23. A small couch.
Hi~ El capítulo de hoy ya es algo mucho más bonito, suave y reconfortante así que nada de que preocuparse, finalmente tenemos buena comunicación y honesta con estos tipos así que solo construímos de acá para arriba. Mil gracias por leer.
Espero les guste~
—¿Acá está bien? —Ash acomoda su palma sobre la mejilla del nipón, le gusta la suavidad que posee su piel cobriza a diferencia de la suya que está llena de asperezas, es blanda, está caliente, un sonrojo la colorea y poco a poco se vuelve más regordeta a medida que se curva una sonrisa—. ¿Aquí puedo?
—Puedes. —Eiji responde avergonzado—. Me gusta que toques ahí.
Ash muere, vive y renace en esa sonrisa.
Realmente la extrañó.
Están frente a frente en un sofá demasiado pequeño para soportar a dos adultos y no obstante, helos acá abrazados, ni siquiera es por falta de recurso puesto que le sobra dinero y muebles, esto apareció por el mero placer a estar reposando contra el otro acostados y mimados. Tímido. Infantil. Primerizo.
—Te toca.
—Veamos. —Entonces los dedos de Eiji viajan desde la mandíbula de Ash hacia su nuca, el roce hace cosquillas y le eriza los vellos, le gusta esta sensación eléctrica y ya no le da tanto miedo la estabilidad que esta clase de vida doméstica le genera—. Acá.
—Mi cuello.
—Sí. —Sus yemas lo acarician lentamente—. ¿Está bien, Ash?
«Ash-u» es adorable.
—Lo está. —No quita su mano una vez le concede el permiso sino que se dedica a acariciarlo sin que esto interfiera con la conversación, lo hace ver tan natural y sencillo, como si amar a Ash no le tomara esfuerzo alguno—. Me toca. —Tararea con picardía.
—Ash. —Advierte.
—No me pasaré de listo, lo prometo. —Miente, ni siquiera puede ocultarlo, oh, claro que Eiji ya sabe de dicha mentira puesto que ha entrecerrado los ojos e inflado las mejillas, de seguro jura que se ve intimidante cuando le dan más ganas de molestarlo—. ¿Acá? —Se atreve a acomodar sus dos palmas en el trasero de su pareja, es la primera vez que lo hace directamente y sin rodeos—. ¿Está bien acá?
—Sí. —Musita despacio.
—¿Qué? No te oí bien. —Eiji lo asesina con su mirada antes de encogerse contra su pecho y repetirlo.
—¡Sí!
—¿Qué cosa?
—¡Sí! Puedes tocar mi trasero, ¿quedó claro?
—Más que claro. —Canturrea feliz dejando que sus manos reposen ahí, es extraño, aunque esa zona tiende a estar cargada de un significado sexual (y Dios sabe que se lo han hecho saber miles de veces) acá es distinto, simplemente quiere dejar sus palmas ahí porque así están más cerca, además resulta cómodo—. Creo que me gusta tu trasero. —Entonces concluye con su IQ superior.
—Lo noté desde el agarrón en prisión.
—Oye, era necesario para interpretar el papel. —Eiji alza una ceja, ofendido—. Podrían haber habido otras maneras, lo admito, pero me enganché con tu falta de sentido.
—¿Mi falta de sentido? —Y tiene el descaro de reír indignado además—. ¿Por qué soy yo el irracional de la relación si tú fuiste quién se subió a un camión para dispararle a Dino?
—Touché. —El golpe fue bajo, admite que esa no fue de sus mejores ideas—. Pero todo lo que haces carece de sentido desde que te conozco, cualquier otra persona habría tomado mi arma y me habría amenazado con ella, tú no, tú hiciste algo completamente desquiciado y de ahí esa lista solo se alarga hasta hoy en día.
—¿Te molesta? —Hay un mordisco de culpa en su voz—. Ya sabes, mi terquedad.
—A veces me molesta y me saca de quicio tu terquedad, sí.
—Oh.
—Sin embargo. —Se asegura de continuar y no dar por hecho nada—. He dejado de buscarle sentido a las cosas que haces, he aprendido a recibirlas sin cuestionarme mucho el por qué o si las merezco.
