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Capítulo 4

Nicky no paraba de toser. Ya había alejado esa cosa asquerosa de su boca y se había prometido un millón de veces que no lo volvería a probar. Mike la consolaba, asegurándole que eso era normal y que después de unos días se acostumbraría y ya no tosería más. En ese momento su novia la miró extrañada.

─No, porque no voy a seguir fumando. Está asqueroso y da mucho dolor de garganta.

─Marcos, ¿sabes lo que necesita probar ésta? ─preguntó Mike a su amigo, ignorando completamente lo que Nicky acababa de decir.

El aludido le miró y sonrió levemente, entendiendo de lo que hablaba su amigo. Metió la mano en el bolsillo trasero de su pantalón y sonrió satisfecho al encontrar lo que estaba buscando.

─Sí, tío. Todavía tengo aquí un poco del fin de semana pasado y como tenemos una hora de recreo nos da tiempo suficiente a hacernos uno.

─No, ahora mejor no. Esperemos hasta mañana y así conseguimos una más suave, no vaya a pasarle algo en medio de clase.

─Como quieras, tío. Luego llamo a éste para que me pille una más suave y mañana te lo traigo liado y todo.

 ─Genial. Ahora Nicky, vuelve a probar, después de unas caladas ya verás que no toses más.

Nicky se dio cuenta de que estaban hablando de drogas, seguramente de marihuana, cosa que ella no quería probar. Dijo que haría cualquier cosa por él, pero esto era demasiado, podría morir solo por consumir algo de eso. Nunca se puede saber con certeza, y ella no quería ser la estúpida novia que la palmó al minuto de fumar un poco de droga, de la que se olvidarían al día siguiente. No. Pero seguro que Mike le iba a obligar a hacerlo así que no tenía otra opción, pero no perdía nada por intentar evitarlo.

─Que ya te he dicho que... ─Pero no terminó la frase.

Mike le empezó a besar y después de unos minutos le obligó a levantarse de su sitio. Ella hizo caso y se levantó. Él metió la mano al bolsillo y sonrió, para después sacarla y entrelazarla con la de su novia para llevarla lejos de ahí.

*****

Allie respiró hondo varias veces y finalmente reunió el coraje suficiente para pedirle a Javier que hablasen en privado él y ella. Empezaron a pasear sin rumbo, hablando de cosas insignificantes y acabaron llegando a un sitio donde absolutamente nadie les veía y a donde nadie iba en los recreos.

─Bueno, Al, ¿qué era de lo que querías hablarme? ─preguntó Javier, impaciente.

Ambos se sentaron en el banco que estaba ahí vacío y Allie le cogió una mano y sonrió tímidamente. De pequeños siempre que se iban a contar algo importante se cogían de las manos y Allie añoraba eso.

─No sé cómo decirte esto... ─suspiró ella.

Entonces Javier comprendió que no iba a ser algo fácil de decir. A parte de que a Allie, la que decía todo lo que pensaba sin problema alguno, no se atrevía a soltar algo; le había cogido de las manos, cosa que él recordaba que hacían cuando se contaban algo de pequeños. Claro que en ese entonces eran estupideces como que habían perdido el bolígrafo que se habían prestado o cosas así.

─¿El que, cielo? ─Él trazaba pequeños círculos en la mano de su  mejor amiga para intentar calmarla aunque fuese un poco.

 ─Pues verás... ─Volvió a suspirar─ Yo nunca me he dado mi primer beso y tú tampoco... ¿No? ─Soltó al fin Allie en voz baja mientras se mordía el labio y bajaba la mirada a sus manos enredadas.

─Eh... No, yo tampoco he dado mi primer beso. ─Ahora el que suspiró fue él. Se pasó la mano libre por el pelo─ He tenido alguna oportunidad, pero quería esperar a la persona indicada... ─confesó Javi con ojos brillantes, apretándole la mano a Allie.

En ese momento él deseaba que se diese cuenta de que con esa persona se refería a ella. Quería que ella fuese su primer beso y su último. Y si esto era lo que él pensaba, si ella estaba pidiéndole eso, él lo haría encantado, porque eso es lo que él había soñado durante años.

─Pues he pensado que... Bueno, quizás tú querías que... Nos besáramos. O sea, tú y yo. Solo por probar, ya sabes. Para tener nuestro primer beso con alguien de confianza y... ─Allie empezó a hablar cada vez más rápido debido a su nerviosismo─. Claro que no tiene que ser ahora mismo, puede ser cuando tú quieras y donde tú quieras... Aunque supongo que no querrás porque, o sea, mírame y además quieres que sea con la indicada así que... Mira, da igual, olvídalo, he sido una estúpida.

─Allie, Allie, relájate... ─Colocó sus manos sobre los hombros de ella para hacer que se relajara y le mirara a los ojos.

Quería gritarle que para nada era lo que ella pensaba. Que era muchísimo más de lo que ella se podía imaginar, que no era fea, que era la chica más hermosa que había visto jamás y que la amaría hasta morir, pero sabía que no podía.

