17. Marked date on calendar.
El capítulo de hoy es muy suavecito, lindo y nos muestra ya más concreto los avances de Ash sobre todo, así que pueden leer con calma, mañana tenemos un poco más de comedia, trato de equilibrar esta cosa lo mejor que puedo asjas así que espero que esté haciendo coherencia.
Mil gracias por leer~
Los presentimientos de Ash nunca fallan.
Ni una sola vez.
Son proféticos. Irrompibles. Certeros.
Por ende, debería agradecer que su cuerpo reaccione igual que una máquina asesina movilizada por el negativismo, la hiperalerta y un cóctel de síntomas que han ayudado a mantenerlo seguro, gracias a Blanca aprendió a pulir esa constante vigilia para convertirla en un pronóstico casi infalible, eso le permitió anticiparse a sus enemigos, cuando Golzine lo encerró en un reformatorio dicho instinto ni siquiera vaciló, al perder a su primer amor (sabiendo que debía alejarla) tampoco falló, ni al cazar al cerdo de Marvin tras matar a Skip y caer en una trampa, ni al ir a prisión y anticipar que Harvey y los hombres que lo seguían lo violarían mandándolo a la enfermería. Sí. Todo eso él lo anticipó, su vida era un libro cuyo final ya estaba escrito y acabaría muerto apenas matara a Dino. Estaba bien. Estaba listo para eso, pero entonces bajó la guardia una vez. Una puta vez.
Ash...Estás a salvo. Qué alivio.
Y Ash sabía que debía dejarlo ir o acabaría como su primer amor.
Lo sabía en sus huesos, en su cuerpo magullado y profanado, en su corazón hecho trizas y sobre todo en su alma.
Así que fue a su cuarto para despedirse, pero ya estaba llorando incluso antes de pronunciar palabras porque ver a Eiji tirado en la cama con intravenosas conectadas, con la respiración débil y una palidez enfermiza le hizo darse cuenta de que... yo ¿qué he hecho? Entonces lloró. No lo tocó, Ash evitaba el hecho de tocarlo al no sentirse digno, así que solo sollozó frente a la cama de su amado predispuesto a dejarlo ir. Tenía razón, debería haberlo sabido. Con una voz triste lo dijo. Sa-yo-na-ra. Salió vistiendo una bata de doctor dispuesto a morir a manos de Dino o Fox. Eso fue todo, se acabó. Eiji estaría sano en Japón y de hecho su vida sería más feliz si pretendía que nunca se habían conocido, presentía con una certeza inquebrantable que estaba haciendo lo correcto.
A...sh...
Eiji.
¡Ash! ¡Ash! ¿A dónde...?
Pero Eiji nunca ha creído en el destino o los presentimientos.
Es que Eiji. Eiji. Eiji.
Nunca le permitió actuar como un leopardo aun si estaba totalmente convencido de que él era uno.
Supone que desde ahí Ash empezó a desconfiar de los presentimientos o al menos a disponerse para encontrarles fallas. Lo hizo cuando despertó en el hospital con una carta ensangrentada y cuando se confesó para que se casaran en serio, lo ama y aunque presiente que está muy mal amarlo ¡al carajo!
Los presentimientos no lo son todo aunque vengan de él.
—Viejo. —Pero algo en la fecha marcada le pone los pelos de punta y despierta esas viejas reacciones de las que tanto intenta desprenderse—. Esa fecha dentro de algunos meses ¿qué significa?
—Ah. —Max se rasca la nuca visiblemente nervioso y eh ahí el colmo de un periodista: ser un horrible mentiroso—. Es una fecha normal.
—Tiene corazones a su alrededor. —Brama—. Y está demasiado destacada como si una chica hubiera marcado su aniversario, es asqueroso viniendo de ti.
—¿Por qué te andas fijando en calendarios ajenos? Se supone que este es mi espacio personal, chico.
—¿Eh? Te pusiste defensivo. —Por ende si antes acometía que ignorara el tema ahora le es imposible hacerlo puesto que son contadas las instancias en que el periodista se pone en guardia—. Sino ansías decirme me atreveré a sacar conclusiones por mi cuenta. —Señala—. Ya sabes que poseo 200 de IQ.
—Adelante, nunca adivinarás.
—¿Eso crees? —¿Es un desafío?
—Lo sé. —Ash sonríe con astucia y empieza.
