16. Bed habits.
Hi~ Como saben, estos eventos tienen sus altos y sus bajos porque es publicar todos los días y la historia no siempre puede mantenerse en puntos de tensión siempre, sinceramente siento que el capítulo de hoy quedo incluso aburrido lo que me frustra porque me demore harto en escribirlo, pero pucha, es bien necesario para entender a dónde ira el desarrollo de Eiji, así que rezo porque sea el unico de esa onda.
Mil gracias por tanto~
Eiji tensa sus puños por encima de sus jeans, siente cómo las irregularidades del sofá se clavan contra su espalda, tensando y destensando aún más su suéter tras cada respiración, sus pupilas se encauzan hacia el reloj que yace enfrente, aun si lo siente como una eternidad han pasado apenas seis minutos desde la llegada de su invitado, Eiji suspira consiguiendo que un mechón se enrede entre sus racimos de pestañas. Tic. Tic. Tac. Ash lo matará si llega y los encuentra. Tic. Tic. Tac.
—Entonces... —Finalmente se atreve a pronunciar captando la atención de su invitado quién se niega a dejar de lado la copa de vino que le sirvió, son las dos de la tarde, ¿es necesario emborracharse de tan temprano?—. ¿Qué haces acá? —Yut-Lung impresiona ofendido de sobremanera por la cuestión.
—¿Qué no es obvio?
—No. —Traga duro—. No lo es.
—Me secuestré en tu casa.
—¿Qué? —Eiji tiene que quedarse un instante procesando esas palabras para que hagan sentido, no obstante, sin importar cuánto las repase no tienen coherencia, ¿es por su inglés?—. ¿Te secuestraste en mi casa?
—Exacto. —Bufa dejando la copa de vino en la mesita con todos los libros de Ash, apoyándola adrede con sus bordes húmedos y goteantes sobre las novelas de tapa dura, sino fueran historias de Holdens protestaría, pero deshacerse de esas tramas es una oportunidad de oro—. Me secuestré en tu casa la que por cierto, es todo un cuchitril ¿acaso no le alcanzó para algo más bonito?
—¡Pero si este condominio es muy costoso!
—No lo suficientemente costoso. —Gruñe con Buddy sobre su regazo, el cachorro impresiona seguro contra la suave tela de la seda y el perfume de jazmín—. Abandónalo por un hombre con más dinero.
—¡Yut-Lung!
—¿Qué? No me preguntes la razón pero realmente serías popular entre los tipos, supongo que existe una especie de encanto en ti que todos pueden ver menos yo, me he vuelto inmune, te dije, provocas dos tipos de reacciones en la gente a tu alrededor: aquellos que te quieren proteger y los que apenas te soportan y te quieren matar y para tu desgracia sigo siendo el último caso, te odio.
—¿Entonces qué haces acá? —Alza la ceja.
—Le pediste consejos amorosos a Sing.
—¿Y?
—¡Le pediste consejos amorosos a Sing que es un mocoso!, ¿cómo no debo sentirme ofendido? Eres tan cruel Okumura. —Yut-Lung se lleva las manos al pecho, su voz tiembla y el lagrimeo es tan creíble que de repente se siente culpable por no haberlo considerado—. Pensé que éramos amigos pero me estás rompiendo el corazón con esto ¿por qué no me pediste consejos a mí o acaso me subestimas?
—No es eso.
—Es porque llamé a tu esposo gato mugriento ¿no? Pero sabes que es verdad, dudo que siquiera se bañara para el día de tu boda, Sing me dijo que se presentó con esas horribles converse, esa camiseta blanca que ya tiene las axilas amarillas por el uso y sus jeans tan rasgados que parece que se cortarán con solo mirarlos, pobre de ti, debes ser la novia más desdichada del mundo, apuesto que te llevó a una primera cita horrible también, a una biblioteca o algo así, no me imagino la vergüenza cuando las demás amas de casa te preguntan por tu inexistente romance.
—N-No es tan malo.
—Apuesto que la concepción de romance que ese tipo tiene se reduce a comprar hot dogs grasientos del carrito de la esquina y actuar como si fuera tu hijo, Dios, debe tener todo un complejo de Edipo...
—¡Ya! —Chilla parándose de golpe con el rostro rojo de furia—. Ya puedes detenerte. —Se lo suplica.
