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Capítulo 12

La semana se pasó rápido, era viernes al fin; último día de clase antes de las vacaciones que tan solo duraban una semana. Y aunque todos pensasen que una semana era poco tiempo de vacaciones, les daba igual, porque necesitaban una pausa de todo, incluida Allie. No tenía nada de ganas de ir al instituto, pero debía hacerlo. Se levantó desganada, y se marchó al colegio con su madre, sin dirigirle una palabra. Estaba harta de esa rutina.

Por suerte, las horas se pasaron rápido y después de clase Allie recibió una llamada de un número desconocido. Con tanto desgaste por los exámenes y los trabajos, a la chica no se le ocurrió quién podría ser, por lo que al cogerlo no tenía ni idea de quién iba a estar llamándola.

─¿Sí?

─¿Allie? ─preguntó una voz conocida al otro lado del teléfono.

Allie sonrió al escuchar su voz. Había estado pensando en él estos días, pero con el paso de las horas comenzó a perder la esperanza, pensando que nunca la llamaría. Pero esa llamada le devolvió toda la alegría que tuvo el día que le conoció.

─Oh, Jake. ¿Qué tal?

─Genial. ¿Tú qué tal? ¿Estás mejor?

─Sí. Bueno, aún me duele el cuerpo un poco, pero por fin tengo unos días de vacaciones para descansar, olvidarme de todo y pasarlo bien.

─Pues a ver si se te pasa pronto el dolor, bonita. ¿Y qué vas a hacer durante estos días?

─No lo sé todavía, porque mi mejor amiga se va a su pueblo a ver a sus abuelos, así que no sé... ¿Tú que vas a hacer?

─Quedar contigo, si quieres.

─Claro que quiero... ─Una sonrisa se apoderó de ella y las mariposas que el otro día invadieron su estómago, revoloteaban más fuerte aún.

─Perfecto. ¿Quieres quedar hoy? ─El chico también tenía una sonrisa pintada en la boca.

Estaban ambos igual de nerviosos e ilusionados. Pero los dos aún tenían dudas sobre lo que el otro podía sentir. Millones de dudas se formaban en las cabezas de los dos jóvenes, pero decidieron apartarlas a un lado y descubrirlo por sí mismos.

─Por supuesto. ¿Dónde quieres quedar?

─¿En el parque de skate?

─Vale. A las cinco y media estaré allí. Hasta luego ─dijo Allie, súper contenta de que iba a ver a Jake otra vez.

¿Qué podía ponerse? Quería estar guapa por él, pero tampoco quería ir arreglada. Quería llevar algo casual, con lo que se sintiese guapa y segura. Ja. Nunca se iba a sentir así en su vida, pero había que intentarlo.

─Aquí te espero. Estoy deseando verte... Hasta luego.

Allie colgó el teléfono con una sonrisa aún más grande en la cara. No se podía creer que eso acabase de pasar. Se pellizcó el brazo para asegurarse de que no estaba en un sueño y, en efecto, eso acababa de pasar en la realidad. Miró su reloj. Eran las tres y media, aún tenía dos horas para estar lista y llegar hasta allí. No estaba muy segura de cómo ir, pero siempre podía usar el navegador del móvil, aunque para eso necesitaría un poco más de tiempo. Corrió a su armario y empezó a lanzar ropa a diestro y siniestro, intentando encontrar el conjunto perfecto.

Después de un rato creyó encontrar el conjunto perfecto para su cita. Porque era una cita, ¿verdad? Claro que lo era. Hacía calor, por lo que escogió ponerse unos shorts vaqueros con un crop top blanco de encaje y una chaqueta de cuero negra, que seguro que le daría calor, pero de alguna manera debía tapar sus brazos. Se calzó unos botines negros de tacón y se maquilló ligeramente: raya negra, rímel y algo de colorete. Volvió a mirar el reloj. Eran casi las cinco. ¿Cómo había tardado tanto tiempo en hacer tan poco? Cogió su móvil y buscó la dirección del parque de skate. Cuando ya estaba segura de cómo ir, cogió sus llaves y salió de casa, pero antes se miró dos veces en el espejo para asegurarse de que iba bien vestida. Antes de irse cogió también las gafas de sol, con este tiempo, las iba a necesitar.

