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Capítulo 7

El chico se acercó hasta donde se encontraban sus dos mejores amigas. Ahora era el momento, debía hablarle de nuevo a Allie. Le dolía no haber hablado con ella en tanto tiempo y sabía que no tenía que ignorarla... Pero el amor era así y cuando no eres correspondido, es más duro aún.

─Hey, Javi. Cuánto tiempo... ─dijo Allie, rompiendo el hielo.

La tensión era demasiado palpable en ese momento, pero ninguno, ni siquiera Lucía, decidió comentar sobre ello. Decidieron con las miradas no ponerle importancia, así que continuaron hablando porque, ¿quién sabía? Igual hasta arreglaban todo lo que había ocurrido.

─Sí, mucho, la verdad ─dijo, sonando algo indiferente a la situación, pero él solamente estaba fingiendo para que no se notase tanto que la había echado muchísimo de menos─. Venís de clase de arte, ¿no? ¿A vosotros os han mandado también un trabajo de fotografía?

─Sí, también nos lo han mandado.

─Supondré que te has apuntado a la parte voluntaria, como antes te gustaba tanto... Antes de eso, ya sabes...

─Sí, Javier, me he apuntado. Ya tengo suficiente con lo que cargar, no me hagas recordar el pasado de nuevo, por favor.

Pero aunque sus amigos creyesen que ella ya no pensaba en ese pasado, seguía haciéndolo. Día a día. Minuto por minuto. Pero ella lo disimulaba con una sonrisa en la cara y un optimismo diario.

─Lo siento, no era mi intención, Allie. ─Se disculpó, arrepentido de haber dicho eso.

Lucía observaba impaciente la conversación de sus mejores amigos, pero era demasiado aburrida. Por no mencionar que la tensión iba aumentando a cada segundo que pasaba y aunque hubiese sido su culpa que ahora ellos dos se encontraran así, no le apetecía escucharlos ni tener que aguantar la tensión del momento sin decir nada, ya que no tenía ni idea de cómo entrar en la conversación. Finalmente, se decantó por sumergirse en su cabeza y desaparecer un segundo de esa situación.

"Oh, están hablando del trabajo que nos ha mandado Luke... Que mono es, ay. Tiene unos ojos tan... Tan bonitos, tan expresivos y pf, ese piercing. Es que me ponen demasiado los tíos con piercings. ¡Y con tatuajes! Madre mía. Pero, ¿qué estoy diciendo? Por Dios, ¿desde cuándo pienso tanto yo en un tío? Debería olvidarle... Porque al fin y al cabo, nunca le voy a conseguir...".

─Esto... ─Javi se rascó la nunca, nervioso─, estaba pensando en si querías quedar algún día para hacer el trabajo juntos. Solo si quieres...

─No lo sé. Tengo muchos otros trabajos que hacer y no tengo casi tiempo. Además, aún tengo que ver de qué tema voy a hacer el proyecto ─respondió, fría.

─Bueno, si eso ya te llamaré.

─Genial. Ahora nos tenemos que ir. Vamos, Lucía. ─Allie cogió a Lucía del brazo y ésta se despertó de su sueño con Luke, confusa de lo que estaba pasando.

¿De qué habrían hablado mientras que ella fantaseaba?

Allie comenzó a bajar las escaleras al recreo lo más rápido posible, aunque con cuidado de no caerse. Lucía seguía anonadada por la reacción de su amiga y necesitaba explicaciones ya de ya.

─Al, ¿me vas a explicar qué coño ha pasado ahí para que estés tan alterada? ¡Ni que te hubiese intentado violar! ─exclamó Lucía que intentaba no tropezarse y caerse por las escaleras. Qué sutil era su amiga.

─Eres tonta, eh. A ver, es que no sé, ha sido tan extraño... Parecía como que no nos conocíamos de nada, como si yo le gustase a él y me estuviera pidiendo una cita.

─Espera, ¿¡has dicho una cita!?

─No grites, coño... Y sí, he dicho una cita. No digo que me haya pedido una cita ni mucho menos... Bueno, quizás. ¡No sé! Ha sido muy raro.

─Yo me he perdido algo... ─Lucía susurró, más bien hacia ella misma, cuando ya llegaron al final de las escaleras.

─Pero si estabas ahí, tía.

─Mi cuerpo estaba ahí, que es diferente. Mi mente, en cambio, se encontraba en otro lugar, un lugar bonito...