—Eso es bueno. —Eiji se encoge sobre su pecho y se restriega debajo de su cuello, le encanta sentirlo más directo con lo que quiere incluyendo los mimos físicos y emocionales—. ¿Me toca?
—Sí.
No es por darle la razón a su terapeuta puesto que Aslan preferiría ser apuñalado antes que sacrificar su preciado orgullo, no obstante, esta manera de exponerse es...linda. Sí. La idea es que ambos vayan tocando partes del cuerpo del otro y preguntándole si está bien poder tocar ahí, su objetivo es doble: marcar límites por un lado e ir reescribiendo encima de estímulos traumáticos sin que sea demasiado aversivo, por fin siente que lo está haciendo bien, no solo eso, este ejercicio lo ha ayudado a concebir algo que no había podido vislumbrar en su totalidad.
Eiji es hermoso.
Es el hombre más hermoso que existe y le da risa, su belleza es muy diferente a la belleza que tienden a referir en él, la suya es indómita y salvaje. La de Eiji requiere de los ojos correctos porque no todos son capaces de apreciarla y Ash poco a poco la está desglosando, sus dedos han trazado una infinidad de maravillas en ese sillón, han podido tocar esos tobillos fuertes que alguna vez lo impulsaron sobre el cielo y al mismo tiempo ver la pequeña cicatriz que la torcedura dejó, sus brazos fuertes y casi tan fuertes como los suyos, su hueso de la cadera tan pronunciado y sexy, sí, Eiji le parece sexy y no ansía ni necesita culpa por sentirlo, le gusta su cintura que se oculta bajo esos pajarracos junto a su vientre que aún se halla cincelado por la pértiga, le encanta su piel bronceada que con el sol relumbra mucho más dorada que bronce, le gustan sus piernas de enano que no le permiten llegar a los estantes y su pelo esponjado que le hace cosquillas, su boca tentadora, sus mofletes regordetes y sus ojos oscuros.
Tu pelo es completamente negro, tus ojos también son profundos y negros, las cosas oscuras me daban miedo de niño.
Vaya, supone que desde siempre Eiji fue tomando estas cosas que tanto le dolían para resignificarlas.
Pero no solo ha visto esa clase de belleza.
Ha aprendido a ver que en su pecho fuerte hay varias cicatrices de puñalada a raíz del encuentro con Shorter, ha visto la herida de bala, las heridas que aún son visibles y esas asperezas que son invisibles y todavía duelen, ha aprendido a ver todas esas cosas que a Eiji le dan vergüenza y por las que tiende a disculparse cuando Ash no necesita una disculpa, al contrario, él lo ha amado mucho más por esas heridas. Sigue siendo hermoso. Deslumbrante. Majestuoso. Simplemente Eiji siendo Eiji.
—Esto es divertido. —El nipón tararea.
—Lo es. —Ash cambia de posición para mayor comodidad, se sienta en el sillón con Eiji a horcajadas.
—Ash. —Protesta—. Tus manos siguen en mi trasero.
—Dijiste que podía tocarlo.
—Tú... —Suspira con la cara roja—. No tienes vergüenza.
—No la tengo. —Canturrea sintiéndose un poco más pueril que de costumbre—. ¿Dónde más queda por preguntar?
—Acá. —Eiji le acaricia detrás de la oreja y el toque lo derrite, pronto cada uno de sus músculos yace descansando contra los cojines—. Eh, veo que te gusta, igual que un gato. —Se burla el desgraciado.
—Acá. —Entonces Ash finalmente se atreve a presionarle los labios—. ¿Acá puedo tocar?
—Es que ese lugar está reservado para mi esposo provisional. —Ash entorna sus jades—. Lo lamento pero tendré que negarme.
—¡Ah! ¡Eres un bastardo!
Gimotea y se le arroja encima, Eiji patalea intentando poner resistencia, sin embargo, acaba de hallar una nueva forma de molestarlo, lo nota cuando empieza a llenarle el cuello de besos y su amante se queda sin aire con la cara totalmente roja, así que no se detiene y lo llena de besos y procura alternar: de besos a veces pasa a mordidas, de mordidas a chupones, de chupones a cosquillas. Sabe que está bien a pesar de las quejas ya que han acordado una palabra de seguridad y Eiji a pesar de chillar está riendo a lengua suelta con el cuello totalmente extendido. Bonito. Es tan bonito.
