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1. Housewarming.

Notas del autor: Nunca he sacado dos eventos consecutivos, de hecho, este brotó en la mañana de una idea que se fue a hiatus porque no pude trabajarla bien y se volvió un meme andante, para variar. Pero considerando el fracaso del mermay del año pasado, me hizo muy feliz ver un evento doméstico. Así que básicamente es un post canon dónde todos viven porque así manda mi corazón pero, pero, pero, lidiamos con las consecuencias de los traumas, el PTSD y todo lo vivenciado en banana fish, ya saben, mi versión de fluff y un matrimonio falso que termina como verdadero, por supuesto. Está dinámica está participando en el #domaystic2023 en tumblr.

Género: Post Canon/ Canon Diverge/ Slice of life/ Slow Burn/ Fake relationship.

Ship: AshEiji principalmente, pero confirmo el MaxGriff y probablemente WongLung, si ya me conocen ¿para qué?

Advertencias: Se tratan muchos síntomas del estrés post traumático, ansiedad y anorexia, también hay mención de abuso sexual por el pasado de Ash, síntomas depresivos de parte de Eiji, homofobia internalizada. Es un proceso duro, feo pero satisfactorio. En general, son las advertencias que están implícitas dentro del canon nada más. Pero ojito con el autocuidado siempre.

—¿Alguna vez has pensado en casarte? —Los ojos verdes pestañean una vez. Dos. Tres. Esos racimos prácticamente blancos aletean con suma gracilidad develando una emoción infantil y hasta inocente se atrevería a decir no obstante aquel atisbo de ternura no tarda en esfumarse para ser reemplazado por un semblante defensivo. Indiferente. Feroz. Cruel.

—¿De dónde viene el tema?

—No sé. —Shorter tararea, jugueteando alrededor de la chapa—. Solo me lo preguntaba.

—Escúpelo. —Claro que Ash no se la deja sencilla—. Habla.

—Solo estaba pensando en cómo sería tu vida de casado. —Shorter abre una lata de cerveza y apoya su espalda en las butacas del Chang Dai, siente cómo su columna se amolda hueso por hueso encima de esas elegantes sillas que a Nadia tanto le obsesionan—. Me puse a pensar en qué tipo de persona te aguantaría con ese carácter de mierda tuyo.

—¿Tú quieres casarte? —Hay una mueca irónica en su sonrisa y es casi como si le dijera: es imposible que soñemos con cosas normales en esta clase de mundo—. ¿De verdad?

—Sí, me gustaría tener una familia algún día.

—Shorter. —Ash da un amargo suspiro del otro lado de la mesa—. Sé realista.

—Solo me lo estaba preguntando porque Eiji volvió de Japón y en serio que ustedes dan la impresión de ser una pareja recién casada en el condominio.

Oh no.

Sabe que tocó los botones demasiado rápido cuando la mirada de su mejor amigo se endurece hasta dar miedo, Shorter nunca le ha temido a semejantes expresiones, ni siquiera al conocerlo dentro de aquel decadente reformatorio infantil (o un poco tal vez) más, da cuenta de lo reprimido que ampara el tema de su sexualidad o su atracción romántica, es obvio para todos menos para ustedes dos ¿eh?

Si bien, Eiji habría sido mucho más sencillo de abordar en ese sentido, su relación nunca fue la misma luego de lo ocurrido con la droga, la doble cara de Yut-Lung les permitió hacer un intercambio donde ellos lo ayudaban a acabar con el clan y a cambio les brindaba información de Dino, esto les obsequió la chance de anticiparse y por eso Shorter se salvó, recibió una dosis de banana fish, más no esa que referían como "perfeccionada" fue la misma muestra que usaron en Irak y tal como los soldados del pasado acabó en una extensa rehabilitación. No recuerda lo qué hizo. Es una laguna mental. Aunque sí sabe que despertó con un disparo cerca del corazón y que Eiji de ahí lo mira con un rostro asustado que lo hace pensar que debió hacer algo malo.

Sí.

Quizás por eso se siente con la obligación de retribuir a Ash.

—No soy un maricón. —Finalmente lo dice, no debió esperar otra respuesta—. Nunca podría mirarlo de la misma forma que Dino o Marvin me veían a mí.

—Ellos eran malas personas por ser pedófilos, no por ser gays.

