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13. Taking turns.

Hi~ El capítulo de hoy está cargado de defensas, como se imaginarán dado el desarrollo de Ash, Griffin es su herida más profunda y fresca porque lo remonta a todas esas cosas que perdió, así que lo tenemos muy defensivo, alerta e intrusivo, hay catastrofe que escala harto, pero tenemos a Max para prevenir que esto termine en un desastre, así que vamos preparados. Es el primer capítulo que abre el arquito de Griff, es hora de darle desarrollo de personajes.

Mil gracias por leer~

Ash tensa su boca alrededor del papelillo, deja que sus dientes aprieten hasta que se torne sofocante el click mentolado, son cigarrillos saborizados, unos lucky strike que consiguió de un sujeto que quiso seducirlo metiendo su panza debajo de su camisa y extendiéndole su caja con una risa repulsiva, Ash se limitó a tomarlo porque necesitaba fumar, no porque fuera un hábito o una necesidad y de hecho aprendió a fumar de niño para calmar los nervios, era mejor que hacerse daño y a diferencia de otras drogas que se inyectaban o esnifaban no quedaban marcas evidentes más allá del olor a cenizas (que de todas maneras excitaba a la mayoría) pero hoy es una excepción a sus viejas andanzas porque en serio necesita disociarse.

Le da una profunda calada al cigarro sintiendo cómo el humo se resbala hasta sus pulmones y retiene la nicotina, no mucho, solo lo suficiente para que le pique la garganta como si fuera una lija raspando.

Lo retiene. Lo retiene. Lo retiene.

¿Vas a dejarme?

Aunque esté lejos, nunca te olvidaré.

Lo suelta. Abre los ojos. El cigarro no sirve. Está empapado porque ha empezado a lloviznar y Ash no se había dado cuenta aunque se encuentra tumbado en las escaleras de mármol del hospital ¿cuánto tiempo lleva sentado ahí? No sabe, más sus piernas se han entumecido en el escalón y se ha formado un pequeño riachuelo por las calles de Up Town. Deja caer el cigarro a la poza. Sí, debería estar alegre de que pudieran estabilizar la crisis de su hermano, no obstante al verse cegado por la desesperación terminó acompañando a Max sin poder entrar con Max así que sí. Helo acá: hecho un ovillo, tiritando bajo la lluvia, tratando de distraerse con cualquier cosa que aparte su mente de Griff porque si piensa en Griffin va a llorar y odia lo vulnerable que se siente llorar.

—¿Qué haces acá tan solito? —Y lo último que necesita es que otro viejo le intente coquetear, quizás podría recaer en sus hábitos autodestructivos por el mero placer a hacerse daño, si se daña más que nadie nada de lo que Griffin le diga dolerá tanto—. ¿Ansías acompañarme? Mi auto tiene calefacción y tengo un termo con café, hace frío y una bebida caliente te hará bien, te ves como un gato olvidado.

Esto es lo que sabes hacer, sé un buen prostituto y obedece a papá.

Esto es lo que mereces.

—No, gracias. —Pero sin importar qué tan autodestructivo sea no hará nada que pueda herir a Eiji y menos ahora que finalmente se clarificaron con sus emociones—. Estoy bien.

—Anda, es solo una taza de café.

—Viejo. —Ash lo asesina con la mirada—. Estoy casado.

—Pues no veo un anillo.

—No necesito andar anunciando mi matrimonio con un anillo y esto no le incumbe, se lo pediré solo una vez, váyase. —El tipejo sonríe pronunciando taciturnamente un: "¿o sino qué?".

—Si sigues molestando a mi mocoso llamaré a seguridad. —La voz de Max es impasiblemente gélida y severa, Ash sonríe con ironía, realmente le queda el papel de papá protector—. Vamos adentro, te compraré una bebida caliente en la cafetería del hospital dónde está lleno de guardias que ni siquiera la pensarán para detener a un pervertido acosando a un niño indefenso.

—¡Es su culpa por andar provocando a los desconocidos! Es obvio que me quería por cómo me miró.

—No soy más un niño indefenso. —Musita para sí mismo—. Ni nunca lo fui.

Así que Max lo arrastra al interior del hospital.

Y debería estar contento.