─Vale, ya lo pillo, estabas soñando con Luke ─dedujo Allie, antes de que Lucía terminase la frase─. De verdad, últimamente dices y haces cosas impropias de Lucía Morales. ¿Debería preocuparme?

─Tranquila, no te preocupes. Soy siempre así cuando estoy enamorada, Allie Winston ─respondió, siguiéndole el juego a su mejor amiga.

─Siempre lo estás... Venga, vamos al baño. Necesito mojarme un poco la cara porque sigo alucinada por lo que acaba de pasar, de verdad.

Se aproximaron a los baños que se encontraban cerca de las escaleras y entraron. Estaba completamente vacío. O eso parecía. La chica de pelo rubio se empapó la cara con agua congelada y se quedó observando su reflejo, con ambas manos apoyadas sobre el lavamanos de granito. Su reflejo; cansado, triste, destrozado.

─Al, ¿estás bien?

─No, no estoy bien ─confesó, al fin.

─A ver, cuéntame.

─Creo que es por Javi. ¿Y si sí que le gusto y que lo que quería es una cita? ¿Y si no son solo imaginaciones mías, Lucía?

─No sé, pero si le gustases yo creo que te lo diría. Él es así de sincero y lo sabes. Y, además, no tienes porqué estar mal por eso. Es solo un chico. Y sé que es tu mejor amigo, pero seguro que con el tiempo se le pasa.

─Es que... No es solo eso, Lu.

Nicky se encontraba en uno de los cubículos, pero al parecer las dos chicas que habían entrado no se habían dado cuenta. Por la voz podría decir que eran Allie y Lucía, sus compañeras de clase. Decidió no hacer nada de ruido y escuchar la conversación. Sabía que no debía, pero ella era así: una cotilla. Y cada vez que tenía la oportunidad de descubrir cosas sobre la gente, no la desaprovechaba.  

─Vale. ¿Qué más te pasa? ¿O no quieres hablar de ello? ─Colocó una mano en la espalda de Allie, un gesto que sabía que le confortaba cuando estaba mal.

─Claro. ¿Qué va a ser? Lo de Mike...

Al oír el nombre de su novio, Nicky se sobresaltó. Hizo un poco de ruido, pero las chicas ni se inmutaron. Menos mal, porque si le hubiesen pillado habría quedado muy mal.

─A ver, Allie, mírame. ─Lucía giró a su mejor amiga para que estuviesen cara a cara─. Ya sé que te habré dicho un millón de veces que te olvides de él, porque es un cabrón y lo sabes y, aparte, esta con la Nina esa, ¡o como sea que sea su maldito nombre! Y sé que no es fácil, pero estoy aquí para ayudarte, ¿vale?

Cuando Nicky oyó esto puso cara de desprecio. ¿Cómo no podía saberse su nombre? Al menos ella se había molestado en aprenderse el suyo. Y encima llamaba cabrón a su novio. Que zorras. ¿Quiénes se creían que eran?

─Ya, lo sé, Lu. Pero ya sabes que lo he intentado una y mil veces y no puedo olvidarle. Y es que encima va y se va con la guarra esa...

¿Había oído bien? Sí, le había llamado guarra. A Nicky le entraron ganas de salir del baño y decirle unas cuantas cosas, pero decidió quedarse dentro y vengarse de otra manera.  

─Allie, escúchame. Seguro que encontrarás a un chico millones de veces mejor que ese pronto, alguien que sepa siquiera que existes, que te valore y que te quiera y trate como te lo mereces, porque vales muchísimo y te mereces a un tío genial.

─Pues yo eso lo veo difícil, Lu. Nadie me ha pedido salir ni nada en mi vida, así que no creo que ahora de repente me lluevan los tíos. Si soy fea, pues soy fea, no hay nada que se le pueda hacer.

─¿Otra vez con eso? Mira que eres pesadita, eh, guapa. ─Las dos sonrieron un poco y al ver lo triste que estaba su mejor amiga, Lucía la abrazó─. Y ya verás que sí, que un chico genial vendrá y te hará feliz.

─Ya, bueno... Aún así, no es el tema que más me importa ahora mismo.

Ya está, lo había confesado. Necesitaba hablar de ello con su mejor amiga porque de verdad que le estaba matando por dentro, necesitaba liberarlo de una vez. Se separaron del abrazo.

─¿Entonces qué es lo que más te importa ahora mismo?

 ─El concurso.

