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11. Volunteering.

A estas alturas creo que he repetido tanto las mismas cosas que ya en serio no da risa, pongo las advertencias ahí, al inicio, no escribiré un PTSD bonito, lo escribiré dandole la importancia y realismo que creo que merece y que mejor pueda ejecutar a base de lo que sé, francamente estas cosas están pasando muy seguido y ya estoy medio quemada por lo mismo. Sí, he escrito comedia tonta antes y muchas veces y ¿saben? Cuando ni siquiera yo misma les doy importancia a esos fics usualmente los termino odiando, he bajado igual varias tramas de ambas plataformas porque asumí descuidos que no eran mías, siempre lo he dicho, mis tramas no son para todos y hay autoras mucho mejores que yo. Escribo porque me gusta y escribo de temas que me importan y que les pasan a personas reales, se los recuerdo. El capítulo de hoy tiene harta intrusión.

Eiji está acostumbrado a ser abandonado.

Haz las maletas, vamos a llevarte al aeropuerto.

¿Al aeropuerto? ¿Es una orden de Ash?

Esto también es difícil para nosotros, pero el jefe no puede hacer su trabajo cuando tú estás aquí. Necesitamos que lo entiendas.

Eiji lo entendía, siempre lo ha entendido y de hecho se predispuso a ser abandonado por Aslan desde la primera vez que le pidió volver a Japón, diciéndole que era una carga, comprándole un pasaje para deshacerse del peso muerto. Está bien. Lo merece. Su persistencia quedándose en ese mundo al que obviamente no pertenece cobró la vida del pequeño Skip, consiguió que le dispararan a Griffin en el pecho, mató a Jennifer y por poco toma la vida de Jim y de Shorter. La sangre está en sus manos. Las vidas que se fueron lo atormentan aunque finja que no lo hagan para ser un buen apoyo porque sino es de utilidad Ash lo mandará de vuelta a Japón o peor. No busca perdón. No desea aplacar esa culpa que se lo come vivo. Pedazo por pedazo. Se lo buscó. Debe asumir la responsabilidad, por eso, acepta la inconsistencia de Ash con una sonrisa. No se queja. Nunca se queja. Ni cuando lo amarraron a una cama para la satisfacción de Dino y estuvieron a punto de violarlo, ni cuando Shorter lo miró aterrado antes de intentarlo matar, ni cuando Arthur lo amenazó. Nunca se quejó, ¿cómo hacerlo? Debía estar ahí para Ash si quería serle de utilidad.

Así que aguantó.

Aguantó y aguantó.

Se guardó lo terrible que era despedirse cada mañana de Ash sabiendo que podía ser la última charla que tuvieran. La última mirada. La última risa. El último puchero. Sus ojos. Su cabello. Su carácter de mierda. Su lado suave e infantil. Ash. Aslan. Todo. Debía prepararse para perderlo apenas cruzaba la puerta porque Ash no valoraba su vida y Eiji tenía que fingir que estaba bien con eso, así que se tragó lo angustiante que era no poder dormir hasta escuchar el clic del portón. Lo roto que se sentía siendo el único que no sabía nada. Nada de nada. Dentro de la pandilla y más allá. Ash le confiaba más cosas a Ibe que al propio Eiji y eso lo lastimaba pero fingía que estaba bien. Que no lo hería tener que lidiar con las constantes huidas de Ash y viéndolo regresar cubierto de sangre (¿tu sangre? ¿o la de alguien más? ¿por qué nunca me dices nada?) tener que buscar las noticias compulsivamente para enterarse de las cosas, rezando para que no reportaran el cuerpo muerto de Aslan. Era agotador ese abandono.

Pero era peor no ser abandonado, porque cada vez que se reencontraban Eiji se lo tenía que recordar a sí mismo: «Tarde o temprano te dejará otra vez».

Lo hará obligándolo a tomar un pasaje de avión o simplemente esfumándose sin siquiera despedirse.

Porque aparentemente ese es el significado que Eiji tiene para Ash.

Ni una puta despedida.

Vaya.

Eiji aprendió a lidiar con eso una y otra vez, jugó a la casita con Ash sin hacer las preguntas incorrectas ya que Ash merecía un poco de normalidad aun si fuera falsa. Eiji soportó. Soportó. Soportó siempre.

