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29. Lottery.

Hi~ ¿Extrañamos el pov de Eiji en esta cosa? Se los doy el doble entonces, pero hablando en serio, todavía quedan cabos sueltos que aterrizar con Eiji y más que nada, que concretarlos que eso es lo díficil y si bien, este capítulo es muy hogareño y de transición, es la primera patita para que mañana lo hagamos con más firmeza.

Mil gracias por tanto~

—Aslan. —Eiji pronuncia su nombre como si se tratara de una promesa, lo hace sin quitarle la mirada de encima, extendiendo una de sus palmas para atrapar uno de esos mechones dorados que salieron de su diminuta coleta de lectura, tiene el pelo más largo y esto le da un aspecto intelectual. Es bonito.

—Ei-ji. —Responde en un contraataque.

—Ash-u.

—¿Qué pasa? —Hay una risa impregnada a la pregunta. Deslumbrante. Abierta. Bonita.

—Nuestro cachorro se aburrió.

Se encuentran recostados en la cama usando el elegante respaldo de madera como soporte mientras que Buddy reposa sobre el estómago de Eiji y los fornidos brazos de su amante los rodean, ni siquiera está apoyando el libro en la cama y de hecho, los ha encerrado sosteniendo un extremo de la portada en cada una de las manos, presionando su mentón sobre el hombro de Eiji, musitando la patraña de un niño incomprendido como si fuera una historia de amor, sin duda Ash Lynx tiene un concepto que difiere del suyo en relación al romanticismo, aunque ha sido así del principio.

Yo te protegeré. Nunca te alejes de mí.

Ash nunca ha sido hombre de palabras, por ende, «te amo» era algo prohibido entre ellos, más tarde le explicaría lo cargada que estaba esa idea.

Te amo, sweetheart.

Ambos crecieron con un "te amo" muy diferente y por lo mismo, Eiji no esperó recibirlo verbalmente.

Ni tampoco cree que lo necesitara ya que poco a poco se dio cuenta de que Aslan cubría un "te amo" en cada una de sus acciones, eran detalles ínfimos y pequeños, fue la manera en que no dudó en ser un escudo humano cuando Blanca disparó por la ventana e incluso se preocupó por sostener su nuca para que no se golpeara contra el piso, fue cómo lo abrazaba de los hombros para transmitirle a toda la ciudad que estaba bajo su cuidado, fue cómo bajaba su guardia cuando estaban a solas y suavizaba sus ojos como solo parece suavizarlos para Eiji. Fue un poco de early morning, una siesta, una sonrisa contra una lata de cerveza con una manta sobre sus hombros, un montaje improvisado en el lago de Cape Cod y por supuesto, un amanecer.

Es que de una u otra forma Ash refería que lo amaba a través de sus acciones y asume que no debería sorprenderle considerando su intrínseca agudeza o cómo ese intelecto lo guiaba para que maquinara sus movimientos sin dejar nada al azar, incluso en sus intentos por enviarlo a Japón una, otra, otra y otra vez. Sí. Eso también era un "te amo" por más jodido que fuera. Este también, piensa arrojándole la cabeza contra el pecho para usarlo de almohada, acurrucándose en busca de mimos. Te amo tanto.

—Buddy odia ese libro, ya déjalo. —Pero así como Ash tiene maneras un poco mierdosas de expresar su cariño, Eiji también y por supuesto, Ash luce absolutamente mortificado.

—¿Qué dijiste? —Primer paso: negación.

—Me escuchaste.

—No. —Segundo paso: ira—. Eso no puede ser así.

—Amor. —Eiji suaviza su voz para ablandar el golpe—. Está roncando sobre mi regazo, odia a Holden.

—Nadie podría odiar a Holden.

—Nosotros odiamos a Holden así como tú odias a Edward.

—Pero podríamos llegar a un acuerdo ¿cierto? —Tercer paso: negociación—. Podría leerle otro libro.