Esta es la primera vez que un adulto lo defiende en vez de cosificarlo, Max siempre se portó protector aunque Ash esté acostumbrado a esa clase de malos tratos pero no está contento, aunque no aprecia lo qué es, sí concibe al sentimiento enrollarse igual que una anguila entre sus tripas dándole latigazos de vez en cuando a su corazón y soltando un sinfín de memorias acerca de Cape Cod. Si alguien trata de hacerte lo mismo cállate y déjalo pero haz que te pague. Y qué grandioso padre fue Jim haciéndolo pagar la renta desde crío en una cabaña habitada por él y por un fantasma que prometió que volvería pero todo lo que volvió fueron cartas ensangrentadas. Ja. Sino fuera por la bondad de los vecinos se habría muerto de inanición. ¡Qué hilarante! Se pregunta cuánto tiempo le habría tomado a su amado papá descubrir que Barba Azul lo había matado. Bueno nunca lo buscó luego de escaparse de la casa de su tía.

Ni tu papá, ni Griffin, ni nadie te quería.

—¿Por qué esa sonrisa? —Max lo intenta regresar a la realidad, a la cafetería, al vaso de plástico que yace entre sus palmas, al vapor humeando hacia su nariz, al eco de las conversaciones en el comedor.

—Solo estaba pensando en Jim. —Sonríe—. Y en lo que me habría aconsejado hacer con ese sujeto.

—¿En Jim? —Max se tensa—. ¿Por qué?

—Porque fue un gran papá.

—Un gran... —Ríe sin poder terminar la oración—. ¿Hablas en serio?

—Sí, me enseñó muchas cosas.

—Ash... —Los puños de Lobo se tensan con tanta rabia que han desbordado el vaso de café, el líquido se derrama sobre sus nudillos y los enrojece al instante, más, esos ojos azules se encuentran clavados en otra parte: tal vez en un bar en Cape Cod, tal vez escuchando una historia sobre una leyenda local disimulando un crimen—. Ese sujeto nunca supo lo que era la paternidad.

—¿Y acaso tú sí? —Carajo no quería ser defensivo, se arrepiente apenas entrelazan miradas, eres un adulto, deberías aprender a esconder mejor lo que te duele—. No creo que Michael piense eso. —Ya cállate, cállate, cállate. Max no tiene la culpa de que esté así de jodido no obstante entiende que eso que está hablando es puro estrés post traumático sin procesar. ¿Pero el resto lo entiende? ¿Tendrían que entenderlo? Como Eiji cuando lo confundió con Dino. Vaya esposo del año. Ja. Ja. Ja. Si fuera Eiji lo odiaría. Si fuera Eiji sentiría asco, sí, ojalá lo deje pudrirse en su propia mierda para así...

—No. —Corta el hilo de la intrusión—. No lo soy.

—¿Eh?

—No creo ser un gran padre. —Max es directo y toma al toro por los cuernos—. Fui muy inconsciente con Michael y dejé a Jessica prácticamente sola y aun así, tuve la osadía de pedirle la custodia cuando yo nunca me habría sabido hacer cargo de mi propio hijo, mis prioridades nunca estuvieron en dónde tendrían que haber estado, me obsesioné con el banana fish y cuándo me contaste sobre Griffin... ni siquiera pensé en mi familia, te pedí que me mataras, no estaba pensando en nadie, solo en mi dolor.

—Viejo.

—No soy un buen papá ni pretendo fingir que lo soy. —La boca se le seca puesto que definitivamente no se esperaba ni está listo para esta reacción—. También contigo, Ash.

—No eres mi papá.

—Tal vez, pero tú eres mi hijo. —Inescrutable. Impasible. Determinado—. Y no pude cuidarte como debí hacerlo, lo siento por haberte fallado, perdón por no haberte protegido. —Los dedos del adulto se crispan con tanto nervio hacia el vaso que lo deforman—. Hice mi trabajo tan mal que... ni siquiera me llamaste cuando pasó lo de la biblioteca, realmente pensaste que morir era una salida, me habías mandado hace algunas horas el mensaje de texto ¿lo recuerdas? Apenas salió la noticia del gobierno.

—Lo recuerdo. —Se lo mandó en mitad broma en mitad de agradecimiento, fue una sola frase junto a un emoticón de utensilios y un cerdo para molestarlo.

«Felicidades, papá».

Sí.