—Ah, supongo que le acerté.
—Eres cruel.
—Tal vez. —Yut-Lung tuerce una sonrisa—. ¿Entonces me vas a contar o tendré que sacártelo usando la fuerza?
Eiji suspira.
No le fascina la idea de mostrarse vulnerable ante Yut-Lung y no a raíz de sus altercados, Eiji aprendió a tolerar el ser secuestrado, amenazado e incluso utilizado, no obstante, le cuesta perdonarlo porque a fin de cuentas si Ash volvió a la mansión de Dino fue por el trato entre este chico y Blanca, es jodida la ambivalencia, por un lado, logra vislumbrar la misma fragilidad que evoca su esposo junto al último tiempo que han compartido juntos en dónde efectivamente lo ha apoyado, pero por otro...es distinto lo que le provocan. Sin importar la situación Ash nunca perdió de vista sus valores. A Yut-Lung le vale un carajo la moralidad o jugar en el papel de villano dada su perspectiva donde es: cazar o ser cazado.
¿Es seguro confiarle sus miedos a este chico?
Pero al mismo tiempo, gracias a las palabras de aliento (a su manera) pudo confesarle sus emociones genuinas a Aslan y además no parece tener malas intenciones ni siquiera con Shorter, quizás cambió.
Sí.
Le dijo a Ash que las personas podían cambiar su destino, Yut-Lung tampoco es un leopardo.
¿Y a quién engaña? Le hacen falta amigos para hablar de Ash porque hablar de Ash con el propio Ash resulta poco factible y si bien, existen otras personas significativas a quienes les muestra lasitud estas de alguna u otra forma se encuentran relacionadas con Aslan, desde los chicos hasta Sing se profesan en deuda y por eso, Eiji sabe que ya perdió si hubiera que elegir. Necesita a alguien de su lado y única y exclusivamente de su lado, más Yut-Lung sigue siendo un peligro ¿qué debe elegir? No solo arriesga su propia integridad acá, sino a Ash. Ash. Ash. Su amado Ash.
—Estoy depositando mi confianza en ti. —Entonces suelta—. Si me traicionas me lastimarás. —Y casi se espera una broma sañosa y ponzoñosa de esa lengua, más, lo único que recibe es una mirada que da cuenta de agradecimiento y vulnerabilidad y aquí entiende que está tomando la decisión correcta.
—Ya veo. —Sus dedos se detienen sobre el pelaje de Buddy—. Habla.
—Quiero acercarme más a Ash. —Sus mofletes arden al pronunciarlo en voz alta—. Pero no sé cómo.
—¿No sabes cómo? —Alza una ceja—. Siempre has sabido acercártele, incluso los ajenos lo veíamos.
—Pero ahora es diferente, ahora quiere contacto íntimo de pareja.
—¿Tú lo quieres? —Asiente—. No entiendo el problema Okumura. Solo me estás restregando tu vida perfectamente rosada y matrimonial.
—Me da miedo tocarlo y generar alguna reacción como la de la vez pasada, él me pidió tomar mucha más iniciativa en nuestra relación porque no le gusta ser el único que "ponga esfuerzo" pero es difícil.
—No debería ser difícil amar a una persona.
—Ni digo que sea difícil amarlo.
—Explícate mejor. —Gruñe exasperado sirviéndose una segunda copa de vino, al levantar la copa las portadas de los libros han quedado arruinadas. Mira al guardián entre el centeno y recuerda esa cita que su esposo tanto ama.
—Es un poco como esto. —Eiji acomoda el libro en su regazo, busca el párrafo, es fácil hallarlo gracias a los rayones, parte:—. Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie vigilándolos. Solo yo. Y estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecería una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.
Eiji sonríe.
Yut-Lung pone una mueca de asco.
—¿Eso qué diablos significa? Ahora quedé aún más confundido.
Si bien, al principio tampoco la comprendió poco a poco pudo desglosarla por lo que transmitían sus jades esplendorosos: Es el deseo de ser el rescatista a todos esos niños que están sufriendo para que puedan seguir siendo niños porque Ash estaría allí y los protegería de cruzar esa línea, nadie protegió jamás a Ash de cruzarla. ¿Acaso Eiji no lo estaría forzando a cruzarla al desearlo? El sexo se encuentra asociado a transgresiones en el cuerpo de Ash y aunque sabe que no es lo mismo...