—¡Eres un niño! —Se queja—. ¡Compórtate según tu edad! ¡Ash! —Finalmente lo deja vislumbrando su trabajo más que satisfecho y ¿valió las patadas que recibió en el camino? Absolutamente sí.
—Ahora sí te ves como el chico del jefe.
—¡Ah! ¿Qué hiciste?
—Una que otra marca de amor, dijiste que las querías probar ¿no?
—Ibe-san me matará cuando me vea. —Gimotea recostándose en el sofá, extendiéndole los brazos, dándole la opción de acurrucarse o irse y claro que se encoge encima—. Ibe-san te matará a ti apenas las vea.
—¿Viene de visita pronto?
—Antes que mis padres. —Chista provocando que uno de sus cabellos salte sobre sus pestañas para enredarse ahí mismo.
—Eiji. —No ansía presionarlo ni entrometerse—. ¿Cómo es tu familia? —Pero merece saberlo en vez de andar a ciegas adivinando.
—Complicada.
—Necesitaré más detalles que esos. —Es una petición más que una exigencia, no obstante, a raíz del consejo de su hermano decide empujarlo solo un poco más—. No me quiero quedar afuera, de todas formas son mis suegros. —Y aparentemente los peores suegros del mundo.
—Son complicados. —Empieza apretando la mano de Ash—. Son una familia estricta cuando se trata de los estándares japoneses.
—¿Eso qué quiere decir?
—Qué esperaban que su hijo tuviera una carrera normal, se casara con una señorita de buena familia y tuviera hijos y no sobresaliera en nada, que fuera normal, que me acoplara.
—Oh.
—Sé que están decepcionados de mí, lo sé desde que intenté el salto de pértiga y fracasé, pero ahora que te lo cuento pienso que ellos siempre encontrarán un motivo para sentirse inconformes conmigo independiente de lo que haga ya que ellos son infelices, están acostumbrados a eso así que ¿por qué yo sería diferente? No hay nada que me haga especial, me lo recuerdan constantemente, se enfadan mucho si les llevo la contraria, antes era mi papá pero desde que está enfermo es mi mamá, veo que me resiente por irme y dejarla de apoyar, yo era dónde descansaba.
—¿Dejarla de apoyar? —Francamente no lo entiende.
—Sí.
—¿Puedes explicármelo un poco más? —Eiji frunce el ceño y es adorable.
—Me tocaba hacer el papel de papá con el resto, debía ser el hombre de la casa y eso me agotó, tú le dijiste a Yue que a mí se me daban natural los quehaceres y es verdad, siempre los hice en mi casa, no tenía opción y nunca me lo cuestioné pero no era feliz haciéndolos, no fue gracias a que crecí con una familia cálida y en un hogar, al contrario fue porque necesité darme un "hogar" o lo más cercano.
—Lo siento por inferirlo.
—Está bien. —Es turno de Eiji de tranquilizarlo, su cabeza está apoyada contra el sillón y como Aslan está encima todavía pueden saborear la respiración ajena a causa de la cercanía—. No tenías razones para adivinarlo si no te contaba, ahora lo sabes.
—¿Ellos vendrán a fin de año?
—Sí. —Frunce la boca—. Me da miedo que puedan espantarte.
—Crecí con Jim, no creo que ningún padre me pueda espantar a estas alturas.
—Yo creo que le harían competencia. —Ambos ríen y eso aligera la situación—. Aun creen que acabé embarazándote ¿sabes?
—En teoría tenemos un hijo adoptivo.
—¿Tenemos un hijo adoptivo? —Eiji ladea la cabeza y da pestañeos inocentones.
—Buddy.
—Buddy es mío y de Yue.
—¡Ah! —Ash se mortifica—. ¿Vas a seguir molestándome con eso?
—Sí. —Le saca la lengua—. Siempre.
—Muy maduro de tu parte.