¿Pero esto?

Te encantan los niños pequeños.

—Cálmate. —Se pide a sí mismo—. Ash no estaba ahí.

"Ese no era Ash" se lo repite como un mantra.

Una y otra vez.

Eiji se moja la cara para además regularizar su respiración, sus manos se encuentran clavadas encima del lavamanos, la fuerza que ejerce es tanta que teme arrancarlo de su lugar o craquelar la porcelana, pero la sensación de mareo lo sobrepasa en conjunto a la asfixia, da grandes bocanadas de aire como si fuera un pez batallando por respirar afuera del agua, sin embargo, su garganta impresiona cerrarse progresivamente, además, pica y cree que así debe sentirse una alergia alimentaria, es una sensación de erizo deslizándose desde su cerebro hacia su estómago, en dónde se asientan unas descomedidas náuseas aun sino tiene ganas de vomitar. Está sudando mucho. Siente que va a morir ¿luego de tanto trauma acumulado su cerebro por fin se rompió? Ni siquiera consigue enfocar la mirada en su reflejo.

Tiembla. Tiembla. Tiembla.

Igual que un cervatillo recién nacido, ¿es un ataque de pánico o de angustia? Ja ¿acaso no sería tonto enfadarse con Ash por un síntoma involuntario si a él le está pasando lo mismo?

—Hipócrita. —Se dice a sí mismo respirando con pesadumbre, el sudor cae hacia el lavamanos, teme que la sensación de fiebre lo termine noqueando—. Eres un hipócrita, prometiste quedarte a su lado independiente de lo que pasara y esta vez... tú huiste, lo abandonaste cuando más vulnerable estaba.

Sí.

Esta vez fue Eiji quién dejó a Ash antes de ser abandonado.

—¡Oye, Eiji! —No huyo realmente, solo lo ha estado evitando—. Acá estás.

—Sing.

—¿Vas a venir? Los perritos están esperando.

—Claro.

Un voluntariado.

Eiji se inscribió en un voluntariado (y terminó arrastrando a Sing en el proceso) porque si yace a solas con su mente teme que empezará a pensar de más y si piensa de más volverá a esa bañera y si vuelve a esa bañera otra vez tendrá que enfrentar los ojos de Ash. Vacíos. Idos. Huecos. Rotos. Nublados de traumas. El trauma no es su culpa. Y aún así Eiji se siente a morir. Asqueroso. Sucio. Vomitivo. Podrido y mancillado. Porque Ash lo confundió con Dino y sí, comprende que los síntomas del PTSD se gatillan de manera intrusiva y que para Ash debió ser sumamente duro sentir una erección, pero aún así, ser confundido con Dino. Con el hombre que más daño le hizo a Aslan. Un pedófilo. Violador y proxeneta de niños.

Tú eres seguro, eres Eiji.

Mentira, mentira, mentira, mentira, mentira, mentira, mentira, mentira, mentira, mentira, ¡mentira!

—Eres un mentiroso, Ash.

Lo tiró del cabello, lo tocó aunque le pidió que parara, lo besó con una expresión asqueada e inclusive trató de satisfacerlo yendo más allá. Porque mientras Ash estaba en una habitación de hotel junto a Dino Golzine, Eiji veía cómo el hombre que amaba lo confundía con un violador. Para. Eiji se tira agua a la cara, se fuerza a sonreír y sale a hacer su trabajo.

Un voluntariado con animales.

Debería relajarlo.

Sip.

—¡Salgan de acá! ¡Bolas de pelo! —O eso pensaba hasta encontrarse con un Yut-Lung siendo atacado por un ejército de conejos—. ¡Ugh! Son igual de insoportables que Okumura.

—¿Qué hace él acá? —No quiere decirlo con saña, no obstante, no le queda energía puesto que toda la aplicó en evitar a su esposo o mentirle diciéndole que las cosas están bien cuando obviamente no lo están—. Pensé que solo me acompañarías tú, Sing.

—Sí, pero él te quería secuestrar.

—Ah.

—Así ahorramos tiempo ¿no les parece?

—¿Tienes algún problema, Okumura? —El aludido toma uno de los conejos que se están restregando contra las pantorrillas de Yut-Lung para acomodarlo contra su pecho. Suavecito. Pequeño. Indefenso.