—Es una fecha personal, si fuera algo que quisieras compartir lo habrías anotado en tu calendario al lado del teléfono en vez de la cocina.
—Es porque tú no tendrías que estar en la cocina.
—Dijiste que esta era mi casa.
—Aun así estás abusando de mi amabilidad estando acá, por eso me gusta más Eiji, él posee modales y se quita las zapatillas en vez de andar embarrando mi suelo limpio y no se traga la comida del resto.
—Es porque Ibe lo crio, tú me criaste a mí, saca las cuentas, papá de prisión.
—¡Mocoso!
—El tiro te salió a ti por la culata, viejo. —Se burla enfocando los jades en el calendario, vislumbrando cada letra y dibujo, maquinando conclusiones racionales:—. Es algo romántico, es lo suficientemente romántico como para inducir un remezón esperanzado pese a esa triste y patética vida de divorciado.
—Mi vida de divorciado no es patética. —Hay un tic en el ojo del adulto que disfruta de sobremanera.
—Lo que digas, señor tercera rueda en mis citas con Eiji.
—¡Tú me invitas! —Lo ignora para finalizar:
—Hay un anillo en tu dedo, simple, te vas a casar de nuevo, no creo que sea con Jessica porque están por fin en un punto de respeto mutuo, tal vez te enganchaste de alguna cariñosita que conociste que te quiere sacar dinero o en su defecto robarte los órganos.
—¡Ash! —Max grita colérico—. ¿Crees que esa es la única forma en que puedo casarme?, ¿acabando engatusado por alguna jovencita?
—¿A tu edad? —Lo repasa de arriba hacia abajo con una mueca—. Definitivamente, pero no te juzgo.
—Mocoso. —Brama—. ¡Me casaré por amor!
—Sí, sí. —Ash le palpa la espalda—. Claro que dice eso, es su trabajo.
—¿Qué clase de impresión tienes de mí? —Gimotea.
—Una terrible.
—¡Mocoso!
El aludido esconde una sonrisa contra el dorso de su palma mientras ve a Max despotricar en un tipo de berrinche acerca de que las nuevas generaciones no le tienen respeto a nada y bla, bla, bla. Siendo franco todavía le es ajeno que Max lo ame y no le pida ningún favor a cambio de dicho amor, es duro desarraigarse de sus mecanismos defensivos y aceptar que no traicionará su confianza, incluso se ha tomado el trabajo de asistir a sesiones de orientación para su terapia ¿acaso eso no es amor paternal o al menos es cercano? Asume que sí pero es difícil de digerir. Incluso antes de Dino trató de portarse bien y ser un niñito bueno si le daban la oportunidad y sin embargo nunca se la dieron, lo desechaban igual que lo harían con un ser sin corazón, todos trataron de lastimarlo y lo hicieron. Y así como había desarrollado sus presentimientos los empezó a usar a su favor, atando a los hombres, actuando igual que una puta caprichosa, si lo iban a usar de todas formas...¿por qué no sacar provecho? Era lo justo.
Max nunca fue así y Dios sabe que le dio la oportunidad de serlo.
En la celda de prisión.
En Cape Cod.
En el hospital.
Siempre estaba a la espera.
Hubo una vez que incluso se le insinuó para acabar pronto con la farsa de padre-hijo y Max lo observó con una profunda tristeza diciéndole que no estaba bien aprovecharse de un niño ¿un niño? Ja. Y de verdad creyó que tarde o temprano pasaría, pero entonces Max quemó sus fotografías incluso si Ash le dijo que podía usarlas porque era un hombre muerto.
Olvídalo. Aunque supongo que ya lo habrías olvidado si pudieras. Simplemente deja de pensar en ello. Esto ya no te controla más.
Supone que desde ahí aceptó a Max como su papá.
—Me casaré con tu hermano. —Su risa muere de un golpe, su mirada se endurece de forma abrupta.
—¿Qué? —Alto, alto, alto—. ¿Qué dijiste, anciano? Creo que te escuché mal.
—Me casaré con Griffin.
—Griff no es gay. —Entonces el vejete alza la mano para mostrarle el anillo y...
—¿De verdad no te habías dado cuenta?
—Me lo habría dicho. —¿Cierto?
—Él está usando uno igual sino me crees.