—Lo dice quién volvió a poner sus manos en mi trasero. —¿Cuándo? Ni siquiera se dio cuenta y pese a su mueca de indignación le agrada.
—Significa que estoy muy cómodo contigo, onii-chan.
—No me llames así enfrente de tu hermano. —Suplica—. Quiero caerle bien, estoy nervioso, ¿sabes?
—Griff ni siquiera te conoce y ya te quiere. —Le asegura—. Además le conté solo cosas buenas de ti para que te quedes tranquilo. —No obstante su pareja alza una ceja y arruga sutilmente el entrecejo.
—Anda, estoy esperando la trampa.
—¿Por qué siempre crees que mi amor es una trampa? Me hieres.
—¿Qué le dijiste?
—Solo le conté sobre lo comprensivo, bondadoso y dulce que eres. —Por unos instantes el rostro de Eiji se ve iluminado por una suavidad tan etérea que se cuestiona si seguir sin embargo el instinto le acaba ganando—. Sobre tus fetiches con plaza sésamo, cómo me violentas para salir de la cama solo para torturarme con natto, cómo estornudas mi nombre y vienes de un país con nombre de Gremlin.
—¡Lo sabía! —Gimotea intentando quitarlo de encima—. ¡Me dejaste horrible!
—También le dije que eres un excelente fotógrafo.
—Oh. —De inmediato la atmósfera cambia—. ¿Lo crees?
—Eiji.
—Porque debería haber quedado en una universidad si soy "tan bueno", pero no quedé en ninguna.
Eiji menosprecia su propia valentía.
Y no solo porque sus fotografías son las primeras fotografías en dónde se pudo ver como una persona pese a su extensa carrera de modelaje (como diría Marvin) sino que su forma de ver y plasmar Nueva York y sus habitantes es preciosa, no muestra solo lo lindo, al contrario, Eiji prefiere concentrarse en las locaciones más decadentes y podridas y aun así encuentra la manera de darles una luz suave que nunca antes hubiera visto. Eiji es valiente. Talentoso. Se esfuerza más que nadie. No solo se tiró a un mundo totalmente desconocido (porque está loco), sino que lo hizo en una cultura en la que aprende de a poco el idioma y eso es más valioso que cualquier cosa que pueda decir una facultad.
—Sé que debe ser duro no haber quedado en una universidad pero estás agotado en estos instantes.
—Lo sé. —Se lamenta—. Sé que entrar abruptamente no habría sido lo mejor, solo es frustrante, fue mucho más frustrante viendo todas tus cartas de aceptación además.
—Eiji. —Ash aterriza está catástrofe, no está totalmente apoyado en Eiji, está flectando las rodillas y los brazos para no aplastarlo y caerle encima, aun así procura mantenerse cerca—. Yo ni siquiera veo a dónde podría ir, te admiro por saber lo que quieres, yo además de matar ¿qué puedo hacer? Nada.
—Todo. —Claro que le lleva la contraria—. Puedes hacer lo que quieras.
—No me veo en nada.
—Yo te veo en todo. —Entonces poco a poco las posiciones cambian y quedan sentados uno enfrente del otro—. Te veo siendo un bibliotecario con tus libros malditamente aburridos.
—Trataré de no tomarlo personal para no arruinar el ambiente.
—Lo acepto. —Eiji esboza una sonrisa de muchos dientes y se inclina, Aslan cierra sus párpados dado que anticipa un beso—. Puedes ser un doctor o un terapeuta. —Pero solo es Eiji musitándole encima.
—¿Un terapeuta? —Ríe—. Estoy demasiado jodido para eso.
—Creo que las personas que más han sufrido son quienes más receptivas son al sufrimiento. —Como siempre, lo deja sin palabras—. Te imagino como profesor o como escritor, trabajador social e incluso periodista al lado de Max, realmente creo que puedes hacer cualquier cosa y te lo dije antes, ¿cierto?
Siempre deseé haber tenido una vida normal.
¡Todavía puedes! ¡Aún no es demasiado tarde! ¡Puedes lograr cualquier cosa!
—Esas son muchas opciones. —Entonces se da cuenta—. Nunca antes tuve...
—Lo sé. —Eiji se inclina y apenas lo besa—. Por eso estamos acá ¿verdad?