—Siempre actúas como si yo fuera un viejo así que no sé, es inevitable que te considere mi hijo, finjo que me molesta tener a un mocoso tan arrogante pero en el fondo en serio lo disfruto, lo siento sino te lo digo tanto como debería, mi punto es que me siento como un terrible padre para ti, ¿me puedes culpar? Mi niñito en vez de pedirme ayuda prefirió acostarse en la biblioteca y desangrarse.

—Viejo. —Sus ojos escuecen y tiene que desviarlos hacia el logo del vaso para no hacerse mierda ya que pese a su IQ superior Ash nunca consideró la vida valiosa, aprendió a prepararse para morir cada vez que cruzaba esa puerta, creía que era esperable y casi predecible que personas como él murieran primero, aun así nunca se detuvo a pensar en los que quedarían vivos—. No pensé en nada, recuerdo sentirme muy cansado y que este cansancio me venció, ni siquiera se me pasó por la mente llamarte.

—Ese es el problema. —Suspira—. Si hubiera hecho un buen trabajo lo habrías pensado.

—Mis decisiones estúpidas no son tu responsabilidad.

—Y aun así... —El ambiente pesa—. Acá estamos porque quiero que seas mi responsabilidad, mi más grande anhelo para ti es que aprendas a apoyarte en los otros, en los amigos, en la terapeuta, en Eiji y en mí sí tengo suerte.

—No, no funciono así. —Es cortante—. Ese no es mi estilo.

—Pues parece que tu estilo no te ha funcionado bien.

—Max. —Le advierte—. Para.

—Ni siquiera has podido ver a Griff luego de la crisis.

—¡Qué pares! —Grita azotando la mesa, levantándose de golpe—. Griffin no está esperando conocer a la putita de Cape Cod, él quiere a su hermanito menor y yo nunca podré darle eso, ¿lo comprendes?

—Ash.

—Haga lo que haga jamás le podré devolver al niño que dejó abandonado y ¿sabes? Lo culpo, porque si no se hubiera ido, sino me hubiera abandonado con el alcohólico mierdoso que teníamos de padre cuando prometió protegerme, si hubiera hecho un buen trabajo, nunca habría sido violado en primer lugar, ja, Griff debió haber estado muy ocupado inyectándose en Irak para siquiera darse cuenta de que las cartas se comenzaron a hacer raras, apuesto que ni recordaba mi nombre, le dejé de importar y por eso no luchó lo suficiente para volverme a rescatar ¡él era la única persona en quien yo...!

Un golpe retumba en la mesa.

Max arroja su silla hacia atrás, sus puños están tensos sobre la cubierta de madera, su mirada azulada y bonachona se ha oscurecido con un sentimiento que Ash jamás ha visto.

Frío. Enrabiado. Estoico.

Protector.

—No te atrevas a decir eso de tu hermano. —Gruñe entre dientes—. No sabes lo duro que fue...Griff luchó hasta el final por ti, vivió un puto infierno allá pero se mantuvo vivo como pudo porque ansiaba volver a ti más que nada en el mundo, sí, terminó en las drogas, alguien así de humano no está hecho para la guerra, no obstante podría haber elegido apuntarse el arma en la cabeza como hicieron varios de nuestros compañeros. Griffin es fuerte. Sobrevivió para volverte a ver y nada de lo que ocurrió es su culpa o tuya.

—Es su culpa, él me dejó. —Es mi culpa, lo seguí a la cabaña.

—Él era un niño.

—¡Yo era un niño!

—Ash.

—Si tanto te importa Griffin ¿por qué le disparaste?

Si tanto te importa Shorter ¿por qué le disparaste?

Yo...ya no puedo...libérame.

Cae otra vez al asiento.

Sonríe.

Griffin se encontrará con el peor tipo de persona que podría tocarle: con quién preferiría encontrarse a un cadáver decrépito postrado en un hospital de veteranos en vez de un hermano sano. Hay sangre en sus manos. Casi mata a Shorter. Mató a Skip. Ha matado tanto. No sabe cuánta sangre hay en sus manos. Casi hace que maten a Eiji. Le dispararon a Eiji enfrente. Tiene miedo de sí mismo porque no siente nada. Nada de nada. Vaya ¿cómo Griff podría amarlo? Ni siquiera lo reconocerá, no es el Aslan que tanto amó, es un asesino de día y un prostituto de noche. Confundió a Eiji con su violador y hiere a todas las personas que lo intentan ayudar. ¿Con qué derecho va a verlo? ¿Con qué derecho correrá a sus brazos? ¿Cómo se recompondrá una vez reciba rechazo? Está bien siendo utilizado o repudiado por los demás, los demás no son importantes, pero Griffin...