¿Por qué no solo lo aceptas? Te encantan los niños pequeños.
—¿Okumura? —Lo trae de regreso.
—Significa que no ansío obligar a Aslan a cruzar su límite, es una línea muy delgada entre obsequiarle la libertad para correr a dónde quiera y atraparlo. No anhelo tocar dónde no deba o estar alerta todo el tiempo que estemos juntos ya que él odia que haga eso, me lo ha dicho, no puedo evitarlo, diablos.
—Si le quitas esa posibilidad estás dejándolo en una posición de víctima.
—Tampoco quiero hacer eso pero... —Y acá debe admitirlo—. Me duele que mis primeras veces sean así.
—¿Ash es tu primera vez en intimidad?
—En teoría no. —Su estómago se hunde—. Mi primera experiencia fue esa noche que Dino nos trató de... —Algo en los ojos de Yut-Lung se rompe, de repente, toma a Buddy para poderse acercar y estar a su lado.
—Ash no lo sabe. —No es una pregunta.
—No. —Pero Eiji responde—. No quiero que cargue con más culpa, tampoco veo el caso de contarle.
—Tal vez sería importante conversarlo. —No es brusco ni demandante ni burlón, sus ojos oscuros lo que reflejan es un profundo arrepentimiento al tomarle el peso a sus palabras pasadas—. Sino puede que él te esté poniendo demasiado peso encima, Lynx asume que no tienes experiencias traumáticas en relación a eso.
—No las tengo. —Balbucea ido—. No alcanzó a pasarme nada.
—Eiji, incluso alguien con tanta experiencia como yo se traumó con eso.
—Para. —El nipón tiembla, no está listo para abrir el tema.
—Deberías hablarlo.
—Pero no en este momento, Ash recién está procesando lo que pasó con su hermano, está inestable.
—Sin ofender pero tú tampoco te ves estable.
—Lo sé. —Sonríe mirando hacia abajo—. Pero me gustaría al menos darle esa ilusión mientras Griffin y él construyen una relación más amena, quiero estar ahí como pareja en vez de sobrecargarlo.
—Y te terminarás sobrecargando a ti.
—Soy su red de apoyo.
—Una red de apoyo que se quedará sin cordura por apoyarlo tanto.
—Yut-Lung. —Le ruega—. ¿Puedes ayudarme en vez de regañarme? No necesito esto ahora. —Existe tanta sinceridad en su voz que el aludido no puede hacer más que resignarse.
—Bien. —Se rinde—. Te ayudaré.
Y Eiji sabe que Yut-Lung tiene razón no obstante es demasiado doloroso que alguien valide lo abusiva que fue la situación con Dino, una voz en su cabeza se culpa: "¿cómo te atreves a sentirte mal cuando Ash la ha tenido mil veces peor?" pero otra parte desea vomitar cada vez que lo evoca. Lo despojaron de sus ropas. Lo ataron a la cama para que no se moviera. Yut-Lung le dijo que estaba bien eso puesto que Ash también lo había hecho. Le dijo que tuvo una niñez afortunada. Dino Golzine apenas lo tocó. Fue un roce. Una simple relamida. Una mirada lasciva. Sexual. Pútrida. Se sintió sucio. Se buscó tapar con las sábanas y cerrar las piernas. Si Ash no hubiera llegado... pero Ash la tuvo mucho peor ¿cierto? Y por ende, es patético que se lamente por algo así. Se prometió no ser débil. No ser una carga. Aslan lo confundió con Dino. Dino casi lo viola. Mierda. Mierda.
No.
Debe concentrarse y eso hace, con Yut-Lung arman un plan de exposición progresiva en dónde pueda irse acercando a Aslan sin que sea demasiado abrumador o intimidante, le aconseja acordar palabras de seguridad y tener siempre a la mano cosas que lo atraigan a la realidad, es de ayuda en serio, aun sino lo dirá en voz alta, le alegra estar mejorando en su relación con Yut-Lung porque Yut-Lung resultó ser el único testigo de lo que pasó en esa habitación.
—Primero deberían juntar sus camas.