—Lo mismo para ti. —Lo regaña—. Siempre puedes postular de nuevo y podemos ir a nuestro propio ritmo, partiendo con un curso o algo así, por primera vez aprecio que tengo tiempo, tenemos tiempo.
—Tenemos tiempo. —Repite—. Había algo que te quería pedir en relación a eso.
—¿Qué es?
—Una luna de miel.
—¿Eh? —Sus mejillas arden por tan intrépida petición.
—Quiero una luna de miel como corresponde, no tenemos que hacer nada si me entiendes... —Y Eiji acaba diez tonos más ruborizado al decirlo—. Solo quiero escaparme un rato contigo.
—Me gustaría ir a Cape Cod.
—Cape Cod es perfecto.
—Tú eres perfecto.
—Y tú eres un adulador.
Y mientras Eiji aún ríe Ash se inclina para besarlo con suavidad, joder, ama poderlo besar sin concebir esa culpa fantasma detrás, le cuesta, hay días en dónde lo hace mejor que otros, hay días de intrusión y de hiperalerta y de reexperimentación pero este no es uno de esos días, este es un día donde Aslan tiene hambre de los besos de Eiji y a juzgar por cómo los dedos se deslizan hacia su nuca para atraerlo aún más cerca el sentimiento es correspondido. Así que se besan, tontean, se acarician en su burbuja de amor, Ash desearía poder pasar así la eternidad y quedarse pegado en esa sensación para los días más malos sin embargo no se queda atorado en esto, procura sumergirse y entregarse totalmente a Eiji en estos momentos.
—¡Mocoso! —Claro que Max lo sabotea golpeando la puerta—. ¡Ya llegamos, ábrenos!
—Podemos fingir que no estamos. —Le susurra.
—¡Ash! —Grita despacio—. No quiero dejarle esa primera impresión a tu hermano.
—A Griffin le dará igual, es más importante besarte en estos momentos.
—¡Los estamos escuchando!
—Tch.
De mala gana les abre la puerta.
Por supuesto Griffin adora a Eiji del segundo que lo ve, siendo honesto no le sorprende ya que vamos ¿quién no amaría a Eiji? Inclusive Yut-Lung se tuvo que retractar, pero más allá de eso, vislumbra que su hermano se siente muy agradecido con la persona que evitó que se hundiera y le dio la motivación y fuerza suficiente para vivir y tener esta cena.
Supone que ambos lo comprenden desde puntos de vistas diferentes y a la vez, muy similares: ambos hermanos se encuentran sumamente traumatizados a raíz de experiencias irreparables y recurrieron a mecanismos de disociación sea a través de las drogas como a través de llevar su mente a otro lugar, a ambos les es duro estar vivo. Sí. Aun si no lo hablan no romantizan la recuperación, es mierdoso el tener que luchar por hacer algo tan básico cómo vivir y arrastrar a sus seres queridos puesto que los altos y bajos son impredecibles pero cada día creen que hay menos bajos o al menos cada día sienten que están más arriba, es lindo ver que Griffin se arriesgó con Max en ese sentido, merecen ser felices.
Vaya familia.
—Okumura. —Max suelta casualmente el apellido en medio de la cena (Ash quería pedir McDonald's pero Eiji insistió en que para dejar una buena primera impresión debía ser comida casera)—. Siento que te quedaría mejor tu otro apellido. —Eiji suelta la cuchara.
—¿Otro apellido?
—Sí, están casados ¿no? Puedes tomar el apellido de Ash.
—Oh. —Su rostro está rojo y luce tan nervioso que Ash tiene ganas de molestarlo para luego llenarlo de besos en busca de perdón—. No lo había pensado.
—Sí, yo y Griff lo hemos discutido bastante.
—Alto. —Ash lo mata desde el otro lado de la mesa—. No estarás pensando darle tu apellido ¿cierto?
—¿Por qué no? —Max finge demencia sin dejar de devorar el arroz con salmón que Eiji cocinó—. Va a ser mi esposo y creo que Griffin Glenreed suena bonito.
—Suena asqueroso. —Escupe.
—¡Mocoso!
—Cualquier cosa con Glenreed suena feo por tu culpa.