─¿El de fotografía?

─Sí...

─Querrás ganarlo, ¿no?

─Por supuesto, Lucía. Por supuesto que quiero ganarlo, es algo súper importante para mi y aunque solo sea un concurso así es como quiero empezar a cumplir mi promesa... ─El dolor volvía, junto con las lágrimas, que le empezaron a nublar la vista una vez más.

─Lo sé... Seguro que lo ganarás, eres muy buena en eso y lo sabes.

No podía más. Las lagrimas ya caían solas, lloraba desconsolada. No podía con ese dolor, quería quitárselo de encima. Necesitaba quitárselo de encima. Pero una cosa que sí que sabía era que ese dolor que sentía, fue millones de veces más intenso el día en que ella murió, y ese dolor consiguió soportarlo. Así que si pudo con ese dolor, podía con todo.

─No lo sé... Pero tengo que conseguirlo, tía. Me da igual que se lo prometiese hace muchos años y también me da igual que ella no esté aquí para ver cómo cumplo esa promesa, lo voy a hacer igualmente.

─Bien, así me gusta. Tienes que ser fuerte siempre y aún así ya sabes que me vas a tener a mi a tu lado en todo momento.

Ella asintió y se volvió a lavar la cara para que no se notase tanto que había llorado. Cuando ya no se notaba tanto, salieron del baño como si no hubiese pasado nada, con una sonrisa plasmada en la cara de ambas.

Cuando ya estaba segura de que esas dos habían salido del baño, Nicky salió del cubículo en el que llevaba un rato escondida, escuchando la conversación.

─Joder, me estaba empezando a asfixiar ahí dentro, ya era hora de que saliesen. Pero bueno, ha merecido la pena ─se dijo a sí misma, mientras que una pícara sonrisa crecía en su cara.

Miró a un lado y al otro antes de salir de los baños para asegurarse de que no estaban fuera de ellos y finalmente salió a hurtadillas y se reunió de nuevo con Mike en el campo de hierba, donde se encontraba con todos sus amigos. Cómo no, estaban fumando marihuana, como llevaban haciendo desde hacía unos cuantos días. No les importaba nada que les pillasen porque que les mandasen a casa era, en realidad, una ventaja para ellos.

─Ya has tardado, eh. Pensaba que te habías muerto ahí dentro, o algo ─refunfuñó el chico, claramente malhumorado.

Evadía cualquier mimo que su novia intentaba darle, no le apetecía estar con ella en ese momento. A veces podía ser muy pesada. Y, aunque se hubiese preocupado por su tardanza en el baño, por otra parte lo había estado agradeciendo porque había podido estar un buen rato sin su presencia.

─Lo sé... Perdóname. Ha habido un pequeño contratiempo, si así se le puede llamar y eso ha hecho que me retrase. Aunque la verdad, ha merecido la pena ─confesó Nicky, desistiendo de sus intentos de acercarse a su novio, ya que este se alejaba cada vez más de ella.

─Vale. Y, ¿me vas a contar o vas a seguir con esa sonrisa malvada que has traído contigo?

─Sí, perdón. He estado escuchando conversaciones y eso ha hecho que no pueda salir del baño.

 ─O sea, ¿estabas espiando?

─No. Bueno, algo así. Ellas entraron al baño cuando yo iba a salir del cubículo, pero al darme cuenta de que estaban hablando de algo interesante decidí no salir e interrumpir porque entonces me llamarían cotilla. Cosa que soy, pero al menos no lo saben. Y, además ni se han dado cuenta ni ha sido mi culpa. Eso les pasa por no mirar antes.

─Eres muy mala... ¿Y quiénes eran las chicas?

─Estoy muy segura de que eran Allie y Lucía. Por las voces un poco y también porque he oído que una le llamaba Lu a la otra, y alguna vez en clase le he oído llamarle así.

─Ah. Pues no tengo ni idea de quienes son, aunque tampoco me importa.

─Van a nuestra clase, Mike...

─¿En serio? Ni idea. Nunca las había notado ahí. Eso es que serán las dos feas o unas frikis.

─Ya veo... Bueno, eso da igual.

─¿Y de que hablaban?

─Eso ya te lo contaré, cuando tenga un plan preparado...  

 ─¿Un plan? ¿De qué coño hablas?

─Nada, Mike, cosas mías ─contestó la chica, indignada por su tono de voz.