Allie llegó al parque de skate cuando dieron las cinco y veinte. Llegó temprano, pero por suerte no tuvo que esperar, porque Jake ya estaba allí haciendo skate con los amigos del otro día. Se acercó a las pistas para ver mejor a Jake haciendo skate. Era increíble lo que podía hacer y ella quería llegar algún día a hacer eso. Pocos minutos después, Jake reparó en la chica, que le observaba curiosa. Él se detuvo y caminó hacia ella.

La tarde se les pasó volando. Al principio, ambos estaban muy nerviosos y tímidos, pero gracias a los amigos de Jake y sus estúpidos comentarios, consiguieron soltarse con facilidad y rapidez. Como Allie no podía usar el skate por los zapatos que llevaba y porque aún seguía con dolor por la última caída, Jake le estuvo haciendo demostraciones de cómo se utilizaba y luego pasaron el resto de la tarde a solas, mirando el anochecer, entre risas y tonterías.

Al final, acabaron quedando todos los días del puente. Por suerte, el resto de días Allie llevó vans y Jake llevó su skate de repuesto para enseñarle a Allie a manejarlo. Ninguno de los dos habían pasado tardes mejores que esas. Realmente, se estaban enamorando el uno del otro, pero los dos tenían miedo de confirmarlo. Se conocían desde hacía una semana. Pero el tiempo engañaba, y sentían que se conocían desde hacía años. Pero, cuando era amor, al fin y al cabo, nada importaba. Lo único que importaba era que las dos personas que se querían estaban juntas y eso era todo. Y ellos dos, podían estar juntos. E iban a estarlo.

*****

─Buenos días, dormilona ─saludó una voz ya muy conocida para Allie en el otro lado de la línea, una voz que había echado de menos durante la noche.

─Buenos días, tonto ─respondió la chica, con voz de recién levantada.

─Hoy es el último día de puente.

─Lo sé. ─La chica suspiró, triste.

Quería que todos los días fuesen como habían sido todos los anteriores. Quería poder verle cada día, estar con él, abrazarlo y reírse con él. En tan poco tiempo se había convertido en alguien tan importante para ella que había veces que ni siquiera se lo creía, creía que era todo un sueño y que pronto debería volver a su amarga realidad. Pero no era así. Esa era su realidad y aunque el resto de cosas en su vida fuesen desagradables, sabía que podía contar con Jake cuando quisiese, y eso le hacía la chica más feliz del mundo. ¿Le quería? Sí. Mucho. Pero, ¿cómo podía querer a una persona que casi ni conocía? No lo sabía, pero tampoco quería buscar una explicación para ello. El amor a veces hacía cosas inesperadas, y esa era una de ellas.

─Y por eso, tengo una sorpresa para ti.

─¿En serio? ¿Cuál? ─La voz de la chica pasó de estar triste a estar intrigada.

No quería esperar a ver la sorpresa que le tenía preparada. ¿Qué podría ser? Quería descubrirlo, pero sabía que iba a tener que esperar hasta la tarde para poder averiguarlo, porque Jake no se lo iba a decir.

─Ah, ya lo veras. Nos vemos a las cinco en donde siempre. Ahí te espero.

─Jo, no me dejes con la intriga...

─Estoy deseando verte ─dijo él, al igual que le dijo el primer día que habían quedado.

Había evitado lo que Allie le había dicho, pero ella sabía que lo hacía a propósito. Una sonrisa invadió su rostro de nuevo. No sabía cómo lo hacía, pero ese chico le conseguía sacar sonrisas con cualquier cosa.

─Y yo a ti. Hasta luego... ─respondió la chica, sin borrársele la sonrisa.

