de malo con él, puede tenerlo erecto y no sentirse culpable, está a salvo, está con Eiji.

—Yo no... —¿Por qué de repente se siente como un mocoso virgen? No sabe, más, se puso nervioso de golpe—. Perdón, no sabía que esto pasaría.

—Yo estoy igual. —Sus jades confirman el estado de su pareja.

—Cierto. —Su cara se siente más caliente que nunca—. Estamos igual.

—Sí. —Ambos están tan nerviosos y primerizos que podrían morir por la pena.

—¿Eh? —Pero Ash nunca pierde la oportunidad de molestar a Eiji y eso ayuda—. Entonces te pusiste duro y mojado solo por algunos besos, vaya que eres sucio, onii-chan.

—¡Ya! —Adora verlo gimotear y reclamar—. ¡Tú estás igual!

—¿Es mi culpa que seas tan besable?

—¡Ash!

—¿Y desnudable? —Tantea—. Te ves desnudable en estos instantes.

—Tú también te ves desnudable.

Esto es suficiente, ambos se dan el consentimiento mutuo para que poco a poco las prendas queden en el piso.

Ash se toma su tiempo para desnudar a Eiji, comienza sacándole el suéter y desabrochando ojal por ojal su camisa, sus manos están temblando, sus dientes están castañeando y le cuesta respirar, teme que algo salga mal porque las cosas siempre le salen mal y supone que Dino...

—Aslan. —Eiji lo ha tomado del rostro otra vez—. Mírame.

—Pero...

—Mírame de verdad.

Y así lo hace.

Se quedan en silencio mirándose con un fervor imposible de referir, le cuesta mantener el contacto visual, le es ridículo, es un experto seduciendo a sus clientes y no puede sostener la mirada con este chico sin ruborizarse y tartamudear, pero los ojos de Eiji son tan preciosos que se disipa, ama repasar la tonalidad, se cuestiona constantemente si es un café cobrizo único, un pardo infame, un delicado bronce, un chocolate que se confunde con oro al son de la libertad o una mezcla de todo lo anterior, son pupilas realmente brillantes bajo pestañas brumas que se confunden con noches de Halloween y calabazas, es un ónix líquido en el que puede ahogarse para siempre, que hace latir su corazón, lo mantiene vivo y sangrante.

Acá está Ash.

Ya volvió.

—Hola, tú.

Y ya no es tan terrible estar siendo desnudado y desnudar a su pareja, siente al pecho de Eiji sangrar su calidez hacia el suyo, repasa con sus dedos su escapula, lo acerca, Eiji se encoje con timidez dentro de su torso, aun así, se atreve a explorarlo y acá pasa, sabe que está en una zona segura y que saldrá bien esta vez porque se siente suyo, Ash se inclina para empezar a llenar el cuerpo de su esposo con besos que lo hacen reír, al principio va tímido, sin embargo, poco a poco un instinto despierta desde lo más profundo de sus entrañas para volverse más apasionado y empezar a devorarlo con audacia.

—¡A-Ash! —Qué sonido más adorable hace cuando llega a sus pezones, el pobrecito no tiene escape alguno al estar a horcajadas y Ash se siente como si tuviera un festín enfrente—. Es vergonzoso.

—¿Qué es vergonzoso? —Ash lame con picardía su torso—. Anda, dímelo o no lo entenderé.

—Es vergonzoso que chupes ahí.

—Y puedo hacerlo aún más vergonzoso. —No duda en apretar su trasero, es la primera vez que logra sentirlo solo con ropa interior y mierda se siente bien, los suaves gemidos de su esposo estrellándose contra su oreja, su aliento quemándole el cuello y su dureza presionándolo.

Es todo.

Algo despierta dentro de Ash.