—Bien, entonces seré Max Callenreese.
—¿Qué? —Ash entorna los ojos en blanco—. ¡No! ¡Odio ese plan!
—Así todos acá nos llamamos Callenreese, es una grandiosa idea.
—¡Griff! —Gimotea—. Dile algo, hazlo entrar en razón. —Intenta con el chantaje emocional, más, su misión acaba en fracaso al vislumbrar cómo Max le tiene dada la palma—. Eso es trampa. —Lo acusa.
—No es trampa, es una muestra de afecto.
—Además están presumiendo sus anillos... —Ash mira su mano, mira la mano de Eiji—. ¿Por qué no tenemos anillos todavía?
—¿Por qué me lo preguntas a mí? —Su esposo frunce el entrecejo ya que es orgulloso y a veces más orgulloso que el propio Aslan—. Tú fuiste quién se quiso casar vistiendo jeans rotos y celebrando en la biblioteca pública, tú no quisiste anillos.
—Aslan. —El regaño es evidente en su voz—. Tú me dijiste que tu boda había sido linda y memorable.
—Fue memorable. —Tartamudea—. Max estuvo ahí de testigo. —El mensaje es más que claro: dame una mano con esto o irás al asilo.
—¿Eh? Sí, fueron a comer perritos calientes al carro de la esquina y todo.
—¡Viejo!
De repente, ya no es divertido tener una familia.
Mentira.
Se odia a sí mismo por lo mucho que le gusta «Max Callenreese».
Por supuesto no lo admitirá ni aunque su vida dependa de ello porque su lenguaje del amor con Max es ser un mocoso caprichoso, sin embargo, escucharlo decirlo aun si era en broma lo remontó de un golpe a su infancia en Cape Cod e inevitablemente a Jim. Sabe que Jim no fue el mejor papá, le quedó más que claro luego de que no hiciera nada cuando Ash estaba tan... Max le hubiera creído, sí, puede que Max no haya sido el mejor papá del mundo tampoco, ha visto muchas heridas a raíz de lo mismo tanto en Michael como en Jessica, no obstante, lo ha visto crecer y mejorar e incluso ahora que tiene un compromiso con Griff lo ha visto llevarse mejor que nunca con la anciana y ser un grandioso padre a pesar de todo. Eso hace que Jim le duela un poquito.
¿Por qué no puede cambiar? ¿Por qué nunca lo buscó ni a él ni a Griff? ¿Tanto los odiaba? ¿Entonces para qué conserva la cabaña?
¿La peor parte? Es que Aslan no puede odiar a Jim y lo sigue queriendo incluso si lo llama con apodos despectivos diciéndole "puta" y confundiendo a Ibe, Max, Eiji y Shorter con sus clientes, sería mucho más sencillo solo odiarlo pero un trozo de su corazón sigue aferrado al papá que le talló una calabaza.
Tal vez por eso lo enterneció tanto cuando Max se enfadó con Jim y le gritó.
Así se siente que te defiendan y te crean, pensó.
¿Qué tan diferente habría sido su vida con un papá cómo Max?
—¿Me das uno? —Da igual a estas alturas.
—¿Ah? —Max impresiona perdido en sus pensamientos luego de la cena, ambos han salido al balcón para fumar, le toma tiempo entender que le está pidiendo un cigarro—. Te hace mal fumar.
—Vaya consejo más hipócrita de un fumador.
—Punto. —Entonces le extiende la cajetilla y le presta el encendedor—. Eiji y Griff se están llevando bastante bien ¿no crees? —Ash se apoya a su lado en la barandilla de metal, los dos están viendo el apartamento a través del ventanal dándole la espalda a la ciudad.
—No me sorprende. —Le da una calada amarga al cigarro—. Lo veía venir.
—¿Por qué?
—Porque entre tercos se entienden.
—Supongo. —Max cierra los ojos con pesadez, arroja la nuca para atrás, se lleva el papelillo hacia la boca y le da una calada tan voraz que en un parpadeo la mitad del cigarro cae al suelo convertido en cenizas—. Es difícil cuidar a alguien que no se deja cuidar ¿eh?
