Capítulo 1
•~ Vida en la Ciudad ~•
Zenda.
Las calles oscuras de la Ciudad de Omega eran bastante seguras, podías ir tranquilamente por las calles y nada sucedía. Estaba saliendo del gran ayuntamiento, no era un horario razonable pero de igual forma debía venir.
El municipio era un gran establecimiento donde trabajaba la alcaldesa y todo su séquito, un lugar donde no todos podían entrar y nos encargábamos de las tareas administrativas de la ciudad. Yo era parte de la Seguridad de los sistemas de información, me encargaba de la protección de cada uno de los ciudadanos.
Si bien no recordaba mi pasado, siempre había pensado que esto era lo que me gustaba hacer, me sentía conforme. Me sentía contenta con el trabajo que ejercía.
Estaba todo oscuro, muy pocos autos pasaban por estas calles. La mayoría ya dormía en su casa pero ese no era mi caso, debía trabajar todo el tiempo.
Debía pasar por un diminuto callejón que daba a mi edificio, en donde vivía con mi pequeña hermana.
El callejón era bastante alegre, la ciudad en sí lo era. Calles llenas de flores, edificios con colores cálidos y mucho arte que adornaban esos mismos lugares. Dándole un aspecto alegre.
Cada persona de aquí era pura felicidad, si mirabas a algún lado encontrarás gente feliz. Sonriendo o simplemente riendo por cosas sin sentido alguno.
Yo era muy diferente a toda esta gente, cerrada y sin expresar ningún sentimiento que no sea hacia mi hermana. Era la única a quien le abría mi corazón por completo.
Si bien tenía gente que me conocía y se preocupaba por mi nunca me había interesado, estaba muy metida en mi propio mundo donde el exterior no era algo que me importase.
Al llegar a la puerta del edificio color crema con ventanales gigantes saqué las llaves y abrí la puerta del lugar. Al entrar estaba Miguel, un hombre mayor de setenta años aproximadamente.
Era muy amable conmigo y siempre me esperaba despierto hasta que yo llegara segura del trabajo.
— Hola querida, buenas noches — me saluda con una sonrisa logrando que sus arrugas sé notasen más de lo normal — ¿Como te ha ido en el trabajo?
— Muy bien de verdad — le sonrió mientras saco dos sobres, solía ayudarlos a pagar sus impuestos— . Aquí te traje algo, lamento si no es tanto.
— Muchas Gracias — me agradeció mirándome con amor, lo adoraba a este hombre — , mi esposa y yo trataremos de pagar lo que falta. Te manda saludos.
Maria era su esposa, una mujer muy alegre que debido a una enfermedad rara estaba postrada en una cama sin poder moverse, Miguel trabajaba para poder pagar su recuperación pero no lograba poder conseguir el dinero. Meses atrás había decidió ayudarlo con varias cosas económicas, yo no tenía la mejor situación económica pero podía vivir tranquilamente.
— Dile que le mando muchos besitos — le digo mientras comienzo a ir hacia las escaleras — , espero que pueda recuperarse pronto.
— Espero lo mismo, extraño a la mujer que conocí años atrás.
No le contesté mientras subía las escaleras hasta el cuarto piso, dentro era todo muy bonito. Si bien era un edificio bastante barato por dentro era ordenado y limpio.
Al llegar abro la puerta del apartamento y me invade un olor a perfume de niña pequeña.
Hoy no la había visto en todo el día.
— ¡Zennn! — grita una pequeña niña idéntica a mi, mi hermana Minerva.
— Hola cielo — la abrazo levantándola del suelo y colocándola en mi cadera — , te extrañe mucho.
— Yo también — me contestó apoyando su cabeza en mi pecho y rodeándome el cuello con sus bracitos — , la tía Sídney se durmió en el sillón.
Siempre pasaba lo mismo, Sídney era mi mejor amiga la cual cuidaba de Minerva mientras yo iba al trabajo. Solía dormirse mirando películas y dejaba sola a mi hermana mirándola.
— Siempre hace lo mismo — digo divertida mientras la dejo en el suelo y voy a despertar a mi amiga — ¡Despiértate ya!
Ella debido al susto se levanta con los pelos todos parados y me mira con los ojos súper abiertos.
— ¿Que pasó? — me pregunta con mala cara, estaba de malhumor. Eso pasaba cuando la despertaba — . Me has despertado sin necesidad.
— Pues será que has dejado a mi hermana sola, sin que nadie la cuide ya qué tal niñera — hago comillas con mis manos — estaba durmiendo.
— No seas exagerada mujer, que dormida no estaba.
— Ajá.
Mi hermana corre hacia el salón del pequeño apartamento para seguir mirando su película, era un pequeño lugar con dos habitaciones y un baño. Tenía un concepto abierto que unía el salón y la sala de estudio, no había cocina.
Nadie en la ciudad las tenía.
Todos debíamos ir a comer al gran comedor.
Toda forma de conseguir comida estaba prohibida, para poder alimentarse debían cumplir los horarios e ir al comedor por ella, nunca había entendido la razón de eso pero tampoco me importaba mucho. El lugar era gigante y estaba abierto las veinticuatro horas del día.