Una carga.

—No pareces la clase de persona que tendría mascotas.

—Me gustan las serpientes.

—Estos son conejos.

—Me gustan los conejos para alimentar a mis serpientes.

—Mentira. —Sing se alza en la punta de sus pies susurrándole en la oreja—. Le gustan todas las cosas peludas y bonitas, tiene una colección secreta de peluches y todo.

—¿En serio?

—¡Bastardo! —Yut-Lung gimotea saliendo del corral de los conejos—. ¿Cómo te atreves a espiarme?

—No te espié, pero eres un ebrio hablador. —Sing bufa cruzando sus brazos detrás de su nuca en un tipo de cojín—. De todas formas me gusta pasar tiempo con ustedes dos pero odio tener que escoger entre ustedes, esto lo hace más práctico para mí.

—¡Ja! —Yut-Lung se mira absolutamente indignado y desaliñado con sus ropas refinadas y su cabello perfectamente peinado en medio de un refugio de animales—. No vine para pasar tiempo de calidad con Okumura y contigo, vine porque necesito saber si has hablado con Shorter, estoy en la fase crítica de mi investigación y necesito lo antes posible poder procesar los datos, aunque podría llenarlos con mis suposiciones no sería lo mismo.

—Lo entiendo. —Atrae al conejo aún más cerca.

—¿Y bien? —Es obvia la impaciencia—. ¿Has hablado con Shorter? —Pero a estas alturas su memoria está tan rota que...

¡Shorter, soy yo! ¿No lo ves?

Pero Eiji pudo verlo y nunca olvidará lo vacíos que quedaron los ojos de Shorter, Dawson precisó solo de una aguja para arruinarles las vidas. Cómo su latido se aceleró. El sonido de los aparatos. Chillidos. Jadeos desesperados de animal herido en vez de humano. La manera en que Shorter se retorció ante la silla. Sus músculos desgarrando la correa. El horror. El horror al verlo. No más ternura. No hubo ni atisbo de la calidez que Shorter le ofreció desde el instante en que se conocieron ni cuando lo incluyó en sus planes para que no se sintiera tan extranjero o lo hizo hablar de la pértiga o le cocinó o disparó porque Eiji no podía disparar un arma. No quedó nada más que horror. Shorter lo miró igual que Ash lo miró en la tina.

Y eso le dolió mucho.

Si las personas que más ama lo ven así, ¿esto no significa algo del propio Eiji?, ¿no es Eiji el problema?

Hizo que Ash le disparara a Shorter.

¡Bang!

Y entonces se detuvo y Shorter se quedó quietecito con los ojos abiertos, la boca tiritona y las pupilas vacías antes de caer encima de Eiji, había sangre goteando hacia su cara, no reaccionó, intentó elevar su mano para tocar a su amigo pero sentía cómo se enfriaba progresivamente, su corazón se apagaba contra el propio corazón de Eiji. Shorter casi muere igual que Griff y Jim. Skipper. Jennifer. Ash. ¡Aslan casi muere por su estúpida carta! Todos mueren por culpa de Eiji. Todos. Todos. Todos. Todos. ¡Todos!

—¿Okumura? —Yut-Lung chasquea los dedos enfrente—. ¡Eiji!

—¿Ah?

—Te fuiste un segundo.

—Lo siento. —Está acurrucado junto al conejo, para su suerte sigue de pie.

—¿Estás bien, Eiji? —Y los ojos de Sing se encuentran repletos de una preocupación tan genuina que inmediatamente lo llevan a preguntarse si alguna vez también lo mirará así—. Te pusiste pálido, estás sudando mucho además ¿quieres sentarte? Tal vez necesites descansar.

—No.

—Pero...

—Estoy bien. —Eiji deja al conejo en la jaula—. Tenemos cosas que hacer, vamos.

El conejo queda sollozando.

Si bien el voluntariado no es particularmente demandante logra mantener su mente absorta en darle los mejores cuidados a los animales para aumentar las chances de una adopción, pasa por diferentes zonas: desde los conejos, las aves, los cachorros hasta los gatos. Esos últimos le sacan una risa repleta de melancolía, sin duda Ash tiene hábitos de gato y más que nunca lo piensa viendo cómo sus amigos (aún no sabe si llamar así a Yut-Lung, más, no le ha dado problemas) intentan darles un baño caliente a base de chantajes y ruegos.