—Aun así. —Ash impresiona constipado—. Aun así...

Bueno la homofobia internalizada de Ash no es nada nuevo, debe ser duro admitir que ama a alguien del mismo sexo que tanto daño le hizo, una parte de su cerebro lo encuentra inadmisible y de ahí el muro de defensas se instaura enfrente, Ash deja clara esa línea: "hasta acá puedes llegar" por mucho que lo quiera ayudar no puede transgredirla o será peor.

Shorter respeta el límite.

—¿Me odias a mí por ser bisexual? —Nunca al 100%.

—Claro que no. —Frunce el ceño—. Es diferente.

—¿Odiarías a Eiji si fuera gay?

—¿Te ha dicho algo?

—No. —Tararea—. Solo estoy haciendo conversación. —Y no necesita preguntarle, es malditamente obvio.

—Es diferente. —Repite—. Eiji es Eiji y nada que hiciera Eiji estaría mal.

—¿Odiarías a alguien por ser gay?

—Es diferente en mí, ¿sí? —Sus brazos forjan un muro encima de su torso transmitiéndole a un nivel físico que no puede ir más allá—. ¿Te estás adaptando bien a tu vida? —Y cambia el tema sin siquiera disimularlo o disculparse por ello, así es Ash.

—Sí, está siendo raro volver de la nada, es como si acabara de despertar de un sueño muy largo, ¿se entiende?

—Creo.

—Me dijeron que te apuñalaron cuando estuve fuera. —Ash le da una sonrisa de comemierda, eleva las converse encima de la mesa y sabe que a Nadia le dará un infarto apenas mire sus nuevas butacas totalmente embarradas, pero al diablo, él está haciendo lo mismo—. ¿Es verdad?

—Lo hicieron, me apuñalaron y me fui a la biblioteca. —Shorter alza una ceja y se cuestiona la verdad en relación a su inteligencia y ese supuesto IQ. Estúpido.

—¿No se te ocurrió llamar a una ambulancia o algo así? ¿O ir a un hospital?

—Creo que en ese entonces estaba resignado, estaban pasando muchas cosas. —Y para empezar el nipón regresaba a su país natal, sí, ya sospecha de dónde viene el dramatismo—. Tu mocoso fue esa persona que me despertó y llamó a una ambulancia.

—Sing. —Sonríe—. Claro que lo hizo.

—Supongo que no me dejan morir en paz.

—Supongo que a mí tampoco.

Ambos sostienen un silencio para ver quién cede primero, aun si Shorter no tiende a caer en el juego de ¿quién se lastima más? (patrocinado por Ash) está vez encontró necesario devolvérselo, no le da nada de gracia que bromee así sobre su muerte, el bastardo no pasó un maldito infierno hasta al fin deshacerse de Dino para irse a morir en una apestosa biblioteca, tiene amigos, secuaces y familia ya listas para instaurarle una red de apoyo cuando él desee dar el siguiente pasó, por ende no permitirá que le baje el perfil a las cosas como suele hacerlo.

Pasa un latido. Dos. Tres.

Shorter cede.

—Pero Eiji volvió con una visa ¿cierto? Lo estaba pensando por motivos prácticos y por eso pregunté acerca del matrimonio. —Aunque no cede del todo si retoma ese tema—. Podría casarse con alguien más, pero dudo que se compare a la relación que tienen ustedes.

—Yo lo apoyaría, Eiji sería un buen novio para...

—Te cuesta imaginarlo con una chica ¿no es así? —No obstante le cuesta imaginárselo con cualquier otra persona que no sea él. No. Deshecha de inmediato el pensamiento, debe estar más emocionado de lo que ha admitido por el regreso de Eiji nada más—. Puede casarse con un chico, esto es América después de todo. —Y esa idea le gusta aún menos.

¿Eiji y un chico?

¿Un chico que no sea él? Le da náuseas.

—Cualquiera que sea su novio será un idiota, Shorter.

—Y necesitará conseguir la aprobación de dos pandillas enteras. —Ash sonríe inconscientemente al ser un niño.

—Eso lo intimidará lo suficiente para no volver, sí.

—Entonces quieres que Eiji se case, pero no quieres que se case con ningún desconocido, ¿verdad?

—Exacto.