Me dirijo a mi habitación mientras Sídney me sigue, al llegar se tira en mi cama y apoya todo su cuerpo en su brazo.
— ¿Día sencillo? — me pregunta mirándome mientras yo me sacaba el uniforme negro ajustado, era súper incómodo pero sabía que me quedaba bien.
— Si, sabes que no suele venir mucha gente a presentar quejas. Aquí todos están felices.
— Y como no estarlo, vivimos en un paraíso. Esta ciudad es lo mejor que existe — me dice mirándome con curiosidad.
— Esto no tiene nada de paraíso, un lugar donde la gente no tiene otra emoción que no sea la felicidad logran darme ganas de pegarme un tiro.
— No digas eso bella mía — así nos decíamos siempre — , este lugar es mucho mejor que cualquier otro.
— Eso es lo que tú dices, para mi no es de esa forma.
Me dirigí al baño para darme un ducha mientras Sídney se sentaba en la parte del inodoro para poder seguir hablando.
No existía la paz ni en mi propia casa.
— Puedes creer que Cassandra me canceló la cita — me cuenta indignada mientras suelta un bufido — , yo no merezco que me cancelen.
— Pues capaz tenía que hacer algo más importante — le contesto mientras me desvisto y abro el agua de la bañera.
— ¿Más importante que salir conmigo? — me pregunta poniéndose una mano en el pecho — Lo dudo.
— Antes de todo — digo asomando la cabeza por la cortina — ¿Quién mierda es Cassandra?
— No entiendo cómo somos amigas — me dice mientras pone los ojos en blanco — , no mereces que te cuente mis problemas.
— No tengo problema en escucharlos, pero trabajo tanto que no tengo ni tiempo de acordarme nada.
— Puede que tengas razón.
— Ya lo sabía.
La conversación sigue unos minutos hasta que rodeo mi cuerpo con una toalla y coloco una en mi cabello. Voy hacia el lavamanos y me cepillo los dientes, coloco mis escasas cremas y voy hacia el armario que decora mi habitación. Es pequeña pero cómoda, que consta de una cama de dos plazas, una mesita de luz junto a un cuadro con Minerva.
En si la casa era sencilla, llevaba colores blancos que acompañaban a los muebles que tenían el mismo color. Lo único diferente era la habitación de mi hermana que tenía miles de calcomanías pegadas en la pared.
Me coloqué un conjunto de pijama, con tirantes de satén color negro. Solía vestirme bastante sencilla.
En si la mayoría de mi vestimenta eran de los mismos colores, negros, blancos y rojos. No me gustaban mucho los demás colores.
— ¿Ya te vas? — le pregunto a Sídney mientras me peino mi cabello.
—¿Puedo quedarme a dormir? — me pregunta poniendo cara de perrito mojado.
— Claro, mientras no me abraces mientras duermes.
— No prometo nada — me aclara tirándose en mi cama.
Sin contestarle me dirijo a la habitación de Minerva, que se encuentra jugando con sus autitos.
— Vamos a dormir Minerva — le digo mientras la llevo a su cama — , mañana debes ir a la escuela.
— No quiero — se niega mientras me pone mala cara — , odio la escuela.
— Irás de igual forma y lo sabes.
— Iré pero con la peor de las ondas, estoy enojada.
Minerva solía tener un carácter muy parecido al mío, se enojaba con facilidad y solo se le pasaba si le dabas de comer. Era su momento de felicidad.
— A dormir, buenas noches — la despido con un besito en la frente — . Duerme bien.
— Igualmente tú.
Apago la luz de su habitación y me voy a la mía a tratar de conciliar el sueño. Sídney se encuentra en una pose rara y con la boca abierta.
Saco mi celular de mi cartera y le saco una foto, solía hacerlo para extorsionarla.
...
Los días pasaban muy rápido, la mayoría de nosotros estábamos perdidos en las fechas y horas. Ninguno se tomaba el tiempo de fijarse, vivían sin preocupaciones.
Hasta yo lo hacía en cierto modo, este lugar te daba la posibilidad de hacerlo sin preocuparte.
No recordaba que fuera así años atrás, si bien mi pasado era confuso y muy complicado para yo poder entender, no me acordaba de que tuviéramos tantas libertades. Mi cerebro lograba recordar lo que le parecía más importante, descartando todo tipo de contenido innecesario o no importante.
No sabía si a los demás les pasaba lo mismo, prefería guardar todos mis pensamientos y preguntas para mi misma.
Capaz llegaban a tratarme de loca solo por esto.
...
Aquí les traigo el primer capítulo que tanto quería mostrarles, capaz les parecerá aburrido pero es muy importante conocer a cada personaje que apareció en este capítulo.
Presten atención a todos los detalles, son súper importantes para la trama.
Recuerden que nada es lo que parece y los sorprenderé.
Gracias por leer🤍🕊
Instagram: wattpadsky._
¡Por ahí comunico cuando subo capítulo!
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