—¡Pulgoso! —Yut-Lung empuja a un gato atigrado hacia una bañera de madera—. Métete, no te van a querer adoptar si hueles a mierda. —Y casi como si el felino le entendiera procede a rasguñarlo en ambos brazos consiguiendo su tan anhelada libertad.

—Tienes que darle espacio. —Sing alardea—. Debes pedirlo con amabilidad.

—Tú todavía no bañas a ninguno.

—Sí, pero les doy el espacio para meterse cuando quieran. —Yut-Lung rueda los ojos con sumo tedio, se encuentran postrados en la zona de corte y lavado, sus ropas están embarradas de fango, mugre, pelos y otras manchas que incluso para Eiji son imposibles de descifrar.

—Los gatos son el peor animal del mundo.

—¡Ah! ¡No lo son! —Sing defiende a su minino.

—Lo son, son mañosos, caprichosos y ariscos.

—Los gatos no son ariscos. —Entonces a Eiji se le sale el pensamiento, no se ha aventurado a acicalar a un gato, de hecho, se ha mantenido lo más lejos posible de la especie limitándose a darle auxilio a los otros voluntarios—. Creo que son animales domésticos y cariñosos.

—Ajá.

—Lo son. —Musita bajando sus hombros—. Creo que los gatos en el fondo son regalones y mimosos.

—¿Regalones?

—Sí. —Ríe para sí mismo—. Están encariñados con algunas cosas y personas en particular, muestran el amor dependiendo del receptor también pero en el fondo sufren mucho con el rechazo y aún más sino se les explica claramente en qué se equivocaron. —Ash debe sentirse confundido con mi cambio de actitud, se lamenta.

—Pasó algo entre tú y Lynx. —Las palabras de Yut-Lung son una daga directo en su corazón—. ¿Cierto que fue así?

—¿Eh? —Sing frunce el entrecejo—. ¿Cómo puedes saberlo?

—Llámalo percepción. —Yut-Lung resopla—. Y además cuando mencioné a Shorter parecías al borde de la disociación igual que ahora con Ash.

—No tiene sentido. —Sing abraza a su gatito en un intento por meterlo a la tina—. Si ustedes parecen un matrimonio más que nunca ¿qué problemas podrían tener? Son perfectos.

—Nosotros estamos en un matrimonio por conveniencia. —Se dice a sí mismo—. Yo metí a Ash aquí.

Como siempre, solo sé darle problemas.

—Okumura.

—Iré por más shampoo.

Eiji no va por shampoo.

De repente, evitar a Aslan parece ser incluso cruel, sin embargo, Eiji está cansado de anteponer tanto los sentimientos como las necesidades del resto y no puede fingir que no le dolió lo que pasó aunque no fue culpa de ninguno de ellos, no hay culpable para dicha situación y es momento de aceptar que si no ha sido capaz de confrontar a Ash es porque entiende que confrontarlo implicará confesarle de manera implícita y explícita su atracción. Ama a Ash. Haría lo que fuera por Ash. Se prometió que no sería necesario añadirle un apellido a ese amor. Mintió. Al final su cuerpo reaccionó y sí, entiende lo irracional que sería culparse por una reacción involuntaria y fisiológica, pero su mirada, el cómo besó su cuerpo, el cómo Eiji sabiendo que no era Ash se atrevió a sentirse excitado. Se da asco. Un mensaje vibra en su celular antes de que la catástrofe escale aún más.

[Compré sushi para animarte y además extraño cenar contigo. Por favor, regresa pronto y hablemos].

—Ash...

Un chillido interrumpe el hilo de sus pensamientos.

—¿Hola?

Eiji rebusca entre los rincones de la bodega, ha llegado a dónde se almacena la comida, un eco agudo pero apenas perceptible rebota por doquier.

—¿Hola? —Entonces sigue llamando hasta que el chillido se convierte en un lloriqueo y ese lloriqueo en un ladrido revitalizante—. ¡Acá estás!

Es un cachorro.

Eiji coge al cachorro que estaba atrapado entre la basura, no sabe cómo llegó acá, más, está tiritando, por eso decide sentarse un rato hasta que se calme, posee el pelaje dorado, unos grandes y brillantes ojos negros y una cola que no para de moverse como si quisiera expresarle su gratitud. Es lindo.