Griffin, Griffin, Griffin, Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. G-r-Griffin...

No te vayas.

Por favor, sálvame.

—Vamos a verlo. —Ash se levanta.

—¿Estás seguro?

—Sí, no tengo todo el día.

—Ash.

—Es mejor que lo terminemos de una vez.

Van a la habitación.

Tomarán turnos para cuidarlo.

Y G-Gri...

Es exactamente igual a cómo lo rememora antes de que fuera a prisión (con Max) la misma expresión perdida que le entregaba mientras balbuceaba una y otra vez las mismas dos putas palabras "banana fish" las mismas ojeras que convierten sus ojos azules en cuencas carentes de vida, mejillas chupadas que dan la impresión de cadáver andante, el cuerpo frágil y quebradizo, la boca tiritona, los hombros encorvados sobre el respaldo de una silla de ruedas, el pelo desaliñado y desgreñado. Y por supuesto su parte favorita: sus ojos. Vacíos. Huecos. Idos. Nada. No resta nada del hermano mayor que alguna vez conoció y eso debería ser bueno ¿cierto? Ash quería que esto pasara. Sí. Si Griff sigue siendo ese zombie que ni siquiera podía ir al baño y precisaba que un niño lo limpiara entonces no comprenderá sobre abuso sexual y nunca tendrá que darle explicaciones ¡qué maravilla!

—Chico. —Pero Max ha apoyado una mano sobre su hombro, sacándolo de su trance—. ¿Estás listo?

No.

Nunca lo estaré.

—No es la gran cosa.

—Griff, mira quién vino a tomar turnos conmigo.

Y entonces sucede.

La expresión perdida se convierte en una mueca pasmada y la mueca pasmada se transforma en una sonrisa, la barba desaliñada no existe, luce aseado y recuperado, no hay palidez en la cara y de hecho abunda el color, su cuerpo impresiona firme al igual que su postura y sus ojos, Dios. De repente Aslan tiene ocho años otra vez y está esperando en la puerta de la cabaña que Griff vuelva de la guerra, se lo prometió y Griffin nunca rompe sus promesas. Su corazón se encoge, se cae, se hace pedazos pero los pedazos se clavan entre sí y sangra. Es tonto, Ash nunca recuperará esas cosas que le arrebataron y aun así, tiene la osadía de sentirlas todas al mismo tiempo bajo la mirada esperanzada de su familia restante.

Estoy tan feliz de que estés vivo, te amo, te extrañé, nunca perdí la esperanza, tenía miedo, me hiciste mucha falta, por favor, no te vayas. Por favor, no me odies. Tengo miedo de que lo hagas. ¿Acaso me reconoces? Sé que no soy Aslan y nunca más podré ser Aslan, pero aun así te amo. Te necesito. Griffin.

—Aslan. —Lo reconoce, lo reconoce y vuelve a respirar—. ¡Aslan!

—Hola. —Intenta actuar frío, marcar una distancia.

—En serio eres... —Su hermano rompe en llanto y Max corre de inmediato para consolarlo, Ash teme que la conmoción genere otra crisis y que esa crisis termine por desestabilizar sus endebles mejorías.

—¿Quieren que los deje a solas?

—No es necesario, anciano.

—Ven acá. —Los ojos de Griff brillan como nunca antes brillaron, Ash obedece y se sienta en la cama, sus manos retroceden por inercia al apreciar lo desesperado que luce el contrario por acunarlo entre sus melancólicos brazos, no quiere, le aterra volver a ser pequeño ahí—. Hay muchas cosas que ansío saber de ti, wow, eres todo un adulto de verdad. —Hay dolor en su voz cuando pronuncia eso aunque fuerza una sonrisa, su iris azulada se detiene en cada facción haciéndolo sentir invadido y vulnerable.

—Puedes preguntar lo que quieras. —Corta con simpleza fingiendo que no ha tenido que apretar las manos para mitigar sus deseos por abrazarlo. No sería justo ensuciarlo.

—Max me dijo que cuidaste de mí todos estos años ¿cómo pudiste pagarlo? Apenas me recupere te devolveré todo lo que gastaste, pero necesito saber.