—Ya veo a dónde vas. —Sonríe con sagacidad—. Estamos bien, viejo.
—Solo estaba corroborando, siempre puedes hablar de estas cosas conmigo ¿sabes? Probablemente nadie lo entenderá mejor que yo.
—Viejo...
—¿Para qué discutir contigo el apodo? —Suspira resignado—. ¿Sí?
—Quiero preguntarte algo.
—Oh. —Esto lo toma por sorpresa puesto que Ash luce pequeño y realmente pequeño—. Aquí estoy.
—Pero no lo tomes a mal.
—No lo haré. —Le promete.
—¿Cómo pudiste volver a hablar con Griffin luego de dispararle?
Max intenta no tomárselo como un ataque no obstante haberle tenido que disparar a Griffin fue una de las cosas más duras y dolorosas que ha tenido que hacer. Todavía lo recuerda. El grito que se hizo trizas antes de que el sonido de la ametralladora matara a sus compañeros. Sus ojos cerúleos, cálidos y amables apagándose progresivamente. Griffin yéndose, dejando un cadáver. Repitiendo una y otra vez las mismas palabras: banana fish. Max teniendo que dispararle a quien más amaba.
—¿Por qué quieres saber? —Es lo único que puede decir mientras ordena su mente y su corazón.
Shorter.
—¿Shorter?
—¿Puedo seguir siendo su amigo? Quiero saberlo por Shorter.
Ash deja escapar el nombre casi como una súplica y acá lo entiende, Max lo presenció atado junto a Ibe en un poste, incluso con la vida tan dolorosa que Aslan ha sobrellevado esa debió ser la disyuntiva más complicada a la que se ha enfrentado: escoger entre la vida de su mejor amigo o la de Eiji puesto que aun si a Shorter no le habían inyectado la droga letal gracias a Yut-Lung y su interferencia, lo que vivieron, la lucha y las decisiones que tomaron fueron reales. Shorter se fue en un momento y hasta le pidió a Ash en una muestra de clemencia que lo matara, por mucho que Ash confiara en la puntería infalible que tenía y en sus capacidades, siempre está el temor a fallar, lo mismo le pasó a Max, trató de apuntarle a las piernas para causarle el menor daño posible y aun así...
Aun así. Aun así. Aun así.
Hay culpa.
—No fue algo simple. —Entonces se abre—. Pero ayudó mucho dejar de bailar alrededor del elefante en la habitación, tuvimos que hablarlo y fue incómodo y doloroso y un poco jodido, sin embargo, sin haberlo hablado no podríamos estar donde estamos hoy.
—Me da miedo hablarlo con Shorter. —Ash le da una profunda calada al cigarro—. Lo recuerda, pero ninguno ha sido capaz de poner el tema y las cosas se sienten...no sé si tengo el derecho de mantener su amistad, no sé si lo merezco.
—Creo que Shorter es el único que puede juzgar eso.
—Shorter es un idiota sin criterio que me aceptará.
—Ash.
—Le disparé, Max.
—Y yo le disparé a Griffin, pero Griffin decidió perdonarme por ello.
—¿Tú te has podido perdonar por ello? —Max sonríe con amargura.
—No del todo. —Sus ojos se enfocan en el comedor donde Griff y Eiji ven fotografías—. Por eso, juré que me quedaría a su lado y lo haría lo más feliz posible para compensarlo, Griff te lo dijo, por mucho que nos duela el pasado no podemos hacer nada para cambiarlo, solo dar vuelta la página.
—Me cuesta dar vuelta la página.
—Esa es la cosa, mocoso. —Max tira su cigarro y le revuelve el cabello—. Tienes a varios Callenreeses para ayudarte en eso, no tienes que dar vuelta la página solo. —Oh—. Ahora vamos adentro, el resto de la familia nos está esperando.
¿Soy feliz en los capítulos dónde ellos son tontos y no hacen nada realmente más que cositas domésticas? Sí y estoy cansada de fingir que no asjas, pero de verdad, se vienen muchos capítulos con más vibes hogareñas en todo sentido porque se nos acaba el fic de a poquito. Mañana se turno de Shorter, la charla con Max no fue porque sí.
Nos vemos~
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