El chico colgó primero, con la sonrisa aún en la cara también. Eran tal para cual. Sabía que lo que tenía preparado iba a encantarle. Pero primero quería saber algo de ella. Sabía que no iba a ser fácil y que probablemente ella no lo confesase, pero había que intentarlo. Sonrió de nuevo y comenzó a preparar su sorpresa.

*****

─¿Dónde está la sorpresa? ─preguntó Allie impaciente.

Ya eran las siete y él había evitado el tema durante esas dos largas horas. La chica se había preparado especialmente para ese momento. Llevaba el mismo maquillaje de siempre, pero esta vez había decidido vestirse con un vestido negro, decorado con un estampado de flores rojas, un collar dorado y los mismos botines que llevó el primer día que quedaron. Y, cómo no, la chaqueta de cuero que tanta falta le había hecho esos días.

─Vamos un rato al parque y nos sentamos en la hierba, ¿vale? Y después de eso, te juro que te enseño tu sorpresa.

─Vale, confío en ti ─respondió Allie sonriendo, pero los dos sabían que la intriga estaba consumiendo a la chica por dentro.

Jake la cogió de la mano y siguieron andando. La chica se sonrojó al notar la suave piel del chico rozar con la suya, pero dejó su nerviosismo de lado y le cogió igual de fuerte que le cogía él a ella. No quería soltarle nunca y él a ella tampoco.

─Oye... No me vas a contar lo del otro día, ¿verdad? ─preguntó Jake al fin, rompiendo el silencio.

─¿Qué del otro día? ─Allie sabía que se refería a lo de las vendas, pero prefirió actuar como si no supiese nada de lo que el chico decía.

─Lo de tus brazos... ¿Por qué has hecho eso?La chica se paró para responder. Bajó la cabeza, avergonzada y arrepentida por lo que había hecho.

─Para desahogarme... ─confesó la chica, tras un suspiro─. Mis padres estaban peleando y mi padre culpó a mi madre de la muerte de mi hermana. Y lo escuché todo, y me quedé fatal después... A parte de que ya lo estaba por lo de mi hermana y por todas sus peleas. Vi la cuchilla y pues... Ocurrió. Lo hice sin pensar. Y el día que nos conocimos tu y yo lo volví a hacer. De verdad que no querría hacerlo más, pero es lo único que tengo, lo único que me llena. Me relaja.

─Joder... Lo siento por lo de tu hermana ─dijo, levantándole la cabeza a Allie para poder mirarla a los ojos─. Eres una chica preciosa y encantadora y no te mereces eso, Allie. Cuando te conocí la primera vez parecías tan fuerte, no me esperaba esto para nada, pero entonces te lo vi cuando caíste y entendí que las personas que aparentan ser las más fuertes con en realidad las más delicadas... No lo hagas otra vez, por favor.

─Es fácil decir eso, Jake... Pero créeme que, aunque lo haya hecho solo dos veces, no es nada fácil dejar de hacerlo. Me lo prometí y se lo prometí a mis mejores amigos, pero es lo único que me acompaña cuando estoy a solas...

─No te digo que sea fácil, Allie, me lo puedo imaginar. Pero, por favor, inténtalo. Por mi. Sabes que yo te ayudaré en lo que sea.

─Vale, lo intentaré. Pero tampoco te puedo prometer nada. Y gracias, en serio...

Jake asintió, y abrazó a la chica para reconfortarla. Era hora de darle su sorpresa. Al menos eso le animaría. Sacó un momento el móvil y le mandó un mensaje a Adrián. Unos minutos después el móvil de Jake sonó.

"Está todo listo, podéis ir viniendo. Buena suerte :)"

Jake agradeció la ayuda a su amigo y dirigió a Allie a donde habían estado yendo todos los días que habían quedado. Donde se quedaban juntos cada tarde para ver el anochecer.

─Tapate los ojos ─dijo el chico cuando ya estaban cerca del lugar.

─Supongo que es para mi sorpresa. Ya era hora... ─respondió ella con una sonrisa y tapándose los ojos con las manos.