—Trabajé. —Sonríe—. Fui modelo.

—¿Modelo? —Y claro que luce impresionado.

—Sí, desde muy pequeño salí en películas, fui toda una superestrella. —Max lo asesina con la mirada.

—Eres un actor. —Griffin es ingenuo y se lo traga, en este sentido se parece a Eiji, asume que la gente normal no se anda preocupando de abuso y pornografía infantil—. ¿Podría ver alguna de las películas en donde apareces? Si te incomoda puedes negarte, pero me gustaría verte brillar.

—No creo que sean tu tipo. —Ash se desgarra la herida y mete su dedo en la llaga profundo, retuerce hasta que salga sangre y pus y sea irreparable.

—¿Qué género son?

—Romance.

—Ash. —Max le advierte—. Para.

—¿Tú has visto alguna de sus películas? —Griffin le pregunta a Max con una sonrisa calma e inocente.

—No son su tipo. —Ríe—. No que yo sepa.

—Ash. —Le vuelve a advertir.

—¿Entonces estás estudiando actuación en la universidad? —Y claro que cree que va a la universidad porque es lo que la gente normal espera, pero Ash ya no es una persona en este punto, es un trauma andante—. Aunque Max me dijo que lo ayudas bastante con los artículos, dice que tienes talento, la verdad no me sorprende considerando que eras todo un ratón de biblioteca.

—Aún no lo decido. —Corta—. Pero estoy muy mayor para la actuación a estas alturas. —O al menos para el público al que le intereso.

—¿Tienes algún pasatiempo? ¿Vas a un club de lectura? Max dijo que pasas bastante en la biblioteca pública, ¿qué tal tus amigos? ¿alguna novia? ¿algún deporte? ¿sigues practicando béisbol? Recuerdo que el entrenador alardeaba mucho sobre tu talento.

—Sí, el entrenador era muy bueno conmigo.

—¿Te cuidó bien?

—Me cuidó muy bien, fui todo un pródigo aprendiendo de él, me entrenó para mis futuros trabajos.

—Ah. —Griffin frunce el entrecejo sin entenderlo del todo, más, la felicidad en sus pupilas es tal que lo ciega, vaya privilegios—. Eso es bueno, ¿cierto? —No es una pregunta real, es una súplica patética.

—Es muy bueno, el entrenador me amaba mucho.

—Era muy querido en el pueblo lo recuerdo, tú escribías mucho de él en tus cartas, parece que solías pasar bastante bajo su cuidado.

—No tienes ni la menor idea, yo igual lo quería.

—¡Ya! —Max se levanta cabreado—. Para.

—¿Por qué? —Ash tararea—. ¿No querías que nos pusiéramos al día?

—Sabes lo qué estás haciendo.

—Tarde o temprano se tiene que enterar ¿no?

—¡Pero no así!

—¡Así es la única forma que conozco!

—¿Qué está pasando? —Hay congoja quebrando su voz—. ¿Por qué siento que soy el único excluido en la conversación?

—¡Me sorprende que Max no te haya dicho ya que te ha dicho tanto! —La rabia hierve hasta reventar sus venas, todo su cuerpo se siente caliente y pesado y doloroso y tiene siete años y Griffin no volvió.

—Aslan. —Su tono cambia abruptamente—. Estás llorando.

—Mierda. —Se levanta con brusquedad, no obstante, Max lo agarra del brazo despertando una serie de reacciones de hiperalerta que lo hacen luchar y patalear con desesperación. Debe salir. Debe salir. Debe salir. Debe salir. Debe salir o lo atraparán—. No me lastimes más, me duele, me duele, para, ya no quiero que sigas, me voy a romper, estoy tan roto.

Shh. —Max lo abraza incluso si Ash está agrediéndolo, ambos caen de rodillas al suelo—. Estás acá conmigo, estás a salvo.

—¿A salvo? —Las palabras son desconocidas—. ¿A salvo?

—Sí, estás a salvo.

Tiene ocho años y está en la cabaña de su entrenador.