─Sí, lo siento...

─No tienes que pedir perdón, tonta. Y respecto a tu propuesta, creo que no estaría nada mal... ─Javier se vio interrumpido por alguien que gritaba su nombre. Era Alex.

¿Por qué? ¿Por qué tenía que irrumpir su momento más valioso? Ese chico sí que sabía cuando aparecer para joder un buen recuerdo. Más le valía que fuese algo importante de verdad porque si no lo iba a matar, en serio.

─Ups, lo siento si estabais... ─Carraspeó antes de continuar hablando─, haciendo algo. Pero tengo que hablar con Javi, urgentemente.

Lucía apareció corriendo por la misma esquina por la que acababa de venir Alex. Apoyó sus manos en sus rodillas, claramente cansada de la carrera que acababa de pegarse corriendo detrás de aquel chico, que iba más rápido que la luz.

─Bueno, si eso luego te llamo y lo hablamos, ¿vale, Allie?

─Sí, vale, genial... ─Allie sonrió nerviosa antes de que los chicos se marcharan, corriendo como vino Alex.

Cuando Lucía se aseguró de que los dos chicos estaban fuera de su vista, corrió ansiosa hasta donde su mejor amiga estaba sentada, cabizbaja.

─¿Qué tal?¿Qué ha pasado? ¿Qué le has dicho? ¿Qué te ha dicho? ¿Te ha dicho que sí? ¿Te ha dicho que no? ¿Habéis hecho algo? ¿Te ha besado? Más importante, ¿te ha tocado el culo? ¿Estáis saliendo? ¿Os vais a casar y tener pequeños Allies y Javis? ─preguntó Lucía sin parar y soltando un grito que casi dejaba sorda a su mejor amiga.

Allie empezó a reírse y abrazó a Lucía para que se quedase quieta y dejase de brincar como una loca. Ella, como si le leyese la mente a su mejor amiga, cesó de saltar y la abrazó de vuelta.

─No hemos hecho nada. Le he dicho a ver qué le parecía pero me he puesto nerviosa. Me estaba contestando y creo que hasta me iba a besar, pero en ese justo y preciso momento va y aparece Alex.

─Jo ─comentó Lucía, desilusionada─. Bueno, al menos ha dicho que te va a llamar, eso es una buena señal, ¿no?

─Sí, supongo, tu sabrás mejor que yo de esto. Aunque, después de esto ya no me parece TAN importante lo del beso... Sin más, creo que antes he tenido una pequeña crisis nerviosa y ya está. Tenías razón con lo de que me llegará cuando me toque y supongo que eso pasará.

─No seas tonta. Ya le has dicho a Javier eso, si le dices ahora que no quieres, que te lo has pensado mejor, le vas a hacer mucho daño.

─Ya, bueno... Buf, no sé. Cambiemos de tema, por favor.

─Bueno, vale.

─Gracias. Oye, ¿tú sabes por qué ha venido Alex a por Javi?

─No sé, solo ha mencionado que tenía que decirle algo muy importante... Yo le he dicho que os deje en paz, pero se ha levantado tan rápido que he tenido que correr detrás suya, pero como puedes ver, mucho no he logrado hacer... Lo siento. ─Lucía respondió, jugando con sus manos, poniéndose nerviosa.

─Oh... Bueno ya le preguntaré luego a Javi. Pero no pasa nada que haya aparecido, ya te he dicho que no me parecía tan importante ya...

─Lo sé. Bueno, tú me has dicho que cambiemos de tema así que ahora cambiamos de tema. Vamos a alegrarte esa cara.

─Vale. ─Se cogieron de la mano y empezaron a pasear, como estaban haciendo al comenzar ese largo recreo.

Comenzaron a hablar de sus veranos. A dónde habían ido, qué habían hecho, a quiénes habían conocido...

─Bua, no te he contado, tía, no te lo vas a creer. ¡Conocí a un chico cuando fui a Hawái!

 ─Como siempre, Lu, como siempre... ─Allie se burló de su mejor amiga, aunque ambas sabían que lo hacía de broma.

─¡Calla y escucha! Bueno, él hablaba inglés pero también sabía algo de español, pero como yo soy súper inteligente pues nos entendíamos a la perfección. ─A esto, las dos amigas rieron─. Entonces un día vino a mi chalet de noche y yo estaba en la terraza leyendo, porque no tienes ni idea de lo maravilloso que es leer con el atardecer a tus pies. Creo que me enamoré de esa playa. Y bueno, al bajar la vista de mi libro lo vi ahí y me pidió ir a dar un paseo antes de que anocheciese completamente así que fuimos y después de un rato andando por las playas vacías me pidió bailar... ¡Qué romántico, Allie! Parecía de película, tendrías que haberlo visto. A partir de ahora voy a ir más a esa playa para poder verlo. Mi propio amor de verano, ¿te lo puedes creer?