─No hagas trampas eh, que me enfado sino.

─Claro que no, tonto.

Jake guió a Allie hasta el lugar para que no se cayese. Al llegar, le ordenó que se quitase las manos de la cara para poder ver lo que le tenía preparado. Al verlo, la chica se sorprendió. Tenía una sonrisa de oreja a oreja. Un picnic. Con su comida preferida. Nunca habían hecho nada igual por ella y no quería que nadie más lo hiciese. Quería que esta sorpresa solo se la hiciese Jake, que fuese única, íntima. Se giró y abrazó al chico.

─Eres el mejor.

─Tampoco te pases. Hala, vamos a cenar.

Los chicos se sentaron y cenaron juntos. Se miraban de vez en cuando y compartían sonrisas. Allie sentía tantas mariposas en su estómago que al fin concluó que no eran mariposas, sino que eran abejas asesinas o algo parecido, porque lo que sentía no era ni medio normal. Pero le gustaba. Le gustaba pasar tardes así con Jake. Pero, ¿sentiría él lo mismo o la vería solo como una amiga? Jake se hacía la misma pregunta. Una pregunta que ese mismo día iba a ser resuelta.

─Gracias. Estaba todo riquísimo.

─No me las des. En realidad, ha sido mi madre la que ha cocinado casi todo.

─Pues luego le dices de mi parte que es una excelente cocinera.

─Se lo diré. ─El chico se levantó y se sentó al lado de Allie, para así mirar los dos al anochecer que estaba ya llegando.

Los dos se miraron con una sonrisa en la cara. Y entonces, por fin, se fundieron en un beso que habían estado esperando los dos desde el día que se conocieron. Los labios de Jake eran suaves sobre los de Allie y las abejas asesinas se habían vuelto locas ahora en su estómago. Se dejó llevar, besando al chico al que amaba, de vuelta. Porque lo amaba. Y él a ella.

En ese momento, Javi pasó por al lado de ellos dos. Al principio no estaba seguro de si esa chica era Allie o no. Cuando la pareja se separó del beso, confirmó que era ella. Continuó su camino sin que ella se diese cuenta de que había estado él ahí.

─Al ─dijo Jake, mirándola a los ojos y acariciando la mejilla de la chica.

─Dime.

─¿Sabías que tienes unos ojos preciosos? ─aseguró Jake, dándole un pico en los labios a Allie.

─¿Otra vez con eso? Son normales, como todos, no seas tonto ─respondió la chica, ruborizándose, mientras que recordaba el primer día que se conocieron.

─Tengo una pregunta que hacerte, peque.

─Vale, dime.

─¿Quieres ser mi novia?

Al oír esto, Allie se quedó casi sin respiración. ¿Había oído bien? Sí. Había oído bien. La sonrisa que nunca dejaba su rostro cuando estaba con Jake, aumentó. Seguía pensando que estaba en un sueño, pero ya había confirmado muchas veces durante esa semana que todo lo que estaba ocurriendo era la realidad.

─Sí, sí quiero. ─Allie respondió al fin.

Jake sonrió y la besó de nuevo. Estaba besando a su novia. No se podía creer que aquella chica que se sentaba a su lado era ahora su novia. Estaba tan feliz. Y Allie también estaba feliz. El chico acompañó a su novia a casa. No querían separarse, pero ambos empezaban el colegio al día siguiente otra vez, por lo que debían volver pronto a casa. Sobre todo Allie, porque sino sus padres podrían darse cuenta de que había estado pasando las tardes con un chico al que apenas conocía y que ahora era su novio. Su novio y solo suyo. Su primer novio. Estaba eufórica.

*****

Llegó el lunes por la mañana y Allie y Javier se encontraron en el aparcamiento. Javier estaba dolido, enfadado, triste. Tantas emociones a la vez que a veces ni tenía control de ellas y a un segundo podía estar llorando mientras que al otro podía estar gritándole a alguien. ¿Cómo podía haberle hecho ella esto a él?