Le acaba de extender un par de billetes y esa noche fue más brusco de lo usual, ha dejado moretones tanto en sus caderas como en sus muñecas ya que se atrevió a resistirse, se fue a fumar afuera de la cabaña sin importarle que Aslan esté sucio y ni siquiera se pueda levantar, no puede dejar de sollozar, sabe que llegar a su casa no será diferente, sabe que lo único que le espera es un colchón vacío y un papá ebrio que solo usará palabras duras como "puta", así que intenta vestirse como puede, pero su corazón duele. Llamó a Griffin otra vez. Le pidió auxilio. Griffin debería haber vuelto. Griffin no vuelve porque no lo quiere. Aslan lo extraña. Quiere que lo salve, ruega a Dios todas las noches para que lo haga. Pero siempre se repite lo mismo.

—A salvo. —Repite.

—Estás conmigo, estás con papá.

—Max.

Entonces se deshace entre sus brazos como si fuera ese niño pequeño que aprendió que debía pelear y odiar para sobrevivir a semejantes brutalidades, intenta hacer técnicas de Grounding y poco a poco su mente se vuelve a clarificar, está en el hospital, Max lo está abrazando, el cuarto está tibio y apesta a antiséptico, hay otra voz llamándolos, Griffin, es Griffin quien los llama junto al eco de las máquinas de terapia, pero Ash no quiere enfrentar eso, así que aprieta la camisa de Max y permite que el llanto corra por sus mejillas mientras tirita con violencia ¿vale la pena seguirlo negando? Se avergüenza de sí mismo y teme que ese sentimiento se extienda a su hermano, teme darle asco, teme que sepa los lugares en que su cuerpo ha estado o las cosas que ha visto. Por eso le tiró todo esto a la cara. Porque si lo rechaza rápido tal vez duela menos.

—Estás a salvo, chico.

—Lo siento, lo lamento por ser tan cruel, no quería decir nada de lo que dije pero estoy tan asustado.

—Aslan. —El nombrado se engrifa igual que un gato—. Háblame.

—Yo no... —Retrocede mortificado dándose cuenta de la escena que acaba de armar ¿cómo puede salvar su fachada?, ¿qué mentira podría cubrir esto?—. No puedo.

—¡Aslan!

Lo último que escucha es el grito destrozado de su hermano antes de que deje la habitación, Max lo sigue, no hace falta que se dé vueltas para apreciarlo, el eco de sus pasos es casi tan estridente como sus jadeos entrecortados por su terrible estado físico, okey está recuperando su humor, eso es bueno considerando lo terriblemente mal que salió ese reencuentro. Ver a Griffin. No. No está listo. No cree que alguna vez esté listo. Griffin le recuerda demasiado a Cape Cod. Cape Cod le recuerda demasiado lo que perdió. Lo que perdió le recuerda demasiado lo que es. Lo que es duele. Así que se tumba por cansancio en un escalón de la entrada del hospital, no se atreve a irse ni a quedarse.

—Lo que dije no fue del todo mentira ¿sabes? —Entonces dice sin apreciar la razón, quizás está roto.

—¿Qué cosa? —Quizás realmente confía en Max.

—Yo quería a mi entrenador.

—Ash.

—Lo quería y me siento...carajo.

¿Cómo no hacerlo? Él fue amable con Ash, realmente amable, llenó el vacío que Griff dejó, lo alababa como si creyera que tuviera talento real hasta que un día lo invitó a jugar y todo se jodió. Aslan nunca culpó a Griffin, no podría, ama incondicionalmente a Griffin y por eso esto es tan doloroso, no culpó a Barba Azul tampoco, ni a Dino ni a ningún otro hombre que lo haya dañado. Ash se culpa a sí mismo por no haber sabido. Debería haberlo sabido. Aunque tenía siete años. Aunque era un niño. Aunque estaba malditamente asustado. Debería.

—Ash. —Max no sabe qué decir—. Tendrás que contarle algún día por tu propia sanidad mental.

—Lo sé.

—Griffin te amará pase lo que pase. —Su corazón se ahoga.

—Lo sé. —Sus ojos escuecen.

—Yo te amaré pase lo que pase.

—Yo igual. —Ash se acurruca junto a Max—. Viejo.

Gracias por estar acá.

Gracias por ser un papá aunque te haya tocado un hijo tan roto, te amo.

El capítulo de mañana es para bajar todo esto pero de una forma muy linda y hogareña con Eiji porque a fin de cuentas, eso nos permitió que se sinceraran, más estabilidad. Así que nada de que preocuparse, es la preparación para cuando efectivamente nos enfoquemos más en esos dos.

Nos vemos mañana con algo bien bonito~

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