La familia de Lucía era algo rica, así que se podían permitirse viajes como tal cada verano. Y siendo ella, Allie sabía que convencería a sus padres para volver ahí, la conocía demasiado bien.

*****

La chica no estaba segura de a dónde le llevaba su novio, pero confiaba en él. Aunque después de un rato se dio cuenta de que la gente los miraba durante mucho rato y eso hizo que comenzara a ponerse de los nervios.

─Mike... ¿A dónde vamos?

Él se detuvo en seco y se puso en frente de su novia, acercándose lo máximo posible a ella. La agarró de la cintura y apretó sus cuerpos, queriendo deshacerse de cualquier espacio que los separara aunque fuesen unos meros milímetros. Nicky estaba empezando a asustarse. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué actuaba así?

─Ahora lo verás, preciosa...─Sonrió genuinamente y la volvió a coger de la mano. Ya no había nadie que les viese.

Escasos minutos después llegaron a los vestuarios antiguos del polideportivo. Ya nadie los usaba, por lo tanto era el sitio perfecto para estar a solas.

─¿Por qué me has traído aquí? Esta todo muy sucio. Qué asco... ─Se quejó Nicky pasando un dedo por uno de los bancos y viendo todo el polvo que se le quedaba en el.

Hizo un ruido que sonó como un arcada, para dejarle ver a su novio que no quería estar en ese sitio tan sucio.

─Tu tranquila, confía en mi. ─Mike se dirigió a las taquillas y comenzó a abrir una por una con cuidado para no hacer mucho ruido. Después de abrir tres o cuatro encontró lo que quería─. ¡Ajá! Aquí estás...

Sacó una manta de color azul marino, que era bastante grande. La extendió por el suelo y le llevó a Nicky hasta ella, que se dejaba hacer de todo, aún anonadada por la situación.

La sentó en ella y empezó a besarla, cada vez más intensamente. Sus bocas se abrieron y sus lenguas se encontraban, la de él en desesperación y la de ella seguía sus movimientos. Nicky ya entendía todo, pero ella no quería eso en ese momento.

"Joder, joder, que me da algo. Mi primera vez... No, no, tengo que decirle que no. Pero... Uf, no puedo. Sé que quiero hacerlo con él pero no pensé que ocurriría tan temprano. ¿Qué hago?" Nicky pensó en diferentes cosas que hacer pero ninguna era válida. Al final decidió dejar pasar los minutos para ver si de verdad ocurría lo que ella estaba pensando. Igual solo quería besarla pero que nadie les viese. ¡Pero qué decía! Eso era estúpido.

Mike se quitó la camiseta mientras que tumbaba a Nicky lentamente en esa vieja manta. Le empezó a levantar la camiseta lentamente, pero su cuerpo actuó antes que su cerebro y ella se levantó, quedándose sentada sobre la manta con su novio extrañado sentado al lado suya. Pero él no hizo caso y terminó de quitarle la camiseta con delicadeza.

"No, no, Nicky, no. Bueno ya es tarde para decirle que no..." pensó ella mientras que Mike le desabrochaba el sujetador. Ahora sí que se estaba poniendo nerviosa.

Él le empezó a hacer de todo pero ella no sabía cómo responder. Aunque su cuerpo respondía por ella. Ella ya estaba sudando y de su boca se escapó algún que otro gemido involuntario.  Le tembló todo el cuerpo cuando se dio cuenta de que estaban ambos en ropa interior y que él estaba encima suya, sujetando su peso sobre sus manos que estaban colocadas a ambos lados de la cabeza de su novia. Él comenzó a besarla en el cuello y su respiración junto a la de ella comenzó a acelerarse, pero cada una por motivos totalmente distintos.

─Nicky... Es tú primer vez, ¿verdad?

Estaba avergonzada de que se hubiese dado cuenta, pero eso a él no le importó. No era a la primera a la que le quitaba la virginidad. Ella asintió y él le sonrió para que se relajase.

─Pues tu tranquila... Ya lo hago yo todo.

Nicky no dejaba de pensar en todo. Los nervios se le acumulaban en el vientre y por un momento creyó que se volvía loca. Pero pronto los pensamientos de Nicky se desvanecieron. No podía pensar en nada, solo pensaba en que él estaba dentro suya. Él lo hacía suave, con delicadeza, para no hacerle daño a Nicky. Nadie les podía oír, estaban aislados del mundo y lo único que existía en ese momento eran ella y él. Relajados, tranquilos, disfrutaban del momento juntos.

─Mike, no podemos volver así a clase... ─señaló Nicky cuando ya habían terminado.

─Ya lo sé, por eso he escogido este sitio, por las duchas...

─Pero... ¿tienes toallas?

─Claro, tonta. ─Se levantó y sacó dos toallas de la misma taquilla que antes.

Se ducharon en un abrir y cerrar de ojos y llegaron a donde se encontraban antes, como si nada hubiese pasado justo cuando el timbre sonó. Ese recreo había sido intenso.

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