─¡Hola, Javi! ─exclamó la chica a ver a su mejor amigo.

─¿A gusto ayer con tú novio?

─¿Qu... Qué? ─Allie se quedó sorprendida al oír esto. ¿Cómo podía él saber eso? No se lo había contado ni siquiera a Lucía. Era imposible que lo supiese.

─Sí, tú novio, con el que te estabas besando ayer.

─¿Nos viste? ─preguntó ella, sorprendida. ¿Les había espiado?─. Bueno, da igual. No sé si estás enfadado o qué, pero te lo puedo explicar.

─¿Explicar qué? ¿Que te besas con tu mejor amigo así porque sí y a los días estas ya con otro? ¿Qué más hay que explicar?

─A ver, Javi, no te enfades... Eres mi mejor amigo, no sé por qué te enfadas, no tendría que importarte eso a menos que... ─No se atrevía a decir las palabras que continuaban por miedo a que fuesen verdad.

─¿A menos que me gustes? Sí, me gustas Allie, me gustas desde hace mucho tiempo.

─¿Y por qué no me lo dijiste antes? ─preguntó, incrédula.Se le había pasado por la cabeza varias veces esa posibilidad pero nunca había querido aceptar que era realidad.

─Porque no quería separarme de ti. Sabía que si te lo decía íbamos a dejar de hablar e íbamos a dejar de ser mejores amigos, e incluso dejar de ser amigos.

─¿Por qué piensas eso? Javi, eres mi mejor amigo, nada podría cambiar eso y lo sabes. Así que no te tienes que preocupar por nada.

─Entiendo... No te voy a decir que no estés con otros chicos, porque es tú vida, pero sólo te digo que me ha dolido lo que me has hecho.

─Y lo siento, lo siento de verdad, pero no lo hice a propósito. Yo no elijo de quién enamorarme, Javi. Y no puedo disculparme por enamorarme de Jake.

─Ya... En fin, me voy a clase. Ya hablaremos.

─Vale, adiós.

Javier se marchó sin ni siquiera decir adiós, dejando a Allie en medio del aparcamiento, pensando en qué había hecho ella para merecer eso. No solo había perdido a su hermana y a sus padres, sino que iba a perder también a su mejor amigo. Si él tan solo le hubiese dicho que estaba enamorado de ella antes, habrían podido hablar sobre ello. Pero con la cabezonería de Javier era imposible hacer nada.

─¡Al! ─gritó Lucía, que acababa de llegar en el coche de su madre.

─Tenemos que hablar, Lu.

─Vale..., pero tranquila. Estás de mala leche y eso me da mucho miedo. ─Hizo una pausa para evaluar la expresión de su mejor amiga. Por primera vez en su vida, no podía descifrar qué era lo que sentía─. Anda, vamos a clase y me cuentas, que sino llegamos tarde...

Las dos corrieron hacia clase, ya habían llegado tarde un par de días y ninguna de las dos quería quedarse castigada por llegar tres días tarde.

Allie escuchaba el TIC TAC del reloj como si estuviese a milímetros de su oreja. Se estaba frustrando. Movía la pierna nerviosamente de arriba a abajo, y jugueteaba con su bolígrafo al son del reloj. Cada minuto pasaba más lento, pero su nerviosismo no hacía más que aumentar. Siguió observando el reloj, pero las agujas parecían haberse congelado. Parpadeó un par de veces para darse cuenta de que tan solo estaba soñándolo. Pero sí que parecían ir cada vez más lentas, aumentando el TIC TAC en la cabeza de Allie, mientras que la voz del profesor se distorsionaba, mezclándose con aquel horroroso sonido que la iba a acabar volviendo loca.