—Oh. —Ash hunde sus hombros en su camiseta recordando las interacciones que ha tenido con Griff en este tiempo, si bien, siguen siendo rocosas e incluso forzadas cada día están mejor—. He visto un anillo en su dedo, tienes razón pero no tuve el coraje suficiente para preguntarle ya que Griff se debe adaptar de a poco con su vida y no quería incomodarlo aún más, mierda debí preguntarle si presentía que era algo extraño.
—Tal vez debiste hacerlo.
—¿Desde cuándo ustedes...?
—Desde Irak.
—Desde Irak. —Repite—. Ja.
¿Cómo lo dejó pasar?
Si bien, en retrospectiva entiende que era demasiado joven cuando su hermano dejó Cape Cod y por ende, Max tiene razón al decirle que nunca lo llegó a conocer de manera genuina a raíz de esa versión sobreadaptada que Griff le ofrecía dejándolo afuera de los problemas con tal de protegerlo tanto de la carencia emocional como física que sufrían y que cuando finalmente tuvo esa chance de conocerlo a cabalidad lo que encontró no fue a su hermano sino un cascarón de lo que fue. Vacío. Hueco. Cuyas únicas palabras eran siempre las mismas. Banana Fish. Banana Fish. Debe aceptar que no pudo saber quién era Griffin en realidad y que lo más cerca de conocerlo que estuvo fueron sus cartas, qué chiste ¿no? Llamó a Max "su único amigo verdadero" y supone que era cuestión de atar cabos sueltos, pero cree que lo escamoteó adrede en su momento y ahora debe admitirlo nada más: están enamorados.
—Asumí que eras heterosexual. —Balbucea—. ¿Qué hay de Jessica?
—Existe la bisexualidad ¿sabes? —Hay un regaño amoroso impregnado a sus palabras que le remece una vulnerabilidad demasiado infantil para su gusto—. ¿Nunca se te pasó por la cabeza? —Ash niega.
—Siempre fue obvio el cariño que transmitía. —Entonces comienza a divagar—. Pero jamás creí que eso podría ser amor.
—El amor tiene muchas formas.
—Yo... —Ash parpadea. Una. Dos. Tres veces. No sabe cómo procesarlo—. Supongo que estoy alegre por ustedes dos, si alguien va a cuidarlo bien eres tú, lo sé.
—¿De qué están hablando? —El crujido de la silla de ruedas junto a la voz de su hermano le congelan la sangre de golpe.
—De nuestra boda. —Griff palidece.
—¡Max! No le había contado.
—Perdón. —Se encoge de hombros—. El mocoso sacó cuentas por sí mismo.
—¿Planeabas contarme? —La voz de Ash es más dura de lo que pretende dejar escapar, lo vislumbra por el encogimiento que tiene el contrario dentro de su camisa.
—Sí, pero aún no.
—¿Quién eres tú para hablar de todas formas? Te casaste y ni le has contado de Eiji o de lo lento que fuiste para aceptar tus sentimientos aunque todos menos ustedes sabíamos de ese enamoramiento.
—¿Qué? —Griff ahora sí palidece—. ¿Te casaste sin contarme nada? ¿es en serio, Aslan? ¿te casaste?
—¡Viejo! —Ash espera que la tierra se lo trague—. Todavía no había llegado a eso.
—Solo digo que ustedes dos necesitan de una buena conversación.
—Te casaste... —Griffin repite en shock tensando su agarre sobre la manta y Ash está listo para recibir una serie de insultos sobre que es el peor hermano del mundo por ni siquiera considerar invitarlo al matrimonio o algo así, más, solo una pregunta escapa de su boca:—. ¿Eres feliz con él?
—Sí. —El corazón de Griff se suaviza—. Mucho.
—Entonces está bien.
—Supongo.
—¿Puedes contarme un poco más de Eiji?
Lo hace.
Maldición, lo hace con la cara roja y un tímido tartamudeo porque Eiji es su tema favorito para contar y más considerando sus avances en su relación, le habla de cómo Eiji cambió su vida para siempre al hacerle una pregunta tonta e imprudente y le cuenta de cómo Aslan siempre estuvo listo para dejarlo ir, le cuenta sobre su terquedad o sus hábitos de señora o su terrible acento para el inglés (que piensa que es adorable aunque no lo dirá), le habla de su paciencia infinita, del amor, de lo incondicional y de cómo eso lo motivó incluso a entrar a una estúpida terapia.
Vaya, en serio cambió su vida ¿no es así?