Los toques se vuelven más apasionados, Ash se aventura a morder, chupar y succionar la piel morena de su amante, repasa con la lengua la areola y sonríe al ver cómo queda erecta reaccionando al roce, la besa con gentileza para después tirar con sus dientes la punta, es dulce, es destructivo, irrefrenable y desbordante, su cuerpo arde hambriento por más, las manos de Eiji tampoco se quedan atrás, aun si lo toma desprevenido que se aventure hacia su boxer, lo disfruta, Ash se derrite en la palma de Eiji de puro placer.

—A-Ah... Eiji. —Jadea y le gusta jadearlo—. Hazlo con el tuyo.

Así lo hace.

Mientras Ash devora, muerde y saborea desde el cuello, la clavícula y el pecho de Eiji, Eiji los atiende a ambos en la parte inferior, sus erecciones se sienten calientes una en contra de la otra, la sensación es tan eléctrica que se le eriza la piel y siente un latigazo de electricidad recorrer cada vértebra, estira la nuca hacia atrás permitiéndose disfrutar de ese placer, de cómo la palma de Eiji lo acaricia con un ritmo marcado y firme, es delicioso, delirante y lujurioso.

—Joder.

No aguanta más y toma el control, Ash junta ambas erecciones húmedas, duras, palpitantes y cálidas para incrementar el ritmo de la masturbación, la estimulación es tan potente que Eiji se desmorona encima de su hombro, el vaivén es insufrible, desde la base hasta el prepucio, sabe dónde se siente bien tocar y lo usa a su favor, es exquisito, su piel quema, hay jadeos llenando el ambiente, su mente no puede dejar de absorber cada expresión que su esposo le confiere.

Hermoso. Sexy. Etéreo.

Amado.

—Tus manos se sienten increíbles. —Entonces dice porque sabe que se avergonzará si le habla sucio, lo hace, Eiji lo mira con el ceño medio tenso y las mejillas rosadas.

—Quiero más. —No esperaba semejante sinceridad—. No sigas jugando conmigo.

—E-Eiji.

—No te contengas.

Un espasmo de placer lo golpea cuando los labios de Eiji lo vuelven a embriagar, sin romper ese beso lo recuesta sobre la cama, Eiji se aferra con uñas a su espalda demandando más, están urgidos como si estuvieran besándose, tocándose y mancillándose por todo el tiempo perdido.

Está caliente.

Ash toca, aprieta y masajea el cuerpo de Eiji con mucha mayor libertad, besa, muerde, ama, lo marca sin ningún arrepentimiento mientras ambos se frotan desnudos sobre la cama, la temperatura va in crescendo al igual que la intensidad de sus caricias. Pronto, Ash está mordiendo el muslo interior del nipón quien lo está mirando completamente necesitado sobre las sábanas, son un desastre.

—Vaya. —Su sonrisa es felina—. Vaya que eres hermoso.

—A-Aslan. —Eiji intenta taparse la cara con el antebrazo, no lo deja, sus manos acaban entrelazadas.

—Lo digo en serio.

Porque no existe nada más hermoso que tener a Eiji perlado por una capa de sudor, jadeante, todavía erecto, con líquido preseminal en su vientre, repleto de chupones, con el cabello empapado y hecho un desastre sobre la cama mientras lo mira con tanto amor y deseo al mismo tiempo.

—Quiero meterla. —Eiji enrojece diez tonos más cuando lo suelta.

—¿No puedes decirlo con más tacto? —Ash rueda los ojos con falsa molestia, alza su pierna para así volver a morder uno de sus muslos y verlo retorcerse—. A-Ash.

—¿Podría por favor meter mi pene erecto, caliente y grande dentro de ti?

—¡Eres...! —Bufa con una sonrisa—. Solo mételo.

—A tus órdenes, onii-chan.

Es agradable que el ambiente se sienta ligero, eso lo ayuda a mantenerse conectado, así que prepara a Eiji con cuidado, ¿a quién engaña? Disfruta de sobremanera verlo desesperado mientras lo embiste con sus dedos, va profundo, caliente y apretado hasta que ninguno puede más.