*****

Nada más llegar a casa Allie se encerró en su cuarto, sin ni siquiera haberle dirigido cuatro palabras a su madre en el viaje de vuelta a casa. Se apoyó contra la puerta de su habitación al cerrarla y se dejó caer hasta el suelo, resbalando por la lisa madre de ésta. Su madre se había vuelto a ir y, como todos los días, su padre aún no había llegado a casa, por lo que aprovechó para llorar como nunca lo había hecho. Desde el momento que había tenido con Lucía en el baño, había estado reteniendo las lágrimas, pero ahora no había nadie que la abrazase. Se sentía sola. Una mano descansaba sobre su pecho y con la otra se secaba las lágrimas que caían descontroladas. Le dolía el corazón.

El tiempo se pasó. No sabía cuánto rato había estado llorando, pero ya no le quedaban más lágrimas por llorar, así que se levantó y se dirigió a la caja que aún yacía en el sofá, donde la había dejado hacía unas semanas. Ni se había inmutado de que estaba ahí, pero ahora que se había dado cuenta decidió abrirla. Cogió la misma foto que esa vez, la de las dos niñas en la playa, y la colocó en el marco de su tocador. Se sentó delante, al igual que siempre hacía y sonrió tristemente, recordando aquel día como si hubiese sido ayer. Quería revivirlo; pasar un día más con ella. La necesitaba.

─Perdóname por llorar siempre..., es algo que ya no puedo evitar. Y aunque ya haya pasado casi un año, siento como si hubiese pasado ayer. Ojalá estuvieses aquí para poder contarte todo lo que me ha ocurrido... Tal y como hacía antes. ─Hizo una pausa─. ¿Sabes? Mamá y papá ya no han vuelto a ser los mismos desde que tu te fuiste, están discutiendo constantemente por cosas que ni tienen sentido me duele verlos así y no poder contárselo a nadie; aún no se lo he contado a Lucía y creo que Javier no es una opción en estos momentos. Aunque no es solo que discutan... También pasan de mi mucho, porque la mayoría del tiempo están o trabajando o peleando, pero sobretodo es papá quien ya no me hace caso. Es como que no sabe que existo. ─Allie se levantó para sentarse en el sofá y miró por la ventana, como siempre hacía desde aquel día.

Se puso a pensar en el tema de su trabajo de fotografía, pero la inspiración en ese momento era mínima. Pero necesitaba pensar en eso, no quería pensar en el resto de cosas que la martirizaban.

"Igual puedo hacer de los niños pequeños y sacarles fotos en el parque... No. Qué soso. Quiero algo bonito, que nadie vaya a hacer. Pero... ¿el qué? Bah, voy a salir a ver qué encuentro por ahí y si eso ya se me ocurrirá algo. Necesito aire fresco". Se levantó de nuevo y se preparó para salir.

Cogió su cámara y se fue hasta el parque que se encontraba cerca de su casa. Había en él un lago en el que se podía pasear en barca y donde habitaban cientos de patos y de cisnes, que daban vida a ese paisaje tan monótono. Se sentó en uno de los bancos que se encontraba frente al lago y esperó a que la inspiración apareciese. Entonces, vio a una pareja de cisnes que se escondían tras los juncos. Hacían un perfecto corazón cuando juntaban sus cabezas y eso hizo que Allie tuviese una idea asombrosa.

"Amor sobre agua. ¡Sí! Ese va a ser mi tema. Genial". Antes de que los cisnes se separaran, tomó un millón de fotos. Luego ya elegiría las mejores. Siguió sacando a los demás patos que estaban juntos e incluso sacó fotos de una pareja de novios que paseaba en uno de los barcos. Ellos, extrañados, se acercaron a Allie.

─Hola, pequeñaja ─saludó el hombre con una sonrisa─. Hemos visto que estabas sacándonos fotos y a los patos también y nos preguntábamos para qué las querrías ─continuó, siempre manteniendo un tono amable.

─Sí, lo siento, si no queréis que os saque las puedo borrar.

─No, no pasa nada, puedes quedártelas. Pero, ¿para qué quieres las vas a utilizar?

─Es para un trabajo de clase y he decidido que mi tema iba a ser Amor sobre agua. Y cuando os he visto juntos pues he pensado que podría hacer también de parejas en las barcas.

─Oh, eso está muy bien. Si quieres nos puedes sacar más, estaríamos encantados ─recalcó la mujer.

─Vale, muchas gracias ─Allie les sonrió agradecida.