—Eiji se escucha agradable. —Griffin finalmente concluye con una mirada calma que le evoca mucho más de lo que desearía a Cape Cod. Al lago. Al trigo. A las risas. A la cabaña. A las estrellas. A la niñez.
—¿Agradable? —Lo piensa—. No, el bastardo no es agradable.
—¡Aslan! No hables así de tu esposo.
—¡Por favor! Lo dices porque nunca te ha despertado, el bruto me arroja de la cama ¿acaso no sabe que tengo un cuerpo delicado? Pero no, me tumba como si fuera un saco de papas, ¿puedes creerlo? Y esa ni siquiera es la peor parte de nuestra relación.
—¿Cuál es la peor parte?
—¡El natto! —Gimotea—. Me trata de intoxicar con cada desayuno, los japoneses tienen fetiche por la comida apestosa, estoy seguro, además, le fascina insultar mis libros favoritos, no es mi culpa que el inculto no sepa apreciar obras de arte escritas por Hemingway o Salinger ¡no! Prefiere crepúsculo.
—Aslan.
—¡Crepúsculo, Griff! Es un insulto para la literatura y siempre me anda comparando con ese vampiro que brilla bajo el sol, además me trajo un hijo adoptivo sabiendo que me llevo mal con los cachorros.
—Esto es lindo.
—No hay nada lindo en eso. —Brama—. Tengo personalidad de gato.
—No, esto. —Griff le explica, no se han movido de la cocina y francamente no hace mucha diferencia a causa del diminuto tamaño del apartamento de soltero de Lobo—. Hablar así contigo, es la primera vez que siento que me estás hablando porque antes tenía la sensación de que estabas calculando la interacción en tu cabeza casi como si desarmaras una bomba.
—Oh. —Ni siquiera se dio cuenta—. Perdón, es que me toma tiempo acostumbrarme a tenerte a mi lado, ya sabes, vivo, no siendo... —Mierda la jodió—. Debe ser desagradable ver que suelto esa clase de comentarios, trato de cambiarlo, trato de ser el Aslan de antes para ti.
—Aslan. —Su hermano es comprensivo—. No estoy esperando que seas ese mismo niño que dejé y quiero que te quites ese pensamiento de la cabeza e independiente de lo que hubieras pasado jamás me habría aferrado a un fantasma, si he querido verte tan seguido es para conocerte mejor, a ti, acá y ahora, a este Aslan.
—Pero...
—Al Aslan que tengo enfrente. —Sus manos se deslizan por sus hombros y el toque es reconfortante igual que una manta—. A ti, hola.
—Hola. —Sonríe apenado—. Me da miedo decepcionarte con quién soy.
—El temor es compartido. —Lo calma—. Has visto mis arranques de ira este tiempo... —No solo eso, sino que todas las manifestaciones que el estrés post traumático podría tomar en un soldado, siendo honesto lo esperaba puesto que su cerebro incluidos sus traumas se congelaron hasta que su terapia hizo su trabajo al reconectarlo, aun así, es duro—. Supongo que heredé lo peor de papá, Jim también solía tener esa clase de arranques, lo recuerdo.
—No creo que papá haya tenido algo bueno para heredar. —Bufa—. Pero Griff ¿por qué casarte con Max? Hay mejores oportunidades, si deseas te inscribo en una aplicación.
—Mocoso.
—O te presento a otros solteros, incluso podemos ir por cariñosos.
—¡Mocoso! —Max gruñe su nombre—. Sigo acá.
—Lo sé. —Ash le arroja una sonrisa de comemierda—. Solo quiero que mi hermano tenga claras sus opciones antes de encadenarse contigo.
—Lo haces ver como una condena.
—La anciana dice que estar casada contigo fue una condena.
—¡Ah! La opinión de mi exmujer no cuenta.
—Cuenta. —Tararea—. De hecho, antes de casarte creo que Griff debería conocer a la anciana.
—¿Por qué llama a todos de esa manera? —Su hermano impresiona confundido.
—El maltrato es su lenguaje del amor.
—Oh. —Griffin frunce el ceño—. Eso no es lindo.
—¿Cierto?
—¡Hey! No te pongas de su lado.
Es extraño hablar con Griff con semejante ¿normalidad? Sí, supone que puede llamarlo así, de cierta forma es la familia más normal que tendrá, pero le agrada, era verdad lo que le dijo, antes de ponerle a Eiji como tema efectivamente Ash medía cada palabra que decía, maquinándola para que encajara con la imagen de niño bueno que quería mostrarle, debe aceptarlo como realmente es, asume, claro que todavía le da miedo.