—Juntarlas. —Eiji digiere el pensamiento—. Bueno, Ash de todas formas cuando posee una pesadilla se cuela a la mía, creo que tiene sentido. —Sus ojos de gacela arrojan una súplica silenciosa de ayuda.
—Supongo que no estarás esperando que mi cuerpo delicado te ayude a moverlas.
—No puedo solo. —Gimotea.
—Por eso le mensajeé a Sing, puede ser solo un crío pero la pubertad le está pegando. —Y casi como si lo hubieran convocado el timbre suena—. ¿Ves? Nuestro esclavo es diligente.
—Los amigos no son esclavos. —Eiji rueda los ojos yendo hacia la puerta.
—¿Amigos? ¿Esclavos? Es lo mismo, tú también eres mi esclavo.
—¡Yut-Lung!
Al abrirla se queda congelado.
—Shorter.
—Hola. —Definitivamente no está listo para lidiar con esto, menos considerando la charla previa que tuvieron alrededor de Golzine, no gracias, son demasiados traumas por un día—. Hola, Eiji.
—¿Qué haces...? Ash no está.
—Lo sé.
—¡Yo lo invité! —Sing brinca detrás—. Yue me dijo que teníamos que mover cosas ¡Shorter tiene los músculos más musculosos del mundo entero!
—Esa frase ni siquiera tiene sentido. —Yut-Lung se queja—. Pero bien, mientras más esclavos, mejor.
—¡Qué no somos tus esclavos!
Eiji se pega a Yut-Lung como un cachorro perdido.
Herido. Vulnerable. Asustado.
No porque esté evitando a Shorter ni nada parecido, son amigos y le alegra de sobremanera que siga con vida gracias a la rehabilitación pero hay una cicatriz de navaja en su vientre y de repente sus ojos pican como si tuviera muchas ganas de llorar, Yut-Lung lee el ambiente y no lo deja a solas en paralelo mueven las camas para formar una grande y matrimonial, ninguno hace preguntas, de hecho Shorter está encantado con la idea arrojando bromas socarronas acerca de Ash, de que al pícaro esa sorpresa le va a encantar, cómo esperaba poder tocar más a Eiji y bla, bla, bla. Francamente no lo está oyendo.
—¿Fue un error traer a Shorter? —Como siempre Sing es más perspicaz de lo que su edad demuestra y le habla en privado cuando va a hacer té a la cocina—. Perdón, es que ustedes eran amigos.
—Éramos. —Repite con tristeza y se pregunta si es así—. No sé qué somos Shorter y yo, ni sé si exista la posibilidad de que podamos ser amigos.
—Pero él no recuerda lo que pasó.
—Exacto. —Eiji sonríe vertiendo el té en las tazas de porcelana—. Él no lo recuerda, eso es aún peor.
—Lo siento. —Sing baja la cabeza—. Es que extraño verlos a todos juntos.
—Está bien. —Eiji se suaviza y le revuelve el cabello—. Sé que tu intención fue buena, además, nunca habríamos podido mover las camas si no fuera por Shorter.
—¡¿Cierto?! —Sus ojos brillan—. Shorter es genial.
—Claro que soy genial. —El ambiente se torna pesado—. La diva está esperando su té, ¿se lo podrías llevar, Sing?
—No. —El mocoso adopta una postura defensora—. Eiji necesita mi ayuda. —Pero el aludido lee esa petición implícita. Por favor, hablemos.
—Estaré bien. —Le asegura—. Puedes ir.
—De todas maneras, estaré en la sala.
—Ja. —Shorter se rasca la cabeza apoyándose contra la isla de granita—. El cachorro se toma a pecho el trabajo de protegerte.
—Supongo que sí.
—Eiji... —Su nombre es un recuerdo amargo—. ¿Pasó algo entre nosotros?
—No. —El nipón se encoge—. No pasó nada.
—Eiji.
—Estamos bien, en serio.