—Ash. —Su nombre es una súplica—. Aunque aprecio que quieras mejorar la relación con Buddy no creo que matarlo de aburrimiento sea el camino, te toca a ti interesarte en sus pasatiempos, deja de forzarlo a los tuyos, por eso quiere más a Yue y a la pandilla.

—¡Ah! —Cuarto paso: depresión—. No puede ser. —Deja el libro sobre la mesita de noche, no rompe la postura tan íntima en la que están, más se frota el entrecejo en las yemas, tensando y destensando arrugas inexistentes—. Quiero una prueba de paternidad, me niego a aceptar esto de mi propio hijo.

—¡Ash!

—¿Qué? —El bastardo finge demencia—. Podría no ser mío.

—¡Es rubio igual que tú! ¿Qué más necesitas?

—¡Dijiste que los rubios eran tu tipo! lo recuerdo perfectamente del sujeto de la aplicación. —Quinto paso finalmente: aceptación—. No me quedaré tranquilo hasta que lo sepa. —O al menos así debería ser si su esposo no fuera todo un cabeza dura.

—¿Nunca vas a superarlo?

—Me llamó feo, Eiji. —El lince se abanica la cara agitando las pestañitas doradas con orgullo—. A mí.

—Estoy comenzando a creer que te molestó más que hiriera tu orgullo a que me pudiera robar. —El lince esboza una sonrisa digna del gato del país de las maravillas antes de tomar a un Buddy roncando hacia el piso y así, poderlo abrazar con mayor libertad.

—Tienes razón, no me preocupa que él te robe, ni que nadie te robe en realidad.

—¿Eh? —Eiji se siente un poco ofendido y lo demuestra abiertamente en un puchero que al contrario le resulta adorable, lo aprecia por cómo presiona su boca sobre la mejilla para morderla suavemente.

—No me preocupa por esto. —Es injusto que incluso en estos momentos Ash sepa acelerar con tanta ferocidad su corazón, no debe hacer mucho, es suficiente que deslice sus dedos entre los suyos junto al rechinar de los anillos para paralizar el mundo entero—. No podrías escribirle a nadie más, no una carta como la mía, estoy seguro y por eso no me preocupo.

—¿Cómo podría? —Sus ojos cobrizos se clavan en las sábanas desordenadas—. Te di mi alma en esa carta.

—Y yo te di la mía. —Ash presiona un beso aterciopelado en su cuello.

—¿Cuándo me la diste?

—No te la di en un momento específico. —Sus labios se deslizan desde la clavícula del nipón, penden hacia su manzana de Adán y se dedican a descansar bordeando su barbilla—. Pero elijo dártela todos los días intentándolo aunque a veces sea demasiado difícil, aunque a veces me quiera rendir, aunque a veces lo que me pasó desde que entré a esa cabaña y llegué a manos de Dino me devore hasta mis huesos.

—Ash. —Eiji se da vueltas para mirarlo.

—A veces es realmente difícil vivir. —Le duele escucharlo decir eso—. A veces realmente pienso...

A veces realmente pienso que debería haber muerto en la biblioteca, no debe decirlo para que Eiji lo sepa.

—A veces me pregunto si vale la pena ¿sabes? Si mi cuerpo o mi mente o mi cerebro no están jodidos en exceso o si siquiera vale la pena rescatar algo tan usado, la gente es aversiva al sufrimiento, no es poco común que se horroricen cuando escuchan que alguien pasó por tanto, lanzan cosas como que es mejor morir a tener que lidiar con las consecuencias como si siempre fuera un escusado de semen o un asesino y mi recuperación no existiera, a veces creo que estaría bien ponerle un alto y descansar.

Eiji no sabe qué decir a eso, así que solo aprieta sus manos y escucha por muy doloroso que le resulte oír la verdad, por mucho que quiera que se calle, taparle la boca o salir corriendo ya que la ignorancia lo haría libre. Pero no lo hace. Sigue ahí.

Para siempre.

Siempre lo hace.