—Bien, siempre podemos esperar a que Sing crezca y tenga su glow up y se casen. —Hasta la quijada se le cae ante ese pensamiento, el estómago se le revuelve y la garganta se le llena de amargura, se dice a sí mismo que es por la cerveza que compartieron aunque sabe que es mentira—. ¿Acaso estás ciego para no notar la forma en que Sing habla de Eiji?

—Es admiración. —Escamotea—. No hay nada romántico.

—Entonces yo puedo ofrecerme de voluntario para...

—¡Shorter! —Chilla—. Para. —Y ese es el Ash que todos adoran, en vez del rompecabezas defensivo.

—Pues todavía no tiene visa de estudiante y no tendrá una hasta que postule a una universidad aquí pero esas cosas demoran tiempo y la visa de turista que le dieron es corta, es la solución más sencilla.

—Tal vez pero no puedo pensar en nadie lo suficientemente bueno para Eiji, no puede ser cualquiera que se presente, debe ser... especial.

—¿Cómo te imaginas a ese alguien? —De pronto, Ash sonríe.

—Especial.

Shorter conoce esa sonrisa de enamorado, la vio por primera vez en Cape Cod, si bien al inicio resultó lindo que el lince se mostrara protector y más apegado de lo esperable al japonés le bastó vislumbrar un par de interacciones para entender lo que residía por el corazón de su mejor amigo, ja, no es tan duro como le encanta que los demás piensen y mucho menos cuando se trata de Eiji, por eso, anhela aprovechar esa punzada de celos para mostrarle lo evidente.

—¿Cómo es alguien especial? —Así que insiste y esta vez, Ash muerde el anzuelo y habla:

—Tiene que ser alguien que aguante su obsesión con ese horrendo pajarraco y que carezca de olfato para que no le molesten sus asquerosas comidas tradicionales, debe llevarle la contraria para bajarlo de su carácter mierdoso y entender sus bromas, necesita ser alguien fotogénico porque ama atrapar fotografías de la nada, alguien que soporte sus hábitos de viejo como levantarse temprano pero que también sepa valorar sus costumbres de ama de casa.

—Ash.

—Debe ser alguien que sepa mirarlo bien, Eiji no despliega su verdadero encanto por cualquiera por lo que necesita saber esperar, es casi como observar a un capullo florecer, tiene que ser alguien que lo sepa proteger y lo valore más que a su propia vida, pero que oculte un lado dulce también, alguien con quién Eiji se sienta seguro y pueda ser un niño. Esa es la persona ideal.

—Ajá.

—Pero esa persona no existe.

—Creo que existe. —Shorter se levanta—. Creo que existe y te estás haciendo el tonto para no mirar lo evidente.

—No sé de qué estás hablando.

—Lo sabes.

—Shorter.

—Y aunque Eiji es paciente también sabes que nunca haría nada para lastimarte, si le dices que haga su vida con otra persona lo hará, sin embargo, te prometo que te arrepentirás.

—Hablas como si conocieras mis sentimientos de antemano. —Se ríe y es frío—. ¿Qué sabes tú?

—Hablas como si tú no conocieras los tuyos. —No cede—. Amigo, sobreviviste a una puñalada y por fin eres libre, deberías hacer algo bueno con esa libertad en lugar de solo atormentarte.

—Yo no...

No sé cómo.

No sé qué hacer de ahora en adelante.

—No te metas en los asuntos que no te incumben. —Es lo que prefiere decir.

—No te enojes. —Shorter regresa a su típico semblante relajado y extrovertido—. No volveré a tocar el tema, lo prometo, aunque sentía que tenía que hacerlo al menos una vez.

—Bien.

—Ahora vamos por más cervezas.

Pero nada está bien en la mente de Ash.

Mierda.

Por supuesto Ash ya había pensado en que lo más inteligente para Eiji sería contraer matrimonio, es terco y no pretende irse de Nueva York, además impresiona tener dificultades en su país natal en las que no quiere presionarlo, una visa de estudiante lleva tiempo e implica estar estudiando cuando ni siquiera han empezado a postular a facultades, claro, Ash podría hackear el sistema para meterlo sin que dé la prueba de ingreso, sin embargo, se imagina sus reclamos y las ganas se le esfuman. Lo más práctico es casarse aun si es por mera conveniencia y siendo honesto no se sentiría cómodo con otro ser humano realizando la tarea. El problema es que Ash siente cosas por Eiji.