─No hay de que ─respondió el hombre mientras se alejaba con la barca para que pudiese sacar las fotos.

Allie les dio indicaciones durante unos minutos y entre risas y fotos se les pasó el rato. Cuando creyó tener todas las fotos necesarias, se despidieron y ella comenzó a buscar a otras parejas para sacar fotos, ya fuesen personas o animales. Entonces tuvo una idea.

Se aproximó al pequeño muelle donde se ataban todas las barcas que se utilizaban a lo largo del día para los paseos, y al fin encontró al señor que se encargaba de ese pequeño negocio.

─Hola, señor. Perdone, ¿en este lago se puede bucear?

─Claro que sí, bonita, pero tiene un horario especial. ─Rió el señor. Tendría unos sesenta años; el pelo ya lo tenía completamente canoso y caminaba despacio con su gran tripa cervecera. Parecía ser bastante agradable─. Justo mañana se puede de cinco a ocho, son solo cinco euros y te dejamos un traje de buceo de tu talla.

─Oh, genial. Pues mañana me pasaré por aquí, entonces.  Muchas gracias, adiós.

─De nada, hasta mañana.

Se despidieron con una amable sonrisa. Esa tarde había animado a Allie y eso le agradaba. La fotografía le relajaba tanto como para hacerle olvidar todo. Además, ya tenía lo que quería, el siguiente día conseguiría el resto de fotos. Por el camino también sacó a algunas parejas, con el lago como fondo.

Llegó a casa y vio que alguien había llamado al teléfono un par de veces. Lo cogió y escuchó el mensaje de voz que había recibido. Era de Javier.

─Bueno, veo que no estás en casa... Esto, no quiero ser pesado ni nada pero, ¿quieres quedar para hacer el trabajo mañana o algo? Es que lo he pensado y nos hemos distanciado un poco y ya sabes que no quiero perderte, enana. Solo quedar como amigos, ya sabes, como antes. Llámame cuando lo escuches, adiós.

Bip, bip, bip. El mensaje había finalizado. Tenía toda la razón. Ella tampoco quería perderle a él... ¿Le llamaba? Le llamó.

─Allie, por fin. ¿Donde andabas?

Allie dudó por un momento. ¿Cómo coño había contestado tan rápido? Javier tenía la respuesta, una que ella no iba a recibir. Se pasaba el día con el teléfono esperando esa llamada que Allie le prometió... Y que nunca llegó.

Eh, pues... Estaba en el parque.

─¿Y qué hacías ahí?

─Estaba sacando fotos para el trabajo.

─Oh, ¿entonces no quieres venirte? ─dijo, con un tono de voz entristecido.

─Depende de que día sea.

─¿Mañana? Como el jueves es fiesta pues he pensado que igual podíamos ir y quedarnos algo tarde si hacía falta.

─No sé, a las cinco iba a ir al lago a bucear, para poder sacar fotos de debajo del agua. Si quieres, puedes venir.

─¿Cuánto cuesta?

─Cinco euros, pero no tienes que venir si no quieres.

─Claro, mañana a las cinco en el muelle, ¿de acuerdo?

─Perfecto. Ah, y si te vas a meter no olvides llevar la cámara de agua, no vaya a ser que te equivoques de cámara y...

─No, tranquila. Bueno, pues genial. Hasta mañana, entonces.

─Sí, hasta mañana.

Los dos sonrieron como bobos, cada uno a un lado de la línea. Unos segundos pasaron hasta que Allie colgó, con un gran suspiro. Cerró los ojos y meditó por un momento lo que acababa de pasar.

─¿¡Qué coño acabo de hacer!? ─gritó, sin importarle lo más mínimo si los vecinos la escuchaban o no.

Se tiró sobre su mullida cama y se cubrió el rostro con las manos. Otro suspiro.

 ─Gilipollas. Eso es lo que soy. Madre mía, a saber si intenta besarme... Buf, bueno ya habrá que verlo.

De repente se escucharon los portazos de un coche y Allie se levantó intuitivamente de la cama para mirar la hora. Qué extraño.

─¿Eh? ¿Qué hacen llegando tan temprano?

Se levantó y caminó de puntillas hasta la puerta. Podía oír los gritos de sus padres hasta desde el jardín. ¡Cómo gritaban! Por la proximidad de las voces, dedujo que estaban subiendo las escaleras. Agudizó el oído para escuchar bien lo que decían.

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