—A veces solo pienso eso y me canso. —Jade se encuentra con cobrizo—. Pero a pesar de esto nunca tiro completamente la toalla porque cada día veo más cosas buenas, no siempre y sin embargo, estoy comenzando a notar cosas que no veía antes, cosas de ti que no veía antes.

—¿Cómo qué? —Pregunta la curiosidad.

—Como que te gusta ser la cucharita grande. —Eiji ríe por el comentario—. Nunca habría sabido eso sino nos hubiéramos casado o qué en secreto ves el anillo y le sacas brillo, que eres todo un mimador natural, siempre me mimas a mí pero ahora con Buddy lo has sacado aún más a la luz, ¿cómo Shorter dice que son estás cosas? Domésticas, sí, me gusta tener esta vida doméstica contigo.

—Ash.

—Y lo que te trato de decir es que seguirá siendo difícil, nunca dejará de serlo porque lo que pasamos es jodido y es harto, pero seguimos acá, día a día elegimos seguir acá para el otro. —"Pasamos", vaya que es lindo sentirse validado en tan pequeños detalles como cambiar la oración de singular a plural.

—Es cierto. —Eiji se inclina hacia su esposo—. Seguimos acá.

—Y sé que debe ser duro para ti, sobre todo con tus padres cerca, pero acá estoy para ti. —Eiji sonríe.

—Hola. —Ríe—. Acá estás.

—Acá estoy, sí. —Ash está totalmente ruborizado—. Y ahí están tus lindos y besables labios.

—Oh, cállate. —El nipón lo envuelve con desesperación sentándose a horcajadas, si bien antes temía sentarse en esta posición por lo sugestiva que puede ser pronto entendió que cumplía dos funciones: en primera les permitía ver sus rostros y explorar sus cuerpos con mayor libertad y en segunda, tener a Eiji arriba es la forma en que Ash le transmite confianza, le cede el control, queda a su merced, acá está "te amo" sin esas palabras—. Se nota que te mueres por besarme, Callenreese.

—¿Es mi culpa que mi esposo sea tan besable?

—Besable no es una palabra real. —Eiji chilla al sentir un agarrón.

—Y nalgueable.

—¡Ash! —El aludido esboza una sonrisa maliciosa—. Estás demasiado cómodo.

—Y puedo ponerme aún más cómodo, onii-chan.

—Solo ven acá.

Ash lo besa.

Eiji pierde toda su fuerza en el beso por lo que termina sentándose en el regazo de Ash sin sostenerse más a sí mismo, aunque al principio teme aplastarlo las palmas de su amante deslizándose alrededor de su cintura lo incitan a relajarse progresivamente hasta que sus caderas se estén tocando mientras sus bocas se deshacen por los besos. Se besan. Se besan. Se besan un poco más. Eiji desliza los dedos entre los mechones dorados y lacios, no es brusco al hacerlo, al contrario, pasea sus yemas igual que lo haría en el ejido de trigo. Cape Cod. Un jade. Un jade al alba. Una vida feliz. Aslan Jade Callenreese.

Deseó que tu vida fuera tan hermosa como un jade al amanecer.

Aslan Jade.

Eiji sonríe ante sus propios pensamientos hundiéndose aún más en los labios de su amante, los besos que comparten se han vuelto mucho más intensos y pasionales, lo nota cuando Ash desliza su lengua desde su mentón hacia su boca sin pudor alguno, trazando cada una de sus curvas, memorizando su sabor, su estructura, las reacciones que produce y cómo Eiji se derrite ante estas, a duras penas logra responder con los párpados apretados y las manos tensas en los mechones dorados, la atmósfera se va calentando poco a poco junto a la urgencia de sus respiraciones.

—Relájate. —Ash le susurra con una voz jodidamente ronca—. No aprietes con tanta fuerza los labios si quieres que te bese como se debe, onii-chan.

—¿Tienes que decir cosas tan descaradas ahora? —Eiji le protesta aborreciendo estar arriba en estos momentos puesto que se siente extremadamente expuesto con sus jades repasándolo de arriba para abajo casi como si lo desnudara—. Siento que me estás molestando.