—Abre aún más las piernas si quieres que entre.

—Quiero besarte. —Le suplica—. Aslan.

Por supuesto no se lo niega.

Entra de a poco al interior de Eiji y joder, es la sensación más extracorpórea que ha sentido, su boca embriagándolo mientras lo succiona es enloquecedor, pronto sus labios se están comiendo con tanta desesperación que la cama rechista, las manos de Eiji sobre su piel arden en cosquilleos dolorosos y adictivos, más, quiere más, Eiji le muerde el labio inferior cuando profundiza aún más las estocadas, es estrecho y palpitante, es insoportable.

—E-Eiji...

La sensación es indescriptiblemente placentera, la presión alrededor de su pene es exquisita, Ash se mueve una y otra vez en una locura carnal, sus manos se mantienen aferradas todo el tiempo, Eiji le da permiso para profundizar al enrollar sus piernas en su cadera, así lo hace con las pupilas brillantes, llorosas y su voz amortiguada por el placer. Es demasiado bueno para ser real. Pero es real. Arremete con mayor profundidad hasta que ambos tiemblan apenas soportando el desborde de pasión.

Eiji lo inunda entero.

De repente, es demasiado, una presión insoportable azota cada uno de sus músculos, su cuerpo cae en un entumecimiento en dónde solo puede sentir un mortífero placer. La voz de Eiji sobre su oreja. Su aliento. Su aroma. Su calidez. Su cuerpo. Su corazón. Ambos alcanzan el orgasmo.

—Mierda. —Ash no lo suelta cuando se tumban sobre las sábanas—. Realmente lo hicimos.

—Lo hicimos. —La respiración de Eiji está totalmente errática y entrecortada.

—¿Te gustó? —Hay un deje de miedo en su voz.

—Lo hizo. —Eiji lo calma—. ¿A ti?

—Mucho. —Ambos se miran debajo de aquella intensa oscuridad, sus piernas se han enlazado y aún se mantienen aferrados al otro—. Se siente como el final ¿sabes? Como si hubiéramos superado uno de los obstáculos más duros, no porque necesitemos sexo ni nada, pero yo quería y tú querías y para mí se sintió como una primera vez aunque sea una tontería.

—No fue una tontería. —Eiji lo valida, claro que lo hace—. Fue nuestra primera vez.

—He tenido muchas primeras veces contigo. —Aslan desearía encontrar las palabras correctas para poderle expresar lo mucho que Eiji significa, más, esas palabras no existen, nada nunca alcanzará para manifestar lo mucho que lo adora—. Eiji...

—¿Sí? —Así que por el momento esto tendrá que bastar.

—Te amo por el resto de mi vida. —Eiji sonríe somnoliento desmoronándose sobre su pecho, oyendo lo desenfrenado de su latido como una canción de cuna—. Te amo para siempre, Eiji.

—Te amo para siempre, Ash.

Y por alguna razón, esas palabras se sienten como un inicio.

¿Nos vamos a Cape Cod o no nos vamos a Cape Cod? Probablemente si llega a existir el epilogo será dentro de una semanita porque esta estaremos dedicados full a otra cosa. Es muy facil olvidarse de estas dínamicas porque he participado en muchas y siento que a veces me vuelvo repetitiva en especial a lo que refiere al canon y lo post canon pero en serio espero que esta haya sido de su agrado o les haya servido para pasar el rato por último, de acá, en Julio no hay eventos y en agosto ya se retoman cada mes por medio, así que intentaré ponerle más amor a los pobres fics que llevan activos pero sin dínamicas como unholy o maybe in another life time y los otros que ya ni yo me acuerdo (doy pesimos servicios, i know). Pero fuera de eso, de verdad gracias, espero que nos veamos acá en un par de semanitas, se les quiere muchoooo.

See ya later~

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