—Así que también te perdiste. —Eiji le dice al cachorro—. Sí, últimamente también me siento... creo que me he sentido así desde que vine a Nueva York por primera vez, esto no es algo nuevo y todo se siente tan enredado y confuso. Tengo un esposo ¿sabes?

El Golden Retriever procede a lamerle la mano una vez se la extiende.

Eso lo hace reír.

—Sí, no hay anillo ni nada pero tengo un esposo. —Empieza—. Y lo amo, lo amo más de lo que podría llegarte a contar, lo he hecho desde hace mucho, por eso por una parte estoy feliz de estar así y verlo avanzar, está intentando cosas nuevas, se nota que quiere cambiar. Pero por otro lado, duele. Porque mis sentimientos se desbordan por más que los intente ignorar y al final Ash acaba sacrificando toda la comodidad posible por mí. Eso no es justo. Ya le he pedido demasiado, aun así tengo la osadía de pedirle más a diferentes niveles, mi cuerpo, mi cuerpo quiere estar cerca de él, pero ¿cómo le podría pedir eso si su cuerpo es la fuente principal del trauma y del dolor? Además no es como que me ame de regreso, aceptó casarse para salvarme del peligro.

El cachorro se eleva para lamerle la cara, es acá cuando Eiji entiende que le está secando las lágrimas.

Está llorando.

Está llorando porque finalmente se quebró y no puede seguir soportando.

—Dicen que los animales son susceptibles a las emociones.

—Yut-Lung. —El nombrado se mira a lo menos incómodo observando la escena—. ¿Qué haces aquí?

—Alguien nunca volvió con el shampoo. —Yut-Lung se tira a su lado—. Y como soy alguien inteligente pude sumar dos más dos y entender lo que pasó entre ustedes.

—Oh.

Silencio.

Eiji se aferra al cachorro como si su vida dependiera de eso.

—A veces también me pasaba ¿sabes? —La mirada del más joven se oscurece, Yut-Lung también se encoge de rodillas para poderse abrazar a sí mismo y clava su atención en un punto blanco—. Cuando era adolescente me pasaba mucho.

—Eres un adolescente. —Le recuerda—. Eres un niño todavía.

—No me siento así. —Ríe—. Pero algunas veces mis hermanos me ofrecían a sus socios y usaban las amenazas para que los "mantuviera entretenidos" odiaba eso y lo que más odiaba es que...mi cuerpo a veces sentía cosas que no quería sentir, entonces pensaba: debes estarlo disfrutando para ponerte tan emocionado, eres toda una puta. No es así. A veces por más que nuestra mente diga una cosa el cuerpo cuenta una historia totalmente diferente y eso está bien, no eres igual que quienes le hicieron daño por amarlo o sentirte atraído.

—¿Por qué me cuentas esto?

—Porque creo que entre tú y Lynx pasó algo físico que salió mal y creo que te culpas por eso, no has parado de temblar y estás demasiado defensivo cuando alguien te toca.

—Ja. —Eiji se aferra aun más al cachorro—. Nunca habría podido llegar a esa conclusión.

—¡Por supuesto que no! Tú no eres inteligente. —El moreno alza una ceja—. Eres un simple humano.

—¿Me estás tratando de animar o no? Porque tienes maneras extrañas de hacerlo.

—Te estoy mostrando hechos. —Las mejillas de Yut-Lung están rojas al igual que sus oídos—. Tómalo como quieras, pero haya pasado lo que haya pasado, no puedes ponerte ese peso encima, es mucho.

—Me confundió con Dino.

—Carajo. —Yut-Lung palidece.

—Sí. —Eiji arroja la nuca hacia atrás—. Carajo.

—¿Él lo recuerda?

—Sí.

—Mierda.

Ninguno sabe qué más decir, está bien, nada que digan cambiará la situación o la hará mejor pero al menos le sirvió para reafirmar más sus límites. Sí. Se sintió pasado a llevar. Sí. Le dolió. Sí. Comprende que no es responsabilidad de ninguno. Sí. Sigue hiriéndolo. No quiere ni va a seguir soportando cosas con las que no está de acuerdo solo para no ser una carga ¿y qué? ¡¿y qué si fuera una carga?! Incluso si Ash ansía deshacer el matrimonio y mandarlo de regreso a Japón encontrará la manera de alcanzar sus objetivos. Pero no fingirá que está de acuerdo con cosas que no.