—¿Yo? —Finge inocencia—. Nunca haría eso.

—¡A-Ah! —Ni siquiera logra gritar su nombre ante el descarado agarrón que le da a su trasero, no le importa lo áspero del jeans o lo rígido de la tela, de alguna forma se las ingenia para amasar y tensar.

—Me gusta cuando haces esos sonidos, gime mi nombre más.

Para callarlo es Eiji quién planta el beso e intenta pillar la iniciativa marcando el ritmo, Ash tirita dada la sorpresa, más, responde encantado, sus manos se cuelan dentro de la camiseta de Eiji a su espalda desnuda y la sensación es electrizante, un estallido de calor totalmente nuevo para ambos los devora en un torbellino de urgencia que ninguno ha experimentado antes, Eiji se concibe borracho y todavía más borracho tras cada latido hirviendo, es un cóctel de endorfinas que lo tiene mareado: son manos de Ash tocándolo con hambre por debajo de la polera, son sus labios mordiendo y tirando y su lengua demandando aún más profundidad. Eiji está que hierve. Está tiritando, necesitado, mojado, caliente. Una ola de intrusión no tarda en arremeterlo en forma de culpa, no obstante esta desaparece apenas ve a Aslan y lo nota en aun peores condiciones que las suyas.

—Yo igual me siento así. —Dice confirmando, raspando con sus dientes el cuello de Eiji, arrancándole un jadeo porque se siente malditamente bien—. Eiji. —Le ruega.

—A-Ash. —Suspira totalmente extasiado.

—Vamos a la ducha.

¿Por qué no solo lo aceptas? Te encantan los niños pequeños.

—No.

—Esta vez será diferente. —El ambiente fallece abruptamente—. Esta vez será una ducha, prometo...

—No puedes prometer que no te dará una reexperimentación. —Carajo, no quiso decirlo así de duro.

—Lo sé. —Ash lo suelta igual que un niño regañado—. Lo siento.

—No.

Eiji se toma un momento para pensarlo con calma y se permite cuestionarse qué es lo que él en serio quiere hacer independiente de los deseos de Ash, es cierto, tiene miedo de que pueda ocurrir alguna crisis o un episodio de disociación porque fueron muy seguidos y sigue frágil en este momento y aun así...

—Quiero intentarlo. —Lo dice sincero, sin presión, sin coerción, es solo Eiji queriendo explorar a Ash con calma—. Tenemos medidas de emergencia, estaremos bien.

—Podemos hacerlo con ropa interior si es mucho.

—Será lo mejor por ahora.

Pero esto no se parece en nada a la experiencia previa que tuvieron en la bañera.

Esto es más salvaje. Pasional. Desesperado.

Se meten bajo la ducha en un torbellino de urgencia que pese al agua fría no hace más que desdoblar las llamas que están ardiendo entre ellos, las manos de Ash amasan el cuerpo de Eiji sin pudor y con tal desesperación que da la impresión de que físicamente es castigo no estarse acariciando, los roces son mucho más feroces y hambrientos, Eiji arroja la nuca hacia atrás siendo consumido por el éxtasis que es tener a semejante Adonis tan excitado por su culpa, las gotas heladas caen desde la coronilla de su cabeza hacia sus pies crispados por la lujuria. Sofocante. Sensual. Tentador.

Pronto la estimulación es demasiada para que siquiera se pueda mantener de pie, Aslan lo nota, hay una sonrisa coqueta arqueándose entre sus labios antes de que le dé una sola orden: tus piernas en mi cintura. Lo obedece. Carajo, es un nuevo nivel de cercanía que despierta un millón de sensaciones que no ha experimentado antes, todo su cuerpo quema y de pronto, sus palmas están acariciando a Aslan con la misma urgencia, enredándose entre sus mechones dorados para contener los jadeos en la boca de su pareja, sintiendo cómo la excitación entre sus caderas crece y crece hasta ser sofocante.

Dura. Caliente. Palpitante.