—¡Ash! —Todo el miedo se desvanece cuando su esposo, Dios, su precioso esposo lo pasa a recoger luego de la universidad, se está tomando las postulaciones mucho más en serio y confiado—. ¿Cómo te fue? —Le da ternura que aún se muestre cohibido y no se atreva a abrazarlo en público si lo desea con tanta fuerza que lo exuda a través de sus poros.
Es bonito.
Tan bonito.
—Bien. —Así que intenta desafiarse a sí mismo y es él quien acomoda sus manos en su cintura, lento y suave—. Creo que me fue bien. —Eiji se sobresalta, más, no lo rechaza, hace un mes hacer esto ni siquiera se le habría pasado por la cabeza ¿quién se cree? Es indigno y está podrido, es un homicida.
—¿Ash?
—Griffin quiere conocerte. —Pero se esfuerza por escuchar la otra voz, la más bajita que se encargó de aplacar a lo largo de los años con Dino—. Le caíste bien.
—Espero que le hayas dicho cosas buenas de mí. —Bromea correspondiendo el abrazo, balanceando las puntas de sus pies hacia Ash casi como si fueran dos extremos de un imán—. ¿Lo hiciste?
—Claro que sí, onii-chan. —Canturrea—. Le conté todo sobre tu fetiche con la comida apestosa o tu obsesión con las novelas que parecen sacadas de wattpad.
—¡Ah! —El bastardo se retuerce en busca de su libertad—. ¡Eres un terrible esposo!
—Pero me amas. —Ash no se lo cede—. Me amas así.
—Mucho.
—¿Eh?
—Te amo mucho, Aslan. —Su corazón se salta latidos, no puede quitarle la mirada a esos profundos ojos cafés y se pregunta si siempre fue así de obvio lo enamorado que estaba, lo vislumbra con suma claridad en el reflejo de sus pupilas—. Incluso si me molestas. —Mejillas rojas, jades suaves y sonrisa inconsciente. Ah, esta es la cara por la que Shorter lo fastidia.
—Soy afortunado. —Entonces suelta—. Realmente lo soy.
—Por supuesto, tienes al mejor esposo del mundo. —Eiji bromea apartándose de a poco, no porque lo rechace, sino porque le desea dar la mano camino a casa, cierto, ahora tiene un lugar al que llamar su casa, su hogar, su refugio. Tuyo y mío—. Tomemos el metro antes de que se haga muy tarde y las calles se pongan peligrosas.
—Eiji. —Alza una ceja—. Literalmente estás conmigo, si nos asaltan el asaltante sería el perjudicado.
—¿Te crees muy rudo?
—Sé que lo soy. —Eiji rueda los ojos, le extiende la mano—. Siempre seré el héroe que te salve, Eiji.
—Deja de hacerme sonar como una damisela en apuros.
—Deja de ser secuestrado todo el tiempo entonces.
—¡Ash!
Se queda procesando lo que conversó camino al metro el que por supuesto, se encuentra atiborrado al ser la hora punta, Ash asesina en un atisbo a cualquiera que se atreva a empujar al nipón hasta al fin llegar a una pared desocupada, lo encierra ahí con una postura protectora, acomodando un brazo a cada lado de Eiji y le da risa que los hábitos incluso se aprecien en estas cosas tan cotidianas, joder.
Es un poco lindo.
Supone que sí avanza.
—¿No estás incómodo? —La preocupación es evidente en sus grandes ojos de ciervo—. Me da susto que te dé un ataque porque está muy lleno.
—Oh. —Ni siquiera lo había pensado, es cierto desde que salió del hospital por la puñalada cualquier multitud le ha empezado a despertar ansiedad—. Estoy bien. —Pero no ahora y de hecho, las demás personas no podrían importarle menos, en cierta medida Lao estaba en lo correcto al decirle que lo único valioso para sus ojos era Eiji—. Si me siento mal me apoyaré en ti.
—Bien. —Eiji de todas maneras lo está sosteniendo de la cintura, es gracioso que un conejito proteja a un lince—. Ash...
—¿Sí?
—He estado pensando. —Quiere pedirle algo, lo tiene escrito en toda la cara—. No hemos tenido la historia más típica en relación a cómo nos casamos y no sé, estaba pensando que podríamos... tener la experiencia de un noviazgo o algo así, ir a citas y conocernos más y acercarnos de a poco.