Basta.

No se quedará callado muerto de miedo rezando para que Ash regrese a casa, ni quiere seguir siendo el único que no sepa, no hará vista ciega de la sangre. Del dolor. De las lágrimas. Del amor. De lo duro que a veces es para ambos seguir con vida siendo sobrevivientes. No más.

—El estrés post traumático es una perra. —Es lo que Yut-Lung suelta—. Probablemente lo sabes pero Ash no estaba viéndote con claridad en ese entonces.

—Sí. —Traga duro—. Lo sé.

—¿Entonces...?

—Entonces tendré que decirle que lo amo, podría mentirle y decirle que solo me sentí absorto dado sus toques pero ¿para qué? Al final, es inevitable que se entere. Me da mucho miedo, no quiero que se sienta traicionado por quién se supone que debía darle una zona segura, un refugio incondicional.

—¿Pero?

—Pero estoy cansado de traicionarme a mí mismo.

—Ya veo. —Yut-Lung sonríe—. Si te hace sentir mejor, creo que acelerarás las cosas, puede que Lynx sea lento en relación a cómo sentirse contigo pero no duda de sus sentimientos, créeme lo sé porque actué como el villano en su historia de amor todos estos años.

—No es una historia de amor. —Brama.

—Es una historia de amor si tienen un hijo. —Sus ojos oscuros penden al cachorro—. ¿Te lo llevarás?

—¿Llevármelo?

—Parece que se encariñó contigo. —Eiji mira al pequeño acurrucado en su regazo.

—Sí. —Sonríe—. Creo que nos encontramos mutuamente hoy, no podría dejarlo.

—¿Tienes algún nombre en mente?

—Me recuerda un poco a Ash de cierta manera, quiero ponerle un nombre alusivo por lo mismo, así cada vez que lo vea será un constante recordatorio de lo que hemos pasado juntos.

—¿Le pondrás Aslano? —Su mueca de asco es evidente—. Pobre perro, debes odiarlo para darle ese nombre tan feo.

—¡No! —Eiji gimotea levantándose con el cachorro—. ¡Buddy! ¡Se llamará Buddy!

—¿Buddy? —Repite con recelo—. Qué nombre más americano. —El nipón se limita a rodar los ojos.

—Significa compañero. —Eiji mira al cachorro—. Y tú serás mi compañero de ahora en adelante ¿no?

—¡Ah! —Sing entra corriendo—. No es justo, los descuido un segundo y ya me reemplazaron con un güero.

Eiji regresa a casa.

Ash es un desastre ojeroso, pálido y desaliñado, luce realmente enfermo, eso le hace trizas el corazón pero la sensación de ruptura va in crescendo a medida que ninguno es capaz de cortar la distancia y Ash parece estarse muriendo por correr para abrazarlo, más, se contiene, sus ojitos están rojos y eso da cuenta de llanto. Lo siento. No quería que las cosas fueran así. No me odies. No te merezco. Pero te amo. Te amo y esto me está haciendo demasiado daño.

—Eiji, sobre lo que pasó en la bañera...

—Ash. —Lo calla—. Hay algo que debes saber antes de decirme cualquier otra cosa. —Ash se ve aun más enfermo con esas palabras, casi como si Eiji estuviera sosteniendo un puñal en su dirección.

—¿Qué cosa?

—Estoy enamorado de ti. —Se lo clava—. Perdón.

¿Sigo amurrada? Bastante porque ya es bien reiterativo pero se me pasará, al final sigo en ambas plataformas por el amor que le tengo a banana fish y a personas de los dos lares, solo que esas cositas sacan lo peor de mi caracter. Fuera de eso, el capítulo de mañana es muy suavecito, chiquillos, varios me preguntaron si las cosas "mejoraran" y la verdad no les puedo dar una respuesta porque en una recuperación hay altos y bajos constantes entonces pensando que estoy escribiendolo desde lo más respetuoso que puedo con los mismos procesos, habrán altos y bajos, eh ahí desición de cada uno si se queda.

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