—E-Eiji. —Ash ruega separándose.

El agua sigue corriendo contra este deslumbrante hombre, las gotas besan su piel pálida en una capa perlada que fácilmente se podría confundir con porcelana o polvo de estrellas, se ha arrojado el pelo hacia atrás lo que le da un aspecto mucho más maduro y varonil, dejando a la vista su barbilla afilada, sus músculos anchos y sus jades brillando con una chispa oscura, es acá cuando Eiji lo nota: Ash está más grande. El pensamiento lo enternece entero. Ash está más grande. Vivo. Creciendo. Más relleno.

Sí.

Sus ojos se pasean hasta su estómago el que si bien, siempre ha tenido abdominales marcados luego de que Dino lo secuestrara también se le veían las costillas y estaba comiendo muy poco, está mucho más alto de igual forma y su cara luce más madura, realmente ha crecido.

—Qué alivio. —Entonces dice abrazándolo con fuerza, como sigue enredado a su cintura aun alzado contra la ducha no es necesario que se pare en la punta de sus pies—. Qué alivio.

—¿Eiji? —El nombrado se esconde contra su cuello.

—Solo estaba pensando. —No se separa cuando dice eso, sus dedos se han hundido en sus músculos tallados casi como si fuera un artista y quisiera memorizarlo—. Estoy feliz de que estés más grande.

—Ah. —Una conmoción se desata dentro de sus jades, es fácil saberlo porque Eiji nuevamente se ha parado sobre el piso y sus pupilas tiritan en una yuxtaposición de emociones imposibles de conciliar.

—¿Dije algo malo?

—No. —Ash lo sostiene de los hombros—. Es solo que a la gente no le gustaba que creciera porque...

Les gustan los niños pequeños.

—Ash.

—Y es raro oírte escuchar lo contrario.

—Ash. —Eiji se alza en la punta de sus pies para atrapar sus mejillas—. Mi dulce Aslan. —Le presiona un beso diferente a los de antes, mucho más dulce, devoto y casto que tiene la finalidad de transmitir que está acá para él—. Me alegra que estés más grande porque eso me confirma que esto... —Desliza sus dedos entre los dedos de su esposo, sus argollas rechistan aun mojadas—. Esto es real.

—Esto siempre ha sido real. —Sus jades se suavizan, el vapor ha envuelto todo el baño junto al dulzor del jabón floral.

—Lo sé. —Eiji sonríe con tristeza—. Pero a veces en serio me da miedo lo que pasó, siento que podría haberme vuelto loco si te perdía así que...

—Eiji. —Es turno de Ash de ser reconfortante, no deja que el nombrado baje la mirada sino que toca con ternura por debajo de su mentón, asegurándose que ese momento quede grabado a fuego lento en su corazón tal como lo hizo el primer salto—. Estoy acá. —Promete rozando su nudillo en un beso.

—Estás acá. —Eiji se repite.

—Estoy acá y esto... —Ash repasa juguetonamente el labio inferior del nipón hasta tirarlo—. Esto tan hinchado es una prueba de carne y hueso, onii-chan.

—¡Ah! —Gimotea aún bajo la ducha, entibiando el agua puesto que empezó hacer frío—. Tú en serio eres imposible de razonar.

—Tal vez. —Su sonrisa es coqueta—. Pero no necesitas razonar mucho para adivinar cuánto te adoro.

—A-Ash...

Entonces los labios de su esposo lentamente van descendiendo por su cuerpo, bajan desde su frente, pasan por su nariz, presionan un beso primero sobre su boca para bajar aún más, bajan por su cuello, se detienen en su omóplato dónde aspira con descaro a pesar del agua aun goteándoles encima, sus manos de igual manera lo sostienen al mismo ritmo, el corazón de Eiji late como loco, es mucho para tragar tener a esos jades clavados, vislumbrando cada una de sus reacciones mientras saborea y toca cada centímetro de su piel, sus mejillas arden y su respiración se entrecorta.

Pero Ash no se detiene.

Besa y besa.