Pero Eiji es un pésimo mentiroso y es fácil ver a través de sus ojos, ni siquiera puede mirarlo a la cara ¿qué tan terrible debe ser lo que hizo para ganarse el odio de la persona más pura que existe? Asume que es imperdonable, pensamientos que solo se confirman ante los recuerdos que están empezando a rellenar las lagunas de su memoria, aparecen de forma esporádica (usualmente de noche) y acaban siendo tan frugales que apenas alcanza a vislumbrar dicho atisbo. Son súplicas. Shorter, soy yo ¿acaso no me reconoces? Es el rostro lloroso de Eiji, es sangre goteando hacia sus mejillas, es esa voz cargada de terror llamándolo una y otra vez mientras sostiene ¿una navaja? No lo recuerda claramente como para atreverse a afirmarlo. Es él intentando matarlo. Y Shorter ruega para que sean pesadillas o algún sabotaje de sí mismo a sí mismo.
Pero si fuera solo su impresión Eiji no lo miraría tan espantado, Shorter se siente monstruoso ¿lo es?
Él traicionó a Ash en teoría.
Y a Eiji.
Dios, le llevó a Eiji en bandeja de plata a Dino ¿acaso lo habrán herido? Lo último que recuerda es la endeble promesa de matarlo y luego suicidarse para que no lo lastimen. Trata de llevártelo y le corto la garganta. Te seguiré, no te dejaré solo Eiji. Le prometió a Ibe que moriría antes de permitir que lo tocaran. Pero Eiji no se ve bien. Se ve terrible. Shorter quiere preguntar qué pasó, sin embargo, ¿qué pasa si la verdad es demasiado dura como para poderla digerir?
¿No está mejor ignorando el tema?
¿No está más feliz sin saberlo?
Entonces arrastra su trasero a la sala de estar y se sienta junto a Yut-Lung. Respira. Uno. Dos. Y suelta.
—Te ayudaré si me haces recordar. —Lo decide y eso despierta la sorpresa del heredero del clan Lee.
—¿Qué te hizo cambiar de parecer? —Su voz es imponente, altanera y sañosa—. Estabas convencido de no querer nada conmigo.
—Eiji. —Dice—. Eiji me ve como...
—Asustado.
—Sí. —Shorter parpadea quitándose los lentes de sol—. Tú sabes lo que pasó.
—Todos menos tú sabemos lo que pasó. —Su mirada se suaviza—. Todos vimos lo que pasó.
—¿Podré vivir con lo que hice?
—Eiji está vivo ¿no es así?
—Sí, pero... —Sus ojitos repletos de terror en un ruego silencioso para que no le haga daño—. No sé si es tan así.
—Oye. —Yut-Lung se inclina en una postura menos defensiva, el cambio de actitud capta su atención de forma positiva, es extraño testificar la otra cara de la moneda, cuando se conocieron Shorter soltó que se parecía a Eiji para luego retractarse con palabras mordaces—. Lo que hiciste fue por esa droga y su efecto, no lo olvides, en ningún momento te encontrabas consciente, no necesitas cargar con la culpa de eso.
—¿Por qué me lo dices?
—Porque mi única condición para comenzar a trabajar juntos es que lo recuerdes, no cargues con lo que sea que hicieras o no sin ser tú mismo, ni Ash ni Eiji te culpan, así que no permitas que su bondad sea en vano y tampoco te culpes a ti mismo, se los debes. —Suspira—. Te lo debes, supongo.
—Tú... —Shorter no sabe cómo sentirse con la ambivalencia—. Sí te pareces a Eiji. —El más joven no solo se engrifa igual que un gato sino que se pone colorado.
—¡No vuelvas a hacer esa comparación asquerosa!
—¡Eiji es bonito! ¡Es una comparación honorífica! —Sing de inmediato se mete donde no lo llaman.
—Claro que lo defiendes, eres el simp número uno. —Sing le saca la lengua sin dejar de jugar con el cachorro.
—No quise ofenderte. —Shorter le explica—. Es más allá de lo físico...cuando lo dije por primera vez me refería a que parecías tener una personalidad dulce, debes tener un buen corazón.
—Ja. —Yut-Lung sufre un tic en el ojo ante la carcajada de Sing—. Dices eso porque no conoces bien al histérico todavía, te doy una semana.
—Sing Soo-Ling. —Le advierte—. Sigo siendo tu jefe.
—Un jefe de mierda.
—¡Es todo! —Yut-Lung se levanta y se arremanga las mangas—. ¡Eiji! ¡Saca a tu simp de acá! Estorba.
—¡Ah! Eiji no te va a escuchar.