Por fin sonó el precioso y angelical sonido del timbre, que anunciaba el cambio de clase. Allie se sobresaltó un poco, ya que estaba tan concentrada en el reloj que no se había dado cuenta de la hora que era. Se dio la vuelta para hablar con Lucía y le hico un resumen rápido de la maravillosa semana que pasó con Jake y la pelea de aquella mañana con Javier. Justo cuando Lucía abrió la boca para responderle a su amiga, entró el profesor. Qué oportuno. Entonces se dio cuenta de que no era Luke el que había entrado por la puerta, sino que un profesor de sustitución.

─Hola, chicos. Supongo que ya sabréis que Luke está enfermo, así que he tenido que venir yo hoy. Los siguientes días no sé quiénes vendrán, pero tenéis trabajo asignado. ─Cogió un papel que guardaba doblado en su maletín y copió todo lo que decía en él en la pizarra.

Al principio, toda la clase estaba en silencio. Probablemente hablando por notitas o lenguajes de manos, pero al rato la gente se cansó de eso y se pusieron a hablar en susurros. El profesor estaba tan sumergido en su libro que casi ni se enteraba de lo que ocurría fuera de él. Lucía vio la perfecta oportunidad de responder a su amiga.

─A ver, respecto a lo de Jake: Enhorabuena y a durar. Y ahora, respecto a lo de Javi... ─Pausó un momento para ver si el profesor la estaba mirando, cosa que solían hacerle a ella, pero vio que estaba leyendo, así que continuó hablando─. Si es tú mejor amigo no se tendría que enfadar, incluso estando enamorado de ti. Porque si está enamorado de ti, todo lo que querrá es que seas feliz y si con Jake lo eres, pues ya está. A esta edad los chicos están tontos, así que si razonas un poco con él, estoy segura de que lo pensará un poco más.

Allie escuchó detenidamente los consejos de Lucía, digiriéndolos en su mente. Se giró para asegurarse de que el profesor seguía leyendo y, al ver que sí, se giró de nuevo para contestarle a Lucía.

─Gracias. Ya he intentado hablar con él, pero no me hace caso. Me ha dicho "ya", y entonces se ha ido porque tenía que irse a clase.

─Bueno pues en el recreo hablas con él y ya.

─¡Chicos, dejad de hablar ya y terminad vuestro trabajo! ─Al oír la estruendosa voz del profesor, los alumnos se alarmaron, cesando de hablar─. Luke os lo va a mirar cuando vuelva, yo os aviso, y si no lo tenéis hecho os va a suspender...

No queriendo suspender, se callaron todos y se pusieron a hacer su trabajo. El profesor siguió con su lectura, siempre con una sonrisa triunfante por haber metido miedo a aquellos adolescentes. El timbre que anunciaba la salida al recreo sonó y todos los alumnos recogieron apresurados, con ganas de salir al recreo de una vez. Empezaron a ir hasta la puerta, pero el profesor se les adelantó y bloqueó el paso.

─Eh, eh, eh. No tan rápido, chicos. Os vais a quedar unos minutos más por estar hablando.

Lo único que se oían eran quejidos y suspiros y algún "No vale, yo no he hablado...". Todos volvieron a sus sitios, irritados por la situación. Allie miró por la ventana del pasillo justo a tiempo de ver a Javier pasando por delante de ella. Javi desvió la mirada a la clase, y de las 30 personas que estaban dentro de la sala, se fijó en una. En Allie. Sus miradas se cruzaron por un segundo, pero la de Javier era una mirada diferente, desconocida... Miró al frente de nuevo, dejando a Allie con un sabor amargo en la boca.

─Bien, no quiero que esto se repita. ¿Me entendéis? Como me entere yo de que vuelve a pasar... Venga, bajad ya ─anunció el profesor.

Allie quería correr detrás de su mejor amigo, pero la expresión con la que había mirado había sido demasiado dolorosa. Había parecido como si no se conociesen de nada, como si a Javier le fuese indiferente lo que le ocurriese a Allie. ¿Qué iba a ser ahora de ellos dos? No podía perderle, pero se sentía impotente. No había nada que ella pudiese hacer para recuperar a su mejor amigo, pero aun así, estaba dispuesta a probarlo todo.

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