Besa cada herida, besa cada cicatriz de bala o de navaja, besa cada imperfección y hace que se sienta hermoso y realmente hermoso por primera vez, la sensación de adoración lo marea al punto que los ojos le escuecen y algo se quiebra igual que una presa en su interior, dicha emoción desconocida lo inunda a medida que los mimos aumentan de intensidad e intimidad paulatinamente, besa, lame y muerde con gentileza, pasa por su cadera, su cintura, su estómago, su pecho y para con una sonrisa burlona sobre sus pezones erectos para volver a bajar hacia sus piernas, sus muslos, sus pantorrillas, sus brazos, sus dedos, todo, Aslan lo toma todo y aunque Eiji aprecia que es su impresión, se profesa renacido como si el amor de Ash pudiera remover capas y capas de dolencias junto a traumas para que por fin quede limpio, ¿limpio?

Sí.

¿Pero por qué necesitaría estar limpio?

Entonces los labios de Ash besan su muslo interno y lo recuerda.

La sensación de estar amarrado a la cama, la impotencia que hirvió en las tripas mientras le quitaban la ropa y lo despojaban de su dignidad con palabras obscenas y comentarios inapropiados, su mirada verde, de un verde completamente diferente al de Ash, un verde violento y sucio mirándolo, esa fue la primera vez que...y aunque no pasó "nada" Eiji estaba muerto de miedo, trató de cerrar las piernas o de apartarlo, no quería que su primera vez fuera así pero una parte de su mente lo repetía: Ash la ha tenido mucho peor ¿con qué derecho te quejas? Solo cállate, déjate violar. Y la culpa desgarradora al no poderlo hacer. Se sintió patético. Tuvo miedo. Tuvo mucho miedo y ha cargado con eso abierto.

—¿Eiji? ¿Cariño? —De pronto se ha hecho un ovillo sobre el piso, Ash lo mira con suma preocupación del otro lado de la ducha—. ¿Hice algo mal?

—No.

—No dijiste la palabra de seguridad, no quería darte la impresión de que... —La culpa se quiebra, se retuerce y se hace trizas en su corazón, claro que Ash se está atribuyendo ese rechazo a él ¿cómo le dijo Yut-Lung?

Tal vez sería importante conversarlo. Sino puede que él te esté poniendo demasiado peso encima, Lynx asume que no tienes experiencias traumáticas en relación a eso.

—Lo siento, no quería lastimarte, no quería obligarte a nada, lo siento, yo no...

—Ash. —Y sabe que Yut-Lung tenía razón y tampoco es justo guardárselo ni para sí mismo ni para su esposo que le ha abierto cada herida sangrante en su corazón—. Hay algo que debo decirte.

—Oh. —Su postura cambia de inmediato a una de protección—. ¿Qué pasa? —Se ha arrodillado aun con el agua de la ducha corriendo, no intenta cambiar nada del ambiente, lo acepta, apoya y lo ama.

—¿Recuerdas cuando hiciste explotar el laboratorio de Dawson y le prendiste fuego a la mansión de Dino?

—Sí.

—¿Recuerdas que...? —Su boca tirita provocando que las palabras se estrellen una contra la otra, no entiende porqué teme tanto decirlo en voz alta, sabe que Ash lo entenderá, no duda de su amor, sin embargo ¿cómo dice su terapeuta? Hay que decir las cosas en voz alta porque necesitan estar en un plano diferente de realidad, sino se siguen acumulando—. ¿Recuerdas qué...?

—Eiji.

—¿Recuerdas qué...?

—No llores, por favor. —El nipón parpadea sin vislumbrar a qué se refiere hasta que repara que toda esa agua cayéndole encima no es de la ducha—. Cariño.

Eiji presiona con fuerza los párpados haciéndose trizas, tiene que admitirlo, incluso si ha pasado más de un año, incluso si Dino está muerto y ahora están a salvo a veces estas cosas siguen volviendo, ha sido duro cargarlas por sí mismo, ha sido malditamente doloroso tener que ser el soporte de la gente que ama cuando él mismo se estaba desmoronando, pero acá está Aslan arrodillado en la ducha con una mueca absolutamente constipada, batallando contra sus propios pensamientos intrusivos y Eiji...