—Eiji me quiere mucho más. —El aludido llega solo para ser abrazado por Yut-Lung del hombro y su toque es tan posesivo y empalagoso que le roba el aire—. Somos tan cercanos que no sería raro que acabáramos siendo amantes.
La puerta cruje.
La mirada de Ash se oscurece.
—¿Amantes? —Gruñe—. ¿De qué diablos están hablando?
—Grandioso, ya llegó la tercera rueda de nuestra relación.
Más allá de la disputa que sostiene su esposo con Yut-Lung la tarde resulta amena e incluso divertida para los cinco, si bien Eiji todavía no logra relacionarse tan abiertamente con Shorter es un logro que consigan compartir espacio sin sufrir ningún tipo de memoria intrusiva o reexperimentación. Shorter fue el primer amigo real que hizo porque incluso si en Izumo se llevaba bien con sus compañeros las relaciones se sentían utilitarias al nunca hablar de algo íntimo. Con Shorter fue distinto. Es triste que ahora sean solo dos desconocidos.
—¿Eh? —Pero no deja que eso lo distraiga cuando Aslan finalmente observa el trabajo con las camas y el orden del cuarto, Eiji cree que esta es la máxima iniciativa que puede mostrarle por el momento.
—¿Te molesta?
—Me encanta. —Su sonrisa es sincera. Tierna. Dulce—. Por fin podré dormir mejor con mi onii-chan.
—¡Ah! —Eiji patea el piso, los invitados se han ido y se está haciendo tarde—. Dijiste que ese apodo era incestuoso.
—Lo es. —Ash se encoge de hombros—. Pero me gusta molestarte.
—No puedo contigo. —Eiji suspira con falsa molestia—. ¿Cómo se instaló Griffin?
—Bien. —Ash se quita la ropa para irse a dormir, es increíble que aun teniendo la presión baja (como una niña) le guste acostarse con tan poca ropa, Eiji lo toma como un gesto de confianza muda—. Mi hermano parece cómodo en el departamento de soltero del viejo.
—¿No te es raro dejarlo ahí?
—No. —Ash lo medita un segundo, recostándose progresivamente en las sábanas—. Se veían felices con la presencia del otro, Griff se veía hasta relajado y asumo que se debe a que el anciano fue quien lo cuidó durante toda la hospitalización.
—Son amigos desde hace bastante tiempo ¿no? —Eiji está demasiado agotado para siquiera vestirse con el pijama así que solo se tumba ahí mismo, al lado de Ash en una cama matrimonial improvisada.
—Lo son. —Ash bosteza y las pestañas de nieve empiezan a revolotear—. Me drenó hablar con ellos.
—Toda actividad social te drena.
—Especialmente si al llegar a mi casa con mi lindo esposo lo encuentro con un amante.
—¡Ash! —Gimotea—. No le sigas el juego.
—Créeme que no se lo seguiré. —Chasquea la lengua—. Ahora ven acá, preciosura.
—¿Eh?
—Juntaste las camas para poder dormir juntos ¿verdad?
—Sí.
—Entonces ven. —Ash le extiende los brazos, Eiji vacila antes de encogerse sobre su pecho desnudo.
—¿Está bien así?
—Lo está. —Ash le besa el cabello—. Gracias por siempre pensar en mí.
Pero Eiji no lo hizo pensando en Ash.
Porque cuando la noche cae en el cuarto Eiji se aferra al cuerpo de su esposo como si fuera un ancla.
Siente las manos de Dino, siente el corazón de Shorter enlentecerse encima de su pecho, evoca esos ojos vacíos mientras las cicatrices que quedaron grabadas en su cuerpo se vuelven a abrir y a sangrar en un ciclo infinito. Apoya la oreja sobre el latido de Aslan, cierra los ojos. Y cuando duerme otra vez comienzan las pesadillas.
Deberías sentirte afortunado, a ti no te pasó nada.
Como podrán ir anticipando, el tema de Eiji y su propia validación es tema y nuestro gran tema con Eiji, pero primero debemos aterrizar bien a Ash para no tener a ambos tan inestables o será un caos peor que al inicio, así que mañana volvemos con un capítulo bien domestico entre las dos parejas de hermanos y luego ya le damos duro a Eiji.
Nos vemos~
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