Y sabe que lo destrozará ponerle nombre a esas cosas si resultan no ser una amistad.

Cómo sea, prefiere morir a darle la razón a Shorter de todas formas.

Así que va a casa.

Está estrenando oficialmente el condominio que compró con el dinero de corsa, ese que da al edificio de Dino y dónde le dispararon a Eiji cuando Blanca se apareció, Ash insistió en buscar otro lugar pero Max lo regañó por ser un derrochador de dinero y bla, bla, bla, cosas de viejo.

Tienes una novia en Japón, ¿verdad?

¿Qué tal un novio? ¿Qué le gusta? Vaya, ahora cae en la cuenta de que no conoce a Eiji.

Nunca tuvo el tiempo para conocerlo.

Suspira.

—Estoy en casa.

—Bienvenido, Ash. —Una sonrisa inconsciente brota desde lo más profundo de su alma al encontrar a Eiji acomodando la cena en el comedor con esa sonrisa adorable y sus ojos brillantes—. Te tardaste más de lo que esperaba.

—Ya conoces a Shorter, es todo un hablador. —Una mueca de dolor se asoma en su rostro y aunque dura menos de un segundo Ash la nota, lo nota absolutamente todo de él.

—Ah, sí.

—Preguntó por ti, hace mucho no vas a verlo. —De hecho, nunca has ido a verlo, parece que se están evitando.

—He estado muy ocupado, ya sabes, con el trámite de la visa y eso. —La conversación anterior pulsa sus nervios y consigue que una sensación punzante se anide en su corazón. No. No la verá. Se sientan en la mesa ante la comida humeante, su apetito se dispara, sería una buena esposa, maldice el tema.

—¿Qué harás con eso? Te dieron poco tiempo ¿no?

—Supongo que me devolveré a Japón otra vez. —Su mirada se agacha y se pierde, sus palmas juegan con los cubiertos y es casi como si le dijera que no pertenece ahí y ¿a dónde pertenece Eiji entonces? A mi lado—. O podría probar viajando a otros lugares.

—No pareces querer volver a casa.

—Ni un poco.

—Ah. —Su sonrisa queda a medias, no sabe qué decir, apesta consolando a los demás.

—Además, no me quedaría tranquilo dejándote a solas ¿qué es eso de irse a dormir a la biblioteca?

—¿Perdón? —El bastardo tiene la osadía de patearlo debajo de la mesa—. ¿Acabas de...? —No tiene autocuidado así que no lo hace una vez, sino dos.

—Sí. —Sonríe—. Lo hice.

—¡Pequeña mierda!

Claro que lo patea de vuelta iniciando una pelea porque ¿hola? Es Eiji quién no tiene ni una pizca de instinto de autoconservación y se la pasa metiendo en problemas casi como si buscara exponerse al peligro solo para fastidiarlo, Ash ha intentado advertirle una y otra vez, mandándolo a Japón muchas más ocasiones de las que puede contar y nada funciona.

Es irracional. Terco. Está un poco loco.

—Feliz estreno de casa. —Entonces le dice en medio de la pelea extendiéndole una lata de refresco.

—Feliz estreno de casa. —Ash sigue el brindis—. Aunque ya hemos vivido juntos antes.

—Sí. —El nipón se rasca la mejilla—. Pero esto de alguna forma se siente diferente.

Lo hace.

Y ese es el problema.

Honestamente acá sino me tengo fe en terminar a tiempo, mayo es mi maldición, onda el mermay además de feo se extendió dos meses por mi nula capacidad de síntesis, estos capítulos no, serán en un formato similar al flufftober (de hecho va por la misma línea) así que cortitos, concisos y hogareños dentro de lo que el canon nos permita. Pero Ash y Eiji se demoran harto en darse cuenta de sus sentimientos porque acá no tenemos terapia hasta que Griff lo jale de la oreja y le tire el palo. Pero hablando en serio, todo el trauma del que Ash rehuyó cae ahora, encima, porque tenemos tiempo para verlo y eso incluye igual homofobia internalizada.

Ojála nos veamos , la verdad es que tengo está idea desde mucho muerta, pero me gusta entonces quería aprovechar, ya mañana empezamos a hablar de matrimonio eso sí~

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