Eiji está tan cansado.

Está tan dolido.

Está tan herido.

—Me aterra la intimidad, Ash. —Eiji no quiere mentirle a nadie más—. Actúo todo comprensivo para ocultar mi propia mierda pero la verdad es que desde que Dino me llevó a su mansión. —Su boca se cierra con violencia, hay una parte suya que no cree que merezca decirlo—. Desde que trató... de...a mí y a Yut-Lung, él trató de... —Debe decirlo, sino siempre seguirá pudriéndose ahí, sino la herida no va a sanar jamás—. No alcanzó a pasar nada, pero Dino quiso violarnos a ambos.

—Eiji. —Las lágrimas corren sinfín desde el rostro de Ash—. Lo siento.

—¿Por qué te disculpas? No quería que hicieras eso. —Sin embargo su esposo impresiona derrotado.

—Porque todo este tiempo he estado actuando como si hubiera sido el único herido cuando tú igual pasaste por cosas...mierda, lo siento por no llegar antes, debiste estar muy asustado.

—No pasó nada.

—Eiji. —Lo calla—. Pasó algo. —Y no dice palabras especialmente empáticas o acogedoras, es simple y directo—. Pasó mucho.

—Ash. —Ser bañado con semejante aceptación le hace trizas el corazón, Ash pide permiso silencioso para abrazarlo mientras el agua los empapa, se lo da, Dios sabe que nunca antes ha necesitado tanto un abrazo como ahora—. ¿Me odias por mentirte? —La pregunta está apestada de miedo.

—No. —Más, su pareja acuna sus mejillas con dulzura mientras que Eiji está temblando—. Cada uno tiene su propio tiempo para contar las cosas, está bien, gracias por contármelo.

—Pero...

—Gracias por confiar en mí.

—¿Me amas menos?

—Te amo más que nunca. —No sabía cuánto necesitaba escuchar eso hasta que lo hace, las lágrimas caen con aún más violencia y esta vez es un llanto diferente al usual, esta vez grita y solloza con toda la fuerza de sus pulmones mientras hay alguien ahí para sostenerlo, no está solo—. Te amo por todo el resto de mi vida.

—Ash...

—No te amaré menos porque estés herido, amor, al contrario cada día te amaré más y más, después de todo soy tu esposo ¿verdad?

Se quedan acurrucados bajo la ducha como si fueran una pareja de polluelos intentando protegerse de la tempestad y cuando finalmente sale se siente mejor, se siente como si estuviera más limpio o más ligero y no porque algo haya cambiado, nada cambió, lo de Dino pasó, las heridas siguen escritas en su piel, su corazón aún duele y sus ojos están rojos de tanto llorar, más, algo cambió entre Ash y él, Ash no lo demuestra a través de fragilización, al contrario lo mira como si admirara su fuerza, Eiji poco a poco aprende a admirar y enorgullecerse de su propia fuerza. Algo sí cambió.

—Por eso estoy tan nervioso por la visita de mis padres. —Acepta finalmente con pijama en la cama.

—¿Me ayudas a entender? —Ash ha aprendido a ser más susceptible con su lenguaje verbal.

—Ya no soy el mismo que se fue de Japón.

—No. —Lo valida con un beso sobre la frente—. No lo eres. —Eiji está acurrucado encima y lo rodea con tanta fuerza que le sorprende lo impropia que es esta súplica decadente ¿a quién engaña? Ansía que sus toques lo hagan sentir amado y su latido de corazón lo acurruque, quédate, te necesito más que nunca acá—. Ninguno lo es.

—No lo somos ¿verdad? —Ambos sonríen.

—Ahora eres mucho más terco que antes, estás hecho todo un yankee.