—Eiji. —El gesto lo enternece de sobremanera.
—Yue me dijo que eso sería exposición. —Hasta que menciona al rompehogares, claro.
—Yue. —Escupe el apodo—. ¿Desde cuándo se llevan tan bien?
—Desde un par de secuestros. —Ash alza una ceja diciéndole: te lo dije—. ¡No porque esté en apuros ni nada similar! Me dejé secuestrar, Wu ya me conoce y todo.
—No estás mejorando tu situación.
—No sé. —Desvía la mirada hacia los demás pasajeros en vano—. Yue se veía solo, yo igual me sentía solo de cierta manera, creí que sería bueno hacernos amigos.
—¿Te sientes solo? —La pregunta le rompe el corazón—. ¿Estoy mucho tiempo fuera? —El recuerdo de un Eiji esperándolo muerto de miedo sin saber si Ash volvería o no todavía lo acecha, lo lamento.
—No es eso, es que todos los amigos que tengo son en común contigo.
—Lo dices por el trío de idiotas.
—¡No les digas así! —Se defiende—. Y por Shorter y Sing también.
—Ah. —Le hace sentido—. De todas maneras, ve con cuidado, me da miedo no saber lo que piensa.
—Es un buen chico. —Le asegura—. Buddy lo quiere mucho.
—Buddy los quiere a todos menos a mí.
—Te ama.
—Si me amara no se orinaría exclusivamente en mis zapatillas ¿no es cierto? —Eiji contiene una risa con el dorso de su palma que es tan risueña que hace que la sangre le erupcione sin la necesidad de tocarse.
—Tienes un punto. —Eiji pestañea y esa mirada lo derrite, Ash se encuentra completamente perdido en esos ojos cafés.
—Eres increíble. —Sus orejas se ponen rojas por el cumplido.
—No más que mi esposo.
—Amo como suena esa palabra, dila otra vez.
—Esposo. —Tararea—. Eres mi esposo, Ash.
Y las cosas van bien, sin embargo, el metro se empieza a llenar en demasía.
Y hay manos por todas partes.
De repente, Ash está sudando mucho y quiere vomitar, se ha vuelto demasiado consciente del toque de piel a piel que es ajeno y se siente sucio, sus ojos escuecen por la rabia, el día iba bien y hasta fue honesto con Griffin, no hizo nada malo, ha estado tomando sus remedios, ha estado yendo a terapia, hoy no hizo nada malo para que... pero las manos se están colando hasta sus huesos y se hunde más y más profundo en su mente. Va a morir así. Esto será siempre. Nunca aprenderá a estar bien, puede fingir pero en el fondo.
Naciste como una vulgar prostituta. Me tomaré el tiempo necesario para enseñarte, te convertiré en una esposa decente.
Puede sentirse temblando, se siente patético y estúpido y enrabiado, ha recibido tantas palizas y ha tomado tantas violaciones sin protestar ¿desde cuándo es tan débil? ¿desde cuándo algo tan ínfimo como subirse al metro en hora punta lo desarma así? Pero su cuerpo vibra y vibra y sus latidos están todos erráticos y dolorosos y las memorias se salen de golpe al mismo tiempo.
—Aslan. —Pero Eiji está acá—. Mi dulce Aslan.
Eiji está acá y no necesita explicación, toma su cuerpo y lo hace reposar sobre su hombro y le susurra palabras dulces a la oreja incluso si los demás pasajeros lo miran extraño, aprieta sus manos, acaricia sus cabellos y poco a poco lo ayuda a regresar sin que la crisis sea irreparable. Pasa un tiempo y bien podría haber sido una eternidad hasta que se separan con los ojos vidriosos.
—Eiji.
—Estamos juntos en esto. —Eiji aprieta su palma aún más—. Que no se te olvide.
Fue la primera crisis que no escaló.
La primera reexperimentación que detuvo en más de veinte años.
Puede que no haya quedado tan fabulosa o impactante la escena final, pero esos avances pequeñitos de verdad son bien grandes, más para alguien que no ha tenido control de su cuerpo y su mente en años, veremos harto más de estos avances porque con Ash estamos encaminados incluso en su relación familiar. Por eso mismo, mañana nos toca Eiji, pero recién abrimos conflictos entonces será un capítulo muy tonto entre amas de casa.
Nos vemos~
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