—¡Ah! Mira quién lo dice. —Eiji patea por debajo de la cama al mismo tiempo que Ash le pellizca un moflete porque es un inmaduro—. ¡Ash!

—Ahora somos más gays.

—Lo somos. —Suelta el peso.

—Lo siento por interrumpirte, sigue contándome, es importante que lo hagas. —Wow, en serio han cambiado, entonces Eiji toma aire y retoma el hilo.

—Y he trabajado tan duro en mi recuperación, no quiero que ellos me desmoronen, no puedo evitar que me importe lo que digan o que me lastime y no quiero pensar mal de ellos, no tienen la menor idea de lo que hemos pasado realmente acá, no saben de Golzine ni de la mafia ni de nada, entonces no deseo tomarlo personal, pero de alguna manera acaba siéndolo.

—Está bien que te importen todavía.

—Ellos no estarán felices con nuestra relación.

—Entonces los sacaremos a patadas de nuestra casa.

—¡Ash!

—¿Qué? —El nombrado agita sus pestañitas con inocencia—. Puedes seguirlos amando aun estando exiliados de nuestro nidito de amor, no son cosas contradictorias.

—Lo siento por no poderles contar antes sobre ti.

—Ya. —Ash lo corta—. Deja de disculparte por todo o tendré que verme en la necesidad de callarte.

—¿Eh? ¿Y cómo me callarías, Callenreese? —Eiji se pone coqueto.

—Tú sabes cómo, dulzura. —Ash le sigue el juego—. ¿Quieres retomar los besos de antes?

—Más que nunca. —Ya que finalmente le mostró lo más feo de sí mismo, aun así Ash se quedó y no solo eso, lo ama y más que nunca—. Pero me siento deshidratado.

—No tienes que pedirlo. —Ash se levanta de la cama—. Estoy a tus órdenes, onii-chan.

—Gracias.

Ash sale del cuarto y cierra la puerta con tanta violencia que tumba los papeles acumulados encima de la mesita de noche, Eiji se inclina para recogerlos hasta que...

Hay una carta.

[Estimados señores Okumura:

No soy un hombre al que se le den las palabras, más, me siento en la obligación de explicarles el por qué se sacaron la lotería con Eiji.

Su hijo siempre ha sido el tipo de persona del que debería haberme mantenido alejado, lo he sabido desde siempre pero no podía aceptarlo, patético ¿no? Cuando nos conocimos por primera vez él ya sabía el tipo de persona que yo era, pero no me temió ni fue cauteloso conmigo, me hablaba con ese horrible inglés. Pensaba que era raro. Imaginé que sería porque era extranjero, pero con el tiempo me di cuenta de que me equivocaba. Eiji es así porque es Eiji.

Cuando está a mi lado su amabilidad, sinceridad y calidez atraviesan mi cuerpo entero, me completa, pero yo... mi cuerpo...

Estoy intentando cambiar muchas cosas para volverme digno de Eiji y de mí mismo, también quisiera poder ser digno de ustedes si es que lo merecen, si es que ustedes finalmente logran ver lo inteligente y hermoso y maravilloso y malditamente terco que es su hijo. Lo amo. Lo amo y quiero pasar el resto de mi vida a su lado, así que por favor... espero que no sean como mi padre y se den cuenta a tiempo, son importantes para Eiji a pesar de todo y Eiji, Eiji es lo más importante para mí, por ende, no puedo serles indiferentes todavía, ojalá ustedes puedan aprender más de su hijo y no porque sea un ángel o algo así, sino que Eiji es bueno porque es Eiji.

Y creo que todos deberíamos ser más Eijis en algún punto de nuestras vidas, incluyéndolos].

¿Toco funa a los papás de Eiji mañana? Ni modo, toco funa, pero hablando en serio, mañana nos llegan de visita los dos y luego cerramos con Ash, gracias por darle alitas a esta dinamica chiquillos, saben que sin ustedes probablemente este perfil estaría bien desnudo y pucha, en serio no puedo expresar lo agradecida que me siento por toda la acogida, los quiero caleta.

Nos vemos~ 

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